mercoledì 29 maggio 2013

MiL - Messainlatino.it: "Corrispondenza Romana": le incredibili esequie di...



Prima si assolvevano i peccatori
adesso pare che ...si assolvano i peccati

San Fernando III


 

San Fernando III

Rey de Castilla y León, miembro de la Tercera Orden de
San Francisco, nacido en 1198 cerca de Salamanca;
murió en Sevilla, el 30 de mayo de 1252. Fue hijo de
Alfonso IX, Rey de León y de Berenguela, hija de Alfonso
III, Rey de Castilla, a su vez hija de Blanca, la madre de
San Luis IX.

En 1217 Fernando fue coronado Rey de Castilla, la
corona que su madre había renunciado a favor de él; y
en 1230 heredó la corona de León, aunque sin poder
evitar una guerra civil, ya que muchos se oponían a la
unión de los dos reinos. Eligió como consejeros a los
hombres más sabios del Estado, se ocupó de administrar
estrictamente la justicia y tenía mucho cuidado en no
sobrecargar a sus vasallos con impuestos, por temer
más, según decía, la maldición de una vieja pobre que a
un ejército entero de sarracenos. Siguiendo el consejo
de su madre, Fernando se casó con Beatriz, la hija de
Felipe de Suabia, Rey de Alemania, una de las princesas
más virtuosas de la época. Dios bendijo la unión con
siete hijos: seis príncipes y una princesa. Las metas más

altas en la vida de Fernando fueron la propagación de la
fe y la liberación de España del yugo sarraceno. De aquí
sus guerras continuas contra los sarracenos. Él les quitó
territorios vastos, solo los reinos de Granada y Alicante
quedaron en el poder de ellos a su muerte. En las
ciudades más importantes fundó obispados, restableció
el culto católico por todas partes, construyó iglesias,
fundó monasterios y hizo donaciones a hospitales. Los
mayores gozos de su vida fueron las conquistas de
Córdoba (1236) y Sevilla (1248). Convirtió en catedrales
las grandes mezquitas de esos lugares, dedicándolas a
la Santa Virgen. Vigilaba la conducta de sus soldados,
confiando más en la virtud que en el valor de ellos,
ayunando estrictamente él mismo; siempre llevaba un
cilicio áspero, y a menudo se pasaba la noche rezando,
sobre todo antes de las batallas. En medio del tumulto
del campamento vivía como un religioso en el claustro.
La gloria de la Iglesia y la felicidad de su gente eran los
motivos que guiaban su vida. Fundó la Universidad de
Salamanca, la Atenas de España. Fernando fue
enterrado en la gran catedral de Sevilla ante la imagen
de la Santa Virgen, vestido, según su propia petición,
con el hábito de la Tercera Orden de San Francisco.
Ocurrieron muchos milagros junto a su sepulcro, y
Clemente X lo canonizó en 1671. Su cuerpo sigue
incorrupto, pudiéndose contemplar en el 30 de mayo, la
fiesta particular de San Fernando que se celebra en
España y entre los minoritas.
San Fernando III
Rey de Castilla y de León

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Santo seglar, que "no conoció el vicio ni el
ocio", Fernando III -el más grande de los
reyes de Castilla, dice Menéndez y
Pelayo- nació en 1198; fue hijo de don
Alfonso IX, rey de León, y primo de san
Luis IX, rey de Francia. Guerreó con los
moros, que ocupaban gran parte de
España, unió las coronas de Castilla y de León, y
conquistó los reinos de Úbeda, Córdoba, Murcia, Jaén,
Cádiz y Sevilla.
En sus dilatadas campañas, triunfó siempre en todas las
batallas. No buscó su propia gloria ni el acrecentamiento
de sus dominios. Para él el reino verdadero era el reino
de Dios. Pedía a diario el aumento de la fe católica y
elevaba sus plegarias a la Virgen, de quien se llamaba
siervo. Caballero de Cristo, Jesús le había otorgado la
gracia de los éxtasis y las apariciones divinas. Amaba a
sus vasallos y procuraba no agravar los tributos, a pesar
de las exigencias de la guerra. A este respecto era
conocido su dicho: "Más temo las maldiciones de una
viejecita pobre de mi reino que a todos los moros del
África". Llevaba siempre consigo una imagen de nuestra
Señora, a la que entronizó en Sevilla y en múltiples
lugares de Andalucía, a fin de que ésta fuera llamada
tierra de María Santísima.

La muerte del rey san Fernando constituye un ejemplo de
fe y humildad. Abandonó el lecho y, postrándose en
tierra, sobre un montón de cenizas, recibió los últimos
sacramentos. Llamó a la reina y a sus hijos, y se despidió
de ellos después de haberles dado sabios consejos.
Volviéndose a los que se hallaban presentes, les pidió
que lo perdonasen por alguna involuntaria ofensa. Y,
alzando hacia el cielo la vela encendida que sostenía en
las manos, la reverenció como símbolo del Espíritu Santo.
Pidió luego a los clérigos que cantasen el Te Deum, y así

murió, el 30 de mayo de 1252. Había reinado treinta y
cinco años en Castilla y veinte en León, siendo afortunado
en la guerra, moderado en la paz, piadoso con Dios y
liberal con los hombres, como afirman las crónicas de él.
Su nombre significa "bravo en la paz".
Guerrero, poeta y músico, compuso cantigas, una de ellas
dedicada a nuestra Señor. Se destacó por su honestidad
y la pureza de sus costumbres.
Fernando III fue canonizado por el papa Clemente X en el
año 1671. Lo sucedió en el trono su hijo mayor, Alfonso X,
que la historia conoce con el nombre de Alfonso el Sabio


Dichoso quien honra tu nombre, 
Virgen Marìa,  
*  Tu gracia consolarà su espìritu.

