sabato 13 luglio 2013

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO. Domingo XV - C - San Lucas 10, 25-37 // 14.7.2013


"MAESTRO ¿QUÉ DEBO HACER PARA OBTENER LA VIDA 
ETERNA? RESPONDISTE A LOS OTROS, RESPÓNDEME A MÍ 
TAMBIÉN."

Jesús calla, y como si quisiese evitar toda discusión se dirige en dirección del muro del Templo, pero un doctor de la ley que se había sentado a escucharlo seriamente bajo el pórtico, se levanta y parándose ante Él, le dice: "Maestro ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna? Respondiste a los otros, respóndeme a mí también."
"¿Por qué me quieres probar? ¿Por qué quieres mentir? ¿Esperas que Yo digo una cosa contra la ley porque la agrego concepto luminosos y perfectos? ¿Qué está escrito en la ley? ¡Responde! ¿Cuál es el mandamiento principal de ella?"
" "Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu inteligencia. Amarás a tu prójimo como a ti mismo". "
"Bien respondiste. Haz así y tendrás la vida eterna."

"¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?

"¿Y quién es mi prójimo? El mundo está lleno de gente buena y mala, conocida y desconocida, amiga y enemiga de Israel. ¿Cuál es mi prójimo?"

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO

"Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó por las quebradas de las montañas cayó en manos de ladrones, los cuales lo hirieron cruelmente, lo despojaron de todo lo que llevaba y hasta de los vestidos. Lo dejaron más muerto que vivo en el borde del camino.
Por este mismo lugar pasó un sacerdote que había terminado su turno en el Templo. ¡Oh! ¡Todavía llevaba los perfumes del incienso del Santo! Debería haber llevado el alma perfumada de bondad sobrenatural y de amor, pues que había estado en la casa de Dios, casi en contacto con el Altísimo. El sacerdote tenía prisa en regresar a su casa. Miró al herido, pero no se detuvo. Siguió adelante, y dejó al desgraciado en el borde.
Pasó un levita. ¿Contaminarse él que debía servir en el Templo? ¡Oh, no! Se recogió los vestidos para que no se fuese a ensuciar de sangre, echó una mirada fugitiva al que gemía bañado en su sangre y apresuró su paso hacia Jerusalén, hacia el Templo.
Venía de Samaría, en dirección al vado, un samaritano. Vi sangre, se detuvo, descubrió al herido en medio del crepúsculo que caía, bajó de su asno, se acercó al herido, le robusteció con un sorbo de buen vino, dividió su manto para hacer vendas, lavó y ungió las heridas, primero con vinagre y luego con aceite, las vendó amorosamente, puso al herido sobre su jumento, guió hábilmente a la bestia, al mismo tiempo que consolaba al herido con buenas palabras, no se preocupó ni de la fatiga, ni pensó en despreciar al herido porque era de nacionalidad judía. Llegado a la ciudad lo condijo a un albergue, lo cuidó toda la noche y al amanecer, al verlo mejorado, lo  confió al hospedero, le pagó de antemano con dos denarios y le dijo: "Ten cuidado de él como si fuese yo mismo. A mi  regreso te pagaré cuanto hubieses gastado de más, y con más, si lo hubieses hecho bien". Y se fue.
Doctor de la ley, respóndeme: ¿Cuál de estos tres fue "prójimo" para con el que cayó en manos de ladrones? ¿Acaso el sacerdote? ¿Acaso el levita? ¿O mejor el samaritano que no se preguntó quien fuese el herido, ni por qué estaba herido, ni si hacía mal en socorrerlo perdiendo tiempo, dinero o poniéndose en peligro de que lo acusasen de que él hubiera sido quien lo había herido?"
El doctor de la ley responde: "Fue "prójimo" este, porque tuvo misericordia."
"Haz también tú igual y amarás al prójimo y a Dios en el prójimo y de este modo merecerás la vida eterna."

Ninguno se atrevía a hablar más. Jesús se aprovecha de ello para reunirse con las mujeres que estaban a su espera cerca del muro e irse con ellas de nuevo a la ciudad. A los discípulos se han agregado dos personas: mejor dicho un sacerdote y un levita; este muy joven, aquel de aspecto patriarcal.

