domenica 31 luglio 2016

Papa Benedetto XVI ci insegna a leggere i fatti della vita nella prospettiva della fede

DE EN ES FR HR IT PT ]
BENEDETTO XVI
ANGELUS
Piazza San Pietro
Domenica, 7 marzo 2010
  
Cari fratelli e sorelle,

la liturgia di questa terza domenica di Quaresima ci presenta il tema della conversione. Nella prima lettura, tratta dal Libro dell’Esodo, Mosè, mentre pascola il gregge, vede un roveto in fiamme, che non si consuma. Si avvicina per osservare questo prodigio, quando una voce lo chiama per nome e, invitandolo a prendere coscienza della sua indegnità, gli comanda di togliersi i sandali, perché quel luogo è santo. “Io sono il Dio di tuo padre – gli dice la voce – il Dio di Abramo, il Dio di Isacco, il Dio di Giacobbe”; e aggiunge: “Io sono Colui che sono!” (Es 3,6a.14). 

Dio si manifesta in diversi modi anche nella vita di ciascuno di noi. Per poter riconoscere la sua presenza è però necessario che ci accostiamo a lui consapevoli della nostra miseria e con profondo rispetto. Diversamente ci rendiamo incapaci di incontrarlo e di entrare in comunione con Lui. Come scrive l’apostolo Paolo, anche questa vicenda è raccontata per nostro ammonimento: essa ci ricorda che Dio si rivela non a quanti sono pervasi da sufficienza e leggerezza, ma a chi è povero ed umile davanti a Lui.

Nel brano del Vangelo odierno, Gesù viene interpellato circa alcuni fatti luttuosi: l’uccisione, all’interno del tempio, di alcuni Galilei per ordine di Ponzio Pilato e il crollo di una torre su alcuni passanti (cfr Lc 13,1-5). 
Di fronte alla facile conclusione di considerare il male come effetto della punizione divina, Gesù restituisce la vera immagine di Dio, che è buono e non può volere il male, e mettendo in guardia dal pensare che le sventure siano l’effetto immediato delle colpe personali di chi le subisce, afferma: “Credete che quei Galilei fossero più peccatori di tutti i Galilei, per aver subito tale sorte? No, ma se non vi convertite, perirete tutti allo stesso modo” (Lc 13,2-3). 

Gesù invita a fare una lettura diversa di quei fatti, collocandoli nella prospettiva della conversione: le sventure, gli eventi luttuosi, non devono suscitare in noi curiosità o ricerca di presunti colpevoli, ma devono rappresentare occasioni per riflettere, per vincere l’illusione di poter vivere senza Dio, e per rafforzare, con l’aiuto del Signore, l’impegno di cambiare la vita. 

Di fronte al peccato, Dio si rivela pieno di misericordia e non manca di richiamare i peccatori ad evitare il male, a crescere nel suo amore e ad aiutare concretamente il prossimo in necessità, per vivere la gioia della grazia e non andare incontro alla morte eterna. 

Ma la possibilità di conversione esige che impariamo a leggere i fatti della vita nella prospettiva della fede, animati cioè dal santo timore di Dio. In presenza di sofferenze e lutti, vera saggezza è lasciarsi interpellare dalla precarietà dell’esistenza e leggere la storia umana con gli occhi di Dio, il quale, volendo sempre e solo il bene dei suoi figli, per un disegno imperscrutabile del suo amore, talora permette che siano provati dal dolore per condurli a un bene più grande.

Cari amici, preghiamo Maria Santissima, che ci accompagna nell’itinerario quaresimale, affinché aiuti ogni cristiano a ritornare al Signore con tutto il cuore. Sostenga la nostra decisione ferma di rinunciare al male e di accettare con fede la volontà di Dio nella nostra vita.

AVE MARIA

Estáis en la Barca...


COMO MI PROFETA 
ANUNCIA Y DENUNCIA LO QUE 
MIS PREDILECTOS CALLAN 

 28-6-2016 

Mi buen Jesús, Tú que todo lo sabes y todo lo ves y nada queda oculto a Tus ojos, descúbrenos Tus Caminos, Guíanos en la Verdad porque el mal se disfraza de bien para seguir engañando las almas, y en la confusión se alejen del Verdadero camino y la salvación. 

Apiádate de nosotros, de Tu Iglesia y nuestro Vicario Benedicto XVI, levanta Tu brazo de poder y ven a Salvarnos, para que la confusión no siga creciendo, y los que buscamos sostenernos en la Fidelidad no nos desalentemos en medio de tantas pruebas y las trampas de nuestros enemigos. Amén. 

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Estáis en la Barca que, agitada por la tempestad, pareciera hundirse, pero en verdad os digo que en medio de la tempestad, Yo estoy con vosotros, no temáis. 

