lunedì 26 dicembre 2016

SACERDOTES SANTOS PARA MI HIJO JESUS


SACERDOTES SANTOS PARA MI HIJO JESUS 

 18-4-2016 

 Durante el rezo del santo Rosario en los misterios dolorosos, contemplando el tercer misterio, Jesús es coronado de espinas, en este momento dispongo mi pobre alma a la escucha de la palabra Divina, pues mi Santísima Madre que también es coronada de espinas y con su dulce voz de Madre protectora y amorosa, me llama para escuchar y recibir su palabra para el padre J… R…. 

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Mi querida niña, buscando siempre el ser tan servicial para con las almas necesitadas y esa vuestra Madre dolorosa y afligida por la aflicción de Mis hijitos, vengo a daros Luz en medio de tanta confusión y tinieblas, ya que conozco el sincero amor y rectitud de corazón que hay en el corazón de Mi Juanito, quien deseo lleguen a su corazón Mis palabras de aliento y consuelo. 

Decidle a ese hijo Mío, Mi muy predilecto, de venir a encontrar consuelo y a cobrar ánimo en Mí, que Soy Su santísima Madre de Guadalupe. Pues Yo, vuestra Madre, mi Juanito, veo con gran dolor la tristeza de vuestro corazón ante el velo que se ha caído de vuestros ojos para ver con más claridad lo que muchos de Mis hijos no quieren ver, y ya es necesario que vean para prepararse para esta batalla, levantándoos, en su hora, como Mis guerreros defensores de Mi Hijo y Su Santa Doctrina. 

Tomad, Mi Juanito, muy en cuenta estos santos misterios del Santo Rosario, misterios dolorosos de Mi Hijo, pues ahora este es el tiempo de la pasión de la Iglesia de Mi Hijo Jesús. Habéis sido, Mi Juanito, coronado de espinas, al igual que Mi Hijo Jesús, habéis recibió la corona de la burla, y esto mismo lo harán los enemigos de Mi Hijo con toda Su Iglesia Fiel, los que buscan y aman la Verdad. 

Aceptad gustoso la corona de espinas de Mi Hijo muy amado, para que os purifiquéis de todo pensamiento del mundo y de los hombres, de toda confusión, engaño y falsa doctrina, y consoléis al Hijo coronado de espinas. 

El tiempo ha llegado, Mi Juanito, de que os arméis de valor y deis buen testimonio de quien es EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, de quien es EL SALVADOR Y MESÍAS, porque fuera de Mi Hijo, EL HIJO DE DIOS, no hay salvación posible, no hay otro camino. Los hombres y el príncipe de este mundo, que es el hijo de perdición, que está oculto por el momento, pero ya operando en lo secreto en unión con el que ya lo anuncia abiertamente con su falsa doctrina venida de él, y prepara las mentes de los hombres para desviarlos de la Verdad, del verdadero camino, que es MI Hijo y Su Santa Doctrina, único medio y camino de Salvación. 

El falso profeta, el lobo vestido con piel de oveja ya entre vosotros está, y pocos os queréis dar cuenta, mientras él prepara el camino para la pronta llegada publica del anticristo, y con su falsas enseñanzas ha logrado confundir y engañar a un gran número de pastores, y os entregará pronto en manos de el gran adversario de Mi Hijo, el mismo satanás, que muy pronto tomará el lugar del falso profeta y se anunciará a sí mismo como el Mesías esperado, para que se cumpla todo cuanto está escrito en el libro de la revelación… OTRO VENDRÁ POR SU PROPIA CUENTA Y A ESE MI PUEBLO Y EL MUNDO LO RECIBIRÁ… Palabras del HIJO DE DIOS ALTISIMO. 

Me apena deciros, Mi Juanito, que hay muchos teólogos y pastores, hoy en día, que pretenden ser conocedores de la Santa Palabra, de las Santas Escrituras, pero muchos de ellos han quedado cegados, privados del verdadero conocimiento, la verdadera Sabiduría Divina, llegando a contradecir y negar lo que por tantos años se ha predicado como la Única Verdad; lo que siempre ha sido la Santa doctrina y la ley Divina, ahora estos mismos teólogos y maestros de la ley, ponen al Mismo Dios por debajo de los hombres, quienes pretenden estar llenos del Verdadero conocimiento y del Espíritu Santo, se han vuelto contra Mi Hijo. 

UNO SOLO ES EL PASTOR DE LA IGLEISA UNVERSAL en la tierra y lo es hasta el día en que Mi HIJO, QUE LE DIO EL PODER Y LA AUTORIDAD DE GOBERNAR Y DIRIGIR Su Iglesia con el Espíritu de Pedro, le sea reclamada su vida por el mismo Dios, para ir frente al Tribunal Divino, y ese pastor sigue siendo aún, por un corto tiempo más, EL PAPA DE MI CORAZÓN, Benedicto XVI. 

Es a Dios y a su Iglesia que este pastor sirve con el espíritu de Pedro, primer papa elegido y puesto en la tierra para gobernar la Iglesia por el mismo Hijo de Dios, Mi muy amado Jesús, vuestro Maestro y Señor. Otro hay en Roma que no es digno de llamarse a sí mismo papa o santidad, porque el mismo Dios Altísimo se lo impide, pues es solamente un impostor y servidor del diablo, no lleva en su alma el Espíritu de Pedro, porque él mismo por su libertad lo rechazó, para aceptar un falso espíritu, el espíritu de judas, el traidor, espíritu de obscuridad y de traición. 

Esta escrito por el mismo Dios, mucho antes que los hombres escribiesen y dictasen sus leyes de engaño y falsos preceptos… MAS OS VALE OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES… y estas palabras son del conocimiento y ley Divina, pues Dios Altísimo, Alfa y Omega, Principio y Fin, está por encima de todo hombre, de toda Ley y decreto, pues Él, que es Sabiduría y Misterio Divino ya conocía este momento y pensamiento de engaño para los hombres, pues que acaso ¿hay algún hombre que esté por encima de Dios Omnipotente? 

Si es Verdad, Mis hijitos, que hay un orden, y Dios es un Dios de orden, así como los hijos deben obediencia a los padres, y los padres deben obediencia a Dios, Fuente de Amor, Justicia y Santidad, Fuente del Verdadero conocimiento, que les dio a los hijos para llevarlos a la santidad, así vosotros, Mis hijitos, debéis obediencia al obispo, y el obispo a los cardenales, y éstos a su vez deben obediencia al Papa, Sumo Pontífice, y este Sumo Pontífice debe Santa Obediencia a Dios, que está por encima de todo, y SÓLO EN ÉL RESIDE EL VERDADERO CONOCIMIENTO; y en esta hora de la iglesia, Mis hijitos, uno solo es el que ha guardado santa obediencia a Dios, y santo temor de Dios, y es el Verdadero Vicario de Cristo, Benedicto XVI, autentico defensor de la verdad, Fiel Apóstol celoso del Magisterio de la Iglesia, que se le ha sido confiada para santificar al Rebaño. Por eso, es a Él, el vicario de Mi Hijo en la tierra, a quien deben obedecer. Yo me revele en distintos lugares para prevenirlos de todo lo que actualmente pasa en la Iglesia de Mi Hijo. Pero pocos miran a esta Sierva de Dios, LA MADRE DEL SALVADOR, E IGNORAN MIS MENSAJES Y ADVERTENCIAS. 

Si sois dóciles al Espíritu Santo podréis ver las múltiples herejías del falso pastor, del lobo que engaña a sus ovejas para después dejar el rebaño a disposición de aquel que vendrá y tomará todo rebaño, unificándolo para sí mismo, para condenación, pues no quiere que otros se salven y reciban el premio de la Vida Eterna, el paraíso celestial, el cual él ya perdió para siempre, y nunca más podrá recuperar. 

Mal haréis, para vuestra propia alma y vuestra salvación y de las ovejas que guardáis bajo vuestro cuidado de pastor, si ciegamente obedecéis a los hombres antes que obedecer a Dios, al Dios Verdadero que está por encima de todo Nombre, pues Él es la máxima autoridad, el que gobierna cielos y tierra, y sólo para Él es todo reconocimiento, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. 

Esta es la hora de la Verdad, pero muchos callan por temor a la muerte y a perder sus vidas, y temen la persecución como les sucedió a los Apóstoles, que estuvieron con Mi Hijo. Muchos se preguntan de día y de noche: ¿dónde está la verdad? Y, como Pilatos, se dicen para sí mismos, preguntan: ¿qué es la Verdad? Así está ahora la Iglesia de Mi Hijo: angustiada, desconcertada. Faltan Valientes Cristos que, con humildad pero con firmeza y seguridad, declaren abiertamente LA VERDAD, que con valentía abran la boca para declarar la Verdad, aunque esas palabras le merezcan al hombre justo, las burlas, los golpes y una bofetada. 

