domenica 2 marzo 2014

El Purgatorio


Es nuestro mas caro deseo que cada católico debiera leer este librito y que lo comunicara por todas partes, tanto como le sea posible.


Prefacio:

"Léeme o laméntalo"
El título es algo alarmante. Aún, estimado lector, si tú escudriñas este pequeño libro, verás por ti mismo cuán merecido es. El libro nos cuenta cómo salvarnos a nosotros mismos y a otros de un sufrimiento inenarrable. Algunos libros son buenos y algunos otros pueden ser de provecho. Otros son mejores y deben ser leídos sin falta.

Hay, sin embargo, libros de tan excelente mérito por razón de sus consejos, la convicción que acarrean y la acción urgente a la que nos impulsa, que sería cabalmente alocado no leerlos.

"Léeme o laméntalo" pertenece a esa clase de libros. Es por tu mayor interés, estimado amigo, que lo leas y releas, para ponderarlo bien y profundamente en sus contenidos. Nunca te arrepentirás de ello, por el contrario, grande y amargo será tu arrepentimiento si tu fallas en estudiarlo en sus sustanciosas páginas.


¡AUXILIO, AUXILIO, SUFRIMOS MUCHO!
I: Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. El acepta y recuerda como si se la hubieran dado directamente a Él mismo. Así, todo lo que hagamos por ellas, Dios lo acepta hecho para El. Es como si lo aliviáramos o liberáramos a Él mismo del Purgatorio. En qué manera nos pagará!

II. No hay mayor  sed, pobreza, necesidad, pena, dolor, sufrimiento que se compare a los de las Almas del Purgatorio, por lo tanto no hay limosnas más merecidas, ni más placenteras a Dios, ni mérito más alto para nosotros, que rezar, pedir celebraciones de Misas, y dar limosnas en favor de las pobres Santas Almas.

III. Es muy posible que algunos de nuestros más cercanos y queridos parientes estén todavía sufriendo las purificantes penas del Purgatorio y llamándonos entre lastimosos gemidos para que los ayudemos y aliviemos.

IV. ¿¿No es terrible que seamos tan duros que no podamos pensar en ellos, ni tampoco podemos ser tan crueles que deliberadamente los olvidemos?

Por el amor de Cristo, hagamos todo, pero todo, lo que podamos por ellas.

Cada católico debería unirse a la Asociación de las Animas Benditas.

PURGATORIO:
"Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha tocado" (Job 19:21).

Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus amigos en la tierra.
Tierra, comiencen, imploren su ayuda, en respuesta a la angustia mas profunda. Muchos dependen de sus oraciones.
Es incomprensible como algunos católicos, aún aquellos que de una u otra forma son devotos, vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio. Pareciera que no creen en el Purgatorio. Ciertamente es que sus ideas acerca de ello son muy difusas.

Días y semanas y meses pasan sin que ellos reciban una Misa dicha por ellas!
Raramente también, oyen Misa por ellos, raramente rezan por ellos, raramente piensan en ellos! Entretanto están gozando la plenitud de la salud y la felicidad, ocupados en sus trabajos; divirtiéndose, mientras las pobres almas sufren inenarrables agonías en sus lechos de llamas. Cuál es la causa de esta horrible insensibilidad? Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia.

La gente no se da cuenta de lo que es el Purgatorio. No conciben las espantosas penas, ni tienen idea de los largos años que las almas son retenidas en esas horribles llamas. Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.

Estimado lector, lee detenidamente este pequeño libro con cuidado y bendecirás el día que cayó en tus manos.





CAPITULO UNO: QUE ES EL PURGATORIO
Es una prisión de fuego en la cual algunas  almas salvadas son sumergidas después de la muerte y en la cual sufren las mas intensas penas.

Aquí esta lo que los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio.

Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Santo Tomás Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra!

San Agustín, el mas grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego mas penetrante y mas terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida.

Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que "sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio".
Otro gran Santo dice: Nuestro fuego, en comparación con el fuego del Purgatorio, es una brisa fresca".

Otros santos escritores hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.

COMO ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?

1. El fuego que vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y nuestro bienestar. A veces es usado como tormento, y es lo mas terrible que podemos imaginar.

2. El fuego del Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente más severo.

3. Nuestro fuego, como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo; hecho de materia, por el contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es inexplicablemente mas sensible a la pena.

4. Cuanto mas intenso es el fuego, m as rápidamente destruye a su víctima; la cual por consiguiente cesa de sufrir; por cuanto el fuego del Purgatorio inflinge el mas agudo y la mas violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad.

5. Tan severo como es el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena mas severa. El alma separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual estar con Dios. Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración insatisfecha.

Qué locura, entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier precaución para evitar tal espantoso hecho.
Es infantil decir que no puede ser así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello. El hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San Agustín.

Capítulo 2: Sobre el purgatorio, ¿Puede todo esto ser verdad?
La existencia del Purgatorio es tan cierta que ningún católico ha tenido nunca una duda acerca de ello. Fue enseñado desde los tiempos más remotos por la Iglesia y fue aceptada con indubitable fe cuando la Palabra de Dios fue predicada. La doctrina es revelada en la Sagrada Escritura y creída por millones y millones de creyentes de todos los tiempos.

Aún, tal como lo hemos remarcado, las ideas de algunos son tan vagas y superficiales en este tema tan importante, que son como personas que cierran sus ojos y caminan deliberadamente en el filo de un precipicio.
Harían bien en recordad que la mejor manera de acortar nuestra estadía en el Purgatorio - o aún más, evitarlo- es tener una clara idea de ello, y de pensar bien en ello y adoptar los remedios que Dios nos ofrece para evitarlo.
No pensar en ello es fatal. Es cavarse a sí mismos la fosa, y prepararse para ellos mismos un terrorífico, largo y riguroso Purgatorio.

El Príncipe Polaco:
Hubo un príncipe polaco, que por una razón política, fue exiliado de su país natal, y llegado a Francia, compró un hermoso castillo allí.
Desafortunadamente, perdió la Fe de su infancia y estaba, a la sazón, ocupado en escribir un libro contra Dios y la existencia de la vida eterna.
Dando un paseo una noche en su jardín, el se encontró con una mujer que lloraba amargamente. Le preguntó el porqué de su desconsuelo.

¡Oh, príncipe, ella replicó, soy la esposa de John Marie, su mayordomo, el cual falleció hace dos días. El fue un buen marido y un devoto sirviente de Su Alteza. Su enfermedad fue larga y gasté todos los ahorros en médicos, y ahora no tengo dinero para ir a ofrecer una Misa por su alma".

El príncipe, tocado por el desconsuelo de esta mujer, le dijo algunas palabras, y aunque profesaba ya no creer más en la vida eterna, le dio algunas monedas de oro para tener la Misa por ella y su difunto esposo.
Un tiempo después, también de noche, el Príncipe estaba en su estudio trabajando febrilmente en su libro.
Escuchó un ruidoso tocar a la puerta, y sin levantar la vista de sus escritos, invitó a quien fuese a entrar. La puerta se abrió y un hombre entró y se paró frente al escritorio de Su Majestad.
Al levantar la vista, cuál no sería la sorpresa del Príncipe al ver a Jean Marie, su mayordomo muerto, que lo miraba con una dulce sonrisa.

Príncipe, le dijo, "vengo a agradecerle por las Misas que usted permitió que mi mujer pidiera por mi alma. Gracias a la Salvadora Sangre de Cristo, ofrecida por mí, Voy ahora al Cielo, pero Dios me ha permitido venir aquí y agradecerle por sus generosas limosnas".

Luego el agregó solemnemente "Príncipe, hay un Dios, una vida futura, un Cielo y un Infierno". Dicho esto, desapareció.
El Príncipe cayó de rodillas y recitó un ferviente Credo ("Creo en Dios Padre Todopoderoso...")

SAN ANTONINO Y SU AMIGO
Aquí hay una narración de diferente clase, pero no menos instructiva.

San Antonino, el ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto, el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía. Varias Misas fueron sufragadas por su alma.
El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.
"Oh mi querido amigo" exclamó el Arzobispo, estás todavía en el Purgatorio, tú, que llevaste tal piadosa y devota vida???"

"Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo" replicó el pobre sufriente, "pues en mi vida en la Tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio. Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado".

"Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar mi grave negligencia de no acordarme de los otros".
Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor "Con la vara con que mides serás medido".
Recuerda, tú que lees estas líneas, el terrible destino de ese piadoso caballero será el de aquellos que desechan orar y rehúsan ayudar a las Santas Almas.



