Visualizzazione post con etichetta Maria Corredentrice. Mostra tutti i post
Visualizzazione post con etichetta Maria Corredentrice. Mostra tutti i post

giovedì 22 dicembre 2016

LA HORA PARA BENEDICTO, EL PAPA DE MI CORAZON

LA HORA PARA BENEDICTO, EL PAPA DE MI CORAZON  

9-12-2016 

Hijita de Mi Corazón Inmaculado, dócil instrumento de la Voluntad Divina, os confirmo lo que hace ya tiempo en meses os había revelado, dándoos visión con el papa de Mi Corazón, BENEDICTO XVI. 

¿Quién espera la promulgación de un dogma, el quinto dogma Mariano en la Iglesia de Mi Hijo Jesús, que Me dio como Madre en aquella Hora antes de entregar el Espíritu al Padre Eterno

Dogma como María Corredentora, pues en Mi debe concluir toda aquella Obra Divina que se dio en el Calvario. La Corredención de María para todos aquellos hombres que aceptaron ser redimidos por Cristo Crucificado. 

El falso profeta conoce todo cuanto ha estado escrito, acontecimientos que marcan y señalan el camino de la Iglesia; por eso, intenta en todo momento detener Mi Obra, impedir a Mi Vicario, el papa de Mi Corazón Inmaculado, el pronunciarse en Mi Favor, como la Mujer del Apocalipsis que debe marcar esta Hora, la Señal que apareció en el Cielo, UNA MUJER VESTIDA DE SOL, CON LA LUNA BAJO SUS PIES,Y SOBRE SU CABEZA UNA CORONA DE DOCE ESTRELAS, mostrando al mundo y a la Iglesia de Mi HIJO MI PAPEL COMO CORREDENTORA EN ESTA HORA. 

¡Cuánto sufre Mi Vicario, Benedicto XVI, y Yo, Su Madre, Madre de la Iglesia, sufro junto con él! 

Él sabe que su hora ha llegado, el cielo mismo ha señalado el día y la hora de su muerte, que ya cuentan los minutos, sus perseguidores, para darle muerte. 

Él conoce esta hora, que el cielo ya le ha revelado, momento de su martirio, hora de beber el Cáliz amargo de la Voluntad del Altísimo. Día y hora en que esta Madre del Tepeyac puso su pie virginal en esta nación, Tierra de María, Solemnidad de Santa María de Guadalupe, la Madre que le salió al encuentro, como lo hice con San Juan Diego, haciéndolo el Papa de Mi Corazón, al ver su corazón transformado por Mi Gracia Divina. 

El hombre malvado, de noche y en la obscuridad, planea su crimen y le lleva a cabo, crimen que quedará oculto para el mundo, para los necios de corazón, los soberbios y los orgullosos que están en la obscuridad, pero descubierto por la Gracia en Mis pequeñitos Hijitos. 

Volved, mis pequeños hijos, a leer las palabras reveladas en mayo a alma escogida, en mayo de este año, ENCUENTRO CON BENEDICTO XVI, y ahí está toda Revelación Divina, descubierta para los sencillos y los humildes, y oculta para los necios y los soberbios. 

El día en que en Soy Venerada como Santa María de Guadalupe, Reina de México y de las Américas, os daré una señal para que no temáis y reconozcáis que la Hora para el Vicario de la Iglesia ha llegado, y en breve deis a conocer este acontecimiento a Mi Iglesia, la Iglesia que Yo guío en el desierto, la Verdadera Iglesia de Mi Hijo, la que deja Benedicto XVI para entregar a Pedro Romano, el Ungido por Dios y no por hombres, el Pastor que habrá de guiar y pastorear a las almas en este final de los tiempos, en esta batalla definitiva para derrocar el Mal y hacer triunfar el Bien con la Cruz que vence y salva. 

Siervos del Señor, ovejas del rebaño que Benedicto deja bajo la guía y custodia de JUAN DE DIO EN PEDRO EL ROMANO, ELEGIDO POR EL CIELO, POR VOLUNTAD DEL ALTISIMO: entrad en oración el día 12 de este mes, apoyándoos, vosotros, Iglesia Militante, con la Iglesia Triunfante y la Iglesia purgante. 

La fidelidad y el amor de vuestras almas, son bálsamo de amor y fortaleza para Benedicto XVI y para Juan de Dios, que bajo el fuego del crisol he sumergido su alma, a fin de que salga resplandeciente, otro Cristo en la tierra, que enfrentará el poder del anticristo, para en la Cruz del Salvador y por los méritos de sus Santas Llagas, Pasión, Muerte y Resurrección, levantará, sostendrá y guiará la Verdadera Iglesia, la Iglesia que recibe de Benedicto. 

La Señal para la Iglesia es la Señal en el Cielo, la Mujer vestida de Sol, SANTA MARIA DE GUADALUPE, LA CORREDENTORA EN ESTA HORA. 

