venerdì 5 agosto 2016

La tempestad para esta generación y este mundo ya da comienzo, y se verá el hombre sin Dios sumergido en dolor, devorado por el poder del mal, al que quiso seguir y servir antes que a Dios.

EL CIELO OS AVISA EL COMIENZO 
DE LO PROFETIZADO  


16-7-2016 

En medio de las pruebas y de las tribulaciones, me das Tus consuelos para alentar mi alma y así poder cumplir lo que Me pides, y seguir así en el cumplimiento de mi misión. Amén. 

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Mi Hijo Jesús, vuestro Salvador y Señor, se goza al ver que en medio de las pruebas y las tribulaciones del alma, que son un martirio espiritual, os mantenéis Fiel y perseverante en la misión que os confía. 

Haced siempre, Mis hijitos, la Santa Voluntad del Altísimo, haced lo que Mi Hijo os diga, así estaréis siempre seguros de caminar por el sendero recto, el camino de la Salvación. 

Yo, vuestra Madre, intercedo por vosotros, los que buscáis la paz, los que cumplen con los preceptos del Señor y aman la Cruz, signo de vuestra Redención, pues por Ella, la Cruz de Mi Hijo, el martirio del cuerpo y del alma del Hijo de Dios, es que habéis sido salvados y podéis ir al cielo, habiendo alcanzado la Santidad. 

El Cielo es la Morada Santa, el premio de los justos , de los que amaron la Paz y siguieron los pasos del Crucificado, Mi pequeño Jesús, los que como Mi Hijo aman la Voluntad Santa y Divina. 

Los acontecimientos anunciados por Mi Hijo y por Mí, vuestra Madre Celestial, se están cumpliendo ya: las naciones y los poderosos de este mundo se reúnen y acuerdan tratados, pactados entre ellos mismos y con el príncipe de este mundo, para tomar el control de la humanidad y entregarla al Anticristo, que ya está operando, aunque oculto todavía para el mundo, y pronto se dará a conocer para ser visto como Dios, el Mesías esperado y anunciado en las escrituras, pues él vendrá por su propia cuenta, y el mundo lo recibirá. 
Los rumores de guerra ya no serán más rumores, pues se levanta ya nación contra nación, todo controlado por los servidores del Anticristo. 

Guerras han de venir, terremotos, hambre, peste y plagas, pues ha de cumplirse todo cuanto está escrito, y pocos han creído en la Palabra, que ES EL VERBO ENCARNADO, el Mesías enviado, y que el mundo no quiso recibir; 
por eso, ahora Dios Altísimo abandona al hombre y a las naciones para que, en medio de la tempestad, lo aclamen y se vuelvan a Él. 
La tempestad para esta generación y este mundo ya da comienzo, y se verá el hombre sin Dios sumergido en dolor, devorado por el poder del mal, al que quiso seguir y servir antes que a Dios. 

Un tiempo está determinado que sufrirá el hombre su propio castigo, que buscó a causa de su dureza de corazón y soberbia y orgullo, al haberse alejado de Dios y su Ley. 

Las grandes potencias se levantan y serán el flagelo para muchas naciones: son el látigo de Satanás. De cada nación tan solo un pequeño Resto fiel se salvará, quedando bajo Mi Poderosa protección, siendo parte de Mi Ejercito de almas para combatir Conmigo esta batalla infernal y Yo, Su Madre, aplastaré a la serpiente antigua, que busca acabar con Mis hijitos, los Redimidos con la Preciosa Sangre de MI HIJO JESÚS. 

El tiempo de calma y de paz aparente termina ya para dar comienzo a la purificación, al tiempo de angustia como no ha existido antes desde la creación del mundo

Un suceso tras otro verá esta generación, que querrá morir y escapar de la Ira de Dios. 

Vuestro mundo cambiará en unos instantes, ya no habrá paz y tranquilidad, pues ésta sólo la encontrarán las almas puras, las de corazón sincero, las consagradas a Mi Corazón Inmaculado, habiendo sido selladas dentro del Sacratísimo Corazón de MI HIJO JESÚS, para ser Luz y guía en medio de esta obscuridad. 

Estas almas encontrarán consuelo dentro de la gran purificación, porque han amado la Cruz del Salvador; y la Cruz es dolor y gozo a la vez. Vosotros, los que habéis sabido recorrer el Via Crucis con Mi Hijo, y en este caminar os habéis ido purificando de vuestras faltas y habéis mostrado amor a la Cruz, que es la Voluntad del Padre, sois vosotros, Mis hijitos, el gozo y la alegría de Mi Corazón, sois bálsamo para Mi Corazón traspasado y el Costado abierto de MI Hijo, que sangra por Su Iglesia. 

Comienzan ya las calamidades y castigos anunciados y tan despreciados: el mal parecerá ganar terreno, la Apostasía irá aún más en aumento, hasta desenmascararse en el Culto Divino, pero Dios ya no está en esa Iglesia: Dios esta con los suyos, los que huyeron Conmigo al desierto. 
Cuando pareciera que el mal cubre la tierra, que la Apostasía aumenta y los malos son más malos y parecen triunfar sobre el bien, en medio de grandes conflictos, la densa tiniebla que cubrirá la tierra, se disipará por siete días, anunciando en el cielo la Cruz Gloriosa y Victoriosa de Mi Hijo Jesús, la Cruz en el cielo que os anuncia EL GRAN AVISO de Dios, como último acto de su Bondad y gran Amor a los hombres, pues sin este acto de Amor y Gran Misericordia muchas almas se perderían. 

Este acontecimiento será el principio de la gran purificación, dolor de dolores, para todos los hombres que han ofendido a Dios. 

Dios llamará al corazón de cada hombre, sin importar sus creencias: hará esto como un último intento de hacer volver a las almas a Él, dándoles a conocer su existencia Divina, su Amor y su Fidelidad. 
Respetará, Dios, una vez más la libertad de cada hombre, y cada quien actuará y decidirá por su vida, SALVACIÓN ETERNA O CONDENACIÓN ETERNA. 

Vosotros, los que sois lámparas de Mi Corazón, iluminaréis con el ejemplo de vuestras vidas, dando testimonio de la Verdad, estando unidas y crucificadas con Cristo, contribuyendo en el misterio de la Redención, siendo UNO CON CRISTO, en una misma Voluntad con la Trinidad Divina. 
Haced todo lo que Mi Hijo os diga a vuestros corazones, estando en oración, en adoración Eucarística, en comunión con la Trinidad. 

Cuando la confusión os llegue, INVOCAD EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, llamadme a Mí, que Soy vuestra Madre y nunca os abandono ni os dejo desprotegidos. 

Conmigo ganaréis la batalla contra el enemigo de Dios. 

Os doy Mi Bendición de Madre, mi Amparo Divino y Mi protección Maternal.

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Madre del Salvador y Madre nuestra, de Tu mano nunca nos perderemos del camino al cielo. Protégenos en estos tiempos de grandes pruebas y tribulaciones para el alma, que contigo huimos al desierto y buscamos Tu protección y amparo celestial. Dentro de Tu Inmaculado Corazón enséñanos a Adorar a Jesús e ir al Padre, en el Fiel cumplimiento de Su Voluntad Santa y Divina. Amén.


AVE MARIA PURISSIMA!