Coronado de espinas estáis ahora, Mi pequeño Juanito, para que acompañéis a Mi Hijo y ofrezcáis vuestro dolor en reparación por todas las herejías que se levantan en contra de la Verdad. Todos esos pensamientos heréticos que acaban con la Fe, todo esto lo vio Mi Hijo en aquella hora, en aquella noche tan obscura de su Pasión dolorosa; esta hora ya la conocía el Hijo de Dios para su Iglesia, esa misma noche obscura que será para muchos de Mis hijos, los que aman la Verdad y defienden la Fe, los que quieren ser otros cristos en la tierra y dan verdadero testimonio de Mi Hijo. 

Mi pequeño Juan, caminad de Mi Mano y no os volveréis a extraviar, porque muy astuto y sutil es el enemigo para apartaos de la Verdad y la santidad. 

Haced, hijito Mío, todo lo que Mi Hijo os diga; Él mismo os guiará y os dará a conocer todo cuanto debéis hacer a fin de conducir las ovejas por el buen camino. Sed dócil a su Inspiración Divina para salvar vuestra alma y las que Dios os confía, para mantenerlas en la Verdad, la única verdad que salva y está en el Espíritu de Pedro, quien tiene aún las llaves de la iglesia y la cátedra de la Verdad, la auténtica doctrina de la Iglesia, el depósito de la Fe. 

Os cubro con Mi manto y os resguardo dentro de Mi Inmaculado corazón. 

SANTA MARIA DE GUADALUPE. 

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Bendita Madre de la Salvación, Madre de la Iglesia y madre nuestra, resguarda a todos tus sacerdotes dentro de Tu Inmaculado corazón donde el enemigo no podrá nunca más dañarlos ni confundirlos, entrégalos de Tus purísimas manos a Tu Hijo Jesucristo para que sean otros cristos en la tierra y salven muchas almas. JESUS Y MARIA SALVAR ALMAS, SANTIFICAR A NUESTROS SACERDOTES. Amen.
AVE MARIA PURISSIMA!
AMDG et BVM

domenica 25 dicembre 2016

Figlio diletto del Padre

Gesù Cristo
Dall’Evangelo



Tutte le cose sono state create per Me, Figlio diletto del Padre. Io – Re avrei dovuto avere sotto il mio piede di Re Divino tappeti e gioielli quale nessuna reggia ne ebbe e canti e voci e servi e ministri intorno al mio essere quanti nessun sovrano ne ebbe e fiori e gemme, tutto il sublime, il grandioso, il gentile, il minuto è possibile trarre dal pensiero di un Dio; ma Io dovevo essere Carne oltre che Spirito. Carne per salvare la carne. Carne per sublimare la carne, portandola in Cielo molti secoli avanti l’ora, perché la carne abitata dallo spirito è il capolavoro di Dio e per essa era stato fatto il Cielo. 5.12

AMDG et BVM

sabato 24 dicembre 2016

BUON NATALE!

Siamo lieti attendere con voi il lieto annunzio,
la buona novella della Nascita del Nostro Redentore Gesù Cristo, Vero Dio e Vero Uomo.

Annunzio che nella prima Pienezza dei Tempi,
fu dato per la prima volta ai Pastori che erano gli ultimi del loro tempo.

E questo tempo del Santo Natale è un tempo speciale in cui si possono impetrare da Dio Grazie particolarissime,
per l'intercessione di Maria Santissima Nostra Signora di Guadalupe:


http://www.conchiglia.us/I_TULIPANI/TULIPANI_DI_MARIA.htm
e vi invitiamo particolarmente a testimoniare ad amici e parenti tutte le Grazie 
elargite da  Maria Santissima Nostra Signora di Guadalupe per tutti i figli di Dio.

Un altro anno è trascorso e con l'umiltà che Gesù insegna è giusto ricordare a tutti
che LA VERITA' E' STATA CONSEGNATA ALLA CHIESA.
Sin dall'Anno 2000 LA RIVELAZIONE data a Conchiglia è giunta agli alti vertici
della Santa Chiesa Cattolica, Apostolica Romana e in quasi tutte le Parrocchie d'Italia.

Dio vi benedica.

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Sia Lodato Gesù Cristo,                                                                      
sia lodata Maria Santissima che è Divina, 
Perfetta, Vergine, Santa Maria di Guadalupe.


BUON NATALE!

Sancta Missa Divinum Officium 12-25-2016 ↓ ↑ Kalendarium Missa prima Missa secunda Missa tertia


In Nativitate Domini in nocte ~ I. classisTempora: 

Sancta Missa

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E' NATALE! * Il popolo che camminava nelle tenebre vide una gran luce: la luce si levò per quelli che abitavano nell'oscura regione di morte.


In Nativitate Domini ~ I. classis
Isa 9:1-6
1 Dapprima fu meno colpita la terra di Zabulon e la terra di Neftali; e poi fu gravemente percossa la regione lungo il mare al di là del Giordano, la Galilea delle Genti.
2 Il popolo che camminava nelle tenebre vide una gran luce: la luce si levò per quelli che abitavano nell'oscura regione di morte.
3 Hai moltiplicato la gente, ma non hai accresciuto la letizia. Essi si rallegreranno dinanzi a te come quei che si rallegrano sulla messe, come esultano i vincitori sulla preda catturata, allorché si dividon le spoglie.
4 Infatti del suo giogo pesante, della verga che agitavan sul suo dorso, e dello scettro del suo tiranno, tu hai trionfato come nella giornata di Madian.
5 Poiché ogni saccheggio violento sarà con tumulto, e la veste intrisa di sangue sarà arsa, cibo del fuoco.
6 Dacché ci è nato un Pargoletto, e ci è stato dato un figlio, che porta sulla sua spalla il distintivo del suo principato: e si chiamerà col nome di Ammirabile, Consigliere, Dio, Forte, Padre del secolo futuro, Principe della pace.

Isa 40:1-8
1 Consolatevi, consolatevi, popolo mio, dice il Signore Dio vostro.
2 Parlate al cuore di Gerusalemme, e richiamatela: perché è finito il suo male, è stata perdonata la sua iniquità ella ha ricevuto dalla mano del Signore il doppio per tutti i suoi peccati.
3 Voce d'uno che grida nel deserto: Preparate la via del-Signore, raddrizzate nella solitudine i sentieri del nostro Dio.
4 Ogni valle sarà colmata, e ogni monte e ogni colle sarà abbassato, e le vie storte diventeranno diritte, e le scabre, piane.
5 (Perché) si manifesterà la gloria del Signore: e ogni uomo vedrà quello che la bocca del Signore ha annunziato.
6 Voce di uno che dice: Grida. Ed io dissi: Che ho da gridare? Ogni uomo è come il fieno, e tutta la sua gloria è come il fiore del campo.
7 Il fieno si secca, e cade il fiore ogni volta che il soffio del Signore lo investe. Veramente fieno è il popolo:
8 Il fieno si secca, e il fiore cade: ma il Verbo del Signore nostro resta in eterno.

Isa 52:1-6
1 Sorgi, sorgi, rivestiti della tua forza, o Sion, indossa le vesti della tua gloria, o Gerusalemme, città del santo; perché non seguiterà più a passare in mezzo a te l'incirconciso e l'immondo. 
2 Scuotiti dalla polvere, sorgi, mettiti a sedere, o Gerusalemme: sciogli le catene del tuo collo, o schiava figlia di Sion. 
3 Perché così dice il Signore: Per nulla siete stati venduti, e senza denaro sarete ricomprati. 
4 Perché così dice il Signore Dio: Il mio popolo in principio discese in Egitto per istarvi come forestiere ed Assur lo maltrattò senza motivo. 
5 Ed ora che sto a fare qui, dice il Signore, dacché il mio popolo è stato menato via senza ragione? I suoi dominatori lo trattano iniquamente, dice il Signore: e di continuo tutto il giorno il mio nome è bestemmiato. 
6 Perciò il mio popolo conoscerà in quel giorno il mio nome perché io stesso che parlavo, eccomi, sono presente.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.

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Sermone di san Leone Papa
Sermone 1 sulla Natività del Signore
O dilettissimi, è nato il nostro Salvatore esultiamo. Poiché non può esser luogo a tristezza allorché nasce la vita: la quale, dissipando il timore della morte, ci riempie di gioia per la promessa dell'eternità. Nessuno è escluso di partecipare a tanta allegrezza. Tutti hanno lo stesso motivo di letizia: perché nostro Signore, distruttore del peccato e della morte, siccome non trovò nessuno libero da reato, così è venuto per liberar tutti. Esulti il giusto, perché è vicino alla palma: gioisca il peccatore, perché è invitato al perdono: prenda animo il Gentile, perché è chiamato alla vita. Infatti il Figlio di Dio nella pienezza dei tempi fissata dalla imperscrutabile profondità del divino consiglio, assunse la natura umana per riconciliarla col suo autore, affinché l'inventore della morte, il diavolo, fosse vinto con quella stessa natura onde aveva vinto.