Estos Misterios Divinos son revelados a los pequeños, a los humildes, a los sencillos, a todo aquel que busca permanecer en la Verdad, vosotros, Mis hijitos, a quienes ya tomé y estáis Conmigo en el desierto. 

México, tierra de María, tierra de Mártires, donde hice Mío al Papa de Mi Corazón Inmaculado, donde ya Soy proclamada por Mis Hijitos en la Fe y en la Verdad, como la Corredentora. Misterios revelados a los sencillos y humildes y oculto a los orgullosos de este mundo. 

Confundida quedará la Falsa Iglesia, cegada y engañada por el falso profeta, y la Luz vendrá sobre los corazones de Mis hijos quienes están en la Verdad y son el Rebaño con Benedicto XVI. 

Conozco el temor de vuestra alma como lo tuvo Mi Juan Dieguito, el más pequeño de Mis hijos, cuando en aquella madrugada le salí al encuentro, más dándole Yo, Su Madre, la Madre del Cielo, una señal, QUE DARÍA Testimonio Mío, de Mi encuentro con él, y Mi Mensaje Divino. 

Aguardad en Mí, Hijita Mia, aguardad en esta Madre que en esta Hora se hace Corredentora, y ésta es la Gran Señal del Apocalipsis, LA MUJER VESTIDA DE SOL.

AVE MARIA PURISSIMA!

mercoledì 13 aprile 2016

DIVINA MARIA!


AVE  MARIA

DIVINA GENITRICE
CORREDENTRICE
PARADISO VIVO



  • ..Maria, divina Genitrice, è anche la feconda santa matrice che sino alla fine dei secoli accoglie e accoglierà nel suo seno coloro che vogliono nascere figli di Dio..(....) e ne farà i "viventi del Regno di Dio", dando questi figli al suo Dio. Rm. 2.2.48
  • Maria è Corredentrice e Cooperatrice instancabile per il divino trionfo finale, è carità inesausta e inesauribile, operosa come di Serva e gloriosa come di Regina, per la gloria di Dio, è Madre perfetta per tutti coloro che chiedono a Lei la Vita. Rm. 2.2.48
  • In Maria, paradiso vivo dove la Trinità prende le sue compiacenze, l’amore di Dio prese carne, il Verbo amato dal Padre s’incarnò per essere offerto vittima per la salute del mondo. E Sacerdotessa regale e purissima fu la Vergine ardente della carità più pura e forte che creatura nata d’uomo mai ebbe. Essa lo accettò e l’offerse per tutti gli uomini. Rm. 12.2.48

martedì 27 gennaio 2015

Maria SS.ma «è invocata nella Chiesa con i titoli di avvocata, ausiliatrice, soccorritrice, mediatrice» (n. 62). Al titolo di mediatrice, possiamo aggiungere quello di co-redentrice? la risposta è affermativa.




Padre Georges Cottier O.P., teologo della Casa Pontificia. Maria SS «è invocata nella Chiesa con i titoli di avvocata, ausiliatrice, soccorritrice, mediatrice». Al titolo di mediatrice, possiamo aggiungere quello di co-redentrice?

Maria corredentrice

Padre Georges Cottier O.P., teologo della Casa Pontificia
Congregazione per il Clero
Teleconferenze - Mariologia - 29/5/2002

 
Nel bel capitolo conclusivo della Constituzione Conciliare Lumen gentium sulla Chiesa, dedicato alla Vergine Maria, leggiamo: «Così anche la beata Vergine avanzò nella peregrinazione della fede e serbò fedelmente la sua unione col  Figlio sino alla croce, dove, non senza un disegno divino, se ne stette (cfr.  Gv 19,25), soffrendo profondamento col suo Unigenito e associandosi con animo materno al suo sacrificio, amorosamente consenziente all’immolazione della vittima da lei generata; e finalmente dallo stesso Gesù morente in croce fu data quale madre al discepolo con queste parole: Donna, ecco tuo figlio (cfr.  Gv 19, 26-27)» (n. 58).
Queste linee di grande intensità sono l’eco di una lunga tradizione autenticata dal Magistero. La Madre del Figlio di Dio fatto uomo è consacrata, sotto la croce, Madre del suo Corpo Mistico. Quindi sarà proclamata Madre della Chiesa da Paolo VI. Questo titolo illumina il senso dell’«intima unione» di Maria con la Chiesa, dove occupa, «in modo eminente e singolare» il «primo posto» (cfr. n. 63). È nella sua persona che la Chiesa ha già raggiunto quella perfezione che la rende senza macchia e senza ruga (cfr. Ef 5, 27). Della Chiesa è il modello (typus). Si deve ritenere sia che Maria non è fuori dalla Chiesa, dal momento che è il suo membro eminente e esemplare, sia che esercita sulla Chiesa una funzione materna. Il mistero della Chiesa et il mistero di Maria s’includono e s’illuminano reciprocamente.

