lunedì 2 luglio 2018

Post Benedictus XVI "de gloria olivae", Petrus Romanus

El libro “Petrus Romanus: El final ya está aquí el Papa,”

El libro puede ser el éxito sorpresa del año. Desde hace más de 800 cientos años los eruditos han señalado el augurio oscura tiene que ver con "el último Papa." La profecía, tomado de San Malaquías "Profecía de los Papas", es uno de una lista de versículos predecir cada uno de la Iglesia Católica Romana los papas del papa Celestino II a la final el Papa, "Pedro el Romano", reinado terminaría en la destrucción de Roma. Publicado por primera vez en 1595, las profecías fueron atribuidas a San Malaquías por un historiador benedictino llamado Arnold de Wyon, que los registró en su libro Lignum Vitae. La tradición sostiene que Malaquías había sido llamado a Roma por el Papa Inocencio II, y mientras que allí, él experimentó la visión de los futuros Papas, incluyendo la última, que escribió en una serie de frases crípticas. Según la profecía, el próximo Papa (después de Benedicto XVI) es que el pontífice final, Petrus Romanus, o Pedro el Romano. La idea por parte de algunos católicos que el próximo Papa en la lista de San Malaquías anuncia el comienzo de la "gran apostasía" seguido de "gran tribulación" prepara el para el inminente desarrollo de los acontecimientos apocalípticos, algo que muchos no católicos estarían de acuerdo con. Esto daría lugar a un falso profeta, que según el libro de Apocalipsis lleva las comunidades religiosas del mundo a abrazar a un líder conocido como el Anticristo. En la historia reciente, varios sacerdotes católicos-algunos fallecidos, ahora han sido sorprendentemente franca con lo que han visto como este peligro inevitable aumento en las filas del catolicismo, como resultado de secretos satánicos "Illuminati-masónico" influencias. Estos sacerdotes reclamar el conocimiento secreto de una élite del poder multinacional y operativo jerarquía oculta detrás de política supranacional y mundial maquinaciones. Dentro de esta sociedad secreta son siniestras infiltrados falsos católicos que entienden que, como la Iglesia Católica Romana representa una sexta parte de la población mundial y más de la mitad de todos los cristianos, es indispensable para el control de los futuros elementos globales en materia de Iglesia y Estado y el cumplimiento de un plan diabólico que ellos llaman "Vendetta Alta", que está lista para asumir el control del Papado y de ayudar al Falso Profeta engañar a los fieles del mundo (incluyendo a los católicos) en adorar al Anticristo. Como se ha dicho por el Dr. Michael Lago en la portada, católica y eruditos evangélicos han temido este momento desde hace siglos.

El libro "Petrus Romanus: The FINAL Pope Is Here", escrito por Thomas Horn y Cris Putnam. Se trata de una extensa obra que cruza dos líneas: la investigación periodística sobre acontecimientos internos de El Vaticano, y las profecías que se refieren al Papa que habrá de guiar la Iglesia durante la Gran Tribulación, último Papa de la serie romana.


El título se refiere a una de las principales profecías respecto a los Papas, la de San Malaquías, obispo irlandés que tuvo una revelación sobre la sucesión de romanos pontífices desde Celestino II hasta el último Papa de los tiempos actuales. La profecía está compuesta de lemas descriptivos correspondientes a cada uno de esos 112 Papas.


Los lemas pueden referirse a un símbolo de su país de origen, a su nombre, a su escudo de familia, o a alguna característica de su pontificado o de su vida.




Los últimos Papas son:


108: "Flos florum" (Flor de las flores) Pablo VI. Su escudo contenía una flor de lis, "flor de las flores".
109: "De medietate Lunae" (De la Media Luna) Juan Pablo I. Nació en la diócesis de Belluno, conocida como de bella luna.
110: "De labore solis" (Del eclipse del sol) Juan Pablo II. El día de su nacimiento y el día de su muerte hubieron eclipses de sol.
111: "Gloria Olivae" (La gloria del olivo) Benedicto XVI. Tomó su nombre de San Benito. Los monjes benedictinos, conocidos como olivetanos, tienen ramas de oliva en su heráldica.
Falta solo uno según la lista:
112: "Petrus Romanus" (Pedro Romano) Será el último Papa que gobierne la Iglesia desde Roma, inmediatamente antes de que acontezca el Retorno de Cristo.


El número 112 es del todo particular pues, a diferencia de los demás, es el único que lleva un párrafo descriptivo además del lema:


"En la persecución final contra la Santa Iglesia Romana reinará Pedro Romano, quien pastoreará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez justo volverá para juzgar a su pueblo".


Antes de abordar el contenido del libro "Petrus Romanus" es necesario hacer algunas precisiones. Cuando se habla de "el último Papa" no significa que nos encontramos ante el fin de la Iglesia o del mundo. La profecía se mueve dentro del esquema escatológico lacunziano que estipula, basado en las Escrituras, tres venidas de Cristo: 1) la de Belén, hace dos mil años; 2) la de su Parusía, retorno glorioso al final de los siete años de la Gran Tribulación: según San Juan y San Pablo, Cristo descenderá en el Valle de Armaguedón para derrotar al Anticristo y a sus ejércitos, y posteriormente llevar a cabo el Juicio a las Naciones; 3) la del fin del mundo, en el Cielo, para llevar a cabo el Juicio Universal.


Después de la Parusía y el Juicio a las Naciones la historia humana continuará en este mundo, si bien totalmente transformado, en un Reino de Dios en el que habrá paz, justicia y santidad verdaderas. Cuando Cristo inaugure su reino en el mundo, fruto social de la Parusía, Roma habrá sido destruida (según San Juan y coincidiendo con el lema 112 de San Malaquías), y el Papado volverá a ser ejercido desde Jerusalén, como lo fue en los inicios. Allí comenzará la serie de Papas jerosolimitanos, de la que a San Malaquías ya no le fue revelado nada.


