giovedì 13 luglio 2017

Así intenté matar al Papa

Mehmet Alí Agca: Así intenté matar al Papa




13 de mayo de 1981. Espléndida tarde de primavera en Roma. Veinte mil peregrinos de los cinco continentes asisten en la Plaza de San Pedro a la audiencia general de los miércoles. Un joven, mal afeitado, de tez oscura, traje gris y camisa blanca se abre paso entre la muchedumbre. Busca situarse cerca de la trayectoria que seguirá el «Toyota» blanco con el escudo pontificio que hace unos segundos salió a la plaza por el Arco de las Campanas.



El Papa viaja de pie en la parte trasera del descapotable. Le acompañan su secretario, Stanislav Dziwisz, y su ayudante personal, Angelo Gugel.



 El coche avanza muy despacio. Los fieles se abalanzan para estrechar la mano al Santo Padre. Una mujer le tiende una niña rubia, Juan Pablo II la coge en brazos, la da un beso y la devuelve a su madre.
El hombre del traje gris ha conseguido situarse a sólo cinco metros de la barrera. Ha visto la escena. Sus ojos oscuros apenas parpadean, no dejan de seguir la figura del Papa.

En su bolsillo empuña una «Browning» de mortífera eficacia. Juan Pablo II acaricia a otro niño, hace la señal de la cruz en su frente, y vuelve a incorporarse. Ha llegado el momento. Pasan 19 minutos de las cinco de la tarde. Suenan dos disparos. Todas las palomas del Vaticano alzan el vuelo. Juan Pablo II cae sobre su secretario. En su rostro se refleja un intenso dolor.




El desconcierto es total. Guardias suizos de paisano suben al coche. El conductor acelera para regresar al interior del Vaticano lo antes posible, de nuevo por el Arco de las Campanas. La faja del Papa se tiñe de rojo.



El autor de los disparos huye abriéndose paso a codazos. 


El papamovil arrancó en alta velocidad en dirección a los Servicios de Urgencias del Vaticano, donde el médico personal del Papa, Dr. Renato Buzzonetti, ya había sido llamado de urgencia.



Juan Pablo II no deja de rezar un solo instante.

Sangraba mucho y fue llevado de inmediato para el Hospital Gemelli.

 Ingresa en el quirófano en estado muy grave.



 La vida del Papa se apagaba. Luego, después de la llegada al hospital, el Santo Padre perdió la consciencia.

 Los médicos que realizaban la operación de emergencia, llegaron a confesar, tiempos después, que dudaban de que pudiera sobrevivir, debido a la gravedad de las heridas y a los serios problemas con la presión sanguínea y con los latidos cardíacos de Juan Pablo II.
 El Dr. Buzzonetti pidió al Cardenal Stanislaw que le administrara al Papa, la Unción de los Enfermos.

Fueron cinco horas extremamente tensas, de operación y de espera. El mundo entero permanecía aturdido.

Terminada la intervención de los médicos, llegó la noticia, aún en el hospital, de que el procedimiento había salido bien y de que las esperanzas de recuperación habían aumentado.



El Papa sólo pudo volver al Vaticano, algunas semanas después. Algunas complicaciones, sin embargo, lo obligaron a retornar al hospital. Fue sólo hasta el día 14 de agosto, víspera de la festividad de la Asunción de la Virgen María, que Juan Pablo II dejó definitivamente la clínica Gemelli.





Juan Pablo II sobrevivió a un atentado cobarde y mortal en un día dedicado a la Virgen María. Juan Pablo II volvió recuperado al Vaticano, en otro día dedicado a la Virgen María








En uno de los episodios más destacados de su singular historia, el turno Agca obtuvo clemencia del Sumo Pontífice. 

Lo hizo en dos ocasiones.

La primera, el 17 de mayo de 1981, cuatro días después del atentado, cuando un Juan Pablo II convaleciente en el hospital "Policlínico Gemelli" manifestaba:

"Rezo por el hermano que me ha disparado,
A quien sinceramente he perdonado".


La segunda fue en 1983, cuando recibió la visita del Papa en la cárcel. Hablaron cara a cara y en actitud casi confidencial durante 18 minutos.



S.S. JUAN PABLO II LO VISITÓ EN LA CÁRCEL, FUE UNA CONVERSACIÓN SIN TESTIGOS, EN LA CELDA; UNA VERDADERA CONFESIÓN. EL MISTERIO DEL COMPLOT SIGUE.

JUAN PABLO II Y ALÍ AGCA SE SENTARON EN SILLAS DE PLÁSTICO FRENTE A FRENTE, SUS CABEZAS CASI JUNTAS, COMO EN UNA CONFESIÓN, Y DIALOGARON EN SUSURROS.



 EN DOS OPORTUNIDADES EL PAPA CERRÓ LOS OJOS Y CASI APOYÓ SU FRENTE EN EL HOMBRO DEL JOVEN TERRORISTA DE 25 AÑOS.

