La abominación de la desolación
«Cuando viereis, pues, la abominable desolación predicha por el profeta Daniel en el lugar santo (el que leyere entienda), entonces… habrá entonces una gran tribulación cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá… » (Mateo 24, 15-22, y Marcos 13, 14; Lucas 21, 20).
La abominación de la desolación no consiste en las diferentes calamidades que hay en el mundo. Éstas son sólo una consecuencia de aquella.
Ni en el culto de falsos dioses o en esa falsa e idolátrica forma de adoración que se da en los diferentes encuentros interreligiosos, en ese falso ecumenismo implantado en las Iglesias Católicas.
Ni en los enemigos que cercarán la Ciudad Santa con empalizadas, la sitiarán y la atacarán por todas partes.
La abominación de la desolación es la interrupción oficial del Sacrificio de la Cruz:
«Este es el Sacrificio de nuestros altares, que entonces, en esos terribles días, será proscrito, en todas partes prohibido; y, salvo los Sacrificios, que podrán celebrarse en las sombras subterráneas de las catacumbas, quedará interrumpido en todas partes» (Cardenal Billot, S.I.)
Esta abominación ya está en curso y tiene sus fases.
- Inicio de la Abominación.
La abominación de la desolación comenzó el 13 de marzo del 2013, cuando los Cardenales, estando vivo el verdadero Papa, eligieron otro Papa, uno falso, el Vicario del Anticristo para que usurpara el Trono de Pedro. Ahí comenzó a darse el pan y el vino desprovisto de la divinidad [opiniòn no siempre convalidada por la teologia tradicional]
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Este hombre inicuo, con sus actos y nombramientos, está atrayendo sobre la Iglesia y sobre la Humanidad todo el Mal. Desde que apareció, han aumentado los pecados espirituales y materiales de la Humanidad, por todas partes se observa la corrupción moral y física, han aparecido toda clase de desastres y daños en la Naturaleza, con sus gravísimas consecuencias, y las guerras y las violencias están a la orden del día en todo el mundo.
¿Cuáles son los actos de este hombre?
Primero, la obra de teatro que hace todos los días cuando celebra su falsa misa.
Para que una misa sea válida es necesario, no sólo la materia (pan y vino) y la forma (las palabras de la consagración), sino también la intención del que celebra la misa. Para que Cristo esté en el Altar, es necesario que el sacerdote obre por el poder de la gracia. Sin esta intención en el obrar, la gracia no actúa. Dios se vincula a dar la gracia en la libertad del sacerdote, es decir, en su intención de ejercer la potestad de poner a Cristo en el Altar. Sin esta intención de la obra no se obra ni en virtud de la Iglesia ni con la potestad de Jesucristo. Libertad y gracia van siempre juntos. La gracia no actúa sin la libertad del hombre.
Pero el obrar sigue al ser.
El Vicario del Anticristo es un hereje pleno y formal, es decir, niega cualquier verdad revelada, va en contra de todos los dogmas de la Iglesia. No cree ni en Cristo, ni en la Iglesia. Y, mucho menos, en los Sacramentos. El Vicario del Anticristo está adulterando la fe, la persigue y la destruye en las almas, con las enseñanzas de su falso magisterio, y en todo su obrar en la Iglesia. Y lo hace todos los días.
Quien profesa la fe católica, tiene intención de asentir a la verdad católica, tiene voluntad de obrar esa verdad que ha aceptado en su entendimiento. Pero aquel que elige la herejía sólo asiente a su propia inteligencia u opinión. Y, por lo tanto, va a obrar su mentira, su herejía. El hereje obra como hereje. El fiel obra como fiel.
