Configurados a Jesús Crucificado
Escrito
el 21 de noviembre de 1997 (fiesta de la Presentación de María
Santísima en el Templo) en Sale, Alejandría. María nos invita amorosamente a
unirnos a la Cruz de Cristo, su Hijo Amado. La aceptación de nuestras cruces
cotidianas, nuestro dolor y sufrimiento, entregando todo a Dios como ofrenda y
en reparación de las faltas y pecados propios y del mundo, en preparación de la
purificación que espera al mundo, como camino necesario de llegada al Reino de
Cristo.
Configurados a Jesús Crucificado.
«Hijos predilectos, dejaos llevar al interior del Templo celeste de mi
Corazón Inmaculado, para que Yo pueda configuraros cada vez más a mi Hijo Jesús.
Vuestra vida sacerdotal debe ser en todo conforme a la de Jesús. Él quiere vivir
en vosotros hasta su plenitud. Debéis llegar a ser su Palabra vivida y
proclamada a todos con valentía y fidelidad, de tal manera que la luz del
Evangelio pueda iluminar la densa tiniebla que envuelve la tierra. Su Amor
Misericordioso quiere manifestarse y atraer al fuego ardiente de Su Divina
Caridad a todas las almas, especialmente a las más alejadas, a las
descarriadas, a aquellas que yacen bajo la esclavitud del mal y del pecado.
Jesús obra el prodigio de la Divina Misericordia, sobre todo a través de vuestro
sufrimiento sacerdotal. Por esto ha llegado el momento en que Yo quiero haceros
a todos conformes a Jesús Crucificado.
Configurados a Jesús Crucificado, en vuestro cotidiano ministerio
sacerdotal. Han llegado los tiempos en los que vosotros, mis hijos predilectos,
debéis beber hasta el fondo el amargo cáliz que el Padre Celestial os ha
preparado. Aumentan los sufrimientos interiores, causados por vuestros propios
límites, por la miseria humana, porque experimentáis en vuestras vidas el peso
de vuestra gran debilidad. Aumentan también los íntimos dolores por causa de la
incomprensión y de la marginación de las que frecuentemente estáis rodeados. Os
pido que saboreéis también vosotros la hora dolorosa de Getsemaní.
Configurados a Jesús Crucificado, sobre todo en vuestros numerosos
sufrimientos exteriores.
Yo tengo necesidad de vuestro sufrimiento sacerdotal. También para cada
uno de vosotros he preparado el momento de vuestra personal crucifixión. Por
esto, mi pequeño hijo, te he pedido sufrir tanto, a causa de la dolorosa
operación de corazón que has debido sufrir. Me has ofrecido todo con mucha
docilidad y filial abandono y esto ha ayudado mucho el designio de mi Corazón
Inmaculado. Sobre todo por medio de los sufrimientos físicos, sobrellevados por
vosotros con docilidad y amor, Yo os configuro a mi Hijo Crucificado, mientras
estoy a vuestro lado con la misma premura con la que estuve junto a Jesús, en
los sangrientos momentos de Su Pasión y de Su inmolación en la Cruz.
Configurados a Jesús Crucificado, hijos predilectos, ahora que os
acercáis al cumplimiento de mi designio, para el cual desde hace años os he
formado y cultivado con premura y celo maternal. Valor, reemprended el camino
con confianza y esperanza. Os acercáis a momentos de gracia, en los que veréis
derramarse sobre el mundo los torrentes de la Divina Misericordia. Entonces el
mundo será purificado por este fuego Divino de Amor y será completamente
renovado, para que Jesús pueda traeros Su Reino de Gracia y de santidad, de
justicia, de amor y de paz. Por esto os pido que sigáis cada día mi acción de
Madre, que os quiere configurar a todos cada vez más a Jesús Crucificado».
Todo os ha sido revelado
Escrito el 31 de diciembre de 1997 en Milán, Italia. Este es el mensaje de
cierre que María hace a su libro, donde Ella resume el sentido de los mensajes
que a través del humilde sacerdote Don Stefano Gobbi ha estado enviándonos por
muchos años. Todo está dicho, ahora es misión de sus sacerdotes y de todos
nosotros el cumplir con sus pedidos, el renovar nuestra Consagración al
Inmaculado Corazón de María, en espera del Segundo Adviento, del Segundo
Pentecostés, del Reino Glorioso de Cristo.
Todo os ha sido revelado.
«Hijos predilectos, pasad Conmigo en la oración, en el silencio, las
últimas horas de este año que está a punto de acabar. No las paséis en la
disipación y en las diversiones, como lo hacen tantos hijos míos. Este año ha
sido particularmente importante para mis proyectos. Ahora entráis en mis
tiempos. Por eso os he trazado un camino luminoso, por el cual debéis caminar
todos, para vivir la consagración a mi Corazón Inmaculado que me habéis hecho.
Ahora todo os ha sido revelado.
