giovedì 10 gennaio 2019

LA TIERRA DEL SALVADOR Y TIERRA DE MARÍA.


LA TIERRA DEL SALVADOR Y TIERRA DE MARÍA.
3-7-2018

 Padre mío Dios del cielo y de la tierra, de todo lo que existe y lo que ha Sido credo para Gloria tuya, venga Tu Reino, venga el triunfo del inmaculado corazón de María la Reina Celestial, la madre del Verdadero Dios por quién se vive y venga Abba, Padre, Tu justicia Divina y Tú Misericordia sobre todos los hombres. Amén, Amén, Amén.

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Hija Mía, alma de Mis delicias, que buscáis hacer Mi Voluntad y darme Gloria, amante

de la Cruz, compañera del Calvario de Jesús, Salvador de los hombres, escribe Mi Palabra en
vuestro corazón, porque bien habéis comprendido que Mi deseo es ser amado en los
corazones de todos hombres, a fin de que reciban, esos corazones, la abundancia de Mis
gracias y bendiciones.


Como un regalo de un Padre as sus hijos, así vengo Yo, el Todopoderoso y Eterno

Dios, a dar Mi Amor, Mis regalos celestiales, para que vuestros corazones, llenos de estas
bendiciones, puedan introducirse en la vida de gracia, en lo espiritual, para poder pasar a
través de esta purificación, que llevaré a cabo como un acto de Amor para Mis hijos, y así
también puedan enfrentar los acontecimientos de la Gran Tribulación, de esta guerra espiritual.


Os mostraré, a todos los corazones de quienes se abran a Mi Gracia y acción Divina,

cuán grande ha sido Mi Amor por vosotros al enviar a Mi Hijo a dar la vida por vosotros y morir en la Cruz, Cruz gloriosa y victoriosa, Cruz que os muestra el Camino a seguir para ganar el Cielo, la recompensa de los Santos, los que siguieron las huellas de Mi Hijo, muy amado.
En la Cruz quedó todo consumado según Mi Voluntad, en la Cruz dará inicio la
tribulación para toda alma, al comprender que Yo Soy el Todopoderoso, y mostraré Mi Rostro
para vergüenza del pecador, porque ahí todos sabrán que Yo Soy, y soy amor y un Dios
Misericordioso, y por Mi gran Amor doy una oportunidad de abrir vuestros corazones, para que cada uno se conozca a sí mismo y Me conozcan a Mí como el Justo Juez, Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo.


Israel te llega tu hora, en que tú también conocerás al Que rechazaste, y vendrá a ti el

mesías, que por su propia cuenta viene, y está escrito que a ése recibirás. Esta es ya tu hora
en que serás purificada, a fin de que tus ojos sean abiertos por completo y reconozcas al Único
Dios, el Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, al Eterno Dios Todopoderoso, Padre
Hijo y Espíritu Santo. Mientras serás la sede del Falso Profeta y el Anticristo, por el falso
mesías que aguardas.


México, tierra de María, donde está el Corazón Inmaculado de María, la Reina de Cielos

y Tierra, la Hija del Padre Creador, la Madre del Hijo Salvador y Esposa del Espíritu Santo 
Santificador, tú, tierra de María serás la sede para Pedro Romano, Apóstol Fiel, que supo hallar gracia y bendición ante Mis Ojos, Pastor de Mi Resto Fiel, el Rebaño que estará bajo su
custodia, bajo el amparo y la protección de Santa María de Guadalupe, la Mujer del
Apocalipsis.


A ti, Israel, a tu tierra llega la maldición con el falso Cristo, tú, falso mesías; y a ti,

México, te llega la prueba y purificación, y con ello la bendición con Pedro Romano.
Así, bendeciré la nación que eligió María, la Reina Celestial, ahí, con la Madre, está Mi
Bendición, la Santa Trinidad.


Odiada por el enemigo sois tierra de María, tierra de mártires, tierra de verdadera Fe,

donde tu luz no logrará apagarla el enemigo, pues luz serás para las naciones, esperanza de
todos los pueblos, que darán el Triunfo al Inmaculado Corazón de María.
Ya te ha sido anunciado, Mi Pedro, el lugar de tu destino final; te fue anunciado por Mi
profeta, alma en donación en la agonía y muerte de Mi Benedicto XVI, alma de la tierra de
María, quién es madre de este rebaño y resto Fiel, por la donación de su alma, en esta Gran
Tribulación, anhelando el Cielo y la Gloria eterna para todas las almas, aunque fuese su alma
la última en entrar al cielo.


Habéis, tu, Pedro Romano, bautizado a Mi profeta y madre del Resto Fiel, que os

confío.


Alma Mía, os basta Mi gracia para cumplir esta misión y ser, como en el Calvario, la

imitadora de María al pie de la Cruz, Madre trasladada de Dolor a los pies del Salvador.
Oh, cuánto se debe amar para salvar a las almas, porque mucho habéis sabido amar;
por eso, mucho os ha sido perdonado.


El amor es la mayor de las gracias y una gran virtud.

Nuevamente os digo: OS BASTA MI GRACIA.
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Padre mío dadme más sed de almas, sed de amor y justicia. Fe, esperanza y caridad par cumplir mi misión, perseverancia fidelidad y amor a la Cruz. En ti confío la salvación de las almas y el cumplimiento de la misión que me confías. Amén


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