In questo conflitto impegnatosi per noi, si combatté con grande e ammirabile lealtà, poiché l'onnipotente Signore combatté contro il crudelissimo nemico non nella sua maestà, ma nella nostra infermità: opponendogli la stessa forma e la stessa natura soggetta sì, alla nostra mortalità, ma scevra d'ogni peccato. Giacché è alieno da questa natività ciò che si legge di tutti gli uomini: «Nessuno è senza macchia, neppure il bambino, la cui vita sulla terra è appena di un giorno» (Job. 14,4). Nulla dunque della concupiscenza della carne entrò in questa natura singolare, niente ci s'infiltrò della legge del peccato. Viene scelta una Vergine regale, della stirpe di David, la quale dovendo portare nel seno il sacro rampollo, prima che corporalmente concepisse l'Uomo-Dio spiritualmente. E affinché, ignara del disegno celeste, non si spaventasse a sì inusitato annunzio, apprende mediante colloquio angelico quel che lo Spirito Santo doveva operare in lei: così ella che presto diverrà Madre di Dio, non teme più alcun danno per il suo pudore.


Rendiamo dunque grazia, o dilettissimi, a Dio Padre per il suo Figlio, nello Spirito Santo: poiché «per l'infinita sua carità onde ci amò, ebbe pietà di noi» (Ephes. 2,4): e «mentre eravamo morti per i peccati, ci ha reso la vita in Cristo» (Coloss. 3,9), perché noi fossimo in lui nuova creatura e nuova opera. «Deponiamo dunque l'uomo vecchio colle sue azioni» (Coloss. 3,9); e fatti partecipi della nascita di Cristo, rinunziamo alle opere della carne. Riconosci, o Cristiano, la tua dignità: e, «divenuto partecipe della divina natura» (2 Petri 1,4), non volere con una indegna condotta ritornare all'antica abbiezione. Ricorda di qual capo e di qual corpo sei membro. Rifletti, che «strappato alla potestà delle tenebre» (Coloss. 1,13), sei stato trasferito nella luce e nel regno di Dio.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.

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Lettura del santo Vangelo secondo Luca
Luc 2:1-14
In quell'occasione: Uscì un editto di Cesare Augusto, che si facesse il censimento di tutto l'impero. Eccetera.

Omelia di san Gregorio Papa
Omelia 8 sul Vangelo
Poiché per grazia del Signore oggi abbiamo a celebrare tre Messe solenni, non possiamo discorrere a lungo della lettura del Vangelo; però che ne diciamo qualche cosa, sia pur brevemente, ce l'obbliga la stessa Natività del nostro Redentore. Perché dunque alla nascita del Signore si fa il censimento dell'impero, se non per far comprendere che appariva nella carne colui che dovea registrare i suoi eletti nell'eternità? D'altra parte, per mezzo del Profeta, dice dei reprobi: «Siano cancellati dal libro dei viventi, e non siano iscritti coi giusti» (Ps. 68,29). Egli poi opportunamente nasce in Betlemme, dacché Betlemme vuol dire casa del pane. Difatti lui stesso dice: «Io sono il pane vivo che son disceso dal cielo» (Joann. 6,51). Pertanto il luogo dove nasce il Signore fu chiamato innanzi casa del pane; perché là doveva certamente apparire nella natura umana colui che doveva ristorare internamente le anime dei suoi eletti. Egli nasce non in casa del suoi parenti, ma in viaggio: affin di mostrarci senza dubbio che per la sua umanità assunta nasceva quasi in luogo straniero.

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Lettura del santo Vangelo secondo Luca
Luc 2:15-20 
In quell'occasione: I pastori presero a dire fra loro: Andiamo a Betlemme a vedere quello ch'è accaduto, come il Signore ci ha manifestato. Eccetera.

Omelia di sant'Ambrogio Vescovo
Libro 2 al cap. 2 di Luca, verso la metà
Considerate gl'inizi della Chiesa nascente: Cristo nasce, e i pastori già vegliano, come per raccogliere nell'ovile del Signore i greggi delle nazioni che sino allora vivevano come pecore, affin di preservarle, nelle profonde tenebre della notte, dagli assalti di bestie spirituali. E giustamente i pastori vegliano seguendo l'esempio del buon pastore. Così il gregge è il popolo, la notte è il mondo, i pastori sono i sacerdoti. Senza dubbio anche quegli è pastore cui è detto: «Sta vigilante e conferma gli altri» (Apoc. 3,2). E il Signore non solo ha stabilito i vescovi per difendere il gregge, ma ha destinato anche gli Angeli.

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Lettura del santo Vangelo secondo Giovanni
Joannes 1:1-14
Nel principio c'era il Verbo, e il Verbo era presso Dio, e il Verbo era Dio. Eccetera.

Omelia di sant'Agostino Vescovo
Trattato 1 su Giovanni, verso la metà
Affinché tu non abbia del Verbo un'idea bassa, come se si trattasse di parole umane, ascolta ciò che devi pensarne: «Dio era il Verbo» (Joann, 1,1). Ora venga fuori non so quale infedele Ariano a dirci che il Verbo di Dio fu fatto. Come può essere che il Verbo di Dio sia stato fatto, quando Dio per mezzo del Verbo ha fatto tutte le cose? Se esso Verbo di Dio fu fatto, per qual altro verbo fu egli fatto? Se tu dici che esso è stato fatto da un verbo del Verbo, allora io rispondo che esso è l'unico Figlio di Dio. Se poi non ammetti un verbo del Verbo, concedi allora che non è stato fatto quegli per il quale tutto fu fatto. Perché non poté fare se stesso colui per il quale tutto fu fatto. Credi dunque all'Evangelista.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.
AVE MARIA PURISSIMA!

COMMENTO AL VANGELO DELLA VIGILIA DEL SANTO NATALE

Lettura del santo Vangelo secondo Matteo
Matt 1:18-21
Maria, madre di Gesù, sposata a Giuseppe, prima che fossero insieme, si scoperse che stava per esser madre per opera dello Spirito Santo. Eccetera.

Omelia di san Girolamo Prete
Libro 1 Commento al c. 1 di Matteo
Perché fu concepito non da una semplice vergine, ma da una sposata? Primo, perché dalla genealogia di Giuseppe si mostrasse la stirpe di Maria: secondo, perché ella non fosse lapidata dai Giudei come adultera: terzo, perché fuggitiva in Egitto avesse un sostegno. Il martire Ignazio aggiunge ancora una quarta ragione perché egli fu concepito da una sposata: Affinché, dice, il suo concepimento rimanesse celato al diavolo, che lo credé il frutto non d'una vergine, ma d'una maritata.


«Prima che stessero insieme, si scoperse che stava per esser madre per opera dello Spirito Santo» Si scoperse non da altri se non da Giuseppe, al quale per la confidenza di sposo non sfuggiva nulla di quanto riguardava la sua futura sposa. Dal dirsi poi: «Prima che stessero insieme» non ne segue che stessero insieme dopo: perché la Scrittura constata ciò che non era avvenuto.

«Or Giuseppe sposo di lei, essendo uomo giusto, e non volendo esporla all'infamia, pensò di rimandarla segretamente» (Matth. 1,19). «Se uno si unisce a cattiva donna, diventa un solo corpo con essa», e nella legge è prescritto che non solo i rei, ma anche i complici del delitto sono colpevoli: come dunque Giuseppe, occultando il delitto della sposa, è chiamato giusto? Ma ciò è una testimonianza in favore di Maria, perché Giuseppe conoscendo la sua castità, e ammirando quanto era avvenuto, nasconde nel silenzio quello di cui non comprendeva il mistero.
AMDG et BVM

venerdì 23 dicembre 2016

SANTO ROSARIO segreto meraviglioso


[62] La prima parte del Rosario contiene cinque misteri: 
il primo è l'Annunciazione dell'Arcangelo Gabriele alla Vergine, il secondo è la Visitazione di Maria a santa Elisabetta, il terzo è la Nascita di Gesù Cristo, il quarto è la Presentazione del Bambino Gesù al tempio e la Purificazione della santa Vergine, il quinto, il Ritrovamento di Gesù nel tempio fra i dottori. 
Si chiamano gaudiosi questi misteri a causa della gioia che recarono all'universo intero: la Vergine santa e gli Angeli furono inondati di gioia nel felice istante in cui il Figlio di Dio si incarnò; santa Elisabetta e san Giovanni Battista furono ripieni di gioia per la visita di Gesù e di Maria; il cielo e la terra si rallegrarono alla nascita del Salvatore; Simeone fu consolato e ripieno di letizia quando ricevette Gesù fra le braccia; i dottori erano rapiti di ammirazione nell'ascoltare le risposte di Gesù. E chi saprà esprimere la gioia di Maria e di Giuseppe nel ritrovare Gesù dopo tre giorni di assenza?

