sabato 18 giugno 2016

OCCHIAPERTI !

ENCUENTRO CON BENEDICTO XVI


ENCUENTRO CON 
BENEDICTO XVI 

 VIERNES 3:33 PM 27-5-16 

A las tres de la tarde, la hora de la Verdadera Misericordia, me unes en Espíritu al papa Benedicto XVI, y puedo verlo cansado, con voz cansada y quieta, casi apagada, pero firme, y con autoridad; pude verlo y escuchar su voz en Roma, que declara…. 

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Visión: 


He sido visitado por la Santísima Virgen María, Madre del Salvador, Madre de la Iglesia, y como Vicario de la Iglesia, que se me ha confiado en el Ministerio Petrino, exhortó a la Iglesia a mirar a María, QUIEN ES CORREDENTORA junto al Hijo. Ella, que es el Arca de Salvación y la Puerta del Cielo, Ella es quien nos conduce al Padre por el Hijo; así la Santísima MADRE DEL SALVADOR, SEÑORA Y ABOGADA nuestra, como Madre que es de la Iglesia, que le confió el mismo Hijo antes de morir en la Cruz de Amor y Salvación, es Ella, María, quien intercede ante el Hijo, ya desde el Monte Calvario, como lo está haciendo en estos tiempos por la Iglesia. 

Ella, como la Madre Dolorosa junto al Hijo de Dios Altísimo, también toma, Ella, el papel de CORREDENTORA, y lo es en esta hora. 

Ella, la Señora de todos los Pueblos, LA BEATISIMA VIRGEN MARIA, me ha visitado así, como visitó a su prima Santa Isabel, quien por la Presencia y visita de la Madre del Salvador, quedó, Isabel, llena del Espíritu Santo. 

Os traigo, Yo, Siervo indigno, Vicario de Cristo, la Presencia Santa y Real, en cuerpo y espíritu que ha dejado la Virgen María, impregnado y grabado en mi pobre y atribulado corazón, porque sé que pronto voy a donde no quiero ir, al lugar de mi calvario, el martirio; mas, sé que es la Voluntad Santa del Padre, y es necesario para sellar la Iglesia de Cristo, no por mi sangre, sino por la de Cristo, EL CORDERO DEGOLLADO, pues Yo, Pedro, a quien el Señor eligió para esta hora, sólo le sirvo al Señor y a su Iglesia, que Me ha confiado a mí, indigno Siervo suyo, y a la cual yo entrego al Espíritu Santo, por intercesión del Inmaculado Corazón de María. 

Con esta encomienda de la Reina del Cielo y Tierra, devuelvo yo, Pedro, al mismo Cristo, quien Me llamó a ser pescador de hombres y servidor Suyo, le devuelvo las llaves de la Iglesia, por manos de Mi Santísima Madre, la Virgen María, Madre de la Iglesia, así todo se cumplirá como fue anunciado por la misma Madre del Cielo, Madre del Salvador y Madre de los hombres. 

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Todo concluye con Su Bendición Papal en latín, para la Gloria de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen. 

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Palabras del Señor: 


Ésta es Mi Misericordia, la que Yo tengo para Mi Iglesia; y a vosotros, Mis fieles, os corresponde orar y permanecer unidos al Verdadero Magisterio de la Iglesia, que no se ha prostituido con los reyes de la tierra, ni ha sido adulterado por la Apostasía de los herejes, infiltrados por la masonería, dentro de la Iglesia. 

Escuchad los llamados del cielo y las peticiones de Dios Altísimo y de Mi Madre, que aunque, aún dolorosa, pronto será también la Madre gozosa que guiará al Verdadero Rebaño, que habrá quedado sin Pastor. 