JESÚS ESTÁ AHORA HABLANDO CON SU MADRE Y 
TIENE EN MEDIO A MARZIAM.

Jesús está ahora hablando con su Madre y tiene en medio a Marziam. Le pregunta: "¿Me escuchaste, Madre?"
"Si, Hijo mío, y a la tristeza de María Cleofás se ha añadido la mía. Ella estuvo llorando poco antes de entrar en el Templo..."
"Lo sé, Madre, y sé el motivo, pero no debe llorar, tan sólo orar."
"¡Oh, ella ruega mucho! En estas tardes, bajo su choza, entre sus hijos que duermen, ora y llora. La vi llorar a través de las paredes sutiles de las ramas vecinas. ¡Ver a pocos pasos a José y a Simón tan cerca y tan divididos así!... No es la única que llora. Conmigo lloró también Juana que te parece muy serena..."
"¿Por qué, Mamá?"
"Por Cusa... Se está portando... de una manera inexplicable. A veces la ayuda en todo, otras la rechaza completamente. Si están solos donde nadie los ve, es el marido ejemplar de siempre, pero si hay personas y que sean de la corte, entonces se hace autoritario y desprecia a su buena esposa. Ella no entiende el por qué..."
"Te lo diré. Cusa es siervo de Herodes. Compréndeme, Mamá  "Siervo". No se lo digo a Juana para no afligirla, pero así son las cosas. Cuando no tiene miedo de reproche o de burla del soberano, es el buen Cusa, Cuando los teme, no lo es ya."
"Es que Herodes está muy enojado por causa de Mannaén y ..."
"Es porque Herodes lo está por el remordimiento tardío de haber cedido al deseo de Herodíades. Pero Juana tiene ya muchas cosas buenas en la vida. Debe, bajo la diadema, llevar su cilicio."
"También Analía llora..."
"¿Por qué?"
"Porque su prometido se separa de Ti."
"Que no llore. Díselo. Es una resolución. Una bondad de Dios. Su sacrificio llevará nuevamente a Samuel al bien. Por ahora esto la dejará libre de presiones para el matrimonio. Le prometí llevármela conmigo. Me precederá en la muerte..."

ME PRECEDERÁ EN LA MUERTE...

"¡HIJO!..." MARÍA ESTRECHA LA MANO DE JESÚS

"¡QUERIDA MAMÁ! ES POR LOS HOMBRES. LO SABES. ES POR 
AMOR A LOS HOMBRES. BEBAMOS NUESTRO CÁLIZ CON 
BUENA VOLUNTAD. ¿NO ES VERDAD?"


"¡Hijo!..." María estrecha la mano de Jesús, con un rostro que palidece.
"¡Querida Mamá! Es por los hombres. Lo sabes. Es por amor a los hombres. Bebamos nuestro cáliz con buena voluntad. ¿No es verdad?"
María se bebe las lágrimas. Responde. "Sí" Un "sí" desgarrador.
Marziam levanta su carita y pregunta a Jesús: "¿Por qué dices estas cosas desagradables que afligen a Mamá? Yo no te dejaré morir. Como defendía a los corderos así te defenderé."
Jesús lo acaricia y para suavizar lo que ha dicho, pregunta al niño: "¿Qué estarán haciendo ahora tus ovejitas? ¿No las extrañas?"

¿SABES, MAESTRO? YO ENTIENDO LO QUE SIGNIFICA SER 
SACERDOTE EN TU NOMBRE. LO ENTIENDO MEJOR QUE LOS 
DEMÁS. ELLOS (Y SEÑALA CON LA MANO A LOS APÓSTOLES 
QUE VIENEN DETRÁS) DICEN TANTAS PALABRAS 
CAMPANUDAS, HACEN TANTOS PLANES... PERO DESPUÉS. YO 
ME DIGO: "LA HARÉ DE PASTOR COMO ME COMPORTO CON 
LAS OVEJAS ASÍ CON LOS HOMBRES. Y SERÁ SUFICIENTE".