Capítulo 3: ¿Cuánto tiempo las almas permanecen en el Purgatorio?


La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el Purgatorio depende de:
a) el número de sus faltas;
b) la malicia y la deliberación con que éstas fueron realizadas;
c) la penitencia hecha, o no, la satisfacción hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida;
d) Y también depende de los sufragios ofrecidos por ellos después de sus muertes.
Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente puede imaginar.
Extraeremos algunas citas de libros que hablan de la vida y las revelaciones de los Santos.

San Luis Bertrand : su padre era un ejemplar cristiano, como naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo. En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le hizo ver que no era Su voluntad.
Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma del cual el amó tanto.
Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar centenares de veces sus sufragios. Agregó las más severas penas y largos ayunos a sus Misas y oraciones. Aún ocho años completos pasaron antes que obtuviera la liberación de su padre.

San Malaquías tenía una hermana todavía en el Purgatorio, lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos, y asimismo, a pesar de las Misas, oraciones y heroicas mortificaciones ofrecidas por el Santo, permaneció varios años retenida!!!

Se cuenta que una santa monja en Pamplona, la cual logró liberar varias Carmelitas del Purgatorio, las cuales permanecieron allí por el término de 30 a 40 años!!!

Monjas Carmelitas en el Purgatorio por 40, 50 o 60 años! Cuál será el destino de aquellos que viven inmersos en las tentaciones del Mundo, y con sus cientos de debilidades?

San Vicente Ferrer, después de la muerte de su hermana, oró con increíble fervor por su alma y ofreció varias Misas por su liberación. Ella apareció al Santo al final de su Purgatorio, y le contó que si no fuera por su poderosa intercesión ante Dios, ella hubiera estado allí interminable tiempo.

En la Orden Dominicana es regla general orar por los Superiores en el aniversario de sus muertes. Algunos de estos han muerto varios siglos atrás! Ellos fueron hombres eminentes por su piedad y sabiduría. Esta regla no sería aprobada por la Iglesia si no fuera necesaria y prudente.

No queremos significar con esto que todas las almas están retenidas por tiempos iguales en los fuegos expiatorios. Algunas han cometido faltas leves y han hecho penitencia en vida. Por lo tanto, su castigo será mucho menos severo.
Todavía, las citas que hemos puesto aquí son muy oportunas. Si esas almas, quienes gozaron del trato, quienes vieron, siguieron, y tuvieron la intercesión de grandes santos, son retenidas largo tiempo en el Purgatorio, qué será de nosotros que no gozamos ninguno de esos privilegios?

¿PORQUE UNA EXPIACION TAN PROLONGADA?
Las razones no son difíciles de entender.

1. La malicia del pecado es muy grande. Lo que a nosotros nos parece una pequeña falta en realidad una seria ofensa contra la infinita bondad de Dios. Es suficiente ver cómo los Santos se condolieron sobre sus faltas.
Somos débiles, es nuestra tendencia. Es verdad, pero entonces Dios nos ofrece generosamente abundantes gracias para fortalecernos; nos da la luz para ver la gravedad de nuestras faltas, y la fuerza necesaria para conquistar la tentación. Si todavía somos débiles, la falta es toda nuestra. No usamos la luz y la fortaleza que Dios nos ofrece generosamente; no rezamos, no recibimos los Sacramentos como debiéramos.

2. Un eminente teólogo remarca que si las almas son condenadas al Infierno por toda la eternidad por el pecado mortal, no hay que asombrarse que otras almas debieran ser retenidas por largo tiempo en el Purgatorio quienes han cometido deliberadamente incontables pecados veniales, algunos de los cuales son tan graves que al tiempo de cometerlos el pecador escasamente distingue si son mortales o veniales. También, ellos pueden haber cometido algunos pecados mortales por los cuales tuvieron poco arrepentimiento e hicieron poca o ninguna penitencia. La culpa ha sido remitida por la absolución, pero la pena debida por los pecados tendrá que ser pagada en el Purgatorio.

Nuestro Señor nos enseña que deberemos rendir cuentas por cada palabra que decimos y que no dejaremos la prisión hasta que no hayamos pagado hasta el último céntimo.(Mt 5:26).
Los Santos cometieron pocos y leves pecados, y todavía ellos sienten mucho y hacen severas penas. Nosotros cometemos muchos y gravísimos pecados, y nos arrepentimos poco y hacemos poca o ninguna penitencia.


PECADOS VENIALES:
Sería dificultoso calcular el inmenso número de pecados veniales que un católico comete.

!) Hay un infinito numero de faltas en el amor, egoísmo, pensamientos, palabras, actos de sensualidad, también en cientos de variantes; faltas de caridad en el pensamiento, palabra, obra, y omisión. Holgazanería, vanidad, celos, tibieza y otras innumerables faltas.

2) Hay pecados por omisión que no pagamos. Amamos tan poco a Dios, y Él clama cientos de veces por nuestro amor. Lo tratamos fríamente, indiferentemente y hasta con ingratitud.
Él murió por cada uno de nosotros. Le hemos agradecido como se debe? Él permanece día y noche en el Santísimo Sacramento del Altar, esperando por nuestras visitas, ansioso de ayudarnos. Cuan a menudo vamos a Él? Él ansía venir a nosotros en la Santa Comunión, y lo rechazamos. El se ofrece a Si Mismo por nosotros cada mañana en el Altar en la Misa y da océanos de gracias a aquellos que asisten al Santo Sacrificio. Aún algunos son tan holgazanes de ir a Su Calvario! Qué abuso de gracias!

3) Nuestros corazones están llenos de amor a sí mismos, duros. Tenemos hogares felices, espléndida comida, vestido, y abundancia de todas las cosas. Muchos de nuestros prójimos viven en el hambre y la miseria, y le damos tan poco, mientras que vivimos en el despilfarro y gastamos en nosotros mismos sin necesidad.

4) La vida nos fue dada para servir a Dios, para salvar nuestras almas. Muchos cristianos, sin embargo, están satisfechos de rezar cinco minutos a la mañana y cinco a la noche!! El resto de las 24 horas están dedicados al trabajo, descanso y placer. Diez minutos a Dios, a nuestras almas inmortales, al gran trabajo de nuestra salvación. Veintitrés horas y cincuenta minutos a esta transitoria vida! Es justo para Dios?

Nuestros trabajos, nuestros descansos y sufrimientos deberían ser hechos para Dios!
Así debería ser, y nuestros méritos serían por supuesto grandes. La verdad es que hoy día pocos piensan en Dios durante el día. El gran objetivo de sus pensamientos son ellos mismos. Ellos piensan y trabajan y descansan para satisfacerse a sí mismos. Dios ocupa un pequeñísimo espacio en sus días y sus mentes. Esto es un desaire a Su Amantísimo Corazón, el cual siempre piensa en nosotros.


Y AHORA, LOS PECADOS MORTALES:
5) Muchos cristianos cometen, desafortunadamente, pecados mortales durante sus vidas, pero aunque los llevan al Sacramento de la confesión, no hacen satisfacción por ellos, como ya hemos dicho.
San Beda el venerable, opina que aquellos que pasan gran parte de su vida cometiendo graves pecados y confesándolos en su lecho de muerte, pueden llegar a ser retenidos en el Purgatorio hasta el Día Final.
Santa Gertrudis en sus revelaciones dice que aquellos que cometen muchos pecados graves y que no hayan hecho penitencia no gozan de ningún sufragio de la Iglesia por un considerable tiempo!
Todos esos pecados, mortales o veniales, se acumulan por 20,30,40,60 años de nuestras vidas. Todos y cada uno deberán ser expiados para después de la muerte.
Entonces, es de asombrarse que algunas almas tengan que estar en el Purgatorio por tanto tiempo?

CAPITULO 4: ¿PORQUE Y PARA QUE REZAR POR LAS ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?
El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente. El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos. No es un consejo o un mero deseo del Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley. Es tanta la verdad encerrada en esto que El toma como donación todo aquello que hacemos por nuestro prójimo, y como un rechazo hacia El cuando rechazamos a nuestro prójimo.

