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lunedì 18 marzo 2013

SAN JOSÉ ES COMO UN SELLO QUE DEFIENDE, COMO UN ARCÁNGEL A LA PUERTA DEL PARAÍSO




JOSÉ ES COMO UN SELLO QUE DEFIENDE, 
COMO UN 
ARCÁNGEL A LA PUERTA DEL PARAÍSO

Dice Jesús: 
"¿Qué dice el libro de la Sabiduría, al cantar sus alabanzas? "En la sabiduría está el espíritu de inteligencia, que es santo, único, múltiple, sutil". Y continúa enumerando sus dotes. Termina con estas palabras: "...que todo lo puede, todo lo prevé, que abraza a todos los espíritus, inteligente, puro, sutil. La sabiduría penetra con su pureza, es vapor de la virtud de Dios... por esto en ella no hay nada de impuro... imagen de la bondad de Dios. Aun cuando es sola, todo lo puede, inmutable como es, renueva todas las cosas, se comunica a las almas santas, hace a los hombres amigos de Dios y a los Profetas".
Tú misma has visto cómo José, no por ciencia humana, sino por una sobrenatural, supo leer en el libro sellado de la Virgen Inviolable, y cómo percibió las verdades proféticas con su "ver" cual un misterio sobrehumano, donde los demás no veían sino una gran virtud. Impregnado de esta sabiduría, que es vapor de la virtud de Dios y una clase de emanación del Omnipotente, se dirige con espíritu seguro al mar de este misterio de gracia que es María, se interna con Ella en espirituales coloquios, en los que más que los labios que se hablan, lo hacen dos corazones que conversan en el sagrado silencio de las almas, cuyas voces Dios únicamente oye, y las perciben a los que Dios ama, porque le son siervos fieles y están llenos de Él.

La sabiduría del Justo que sube con la unión y cercanía de la Llena de gracia, lo prepara para que penetre en los secretos más profundos de Dios y pueda defenderlos y protegerlos de las asechanzas humanas y del demonio. Y entre tanto lo renueva. De justo lo hace un santo, de santo el custodio de la Esposa y del Hijo de Dios.

Sin levantar el sello de Dios, él, el casto, que lleva su castidad hasta el heroísmo angélico, puede leer las palabras de fuego escritas con el dedo de Dios, y lee lo que su prudencia no dice, pero que es más grande que lo que leyó Moisés en las tablas de piedra. Y para que ningún ojo profano marchite el misterio, él lo defiende cual sello, cual arcángel de fuego a la puerta del paraíso, donde el Eterno tiene sus delicias "caminando en la brisa de la tarde" y hablando con la que es su amor, que es un bosque de lirios en flor, aura perfumada, brisa de fresco amanecer, estrella rutilante, delicia de Dios. Allí está la nueva Eva, delante de él, que no es hueso de sus huesos, ni carne de su carne, sino compañera de su vida, Arca viva de Dios que recibe él en tutela, y que tendrá que devolver a Dios pura como la recibió.

"Esposa de Dios" estaba escrito en aquel libro místico de páginas purísimas... Y cuando la sospecha, en la hora de la prueba, lo atormentó, él, como hombre siervo de Dios, sufrió, como ningún otro, por el sospechoso sacrilegio. Pero esto fue una prueba posterior. Ahora en este tiempo de gracia, él ve y se pone al servicio de Dios. Después llegará la tempestad de la prueba, como para todos los santos, para que sean probados, para que sean coadjutores de Dios.

¿Qué se lee en el Levítico? "Di a tu hermano Aarón que no entre a cualquier hora al santuario que está detrás del Velo ante el Propiciatorio que cubre el arca, para que no muera, porque Yo me apareceré en una nubecilla sobre el oráculo, si antes no ha hecho las siguientes cosas: ofrecer un ternero por el pecado y un macho cabrío en holocausto, que lleve la túnica de lino y con bragas cubrirá su desnudez"

Y en verdad que José entra, cuando Dios quiere, y cuando permite, en su santuario, más allá del velo que oculta el Arca en la que está el Espíritu de Dios y se ofrece y ofrecerá al Cordero, holocausto por el pecado del mundo y expiación. Y esto lo hace, vestido de lino, y domeñando sus instintos varoniles, que una vez, allá en el principio de los tiempos, triunfaron, conculcando los derechos de Dios sobre el hombre, a los que ahora al Hijo, la Madre y el padre putativo pisotearán para devolver a los hombres la gracia y devolver a Dios su derecho sobre el hombre. Esto lo hace con su castidad perpetua.

¿Que José no estuvo en el Gólgota? ¿Os parece que no esté entre los corredentores? En verdad os digo que él fue el primero y que grande es a los ojos de Dios. Grande por su sacrificio, por su paciencia, por su constancia y por su fe. ¿Qué fe mayor que con la que creyó sin haber visto los milagros del Mesías?

Sea alabado mi padre putativo, el ejemplo de lo que os falta: pureza, fidelidad y amor perfecto. Al magnífico lector del Libro sellado, al que enseñó la Sabiduría para que pudiese comprender los misterios de la Gracia y que fue elegido para tutelar la Salvación del mundo contra las asechanzas de toda clase de enemigos."
I. 72-79
A. M. D. G. et B.V.M.