[63] La seconda parte del Rosario si compone anch'essa di cinque misteri, detti Misteri dolorosi perché ci presentano Gesù oppresso dalla tristezza, coperto di piaghe, carico di obbrobri, di dolori e di tormenti. 
Il primo di tali misteri è la preghiera di Gesù e la sua Agonia nel giardino degli Ulivi; il secondo, la sua Flagellazione; il terzo, la sua Incoronazione di spine; il quarto, la salita di Gesù al Calvario, carico della croce; il quinto, la sua crocifissione e morte sul Calvario.

[64] La terza parte del Rosario contiene cinque altri misteri detti gloriosi perché in essi contempliamo Gesù e Maria nel trionfo e nella gloria. Il primo è la Risurrezione di Cristo Gesù; il secondo, la sua Ascensione al cielo; il terzo, la Discesa dello Spirito Santo sugli Apostoli; il quarto, l'Assunzione della gloriosa Vergine Maria; il quinto, la sua Incoronazione.

Sono questi i quindici fiori profumati del Roseto mistico sui quali le anime pie amano soffermarsi come api sagge per coglierne il succo mirabile e come porre il miele di una solida devozione.

A questi 15 misteri  papa Giovanni Paolo II ne aggiunse altri cinque:


21. Passando dall'infanzia e dalla vita di Nazareth alla vita pubblica di Gesù, la contemplazione ci porta su quei misteri che si possono chiamare, a titolo speciale, 'misteri della luce'. In realtà, è tutto il mistero di Cristo che è luce. Egli è « la luce del mondo » (Gv 8, 12). Ma questa dimensione emerge particolarmente negli anni della vita pubblica, quando Egli annuncia il vangelo del Regno. Volendo indicare alla comunità cristiana cinque momenti significativi – misteri 'luminosi' – di qesta fase della vita di Cristo, ritengo che essi possano essere opportunamente individuati: 1. nel suo Battesimo al Giordano, 2. nella sua auto-rivelazione alle nozze di Cana, 3. nell'annuncio del Regno di Dio con l'invito alla conversione, 4. nella sua Trasfigurazione e, infine, 5. nell'istituzione dell'Eucaristia, espressione sacramentale del mistero pasquale.
Ognuno di questi misteri è rivelazione del Regno ormai giunto nella persona stessa di Gesù. È mistero di luce innanzitutto il Battesimo al Giordano. Qui, mentre il Cristo scende, quale innocente che si fa 'peccato' per noi (cfr 2Cor 5, 21), nell'acqua del fiume, il cielo si apre e la voce del Padre lo proclama Figlio diletto (cfr Mt 3, 17 e par), mentre lo Spirito scende su di Lui per investirlo della missione che lo attende. Mistero di luce è l'inizio dei segni a Cana (cfr Gv 2, 1-12), quando Cristo, cambiando l'acqua in vino, apre alla fede il cuore dei discepoli grazie all'intervento di Maria, la prima dei credenti. Mistero di luce è la predicazione con la quale Gesù annuncia l'avvento del Regno di Dio e invita alla conversione (cfr Mc 1, 15), rimettendo i peccati di chi si accosta a Lui con umile fiducia (cfr Mc 2, 3-13; Lc 7, 47-48), inizio del ministero di misericordia che Egli continuerà ad esercitare fino alla fine del mondo, specie attraverso il sacramento della Riconciliazione affidato alla sua Chiesa (cfr Gv 20, 22-23). Mistero di luce per eccellenza è poi la Trasfigurazione, avvenuta, secondo la tradizione, sul Monte Tabor. La gloria della Divinità sfolgora sul volto di Cristo, mentre il Padre lo accredita agli Apostoli estasiati perché lo ascoltino (cfr Lc 9, 35 e par) e si dispongano a vivere con Lui il momento doloroso della Passione, per giungere con Lui alla gioia della Risurrezione e a una vita trasfigurata dallo Spirito Santo. Mistero di luce è, infine, l'istituzione dell'Eucaristia, nella quale Cristo si fa nutrimento con il suo Corpo e il suo Sangue sotto i segni del pane e del vino, testimoniando « sino alla fine » il suo amore per l'umanità (Gv 13, 1), per la cui salvezza si offrirà in sacrificio.
In questi misteri, tranne che a Cana, la presenza di Maria rimane sullo sfondo. I Vangeli accennano appena a qualche sua presenza occasionale in un momento o nell'altro della predicazione di Gesù (cfr Mc 3, 31-35; Gv 2, 12) e nulla dicono di un'eventuale presenza nel Cenacolo al momento dell'istituzione dell'Eucaristia. Ma la funzione che svolge a Cana accompagna, in qualche modo, tutto il cammino di Cristo. La rivelazione, che nel Battesimo al Giordano è offerta direttamente dal Padre ed è riecheggiata dal Battista, sta a Cana sulla sua bocca, e diventa la grande ammonizione materna che Ella rivolge alla Chiesa di tutti i tempi: « Fate quello che vi dirà » (Gv 2, 5). È ammonizione, questa, che ben introduce parole e segni di Cristo durante la vita pubblica, costituendo lo sfondo mariano di tutti i 'misteri della luce'.  
Pensate alle vostre famiglie
pregate il santo rosario
pregate il santo rosario
pregate il santo rosario
pregate il santo rosario
Mettetelo bene in testa...
pregare è la cosa più santa...poi Io vi aiuterò

PREPARARSI ALLE EMERGENZE

UN LINK d'oro per incontrare altri  link assai preziosi per noi, la famiglia e la società.
76 pagine preziose.


http://www.bentornatomiosignore.net/libri/Conchiglia_PREPARARSI_ALLE_EMERGENZE.pdf


AVE MARIA PURISSIMA!

TRIBUTO ALL'IMMACOLATA VERGINE DIVINA

Tributo quotidiano
all’Immacolata Vergine Maria




Narra l’insigne teologo P. Gabriele M. Roschini che durante un esorcismo in Roma, San Vincenzo Pallotti poggiando sul capo  dell’ossesso il libretto del "Tributo quotidiano all’Immacolata Vergine Maria" domandò al demonio se si fosse mai condannato alcun cristiano che fosse stato fedele a quelle preghiere.
Il demonio non voleva rispondere, ma il Santo lo obbligò a parlare “nel Nome di Dio”, così il diavolo esclamò: "Mai! Anzi, portando al colmo la nostra rabbia e disperazione, ci è anche proibito tentare nell’ora della morte quanti in vita furono fedeli a questa devozione”.
Avendo tutti assoluta necessità di preghiera per credere rettamente, sperare fermamente, amare ardentemente e salvarci, ecco un gran mezzo di orazione, che insieme ai sette Sacramenti ci arricchirà di Grazia.




TRIBUTO QUOTIDIANO
ALL'IMMACOLATA VERGINE MARIA
Preparato dal Serafico Dottore San Bonaventura da Bagnoregio.
(Il ciclo di questa meravigliosa devozione inizia la domenica e termina il sabato, ma è un gran bene per l'anima farla come preghiera quotidiana!
Si prega a due cori, come i salmi, oppure da soli)

PREGHIERA QUOTIDIANA
(Si prega ogni volta prima delle preghiere di ogni giorno)

Signore Gesù Cristo, per la tua infinita misericordia, ti preghiamo di renderci degni di lodare con tutti i Santi del Cielo la Santissima Vergine tua Madre. Concedici in tutti giorni della nostra vita di presentarLe la nostra lode e le nostre preghiere, perché ci ottenga di vivere e morire santamente nel tuo amore. Amen
Ave Maria…

V. Illumina i miei occhi perché non abbia a morire in peccato.
R. E il mio nemico non possa vantarsi di avermi vinto.
V. O Dio, aiutami.
R. Signore, salvami!
Gloria al Padre…

Inno

RicordaTi, o Dio, d’ogni essere
supremo Autore e Padre,
che in nostra carne piacqueTi
nascer da Vergin Madre.

Maria , Madre dolcissima,
di grazia alma sorgente,
Deh! Tu assisti e libera
dall’infernal serpente.

E nell’estrema e orribile
ora di nostra morte,
vinto l’inferno, schiudici
le sacre eterne porte.

A Te, di Vergin Figlio,
al Sommo Genitore
sia gloria in tutti i secoli
e all’Increato Amore. Amen.

Cuore Immacolato di Maria, prega per noi peccatori,
adesso e nell’ora della nostra morte. Amen.

+

Vieni, Spirito Santo;
vieni per la potente intercessione
del Cuore Immacolato di Maria
Tua Sposa amatissima. (3 v.)



DOMENICA

1 Antifona
Conforta, o Vergine Maria, l’anima di chi t’invoca: la tua misericordia e la tua grazia sono ovunque esaltate.