También hay que decir, antes de abordar el punto central del libro, que además de San Malaquías existen otras muchas profecías sobre el futuro próximo del Papado y de la Iglesia, y que coinciden con el pontificado de Pedro Romano. De todas ellas podemos resumir varios elementos:

1.Una elección confusa de la que surgen un Papa legítimo y un antipapa.
2.Un Papa obligado a salir de Roma en circunstancias calamitosas.
3.El antipapa usurpa la Silla de Pedro por la maniobra de una secta masónico-satánica que opera dentro de El Vaticano.
4.Un gran cisma para la Iglesia, resultado de esa situación de dos Papas antagónicos.

Algunas de esas profecías:

•San Francisco de Asís: "Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que causarán que muchos duden, aún aquellos en las distintas órdenes religiosas, hasta estar de acuerdo con aquellos herejes que causarán que mi Iglesia se divida. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran, aún los elegidos se perderían".
•Juan de Vitiguero, en el Siglo XIII: "Cuando el mundo se encuentre perturbado, el Papa cambiará de residencia".
•Juan de Rocapartida, un siglo después: "Al acercarse el Fin de los Tiempos, el Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio".
•Nicolas de Fluh, en el siglo XV: "El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que cualquier momento histórico previo".
•El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las sociedades de clérigos seculares en el Siglo XVIII: "Dios permitirá un gran mal contra su Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo mientras obispos y sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán iglesias y destruirán todo".
•Las palabras de la Virgen reveladas en La Salette a Melania: "Roma perderá la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo".
•La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa estigmatizada que fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII: "Italia será sacudida por una gran revolución (...) Rusia se impondrá sobre las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro".
•La beata Ana Catalina Emmerick, religiosa Agustina, en 1820: "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo".
•Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio: "El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será purificada por una gran revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro".
•Enzo Alocci: "El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia".
•La Beata Ana María Taigi: "La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma".
•La mística María Steiner: "La santa Iglesia será perseguida, Roma estará sin pastor".
•Las revelaciones en Garabandal: "El Papa no podrá estar en Roma, se le perseguirá y tendrá que esconderse".
•Al P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal, la Santísima Virgen le reveló: "Las fuerzas masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo".
•Sor Agnes de Akita: "La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos".
•Sor Sofía María Gabriel: "Habrán dos Papas rivales y una gran crisis centrada en el papado vaticano, y la Iglesia quedará dividida en dos bandos".
•Cardenal Mario Luigi Ciappi: "La pérdida de la fe en la Iglesia, la apostasía, saldrá de la cúspide de la Iglesia".
•Papa San Pío X: "He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una muerte cruel".
•Padre Paul Kramer: "El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como lo dijo la Hermana Lucía, los partidarios de Satanás, quienes trabajan para el mal y no tienen miedo de nada".
•Sor Lucía dos Santos, revelando el Tercer Secreto de Fátima: "Vimos a un obispo vestido de blanco, que temíamos fuera el Santo Padre, huir de una ciudad en ruinas, tembloroso y con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por los cadáveres que encontraba por el camino".
•Cardenal Karol Wojtyla, ante el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: "Estamos ante la confrontación histórica más grande que la humanidad haya tenido. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar".



En diversas secciones, el libro "Petrus Romanus" menciona como la masonería iluminista (satánica) logró introducirse dentro de la Iglesia con el objeto de manipularla, destruyendo su fe, para poder convertirla en instrumento colaborador del gobierno mundial que en su momento ejercerá el Anticristo.


Esa tarea de infiltración lleva casi un siglo, y obedece a la estrategia del Caballo de Troya: introducirse para destruir desde dentro.


Si bien ya muchos miembros de la masonería eclesiástica han llegado hasta el nivel de obispos y cardenales, nunca han podido lograr su objetivo esencial, que es posicionar como Papa a uno de sus miembros.


La infiltración formal data de 1926 cuando, en Aix-La Chapelle de Aachen, los sacerdotes jesuitas Herman Gruber y Berteloot se reunieron con los tres eminentes masones Kurt Reichl, del Consejo Supremo de Austria, Eugen Lenhoff, gran maestre de la Logia Austriaca, y el doctor H. Ossian Lang, secretario general de la Gran Logia de Nueva York.


Posteriormente, en 1937, los dignatarios del Consejo Supremo de Francia emprendieron, con el cabalista Oswald Wirth y con el gran maestro grado 33 Albert Lantoine, del Supremo Consejo Escocés, la tarea explícita de propiciar el acercamiento entre sacerdotes católicos y la corriente espiritualista de la masonería negra. Participaban, entre otros, los sacerdotes Gruber y Mukermann. Todos coincidían en el empeño por crear un "socialismo cristiano global" vinculado al Marxismo.


El libro "Petrus Romanus" recuerda el caso significativo de un cardenal adherido a la masonería que estuvo a punto de llegar a ser Papa, el Cardenal Mariano Rampola.


A la muerte del Papa León XIII, todos daban por segura la elección del cardenal Mariano Rampolla, Secretario de Estado, como sucesor al trono pontificio. Sin embargo, durante el cónclave, el cardenal metropolitano de Cracovia marcó el alto mediante un telegrama de Su Majestad Franz Josef, del imperio Austro-Húngaro vetando esa nominación. Años después se supo que la objeción se debió a la notificación de que Rampolla pertenecía a la Gran Logia del Ordo Templis Orienti, en la que había sido iniciado en Suiza, llegando a escalar hasta el grado de Gran Maestro.


El libro también menciona el extraño caso del cardenal Giuseppe Siri mencionando que él ganó la mayoría de votos en los cónclaves de 1958 y 1963 pero, por presiones incomprensibles de la masonería, rechazó asumir el papado. Se cita la respuesta de Siri cuando veinte años después se le preguntó si era cierto que en ambos cónclaves él había sido inicialmente electo: "Estoy obligado al secreto. Ese secreto es horrible. Podría escribir libros acerca de lo que sucedió en esos cónclaves. Cosas verdaderamente serias acontecieron, pero no puedo decir nada"


En Petrus Romanus se narra un acontecimiento que ya había sido dado a conocer en 1998 por el Padre Malachi Martin, la entronización de Satanás dentro de El Vaticano.