Leemos en el Evangelio de San Mateo ( Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirigirá a cada uno en el Día del Juicio Final.
Algunos católicos parecen pensar que su Ley ha caído en desuso, pues en estos días existe el egoísmo, el amor a sí mismo, y cada uno piensa en sí mismo y en su engrandecimiento personal.
"Es inútil observar la Ley de Dios en estos días", dicen, "cada uno debe mirar por sí mismo, o te hundes".
No hay tal cosa! La ley de Dios es grandiosa y todavía y por siempre tendrá fuerza de ley. Por eso, es mas que nunca necesaria, mas que nunca nuestro deber y por nuestro mayor interés.
ESTAMOS MORALMENTE OBLIGADOS 
A ROGAR POR LAS ANIMAS BENDITAS
Siempre estamos obligados a amar y ayudar al otro, pero cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor y mas estricta es nuestra obligación. No es un favor que podemos o no hacer, es nuestro deber; debemos ayudarnos unos a otros.

Sería un monstruoso crimen, por caso, rehusar al poder y desposeído el alimento necesario para mantenerse vivo. Sería espantoso rehusar la ayuda a alguien en una gran necesidad, pasar de largo y no extender la mano para salvar a un hombre que se está hundiendo. No solamente debemos ayudar cuando es fácil y conveniente, sino que debemos hacer cualquier sacrificio para socorrer a nuestro hermano en dificultades.

Ahora, qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio? Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus mas terribles sufrimientos? Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro. Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!
Y quién puede necesitarnos más? Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.

DIOS DESEA QUE LAS AYUDEMOS.
Ellas son los amigos más queridos. El desea ayudarlos; El desea mucho tenerlos cerca de Él en el Cielo. Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por toda la Eternidad. Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados, pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia El pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos, El nos da el poder de aliviarlas y aún de liberarlas. Nada le place mas a Dios que les ayudemos. El está tan agradecido como si le ayudáramos a El.
NUESTRA SEÑORA QUIERE QUE LOS AYUDEMOS:
Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos, nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.
LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO 
NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO:
Pero qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas? Sería prácticamente imposible de describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan! Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada. Santa Catalina de Bologna dice:"He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho mas grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)".

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la Tierra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar por aquellos que los ayudaron. Por sus oraciones ellas protegen a sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan.
No cesan de orar hasta ver a sus benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.
Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Animas benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.

LAS ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO PUEDEN ACORTAR NUESTRO PROPIO PURGATORIO:
Otra gran gracia que obtenemos por orar por ellas es un corto y fácil Purgatorio, o su completa remisión!

San Juan Massias, sacerdote dominicano, tenía una maravillosa devoción a las Almas del Purgatorio. El obtuvo por sus oraciones (principalmente por la recitación del Santo Rosario) la liberación de un millón cuatrocientas mil almas!!! En retribución, el obtuvo para sí mismo las más abundantes y extraordinarias gracias y esas almas vinieron a consolarlo en su lecho de muerte, y a acompañarlo hasta el Cielo.
Este hecho es tan cierto que fue insertado por la Iglesia en la bula de decretaba su beatificación.

El Cardenal Baronio recuerda un evento similar.
Fue llamado a asistir a un moribundo. De repente, un ejército de espíritus benditos apareció en el lecho de muerte, consolaron al moribundo, y disiparon a los demonios que gemían, en un desesperado intento por lograr su ruina. Cuando el cardenal les preguntó quiénes eran, le respondieron que eran ocho mil almas que este hombre había liberado del Purgatorio gracias a sus oraciones y buenas obras. Fueron enviadas por Dios, según explicaron, para llevarlo al Cielo sin pasar un solo momento en el Purgatorio.

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para esta Santa, el pensó en molestarla su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas. Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Angeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa. El le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las ánimas benditas, le llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

El Beato Enrique Suso, de la Orden Dominicana, hizo un pacto con otro hermano de la Orden por el cual, cuando el primero de ellos muriera, el sobreviviente ofrecería dos Misas cada semana por su alma, y otras oraciones también. Sucedió que su compañero murió primero, y el Beato Enrique comenzó inmediatamente a ofrecer las prometidas Misas. Continuó diciéndolas por un largo tiempo. Al final, suficientemente seguro que su santamente muerto amigo había alcanzado el Cielo, cesó de ofrecer las Misas. Grande fue su arrepentimiento y consternacion cuando el hermano muerto apareció frente a él sufriendo intensamente y reclamándole que no hubo celebrado las Misas prometidas. El Beato Enrique replicó con gran arrepentimiento que no continuó con las Misas, creyendo que su amigo seguramente estaría disfrutando de la Visión Beatífica pero agregó que siempre lo recordaba en sus oraciones. "Oh hermano Enrique, por favor dame las Misas, pues es la Preciosísima Sangre de Jesús lo que yo más necesito" lloraba la sufriente alma. El Beato recomenzó a ofrecerlas, y con redoblado fervor, ofreció Misas y ruegos por su amigo hasta que recibió absoluta certeza de su liberación. Luego fue su turno de recibir gracias y bendiciones de toda clase por parte de su querido hermano liberado, y muchas más veces que las que hubiera esperado.

CAPITULO CINCO: COMO PODEMOS AYUDAR A LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO:
1. La primera medida es unirse a la Asociación de las Santas Almas. 

Las condiciones son simples.
a) Tener tu nombre registrado en el Libro de la Asociación.
b) Oír Misa una vez a la semana (basta con la Misa del domingo) por las Santas Almas.
c) Rezar y promover la devoción a las Animas Benditas.
d) Contribuir una vez al año con un donativo a la Asociación, lo cual permite a la Asociación tener Misas perpetuas cada mes.
(Si se desean Misas espaciales por las Animas Benditas, es importante mencionar cuántas Misas se quieren).

Aquellos que desean unirse y no tienen la Asociación en sus Parroquias, pueden enviar sus nombres, direcciones y limosnas anuales a la Asociación de las Santas Almas, Hermanas Dominicas del Perpetuo Rosario, Monasterio Pio XII, Rua do Rosario 1, 2495, Fatima, Portugal. Esta Asociación está aprobada por el Cardenal Arzobispo de Lisboa.

2. La segunda medida para ayudar a las Animas Benditas, es pidiendo Misas ofrecidas por ellas. Esta es ciertamente la mas eficaz de las medidas para liberarlas.

3. Aquellos que no puedan ofrecer Misas, deberían asistir a cuanta Misa fuera posible por su intención.
Un hombre joven que ganaba un salario muy modesto le contó al autor de este libro: " Mi esposa murió unos años antes. Tengo 10 misas ofrecidas por ella. No puedo hacer mas por ella, pero oí 1000 misas por su querida alma.

4. La recitación del Santo Rosario (con sus grandes indulgencias) y hacer el Vía Crucis (el cual es ricamente dador de indulgencias), son excelentes vías de ayuda a las almas.
san Juan Masias, como vimos, liberó del Purgatorio más de un millón de almas, principalmente recitando el Santo Rosario y ofreciendo sus indulgencias por ellas.

5. Otra fácil y eficaz forma de ayuda es la recitación constante de oraciones breves que contengan indulgencias (aplicando dichas indulgencias en favor de las almas del Purgatorio) Mucha gente tiene la costumbre de decir 500, ó 1000 veces cada día la pequeña jaculatoria "Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío", o la sola palabra "Jesús". Estas son las mas consoladoras devociones; ellas traen océanos de gracias a quien las practican y dan inmenso alivio a las Santas Almas.
Aquellos que digan las jaculatorias 500, ó 1000 veces, ganan 300.000 días de indulgencias(ochocientos veintiun años de indulgencias)!!! Qué multitud de almas podemos liberar!!! Cuánto no será la cantidad de almas liberadas al cabo de un mes, de un año, de cincuenta años? Y a los que no dicen las jaculatorias... que inmenso número de gracias y favores habrán perdido! Es bastante posible-aunque no fácil- decir esas jaculatorias 1000 veces al día. Pero si no puedes decir 1000, por lo menos dilas 500, o 200 veces diarias.

6. Todavía otra poderosa oración es:

"Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las Misas dichas en el mundo en este día, por las Almas del Purgatorio".
Nuestro Señor mostró a Santa Gertrudis un vasto número de almas dejando el Purgatorio (cerca de 1000 cada vez que se la recitaba!)y yendo al Cielo como resultado de esta oración, la cual la Santa acostumbraba decir frecuentemente durante el día.