Salmo 1

Beato chi onora il Tuo Nome, o Maria, * la tua grazia conforterà il suo spirito.
Sarà come un giardino irrigato da acque abbondanti, * produrrai in lui frutti di santità.
Benedetta sei Tu fra le donne * per la fede e l’umiltà del tuo Cuore.
Tu sei più bella d’ogni creatura * e più santa degli Angeli e degli Arcangeli.
La tua misericordia e la tua grazia sono ovunque esaltate, * Dio ha benedetto le tue opere.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Conforta, o Vergine Maria, l’anima di chi t’invoca: la tua misericordia e la tua grazia sono ovunque esaltate.
2 Antifona
Difendici, o Madre, con la tua protezione: e solleva e conforta la nostra anima.



Salmo 2

Perché si agitano i nostri nemici * e cospirano invano contro di noi?
Ci protegga, o Madre di Dio, la tua destra * e come terribile esercito li distrugga.
Correte a Lei voi che siete afflitti da tribolazioni, * Ella consolerà la vostra anima.
Appressatevi a Lei nelle tentazioni * e la serenità del suo volto vi conforterà.
BenediteLa con tutto il cuore * poiché la terra è piena della sua misericordia.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Difendici, o Madre di Dio, con la tua protezione e solleva e conforta la nostra anima.
3 Antifona
Conducimi, o Madre, al porto della salvezza e nel giorno della morte conforta la mia anima.

Salmo 3

Perché, o Madre, mi opprimono tanti nemici? * Annientali con la tua potenza.
Sciogli i legami della nostra empietà, * solleva il peso delle mie colpe.
Abbi misericordia, o Madre, e guarisci le mie infermità, * consola il dolore e l’angustia del mio cuore.
Non darmi nelle mani dei nemici * e confortami nel giorno della morte.
Conducimi al porto della salvezza * e rendi il mio spirito al suo Creatore.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Conducimi, o Madre, al porto della salvezza e nel giorno della morte conforta la mia anima.
4 Antifona
Non ci abbandonare, o Madre, nell’ora della morte ma soccorri la nostra anima quando lascerà il corpo.

Salmo 19

Ascoltaci, o Madre, nel giorno della tribolazione * chinati pietosa alla nostra preghiera.
Non ci abbandonare nell’ora della morte * ma soccorri la nostra anima quando lascerà il corpo.
Mandale incontro l’Angelo santo * per difenderla dai nemici.
Mostrale sereno il Giudice dei secoli * e per la tua grazia ottenga il perdono.
Senta fra le pene il tuo aiuto * e riservale un posto tra gli eletti di Dio.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Non ci abbandonare, o Madre, nell’ora della morte ma soccorri la nostra anima quando lascerà il corpo.
5 Antifona
Guidami, o Madre, alla patria celeste e nel giorno della morte accoglimi benigna.

Salmo 24

A te, o Madre, ho elevato il mio cuore, * per le tue preghiere non arrossisca al giudizio di Dio.
Non mi deridano i miei nemici * perché in te confidando trovo fortezza.
Non mi vincano insidie mortali * e le forze del male non m’impediscano il cammino.
La tua potenza infranga il loro assalto * e tu benigna accogli la mia anima.
Degnati di guidarmi alla patria celeste * e di unirmi alle schiere degli Angeli.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Guidami, o Madre, alla patria celeste e nel giorno della morte accoglimi benigna.

V. Maria Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
R. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera

Vergine santissima, quanto si commosse il tuo cuore all’annuncio che l’amatissimo tuo Figlio era stato catturato e condannato alla croce!
Per questo tuo dolore muovici a pentimento dei nostri peccati, perché nell’ora della morte la nostra anima non tema l’incontro del nemico infernale e la vista del Giudice divino. Mostraci invece gioioso il suo volto, perché abbiamo a godere ineffabile gaudio. Per Gesù Cristo, tuo Figlio, nostro Signore. Amen.



CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA

Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.

Orazione finale
O misericordiosissima Vergine Maria, che non abbandoni mai chi a Te ricorre e ti invoca, io mi rivolgo a Te, spinto dalla più grande fiducia e ti prego supplichevole. O Madre di Gesù, ascoltami propizia. Amen.




LUNEDI’

PREGHIERA QUOTIDIANA
( Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)
1 Antifona
Nelle tue mani, o Madre, raccomando il mio spirito, tutta la vita e il mio ultimo giorno.
Salmo 30

In te, o Madre, ho sperato, non sia deluso in eterno,* accoglimi nella tua grazia.
Chìnati ad ascoltarmi * ed allietami nel dolore. Tu mi sei fortezza e rifugio, * tu mio conforto e difesa.
Ti ho invocata nell’afflizione del mio cuore * e tu dal cielo mi hai esaudito.
Nelle tue mani, o Madre, raccomando il mio spirito, * tutta la vita e il mio ultimo giorno.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Nelle tue mani, o Madre, raccomando il mio spirito, tutta la vita e il mio ultimo giorno.
2 Antifona
Abbi pietà di me dal cielo, o Madre: e alla morte mi assista la tua grazia.
Salmo 38

Ho stabilito, o Madre, di vegliare sulla mia condotta * quando mi ottenesti la Grazia di Gesù Cristo.
La tua dolcezza ha intenerito il mio cuore * si è infiammata del tuo amore la mia anima.
Ascolta, o Madre, la mia preghiera * vadano in rovina i miei nemici.
Abbi pietà di me dal tuo celeste trono * e non lasciarmi smarrito in questa misera valle.
Sostieni il mio piede, perché non cada * e alla morte mi assista la tua grazia.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Abbi pietà di me dal cielo, o Madre: e alla morte mi assista la tua grazia.
3 Antifona
La tua intercessione fortifichi la mia anima e mi salvi nel giorno della morte.
Salmo 42

Fammi giustizia, o Madre e difendi la mia causa dagli empi, * liberami dal serpente immondo e maligno.
Tu, nostra Madre disperdilo * Tu, Immacolata, schiaccia il suo capo.
Le tue preghiere mi rendano forte contro di lui, * i tuoi meriti annientino il suo potere..
Precipita nell’abisso il persecutore della mia anima, * sprofondalo vivo nell’inferno.
Io sulla terra inneggerò al tuo Nome * e canterò in eterno la tua gloria.
Gloria al Padre…

3 Antifona
La tua intercessione fortifichi la mia anima: e mi salvi nel giorno della morte.

4 Antifona
Nella mia umiliazione, o Madre, attendo la tua misericordia, perché angosce mortali mi opprimono.
Salmo 44

Ascolta, o Madre, la mia, la mia preghiera * e non sdegnare la mia supplica.
Mi sono profondamente rattristato * al pensiero del giudizio di Dio.
Ombre di morte mi hanno avvolto, * mi ha invaso il timore dell’inferno.
Nella solitudine aspetto il tuo conforto * e nella umiliazione la tua misericordia.
Glorifica la tua potenza * e siano sconfitti i miei nemici.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Nella mia umiliazione, o Madre, attendo la tua misericordia, perché angosce mortali mi opprimono.
5 Antifona
Donami, o Madre, pace e salvezza nell’ultimo giorno e ispirami una santa fiducia in Te, in vita e in morte.
Salmo 63

Accogli, o Madre, le mie preghiere; * liberami dal terrore del nemico.
Dona ai tuoi figli, o Madre pace e salvezza * nel giorno del tremendo giudizio.
Benedetta sei tu fra le donne * e benedetto il frutto del tuo seno.
Illumina, o Madre, i miei occhi * e rischiara la mia cecità.
Concedimi una santa confidenza in te * durante la vita e nell’ora della morte.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Donami, o Madre, pace e salvezza nell’ultimo giorno e ispirami una santa fiducia in Te, in vita e in morte.

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera
Per le lacrime, che spargesti vedendo il tuo dolcissimo Figlio flagellato e crudelmente ingiuriato, ottienici, o Vergine dolcissima, dolore dei nostri peccati e lacrime di salutare contrizione.
Liberaci dalle tentazioni del nemico, perché non abbiamo a presentarci vinti al divino Giudice, ma, pentiti delle nostre mancanze, otteniamo perdono e grazia. Per Gesù Cristo, tuo Figlio, nostro Signore. Amen.

CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA

Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.


Orazione finale
"La fiamma ardente e soave della tua carità, o Signore, mi distolga dalle cose terrene, perché io muoia di amore per Te, che Ti degnasti di morire per mio amore. Amen."