Benedicto está rodeado de lobos, controlado y vigilado por la masonería dentro del mismo Vaticano, obligado a hablar por las fuerzas del mal, que lo aprisionan para seguir engañando a las almas y confundir a los que Me guardan fidelidad. 

Ahora triunfa el mal aparentemente, mas no por mucho tiempo, porque a Mi Voz de Mando MI VICARIO SE LEVANTARÁ CON FUERZA Y PODER, QUE LE DARÁ COMO UN SOPLO DIVINO EL ESPÍRITU SANTO, EL ESPÍRITU DE LA VERDAD, PARA ANUNCIAR Y DENUNCIAR todos los crímenes de Mi Iglesia, la que me es infiel y se prostituye, la falsa iglesia que lleva Francisco, EL FALSO PROFETA, EL SERVIDOR DEL DIABLO Y ANTICRISTO. 

Vosotros, Mis verdaderos testigos, Mis Apóstoles y Discípulos, no os desaniméis, ni tengáis miedo en medio de la tempestad, seguid adelante cumpliendo Mis deseos, atendiendo Mis llamados, y luchando con fe, cada día, los combates espirituales que os dan Mis enemigos, todos los seguidores de Francisco, todos los que están en la falsa Iglesia. Os dije que vuestra mejor batalla y la victoria es vuestra obediencia a Mí, Vuestro Dios, vuestra fidelidad, escuchando y recibiendo los Mensajes Divinos a través de Mis profetas y enviados, que la falsa Iglesia quieren callar, y rechazan toda revelación dada a Mis mensajeros y profetas de estos tiempos. 

Vuestra mayor protección es EL SANTO SACRIFICIO DEL ALTAR, VUESTRA MISA ESPIRITUAL, EN HUMILDAD, EN LA SOLEDAD, EN ESE ENCUENTRO íntimo de cada alma Conmigo, Su Dios y Señor. Ya que es la Santa Misa que me agrada, y en la que Me hago presente para derramar Gracias y Bendiciones, hacedla unidos a Benedicto XVI, ofrecedlo todo por Él y por vosotros, Su rebaño, Mis pequeños corderitos, que sois mansos y humildes de corazón. 

Con esto estaréis siempre protegidos aun cuando sintáis los ataques del enemigo, que serán muchos y se multiplicarán en estos tiempos; pero no desconfiéis: con vuestras comuniones espirituales y vuestros sufrimientos del alma, por estar ya en el desierto, ayudaréis a Benedicto a levantarse con firmeza en defensa de su Rebaño, porque las fuerzas del mal están actuando sin descanso, buscando atacar mi obra. 

Vosotros, los que sois el Rebaño Fiel, los que en verdad me amáis, no seáis tibios, porque a los tibios Yo los vomito de Mi Boca; cuando mayor sea el número de almas y sacerdotes unidos a MI VERDADERO VICARIO BENEDICTO XVI, más se acortará el tiempo en que llegue EL TRIUNFO DE MI IGLESIA, el triunfo que llega con la Cruz; la Cruz pesada es para Benedicto, y él sabe bien que ya llega su hora, mas el verdadero Pastor da la vida por sus ovejas. No hay triunfo sin Cruz, no hay victoria sin Cruz. 

¡Ay de aquellos sacerdotes que callan la Verdad y oprimen a Mi Iglesia, persiguiendo a Mis Verdaderos Apóstoles y Discípulos! ¡Ay de aquellos hipócritas que dicen conocer mi ley y servirme, porque el día de Mi Cólera llega pronto, y como ladrón en la noche os sorprenderá y serán juzgados severamente! 

¡Ay de vosotros pastores que dejasteis extraviar a las ovejas del rebaño, porque el día que seáis juzgados os pediré cuentas de esas almas que se extraviaron y se perdieron por vuestra causa e infidelidad! 

¡Ay de vosotros pastores de Mi Iglesia, que sois como los escribas y los fariseos de aquellos tiempos, conocedores de la ley pero incapaces de cumplirla! Vosotros mismos no veis los signos de los tiempos ni preparáis a las almas a Mi encuentro, dudáis de Mi Palabra y buscáis ponerme a prueba. ¡Con qué dureza seréis tratados en el día del juicio, porque sois duros de corazón, soberbios y orgullosos, pretendéis tener todo el Conocimiento Divino, pero os digo que, en verdad, no Me conocéis! 