Come spiegarlo? Il Concilio, dopo aver ricordato le parole dell’Apostolo (1 Tim 2, 5-6): «Poiché non vi è che un solo Dio, uno solo è anche il mediatore tra Dio e gli uomini, l’uomo Cristo Gesù, che per tutti ha dato se stesso in riscatto», e aggiunge che «la funzione materna di Maria verso gli uomini in nessun modo oscura o diminuisce questa unica mediazione di Cristo, ma ne mostra l’efficacia» (n.60).

La vita di grazia, partecipazione alla vita divina, esiste in principio e in pienezza in Cristo, Capo del Corpo Mistico, per essere comunicata al suo Corpo, che è la Chiesa. Con questa comunicazione il Cristo attira la Chiesa e ogni suo membro ad assimilarsi a Lui, a conformarsi a Lui e a partecipare al dono di se stesso al Padre, tramite il quale ha salvato l’umanità. Unico mediatore: il dono di se stesso è totalmente, infinitamente sufficiente per la salvezza del mondo. Che ne renda partecipe la sua Chiesa, questo è un segno del suo amore e della profondità dell’unione alla quale l’introduce. Come ogni vita, la vita della grazia è feconda, essa porta il suo frutto in abbondanza. Una legge si verifica qui sia per la Chiesa che per Maria, in proporzione ai suoi singolari privilegi.

Il testo del Concilio, che abbiamo citato, lo rileva con forza: Sotto la croce, Maria soffre profondamente col suo Unigenito; si associa con animo materno al suo sacrificio; amorosamente consenziente all’immolazione della vittima da lei generata: che significano queste affermazioni se non che Maria ha una parte attiva nel mistero della Passione e nell’opera della Redenzione?

Il Concilio stesso lo precisa: la madre del divino Redentore fu «generosamente associata alla sua opera a un titolo assolutamente unico»: «(...)soffrendo col Figlio suo morente in croce, ella cooperò in modo tutto speciale all’opera del Salvatore, coll’obbedienza, la fede, la speranza e l’ardente carità, per restaurare la vita soprannaturale delle anime. Per questo ella è diventata per noi madre nell’ordine della grazia» (n.61).
«Dopo la sua assunzione in cielo non ha interrotto questa funzione salvifica, ma con la sua molteplice intercessione continua a ottenerci i doni che ci assicurano la nostra salvezza eterna».

Per questo Maria «è invocata nella Chiesa con i titoli di avvocata, ausiliatrice, soccorritrice, mediatrice» (n. 62).
Al titolo di mediatrice, possiamo aggiungere quello di co-redentrice? Alla luce di quanto precede, la risposta è affermativa. Infatti, il Concilio stesso per evitare qualsiasi falsa interpretazione, aggiunge che l’impiego di questi titoli, è legittimo se però va inteso «in modo che nulla sia detratto o aggiunto alla dignità e alla efficacia di Cristo, unico mediatore» (ibid).

Si rileverà che questo titolo di co-redentrice non figura nel testo conciliare. Si può pensare che questa assenza voluta obbediva ad una motivazione ecumenica. L’uso del termine necessitava di ulteriori sviluppi[1].

È vero che, se il termine di co-redenzione doveva evocare una giustapposizione e un’addizione all’opera redentrice del Salvatore, doveva essere respinto con vigore. È in quanto predestinata, suscitata, contenuta dal sacrificio redentore di Cristo, in modo subordinato, partecipato, in totale dipendenza da Lui, che s’intende la co-redenzione di Maria sotto alla Croce, così come è pienamente compenetrata dall’intercessione del Figlio nella gloria, la sua mediazione d’intercessione al cielo.

Il Concilio ha enunciato il principio che, traducendo una intuizione della fede, regola tutta la riflessione teologica in questo campo: «Ogni salutare influsso della beata Vergine verso gli uomini non nasce da una necessità oggettiva, ma da una disposizione puramente gratuita di Dio, e sgorga dalla sovrabbondanza dei meriti di Cristo; pertanto si fonda sulla médiazione di questi, da essa assolutamente dipende e attinge tutta la sua efficacia, e non impedisce minimamente l’unione immediata dei credenti con Cristo, anzi la facilita» (n. 60).
Alla luce di questo principio, comprendiamo in che senso Maria, a titolo unico, è co-redentrice, e come in modo proporzionale la Chiesa è co-redentrice. Comprendiamo ancora in che senso, la vocazione di tutti i battezzati alla santità  li porta a partecipare al mistero della salvezza. Ognuna di queste participazioni è come un’epifania della fecondità della Croce di Gesù.


Note:

[1]Ciò, logicamente, rileviamolo, vale anche per il termine mediatrice, ma lì c’è l’autorità di una tradizione liturgica.


Questo Articolo proviene da Pagine cattoliche
http://www.paginecattoliche.it


AMDG et BVM

venerdì 27 dicembre 2013

Eccolo il pargolo in mezzo a noi.


Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu amadísima Esposa!