"Por ahora soy un corderito, pero después seré pastor. Y al contrario, Jesús por ahora es Pastor y luego también Cordero. Pero tú siempre eres la Corderita sólo nuestra Corderita blanca, hermosa, querida, que da palabras más dulces que la leche. Jesús es así Cordero porque nació de ti, Corderita del Señor". "

"Oh, estoy contigo. Pero me pongo a pensar y me pregunto: "¿Las habrá llevado Porfiria a pastar? ¿y se habrá fijado porque Espuma no vaya al lago?" Espuma es muy listo, ¿sabes? Su madre lo llama, lo llama... ¡pero qué caso va a hacer! Hace lo que quiere. y Nieves tan glotona que como hasta enfermarse. ¿Sabes, Maestro?Yo entiendo lo que significa ser sacerdote en tu Nombre. Lo entiendo mejor que los demás. Ellos (y señala con la mano a los apóstoles que vienen detrás) dicen tantas palabras campanudas, hacen tantos planes... pero después. Yo me digo: "La haré de pastor como me comporto con las ovejas así con los hombres. Y será suficiente". La mamá mía y tuya me dijo ayer una cosa muy bonita de los profetas... y me dije: "Exactamente así es nuestro Jesús". Y en el corazón me dije: "Yo también así seré". Luego dije a nuestra Mamá: "Por ahora soy un corderito, pero después seré pastor. Y al contrario, Jesús por ahora es Pastor y luego también Cordero. Pero tú siempre eres la Corderita sólo nuestra Corderita blanca, hermosa, querida, que da palabras más dulces que la leche. Jesús es así Cordero porque nació de ti, Corderita del Señor". "
Jesús se inclina y le besa con gusto. Luego pregunta: "¿De veras quieres ser sacerdote?"
"¡Claro, Señor mío! Por esto trato de hacerme bueno y de saber muchas cosas. Siempre voy con Juan de Endor. Me trata siempre como hombre y muy bondadosamente. Quiero ser pastor de las ovejas extraviadas y no extraviadas; médico-pastor de las heridas y que se han quebrado algún hueso, como dice el Profeta. ¡Oh, qué hermosos!" y el niño da un brinco batiendo las manos.
"¿Qué tiene este curruca que está tan contento?" pregunta Pedro.
"Ve su camino con claridad, hasta el fin. Y consagro esta visión suya con mi "sí"."
Se detienen ante una alta casa que ni no me equivoco, está en dirección del barrio de Ofel, pero en la zona de los ricos.
"¿Nos detenemos aquí?"
"Esta es la casa que Lázaro me ofreció para el banquete de alegría. Aquí está ya María."
"¿Por qué, Señor?"
"Porque el Templo es más quisquilloso que una mujer en cinta. No quiero herirlo, y no por cobardía, mientras pueda."
"De nada te servirá. Maestro. Si yo fuese Tú, no sólo lo heriría, sino que lo echaría allá abajo del Moria, con todos los que están dentro."
"Eres un pecador, Simón. Es necesario orar por los propios semejantes, y no hay que matarlos."
"Soy pecador, pero Tú no... y deberías hacerlo."
"Habrá alguien que lo hará. Después que el pecado haya llegado a su colmo."
"¿Cuál?"
"Uno que llenará todo el Templo, desbordándose por Jerusalén. No puedes entender... Oh, Marta, ¡abre al Peregrino tu casa!"
Marta se hace reconocer y abre. Entran todos en un espacioso atrio que termina en un patio empedrado con cuatro árboles en cada ángulo. Hay una amplia sala sobre el terreno, y por sus ventanas abiertas se ve toda la ciudad con sus subidas y bajadas. Por esto puedo colegir que la casa se encuentra sobre las pendientes del sur, o sudorientales de la ciudad.

LLEGA MARÍA MAGDALENA QUE ESTABA OCUPADA EN LOS 
PREPARATIVOS Y SE POSTRA ANTE JESÚS. LLEGA LÁZARO CON 
UNA SONRISA DE DICHOSO, EN SU CARA DE ENFERMO.

