lunedì 1 novembre 2021

AVISOS de santa Teresa de Jesus, y Poesias

 


AVISOS DE SANTA TERESA DE JESUS

Á SUS MONJAS


La tierra que no es labrada, llevará abrojos y espinas, aunque sea fértil; ansí el entendimiento del hombre.

De todas las cosas espirituales decir bien, como de religiosos, sacerdotes y ermitaños.

Entre muchos, siempre hablar poco.

Ser modesta en todas las cosas que hiciére y tratáre.

Nunca porfiar mucho, especial en cosas que vá poco.

Hablar á todos con alegría moderada.

De ninguna cosa hacer burla.

Nunca reprehender á nadie sin discrecion y humildad y confusion propria de sí mesma.

Acomodarse á la complision de aquel con quien trata; con el alegre, alegre; y con el triste, triste: en fin hacerse todo á todos, para ganarlos á todos.

Nunca hablar sin pensarlo bien, y encomendarlo mucho á nuestro Señor, para que no hable cosa que le desagrade.

Jamás escusarse, sino en muy probable causa.

Nunca decir cosa suya dina de loor, como de su sciencia, virtudes, linaje, si no tiene esperanza que habrá provecho; y entonces sea con humildad, y con consideracion, que aquellos son dones de la mano de Dios.

Nunca encarecer mucho las cosas, sino con moderacion decir lo que siente.

En todas las pláticas y conversaciones siempre mezcle algunas cosas espirituales, y con esto se evitarán palabras ociosas y murmuraciones.

Nunca afirme cosa sin saberla primero.

Nunca se entremeta á dar su parecer en todas las cosas, si no se lo piden ó la caridad lo demanda.

Cuando alguno habláre cosas espirituales óyalas con humildad, y como discípulo, y tome para sí lo bueno que dijere.

[...]

No comer, ni beber, sino á las horas acostumbradas, y entonces dar muchas gracias á Dios.

Hacer todas las cosas, como si realmente estuviese viendo á su Majestad, y por esta via gana mucho una alma.

Jamás de nadie oigas, ni digas mal, sino de tí misma; y cuando holgáres desto, vás bien aprovechando.

[...]

Cuando estuvieres alegre, no sea con risas demasiadas, sino con alegria humilde, modesta, afable y edificativa.

[...]

En cualquier obra, y hora, examina tu conciencia; y vistas tus faltas, procura la enmienda con el divino favor, y por este camino alcanzarás la perfeccion.

No pienses faltas agenas, sino las virtudes, y tus propias faltas.

[...]

Huya siempre la singularidad, cuanto le fuere posible, que es mal grande á la comunidad.

[...]

La devocion interior no la muestre, sino con grande necesidad -Mi secreto para mí, dice san Francisco y san Bernardo.

De la comida si está bien, ó mal guisada, no se queje, acordándose de la hiel y vinagre de Jesucristo.

En la mesa no hable á nadie, ni levante los ojos á mirar á otra.

[...]

Jamás hagas cosa que no puedas hacer delante de todos.

No hagas comparacion de uno á otro, porque es cosa odiosa.

Cuando algo te reprehendieren, rescíbelo con humildad interior y exterior, y ruega á Dios por quien te reprendió.

Cuando un superior manda una cosa, no digas que lo contrario manda otro, sino piensa que todos tienen sanctos fines, y obedece á lo que te manda.

En cosas que no le vá ni le viene, no sea curiosa en hablarlas ni preguntarlas.

Tenga presente la vida pasada para llorarla, y la tibieza presente, y lo que le falta por andar de aquí al cielo, para vivir con temor, que es causa de grandes bienes.

Lo que le dicen los de la casa haga siempre, si no es contra la obediencia; y respóndales con humildad y blandura.

Cosa particular de comida ó vestido no la pida, sino con grande necesidad.

[...]

Con todos sea mansa, y consigo rigurosa.

[...]