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Si el Vicario del Anticristo no cree que Jesucristo sea Dios y que Dios no es un Dios católico, es decir, niega la Divinidad de Jesucristo, el Misterio de la Santísima Trinidad y la Obra de la Redención, entonces es imposible que su misa sea válida, porque no tiene intención de hacer bajar a Cristo, que es Dios, al Altar. No puede asentir a la verdad de que en la Eucaristía está Cristo todo presente bajo ambas especies, ni que la víctima del sacrificio de la Misa sea el mismo Cristo, ni que Cristo sea el principal oferente en el sacrifico de la Misa, ni que en la Misa se ofrezca a Dios un verdadero y propio sacrifico, ni que el sacrificio de la Misa sea esencialmente la representación y renovación del sacrificio de Cristo. Estas verdades no están en la mente del Vicario del Anticristo. No las puede aceptar. Luego, su obrar es su mentira, es lo que encuentra en su mente, la cual no obedece a Dios. El Vicario del Anticristo no tiene intención de consagrar, es decir, de realizar el acto por el cual se hace presente Dios en el Altar. Y, por lo tanto, su misa es sólo una obra de teatro. Y no otra cosa.
En los Sacramentos, se suele olvidar el problema moral acerca de la intención del que lo celebra. Todos se quedan con aquello de que la eficacia de los sacramentos no depende de la fe ni de la santidad del ministro. Cosa que es verdadera, pero no es toda la verdad.
El Vicario del Anticristo es un hombre sin fe y un demonio. Pero su maldad reside en su obra, no en su falta de fe o de santidad. Y su obra viene por lo que hay en su entendimiento. Si la persona rechaza totalmente la Revelación Divina, como lo hace el Vicario del Anticristo, entonces su obra en la Iglesia es un teatro, se queda en lo exterior de las palabras y de los ritos, porque impide que la gracia se manifieste con su poder. Sólo tiene intención de decir unas palabras y de realizar una serie de ritos, pero no tiene la intención de unirse a la gracia para que se manifieste una obra divina. Si existe un defecto de intención, entonces el sacramento no es válido. El Vicario del Anticristo no es sólo un hereje, sino un apóstata y un cismático. Entonces, su intención no puede seguir la Mente de Cristo, no puede asentir a Cristo, porque está apartado totalmente de Dios y ha elegido levantar su propia Iglesia.
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Segundo, sus nombramientos episcopales son inválidos, no tienen ni tendrán ningún valor.
En la Iglesia latina la consagración episcopal ha sido reservada al Sumo Pontífice, el cual suele designar a los obispos consagrantes. Es el Papa el que elige qué sacerdote va a ser consagrado Obispo y qué Obispos lo van a consagrar. Y el Papa es Benedicto XVI, no el Vicario del Anticristo.
Además, el cismático, el hereje, el apóstata no pueden ejercer lícitamente las órdenes sagradas. Por lo tanto, para ordenar obispos es necesario que estén en comunión con el verdadero Papa, Benedicto XVI, y que obren según las leyes de la Iglesia.
2. Desarrollo de la Abominación
Aquellos que siendo sacerdotes han sido nombrados nuevos obispos por el Vicario del Anticristo, se convierten en falsos obispos, porque, primero, el Vicario del Anticristo ha usurpado la Jurisdicción del verdadero Papa y elige, sin el consentimiento del Papa, a sus sacerdotes y Obispos, que conoce bien que van a estar de acuerdo con su pensamiento de herejía y con su vida de apostasía y de cisma. El Vicario del Anticristo no va a elegir a sacerdotes santos para ser Obispos. A los santos sacerdotes los va a arrinconar, perseguir y les negará siempre la posibilidad de la consagración episcopal. Esos sacerdotes y Obispos, elegidos por el Vicario del Anticristo, van a obrar en la Iglesia de forma ilícita, por ser herejes, apóstatas y cismáticos. Segundo, es claro que en muchas nuevas consagraciones episcopales, por no decir en todas, va a aparecer un defecto en la intención, porque un Obispo hereje y apóstata no puede obedecer la Mente de Cristo ni, por lo tanto, obrar aquello que Cristo quiere. No puede dar el Espíritu Santo a los nuevos ordenandos. En consecuencia, se da la invalidez en muchas nuevas consagraciones episcopales.
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Además, está la disposición moral de cada consagrado para recibir el sacramento y, después, para ejercerlo, si la consagración fuera válida. Un hereje, un apóstata y un cismático tiene muchos impedimentos para recibir la gracia y obrar con ella.