El momento, el día y la hora en que Mi Padre ya determinó que se manifieste este dogma para la Iglesia, con el que se cerrará un capítulo de la Iglesia, sólo el mismo Padre lo sabe, y Él lo ha puesto ya en el Corazón Inmaculado de Mi Madre, quien al visitar a Mi Vicario en la tierra, Benedicto XVI, lo llevará a actuar con determinación, por ser un encargo del Cielo a Él, que supo abrirle su corazón a Mi Madre Dolorosa. Con el Fiat de BENEDICTO XVI a la Mujer Santa y Bendita, la Mujer Vestida de Sol, la Mujer del Apocalipsis, Fátima quedará concluido, las profecías anunciadas por Mi Madre, y dadas a tantos profetas e instrumentos en lo antiguo como hoy. 

YO SOY un Eterno Presente y doy a Mi instrumento, a quien el mundo llama alma escogida, las indicaciones para todas las demás almas que se unan en estos días en oración y en la Santa Misa de Mi agrado, antes de concluir el mes de mayo, mes de María. 

Bendigo a todos los que escuchan Mi llamado y permanecen en la Verdad. 

JESUSCRISTO MAR DE MISERICORDIA. 

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Bendito Mi Dios por haberme llamado a esta hora, hora de la Misericordia, en que derramas abundancia de Bendiciones y gracias para Tu Iglesia 

Gracias por tomar, Tú, mi espíritu y permitir mi unión mística y espiritual con el papa Benedicto XVI, nuestro Vicario; su voz es tan sencilla y humilde, con tono de paz y serenidad, muy apagada, pero con autoridad, y su gozo en el alma es inmenso, como el gozo que seguramente experimentan todos los santos y los mártires que abrazan la cruz del madero, Tu Santo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. 

Él conoce cuál será su calvario, pero envuelto en la llama del Corazón Inmaculado y traspasado de María, va gustoso rumbo al calvario, sabiendo que después le aguarda el premio y la recompensa de la vida Eterna. Amen. 

En las oraciones para estos días, iniciar cada oración y Santa Misa con las letanías de los Santos, de preferencia en latín, al igual que el Rosario Doloroso con Benedicto XVI en latín. En las peticiones, ofreceréis todo por Benedicto XVI y su Iglesia, su rebaño Fiel. 

Fortalecerlo con las letanías a la Preciosa Sangre de Cristo, temor de los demonios, derrota del adversario y fortaleza y vigor de todos los santos y mártires. 

DIOS NOS AYUDE PARA PERMANCER fieles y firmes. Amen.

venerdì 17 giugno 2016

OPPORTUNA RIFLESSIONE SULLA SANTA MESSA per evitare il tradimento della stessa.

LA MESSA NUOVA, 

CULLA DEL NATURALISMO DEVOTO.



 Grazie a Dio non abbiamo obbedito.

 Vi scandalizzeremo subito, ma ci sono provocazioni che sono salutari, che servono.

 Grazie a Dio non abbiamo obbedito a quelli che, per mantenerci dentro la “pastorale ordinaria”, ci chiedevano, mentre ci concedevano obtorto collo qualche messa tradizionale, di non chiudere con la nuova messa uscita dal Concilio. Grazie a Dio non abbiamo obbedito: non abbiamo ceduto a una preoccupazione “politica”, quella di non cambiare quello che ormai fanno tutti, per un'obbedienza più grande, quella della custodia della fede.

 Abbiamo appena celebrato la festa del Corpus Domini: che significato avrebbe adorare solennemente la presenza eucaristica del Signore e non difendere nel contempo il rito puro della messa?

 Lo diciamo per tanti devoti, sacerdoti e laici, sinceramente preoccupati del rispetto del Corpo del Signore, ma non preoccupati dell'avvelenamento che attraverso la nuova messa si è prodotto nel corpo della Chiesa.

 La nuova messa ha come addormentato il popolo cristiano dentro un Naturalismo devoto.

 Il Naturalismo è nella Chiesa quel dimenticare costantemente la vita soprannaturale. Il Naturalismo è quel considerare del Cristianesimo prevalentemente gli aspetti umani, letti e giudicati secondo le categorie del nostro tempo, secondo le mode culturali del momento. Quelli che nella Chiesa tendono al naturalismo non negano Gesù Cristo, ma non ne considerano il potere diretto su tutta la realtà: è come se tutto non dipendesse da Lui.