Nunca siendo superior reprehenda á nadie con ira, sino cuando sea pasada, y ansí aprovechará la reprehension.

Procure mucho la perfecion y devocion, y con ellas hacer todas las cosas.

Ejercitarse mucho en el temor del Señor, que trae el alma compungida y humillada.

Mirar bien cuán presto se mudan las personas, y cuán poco hay que fiar de ellas, y ansí asirse bien de Dios, que no se muda.

[...]

Aunque tenga muchos santos por abogados, séalo en particular de san José, que alcanza mucho de Dios.

[...]

Tus tentaciones é imperfeciones no comuniques con las mas desaprovechadas de casa, que te harás daño á ti y á las otras, sino con las mas perfetas.

[...]

Tu deseo sea de ver á Dios: tu temor, si le has de perder: tu dolor, que no le gozas; y tu gozo, de lo que te puede llevar allá, y vivirás con gran paz.

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POESÍA I


UNOS VERSOS DE LA SANTA MADRE TERESA DE JESUS NACIDOS DEL FUEGO DEL AMOR DE DIOS QUE EN SÍ TENIA


GLOSA


Vivo sin vivir en mí,
Y tan alta vida espero,
Que muero porque no muero.

   Aquesta divina union,
Del amor con que yo vivo,
Hace á Dios ser mi cativo,
Y libre mi corazon:
Mas causa en mí tal pasion
Ver á Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.

   Ay! Qué larga es esta vida,
Qué duros estos destierros,
Esta cárcel y estos hierros,
En que el alma está metida!
Solo esperar la salida
Me causa un dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.

   Ay! Qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Y sí es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Mas pesada que de acero,
Que muero porque no muero.

   Solo con la confianza
Vivo de que he de morir;
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza:
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.

   Mira que el amor es fuerte;
Vida no seas molesta,
Mira que solo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.

   Aquella vida de arriba
Es la vida verdadera:
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte no seas esquiva;
Vivo muriendo primero,
Que muero porque no muero.

   Vida, ¿qué puedo yo darle
A mi Dios, que vive en mí,
Si no es perderte á tí,
Para mejor á El gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
Pues á El solo es el que quiero,
Que muero porque no muero.

   Estando ausente de tí,
Qué vida puedo tener?
Sino muerte padecer
La mayor que nunca ví:
Lástima tengo de mí,
Por ser mi mal tan entero,
Que muero porque no muero.

   El pez que del agua sale
Aun de alivio no carece,
A quien la muerte padece
Al fin la muerte le vale:
¿Qué muerte habrá que se iguale
A mi vivir lastimero?
Que muero porque no muero.

   Cuando me empiezo á aliviar
Viéndote en el Sacramento,
Me hace mas sentimiento
El no poderte gozar:
Todo es para mas penar,
Por no verte como quiero,
Que muero porque no muero.

   Cuando me gozo, Señor,
Con esperanza de verte,
Viendo que puedo perderte,
Se me dobla mi dolor:
Viviendo en tanto pavor,
Y esperando como espero,
Que muero porque no muero.

   Sácame de aquesta muerte,
Mi Dios, y dame la vida,
No me tengas impedida
En este lazo tan fuerte:
Mira que muero por verte,
Y vivir sin tí no puedo,
Que muero porque no muero.

   Lloraré mi muerte ya,
Y lamentaré mi vida,
En tanto que detenida
Por mis pecados está.
Oh, mi Dios, cuando será,
Cuando yo diga de vero,
Que muero porque no muero.





POESÍA IV


Alma, buscarte has en Mí,
Y á Mí buscarme has en tí.

   De tal suerte pudo amor
Alma en mí te retratar,
Que ningun sabio pintor
Supiera con tal primor
Tal imágen estampar.

   Fuiste por amor criada
Hermosa bella, y así
En mis entrañas pintada,
Si te perdieres, mi amada
Alma, buscarte has en Mí.