7. El acto heroico: consiste en ofrecer a Dios en favor de las Almas del Purgatorio todos los trabajos de satisfacción que practicamos en nuestra vida y todos los sufragios que serán ofrecidos para nosotros después de nuestra muerte. Si Dios premia tan abundantemente la mas insignificante limosna dadas por un pobre hombre en Su nombre, que inmensa recompensa Él no dará a aquellos que ofrecen sus trabajos de satisfacción en vida y muerte por las Almas que Él ama tanto.
Este acto no evita que los sacerdotes ofrezcan Misas por las intenciones que ellos deseen, o que los laicos no recen por algunas personas u otras intenciones. Aconsejamos a todos realizar este acto.
LAS LIMOSNAS AYUDAN A LAS SANTAS ALMAS:
San Martin dio la mitad de su manto a un pobre mendigo, sólo para darse cuenta después que se lo había dado a cristo. Nuestro Señor apareció al Santo y le agradeció.
El Beato Jordán de la Orden Dominica, nunca podía rehusar dar limosnas cuando se lo pedían en el nombre de Dios. Un día el se había olvidado su monedero. Un pobre hombre imploraba una limosna por el amor de Dios. En vez de descartarlo, Jordán, por entonces un estudiante, le dio su mas preciado cinturón, el cual el apreciaba mucho. Poco tiempo después, el entró a una Iglesia y encontró su cinturón circundando la cintura de una imagen de Cristo Crucificado. El también, había dado sus limosnas a Cristo. Todos damos limosnas a Cristo.
CONCLUSION:
Dar todas las limosnas que podamos.
Pedir todas las Misas que estén en nuestro poder.
Escuchar todas las Misas, cuantas mas, mejor.
Ofrecer todas nuestras penas y sufrimientos por la liberación de las Almas del Purgatorio.
Liberaremos incontable cantidad de Almas del Purgatorio, las cuales nos pagarán 10000 veces mas.

CAPITULO 6: LO QUE HACEN LAS ANIMAS BENDITAS 
POR AQUELLOS QUE LAS AYUDAN.
San Alfonso María Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mísmas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.

Está más allá de toda duda, como ya hemos dicho, que nos devuelven miles de veces cada cosa que hagamos por ellos.
Los siguientes hechos, unos pocos de todos los que podríamos mencionar, son suficientes para mostrar cuán poderosas y generosas amigas son estas Almas.
COMO UNA NIÑA ENCONTRO A SU MADRE:
Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente. Fue profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra.

Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas; pero que son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado!
Con una fe simple, Jeanne Marie resolvió que, costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa.

En una ocasión fue a París con su patrona, y la niña cayó enferma. por lo cual se vio obligada a ir al Hospital. Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella. Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba en la mano un franco.

Qué hizo? A dónde ir? De repente, un pensamiento cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres Almas. Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer. Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas del Purgatorio. El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía. Al terminar el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su rostro, y se sintió totalmente perpleja.

Un joven caballero, tocado por su evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla. Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar.
De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró la confianza.
"Será un placer ayudarte" dijo." Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven conmigo". Y dicho esto le guió hasta una casa no muy lejos de allí y le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo.

En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería. "madam" dijo ella, "Me dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto".
La dama estaba perpleja y replicó: "Quién pudo haberte dicho que necesitaba una mucama? Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has encontrado con ella?"
"No, Madam. La persona que me informó que usted necesitaba una mucama fue un joven caballero".
"Imposible!, exclamó la señora, "Ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una mucama".
"Pero madam", dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared" ése es el hombre que me lo dijo".
"No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año!
"Muerto o no" aseguró la niña," el fue el que me trajo hasta aquí, y aún me guió hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde fuera". Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las más cercanas al Cielo.
Convencida al final de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos. "Ven, pero no como mi sirvienta, sino como mi querida hija. Tu has enviado a mi queridísimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí".

COMO UN NIÑO POBRE LLEGO A OBISPO, A CARDENAL Y A SANTO.
San Pedro Damián perdió a su padre y madre apenas nació. Uno de sus hermanos lo adoptó, pero lo trataba con aspereza, forzándolo a trabajar muy duro y alimentándolo muy mal y con escasa ropa.

Un día encontró una moneda de plata, que representaba para él una pequeña fortuna. Un amigo le aconsejó que lo usara para sí mismo, pues el dueño no podría ser hallado.
Para Pedro era difícil establecer en que lo gastaría, ya que tenía todo tipo de necesidades. Pero cambiando de pensar en su joven mente, decidió que lo mejor que podía hacer era pedir una Misa por las Almas del Purgatorio, en especial por las almas de sus queridos padres. A costa de un gran sacrificio, transformó su pensamiento en hechos y las Misas fueron ofrecidas.

Las almas del Purgatorio devolvieron su sacrificio más generosamente. Desde ese día en adelante notó un gran cambio en su destino.
Su hermano mayor lo llamó a la casa donde él vivía, y horrorizado por el maltrato que padecía, lo llevó a vivir consigo. Lo trató como a su propio hijo, y lo educó y cuidó con el más puro afecto. Bendición sobre bendición, los mas maravillosos talentos de Pedro salieron a la luz, y fue rápidamente promovido al sacerdocio; algún tiempo después el fue elevado a la dignidad de Obispo, y finalmente, Cardenal. Además, muchos milagros atestiguan su santidad, tanto que luego de su muerte fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia.

Estas maravillosas gracias vinieron a él después de una Misa ofrecida por las Santas Almas.

UNA AVENTURA EN LOS APENINOS
Un grupo de sacerdotes fueron convocados a Roma para tratar un asunto de gravedad. Eran portadores de importantes documentos, y una gran suma de dinero les fue confiada para el santo Padre. Atentos al hecho que los Apeninos, los cuales habían de cruzar, estaban infestados de forajidos, eligieron un guía de confianza. No había por aquel entonces túneles ni trenes para cruzar las montañas.
Se encomendaron a la protección de las Animas Benditas del Purgatorio, y decidieron recitar el De Profundis cada hora por ellas.

Cuando llegaron al corazón de las montañas, el que iba mas adelante de todos dio la voz de alarma a la vez que espoleaba a los caballos a todo galope. Mirando alrededor, los sacerdotes vieron a ambos lados del sendero fieras bandas de forajidos fuertemente armados y apuntándoles. Se vieron en una emboscada y estaban a la completa merced de los delincuentes.

Después de una hora de temerario avance, el guía paró y mirando a los sacerdotes, dijo:" No puedo entender cómo escaparon. Esta gente nunca perdona a nadie".
Los padres estaban convencidos que debían su seguridad a las Santas Almas, como luego se confirmaría con un hecho que disiparía toda duda.

Cuando concluyeron su misión en Roma, uno de ellos fue destinado a la Ciudad Eterna, como capellán de una prisión. No mucho después, uno de los más feroces bandidos en Italia fue capturado, y condenado a muerte por una larga serie de asesinatos y esperaba la ejecución en su celda.

Ansioso de ganar su confianza, el capellán le contó sus aventuras, entre ellas las de los Apeninos. El criminal manifestó gran interés en la historia. Cuando terminó el curita su relato, el asesino exclamó: "YO FUI el líder de esa banda! Estabamos seguros de que ustedes portaban dinero y estabamos decididos a matarlos y saquearlos. Pero una fuerza invisible nos impidió disparar, pues queríamos hacerlo pero no podíamos".

El capellán luego le contó al delincuente cómo se habían encomendado a la protección de las Almas del Purgatorio, y que ellos atribuían su liberación a su protección.
El bandido no tuvo dificultad en creer. De hecho, hizo su conversión mucho más fácil. Murió con arrepentimiento.

COMO EL BEATO PIO IX SE CURO DE SU MALA MEMORIA:
El pontífice Beato Pio IX designó a un Santo y Prudente religioso llamado Tomaso como Obispo de la Diócesis. El sacerdote, alarmado por la responsabilidad puesta sobre el, comenzó encarecidamente a excusarse.
Sus protestas fueron en vano. El Santo Padre sabía de sus méritos.
Agobiado por la aprehensión, el humilde religioso solicitó una audiencia con el Santo Padre y le confesó que tenía mala memoria, lo que resultaba ser un grave impedimento en el alto oficio encomendado a él.
Pio IX respondió con una sonrisa " Su diócesis es muy pequeña en comparación con la Iglesia Universal, la cual yo llevo sobre mis hombros. Tus cuidados son livianos en comparación con los míos." Agregó:"Yo también sufría un grave defecto de la memoria, pero prometí decir una ferviente oración diaria por las Animas Benditas, las cuales, en retribución, han obtenido para mí una excelente memoria. Usted debería hacer lo mismo, estimado Padre, y tendrá en qué regocijarse".

CUANTO MAS DAMOS, MAS RECIBIMOS.
Un hombre de negocios en Boston se unió a la Asociación de las Santas Almas y dio una alta suma de dinero anual para Misas y oraciones en favor de éstas.