Parabola della perla

Le parabole di Gesù
(057)
Parabola della perla 
(Quaderni '43 -12/8/43)

Un granello di arena mosso dalle onde del mare viene inghiottito dalle valve del mollusco. Un sassolino greggio e spregevole, un frammento minuscolo di roccia, una scheggia di pomice, tutte cose che non meritano lo sguardo di un uomo. 

Quel granello di rena inghiottito così rimpiange certo, nel primo tempo, le sconfinate praterie del mare dove rotolava libero sotto la spinta delle correnti e dove vedeva tante cose belle, create dal Padre mio. Ma dopo qualche tempo intorno al grigio e ruvido granellino si fa una pellicola bianca, sempre più bella, più soda, più regolare. E il sassolino non rimpiange più la libertà selvaggia di prima, ma benedice il momernto in cui fu precipitato, da un volere superiore alla sua intenzione, fra le valve di quel mollusco. Se il granellino potesse parlare direbbe: "Sia benedetto quel momento in cui ho perduto la libertà! Sia benedetta la forza che la libertà mi ha levata e di me, povero e brutto, ha fatto una preziosa margarita!"


Comunione spirituale


Caro Amico,

la comunione spirituale è la possibilità sempre disponibile per chi ha il desiderio di essere unito a Gesù.
S. Alfonso de’ Liguori ha lasciato questa formula, insegnata a generazioni di cristiani: “Gesù mio, credo che Voi siete nel SS. Sacramento. Vi amo sopra ogni cosa. Vi desidero nell’anima mia. Giacché ora non posso riceverVi sacramentalmente, venite almeno spiritualmente nel mio cuore… Come già venuto, Vi abbraccio e tutto mi unisco a Voi. Non permettete che io mi abbia mai a separare da Voi”.
E’ un’unione di spirito, ma VERA, come è reale una lettera o una telefonata tra innamorati che non possono vedersi. Penso a famiglie separate dal muro di Berlino, a sacerdoti incarcerati una vita dai regimi, a gente così povera da non potersi pagare un viaggio e che alimenta legami sentitissimi con chi non può essere lì, “perché la anima vive più dove ama che dove vive” (S. Giovanni della Croce).
Il merito che si guadagna facendo la Comunione spirituale  può eguagliare ed anche superare  alle volte quello che deriva normalmente dalla sola Comunione sacramentale: dipende dalle personalissime disposizioni del cristiano. Così è avvenuto nella vita di alcuni santi e sante.  Vale. 

Nota sempre attualissima, se la santa Chiesa vuole aprire veramente le braccia e ...salvare


Nota trasmessa dal cardinale Joseph Ratzinger, Prefetto della Congregazione per la Dottrina della Fede, al cardinale Theodore E. McCarrick, arcivescovo di Washington, e all’arcivescovo Wilton Gregory, presidente della Conferenza Episcopale degli Stati Uniti, giugno 2004:

[...]
4. A parte il giudizio di ciascuno sulla propria dignità a presentarsi a ricevere la Santa Eucaristia, il ministro della Santa Comunione può trovarsi nella situazione in cui deve rifiutare di distribuire la Santa Comunione a qualcuno, come nei casi di scomunica dichiarata, di interdetto dichiarato, o di persistenza ostinata in un peccato grave manifesto (cfr. can. 915: - Non siano ammessi alla sacra comunione gli scomunicati e gli interdetti, dopo l'irrogazione o la dichiarazione della pena e gli altri che ostinatamente perseverano in peccato grave manifesto).


5. Riguardo al peccato grave dell’aborto o dell’eutanasia, quando la formale cooperazione di una persona diventa manifesta (da intendersi, nel caso di un politico cattolico, il suo far sistematica campagna e il votare per leggi permissive sull’aborto e l’eutanasia), il suo pastore dovrebbe incontrarlo, istruirlo sull’insegnamento della Chiesa, informarlo che non si deve presentare per la Santa Comunione fino a che non avrà posto termine all’oggettiva situazione di peccato, e avvertirlo che altrimenti gli sarà negata l’Eucaristia. 

6. Qualora “queste misure preventive non avessero avuto il loro effetto o non fossero state possibili”, e la persona in questione, con persistenza ostinata, si presentasse comunque a ricevere la Santa Eucaristia, “il ministro della Santa Comunione deve rifiutare di distribuirla” (cfr. la dichiarazione del Pontificio Consiglio per i Testi Legislativi, “Santa comunione e cattolici divorziati e risposati civilmente”, 2000, nn. 3-4).