MARTEDI’
PREGHIERA QUOTIDIANA
(Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)

1 Antifona
Proteggimi sempre, o Madre, con la tua grazia, e la tua presenza conforti la mia morte.
Salmo 66

Dio abbia pietà di me e mi benedica * per intercessione della sua Madre.
Abbi pietà, o Madre, e prega per me * cambia in santa letizia la mia tristezza.
Risplendi, o Stella del mare, * Vergine fulgidissima, inondami di luce.
Estingui le passioni del mio cuore * rasserenami con la tua grazia.
Mi protegga sempre il tuo aiuto; * la tua presenza conforti la mia morte.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Proteggimi sempre, o Madre, con la tua grazia, e la tua presenza conforti la mia morte.
2 Antifona
Assistimi, o Madre, nel giudizio e davanti a Dio difendi la mia causa.
Salmo 72

Quanto è buono il Signore * con chi onora la sua diletta Madre!
Ella è il conforto della nostra vita * e il nostro sicurissimo aiuto nelle sventure.
Il nemico avvolse di tenebre la mia mente * fa sorgere, o Madre, la luce nel mio cuore.
Distogli da me lo sdegno di Dio * placa il Signore con i tuoi meriti e le tue preghiere.
Assistimi nel giudizio alla sua presenza, * sii la mia avvocata e difendi la mia causa.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Assistimi, o Madre, nel giudizio e davanti a Dio difendi la mia causa.
3 Antifona
Cambia in fiducia il mio timore, o Madre e salvami dai pericoli mortali.
Salmo 76

Ho rivolto la mia voce a Maria, mia Madre * e mi ha esaudito con la sua bontà.
Ha tolto dal mio cuore la tristezza e l’affanno * e lo ha inondato di soave dolcezza.
Ha mutato il mio timore in santa fiducia; * con la sua dolce presenza mi ha colmato di gioia.
Con il suo aiuto scampai da gravi pericoli * e mi sottrassi al potere del maligno nemico.
Rendo grazie al Signore e a te, o Madre mia, * per tutti i doni della tua misericordia.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Cambia in fiducia il mio timore, o Madre e salvami dai pericoli mortali.
4 Antifona
Scuotiti, anima mia, corri incontro alla Regina del cielo.
Salmo 79

Ascoltami, o Re d’Israele, * fammi degno di onorare la tua Madre.
Sollévati, o povera anima mia, * corri incontro alla Regina del cielo.
Spezza ogni legame * e accogliLa con inni di gloria.
Da Lei fluisce il palpito della vita * e dal suo cuore s’irradia ogni salvezza.
Con la soave fragranza dei suoi doni, * le anime ritornano alla vita.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Scuotiti, anima mia, corri incontro alla Regina del cielo.
5 Antifona
Non mi abbandonare, o Madre, in vita e in morte, ma intercedi per me presso il tuo Figlio Gesù .
Salmo 83

Quanto è dolce restare con te, o potente Regina; * in tua compagnia, la vita scorre serena.
Onoratela, o peccatori * Ella vi otterrà grazia e salvezza.
L’ardore della sua preghiera è più gradito d’ogni profumo, * la sua (materna) mediazione è sempre efficace, presso Dio.
Intercedi per me presso Gesù, tuo Figlio, * e non mi abbandonare in vita e in morte.
Tu sei la fonte di ogni bene * e la tua grazia riempie la terra. 
Gloria al Padre…

5 Antifona
Non mi abbandonare, o Madre, in vita e in morte, ma intercedi per me presso il tuo Figlio Gesù .

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera
Vergine beatissima, per gli strazi che il tuo cuore sostenne, quando sapesti che il tuo Figlio dilettissimo fu condannato alla croce, soccorrici nei dolori della nostra agonia.
Aiutaci, o Madre, quando la nostra anima sarà insidiata dal demonio e piena di timore al pensiero del giudizio divino; scampaci dalla sentenza dell’eterna dannazione, perché non siamo condannati per sempre alle pene dell’inferno. Per Gesù Cristo, tuo Figlio, nostro Signore. Amen.


CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA

Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.




Orazione finale
"O Santa Vergine Maria, non c’è al mondo creatura bella come Te. 
O Figlia ed Ancella del Padre celeste, o Madre santissima di Gesù Cristo e Sposa dello Spirito Santo, prega per noi con il santo Arcangelo Michele e con tutti i Santi, il tuo Figlio, nostro dilettissimo Signore e Maestro. Amen." (Famosissima antifona mariana tanto cara al Serafico Padre San Francesco)




MERCOLEDI’

PREGHIERA QUOTIDIANA
(Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)



1 Antifona
Fa’, o Madre, che viviamo nella grazia dello Spirito Santo: e conduci le nostre anime al loro santo fine.
Salmo 86

Sicurezza di vita per l’anima del giusto * è perseverare nel tuo amore sino alla fine.
La tua grazia solleva il povero nelle avversità, * l’invocazione del tuo dolce nome lo colma di fiducia.
Il paradiso è pieno delle tue misericordie * e il nemico infernale è sconvolto dal tuo potere.
Tesori di pace troverà chiunque in te spera * chi non t’invoca non giungerà al Regno di Dio.
Fa’, o Madre, che viviamo nella grazia dello Spirito Santo * e conduci le nostre anime alla salvezza eterna.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Fa’, o Madre, che viviamo nella grazia dello Spirito Santo: e conduci le nostre anime al loro santo fine.
2 Antifona
Al termine della vita mi appaia il tuo amabile volto e la tua bellezza mi inondi di gioia celeste.
Salmo 88

Io canterò in eterno, o Madre, * la tua misericordia.
Il balsamo della tua pietà risani i contriti di cuore * e la tua misericordia addolcisca i nostri dolori.
Il tuo amabile volto mi appaia al termine della vita * e la tua bellezza mi inondi di gioia celeste.
Eccita il mio spirito ad amare la tua bontà, * muovi la mia mente ad esaltare la tua grandezza.
Salvami dai pericoli della tentazione * e libera da ogni peccato la mia anima.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Al termine della vita mi appaia il tuo amabile volto e la tua bellezza mi inondi di gioia celeste.
3 Antifona
Chi spera in te, o Madre, raccoglierà frutti di grazia e tu gli aprirai la porta del cielo.
Salmo 90

Chi confida nell’aiuto della Madre di Dio, * vive sicuro sotto la sua protezione.
L’assalto dei nemici non gli può nuocere, * né lo colpisce l’offesa del male.
Ella lo salva dalle insidie del nemico * e lo protegge sotto il suo manto.
Nei pericoli invocate Maria * e la vostra casa sarà preservata dal male.
Chi spera in Lei raccoglierà frutti di grazia * e giungerà sicuramente al cielo.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Chi spera in te, o Madre, raccoglierà frutti di grazia e tu gli aprirai la porta del cielo.
4 Antifona
Accogli, o Madre, la nostra anima ed introducila nell’eterna pace.
Salmo 94

Venite ad acclamare la nostra Madre, * lodiamo Maria regina di grazia.
Presentiamoci a Lei, con inni di gloria, * tributiamoLe con giubilo, canti di lode.
Venite, inchiniamoci a Lei, * confessiamoLe in pianto i nostri peccati.
Ottienici, o Madre, completo perdono, * assistici al giudizio di Dio.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Accogli, o Madre, la nostra anima ed introducila nell’eterna pace.
5 Antifona
Soccorrici, o Madre, nell’ora della nostra morte e raggiungeremo il Paradiso.
Salmo 99

Acclamate alla nostra Madre, uomini tutti della terra, * donatevi a Lei in letizia ed esultanza.
Ricorrete a Lei con amore * e con impegno seguite i suoi esempi.
Ricercatela con affetto ed Ella vi si mostrerà, * siate mondi di cuore e godrete la sua benevolenza.
I tuoi protetti, o Madre, avranno pace e aiuto, * ma senza il tuo aiuto non c’è speranza di salvezza.
Ricordati di noi, o Madre, e saremo liberi dal male, * soccorrici in morte e raggiungeremo il Paradiso.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Soccorrici, o Madre, nell’ora della nostra morte e raggiungeremo il Paradiso.

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera

   Vergine dolcissima, un immenso dolore ti ferì l’anima quando vedesti il tuo Figlio inchiodato sulla Croce, piagato e livido per le percosse e i flagelli.
   Per questa tua sofferenza, ricolma il nostro cuore di compassione e di pentimento; infiammalo di amore divino, perché la nostra anima sia purificata dai peccati e abbellita di virtù.
   Da questa misera vita solleva le nostre aspirazioni e il nostro desiderio al cielo, dove possiamo un giorno venire, per Gesù Cristo tuo Figlio nostro Signore.       Amen.
CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA
Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.


Orazione finale
O Dio onnipotente ed eterno, che Ti degnasti nascere da Maria Vergine Immacolata, fa’ che abbiamo a servirti con cuore puro e a piacerti con animo umile. Amen.