El Director de la Asociación se sorprendió de la generosidad del caballero, pues sabía que no era un hombre rico. El le preguntó amablemente un día si las limosnas que él generosamente daba eran completamente suyas o eran colectas que el realizaba de otros.
El hombre respondió: "Todo lo que doy es mi propia ofrenda. No se alarme. No soy rico, usted piensa que doy mas de lo que tengo. No es así, lejos de perder con mi caridad, las Animas Benditas ven que gano considerablemente mas de lo que doy; a ellas no les gana nadie en generosidad".
EL IMPRENTERO DE COLONIA:
William Freyssen, da su testimonio de como su hijo y esposa recobraron la salud gracias a las Almas del Purgatorio. Un día le encargaron imprimir un librito sobre el Purgatorio. Cuando realizaba las tareas de corrección del texto, su atención fue captada por los hechos narrados en el libro. El aprendió por primera vez las maravillas que las Santas Almas pueden obrar por sus amigos.

Por aquel tiempo su hijo cayó gravemente enfermo, y pronto su estado se volvió desesperante. Recordando lo que había leído acerca del poder de las Santas Almas, Freyssen hizo la promesa solemne de imprimir mil libritos a su propia expensa, con su firma impresa. Fue a la iglesia y, una vez dentro, hizo un voto solemne. En ese momento una sensación de paz y confianza inundaron su alma. A su retorno a casa, su hijo, que no podía tragar ni una gota de agua, pidió algo de comer. Al día siguiente estaba fuera de peligro y pronto, completamente curado.
Al mismo tiempo, Freyssen ordenó imprimir los libros del Purgatorio para ser distribuidos, sabiendo que la mejor forma de obtener ayuda para las almas sufrientes, era interesando a mucha gente sobre el tema. Nadie que sabe sobre el sufrimiento de estas pobres almas, niega una oración a ellas.

El tiempo pasó, y una nueva tristeza se cernía sobre este imprentero. Esta vez su amada esposa cayó enferma y a pesar de todos los cuidados iba cada vez peor. Perdió el uso de razón y quedó casi completamente paralizada, de modo que los doctores no le dieron muchas esperanzas.
El marido, recordando todo lo que las Almas del Purgatorio habían hecho a su pequeño hijo, corrió otra vez a la Iglesia y prometió solemnemente, como otrora, imprimir 200 de los libros del Purgatorio, en principio, como urgente socorro de las Animas benditas. Imposible de relatar. La aberración mental de su esposa cesó, y comenzó a mover su lengua y extremidades. En un corto período ella estaba perfectamente sana.

LA CURA DEL CANCER.
Joana de Menezes nos contará de su cura. Ella estaba sufriendo de un cáncer en la pierna y sumergida en un profundo dolor.
Recordando lo que había oído sobre el poder de las Almas del Purgatorio, ella resolvió poner toda su confianza en ellas y ofrecer nueve Misas por ellas. Prometió publicar en el diario su curación, si esta se llevaba a cabo.
Gradualmente el tumor y el cáncer desaparecieron.
UN ESCAPE DE UN ASALTO:
El Padre Luis Manaci, un celoso misionero, tenía gran devoción a las Almas del Purgatorio. Se encontró una vez realizando un viaje peligroso, pero con mucha confianza pidió a las Animas Benditas que lo protegieran de los peligros que se iría encontrando. Su camino bordeaba una zona desértica, en la cual se sabía que estaba infestada de peligrosas gavillas. Cuando se encontraba rezando el Santo Rosario por las Almas, cuál no fue su sorpresa, de verse rodeado de una custodia de espíritus benditos. Pronto el descubrió la razón. Había pasado por una emboscada, pero las Santas Almas lo rodearon y lo taparon, tornándolo invisible para los miserables que buscaban su vida. Lo acompañaron hasta que estuvo seguro y fuera de peligro.
VOLVER A LA VIDA:
El Prior de Cirfontaines nos cuenta su historia:" Un joven de mi parroquia cayó enfermo de fiebre tifoidea. Sus padres vencidos por la pena y me pidieron que lo encomendara a las oraciones de los miembros de la Asociación de Santas Almas. Era un sábado. El chico estaba a las puertas de la muerte. Los doctores probaron todos los recursos, todos los remedios. Fue en vano. No podían hallar nada para mejorarlo. Yo era el único que tenía esperanzas. Sabía del poder de las Santas Almas pues había visto lo que podían hacer. El domingo rogué a los Asociados de las Santas Almas para que rogaran fervientemente por nuestro amigo enfermo. El lunes el peligro había pasado. El muchacho estaba curado".

LEELO Y DESPIERTA!
"En mi larga vida", escribe un sacerdote," vi muchas manifestaciones de generosidad de los católicos por los pobres y necesitados, de acuerdo con lo que Nuestro Señor nos mandó hacer.

"También noté que algunos católicos son, por supuesto, muy generosos y buenos. Algunos se preocupan por los pobres, otros por los enfermos. Leprosos, pacientes de cáncer, deficientes mentales, todos tienen amigos. Algunos prefieren ayudar a los jóvenes, los corazones de otros prefieren a los ancianos".

"Lo más extraño de todas las cosas, es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los mas necesitados, esto es, por las santas Almas del Purgatorio. Debe haber algunos que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré ninguno".

Y las palabras de este sacerdote son pura verdad!
Apelamos a aquellos que todavía no se han dedicado a si mismos a alguna forma particular de caridad, para que se dediquen con todas sus energías a las Animas Benditas. Hagan todo lo que puedan personalmente, e induzcan a otros a hacer lo mismo.

La mejor manera es practicar los consejos incluidos en este librito, y esparcir cientos de copias, y hacer cientos de Almas amigas en el Purgatorio y luego en el cielo.
Pues... quién puede leerlo y rehusarse a ayudarlas?





L'incontro con Aglae



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«Se un ti dicesse: " Il Messia sono Io ", che diresti tu? chiede Gesù. 
«Lo chiamerei "bestemmiatore " e lo caccerei a colpi di pietra». 
«E se facesse un miracolo per provare il suo essere?». 
«Lo direi "indemoniato ". Il Messia verrà quando Giovanni si rivelerà nel suo 
vero essere. Lo stesso odio di Erode è la prova. Egli, l'astuto, sa che Giovanni 
è il Messia». 
«Non è nato a Betlemme». 
«Ma quando sarà liberato, dopo essersi annunciato da se stesso il suo prossimo 
avvento, si manifesterà a Betlemme. Anche Betlemme attende questo. Mentre... oh! 
vai, se hai fegato, a parlare ai betlemmiti di un altro Messia... e vedrai». 
«Avete una sinagoga?». 
«Sì. Dritto per duecento passi per questa via. Non puoi sbagliare. Vicino è 
l'arca dei resti violati». 
«Addio. E il Signore ti illumini». 
Se ne vanno. Girano sul davanti. 
Sul portone è una donna giovane e sfacciatamente vestita. Bellissima. 
«Signore, vuoi entrare nella casa? Entra». 
Gesù la fissa, severo come un giudice, e non parla. 
Parla Giuda, in questo spalleggiato da tutti. «Rientra, spudorata! Non profanarci 
col tuo alito, cagna famelica». 
La donna ha un vivo rossore e china il capo. Fa per scomparire confusa, 
beffata da monelli e passanti. 
«Chi è tanto puro da dire: "Non ho mai desiderato il pomo offerto da Eva?"» 
dice Gesù severo, e aggiunge: 
«Indicatemi costui ed Io lo saluterò "santo". Nessuno? E allora se, non per 
ribrezzo ma per debolezza, vi sentite incapaci di avvicinare costei, ritiratevi. 
Non obbligo i deboli a lotte impari. Donna, vorrei entrare. Questa casa era 
di un mio parente. Mi è cara». 
«Entra, Signore, se non hai schifo di me». 
«Lascia aperta la porta. Che il mondo veda e non mormori...». 

