venerdì 8 giugno 2012

"La Maravilla del Sacerdocio" de Hugo Wast


Para qué hacen falta los sacerdotes?

MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES tomado de el diario| EL UNIVERSAL
miércoles 30 de mayo de 2012 03:15 PM






El ultimo domingo 27 de mayo se celebró el Día de Pentecostés, y el Día del Seminario en Venezuela. Por tal razón quiero compartir con ustedes un bello escrito del novelista argentino Hugo Wast (1883-1962) cuyo título es "La Maravilla del Sacerdocio":

"Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de ellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo en la Última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote.

Cuando se piensa en el otro milagro que solamente un sacerdote puede realizar: perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios obligado por su propia palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios.

Cuando se piensa que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre redentora que sólo un sacerdote puede realizar.

Cuando se piensa que eso puede no ocurrir, porque están faltando las vocaciones sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes gritarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se lo dé; y pedirán la absolución de sus culpas y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos.

Cuando se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él.

Cuando se piensa que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios.

Cuando se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales.

Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal.

Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se reflejaba en las leyes.

Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación.

Uno comprende que provocar una apostasía es ser un Judas y vender a Cristo de nuevo.

Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable.

Uno comprende que más que una Iglesia, y más que una escuela, y más que un hospital, es un seminario.

Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario es multiplicar los nacimientos del redentor.

Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la tierra y que todos los santos del Cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo".

Y ahora me toca a mí darle las gracias a todos los sacerdotes fieles del mundo entero (y en especial a nuestros admirables sacerdotes venezolanos, de nacimiento o de adopción) quienes han dado un ejemplo admirable de amor a Dios, de entrega y servicio total por sus fieles. Y gracias por el ánimo que transmiten con su alegría y su esperanza, para seguir luchando en este "valle de lágrimas" siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Gracias a Todos! Y ¡Cuenten con nuestras oraciones! para que hayan muchas santas vocaciones sacerdotales y religiosas en nuestra amada Venezuela ¡Que nos hacen mucha falta porque los necesitamos para seguir sembrando las raíces fuertes de la fe que serán las únicas que nos llevarán a vivir en un país con verdadera Justicia y Paz!








Quando criança me oferecia mil vezes por dia 
ao santo serviço de Deus,
desejava ser padre
para consagrar-me dia e noite a seu ministério. (S.Ant.M.Claret, Aut. 40)


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