La sala está dispuesta para muchos, muchos huéspedes. Mesas y mesas paralelas entre sí. Un centenar de personas pueden fácilmente acomodarse. Llega María Magdalena que estaba ocupada en los preparativos y se postra ante Jesús. Llega Lázaro con una sonrisa de dichoso, en su cara de enfermo. Entran poco a poco los huéspedes, algunos un poco cohibidos, otros con más garbo. La cortesía de las mujeres hace que todos se sientan a sus anchas.
El sacerdote Juan conduce ante Jesús a los dos que tomó del Templo. "Maestro, este es mi buen amigo Jonatás, y mi joven amigo Zacarías. Son verdaderos israelitas sin malicia y sin rencor."

ES HERMOSO QUE LA FE ANTIGUA EXTIENDA LA MANO AMIGA 
A LA NUEVA FE QUE NACE DEL MISMO TRONCO.

"La paz sea con vosotros. Estoy contento de que estéis conmigo. El rito debe de observarse aun en estas dulces costumbres. Es hermoso que la fe antigua extienda la mano amiga a la nueva fe que nace del mismo tronco. Sentaos a mi lado mientras llega la hora de la comida."
Habla el patriarcal Jonatás, mientras el joven levita mira aquí y allá curiosamente, con aire de admiración de sorpresa. Por mi parte me imagino que quiere pasar por despabilado, pero en realidad, es como un pez fuera del agua. Afortunadamente Esteban viene a su ayuda y le presenta, uno después del otro, a los apóstoles y discípulos principales.

ESTOY VIEJO... ABRIGABA ESPERANZAS DE VERTE ANTES DE 
MORIR, Y YEOVÉ ME ESCUCHÓ. ¡SEA ALABADO ÉL! HOY TE OÍ 
EN EL TEMPLO. SUPERAS A HILEL, EL VIEJO, EL SABIO.

El viejo sacerdote, alisándose la barba de nieve, dice: "Cuando Juan fue a verme a mí, su maestro, y a mostrarme su cuerpo curado, tuve deseos de conocerte. Pero, Maestro, yo casi nunca salgo de mi lugar. Estoy viejo... Abrigaba esperanzas de verte antes de morir, y Yeové me escuchó. ¡Sea alabado Él! Hoy te oí en el Templo. Superas a Hilel, el viejo, el sabio. Yo no quiero, más aun, no puedo dudar de que seas lo que mi corazón espera. Pero ¿sabes lo que significa haber bebido casi por ochenta años la fe de Israel, como ha venido transmitiéndose durante generaciones, fe de... una fabricación humana? Es nuestra sangre propia. ¡Y yo estoy tan viejo! Escucharte es como sentir el agua que brota de un fresco manantial. ¡Oh, sí! ¡Un agua pura! Pero yo... pero yo estoy lleno de agua sucia que viene de muy lejos... que se ha mezclado con tantas cosas.¿Qué haré para no estar lleno de esa agua y para que pueda gustarte a Ti?"
"Creer en Mí y amarme. El justo Jonatás no tiene necesidad de otra cosa."
"Pero pronto moriré. ¿Tendré tiempo para creer todo lo que dices? No lograré ni siquiera escuchar todas tus palabras ni conocerlas por la boca de otros. ¿Y entonces?"

"LAS APRENDERÁS EN EL CIELO. TAN SÓLO EL CONDENADO 
MUERE PARA LA SABIDURÍA. QUIEN MUERE EN GRACIA DE 
DIOS ALCANZA LA VERDAD Y VIVE EN LA SABIDURÍA. ¿QUÉ 
PIENSAS QUE YO SEA?"