   Que yo sé que te hallarás
En mi pecho retratada,
Y tan al vivo sacada,
Que si te ves te holgarás
Viéndote tan bien pintada.

   Y si acaso no supieres
Donde me hallarás á ,
No andes de aquí para allí,
Sino, si hallarme quisieres
A Mí, buscarte has en tí.

   Porque tú eres mi aposento,
Eres mi casa y morada,
Y así llamo en cualquier tiempo,
Si hallo en tu pensamiento,
Estar la puerta cerrada.

   Fuera de tí no hay buscarme,
Porque para hallarme á ,
Bastará solo llamarme,
Que á tí iré sin tardarme,
Y á Mí buscarme has en tí.





POESÍA V


VILLANCICO


   ¡Oh hermosura que excedeis
A todas las hermosuras!
Sin herir dolor haceis,
Y sin dolor deshaceis
El amor de las criaturas.

   Oh ñudo que ansí juntais
Dos cosas tan desiguales,
No sé por qué os desatais,
Pues atado fuerza dais
A tener por bien los males.

   Quien no tiene sér juntais
Con el Sér que no se acaba:
Sin acabar acabais,
Sin tener que amar amais,
Engrandeceis vuestra nada.





POESÍA VI


DE LA SANTA MADRE TERESA DE JESUS SOBRE ESTAS PALABRAS: «DILECTUS MEUS MIHI»


   Ya toda me entregué y dí,
Y de tal suerte he trocado,
Que mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado.

   Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó rendida,
En los brazos del amor
Mi alma quedó caida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado,
Que mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado.

   Tiróme con una flecha
Enarbolada de amor,
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues á mi Dios me he entregado,
Y mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado.






POESÍA VIII


Á SANTA CATALINA, MÁRTIR

Quemadmodum desiderat cervus ad fontes aquarum, ita desiderat anima mea.




   O gran amadora
Del Eterno Dios,
Estrella luciente,
Amparadnos vos.

   Desde tierna edad
Tomastes Esposo,
Fué tanto el amor,
Que no os dió reposo:
Quien es temeroso,
No se llegue á vos
Si estima la vida
Y el morir por Dios.

   Mirad los cobardes
Aquesta doncella,
Que no estima el oro
Ni verse tan bella:
Metida en la guerra
De persecucion,
Para padecer
Con gran corazon.

   Mas pena le da
Vivir sin su Esposo,
Y así en los tormentos
Hallaba reposo:
Todo le es gozoso,
Quiere ya morir,
Pues que con la vida
No puede vivir.

   Las que pretendemos
Gozar de su gozo,
Nunca nos cansemos,
Por hallar reposo,
¡Oh engaño engañoso,
Y que sin amor,
Es querer sanar,
Viviendo el dolor.





POESÍA X


OCTAVA

   Dichoso el corazon enamorado
Que en solo Dios ha puesto el pensamiento,
Por Él renuncia todo lo criado,
Y en Él halla su gloria y su contento.
Aun de sí mismo vive descuidado,
Porque en su Dios está todo su intento,
Y así alegre pasa y muy gozoso
Las ondas deste mar tempestüoso.





POESÍA XXVI


VERSOS QUE COMPUSO NUESTRA MADRE SANTA TERESA DE JESUS, CON MOTIVO DE LA TRANSVERBERACION DE SU CORAZON


   En las internas entrañas
Sentí un golpe repentino:
El blason era divino,
Porque obró grandes hazañas.
Con el golpe fuí herida,
Y aunque la herida es mortal,
Y es un dolor sin igual,
Es muerte que causa vida.

   Si mata, ¿cómo da vida?
Y si vida, ¿cómo muere?
¿Cómo sana, cuando hiere,
Y se ve con él unida?
Tiene tan divinas mañas,
Que en un tan acerbo trance
Sale triunfando del lance,
Obrando grandes hazañas.


AMDG et DVM

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