Pero el libro lo relaciona con el tema de los Papas al subrayar que en esa misa negra fue consagrado a Satanás el sacerdote que habrá de ser el último Papa (antipapa) coincidiendo con Pedro Romano.


En efecto, en su libro "Windswept House" (Casa Azotada por el Viento), Malachi Martin (q.e.p.d.), sacerdote irlandés jesuita, cultísimo, gran teólogo, exorcista por 30 años y experto en Iglesia Católica, secretario del Cardenal Bea y consultor de varios Papas, dio a conocer que apenas electo Paulo VI se llevó a cabo, el 29 de junio de 1963, en la Capilla Paulina de El Vaticano, un ritual satánico en el que se entronizó a Satanás, y en el que participaron varios cardenales y obispos.


Según Martin, se estaba cumpliendo una profecía del satanismo que anunciaba el comienzo de la "Era de Satanás dentro de El Vaticano" cuando un Papa tomara el nombre de Paulo. El último había sido Paulo V, Camilo Borghese, muerto en 1621. Montini fue electo el 21 de junio de 1963, y a los ocho días se llevó a cabo el ritual satánico, entre la noche del 28 y del 29. Se invocó a Satanás, afirman Horn y Putnam, siguiendo a Martin, no solo para entronizar a Satanás, sino para que éste invistiera con su poder a un joven sacerdote destinado a ser el antipapa que será el coincidente con Pedro Romano.


Se combinaron dos rituales que se llevaron a cabo simultáneamente, en El Vaticano, que fue incruento, y otro en una iglesia parroquial en Charleston, Carolina del Sur, que fue sangriento, los dos intercomunicados telefónicamente. Según Martin, el ritual en Charleston incluyó la violencia sexual contra un niño, en primer lugar drogado y abusado, y posteriormente sacrificado. A partir de esa misa negra simultánea comenzó a difundirse el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, así como otra serie de actos homosexuales y satánicos entre miembros del clero.


En otro 29 de junio, pero de 1972, el Papa Paulo VI admitió públicamente con amargura: "El humo de Satanás se ha introducido por las grietas de la Iglesia", refiriéndose sobre todo a la desacralización que se estaba llevando a cabo en la liturgia.


La Capilla Paulina, donde se llevó a cabo el ritual satánico, fue clausurada, y se reabrió en junio de 2009 cuando, después de haber sido restaurada, el Papa Benedicto XVI la volvió a consagrar a Dios.


El Padre Gabriele Amorth, experto exorcista y autor del libro "Habla un Exorcista" coincide con todo lo anterior y añade: "En El Vaticano hay cultos satánicos. No se ven, pero están en el mismo centro de la Cristiandad".


El hecho es que a partir de los años sesenta y posteriormente al Concilio Vaticano II, comenzó a fraguarse un cisma dentro de la Iglesia. Clérigos comenzaron a realizar todo tipo de cambios en la liturgia y en la disciplina, hasta llegar a nuestros días en que se promueve la abierta rebeldía contra el Papa y se presiona para que éste derogue el celibato sacerdotal, acepte los métodos anticonceptivos y abra las puertas al sacerdocio de la mujer y al gobierno colegiado de los obispos.


Pero ese cisma de la Iglesia, que hoy es soterrado, llegará a cristalizarse y a hacerse público, el día en que Pedro Romano ascienda al trono y un antipapa reclame el pontificado con un grupo de cardenales y obispos.

Volvamos a la profecía de la beata Ana Catalina Emmerick, religiosa Agustina: "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta".


En la historia de la Iglesia han habido 38 antipapas, es decir, Papas que han ejercido ilegítimamente el pontificado por una elección irregular. Pero la gravedad del antipapa que será reinante con Pedro Romano es del todo singular, pues es la primera vez que se da como infiltración de una secta masónico-satánica, y porque atacará directamente la doctrina con el fin de que la Iglesia sea puesta al servicio del gobierno mundial del Anticristo.


Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 675: "Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes". Y en el número 677 especifica: "La Iglesia sólo entrará en la gloria del reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección".


El libro menciona la predicción de Ronald Conte con relación al Papa Pedro Romano. Ronald L. Conte Jr. es teólogo, traductor de la Biblia, escritor experto en Iglesia Católica y en escatología. En el año 2002, Conte predijo correctamente que el Papa después de Juan Pablo II tomaría el nombre de Benedicto XVI.
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Culleton, Gerald, El Reino del Anticristo.
El secreto de La Salette fue publicado en 1879 con permiso del Obispo de Lecce, Italia.
Adams-Bonicelli, Alerta Humanidad, Madrid 1974.
Adams-Bonicelli, Op. Cit. P. 204.
Idem, p. 177.
López Padilla, La Traición a Juan Pablo II, México, p. 180.
The Workers of Our Lady of Mount Carmel, Nueva York,
A los Sacerdotes, 20 Ed, España, p. 331.
Thompson, Damian, Das Ende der Zeiten, Hildesheim, 1997, p. 240. Y Vacquié, Jean, Benedictions et Maledicions, Paris, 1987.
Malachi Martin, "The keys of this blood", NY, Touchstone 1991, 607).
Entre los participantes, Martin menciona al Cardenal Villot, al Cardenal Casaroli, a diversos obispos, sacerdotes y laicos, así como un embajador luterano de Prusia.
Conte, Ronald, "The future and the Popes", Catholic Planet, 2004

domenica 1 luglio 2018

PAROLE D'ORO DEL MOSE' DI QUESTI ULTIMI TEMPI MALVAGI : Parole e temi che i fedeli laici hanno quasi del tutto dimenticato non senza colpa dei Pastori

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CELEBRAZIONE EUCARISTICA IN OCCASIONE DEL CONGRESSO MONDIALE 
DEL LAICATO CATTOLICO
OMELIA DEL SANTO PADRE
SUA SANTITA' GIOVANNI PAOLO II
Domenica, 26 novembre 2000
Solennità di Nostro Signore Gesù Cristo, Re dell'Universo

 
1. "Tu lo dici: io sono re" (Gv 18,37).
Così rispose Gesù a Pilato in un drammatico dialogo, che il Vangelo ci fa riascoltare nell'odierna solennità di Cristo Re dell'Universo. In questa ricorrenza, posta alla conclusione dell'anno liturgico, Gesù, Verbo eterno del Padre, è presentato come principio e fine di tutto il creato, come Redentore dell'uomo e Signore della storia. Nella prima Lettura il profeta Daniele afferma: "Il suo potere è un potere eterno, che non tramonta mai, e il suo regno è tale che non sarà mai distrutto" (7,14).