Estos falsos obispos, sacerdotes que han sido nombrados nuevos obispos por el Vicario del Anticristo no pueden impartir el Sacramento de la Confirmación, ni pueden hacer descender el Espíritu Santo sobre un alma, ni pueden ordenar otros sacerdotes. Si los han ordenado, entonces aparecen nuevos falsos sacerdotes, los cuales no pueden administrar el Sacramento del Bautismo ni del Matrimonio, ni la unción de los enfermos, ni pueden absolver a los pecadores ni consagrar el pan y el vino, porque no tienen ningún poder divino.
Y los fieles católicos que van a misa de estos nuevos falsos sacerdotes sólo se encuentran un trozo de pan en la comunión y una obra de teatro en los Templos.
Y, en el Sacramento de la Confirmación, los fieles católicos no recibirán el Espíritu Santo, ni sus dones y carismas, de esos falsos obispos.
Estos falsos sacerdotes y falsos Obispos todo lo que hacen en Nombre de Cristo es falso, porque sin Jesús no pueden hacer nada.
Tercero, la creación de nuevos Cardenales por el Vicario del Anticristo es inválida.
Los Cardenales tienen el derecho de entrar en el Cónclave y elegir un nuevo Papa.
3. El culmen de la Abominación
Los nuevos Cardenales, creados inválidamente por el Vicario del Anticristo, son falsos y, por lo tanto, no les asiste ningún derecho para formar un Cónclave y elegir un Papa.
Si lo hacen, entonces se producirá lo peor: emergerá el Anticristo en persona. Y la multitud seguirá al Anticristo y se condenará en vida por seguirle.
El Anticristo será el que quitará el Sacrificio Perpetuo, como dice el profeta Daniel, la supresión oficial del Santo Sacrificio de la Misa. Ese quitar será fácil porque se ha seguido un plan, que poco a poco se va realizando sin que la mayoría de los católicos se estén dando cuenta, por ser tibios.
La mayor parte de la humanidad, de los fieles católicos y de los consagrados han perdido totalmente la fe en Cristo Jesús.
Los fieles, teólogos, escritores, consagrados que se definen y nombran como católicos, en los hechos no lo son. Su orgullo y soberbia les impide comprender los signos de los tiempos y lo que están viviendo en la Iglesia. No ven la falsa Iglesia. No ven la abominación, la mayor tempestad espiritual de la historia de la Iglesia y de la humanidad, que está ante sus narices. No eres católico porque te llames católico, sino porque obedeces al verdadero Papa. Eso da inteligencia para comprender lo que está pasando en la Iglesia
Los verdaderos sacerdotes, Obispos y Cardenales son todos responsables de las herejías que están en toda la Iglesia, porque siguen al Vicario del Anticristo como su Papa. Esos sacerdotes, Obispos y Cardenales, que se llaman conservadores, están excomulgados porque en cada Misa se ponen en comunión con el Vicario del Anticristo. No se puede servir a dos señores. Son, también, traidores de Cristo y están en camino de condenación eterna. Son guías ciegos que guían a una multitud de fieles ciegos, que se escandalizan por las herejías que continuamente habla el usurpador del Trono de Pedro, pero no hablan claro en medio de la Iglesia, no alzan la voz para condenar al que no tiene ninguna autoridad en la Iglesia.
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Los falsos sacerdotes, Obispos y Cardenales, que se llaman modernistas, están demoliendo la Iglesia desde dentro, sin ninguna oposición, y cada día se hacen más fuertes en su traición, porque los ciegos conservadores no hacen nada para impedir esa catástrofe.
Entonces, necesariamente se tiene que llegar a la prohibición oficial de la Santa Misa para poder dar testimonio de una nueva religión mundial. Sin esto, no hay religión mundial. Y sin el Anticristo, no es posible la prohibición oficial de la Misa.
Los ciegos conservadores, junto con los fieles católicos tibios que los siguen, están siendo arrastrados a este gran engaño, porque no tienen el coraje de permanecer fieles a la Palabra de Dios. Ya no saben obedecer a Dios antes que a los hombres. Sólo están detrás de los hombres, perdiendo la fe verdadera.
Sólo los sacerdotes, Obispos, Cardenales y fieles que renuncian a obedecer al Vicario del Anticristo forman la verdadera Iglesia, que se convertirá en la Remanente, que tienen la misión de preservar la verdad y de llevar sobre sus hombros la superviviencia de la humanidad y el derecho a la vida eterna.