-Todo os ha sido revelado: Mi designio os ha sido
proféticamente anunciado en Fátima y, en estos años, Yo lo he realizado a
través de mi Movimiento Sacerdotal Mariano. Mi designio os ha sido revelado en
su lenta preparación. Este siglo vuestro, que está a punto de acabar, ha sido
puesto bajo el signo de un fuerte poder concedido a mi Adversario. De este modo
la humanidad ha sido seducida con el error del ateísmo teórico y práctico; en el
lugar de Dios se han construido los ídolos que todos adoran: el placer, el
dinero, la diversión, el poder, el orgullo y la impureza. Verdaderamente
satanás, con la copa de la lujuria, ha triunfado en su intento de seducir a
todas las naciones de la tierra. Ha reemplazado el amor por el odio, la unión
por la división; la justicia por multitud de injusticias; la paz por una
continua guerra. De hecho este siglo ha transcurrido todo él bajo el signo de
guerras crueles y sangrientas, que han causado millones de víctimas inocentes.
Entonces la Santísima Trinidad ha dispuesto que vuestro siglo fuera puesto bajo
el signo de una fuerte, materna y extraordinaria presencia Mía. Así en Fátima he
indicado el camino que la humanidad debía recorrer para volver al Señor: el de
la conversión, el de la oración, y el de la penitencia. Y os he ofrecido como
seguro refugio mi Corazón Inmaculado.
-Todo os ha sido revelado: Mi designio os ha sido
indicado también en su dolorosa realización. La humanidad ha caído bajo el
dominio de satanás y de su gran poder, ejercitado con las fuerzas satánicas y
masónicas; Mi Iglesia ha sido oscurecida por el humo que ha entrado dentro de
ella. Los errores son enseñados y propagados, haciendo perder a muchos la
verdadera fe en Cristo y en Su Evangelio; la Santa Ley de Dios es abiertamente
violada; el pecado es cometido y con frecuencia es también justificado y así se
pierde la luz de la Gracia y de la Divina Presencia; la unidad es profundamente
resquebrajada por la fuerte contestación al Magisterio, sobre todo al Papa, y
se extiende cada vez más la llaga de dolorosas laceraciones.
Para dar a la Iglesia, sufriente y crucificada de vuestro tiempo, mi
ayuda materna y un seguro refugio, he hecho surgir el Movimiento Sacerdotal
Mariano y lo he difundido por todas partes del mundo, por medio de este Libro
mío, que os traza la senda que debéis recorrer para difundir mi Luz. Con este
Libro os enseño a vivir la consagración a mi Corazón Inmaculado, con la
sencillez de los niños, con espíritu de humildad, de pobreza, de confianza y de
filial abandono. Hace ya veinticinco años que os guío, con las palabras que he
dicho al corazón de este pequeño hijo mío, que Yo he escogido como instrumento
para la realización de mi designio materno. En estos años Yo misma lo he llevado
varias veces a todas partes del mundo, y él se ha dejado conducir dócilmente,
pequeño y temeroso, pero totalmente abandonado a Mí, como un niño en brazos de
su madre.
Ahora cuanto os debía decir os ha sido dicho, porque todo os ha sido
revelado. Así pues, en esta noche, terminan los mensajes públicos, que desde
hace veinticinco años os he dado: ahora debéis meditarlos, vivirlos y ponerlos
en práctica. Entonces las palabras que he hecho descender de mi Corazón
Inmaculado, como gotas de rocío celestial sobre el desierto de vuestra vida tan
insidiada, producirán frutos de gracia y santidad. De ahora en adelante me
manifestaré a través de la palabra de la persona y la acción de este pequeño
hijo mío, que Yo he escogido para ser vuestro guía y que ahora conduzco al
vértice doloroso de su misión.
-Todo os ha sido revelado. Mi designio os ha sido
predicho sobre todo en lo referente a su maravilloso y victorioso cumplimiento.
Os he anunciado el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo. Al final mi
Corazón Inmaculado triunfará. Esto sucederá en el máximo triunfo de Jesús, que
traerá al mundo Su Reino glorioso de amor, de justicia y de paz y hará nuevas
todas las cosas. Abrid los corazones a la esperanza. Abrid las puertas a Cristo
que viene a vosotros en gloria. Vivid la hora vibrante de este segundo adviento.
Haceos así valientes anunciadores de este triunfo suyo, porque vosotros pequeños
niños consagrados a Mí, que vivís de mi mismo espíritu, sois los apóstoles de
estos últimos tiempos. Vivid como fieles discípulos de Jesús, en el desprecio
del mundo y de vosotros mismos, en la pobreza, en la humildad, en el silencio,
en la oración, en la mortificación, en la caridad y en la unión con Dios
mientras sois desconocidos y despreciados por el mundo.
Ha llegado el momento de salir de vuestro ocultamiento para ir a iluminar
la tierra. Mostraos a todos como hijos míos porque Yo estoy siempre con
vosotros. Sea la fe la luz que os ilumine en estos días de oscuridad, y que os
consuma solamente el celo por el honor y la gloria de mi Hijo Jesús. Combatid
hijos de la Luz, porque la hora de mi batalla ha llegado ya. En el más crudo
invierno vosotros sois los brotes que se abren de mi Corazón Inmaculado y que Yo
deposito sobre las ramas de la Iglesia, para deciros que está a punto de
alcanzar su más bella primavera. Será para Ella su segundo Pentecostés. Por esto
os invito a repetir con frecuencia en los Cenáculos la oración que os he
pedido:
-Ven Espíritu Santo; ven por medio de la poderosa intercesión
del Inmaculado Corazón de María, tu amadísima Esposa.
Con el amor de una madre que, en estos años, ha sido escuchada, seguida y
glorificada por vosotros, os bendigo a todos en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo».
Lilium candidum
sanctae Trinitatis,
ora pro nobis