Sì, o Cristo, tu sei Re! La tua regalità si manifesta paradossalmente sulla croce, nell'obbedienza al disegno del Padre, "che - come scrive l'apostolo Paolo - ci ha liberati dal potere delle tenebre e ci ha trasferiti nel regno del suo Figlio diletto, per opera del quale abbiamo la redenzione, la remissione dei peccati" (Col 1,13-14). Primogenito di coloro che risuscitano dai morti, Tu, Gesù, sei il Re dell'umanità nuova, restituita alla sua dignità originaria.

Tu sei Re! Il tuo regno però non è di questo mondo (cfr Gv 18,36); non è il frutto di conquiste belliche, di dominazioni politiche, di imperi economici, di egemonie culturali. Il tuo è un "regno di verità e di vita, di santità e di grazia, di giustizia, di amore e di pace" (cfr Prefazio di Cristo Re), che si manifesterà nella sua pienezza alla fine dei tempi, quando Dio sarà tutto in tutti (cfr 1 Cor 15,28). La Chiesa, che già sulla terra può gustare le primizie del futuro compimento, non cessa di ripetere: "Venga il tuo regno" (Mt 6,10).

2. Venga il tuo regno! Pregano così, in ogni parte del mondo, i fedeli che si raccolgono quest'oggi attorno ai loro Pastori per il Giubileo dell'Apostolato dei Laici. Ed io mi unisco con gioia a questo universale coro di lode e di preghiera, celebrando insieme con voi, cari fedeli, la Santa Messa presso la Tomba dell'apostolo Pietro.

Ringrazio il Cardinale James Francis Stafford, Presidente del Pontificio Consiglio per i Laici, e i due vostri rappresentanti, che all'inizio della Santa Messa si è fatto interprete dei comuni sentimenti. Saluto i venerati Fratelli nell'Episcopato, come pure i sacerdoti, i religiosi e le religiose presenti. Estendo il mio saluto in particolare a voi, laici, attivamente dediti alla causa del Vangelo: guardando a voi, penso anche a tutti i membri di comunità, associazioni e movimenti di azione apostolica; penso ai padri ed alle madri che con generosità e spirito di sacrificio attendono all'educazione dei loro figli nella pratica delle virtù umane e cristiane; penso a quanti offrono all'evangelizzazione il contributo delle loro sofferenze, accolte e vissute in unione con Cristo.

3. Saluto in modo speciale voi, cari partecipanti al Congresso del Laicato cattolico, che ben si inserisce nel contesto del Giubileo dell'Apostolato dei Laici. Il vostro incontro ha come tema "Testimoni di Cristo nel nuovo millennio". Esso riprende la tradizione dei convegni mondiali dell'Apostolato dei laici, iniziata cinquant'anni fa sotto l'impulso fecondo della più viva consapevolezza che la Chiesa aveva acquisito sia della propria natura di mistero di comunione che della propria intrinseca responsabilità missionaria nel mondo.

Nella maturazione di questa consapevolezza, il Concilio Ecumenico Vaticano II ha segnato una svolta decisiva. Con il Concilio, nella Chiesa è veramente scoccata l'ora del laicato e tanti fedeli laici, uomini e donne, hanno compreso con maggior chiarezza la propria vocazione cristiana, che, per sua stessa natura, è vocazione all'apostolato (cfr Apostolicam actuositatem, 2). A 35 anni dalla sua conclusione, io dico: bisogna ritornare al Concilio. Bisogna riprendere in mano i documenti del Vaticano II per riscoprirne la grande ricchezza di stimoli dottrinali e pastorali.
In particolare, dovete riprendere in mano quei documenti voi laici, ai quali il Concilio ha aperto straordinarie prospettive di coinvolgimento e di impegno nella missione della Chiesa. 
Non vi ha forse ricordato il Concilio la vostra partecipazione alla funzione sacerdotale, profetica e regale di Cristo? A voi i Padri conciliari hanno affidato, in special modo, la missione di "cercare il regno di Dio trattando le cose temporali e orientandole secondo Dio" (Lumen gentium, 31).

Da allora è fiorita una vivace stagione aggregativa, nella quale accanto all'associazionismo tradizionale sono sorti nuovi movimenti, sodalizi e comunità (cfr Christifideles laici, 29). Oggi più che mai, carissimi Fratelli e Sorelle, il vostro apostolato è indispensabile perché il Vangelo sia luce, sale e lievito di una nuova umanità.

4. Ma cosa comporta questa missione? Che significa essere cristiani oggi, qui, ora?
Essere cristiani non è mai stato facile e non lo è neppure oggi. Seguire Cristo esige il coraggio di scelte radicali, spesso controcorrente. "Noi siamo Cristo!", esclamava sant'Agostino. I martiri e i testimoni della fede di ieri e di oggi, tra i quali tanti fedeli laici, dimostrano che, se è necessario, non si deve esitare per Gesù Cristo neppure a dare la vita.

A questo proposito, il Giubileo invita tutti a un serio esame di coscienza e ad un perdurante rinnovamento spirituale per una sempre più incisiva azione missionaria. Vorrei qui riprendere quanto, 25 anni or sono, quasi a conclusione dell'Anno Santo del 1975, il mio venerato predecessore, il Papa Paolo VI, scriveva nell'Esortazione Apostolica Evangelii nuntiandi: "L'uomo contemporaneo ascolta più volentieri i testimoni che i maestri... o se ascolta i maestri lo fa perché sono dei testimoni" (n. 41).