Yo no he venido por todos, he venido por unos cuántos, por los que Mi Padre me ha dado y YO HE COMPRADO CON MI SANGRE DERRAMADA, MURIENDO EN LA CRUZ, UN RESTO FIEL, un pequeño Resto Fiel que se salvará, porque en verdad os digo que no todos sois hijos de Mi Padre e hijos de la Luz. Los que están con el verdadero Vicario, Benedicto XVI, sois hijos de la Luz e hijos de Mi Padre, porque abrazáis la Cruz y os laváis con mi Sangre Redentora; mas los que están con Francisco y siguen al falso papa, son hijos de la mentira, del engaño, tenéis como padre al príncipe de este mundo, y sois seguidores de satanás, porque amáis la mentira y el engaño, y rechazáis la Luz de Cristo. 

La persecución se incrementará contra todos MIS TESTIGOS, LOS QUE EN VERDAD ESTÁN CONMIGO Y ME AMAN, PORQUE VOSOTROS SOIS TESTIGOS DE LA VERDAD, anunciáis la Verdad y denunciáis la mentira. Muchos son tibios, ni fríos ni calientes, y a esos los vomito de Mi Boca. 

No se puede servir a dos amos: o se está Conmigo, o se está en contra Mía. Esto es en la falsa Iglesia: el que la guía y sus seguidores, están en contra Mia, porque detestan la verdad y van tras todos los placeres del mundo. 

Pedid la intercesión de vuestros hermanos los santos, acudid a la Iglesia Triunfante para combatir esta batalla, porque como nunca antes se ha visto será esta batalla espiritual, que ya ha comenzado. Todas las fuerzas del mal están actuando, todos los espíritus malignos, demonios desencarnados y encarnados, os combaten a diario. Permaneced en estado de Gracia, ésa es la derrota contra todo demonio y espíritu maligno. 

Guardaos en Mi Paz y en comunión con Benedicto XVI. Aguardad la hora y el día. 

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Jesús: cuida Tú mismo de Nuestro Vicario, EL PAPA BENEDCITO XVI, hasta que llegue el día y la hora que sólo Nuestro Padre del cielo ha determinado para la Iglesia. Que nuestros hermanos, los santos, nos ayuden en este combate espiritual para mantenernos Firmes y Fieles, para ser ese pequeño Resto Fiel, ovejas del rebaño de Benedicto XVI, Vicario de Cristo y su Iglesia. Amen.


Dominica XI Post Pentecostes

Dominica XI Post Pentecostes ~ II. classis
Divinum Officium  Rubrics 1960

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La prima forma di predicazione

IL BUON ESEMPIO


"Sii esempio ai fedeli", dice San Paolo al suo discepolo Timoteo (I Tim. 4,12). "Offri te stesso come esempio in tutto", dice a Tito (Tit. 2,7). 


Scrive San Giovanni Crisostomo che l'anima del sacerdote dev'essere più pura dei raggi del sole (De Sacerdotio lib. VI, cap. 2). 

Scrive anche che i vizi di un sacerdote non possono restare nascosti e quando fossero poca cosa si rivelano molto presto: "Ne utiquam possunt sacerdotum vitia latere, sed etiam exigua cito conspicua sunt" (Ibid. lib. III, cap. 14). 

Senza il buon esempio il sacerdote non può né agire, né parlare utilmente per le anime. Egli deve avere il diritto d'insegnare agli altri. 

San Gregorio Nazianzeno non pensava altrimenti quando diceva: "Prima di purificare bisogna essere purificati e prima d'insegnare la sapienza bisogna averla acquistata. Prima di rischiarare bisogna diventare luminosi; prima di condurre gli altri a Dio bisogna esserne vicini noi stessi e prima di santificare, bisogna essere santo" (Oratio I o II). 

Il sacerdote non saprà mai insegnare le virtù che non possiede e non riuscirà a far praticare il bene ch'egli non avrà praticato. L'esempio è la prima forma di predicazione e senza questa non servirà a nulla tutta l'eloquenza di questo mondo: "Bronzo che risuona o un cembalo che tintinna".
San Girolamo suppone il caso di un sacerdote che avesse intorno a sé dei fedeli virtuosi senza essere virtuoso egli stesso, o meno di coloro che devono imparare da lui e nettamente afferma che un sacerdote così fatto è la distruzione, la rovina della Chiesa, e una rovina violenta: "Vehementer enim Ecclesiam Dei destruit meliores esse laicos quam clericos". 

È facile cogliere la ragione di questo detto. I fedeli non trovando nei loro pastori ciò di cui hanno bisogno per progredire nelle virtù e anche per preservarsi, andranno verso il declino che sarà tanto più rapido quanto il pastore sarà meno atto a sostenerli là dov'essi avrebbero potuto spiccare il volo. 

L'esempio è perciò necessario e dev'essere tanto più perfetto quando si devono istruire delle anime più perfette.