Anche da noi piccoli sia magnificato il grande Signore, che per farci grandi, ha fatto se stesso piccolo. 

Un pargolo, dice il Profeta, ci è nato, ci fu dato un figlio (Is 9, 6). 

È nato per noi, non per sé, che nato in modo molto più mirabile del Padre prima dei tempi, non aveva bisogno di nascere nel tempo della madre. 

Non è nato per gli Angeli, i quali possedendolo grande, non lo cercavano piccolo. Per noi dunque è nato, a noi fu dato perché a noi era necessario.



15. Profittiamo di questo pargolo nato e dato a noi, realizzando quello per cui ci è nato e ci fu donato. Si è fatto nostro, usiamone a nostro vantaggio, si è fatto nostro Salvatore, usiamone per la nostra salvezza. Eccolo il pargolo in mezzo a noi. 

O Pargolo desiderato dai piccoli! O veramente pargolo, ma per la malizia, non per la sapienza! Sforziamoci di diventare come questo pargolo; impariamo da lui che è mite e umile di cuore, affinché non sia senza ragione che il grande Dio si è fatto piccolo uomo, perché non sia morto invano, invano sia stato crocifisso. 
Impariamo la sua umiltà, imitiamo la sua mansuetudine, abbracciamo la sua dilezione, partecipiamo ai suoi dolori, laviamoci nel suo sangue. 

Offriamolo come propiziazione per i nostri peccati, perché per questo egli è nato ed è stato a noi dato. Offriamolo agli occhi del Padre, offriamolo anche agli occhi suoi, perché da una parte il Padre non risparmiò il proprio Figlio, ma per noi tutti lo ha sacrificato, e dall’altra il Figlio stesso annientò se stesso, prendendo la forma di servo. Egli ha consacrato se stesso alla morte, ed è stato annoverato tra gli empi, mentre egli portava il peccato di molti e intercedeva per i peccatori (Is 53, 12) perché non perissero. 

Non possono perdersi coloro per i quali il Figlio prega che non periscano, e per i quali il Padre consegnò alla morte il Figlio perché vivano. Dobbiamo dunque sperare il perdono ugualmente da entrambi tutti e due uguali per la pietà e misericordia, che hanno pari potenza nella volontà, un’unica sostanza nella divinità, nella quale un solo Spirito Santo vive e regna con loro Dio per tutti i secoli dei secoli. (San Bernardo, Omelia III)

GESU' MARIA AMORE
VENITE INSIEME NEL MIO CUORE!

domenica 15 settembre 2013

Nulla è più forte e più pressante dell'amore naturale per un figlio e dell'amore che sa dare la grazia per Dio.



15 SETTEMBRE
FESTA DEI SETTE DOLORI  
DELLA BEATA VERGINE

Due feste della Madonna: Natività e Addolorata.
Dopo il ricordo dell'infanzia di Maria, ecco che la Chiesa subito ci invita a meditare sui dolori, che segnarono la vita della Madre del Messia, Corredentrice del genere umano. Mentre il giorno della nascita consideravamo la grazia, la bellezza della bambina che era nata, non ci si presentava il pensiero del dolore, ma se ci fossimo posta la domanda: "Che cosa sarà mai di questa bambina?", avremmo veduto che se tutte le nazioni dovevano un giorno proclamarla beata, Maria doveva prima soffrire con il Figlio per la salvezza del mondo.

La sofferenza di Maria.
Maria stessa ci invita, con la voce della Liturgia, a considerare il suo dolore: "Voi tutti che passate per la strada guardate e vedete e dite se vi è dolore simile al mio... Dio mi ha posta e come stabilita nella desolazione" (Geremia, Lamentazioni, 1,12-13). Il dolore della Santa Vergine è opera di Dio. Predestinandola ad essere Madre del Figlio suo, l'ha unita in modo indissolubile alla persona, alla vita, ai misteri, alla sofferenza di Gesù, perché fosse cooperatrice fedele nell'opera della redenzione, e tra il Figlio e la Madre doveva esservi comunità perfetta di sofferenze. Quando una madre vede che il figlio soffre, soffre con lui e sente, per riverbero, ciò che egli prova e Maria ha sentito nel suo cuore tutto ciò che Gesù ha sofferto nel suo corpo per gli stessi fini, con la stessa fede e con lo stesso amore. "Il Padre e il Figlio, disse Bossuet, dividono per l'eternità la stessa gloria e la Madre e il Figlio dividono nel tempo le stesse sofferenze; il Padre e il Figlio una stessa sorgente di gioia, la Madre e il Figlio uno stesso torrente di amarezza; il Padre e il Figlio lo stesso trono, la Madre e il Figlio la stessa croce. Se si crivella di colpi il corpo di Gesù, Maria ne sente tutte le ferite, se si trafigge la sua testa con le spine, Maria è straziata da tutti quegli aculei, se gli presentano il fiele e aceto, Maria ne beve tutta l'amarezza, se si stende il corpo sulla croce, Maria ne soffre tutto il tormento" (Discorso per la Compassione. Opere oratorie, II, p. 472).