GIOVEDI’

PREGHIERA QUOTIDIANA
(Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)


1 Antifona
Conforta, o Madre, la mia anima negli estremi istanti e difendi la mia causa dinanzi al Giudice dei secoli.
Salmo 100

Canterò, o Madre, la tua misericordia e la tua santità, * inneggerò a Te nell’esultanza del cuore
Esalterò il tuo nome e la tua gloria, * Tu sarai il mio conforto.
Ho zelato il tuo onore e il tuo amore, * difendi la mia causa dinanzi al Giudice dei secoli.
La tua grazia e la tua bontà mi hanno conquistato, * non sia deluso nella mia fiducia.
Confortami negli ultimi istanti * e concedimi di contemplare il Salvatore.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Conforta, o Madre, la mia anima negli estremi istanti e difendi la mia causa dinanzi al Giudice dei secoli.
2 Antifona
Da’, o Madre, l’eterna gioia a chi spera in Te e non abbandonarlo nell’agonia.
Salmo 103

Loda, o anima mia, la beata Vergine, * il suo nome e la sua gloria vivono in eterno.
Tu rifulgi di radiosa bellezza, o dolce Maria: * ti cinge, o Madre, una splendida veste.
Da Te ci viene il rimedio al peccato, * la guida alla pace ed al fervido amore.
Riempi i tuoi figli di sante virtù, * e tieni lontano lo sdegno di Dio.
Dona ai tuoi devoti l’eterna gioia, * e non lasciarli soli nell’agonia.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Da’, o Madre, l’eterna gioia a chi spera in Te e non abbandonarlo nell’agonia.
3 Antifona
Chi invoca il tuo nome, o Maria, non temerà la morte: ed è destinato a godere con gli Angeli della pace.
Salmo 110

Ti loderò, o Madre, con tutto il cuore, * Ti glorificherò con tutta l’anima.
I prodigi della tua grazia e della tua misericordia * brilleranno in eterno davanti al trono di Dio.
Per Te abbiamo avuto da Dio la Redenzione * e l’umanità ha speranza di salvezza.
Sapienti sono quelli che Ti onorano; * ed avranno parte fra gli Angeli della pace.
Il tuo Nome è glorioso e potente, * chi lo porta nel cuore non temerà la morte.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Chi invoca il tuo nome, o Maria, non temerà la morte: ed è destinato a godere con gli Angeli della pace.
4 Antifona
Quando la mia anima lascerà questo mondo, vienile incontro, o Madre, ad accoglierla.
Salmo 113

Quando la mia anima lascerà questo mondo, * vieni ad accoglierla, o Madre.
Il tuo celestiale volto la consoli * la vista di Satana non la spaventi.
Sii tu la sua Scala al Regno dei cieli * e la via diritta al Paradiso.
Ottienile dal Padre perdono e pace * e un premio glorioso fra i beati.
Difendi i tuoi devoti davanti al Giudice, * prenditi a cuore la loro causa.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Quando la mia anima lascerà questo mondo, vienile incontro, o Madre, ad accoglierla.
5 Antifona
Ero preso da angosce mortali e la visita di Maria mi ha rasserenato.
Salmo 114

Ho amato la Madre del Signore Dio mio, * la sua misericordia mi ha illuminato.
Ero preso da angosce mortali * e mi ha rasserenato la visita di Maria.
Ho corso pericolo * e la sua grazia mi ha rianimato.
L’invocazione del suo Nome e il suo Amore ricolmino il mio cuore * e non mi potrà nuocere il nemico.
A Lei rivolgi le tue preghiere, o anima mia, * e troverai conforto nei supremi istanti.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Ero preso da angosce mortali e la visita di Maria mi ha rasserenato.

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera

   Vergine santissima, per l’immenso dolore che ti afflisse ai piedi della Croce, quando il tuo Figlio nel dolore rendeva il suo Spirito nelle mani del Padre e Ti affidava come Madre al discepolo Giovanni, soccorrici alla morte; quando non avremo più forze per invocarTi e verranno meno i nostri sensi.
   Ricorda allora, o Madre santissima, le preghiere che adesso Ti rivolgiamo e sostieni il nostro spirito in quelle ultime battaglie.
   Raccomanda la nostra anima al tuo dilettissimo Figlio, perché ci liberi da ogni pena e da ogni castigo e ci introduca nella gioia del Paradiso. 
   Per Gesù Cristo, Tuo Figlio, Nostro Signore. Amen. 

CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA
Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.

Orazione finale

Piissima Vergine Maria, Regina del mondo e Signora degli Angeli, Ti preghiamo di ottenere sollievo alle anime benedette del Purgatorio, perdono ai poveri peccatori e la santa perseveranza nel bene ai giusti; perché siamo tanto deboli difendici da tutti i pericoli. Amen.




VENERDI’

PREGHIERA QUOTIDIANA
(Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)



1 Antifona
Nel giorno della morte, o Madre, ricolmaci di gioia: come il tuo spirito esultò in Dio, tuo salvatore.
Salmo 119

Nella tribolazione ho invocato Maria * ed Ella mi ha esaudito.
Liberami, o Madre, da ogni male * in tutti i giorni della vita.
Schiaccia il capo del maligno nemico * con la forza dell’invitto tuo piede.
Infondi nel mio cuore la letizia, * che ti fece esultare nel Signore.
Sii la nostra Mediatrice presso Dio e intercedi per me * perché siano cancellati i miei peccati.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Nel giorno della morte, o Madre, ricolmaci di gioia: come il tuo spirito esultò in Dio, tuo salvatore.
2 Antifona
Ottienici, o Madre, misericordia e perdono, perché possiamo santamente morire nel Signore.
Salmo 121

Ho provato intensa gioia, o Regina del cielo, * al pensiero che entreremo con Te nella casa di Dio.
O Paradiso, patria celeste, * possiamo raggiungerti seguendo Maria.
Ottienici, o Vergine, pace e perdono * e piena vittoria sui nostri nemici.
Conforta e consola il nostro cuore * con la dolcezza del tuo amore.
Diffondi, o Maria, su noi la tua misericordia * perché possiamo santamente morire nel Signore.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Ottienici, o Madre, misericordia e perdono, perché possiamo santamente morire nel Signore.
3 Antifona
Confortaci, o Madre, nel cammino della vita e aiutaci nel giorno della tribolazione.
Salmo 124

Chi confida nella Madre di Dio * non temerà di fronte al nemico.
Rallegratevi, voi tutti che l’amate, * Ella vi aiuterà nella tribolazione.
Ricòrdati, o Madre, della tua misericordia, * e confortaci nel cammino della vita.
Guardaci con tenerezza, o Madre, * e sconvolgi i nostri nemici.
Siano benedette le tue opere: * benedetti i tuoi santi prodigi.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Confortaci, o Madre, nel cammino della vita e aiutaci nel giorno della tribolazione.
4 Antifona
Fa’, o Madre, che arrivi a Dio con una santa morte, e mostrami benevolo il frutto del tuo seno.
Salmo 128

Da gran tempo mio assalgono i nemici: * liberami, o Madre, e proteggimi.
Non dar loro potere su di me: * custodiscimi il cuore ed i sensi.
Ottienici il perdono dei peccati * e la grazia dello Spirito Santo.
Rendi meritoria la nostra penitenza, * perché giungiamo a Dio con una santa morte.
E allora mostraci sereno e mite * il frutto glorioso del tuo seno.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Fa’, o Madre, che arrivi a Dio con una santa morte, e mostrami benevolo il frutto del tuo seno.
5 Antifona
Guidami, o Madre, alla salvezza eterna e non mi dimenticare nel giorno della morte.
Salmo 129

Dall’intimo del cuore t’invoco, * o Madre, ascolta la mia supplica.
Porgi benevolo ascolto * alle lodi della tua gloria.
Liberami dagli avversari * e disperdi le loro insidie.
Proteggimi dal male, * non mi dimenticare nel giorno della morte.
Degnati di guidarmi alla salvezza eterna * e il mio nome sia scritto fra quello dei santi.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Guidami, o Madre, alla salvezza eterna e non mi dimenticare nel giorno della morte.

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera

   Vergine Immacolata, tu non potevi trattenere il pianto mentre stringevi al Cuore il tuo Figlio esanime deposto dalla croce e rimiravi le sue candide membra coperte di ferite.
   Concedici di piangere i nostri peccati e ripararli con sincera penitenza; e quando il nostro corpo si decomporrà nella morte, fa’ che la nostra anima risplenda del candore dell’innocenza e possa godere l’amore di Gesù Cristo, tuo Figlio, nostro Signore. Amen. 

CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA
Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.

Orazione finale

O Madre mia, Maria Santissima, mi affido per oggi e per sempre alla tua misericordiosa protezione. A Te raccomando la mia anima e il mio corpo per l’ora della morte.
A Te affido la mia speranza, il conforto, le angustie e il congedo da questo mondo. Fa’, o dolce Madre mia, per la tua intercessione e per i tuoi meriti, che tutte le mie azioni siano secondo i tuoi desideri e la divina Volontà del tuo Figlio. Amen. 