 Da che cosa lo si capisce? Dal fatto che, quando pensano all'andamento del mondo, non ricorrono a Dio per la soluzione dei suoi mali. Non ricorrono a Dio, per accodarsi al vano parlare del mondo che si riempie di parole vuote e retoriche.

 Facciamo un esempio: a Fatima la Madonna chiese ai tre pastorelli di pregare e fare sacrifici perché la guerra finisse, indicando così che l'andamento del mondo e delle nazioni dipende dalla nostra obbedienza a Dio. 

 Ve lo immaginate oggi un documento vescovile o papale che parli esplicitamente così? Che indichi nel ritorno a Dio, nel ritorno a Gesù Cristo, la soluzione di tutti i gravi problemi del mondo, economici, politici, morali, spirituali? Anche i pastori che privatamente pensassero che il peccato degli uomini è davvero la radice di tutti i mali del mondo, se ne guarderebbero bene dal dirlo pubblicamente, tanto è terribilmente naturalista il clima che regna nella Chiesa oggi: eppure il messaggio di Fatima  è perfettamente l'eco fedele di tutta la Sacra Scrittura.

 Tante sono le cause di questa disastrosa situazione, ma tra queste la principale è stata la riforma del rito della messa.

 La nuova messa, voluta moderna rispetto alla tradizione, per essere moderna si è inchinata al naturalismo, inaugurando un naturalismo devoto. E per favorire questa piega, ha dato della messa cattolica l'immagine dell'ultima cena: Gesù in mezzo, rappresentato dal prete, e una assemblea, la comunità dei discepoli, che lo ascolta e si nutre di lui. Anche la messa più seriamente celebrata, nel novus ordo, dà questa immagine. È la messa che, nel migliore dei casi, si ferma a “Gesù che viene in mezzo a noi”. Per questo la Chiesa ha messo, dal Concilio in poi, al centro l'uomo, e non più Dio. All'uomo si sacrifica tutto, anche la verità della rivelazione. All'uomo e ai suoi diritti si sacrifica tutto, anche Dio.


 La nuova messa si ferma a Gesù, è questa la questione; si ferma a Gesù presente tra noi,  ma non arriva mai a parlare dell'azione di Dio in noi, al secondo movimento, a quello che conta di più, che è la nostra elevazione a Dio. Manca alla messa moderna il movimento ascensionale.

 È la vera e spaventosa vittoria del Protestantesimo, quella vittoria che fu impedita al Concilio di Trento e che ora si è praticamente compiuta.

 Il Sacramento non è negato, ma è orribilmente stravolto: non è più inteso come azione trasformante di Cristo in noi, ma come presenza consolante. Si è dimenticato lo scopo dell'azione di Cristo in noi, cioè il trasformarci in Lui. E questa trasformazione nostra in Lui è assolutamente necessaria, perché Dio Padre è glorificato dal suo Verbo fatto uomo, Gesù Cristo, e non si compiace di noi se non vi vede il suo Verbo formato.  “Noi siamo diventati non soltanto cristiani, ma Cristo” dice Sant'Agostino: quanti oggi si avvicinano a questa verità, quanti almeno intuiscono la grandezza dell'opera della grazia su di noi? Quanti colgono che questa è l'opera?

 Oggi il sacramento è ridotto a consolazione per noi, la messa è ridotta a Gesù che condivide tutto di noi...e la tentazione demoniaca è trasformare Lui in noi. Per questo è incomprensibile, anche a tanti pastori della Chiesa, che vi siano delle condizioni per ricevere i sacramenti, e tutte le condizioni si riuniscono nel volere davvero morire a noi stessi perché Cristo sia affermato in noi. Oggi no, grazie anche alla nuova messa, tutti credono di aver diritto ai sacramenti per essere serviti da Cristo, senza volerLo servire.