Gesù passa serio, solenne. La donna lo inchina soggiogata e non osa muoversi. 
Ma i lazzi della folla la pungono a sangue. Fugge di corsa sino in fondo al 
giardino, mentre Gesù va sino ai piedi della scala, sogguarda per le porte 
socchiuse, ma non entra. Poi va dove era il sepolcro, e dove ora è una specie 
di tempietto pagano. 
«Le ossa dei giusti, anche se inaridite e disperse, gemono balsamo 
di purificazione e spargono semi di vita eterna. Pace ai morti vissuti nel bene! 
Pace ai puri che dormono nel Signore! Pace a coloro che soffersero, 
ma non vollero conoscere vizio! Pace ai veri grandi del mondo e del Cielo! Pace!».
La donna, costeggiando una siepe che la ripara, lo ha raggiunto. «Signore!». 
«Donna». 
«Il tuo nome, Signore». 
«Gesù». 
«Non l'ho mai udito. Sono romana, mima e ballerina. Non sono esperta 
che in lascivie. Che vuol dire quel Nome? Il mio è Aglae e... e vuol dire: vizio». 
«Il mio vuol dire: Salvatore». 
«Come salvi? Chi?». 
«Chi ha buona volontà di salvezza. Salvo insegnando ad esser puri, a volere 
il dolore ma l'onore, il bene ad ogni costo». Gesù parla senza acredine, ma 
senza neppure voltarsi verso la donna. 
«Io sono perduta... » 
«Io sono Colui che ricerca i perduti». 
«Io sono morta» 
«Io sono Colui che dà Vita». 
«Io sono sudiciume e menzogna». 
«Io sono Purezza e Verità». 
«Anche Bontà sei, Tu che non mi guardi, non mi tocchi e non mi calpesti. 
Pietà di me... » 
«Tu abbi, per prima, pietà dell'anima tua». 
«Cosa è l'anima?». 
«È ciò che dell'uomo fa un dio e non un animale. Il vizio, il peccato l'uccide 
e, uccisa che sia, l'uomo torna animale repellente». 
«Ti potrò vedere ancora?». 
«Chi mi cerca mi trova». 
«Dove stai?». 
«Dove i cuori hanno bisogno di medico e medicina per tornare onesti». 
«Allora... non ti vedrò più... Io sto dove non si vuole medico, medicina e onestà». 
«Nulla ti impedisce di venire dove sono. Il mio Nome sarà gridato 
per le vie e verrà fino a te. Addio». 
«Addio, Signore. Lascia che ti chiami "Gesù". Oh! non per famigliarità!... 
Perché entri un poco di salvezza in me. Sono Aglae, ricordati di me». 
«Sì. Addio». 

La donna resta nel fondo, Gesù esce severo. Guarda tutti. Vede 
perplessità nei discepoli, scherno negli ebroniti. Un servo chiude il portone. 
Gesù va dritto per la via. Bussa alla sinagoga. 
Si affaccia un vecchietto astioso. Non dà neppure tempo a Gesù di parlare. 
«La sinagoga è interdetta, in questo luogo santo, per coloro che commerciano 
con le meretrici. Via!». 
Gesù si volta senza parlare e continua a camminare per la via. I suoi dietro. 
Finché sono fuori di Ebron. Allora parlano. 

«Però l'hai voluto, Maestro» dice Giuda. «Una meretrice!». 
«Giuda, in verità ti dico che ella ti supererà. E ora, tu che mi rimproveri, 
che mi dici sui giudei? Nei luoghi più santi della Giudea siamo stati beffati 
e cacciati... Ma così è. Viene il tempo che Samaria e i Gentili 
adoreranno il vero Dio, e il popolo del Signore sarà sporco di sangue e 
di un delitto... di un delitto rispetto al quale quello delle meretrici che vendono 
la loro carne e la loro anima sarà poca cosa. Non ho potuto pregare 
sulle ossa dei miei cugini e del giusto Samuele. Ma non importa. 
Riposate, ossa sante, giubilate o spiriti che abitavate in esse. 
La prima risurrezione è vicina. Poi verrà il giorno in cui sarete mostrati agli 
angeli come quelli dei servi del Signore». 
Gesù tace e tutto ha fine. 

sabato 1 marzo 2014

I Giovanni di Gesù eucaristico.



I Giovanni di Gesù eucaristico.

«Sacerdoti miei prediletti, oggi è la vostra festa.
È il giorno che ricorda l'ultima Cena, l'istituzione della Eucarestia e del 
nuovo Sacerdozio nel Cenacolo di Gerusalemme.
È la vostra festa, perché spiritualmente nel Cenacolo eravate presenti 
anche voi, a cui è stato partecipato il Sacerdozio ministeriale di Gesù.
Sono la Mamma di voi Sacerdoti, perché da Gesù mi siete stati affidati, in 
maniera particolare, nella persona del vostro fratello Giovanni.

Entrate oggi nel Cenacolo del mio Cuore Immacolato.
Apritemi la porta della vostra casa sacerdotale, perché vi possa entrare 
come Mamma che vi ama, vi forma e vi conduce, assecondando anche 
il desiderio che oggi, con la sua lettera, vi ha comunicato il mio Papa, 
primo figlio della mia materna predilezione.
È questo il modo più bello di vivere il giovedì santo dell'anno mariano, 
a Me consacrato. 
Allora Io vi conduco a realizzare pienamente il mistero di amore del vostro 
Sacerdozio; vi aiuto ad essere fedeli agli impegni che avete assunto, 
in particolare a quello del celibato; vi indico il cammino che dovete 
percorrere per rispondere a un così grande dono, che vi è stato dato da
mio figlio Gesù.

Vi porto ad essere Sacerdoti secondo il suo Cuore divino e misericordioso.

- Per questo vi faccio crescere in una profonda intimità di vita con 
Me, in maniera semplice e spontanea, in modo che Io possa vivere con voi, 
nella dimora della vostra vita sacerdotale,
come vivevo nella sua casa con l'apostolo Giovanni.

Guardate i bambini come si lasciano condurre dalla mamma, 
seguono le sue indicazioni, ascoltano i suoi insegnamenti, si attendono 
tutto da lei.
Così fate anche voi.
Abituatevi a fare ogni cosa con Me: quando vi alzate, pregate, celebrate 
la santa Messa, recitate la liturgia delle Ore, siete assorbiti dalla 
vostra attività apostolica.
Anche quando rendete più bella la Chiesa, volete fare cose nuove, 
fatele con Me, in spirito di filiale confidenza e di abituale dipendenza.
Allora mai nulla turberà la pace del vostro cuore.
Se il mio Avversario farà di tutto per portarvi al turbamento, troverà 
attorno a voi una corazza impenetrabile e voi sarete sempre immersi in 
una pace inalterabile, sarete condotti alla cima più alta della quiete interiore 
e della contemplazione.

- Vi conduco anche ad una abituale intimità di vita, di amore, 
di adorazione, di ringraziamento e di riparazione a Gesù presente nella 
Eucarestia.
Con lo slancio della fede che vi illumina, con la fiamma dell'amore che vi 
consuma, con la forza di amanti sinceri, di sentinelle vigilanti, voi dovete 
andare al di là dell'apparenza per sperimentare nell'anima la presenza di 
Gesù nella Eucarestia, perché, sotto il candido velo di ogni Ostia 
consacrata,  Gesù è realmente presente fra voi.

Voi non lo potete vedere; è come se foste qui e Lui fosse al di là di una 
porta chiusa.
C'è soltanto questo diaframma, che vi impedisce di vederlo con gli occhi, 
di ascoltarlo con le orecchie, di comunicare con Lui attraverso i sensi 
esterni del corpo.
Ma voi dovete andare oltre le apparenze per fare comunione con Lui, 
attraverso le potenze dell'anima.

Guidaci o Madre, alla salvezza eterna. 

La potenza dell'intelletto vi fa vedere Gesù nello splendore del suo Corpo 
glorioso, come è apparso a Me dopo la sua resurrezione, tutto luce, col 
volto incantevole, con i capelli d'oro, coi suoi occhi di un azzurro intenso, 
coi suoi piedi, che hanno tanto camminato per voi, ancora
illuminati dalle piaghe che lo hanno trafitto, con un sorriso di una bontà 
infinita e con il suo Cuore ferito, da cui scaturiva una fonte luminosa di 
amore e di Grazia.
Vedetelo, con la luce dell'intelletto, nello splendore della Sua divinità.
Gesù vi si rivelerà ancora di più, si comunicherà maggiormente a voi e 
così lo contemplerete in una maniera più bella, di come lo potreste 
vedere con i sensi del corpo.