"Las aprenderás en el cielo. Tan sólo el condenado muere para la sabiduría. Quien muere en gracia de Dios alcanza la verdad y vive en la sabiduría. ¿Qué piensas que Yo sea?"
"No puedes ser sino el Esperado que antecedió el hijo de mi amigo Zacarías. ¿Lo conociste?"
"Era mi pariente."
"Oh, ¿Entonces eres Tú pariente del Bautista?"
"Sí, sacerdote."
"Ya murió... y no puedo decir: "¡infeliz!" Porque murió fiel a la justicia, después de que llevó a cabo su misión y porque... ¡Oh tiempo crueles en los que vivimos! ¿No es mejor acaso regresar a Abraham?"
"Sí. Pero vendrán tiempos más crueles, sacerdote."
"¿Lo dices Tú? Roma ¿no es así?"... 
"No sólo Roma. El culpable Israel será la primera causa."
"Es verdad. Dios nos castiga. Lo merecemos. Pero también Roma. ¿Supiste de los galileos que fueron muertos por Pilatos mientras realizaban un sacrificio? La sangre de ellos se mezcló con la de la víctima. ¡Hasta cerca del altar! ¡Hasta cerca del altar!"
"Lo supe."
Todos los galileos se alborotan por esta ofensa. Gritan: "Es verdad que él era un falso Mesías, pero ¿por qué matar a sus secuaces después de que lo mataron? y ¿por qué en esa hora? ¿Eran acaso más pecadores?"

DIOS ESTÁ IRRITADO CONTRA SU PUEBLO. YO OS LO DIGO. NO 
HAY QUE CREER QUE LOS CASTIGADOS SEAN SIEMPRE LOS 
PEORES. QUE CADA UNO SE EXAMINE A SÍ MISMO, QUE SE 
JUZGUE Y QUE NO JUZGUE A LOS DEMÁS. 

Jesús pone calma y dice: "Os preguntáis si eran más pecadores que otros tantos galileos y si esta es la razón por la que fueron muertos. No. Que no lo eran. En verdad os digo que ellos pagaron, y que otros pagarán si no os convertís al Señor. Si todos no hiciereis penitencia, pereceréis de igual modo todos en Galilea y en otras partes. Dios está irritado contra su pueblo. Yo os lo digo. No hay que creer que los castigados sean siempre los peores. Que cada uno se examine a sí mismo, que se juzgue y que no juzgue a los demás. Aquellos diez y ocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató no eran los más culpables en Jerusalén. Yo so digo.Haced, haced penitencia si no queréis ser desmenuzados como ellos, y también en el espíritu. Ven, sacerdote de Israel. La mesa está preparada. Toca a ti, porque el sacerdote es siempre aquel que se le honra por la idea que representa y recuerda, te toca a ti, patriarca entre nosotros que somos todos más jóvenes, ofrecer y bendecir."
"¡No, Maestro! No ¡No puedo hacerlo ante Ti! ¡Tú eres el Hijo de Dios!"
"Y sin embargo ofreces el incienso ante el altar ¿No crees que allí también esté Dios?"
"¡Sí que lo creo! ¡Con todas mis fuerzas!"

"¿ Y ENTONCES? SI NO TIEMBLAS DE OFRECER ANTE LA 
GLORIA SANTÍSIMA DEL ALTÍSIMO, ¿POR QUÉ VAS A TEMBLAR 
DE MIEDO ANTE LA MISERICORDIA QUE SE REVISTIÓ DE 
CARNE PARA TRAERTE TAMBIÉN A TI LA BENDICIÓN DE DIOS, 
ANTES DE QUE TE SOBREVENGA LA NOCHE?

"¿ Y entonces? Si no tiemblas de ofrecer ante la gloria santísima del Altísimo, ¿por qué vas a temblar de miedo ante la misericordia que se revistió de carne para traerte también a ti la bendición de Dios, antes de que te sobrevenga la noche? ¡Oh! no sabéis vosotros de Israel, que para que el hombre pudiese acercarse a Dios y no morir, puse sobre mi Divinidad el velo de la carne. Ven, cree y sé feliz. En ti venero a todos los sacerdotes santos desde Aarón hasta el último que con justicia lo sean en Israel; a ti, porque tal vez realmente la santidad sacerdotal languidece entre nosotros como planta sin sostén."
V. 918-934
A. M. D. G. et B.V.M.

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