La Compassione.
La comunione di sofferenze tra il Figlio e la Madre ci spiega perché è stato scelto il termine Compassione per esprimere i dolori di Maria. Compassione è l'eco fedele, è il contraccolpo della Passione. Patire è soffrire e compatire qualcuno è soffrire con lui, è risentire nel proprio cuore, come se fossero nostre, le sue pene, le sue tristezze, i suoi dolori. La Compassione fu così per la Santa Vergine la comunione perfetta con le sofferenze e la Passione del Figlio e con le disposizioni che lo animavano nel suo sacrificio.

Perché Maria soffre.
Parrebbe che Maria, concepita senza peccato, ignara di ogni male, non avrebbe dovuto soffrire. Se Dio, che tanto ama il Figlio, gli diede la sofferenza in eredità, bisogna che la sofferenza sia un bene notevole, ma siccome, dopo il Figlio ama la Santissima Vergine più che tutte le altre creature, anche a lei l'ha offerta come il più ricco dei doni. 

Del resto unita come era al Figlio, era opportuno e in certo modo necessario che Maria provasse la sofferenza e la morte, perché noi imparassimo da lei, come dal Figlio, ad accettare la sofferenza, che Dio permette per il nostro maggior bene. 

Maria si offrì liberamente, unì volontariamente il suo sacrificio e la sua obbedienza al sacrificio e all'obbedienza del Figlio Gesù, per portare con lui tutto il peso della espiazione richiesta dalla giustizia divina e non ha sentito i dolori del Figlio solo per simpatia, ma è entrata nella Passione realmente con tutto il suo essere, con il cuore, con l'anima, con l'amore più vivo, con la più serena tranquillità, ha sofferto nel cuore quanto Gesù ha sofferto nella carne e vi sono teologi che affermano che abbia sentito anche nel corpo le stesse sofferenze provate da Gesù nel suo e, dato che alcuni santi hanno avuto l'onore di tale privilegio, ci è permesso pensare che anche Maria lo abbia avuto.

La sofferenza di Maria viene da Gesù.
La sofferenza di Maria non comincia solo sul Calvario. La sua infanzia fu senza dubbio tranquilla ed esente da pene. La sofferenza cominciò con Gesù "questo bambino molesto, dice Bossuet, perché dove entra, entra con la sua croce, porta con sé le spine, e le divide con quelli che ama" (Panegirico di san Giuseppe, t. II, 137). "Causa dei dolori di Maria, dice ancora Mons. Gay, è Gesù. Tutto quello che soffre viene da Gesù, si riferisce a Gesù, ha la sua ragione di essere, il suo fondamento in Gesù" (41.a Conferenza alle Madri Cristiane, t. II, 199). La solennità di oggi, che ci presenta Maria al Calvario, ci ricorda, insieme con il dolore supremo, tutti gli altri noti ed ignoti, che riempirono la vita della Santa Vergine. La Chiesa si è fermata a considerarne sette solo, perché questo numero esprime sempre l'idea della totalità e dell'universalità e, nel responsorio del Mattutino, richiama in modo particolare i sette dolori che le procurarono la profezia del vecchio Simeone, la fuga in Egitto, la perdita di Gesù a Gerusalemme, il trasporto della croce, la crocifissione, la deposizione dalla croce e la sepoltura del divin Figlio, dolori che fecero veramente di lei la Regina dei martiri.

Regina dei martiri.
Con questo bel titolo la saluta la Chiesa nelle litanie. "Che abbia veramente sofferto, dice san Pascasio Radberto, lo afferma Simeone quando le dice: Una spada trapasserà la tua anima. Di qui è evidente che supera tutti i martiri, perché gli altri hanno sofferto per Cristo nelle loro carni, ma non hanno sofferto nella loro anima, che è immortale, mentre Maria ha sofferto in questa parte di sé, che è impassibile, la sua carne ha sofferto, per così dire, spiritualmente la spada della Passione di Cristo ed è così più che martire. Avendo amato più di tutti, più di tutti ha sofferto e la violenza del dolore trapassò la sua anima, ne prese possesso a testimonianza del suo amore indicibile. Avendo sofferto nella sua anima, fu più che martire, perché il suo amore, più forte della morte, fece sua la morte di Cristo" (Lettera sull'Assunzione, n. 14, PL 30, 138).

Il suo amore, causa di sofferenza.
Per misurare l'estensione e l'intensità della sofferenza della Santissima Vergine, bisognerebbe capire quale fu il suo amore per Gesù. Fu amore ben diverso da quello dei Santi e dei martiri. Questi soffrono per Cristo, ma il loro amore addolcisce i tormenti e qualche volta li fa dimenticare. In Maria niente di tutto questo: il suo amore aumenta la sofferenza. "Natura e grazia, dice Bossuet, concorrono a determinare nel cuore di Maria impressioni profondissime. Nulla è più forte e più pressante dell'amore naturale per un figlio e dell'amore che sa dare la grazia per Dio. I due amori sono due abissi dei quali non si penetra il fondo, né si comprende l'immensità... " (Discorso sull'Assunzione, t. III, 493).