AMDG et BVM

sabato 30 luglio 2016

Dom Emmanuel Andrè, «Sacerdozio e ministero»




COME SI PROPAGA IL MALE PRESENTE


La sorgente del male, l’abbiamo detto, è il peccato originale. Questa sorgente, pero, è segretissima, e proprio dal segreto che l’avvolge trae maggior facilità per propagare i suoi veleni.

Il peccato originale è poco conosciuto, e spesso mal conosciuto. Poiché ha gettato le anime nell’ignoranza, sembra impegnarsi a nascondere soprattutto la sua malizia che essenzialmente consiste in due cose: la perdita della giustizia originale e il deterioramento della natura: ma oggi, pur ammettendo la perdita della giustizia originale, si vorrebbe tuttavia non riconoscere che la natura è stata deteriorata.

Questa conoscenza così monca del peccato originale lascia campo libero ad una folla di errori, ed è assolutamente impotente nella salvezza di alcunché, seguendo la massima assai conosciuta: «Bonum ex integra causa: malum ex quocunque defectu».

Da questo non saper e non voler riconoscere il deterioramento della natura causato dal peccato originale derivano conseguenze funestissime.
La natura diventa orgogliosa di sé stessa nonostante la solenne espressione dell’Apostolo: «Che cosa mai possiedi che tu non abbia ricevuto? E se l’hai ricevuto, perché te ne vanti come se non l’avessi ricevuto» (1 Cor. 4,7).

La natura, essendosi fetta cieca sul suo male, è portata ad abusare del suo proprio bene. Ne abusa col farsene una arma contro Dio e nello stesso tempo per ferire sé stessa con nuove ferite. Possiede la ragione, la libertà e i sensi e ne abusa. La sua insolente rivolta contro Dio l’imprigiona nel naturalismo; e con uno strascico di inevitabili conseguenze la sua ragione sprofonda nel razionalismo, la sua libertà nel liberalismo e i suoi sensi nella sensualità.

Eppure dopo tutte queste spaventose conquiste nel male, la natura, essendo rimasta insoddisfatta, si volta contro il Salvatore; nega la sua divinità, l’umanità, la grazia, la sua Chiesa, per finire col negare tutto. Poi dice a se stessa come l’antica Babilonia: «Io e nessuno fuori di me» (Is. 48,8).

È vero che il male non è grande in tutte le anime; ma negli stessi credenti le verità sono singolarmente diminuite. Esiste per essi un naturalismo addolcito che non si preoccupa di esser elevato a dogma, ma che si contenta perfettamente di esser accettato come dottrina pratica. C’è un razionalismo mitigato che non condanna la fede, ma che spesso si riserva il diritto di giudicarla; c’è anche un liberalismo cattolico; e benché non si sia ancora osato di pronunciare il nome di un sensualismo cattolico, si deve tuttavia ammettere che il sensualismo ha già invaso molte anime cattoliche nelle quali la vita sensuale è giunta a soffocare la conoscenza della stessa mortificazione cristiana, senza la quale, pero, secondo la testimonianza dell’Apostolo non esiste la vita davanti a Dio: «Poiché se vivete secondo la carne, voi morirete; se invece con l’aiuto dello Spirito voi fate morire le opere del vostro corpo, vivrete» (Rm. 8,13).

Qui bisogna sottolineare un fatto capitale sul quale il razionalismo ha singolarmente falsificata le idee delle stesse anime buone. Se si studiassero gli autori che hanno trattato della grazia fino al secolo XV o XVI e si confrontassero con essi gli autori dei tempi moderni, si potrebbe osservare che esiste tra loro una differenza considerevole. In quella si riconosce in tutta la sua potenza la grazia medicinale del Redentore, la gratuità e l’efficacia. Nei moderni, invece, l’efficacia della grazia per lo più è attribuita alla volontà della creatura mentre anticamente la si considerava come un dono della stessa grazia. Riteniamo perciò che gli uomini, anche quelli cristiani, del nostro tempo non sono in grado di leggere il trattato di San Bernardo: «De gratia et libero arbitrio» senza smarrirsi, e, forse, senza scandalizzarsi. L’Abate Rohrbacher non ha forse scritto che San Bernardo non seppe fare distinzione della natura e della grazia? Voi pigmei del secolo XIX, voi avete scritto ciò riguardo San Bernardo; voi avete scritto lo stesso di Sant’Agostino.

I piccoli uomini del tempo presente non hanno ricevuto dalla grazia le percezioni che ricevettero gli antichi, perciò non ritengono di aver tanta necessità di pregare per chiedere, ottenere e conservare la grazia. Che cos’è la preghiera oggi? Dove le anime che pregano? Non è forse vero che la maggior parte dei cristiani che ancora pregano fanno consistere la preghiera nella recita di formule? Oh quanto sono lontani dal cristianesimo di nostro Signore e dei suoi Apostoli che è spirito e vita!