Sono parole ancor valide quest'oggi dinanzi ad una umanità ricca di potenzialità e di attese, minacciata però da molteplici insidie e pericoli. Basti pensare, tra l'altro, alle conquiste sociali e alla rivoluzione in campo genetico; al progresso economico e al sottosviluppo esistente in vaste aree del pianeta; al dramma della fame nel mondo ed alle difficoltà esistenti per tutelare la pace; alla rete capillare delle comunicazioni ed ai drammi della solitudine e della violenza che registra la cronaca quotidiana. Carissimi fedeli laici, quali testimoni di Cristo, siete chiamati specialmente voi a recare la luce del Vangelo nei gangli vitali della società. Siete chiamati ad essere profeti della speranza cristiana e apostoli di "Colui che è, che era e che viene, l'Onnipotente!" (Ap 1,4).

5. "La santità si addice alla tua casa!" (Sal 92,5). Con queste parole ci siamo rivolti a Dio nel Salmo responsoriale. La santità continua a essere per i credenti la sfida più grande. Dobbiamo essere grati al Concilio Vaticano II, che ci ha ricordato come tutti i cristiani siano chiamati alla pienezza della vita cristiana e alla perfezione della carità.

Cari Fratelli e Sorelle, non abbiate paura di accettare questa sfida: essere uomini e donne santi! Non dimenticate che i frutti dell'apostolato dipendono dalla profondità della vita spirituale, dall'intensità della preghiera, da una formazione costante e da un'adesione sincera alle direttive della Chiesa. A voi ripeto quest'oggi, come ai giovani durante la recente Giornata Mondiale della Gioventù, che se sarete quello che dovete essere - se vivrete cioè il cristianesimo senza compromessi - potrete incendiare il mondo.

Vi attendono compiti e traguardi che possono apparire sproporzionati alle forze umane. Non scoraggiatevi! "Colui che ha iniziato in voi quest'opera buona, la porterà a compimento" (Fil 1,6). Conservate sempre fisso lo sguardo su Gesù. Fate di Lui il cuore del mondo.
E Tu, Maria, Madre del Redentore, sua prima e perfetta discepola, aiutaci a essere i suoi testimoni nel nuovo millennio. Fa' che il tuo Figlio, Re dell'universo e della storia, regni nella nostra vita, nelle nostre comunità e nel mondo intero!

"Lode e onore a Te, o Cristo!". Con la tua Croce hai redento il mondo. A Te affidiamo, all'inizio di un nuovo millennio, il nostro impegno a servizio di questo mondo che Tu ami e che noi pure amiamo. Sostienici con la forza della tua grazia! Amen.

© Copyright 2000 - Libreria Editrice Vaticana


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GIOVANNI PAOLO II
CONGRESSO MONDIALE DELL'APOSTOLATO DEI LAICI
ANGELUS
Domenica, 26 novembre 2000
Solennità di Cristo Re dell'Universo

Cari fedeli laici!
1. Prima di concludere questa celebrazione giubilare, ho voluto consegnarvi nuovamente, nella persona di alcuni vostri rappresentanti, i Documenti del Concilio Vaticano II. Il mio pensiero torna in questo momento a quello storico e provvidenziale evento ecclesiale. Trentacinque anni or sono, proprio di questi giorni, vennero approvati alcuni documenti, tra i quali il Decreto sull'apostolato dei laici Apostolicam actuositatem. Il 7 dicembre, insieme ad altri testi, veniva approvata la Costituzione pastoraleGaudium et spes, sulla Chiesa nel mondo contemporaneo. Il giorno dopo l'Assemblea conciliare promulgava definitivamente l'insieme dei suoi documenti.
Come allora, anche oggi ho voluto simbolicamente riaffidare il vasto patrimonio conciliare specialmente a voi, cari fedeli laici, apostoli del terzo millennio, ricordando che proprio ai laici - governanti, uomini di pensiero e di scienza, artisti, donne, lavoratori, giovani, poveri, malati - il Concilio consegnò il suo messaggio conclusivo destinato all'intera umanità.

In questo passaggio epocale, la lezione del Vaticano Secondo appare più che mai attuale: le condizioni odierne, infatti, richiedono che il vostro impegno apostolico di laici sia ancora più intenso e più esteso. Studiate il Concilio, approfonditelo, assimilatene lo spirito e gli orientamenti: troverete in esso luce e forza per testimoniare il Vangelo in ogni campo dell'umana esistenza.

2. Je vous salue cordialement, vous tous pèlerins francophones venus pour le Congrès de l’Apostolat des laïcs. À quelques jours de l’anniversaire de la fin du Concile, vous êtes tous invités à en relire les documents pour affermir votre vocation, pour vous engager dans l’apostolat, comme cela a été proposé par les Pères conciliaires, pour être dans le monde des témoins de la Bonne Nouvelle et pour prendre une part toujours plus active à la mission de l’Église. Le monde a besoin de votre témoignage individuel, conjugal, familial, professionnel et ecclésial. À tous, j’accorde la Bénédiction apostolique!

During this Jubilee of the Laity I have wished to place once again in the hands and hearts of the lay people of the world the documents of the Second Vatican Council. The Council, centred on Christ and his Church and open to the challenges of a changing world, was a providential event in the People of God’s preparation for the Third Christian Millennium. I encourage the lay faithful to study the Council’s teaching, to love and live its message. In this way the laity will be light and hope for the Church and for society. May Christ, the Eternal King, guide and strengthen you always!

Einen herzlichen Gruß richte ich an die Frauen und Männer deutscher Sprache. Liebe Schwestern und Brüder! Das Zweite Vatikanische Konzil ermutigt euch Laien, Salz der Erde und Licht der Welt zu sein. Ich vertraue euch einen Wunsch an: Laßt nicht nach, die Lehre des Konzils zu studieren und im Leben umzusetzen. Für eure Sendung als Zeugen des Evangeliums erteile ich euch gern den Apostolischen Segen.