La sofferenza è gioia per Maria.
Ma, se l'amore è per Maria sorgente di sofferenza, è pure sorgente di gioia. Perciò soffrì sempre con calma inalterabile e grande forza d'animo. Meglio di san Paolo, Maria sapeva che nulla, neppure la morte, l'avrebbe separata dall'amore del suo Figlio, suo Dio.

Il santo Papa Pio X scriveva che "nell'opera suprema si vide la Vergine ritta presso la croce, oppressa senza dubbio dall'orrore della scena, ma tuttavia felice e gioiosa, perché il Figlio si immolava per la salvezza del genere umano" (Encicl. Ad diem illum, 2 febbraio 1904). 

Più di san Paolo, Maria sovrabbondava di gioia in mezzo al dolore. In lei, come in Gesù, salve le proporzioni, la gioia più profonda sta insieme alla sofferenza più grande che creatura di quaggiù possa sopportare. Maria ama Dio e la divina volontà più di ogni altra cosa al mondo e sa che sul Calvario si compie questa volontà, che la morte del Figlio offre a Dio il riscatto che Dio esige per la redenzione degli uomini, i quali le sono lasciati come figli suoi e li amerà e già li ama come ha amato Gesù.

Riconoscenza verso Maria.
Disse sant'Alberto Magno: Come il mondo tutto è debitore di nostro Signore Dio, così lo è della Vergine per la sua Compassione" (Questione Super Missus, 150). 
Conosciamo oggi meglio, o Maria, che cosa hai fatto per noi e quanto ti dobbiamo. Tu ti lamentasti perché "guardando gli uomini e cercando fra essi quelli che ricordavano il tuo dolore e ti compativano ne trovasti troppo pochi" (Santa Brigida, Rivelazioni, l. II c. 24). Non vogliamo aumentare il numero dei figli ingrati e ci uniamo perciò alla Chiesa nel ricordare le tue sofferenze e mostrarti la nostra gratitudine.

Sappiamo, o Regina dei martiri, che una spada di dolore ti trapassò l'anima e che solo lo Spirito di vita e di consolazione poté sostenerti e fortificarti nel momento della morte di tuo Figlio.
Sappiamo soprattutto che, se tu hai salito il Calvario, se tutta la tua vita, come quella di Gesù, fu un lungo martirio, ciò avvenne perché tu dovevi compiere presso il Redentore e in unione con lui il ruolo che la nostra prima madre, Eva, compì presso Adamo nella nostra caduta. Tu con Gesù ci hai riscattati, con lui e in dipendenza da lui hai meritato de congruo, per convenienza, la grazia che egli meritò de condigno, in giustizia, per ragione della sua dignità infinità. Ti salutiamo così, con amore e riconoscenza, "nostra Regina, Madre di misericordia, nostra vita e nostra speranza" e, sapendo che la nostra salvezza è nelle tue mani, ti consacriamo tutta la nostra vita, perché, sotto la tua potente protezione, con la tua materna guida, possiamo raggiungerti nella gloria del Paradiso ove, con il Figlio, vivi incoronata e felice per sempre. Così sia.

MESSA
Il Sacrificio quotidiano della Messa è il Sacrificio del Calvario vestito della magnificenza della Santa Liturgia. Il canto introduttivo ci presenta alcune donne e un solo uomo insieme con la Madre dei dolori ai piedi della Croce nel giorno della grande offerta.

EPISTOLA (Gdt 13,22-25). - Il Signore t'ha benedetta nella sua potenza, e per mezzo di te ha annientato i nostri nemici. O figlia tu sei benedetta dal Signore Dio altissimo a preferenza di tutte le altre donne della terra. Benedetto sia il Signore, creatore del cielo e della terra, che diresse la tua mano nel troncare la testa del principe dei nostri nemici. Oggi Dio esaltò il tuo nome da essere lodato per sempre dagli uomini, che si ricorderanno in eterno della potenza del Signore. Per essi tu non hai risparmiato la tua vita, e, viste le angustie e le tribolazioni del tuo popolo, ne hai impedita la rovina davanti a Dio. Tu sei la gloria di Gerusalemme, la letizia d'Israele, l'onore del nostro popolo.