La potenza della volontà vi orienta a fare sempre il suo divino Volere.
Come una bussola è diretta verso il polo nord, così la vostra volontà viene 
attirata irresistibilmente dal Suo Volere.
Quando qualche volta da esso vi discostate, quasi senza accorgervi, vi è in 
voi una forza che vi dirige nella giusta direzione, perché la vostra volontà 
viene assorbita dalla sua divina Volontà.
Allora la vostra mente diventa sempre più illuminata, perché voi pensate 
come Lui pensa, volete quello che Lui vuole e così vivete in una intimità 
di vita con Gesù che, nella vostra esistenza sacerdotale, adempie ancora 
oggi la sua divina missione di fare la Volontà del Padre:
"- Io vengo, o Dio, a compiere la tua Volontà. - Non la mia, ma la tua 
Volontà sia fatta".

Con la potenza dell'amore venite attirati irresistibilmente dal suo Cuore 
divino e misericordioso.
Figliolini miei, il vostro cuore si immerga completamente nel suo 
Cuore Eucaristico, perché possiate entrare in una personale intimità di 
vita con Lui.
Allora Gesù prende il vostro piccolo cuore, lo apre, lo dilata, lo riempie 
del Suo amore. Lui ama in voi e voi amate in Lui e così venite sempre 
più immersi nel vortice stupendo della sua divina e perfetta carità.
Allora come Giovanni era l'apostolo prediletto, chiamato ad avere una 
profonda intimità di vita con Gesù, vivente nel suo Corpo umano, così voi 
diventate i nuovi Giovanni, chiamati ad avere una profonda intimità di vita 
col suo Corpo glorioso, realmente presente in stato di vittima e
nascosto sotto le apparenze del Pane consacrato, che è custodito in 
ogni Tabernacolo della terra.

Figli prediletti, cercate Gesù per appagare la vostra sete di beatitudine; 
andate da Lui per soddisfare il vostro grande bisogno di amore; 
posate anche voi il capo sul suo Cuore, per sentire il suo battito; 
vivete sempre con Lui, voi che siete chiamati ad essere i Giovanni di
Gesù Eucaristico.

- Vi confido ora il mio materno volere che Gesù Eucaristico trovi, 
nelle vostre Chiese, la sua regale Reggia, dove viene onorato ed 
adorato dai fedeli, ove è anche perennemente circondato
da innumerevoli schiere di Angeli, di Santi e di anime purganti.

Fate in modo che il Santissimo Sacramento venga ancora circondato 
di fiori e di luci, come segni indicativi del vostro amore e della vostra 
tenera pietà. Esponetelo frequentemente alla venerazione dei fedeli; 

moltiplicate le ore di adorazione pubblica per riparare l'indifferenza,
gli oltraggi, i numerosi sacrilegi e la terribile profanazione, a cui viene 
sottoposto durante le
messe nere, un culto diabolico e sacrilego, che sempre più si diffonde e 
che ha come vertice atti innominabili ed osceni verso la Santissima 
Eucarestia.
Per questo il mondo è immerso nella notte più profonda, nella tenebra 
del peccato e della impurità, dell'egoismo e dell'odio, dell'avarizia e 
della empi età ed ormai pare che non vi sia più nulla capace di 
trattenerlo dal cadere in un abisso senza fine.
Ma la grande ora della giustizia e della divina misericordia è ormai giunta.
A voi, miei Sacerdoti prediletti, che siete chiamati ad essere la Luce 
del mondo, tocca ora il compito di illuminare la terra, in questi giorni 
di densa oscurità.
Allora oggi vi domando di lasciarmi entrare nella casa della vostra vita 
sacerdotale, perché è giunta anche l'ora del trionfo in voi 
del Cuore Immacolato della vostra Mamma Celeste».

(Dongo (Como), 31 marzo 1988. Giovedì Santo. MSM)


SAN GIUSEPPE


PREGHIERA DI SUA SANTITÀ PIO XII
A SAN GIUSEPPE ARTIGIANO*

 

O glorioso Patriarca S. Giuseppe, umile e giusto artigiano di Nazareth, che hai dato a tutti i cristiani, ma specialmente a noi, l'esempio di una vita perfetta nell'assiduo lavoro e nell'ammirabile unione con Maria e Gesù, assistici nella nostra fatica quotidiana, affinché anche noi, artigiani cattolici, possiamo trovare in essa il mezzo efficace di glorificare il Signore, di santificarci e di essere utili alla società in cui viviamo, ideali supremi di tutte le nostre azioni.
Ottienici dal Signore, o Protettore nostro amatissimo, umiltà e semplicità di cuore, affezione al lavoro e benevolenza per quelli che ci sono in esso compagni, conformità ai divini voleri nei travagli inevitabili di questa vita e letizia nel sopportarli, consapevolezza della nostra specifica missione sociale e senso della nostra responsabilità, spirito di disciplina e di orazione, docilità e rispetto verso i superiori, fraternità verso gli uguali, carità e, indulgenza coi dipendenti. Accompagnaci nei momenti prosperi, quando tutto c'invita a gustare onestamente i frutti delle nostre fatiche; ma sostienici nelle ore tristi, allorché il cielo sembra chiudersi per noi e perfino gli strumenti del lavoro paiono ribellarsi nelle nostre mani.
Fa che, a tua imitazione, teniamo, fissi gli occhi sulla Madre nostra Maria, tua sposa dolcissima, che in un angolo della tua modesta bottega silenziosa filava, lasciando scorrere sulle sue labbra il più soave sorriso; e non allontaniamo lo sguardo da Gesù, che si affannava teco al tuo banco di falegname; affinché in tal guisa possiamo condurre sulla terra una vita pacifica e santa, preludio di quella eternamente felice che ci attende nel cielo, per tutti i secoli dei secoli. Così sia!

Die 11 Martii 1958
Ssmus  D. N. Pius Div. Prov. Pp. XII partialem trium annorum Indulgentiam benigne tribuere dignatus est in favorem opificum, qui supra relatam orationem saltem corde contrito ac devote recitaverint. Contrariis non obstantibus quibuslibet.
N. Card. CANALI, Paenitentiarius Maior
S. Luzio, Regens


L. + S.

*Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santità Pio XII, XX,
Ventesimo anno di Pontificato, 2 marzo - 9 ottobre 1958, p. 535
Tipografia Poliglotta Vaticana


A te, o beato Giuseppe, stretti dalla tribolazione, ricorriamo, e fiduciosi invochiamo il tuo patrocinio, dopo quello della tua santissima sposa. Per, quel sacro vincolo di carità, che ti strinse all'Immacolata Vergine Maria, Madre di Dio, e per l'amore paterno che portasti al fanciullo Gesù, riguarda, te ne preghiamo, con occhio benigno la cara eredità che Gesù Cristo acquistò col suo Sangue, e col tuo potere ed aiuto sovvieni ai nostri bisogni. Proteggi, o provvido custode della divina Famiglia, l'eletta prole di Gesù Cristo: allontana da noi, o Padre amatissimo, gli errori e i vizi, che ammorbano il mondo; assistici propizio dal cielo in questa lotta col potere delle tenebre, o nostro fortissimo protettore; e come un tempo salvasti dalla morte la minacciata vita del pargoletto Gesù, così ora difendi la santa Chiesa di Dio dalle ostili insidie e da ogni avversità; e stendi ognora sopra ciascuno di noi il tuo patrocinio, affinché a tuo esempio e mediante il tuo soccorso, possiamo virtuosamente vivere, piamente morire e conseguire l'eterna beatitudine in cielo.
AMEN.
Nel nome dei Padre e dei Figlio e dello Spirito Santo. Amen.

1. O S. Giuseppe, mio protettore ed avvocato, a te ricorro, affinché m'implori la grazia, per la quale mi vedi gemere e supplicare davanti a te. E' vero che i presenti dispiaceri e le amarezze che sono forse il giusto castigo dei miei peccati. Riconoscendomi colpevole, dovrò per questo perdere la speranza di essere aiutato dal Signore? "Ah! No!" - mi risponde la tua grande devota Santa Teresa – "No certo, o poveri peccatori. Rivolgetevi in qualunque bisogno, per grave che sia, alla efficace intercessione dei Patriarca S. Giuseppe; andate con vera fede da Lui e resterete certamente esauditi nelle vostre domande". Con tanta fiducia, mi presento, quindi, davanti a Te e imploro misericordia e pietà. Deh!, per quanto puoi, o San Giuseppe prestami soccorso nelle mie tribolazioni. Supplisci alla mia mancanza e, potente come sei, fa che, ottenuta per la tua pia intercessione la grazia che imploro, possa ritornare al tuo altare per renderti l'omaggio della mia riconoscenza.

Padre Nostro – Ave Maria – Gloria.

