sabato 25 giugno 2011

A Jesùs y la Virgen con s. Brìgida (1)

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"(...) Pero tú, hija mía, a quien he elegido para mí y con quien hablo en el Espíritu,
¡ámame con todo tu corazón, no como amas a tu hijo o a tu hija o a tus padres sino más
que cualquier cosa en el mundo! Yo te creé y no evité que ninguno de mis miembros
sufriera por ti. 

Aún amo tanto a tu alma que, si fuera posible, me dejaría ser de nuevo
clavado en la cruz antes que perderte. 

Imita mi humildad: Yo, que soy el Rey de la gloria y
de los ángeles, fui vestido de pobres harapos y estuve desnudo en el pilar mientras mis
oídos oían todo tipo de insultos y burlas. 

Antepón mi voluntad a la tuya porque mi Madre,
tu Señora, desde el principio hasta el final, nunca quiso nada más que lo que yo quise. Si
haces esto, entonces tu corazón estará con el mío y lo inflamaré con mi amor, de la
misma forma que lo árido y seco se inflama fácilmente ante el fuego.

Tu alma estará llena de mí y Yo estaré en ti, todo lo temporal se volverá amargo para
ti, y el deseo carnal te será como el veneno. 
Descansarás en mis divinos brazos, donde
no hay deseo carnal sino sólo gozo y deleite espiritual. Ahí, el alma, colmada tanto interior
como exteriormente, está llena de gozo, no pensando en nada ni deseando nada más que
el gozo que posee. Por ello, ámame sólo a mí y tendrás todo lo que desees en
abundancia. ¿No está escrito que el aceite de la vida no faltará hasta el día en que el
Señor envíe lluvia sobre la tierra según las palabras del profeta? 

Yo soy el verdadero profeta. Si crees en mis palabras y las cumples, ni el aceite ni el gozo ni la alegría te
faltarán jamás en toda la eternidad."


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