AL PRINCIPIO SE TOMARON LAS MANOS; LUEGO EL PONTÍFICE APRETÓ AFECTUOSAMENTE EL BRAZO IZQUIERDO DE ALÍ AGCA Y CUANDO SE DESPIDIERON LO PALMEÓ EN EL HOMBRO. COMO RESPUESTA, AGCA HIZO UNA GENUFLEXIÓN Y BESÓ LA MANO DE JUAN PABLO SONRIENDO CON EXPRESIÓN AGRADECIDA.





El Papa se declaraba convencido de que Ali Agca no cometió el atentado "por iniciativa propia, sino que otro lo planificó, que alguien lo ordenó".


El terrorista no dudó en preguntar al Pontífice: «¿Por qué sobreviviste? Soy un buen tirador». Wojtila respondió: «Tu mano disparó, pero 0tra mano guió y  desvió la bala: La Virgen de Fátima


«Yo sé que disparé bien, miré perfectamente. Sé que el proyectil era devastador y mortal… ¿Por qué entonces usted no ha muerto?». Este le reconocería que aquella tarde nunca dudó de que había conseguido su objetivo.


"Para él, asesino profesional, era inexplicable que hubiera podido fallar el tiro y por ello quería saber sobre el secreto de Fátima", explicó el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger,


Juan Pablo II quedó muy sorprendido porque durante la visita a Agca no le pidió perdón Y lo único que éste le dijo fue: "me tienes que decir cuál es el secreto de la Virgen de Fátima".   

"Ninguna palabra de perdón. Estaba (Agca) obsesionado con lo que había leído en los diarios", señaló  el que fuera su portavoz, Joaquín Navarro Valls.



FUE LA PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO QUE UN PAPA ESTUVO FRENTE A FRENTE CON SU VICTIMARIO, Y CUANDO ABANDONÓ LA CELDA ESTABA CONMOVIDO. 

"HE HABLADO CON AGCA COMO SE HABLA CON UN HERMANO AL QUE HE PERDONADO Y GOZA DE MI CONFIANZA", DIJO. 
CUANDO SE LE PREGUNTÓ POR EL TENOR DE LA CONVERSACIÓN, CONTESTÓ: 

"ES UN SECRETO QUE NO ME PERTENECE Y QUE DEBO RESPETAR".


Juan Pablo visitó a Agca en la cárcel en 1983  e intercedió ante las autoridades italianas en el 2000 para que liberaran a Agca, quien cumplía cadena perpetua por el atentado en la Plaza de San Pedro.

El ultraderechista turco permaneció 19 años en una prisión italiana antes de ser perdonado por iniciativa del propio Pontífice en 2000. Posteriormente fue extraditado a Turquía, donde fue encarcelado por su participación, en 1979, en el asesinato de Abdi Ipecki, el director de un periódico.




Juan Pablo II lo sabía

La entrevista de Agca coincide con la inminente publicación de un libro de memorias sobre su vida, en el que el autor adelantó que revelaría todos los detalles de lo sucedido en el ataque a Karol Wojtyla en 1981.

Subrayó también que durante su encuentro de 22 minutos en la cárcel en Italia con el Santo Padre, en diciembre de 1983, éste no le preguntó nada sobre la autoría del atentado, porque según Agca, el jefe de la Iglesia católica "sabía muy bien que el Vaticano estaba detrás de ello".

Agca, de 52 años, pasó 19 años en una cárcel de Italia antes de que el presidente del país, Carlo Azegli Ciampi, lo indultara en junio de 2000, pero fue entregado a Turquía, donde le esperaba condena perpetua por varios delitos cometidos cuando era miembro del grupo ultraderechista turco 'Lobos Grises'.

Entre otras fechorías, Agca fue hallado culpable de asesinar en febrero de 1979 en Estambul a Abdi Ipekci, editor del periódico de gran tirada izquierdista 'Milliyet'.

Pero tras cumplir seis meses de cárcel, logró fugarse con la ayuda de un activista de los 'Lobos Grises' y juntos fueron a Bulgaria, entonces una de las bases de operaciones de la mafia turca.

El  lunes18 de enero del 2010 fue puesto en libertad de una cárcel próxima a Ankara, pese a que debería haber permanecido preso, al menos hasta 2017.

Agca fue trasladado inmediatamente a una oficina de reclutamiento militar para ser sometido a un examen médico y decidir si es apto para el servicio militar, porque aún no lo ha cumplido a sus 52 años.

 Y fue declarado incapacitado para cumplir el servicio militar, tras ser considerado mentalmente inestable.

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RECIENTEMENTE EN FÁTIMA Y OTROS SANTUARIOS MARIANOS HA HABIDO MANIFESTACIONES DEL SOL 











































































AMDG et BVM

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