2. Non dimenticare, o misericordioso S. Giuseppe, che nessuna persona al mondo, per grande peccatrice che, fosse, è ricorsa a te, rimanendo delusa nella fede e nella speranza in te riposte. Quante grazie e favori hai ottenuto agli afflitti! Ammalati, oppressi, calunniati, traditi, abbandonati, ricorrendo alla tua protezione sono stati esauditi. Deh! non permettere, o gran Santo che io abbia ad essere il solo, fra tanti, a rimanere privo dei tuo conforto. Mostrati buono e generoso anche verso di me, ed io, ringraziandoti, esalterò in te la bontà e la misericordia dei Signore.

Padre Nostro – Ave Maria – Gloria.

3. O eccelso Capo della Sacra Famiglia, io ti venero profondamente e di cuore t'invoco. Agli afflitti, che ti hanno pregato prima di me, hai concesso conforto e pace, grazie e favori. Degnati quindi di consolare anche l'animo mio addolorato, che non trova riposo in mezzo alle ingiustizie da cui è oppresso. Tu, o sapientissimo Santo, vedi in Dio tutti i miei bisogni prima ancora che io te li esponga con la mia preghiera. Tu dunque sai benissimo quanto mi è necessaria la grazia che ti domando. Nessun cuore umano mi può consolare; da te spero d'essere confortato, date, o glorioso Santo. Se mi concedi la grazia che con tanta insistenza io domando, prometto di diffondere la devozione verso di te, di aiutare e sostenere le opere che, nel tuo Nome, sorgono a sollievo di tanti infelici e dei poveri morenti. O. S. Giuseppe, consolatore degli afflitti, abbi pietà dei mio dolore!

Padre Nostro – Ave Maria – Gloria.
(Ripetere la novena per i restanti giorni.)
Sette suppliche a San Giuseppe.
O Dio, vieni in mio aiuto.
Signore, vieni presto in mio soccorso.

Gloria al Padre...

1. Amabilissimo S. Giuseppe, per l'onore che ti concedette l'eterno Padre, innalzandoti a fare le sue veci in terra col suo Figlio Gesù, ed esserne padre putativo, ottienimi Dio la grazia che da desidero.
Gloria al Padre...

2 Amabilissimo S. Giuseppe, per l’amore che ti portò Gesù, riconoscendoti qual tenero padre ed obbedendoti qual rispettoso figlio, implorami da Dio la grazia che ti domando.

Gloria al Padre...


3. Purissimo S. Giuseppe, per la grazia specialissima che ricevesti dallo Spirito Santo, quando ti diede in sposa la stessa sua sposa, Madre nostra carissima, implorami da Dio la grazia tanto desiderata.

Gloria al Padre...

4.  Tenerissimo S. Giuseppe, per l'amore purissimo con cui amasti Gesù come tuo Figlio e Dio, e Maria come tua diletta sposa, prega l'altissimo Iddio, che mi conceda la grazia per cui ti supplico

Gloria al Padre...

5.  Dolcissimo S. Giuseppe, per il godimento grandissimo che sentiva il tuo cuore conversando con Gesù e Maria e loro servendo, mi conceda il misericordiosissimo Iddio la grazia che tanto bramo.

Gloria al Padre..

6. Fortunatissimo S. Giuseppe, per la bella sorte che avesti di morire fra le braccia di Gesù e di Maria, e di essere confortato nella tua agonia e morte, mi ottenga la potente tua intercessione da Dio la grazia per cui ti prego.

Gloria al Padre...

7. Gloriosissimo S. Giuseppe, per la riverenza che ha per te tutta la Corte celeste, come Padre putativo di Gesù e sposo di Maria, esaudisci le suppliche che con viva fede ti faccio, ottenendomi la grazia che tanto desidero. Così sia.

Gloria al Padre...

– Prega per noi, o beato Giuseppe.
– Perché siamo fatti degni delle promesse di Cristo.

Preghiamo:
Dio onnipotente, che nel tuo disegno di amore hai voluto affidare gli inizi della nostra redenzione alla custodia premurosa di S. Giuseppe, per sua intercessione, concedi alla Chiesa la stessa fedeltà nel condurre a compimento l’opera di salvezza. Per Cristo, nostro Signore. Amen.
A San Giuseppe lavoratore.
(1° Maggio)

O San Giuseppe, padre putativo di Gesù e sposo purissimo di Maria, che a Nazareth hai conosciuto la dignità e il peso del lavoro, accettandolo in ossequio alla volontà del Padre e per contribuire alla nostra salvezza, aititaci a fare del lavoro quotidiano un mezzo di elevazione; insegnaci a fare del luogo di lavoro una 'Comunità di persone', unita dalla solidarietà e dall'amore; dona a tutti i lavoratori e alle loro famiglie, la salute, la serenità e la fede; fà che i disoccupati trovino presto una dignitosa occupazione e che coloro che hanno onorato il lavoro per una vita intera, possano godere di un lungo e meritato riposo.Te lo chiediamo per Gesù, nostro Redentore, e per Maria, Tua castissima Sposa e nostra carissima Madre. Amen




venerdì 28 febbraio 2014

El Apocalipsis

El Apocalipsis

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Capítulo 10: Apocalipsis 10

1 Vi también a otro Ángel poderoso, que bajaba del cielo envuelto en una nube, con el arcoiris sobre su cabeza, su rostro como el sol y sus piernas como columnas de fuego.

2 En su mano tenía un librito abierto. Puso el pie derecho sobre el mar y izquierdo sobre la tierra, 3 y gritó con fuerte voz,  como ruge el león.  Y cuando gritó, siete truenos hicieron oír su fragor.

4 Apenas hicieron oír su voz los siete truenos, me disponía a escribir, cuando oí una voz del cielo que decía: " Sella lo que han dicho los siete truenos y no lo escribas".

5 Entonces el Ángel que había visto yo de pie sobre el mar y la tierra,  levantó al cielo su mano derecha 6  y juró por el que vive por los siglos  de los siglos,  el que creó el cielo y cuanto hay en él, la tierra  y cuanto hay en ella,  el mar  y cuanto hay en él: "¡Ya no habrá dilación! 7 sino que en los días en que se oiga la voz del séptimo Ángel, cuando se ponga a tocar la trompeta, se habrá consumado el Misterio  de Dios, según lo había anunciado como buena nueva  a sus siervos los profetas." 

8 Y la voz de cielo que yo había oído me habló otra vez y me dijo: "Vete, toma el librito que está abierto en la mano del Ángel, el que está de pie sobre el mar y sobre la tierra."

9 Fui donde el Ángel y le dije que me diera el librito. Y me dice: "Toma, devóralo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel."

10 Tomé el librito de la mano del Ángel y  lo devoré; y fue mi boca dulce como la miel;  pero, cuando lo comí, se me amargaron las entrañas.

11 Entonces me dicen: "Tienes que profetizar otra vez contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes."

LaSantaBiblia.com.ar
Fuente: Catholic.net

Virgen y Dios

Dios

martedì 25 febbraio 2014

Gracias querido Papa Benedicto XVI

Una buena Confesión



Una buena Confesión

02.06.2013 21:59
La Iglesia nos propone cinco pasos a seguir para hacer una buena confesión y aprovechar así al máximo las gracias de este maravilloso sacramento.
Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros.

Oración para antes de la Confesión
Señor, ilumíname para verme tal como Vos me veis y dadme la gracia de arrepentirme, verdadera y efectivamente de mis pecados. Oh Virgen Santísima ayudadme a hacer una buena confesión.

Consideraciones preliminares:
  • ¿Alguna vez dejé de confesar un pecado grave o conscientemente disfracé o escondí el tal pecado?
Nota: Esconder deliberadamente un pecado mortal, invalida la confesión y es igualmente pecado mortal. Recuérdese que la confesión es privada y sujeta a Sigilo Sacramental, lo que quiere decir es pecado mortal que un sacerdote revele a quien quiera que sea, la materia de una confesión y si, cualquier sacerdote hiciere esto, este delito es castigado por la Iglesia, con la excomunión de este sacerdote.
  • ¿Alguna vez fui irreverente con este Sacramento, no examinando mi conciencia con el debido cuidado?
  • ¿Alguna vez dejé de cumplir la penitencia que el sacerdote me impuso?
  • ¿Tengo cualesquiera hábitos de pecado grave que deba confesar pronto en el inicio (por ejemplo impureza, alcoholismo, etc.)?

1. Examen de Conciencia
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños. Puedes ayudarte de una Guía para el exámen de Conciencia.

2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.

3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.

4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.

5. Recibir la absolución y cumplir la penitenciaEs el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.



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