Decía Padre M. Nadal, padre muy espiritual
y muy docto, que “para reformar
una casa y toda una Religiòn [Congragaciòn] no es menester màs de reformarla en el silencio. Haya silencio
en casa, y yo os la doy por reformada”.
La
razón de esto es porque cuando
hay silencio en casa, cada uno atiende a su negocio a que vino a la Religiòn,
que es a tratar de su aprovechamiento espiritual.
Pero
cuando no hay silencio, entonces son las quejas, los corrillos, las
murmuraciones, las amistades particulares que se fomentan con esas
conversaciones y familiaridades; entonces es el perder tiempo y hacerlo perder
a los otros; y otros muchos inconvenientes que de esto se siguen.
Y
asì vemos, que cuando no hay silencio en casa, no parece casa de Religiòn,
si no de seglares.
Y
al contrario, cuando hay silencio, luego parece casa de Religiòn y un paraiso,
luego en entrando por la puerta, huele todo a santidad; aquella soledad y
silencio levanta el espiritu y mueve a devociòn a los que entran: (Gen. 28, 16-17): Verdaderamente el Señor mora aquì: esta es casa de Dios.
*
De
la misma manera digo de cualquier particular; refòrmese uno en el silencio, y
yo le doy por reformado. Por experiencia vemos que cuando hablamos mucho,
entonces hallamos en el examen haber caìdo en muchas culpas (Prov. 14, 23) [Donde hay mucho hablar, entonces hay
pobreza y miseria y qué llorar]. Y cuando habemos guardado bien el
silencio, apenas hallamos de que hacer examen. Dice el Sabio (Prov. 13, 3): El que guarda su boca, guarda su ànima.
Este
es la causa porqué todas las Religiones
pusieron entre sus observancias, por una de las principales, esta del
silencio. Y por eso dice Dionisio Cartusiano que dijo el Apostol Santiago (Jac. 3, 2): El que no peca con la lengua, ése es varòn perfecto. Si alguno
piensa que es religioso y no refrena su lengua, engañase, que es vana su religiòn.
Pues considere aquì cada
uno atentamente cuàn poco le pedimos para ser perfecto, y cuan facil medio le
damos papa ello. Si quereis aprovechar mucho en virtud y alcanzar la
perfecciòn, guardad silencio, que con eso dice el Apostol Santiago que la
alcanzareis.
Si
quereis ser espiritual y hombre de oraciòn, guardad silencio, que de esa manera
dicen los Santos que la alcanzareis.
Pero, tengan cuidado: la
virtud del silencio no està en no hablar. Asì como la virtud de la templanza no
està en no comer, sino en comer cuando es menester y lo que es menester, y en
lo demàs abstenerse; asì la virtud del silencio no està en no hablar, sino
en saber callar a su tiempo y en saber hablar a su tiempo. Y traen para
esto aquello del Eclesiastés (3, 7): Hay
tiempo de callar y tiempo de hablar. Y asì es menester mucha discreciòn para acertar a hacer
cada cosa de éstas a su tiempo. Poned,
Senor, guarda en mi boca. Una puerta con que se cierren mis labios (cfr. Sir. 22, 23)
AVE AVE AVE MARIA PURISIMA!
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