Doy mi bienvenida a los peregrinos de lengua española que participáis en el Jubileo del apostolado de los laicos. Que esta peregrinación jubilar sea un estímulo para proseguir en el camino de la esperanza, construyendo el futuro desde vuestra específica vocación cristiana. Firmemente enraizados en Cristo y sostenidos por las enseñanzas siempre actuales del Concilio Vaticano II, testimoniad el Evangelio a los hombres de nuestro tiempo.

A feliz coincidência da Festa de Cristo-Rei com o vosso Jubileu lembre a todos vós, queridos peregrinos de língua portuguesa, que a vossa vocação de filhos de Deus, no meio do mundo, exige que não procureis apenas a santidade pessoal, mas que possais ir pelos caminhos da terra, para convertê-los em atalhos que, através dos obstáculos, levem as almas ao Senhor. Foi para isso que nós, os cristãos, fomos chamados, essa é a nossa tarefa apostólica e a preocupação que deve consumir a nossa alma, conseguir que o reino de Cristo se torne realidade, que não haja mais ódios nem crueldades, que estendamos pela terra o bálsamo forte e pacífico do amor.

Serdecznie pozdrawiam obecnych tu przedstawicieli laikatu z Polski i z innych krajów świata. Reprezentujecie niezliczoną rzeszę wierzących, którzy, wypełniając codzienne obowiązki rodzinne, zawodowe czy społeczne, równocześnie aktywnie włączają się w apostolską działalność Kościoła. Świętując dziś Jubileusz Apostolstwa Świeckich, dziękujemy Bogu za ich zaangażowanie w różnorakich dziedzinach życia - przeważnie im tylko dostępnych - dzięki któremu Kościół żyje jako wspólnota świadków wiary, nadziei i miłości. Modlę się, aby Duch Święty wciąż na nowo rozpalał w waszych sercach pragnienie służby Ewangelii, tak byście zgodnie ze swym powołaniem i posłaniem owocnie uczestniczyli w wypełnianiu prorockiej, kapłańskiej i pasterskiej misji Kościoła. Niech wam Bóg błogosławi!
[Saluto cordialmente i rappresentanti dei laici dalla Polonia e dagli altri paesi del mondo. Rappresentate l'innumerevole schiera dei fedeli che, compiendo i quotidiani doveri familiari, professionali o sociali, nello stesso tempo aderiscono attivamente all’azione apostolica della Chiesa. Celebrando oggi il Giubileo dell’Apostolato dei Laici, ringraziamo Dio per il loro impegno in diversi campi della vita - in gran parte accessibili solo ad essi - grazie al quale la Chiesa vive come comunità dei testimoni della fede, della speranza e dell’amore. Prego, affinché lo Spirito Santo sempre di nuovo accenda nei vostri cuori il desiderio di servire il Vangelo, sì che secondo la vostra vocazione e il mandato partecipiate fruttuosamente al compimento della profetica, sacerdotale e pastorale missione della Chiesa. Dio vi benedica!]

3. A Maria rivolgiamo ora la nostra preghiera. Ci aiuti Lei a realizzare quel rinnovamento di mentalità e di azione, di gioia e di speranza, che è stato lo scopo stesso del Concilio.

DE  - EN  - ES  - FR  - IT  - PT ]

MESSAGGIO DEL SANTO PADRE GIOVANNI PAOLO II
AI PARTECIPANTI AL CONGRESSO 
DEL LAICATO CATTOLICO

Al Venerato Fratello
Cardinale JAMES FRANCIS STAFFORDPresidente del Pontificio Consiglio per i Laici

1. Nei prossimi giorni si svolgerà a Roma, sul tema "Testimoni di Cristo nel nuovo Millennio", il Congresso del laicato cattolico promosso da codesto Pontificio Consiglio per i Laici. Si tratta di una felice iniziativa che, nel corso del Grande Giubileo, costituirà per i partecipanti un'ulteriore occasione di crescita nella fede e nella comunione ecclesiale. L'assemblea vedrà, infatti, la presenza di molti laici insieme a Cardinali, Vescovi, sacerdoti, religiosi e religiose, rappresentanti idealmente l'intero popolo dei battezzati nel Signore, i christifideles che, tra le tribolazioni del mondo e le consolazioni di Dio (cfr 2 Cor 1,4), camminano verso la casa del Padre. Il Congresso potrà così essere un momento di riflessione e di dialogo, di condivisione della fede e di preghiera, ben inserito nel quadro delle celebrazioni del Giubileo dell'apostolato dei Laici, il cui culmine sarà la Santa Messa in Piazza San Pietro, il giorno della solennità di Nostro Signore Gesù Cristo, Re dell'universo.
Attraverso di Lei ringrazio il Pontificio Consiglio per i Laici, che ha voluto promuovere questa stimolante iniziativa, che ci pone all'ascolto di quanto lo Spirito dice alla Chiesa (cfr Ap 2,7) mediante l'esperienza di fede di tanti laici cristiani, uomini e donne del nostro tempo.

2. Il Congresso si riallaccia idealmente ad altri grandi raduni di fedeli laici che, negli ultimi cinquant'anni, hanno segnato tappe importanti del cammino di promozione e di sviluppo del laicato cattolico. Penso in particolare ai Congressi mondiali dell'apostolato dei laici svoltisi a Roma rispettivamente nel 1951, nel 1957 e poi nel 1967, nell'immediato post-Concilio. E penso anche alle due Consultazioni mondiali del laicato cattolico organizzate dal Pontificio Consiglio per i Laici in occasione dell'Anno Santo del 1975 e in preparazione alla VII Assemblea generale del Sinodo dei Vescovi del 1987, i cui risultati ho raccolto nell'Esortazione Apostolica Christifideles laici.
A tale proposito, l'attuale assemblea, come ho già avuto modo di sottolineare, "potrà fungere da ricapitolazione del cammino del laicato dal Concilio Vaticano II al Grande Giubileo dell'Incarnazione" (Discorso Ai membri del Consiglio Pontificio per i Laici in occasione della XVII Assemblea plenaria, 1° marzo 1999). Partendo da un bilancio dell'attuazione degli insegnamenti del Concilio nella vita e nell'apostolato dei laici, il vostro incontro contribuirà sicuramente ad imprimere uno slancio rinnovato al loro impegno missionario. Dimensione essenziale della vocazione e della missione del cristiano è quella di rendere testimonianza della presenza salvifica di Dio nella storia degli uomini, come dice felicemente il tema del Congresso: «Testimoni di Cristo nel nuovo millennio».