SABATO

PREGHIERA QUOTIDIANA
(Vedi inizio. Si prega ogni giorno insieme all’Inno)


1 Antifona
Confortaci, o Madre, nel giorno della morte: e presentaci al Signore.
Salmo 130

O Madre, non s’inorgoglisce il mio cuore * né guardano sdegnosi i miei occhi.
L’Onnipotente Ti ha benedetta * e per mezzo tuo ha annientato i nostri nemici.
Benedetto Dio, che Ti ha preservata dal peccato originale * e Ti ha fatta nascere Immacolata.
Benedetto Colui che è sceso in Te * sei divenuta madre per il suo potere.
Dònaci il conforto della Tua grazia * e presentaci al Signore.
Gloria al Padre…

1 Antifona
Confortaci, o Madre, nel giorno della morte: e presentaci al Signore.
2 Antifona
Rivolgiamoci a Maria nel giorno della morte ed Ella ci aprirà il Paradiso.
Salmo 134

Lodate il nome del Signore: * benedite Maria sua Madre.
Rinnovate le vostre suppliche a Maria, * Ella vi ispirerà buoni propositi.
Andiamo a Lei con cuore contrito * e non avvertiremo lo stimolo del peccato.
Chi pensa a Lei con animo sereno * troverà pace e dolcezza.
Offriamo a Lei le nostre azioni, * Ella ci aprirà il Paradiso.
Gloria al Padre…

2 Antifona
Rivolgiamoci a Maria nel giorno della morte ed Ella ci aprirà il Paradiso.
3 Antifona
Quando t’invocherò, o Madre, ascoltami, accresci il coraggio nella mia anima.
Salmo 137

O Madre, Ti loderò con tutto il cuore * perché mi hai ottenuto la misericordia di Gesù.
Ascolta, o Madre, le mie invocazioni * e verrò a lodarti insieme con gli Angeli.
Quando T’invoco esaudiscimi, * accresci il mio coraggio.
Ti diano gloria tutti i popoli, * perché per Tuo mezzo ci fu resa la salvezza.
Libera i tuoi figli da ogni turbamento, * vivano in pace sotto la tua protezione materna.
Gloria al Padre…

3 Antifona
Quando t’invocherò, o Madre, ascoltami, accresci il coraggio nella mia anima.
4 Antifona
Il nemico mi tende insidie, aiutami , o Madre, a non cadervi.
Salmo 141

Rivolgo la mia preghiera a Maria * e umilmente La supplico.
Apro il mio cuore a Lei, * voglio manifestarLe le mie tristezze.
Il nemico mi tende insidie, * tenta di trarmi in inganno .
Aiutami, o Madre, perché non cada davanti a lui, * fa’ che io riporti completa vittoria.
Liberami dalla sua oppressione, * perché glorifichi con Te in eterno la potenza di Dio.
Gloria al Padre…

4 Antifona
Il nemico mi tende insidie, aiutami , o Madre, a non cadervi.
5 Antifona
Quando la mia anima lascerà il corpo, a Te l’affido, o Madre, perché la presenti a Dio.
Salmo 145

Loda la Madre tua, anima mia; * voglio onorarLa per tutta la mia vita.
Non cessare mai di amarLa; * pensa a Lei in ogni istante.
Quando la mia anima lascerà il corpo * a Te l’affido, o Madre, perché la presenti a Dio.
Non la turbi il ricordo dei suoi peccati, * né l’inquieti l’appressarsi del maligno.
Conducila al luogo della salvezza, * ove attenda fiduciosa il Redentore.
Gloria al Padre…

5 Antifona
Quando la mia anima lascerà il corpo, a Te l’affido, o Madre, perché la presenti a Dio.

V. Maria, Madre di grazia e Madre di misericordia.
R. Difendici dal nemico e accoglici nell’ora della morte.
V. Illumina i nostri occhi, perché non abbiamo a morire in peccato.
R. Né possa vantarsi il nostro avversario di averci vinto.
V. Salvaci dalla violenza del nemico.
R. E preserva dal suo potere la nostra anima.
V. Salvaci, per la tua misericordia.
R. O Madre, non rimarremo confusi, perché ti abbiamo invocata.
V. Prega per noi peccatori.
R. Adesso e nell’ora della nostra morte.
V. Ascolta, o Madre, la nostra preghiera.
V. E giunga a Te il nostro grido.

Preghiera

   Vergine gloriosissima, tu piangendo desolata hai accompagnato al sepolcro il tuo Figlio unigenito, conforto della tua anima.
   Per questo dolore, Ti preghiamo, rivolgi i Tuoi occhi misericordiosi a noi miseri figli di Eva, che da questa valle di lacrime a Te innalziamo i nostri gemiti. Mòstraci dopo questo esilio Gesù, frutto benedetto del tuo seno. E ottienici la Grazia di morire confortati dai santi Sacramenti della Chiesa per incontrare misericordioso il Giudice divino. Per Gesù Cristo tuo Figlio, Nostro Signore. Amen.
CANTICO: "TE MATREM DEI LAUDAMUS"
ALLA BEATA VERGINE MARIA

Ti lodiamo, Madre di Dio * ti esaltiamo come Madre e Vergine.
Tutta la terra ti venera * Figlia dell’eterno Padre.

Gli Angeli e gli Arcangeli, i Troni e i Principati * ti servono fedelmente.
Le Potestà, le Virtù e le Dominazioni * devotamente ti obbediscono.

I Cherubini, i Serafini e tutti i cori degli Angeli * ti circondano esultanti.
Tutte le creature angeliche * ti proclamano senza fine:

Santa, Santa, Santa * Maria Madre di Dio, Madre e Vergine.
I cieli e la terra sono pieni * della gloria del tuo Figlio.

Il coro glorioso degli Apostoli * ti esalta Madre del Creatore.
La moltitudine dei beati Martiri * ti glorifica Madre di Cristo.

La gloriosa schiera dei Confessori * ti proclama tempio della Santissima Trinità.
L’amabile coro delle Vergini * ti addita modello di verginale umiltà.

L’intera corte celeste * ti acclama sua Regina.
Per tutto il mondo la Chiesa ti onora * Madre della divina Maestà.

Madre del Re del Cielo, * santa, dolce e pia.
Tu sei Signora degli Angeli * porta del Paradiso.

Tu Scala del Regno dei cieli * Arca di pietà e di grazia.
Sorgente della misericordia * Sposa e Madre dell’eterno Re.

Tempio dello Spirito Santo * dimora della santissima Trinità.
Tu divina e materna mediatrice fra Dio e gli uomini * tu loro guida e universale dispensatrice di grazie.

Tu Aiuto dei cristiani, * Rifugio dei peccatori.
Tu Signora del mondo, Regina del Cielo * e unica nostra speranza.

Tu salvezza di chi ti invoca, porto dei naufraghi * sollievo dei miseri, rifugio dei moribondi.
Tu Madre dei beati * e gioia degli eletti.

Tu perfezioni i giusti * e raduni gli erranti.
In Te si avverano le promesse dei Patriarchi * e i vaticini dei Profeti.

Tu guida degli Apostoli, * maestra agli Evangelisti.
Tu forza dei Martiri, modello dei Confessori * onore e gloria delle Vergini.

Tu per salvare l’uomo decaduto, * accogliesti nel seno il Figlio di Dio.
Tu, vincendo l’antico avversario, * hai riaperto ai tuoi figli il paradiso.

Insieme con il Figlio * siedi alla destra del Padre.
O Vergine Maria, prega per noi tuo Figlio * che un giorno sarà nostro Giudice.

Ti preghiamo, soccorri i tuoi figli, * redenti col prezioso Sangue del Figlio tuo.
Fa’, o Vergine, che insieme con i Santi * siamo premiati con l’eterna gloria.

Salva il tuo popolo, o Madre * perché abbia parte all’eredità del tuo Figlio.
Guidaci in questa vita, divina nostra Pastora, * e custodiscici per l’eternità.

Ogni giorno, o Madre, * ti rivolgiamo la nostra lode.
E bramiamo cantare le tue lodi in eterno * con le labbra e con il cuore.

Dégnati, o dolce Maria, * di conservarci senza peccato.
Abbi pietà di noi, o Madre, * perché confidiamo in Te.

In Te speriamo, cara nostra Madre, * difendici in eterno.
A Te s’addice la lode e il potere * a Te l’onore e la gloria. Amen”.

Orazione finale:
   O Maria, Madre di Dio e Vergine piena di grazia, conforto di tutti gli afflitti che T'invocano, per la grande gioia che provasti alla Resurrezione di Gesù, consola la mia anima.
   DegnaTi assistermi presso il tuo Figlio, nell'ultimo giorno, quando risorgerò in anima e corpo a render conto di ogni mia azione. Per la tua divina intercessione, o pietosissima Vergine e Madre, possa evitare la sentenza di dannazione e giungere alla gioia eterna con i santi.
   Amen.

“GESU' MARIA AMORE VENITE     INSIEME NEL MIO CUORE!”


"Mi Iésu,/ crédo Te in Sanctìssimo Sacraménto adésse,/
Te ànte òmnia àmo,/ Tùi desidério tòto còrde flàgro./
Quìa nunc per sacraméntum Te accìpere néqueo,/
sàltem, spìritu tàntum, quæso,/ in cor méum véni...

Quàsi iàm præséntem Te ampléctor,/ Totùmque me Técum iùngo;/
ne ùmquam sìnas ut a Te discédam".

<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>