Maria corredentrice.
Oh, grandezza della nostra nuova Giuditta fra le creature! "Dio, nota il Padre Faber, pare scelga in sé le cose più incomunicabili per comunicarle in modo misterioso a Maria. Vedete come già l'ha posta nei disegni dell'universo del quale la rende quasi causa e parzialmente tipo. La cooperazione della Santa Vergine alla salvezza del mondo ci presenta un aspetto nuovo della sua magnificenza. Né l'Immacolato Concepimento, né l'Assunzione ci danno un'idea più alta di Maria del titolo di Corredentrice. I suoi dolori non erano alla Redenzione necessari, ma nel pensiero di Dio ne erano inseparabili e appartenevano alla integrità del piano divino. I misteri di Gesù non sono forse i misteri di Maria e i misteri di Maria non sono i misteri di Gesù? La verità sembra essere questa: i misteri di Gesù e quelli di Maria sono per Dio un solo mistero. Gesù stesso è il dolore di Maria sette volte ripetuto, sette volte ingrandito. Nelle ore della Passione, l'offerta di Gesù e quella di Maria erano una sola offerta e, sebbene diverse per dignità e valore, erano simili per le disposizioni, avevano lo stesso ritmo, lo stesso profumo ed erano consumate dallo stesso fuoco: oblazione simultanea fatta al Padre da due cuori senza macchia, per i peccati di un mondo colpevole del quale si erano liberamente addossati i demeriti" (Il piede della Croce, ix, 1, 2). Uniamo le nostre lacrime ai tormenti di Gesù e al pianto di Maria. Nella misura in cui l'avremo fatto in questa vita, potremo poi, col Figlio e con la Madre, godere in cielo.

Nella Messa, al graduale segue il toccante lamento attribuito al beato Jacopone da Todi, francescano, lo Stabat Mater, che sarà per noi un bella formula di preghiera e di omaggio alla Madre dei dolori.

SEQUENZA
In piedi, presso la Croce, cui era appeso il figlio, la Madre dei dolori piangeva.
L'anima sua, che gemeva per la tristezza e la desolazione, era stata trapassata da una spada.
Quanto era triste, quanto era afflitta quella benedetta Madre di un figlio solo.
Gemeva e sospirava la tenera Madre, assistendo alle pene del suo augusto figlio.
Chi non piangerebbe, se vedesse la Madre del Cristo, straziata da pene così acerbe?
Chi non potrebbe essere triste al vedere la Madre di Cristo con lui in preda al dolore?
Vide Gesù in mezzo ai tormenti, sottoposto ai flagelli, per i peccati del suo popolo.
Vide il dolce suo figlio morire senza conforto, ne colse l'ultimo sospiro.
Orsù, Madre, sorgente di amore, fa' che io senta la violenza della pena e pianga con te.
Fa' che arda il mio cuore nell'amore di Cristo, Dio, perché io possa piacergli.
Madre santa, imprimi fermamente nel mio cuore le piaghe del figlio tuo.
Dividi con me le pene del tuo Figlio straziato, che si degnò di soffrire per me.

COR FORTISSIMUM
ORA PRO NOBIS! 

domenica 5 maggio 2013

María Corredentora



María Corredentora 


Introducción al estudio: María... ¿Corredentora?

Autor: Cardenal Edouard Gagnon

¿Qué significa "corredención"? María Corredentora ¿Cuál es la doctrina de la Iglesia respecto a este tema?...

Es para mí una gran dicha introducir a ustedes el presente volúmen teológico dedicado a explicar el desarrollo que ha tenido nuestra Señora como Corredentora en la doctrina de la Iglesia y la enseñanza papal. 

La riqueza de ideas, principios y la sobresaliente exposición teológica que se ve reflejada en este volúmen, producto del extraordinario trabajo de un equipo de teólogos y mariólogos a nivel internacional, constituye una llamada tanto para el obispo contemporáneo, el pastor y el teólogo, como para el guía laico, de dedicar tiempo y atención a esta importante obra y su tema, con el objeto de estar informado de manera precisa y tener una justa apreciación de cómo se ha desarrollado recientemente la mariología en los temas doctrinales de la corredención mariana dentro de la Iglesia contemporánea. Esta materia doctrinal es especialmente relevante, a la luz de la sustancial contribución y énfasis que nuestro Santo Padre actual, el papa Juan Pablo II, le ha conferido al tema de la cooperación de nuestra Señora en la redención, probablemente de forma sin igual a los demás pontífices a lo largo de la historia de la Iglesia.

Cuando reflexionamos en los misterios del rosario, dejamos de apreciar en ocasiones la profundidad que éstos tienen. En el misterio gozoso de la presentación del niño Jesús en el templo, vemos cómo María es llamada a sufrir con Cristo, a compartir los sufrimientos redentivos del Redentor (cf. Lc 2:35). Esta llamada se realiza plenamente en el misterio doloroso de la crucifixión, en donde los sufrimientos de María con los de Cristo, son ofrecidos conjuntamente con Jesús por la redención del mundo, y es entonces cuando el Redentor otorga a cada uno de nosotros a la Co-redentora como Mediadora de toda gracia y Madre espiritual: "Mujer, ahí tienes a tu hijo... ahí tienes a tu madre." (Jn. 19:26-27)

En la situación actual que vive nuestro mundo, entre tantos sufrimientos humanos y la inestabilidad global. ¿La relevancia de la doctrina de María Corredentora no es obvia para nosotros? ¿Qué doctrina transmite de mejor manera el misterio cristiano del valor sobrenatural que tiene el sufrimiento humano bajo cualquier condición, incluyendo aquellas situaciones que están fuera de nuestro control, que la de María Corredentora?