 La nuova messa ha favorito il Naturalismo, anche se devoto: Cristo è affermato a parole, ma nell'azione è come se non esistesse. E questo è esattamente il Protestantesimo eretico, che non crede all'azione trasformante della grazia sulla nostra natura.

 E non basta celebrare con devozione la messa, se questa è la nuova messa, perché è stata immaginata come la Santa Cena e non come il Calvario.

 Il Calvario ti dice che Dio ha sacrificato il suo unico Figlio perché tu possa essere strappato dal mondo di peccato e, trasformato in Lui dalla grazia che discende dalla Croce, piacere a Dio, e quindi essere salvato.

 La Santa Cena senza il Calvario, ti dice che Dio viene in mezzo a noi; che quindi tu sei importante, che la tua vita e la vita del mondo è essenziale, che la natura è tutto, visto che Dio è venuto a servirla con la sua presenza; ecco il Naturalismo servito, anche se con un côté devoto.

 È davvero la vittoria del Sacramento svuotato di vita, iniziata da Lutero e dai suoi compagni. 

 E tra noi i più pericolosi sono i Conservatori devoti, che pensano che con qualche “ritocchino” in senso tradizionale si possa rimediare a questo avvelenamento.

 Solo la Messa della tradizione, e non qualche surrogato di essa, salva l'interezza dell'azione di Dio, e ce ne rende coscienti.

 Dovere dei preti e dei fedeli è custodire il dono più prezioso di Dio, senza attendere oltre, perché il tempo si è fatto breve.

Editoriale di "Radicati nella fede" - Anno IX n° 6 - Giugno 2016


San Ildefonso di Toledo canta Maria SS.ma


 La beatitudine di Maria


       Eccoti beata fra le donne, integra fra le madri, signora tra le ancelle, regina tra le sorelle. Ecco infatti che da questo momento ti dicono beata tutte le genti; beata ti riconoscono le celesti virtù; beata ti predicano tutti i poeti; beata ti celebrano le nazioni. Beata tu per la mia fede, beata per la mia anima, beata per il mio amore, beata per le mie preghiere e per le mie prediche.

       Che io ti predichi, dunque, finché sei predicanda; che ti ami finché sei amabile; che ti lodi finché sei lodevole; che io ti serva finché servizio merita la tua gloria. Tu ricevendo Dio solo, sei seconda solo al Figlio di Dio; tu, generando nel tempo Dio e l’uomo simultaneamente, sei prima dell’uomo figlio, al quale, accogliendo la venuta di Dio come ospite, e concependolo desti ospitalità ad un tempo a Dio e all’uomo. In passato, pura per intervento di Dio; nel presente accogli in te Dio e l’uomo; nel futuro generando l’uomo e Dio; lieta per la verginità e per il concepimento; gioiosa per la prole e per la purezza; fedele al figlio ed allo sposo. Conservi la fedeltà al Figlio tuo, perché Egli non conosca genitore nella sua carne; serbi fedeltà allo sposo, perché Quegli stesso ti conosca genitrice senza l’uomo.

       Tanto degna di gloria nel Figlio, quanto disconosci ogni contatto di uomo; istruita in ciò che si deve conoscere, edotta in ciò che si deve credere, confermata in ciò che si deve sperare, corroborata in ciò che si deve mantenere senza possibilità di perdita alcuna.

Ildefonso di Toledo, De virginit. BMV, vv. 106-121
AVE MARIA!

giovedì 16 giugno 2016

La corona del Rosario diventa l'arma più potente // non solo per i cristiani

Ora dovete prepararvi.

«Da ogni parte del mondo, figli prediletti, oggi vi raccolgo nel mio Cuore Immacolato. Con
umiltà avete accolto l'invito ad affidare a Me la vostra vita, e ora Io stessa sarò in ogni
momento la vostra difesa.

Mi avete anche consacrato il vostro Sacerdozio: Io mi assumo il compito di renderlo ogni
giorno più conforme al disegno d'amore del Cuore Eucaristico di Gesù.