3. Gli ultimi decenni del XX secolo hanno visto fiorire nella Chiesa i semi di un'incoraggiante primavera spirituale. Come, ad esempio, non essere grati a Dio per la più chiara consapevolezza che i fedeli laici - uomini e donne - hanno acquisito della propria dignità di battezzati divenuti «creature nuove»; della propria vocazione cristiana; dell'esigenza di crescere, nell'intelligenza e nell'esperienza della fede, come christifideles, ossia come veri discepoli del Signore; della propria adesione alla Chiesa?
Al tempo stesso, però, in un clima di diffusa secolarizzazione, non pochi credenti sono tentati di allontanarsi dalla Chiesa e purtroppo si lasciano contagiare dall'indifferenza o cedono a compromessi con la cultura dominante. Tra i fedeli non mancano, poi, atteggiamenti selettivi e critici nei confronti del magistero ecclesiale. Per risvegliare nelle coscienze dei cristiani un più vivo senso della loro identità, c'è dunque bisogno, nel quadro del Grande Giubileo, di quel serio esame di coscienza di cui parlavo nella Tertio millennio adveniente (cfr n. 34). Ci sono domande essenziali, che nessuno può eludere: Che cosa ho fatto del mio battesimo e della mia cresima? Cristo è veramente il centro della mia vita? La preghiera trova spazio nelle mie giornate? Vivo la mia vita come una vocazione e una missione? Cristo continua a ricordarci: "Voi siete il sale della terra... Voi siete la luce del mando... Così risplenda la vostra luce davanti agli uomini, perché vedano le vostre opere buone e rendano gloria al vostro Padre che è nei cieli" (Mt 5, 13.14.16).

4. La vocazione e la missione dei fedeli laici si possono comprendere soltanto alle luce di una rinnovata consapevolezza della Chiesa "come sacramento o segno e strumento dell'intima unione con Dio e dell'unità di tutto il genere umano"(Lumen gentium, 1), e del personale dovere di aderire più saldamente ad essa. La Chiesa è un mistero di comunione che ha origine nella vita della Santissima Trinità. E' il Corpo mistico di Cristo. E' il Popolo di Dio, che unito dalla stessa fede, speranza e carità cammina nella storia verso la definitiva patria celeste. E noi, come battezzati, siamo membra vive di questo meraviglioso e affascinante organismo, alimentato dai doni sacramentali, gerarchici e carismatici che gli sono coessenziali. Per questo, oggi più che mai è necessario che i cristiani, illuminati e guidati dalla fede, conoscano la Chiesa quale essa è, in tutta la sua bellezza e santità, per sentirla ed amarla come propria madre. Ed a tal fine è importante risvegliare nell'intero Popolo di Dio il vero sensus Ecclesiae, unito all'intima consapevolezza di essere Chiesa, mistero cioè di comunione.

5. Alle soglie del terzo millennio Dio chiama i credenti, in modo speciale i laici, ad un rinnovato slancio missionario. La missione non è un'aggiunta alla vocazione cristiana. Anzi, ricorda il Concilio Vaticano II, la vocazione cristiana è per sua natura vocazione all'apostolato (cfr Apostolicam actuositatem, 2). Cristo va annunciato con la testimonianza di vita e con la parola, e, prima di essere impegno strategico ed organizzato, l'apostolato comporta la grata e lieta comunicazione a tutti del dono dell'incontro con Cristo. Una persona, o una comunità, matura dal punto di vista evangelico è animata da un'intensa passione missionaria che la spinge a rendere testimonianza a Cristo in ogni circostanza e situazione, in ogni contesto sociale, culturale e politico. A questo proposito, come insegna il Concilio Vaticano II, "per loro vocazione è proprio dei laici cercare il regno di Dio trattando le cose temporali e ordinandole secondo Dio. Vivono nel secolo, cioè implicati in tutti i diversi doveri e lavori del mondo e nelle ordinarie condizioni della vita familiare e sociale, di cui la loro esistenza è come intessuta. Ivi sono da Dio chiamati a contribuire, quasi dall'interno, a modo di fermento, alla santificazione del mondo" (Lumen gentium, 31).
Carissimi Fratelli e Sorelle, la Chiesa ha bisogno di voi e conta su di voi! La promozione e la difesa della dignità e dei diritti della persona umana, oggi più urgente che mai, richiede il coraggio di individui animati dalla fede, capaci di un amore gratuito e ricco di compassione, rispettosi della verità sull'uomo, fatto a immagine di Dio e destinato a crescere sino alla piena statura di Cristo Gesù (cfr Ef 4, 13). Non scoraggiatevi di fronte alla complessità delle situazioni! Ricercate nella preghiera la sorgente di ogni forza apostolica; attingete dal Vangelo la luce che dirige i vostri passi.
La complessità delle situazioni non deve scoraggiarvi, ma deve invece spingervi a ricercare con saggezza e coraggio risposte adeguate alla domanda di pane e di lavoro e alle esigenze di libertà, di pace e di giustizia, di condivisione e di solidarietà.