San Pablo nos exhorta que si tenemos fe en nuestros corazones, debemos confesar y proclamar públicamente nuestra fe. Creo que en este momento de la historia, es muy importante que nuestra fe en el rol de María Corredentora, sea definido y proclamado con gran claridad.

Que la verdad de María Corredentora pueda penetrar en nuestros corazones y nuestras vidas, llenándonos con una nueva fortaleza y gracia, al aceptar y soportar como testigos cristianos, el sufrimiento providencial al que estamos llamados personalmente y como Iglesia. Que la Mediadora de todas las gracias conceda a cada uno de nosotros, las gracias necesarias para ser fieles al llamado de San Pablo de "completar lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia." (Col. 1:24)


Cardenal Edouard Gagnon.
AVE MARIA!

lunedì 10 dicembre 2012

La Corredentrice



  • (Maria) Arcobaleno di pace, la Corredentrice è fra le nubi, sopra le nubi, dolce astro che splende al cospetto di Dio per ricordargli che Egli ha promesso misericordia agli uomini ed ha dato il Figlio suo perché gli uomini abbiano perdono. Vi è non come dolcezza pensata, ma come realtà vera, completa, con la sua anima senza macchia e la sua carne senza corruzione. Né si accontenta di esservi adorante e beata. Ma attiva si mostra e chiama, richiama l’umanità alla Salvezza. L’arcobaleno dopo il diluvio fu visto dai soli giusti rimasti vivi sulla Terra, ma nell’ora presente, invece, l’arcobaleno, il segno di pace, Maria, in un sovrabbondare di misericordia sarà visto da molti che giusti non sono. La sua voce, il suo profumo, i suoi prodigi, saranno noti a giusti e a peccatori e beati quelli, fra questi ultimi, che come per l’Arcobaleno di Dio l’ira di Dio non si scatena, così per esso alla giustizia, alla fede nel Gesù in cui è salvezza, si volgeranno. Rm.14.2.48
Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis

venerdì 6 aprile 2012

La nostra Mamma Celeste - come Corredentrice - è sempre presente accanto ad ogni Altare su cui si celebra la Santa Messa, come lo è stata durante questo lungo e doloroso Venerdì Santo.



GESU', sfinito da un'immensa sofferenza e dal peso della Croce, sale al Calvario.

I piedi lasciano sul terreno impronte di sangue,
le mani stringono la croce che pesa sulla spalla piagata, 
il corpo è lacerato e contuso dalla terribile flagellazione subita,
dal capo scendono rivoli di sangue che escono dalle ferite aperte dalla corona di spine ...

Che fatica fa Gesù a salire: quale sofferenza ad ogni passo verso la cima del Calvario!

Ecco l'Uomo. Ecco il nostro Re!



E la Mamma Gli sta accanto. E' sotto la Croce in questo Venerdì Santo a vivere le lunghe e terribili ore della Passione del Figlio, Lei la Corredentrice.


Guardiamo tutti a Colui che oggi hanno trafitto.
Lasciamoci lavare dal suo Sangue, penetrare dal suo amore, generare dal suo dolore, nascondere nelle sue piaghe, riparare dal suo riscatto, redimere dal suo nuovo ed eterno Sacrificio.



QUESTO VENERDI' SANTO si ripete quando Gesù ancora si immola per noi, anche se in maniera incruenta, nel Sacrificio della Santa Messa. 


Misticamente - ossia misteriosamente ma realmente - si rinnova per noi il dono supremo di questa giornata. Ma, accanto a Gesù che si immola, si ripete anche l'offerta dolorosa della nostra Mamma Celeste, che è sempre presente accanto ad ogni Altare su cui si celebra la Santa Messa, come lo è stata durante questo lungo e doloroso Venerdì Santo.


OGGI Satana, nostro Avversario fin dal principio, è stato vinto e ridotto ormai a perpetua schiavitù.
Il suo grande agitarsi di oggi non ci spaventi. La sua fine è segnata. Viviamo piuttosto nella gioia e nella pace di Gesù, 
dolce e mansueta vittima, prezzo del nostro riscatto perenne.  


Guardiamo a Colui che hanno trafitto per capire come la vittoria 
sul male, sull'odio e sulla morte ci è ormai stata per sempre ottenuta dalla forza dell'amore misericordioso di Gesù, nostro Divin Redentore. insieme a Maria La Corredentrice!


*

LAUDETUR   JESUS  CHRISTUS!
LAUDETUR  CUM  MARIA!
SEMPER  LAUDENTUR!