Mi avete donato il cuore. Io metterò al posto dei vostri cuori ripieni di peccati il mio Cuore
Immacolato, e così attirerò su di voi la Potenza di Dio che formerà in ciascuno mio Figlio Gesù
fino alla sua pienezza.

Per questo rispondete a quanto la vostra Mamma Immacolata oggi vi domanda.

Vi chiedo docilità, preghiera e sofferenza.

Siate anzitutto sempre più docili. Solo così Io vi posso nutrire, vestire, condurre e formare.
Sono questi i momenti in cui opero i più grandi prodigi nel nascondimento e nel silenzio. 
Compio i miei più grandi miracoli nel cuore e nell'anima dei miei figli prediletti. Senza che voi o altri se ne accorgano, vi conduco a grande santità.
Dono a voi il mio stesso spirito e così lo Spirito del Padre e del Figlio sarà attirato
irresistibilmente a scendere su di voi come è sceso su di Me e Lui vi trasformerà
completamente.
Diventerete grandi nell'amore, nella virtù, nel sacrificio, nell'eroismo.
Così sarete pronti per il mio disegno.

Pregate di più, figli prediletti.
Non tralasciate mai la preghiera della Liturgia delle Ore, la vostra meditazione quotidiana, le
visite frequenti a Gesù presente nell'Eucaristia.
Il sacrificio della santa Messa sia da voi interiormente vissuto nella vita e nel momento della sua celebrazione. È soprattutto all'altare ove ciascuno di voi viene assimilato a Gesù
Crocifisso. 
Non tralasciate mai la recita del santo Rosario, questa preghiera che Io prediligo e
che dal Cielo sono venuta a domandarvi. Io vi ho insegnato a recitarlo bene, facendo scorrere
fra le mie dita i grani della corona, mentre mi associavo alla preghiera della mia piccola figlia,
a cui apparivo nella Grotta di Massabielle.
Quando recitate il Rosario voi mi invitate a pregare con voi ed Io veramente, ogni volta, mi
associo alla vostra preghiera. Così voi siete i bimbi che pregano assieme alla Mamma Celeste.
Ed è per questo che la corona del Rosario diventa l'arma più potente da usare nella terribile
battaglia che siete chiamati a combattere contro Satana e il suo esercito del male.

Offritemi anche le vostre sofferenze:
- quelle interiori che tanto vi umiliano, perché provengono dalla esperienza dei vostri limiti, dei
vostri difetti, dei vostri numerosi attaccamenti. Quanto più piccole e nascoste sono le
sofferenze che mi offrite, tanto più grande è la gioia che prova il mio Cuore Immacolato;
- le sofferenze esteriori, che spesso il mio Avversario vi procura, mentre con rabbia e furore si scatena maggiormente contro di voi, perché prevede che sarete da Me usati per la sua
definitiva sconfitta.
Alcuni egli li tormenta con tentazioni di ogni genere, altri con il dubbio e la sfiducia, altri con
l'aridità e la stanchezza, altri con la critica e la derisione, altri persino con le calunnie più
gravi.
Rispondete in una sola maniera: offrendomi il dolore che provate e abbiate fiducia, fiducia,
fiducia nella vostra Mamma Celeste.
Se fui sempre accanto a voi, in questi momenti lo sono in maniera particolare, con tutta la
tenerezza del mio amore di Mamma. Non temete. Vi ripeto: siete miei e Satana non vi
toccherà. Siete nel mio giardino e nessuno potrà strapparvi dal mio Cuore Immacolato.
È giunta l'ora però in cui sarete chiamati a sofferenze molto più grandi: la persecuzione, la
prigionia, per alcuni l'offerta della vostra vita. Presto dovrete vivere momenti che non
potreste sopportare se accanto a voi non vi fosse la vostra Mamma.
Ora dovete prepararvi.
Per questo, oggi, con sollecitudine vi domando solo docilità, preghiera e sofferenza».
(dal Libro del Mov.Sac.Mar. 11 febbraio 1978. Festa della Madonna di Lourdes)
AMDG et BVM