COMO UNA NIÑA ENCONTRO A SU MADRE
Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente. Fue profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra.
Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas; pero que son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado!
Con una fé simple, Jeanne Marie resolvió que, costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa.
En una ocasión fué a París con su patrona, y la niña cayó enferma. por lo cual se vio obligada a ir al Hospital. Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella. Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba en la mano un franco.
Qué hizo? A dónde ir? De repente, un pensamiento cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres Almas. Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer. Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas del Purgatorio.
El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía. Al terminar el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su rostro, y se sintió totalmente perpleja.
Un joven caballero, tocado por su evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla. Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar.
De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró la confianza.
"Será un placer ayudarte" dijo." Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven conmigo". Y dicho esto le guió hasta una casa no muy lejos de allí y le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo.
En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería. "madam" dijo ella, "Me dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto".
La dama estaba perpleja y replicó: "Quién pudo haberte dicho que necesitaba una muchama? Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has encontrado con ella?:"
"No, Madam. La persona que me informó que usted necesitaba una muchama fue un joven caballero".
"Imposible!, exclamó la señora, "Ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una muchama".
"Pero madam", dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared" ése es el hombre que me lo dijo".
"No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año!
"Muerto o no" aseguró la niña," el fue el que me trajo hasta aquí, y aún me guió hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde fuera". Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las mas cercanas al Cielo.
Convencida al final de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos. "Ven, pero no como mi siriventa, sino como mi querida hija. Tu has enviado a mi queridisimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí".
12 MOTIVOS DE OIR DEVOTAMENTE LA SANTA MISA.
1) En la hora de tu muerte, las misas oídas serán tu mayor consuelo.
2) Cada misa oída con devoción será una prenda segura de perdón en la hora del juicio.
3) Por cada misa oída puedes disminuir el castigo temporal merecido por tus pecados.
4) Al asistir devotamente a la santa Misa rindes al Sagrado Corazón de Jesús, el más grande homenaje posible.
5) Por la santa Misa, nuestro Señor Jesucristo satisface por tus muchas negligencias y omisiones.
6) Te perdona todos los pecados veniales que buscas de evitar. Se disminuye el poder del demonio sobre ti.
7) Por medio de la santa misa puedes ayudar y salvar muchas almas del purgatorio.
8) Una sola misa que oyes con devoción durante toda tu vida mortal será de mayor provecho que muchas otras ofrecidas después de tu muerte.
9) De muchos peligros y desgracias te preserva Dios a causa de la santa Misa que oyes con devoción. Además se acortan los días del purgatorio.
10) Durante la santa Misa, el altar está rodeado de multitud de ángeles que asisten con suma atención al Santo Sacrificio.
11) Dios te bendice en tus empresas temporales.
12) Si, al oír la santa Misa con devoción, ofreciéndola a Dios Omnipotente en honor de algún Santo o Angel, agradeciendo al Señor por los favores concedidos a él, honras al Angel o Santo, y de este modo te haces acreedor a la especial protección de aquel Angel o Santo.
Fuente: El Amado de mi Alma (red social católica)
AVE MARIA GRATIA PLENA!
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