venerdì 14 settembre 2012

El Evangelio asì ... / Maria Valtorta. / "Por el sacrificio de esta hora, que venga tu reino al mundo y sean redimidos todos los que creen en tu Verbo"






"Porque... Yo digo: "Por el sacrificio de esta hora, que venga tu reino al mundo y sean redimidos todos los que creen en tu Verbo". También tú ora de igual modo..."


El del incienso se ofrece, como me dijiste, por la mañana y por la tarde. Todos los días a la misma hora están las víctimas sobre el altar del templo. Las víctimas por voto o expiación se ofrecen siempre. Pero las tres de la tarde no tiene ningún rito especial."
Jesús se detiene, toma al niño entre sus manos, lo levanta y así lo tiene y como si recitase un salmo. Con el rostro levantado dice: " 'Y entre las doce y las tres el que vino como Salvador y Redentor, de quien hablan los profetas, consumará su sacrificio, después de haber comido el pan amargo de la traición y dado el dulce Pan de la Vida, después de haber exprimido como racimo de uvas en la tina, y haber quitado la sed a los hombres y a las hierbas, y haberse hecho una púrpura de Rey con su sangre, haberse coronado, tomado el cetro, y colocado su trono en un lugar alto, donde lo vean Sión, Israel, y el mundo. Levantado en alto, en las tinieblas para dar luz, en la muerte para dar vida, con vestidos purpurinos de llagas sin contar, morirá a las tres de la tarde y el mundo será redimido' ".


¿VAS A SER TÚ EL QUE MUERA A ESA HORA?
YO LO SERÉ, PEQUEÑO DISCÍPULO
ESTO ES UN SECRETO ENTRE TÚ Y YO

Espantado, pálido, Marziam lo mira. El llanto se asoma a sus labios y el espanto en sus ojos. Con voz que tiembla dice: "Tú eres el Salvador. ¿Vas a ser Tú el que muera a esa hora?" Las lágrimas comienzan a bajar gruesas y penetran por su boquita que semi-cerrada, espera que se le diga que no.
Jesús dice: "Yo lo seré, pequeño discípulo. Y también por ti." Y como el niño prorrumpe en sollozos, se lo estrecha contra el corazón y dice: "¿Te aflige tanto que muera Yo?"
"Sí. ¡Tú que eres mi única alegría! ¡Yo no lo quiero! Yo... Haz que muera en tu lugar..."
"Tú debes anunciarme por todo el mundo. Está dicho. Pero escucha. Moriré contento porque sé que me amas. Y luego resucitaré. ¿Te acuerdas de Jonás? Salió más hermoso del vientre de la ballena, más descansado, y más fuerte. También Yo, y vendré al punto a donde estés y te diré: "Pequeño Marziam, tu llanto me quitó la sed. Tu amor fue mi compañero en el Sepulcro. Ahora vine a decirte: 'Eres mi sacerdote' ", y te besaré con el olor del Paraíso."
"¿Pero dónde estaré? ¿No estaré con Pedro? ¿Ni con mamá?"
"Te salvaré de las ondas infernales de aquellos días. Salvaré a los más débiles y a los más inocentes. Menos una... Marziam, pequeño apóstol, ¿quieres ayudarme a orar por aquella hora?"
"¡Sí, Señor! ¿Y los otros?"
"Esto es un secreto entre tú y Yo. Un gran secreto, porque a Dios le gusta revelarse a los pequeñuelos... No llores más. Sonríe al pensar que después no sufriré más y me acordaré tan sólo de todo el amor de los hombres, y en primer lugar del tuyo. Ven, ven. Mira que lejos van ya los demás. Vamos a correr hasta que les alcancemos." Lo pone en tierra, y cogiéndolo de la mano se echan a correr hasta que alcanzan el grupo.

EXPLICABA A MARZIAM LAS HORAS DEL DÍA
JESÚS EXPLICA LA UTILIDAD DE LA ORACIÓN EN LAS PRINCIPALES
HORAS DEL DÍA
LA UNIÓN CON DIOS SIGNIFICA TENERLO PRESENTE EN TODOS
LOS MOMENTOS PARA ALABARLO E INVOCARLO

"Pero el muchacho tiene llanto en los ojos. ¿Se portó mal? Claro que lo excusas porque eres bueno" dice Pedro.
"No, Simón. Me observó cómo oraba. Vosotros no lo habéis hecho. Me preguntó el por qué. Se lo dije. Se conmovió con mis palabras. Déjalo ahora en paz. Vete con mi Mamá, Marziam. Y vosotros escuchad, pues no os hará mal la lección."

Jesús explica de nuevo la utilidad de la oración en las horas principales del día, pero omite la explicación de las tres de la tarde y termina así: "La unión de Dios significa tenerlo presente en todos los momentos para alabarlo e invocarlo. Hacedlo y progresaréis en la vida del espíritu."
Bozra está ya cerca. Se extiende en la vasta llanura, y parece bella con sus muros y torres. El anochecer que llega convierte los colores de las casas y de la campiña en un color lila grisáceo, en que se confunden los contornos, entre tanto que rompen el silencio del campo con sus balidos y gruñidos las ovejas y cerdos, encerrados en los corrales que están fuera de los muros. El silencio finaliza cuando apenas se atraviesa la puerta. La caravana entra por un dédalo de vericuetos que no pintan ya la ciudad tan hermosa como antes se creía. Gritos, olores y fetideces de las callejuelas torcidas acompañan a los peregrinos hasta una plaza, que es un mercado, en el que hay un albergue.
Han llegado a Bozra
V. 991-995
A. M. D. G.

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