6. Cari fedeli laici, uomini e donne, voi siete chiamati ad assumervi, con generosa disponibilità, la vostra parte di responsabilità anche per la vita delle comunità ecclesiali a cui appartenete. Il volto delle parrocchie, chiamate ad essere accoglienti e missionarie, dipende da voi. Nessun battezzato può rimanere ozioso. Partecipi dell'ufficio sacerdotale, profetico e regale di Cristo e arricchiti da molteplici carismi, i laici cristiani possono dare il proprio contributo nell'ambito della liturgia, della catechesi, di iniziative missionarie e caritative di vario genere. Alcuni, poi, possono essere chiamati ad assumere uffici, funzioni o ministeri non ordinati sia a livello parrocchiale che a livello diocesano (cfr Christifideles laici, 14). Si tratta di un servizio prezioso e, in varie regioni del mondo, sempre più indispensabile. Tuttavia, è da evitare il rischio di snaturare la figura del laico con un suo eccessivo ripiegamento sulle esigenze intra-ecclesiali. Occorre dunque rispettare, da un lato, l'identità propria del fedele laico e, dall'altro, quella del ministro ordinato, mentre la collaborazione tra fedeli laici e sacerdoti e, nei casi e secondo le modalità stabiliti dalla disciplina ecclesiale, la supplenza dei sacerdoti da parte di laici devono espletarsi nello spirito della comunione ecclesiale, in cui compiti e stati di vita sono avvertiti come complementari e si arricchiscono a vicenda (cfr Istruzione su alcune questioni circa la collaborazione dei fedeli laici al ministero dei sacerdoti).

7. La partecipazione dei fedeli laici alla vita e alla missione della Chiesa viene espressa e sostenuta anche da diverse aggregazioni, molte delle quali rappresentate in questo Congresso. Soprattutto ai nostri tempi, esse costituiscono un significativo mezzo per una formazione cristiana più approfondita e per un'attività apostolica più incisiva. Il Concilio Vaticano II afferma: "Le associazioni non sono fini a se stesse, ma devono servire a compiere la missione della Chiesa nei riguardi del mondo; la loro incidenza apostolica dipende dalla conformità con le finalità della Chiesa e dalla testimonianza cristiana e dallo spirito evangelico dei singoli membri e di tutte le associazioni" (Apostolicam actuositatem, 19). Pertanto, al fine di rimanere fedeli alla propria identità, le aggregazioni laicali devono sempre tornare a confrontarsi con i criteri di ecclesialità dei quali ho scritto nell'Esortazione Apostolica Christifideles laici (cfr n. 30).
Possiamo oggi parlare di una "nuova stagione aggregativa dei fedeli laici" (ivi, 29). E' uno dei frutti del Concilio Vaticano II. Accanto alle associazioni di lunga e benemerita tradizione, osserviamo una vigorosa e diversificata fioritura di movimenti ecclesiali e nuove comunità. Questo dono dello Spirito Santo è un altro segno di come Dio trovi sempre risposte adeguate e tempestive alle sfide lanciate alla fede e alla Chiesa in ogni epoca storica. Anche qui, bisogna ringraziare le associazioni,i movimenti e le aggregazioni ecclesiali per l'impegno da essi profuso nella formazione cristiana e per l'entusiasmo missionario che continuano a portare nella Chiesa.

8. Carissimi Fratelli e Sorelle! In questi giorni voi condividete riflessioni ed esperienze, facendo un bilancio del cammino percorso e volgendo lo sguardo al futuro. Guardando al passato, potete constatare chiaramente quanto sia essenziale per la vita della Chiesa il ruolo dei laici. Come non ricordare qui le dure persecuzioni che la Chiesa del ventesimo secolo ha subito in vaste aree del mondo? E' stato soprattutto grazie alla coraggiosa testimonianza di fedeli laici, non di rado fino al martirio, se la fede non è stata cancellata dalla vita di popoli interi. L'esperienza dimostra che il sangue dei martiri diventa seme di confessori e noi cristiani dobbiamo molto a questi "militi ignoti della grande causa di Dio" (Tertio millennio adveniente, 37).

Quanto al futuro, ci sono tanti motivi per avviarci nel nuovo millennio con fondata speranza. La primavera cristiana, di cui non pochi segni possiamo già intravvedere (cfr Redemptoris missio, 86), è percepibile nella scelta radicale della fede, nell'autentica santità di vita, nello straordinario zelo apostolico di molti fedeli laici, uomini e donne, giovani, adulti e anziani. E' pertanto compito della presente generazione recare il Vangelo all'umanità di domani. Siete voi i "testimoni di Cristo nel nuovo millennio", come dice il tema del vostro Congresso. Siatene ben consapevoli e rispondete con pronta fedeltà a quest'urgente chiamata missionaria. La Chiesa conta su di voi!

Auguro ogni buon esito ai lavori della vostra assemblea e, mentre invoco su ciascuno la protezione di Maria Regina degli Apostoli e Stella della nuova evangelizzazione, di cuore invio a Lei, Signor Cardinale, ed a tutti i partecipanti la mia speciale Benedizione, che volentieri estendo alle persone care ed a quanti incontrate nel vostro apostolato.
Dal Vaticano, 21 Novembre 2000
IOANNES PAULUS II

AVE GIGLIO BIANCO DELLA TRINITA'



CORONCINA DELLE AVE MARIA D’ORO 
ALLA MADONNA

Si usi la Corona del Santo Rosario.
(si possono annunciare i  Misteri del Rosario)
Sui grani grossi prima di ogni decina si reciti:
Padre nostro, che sei nei cieli,
sia santifi­cato il tuo nome,
venga il tuo regno,
sia fatta la tua volontà,
come in cielo così in terra.
Dacci oggi il nostro pane quotidia­no,
e rimetti a noi i nostri debiti,
come noi li rimettiamo ai nostri debitori,
e non c’in­durre in tentazione,
ma liberaci dal male. Amen.
Sui dieci piccoli grani di ciascuna delle cinque decine, si reciti:
AVE MARIA D’ORO
Ave, Maria, bianco giglio della gloria, gioia della Santissima Trinità,
Ave, Rosa splendida nel giardino delle celesti delizie:
dalla quale il Re del cielo volle nascere,
e dal cui latte  volle essere nutrito,
nutri le nostre anime con l’effusione della Divina Grazia.   Amen.
Si concluda la Coroncina recitando:
Gloria al Padre e al Figlio e allo Spirito Santo.
Come era nel principio, ora, e sem­pre nei secoli dei secoli. Amen.
(tre volte)

Ave Maria Purissima!

FESTA DEL PREZIOSISSIMO SANGUE DI GESU'



MESE AL PREZIOSISSIMO SANGUE DI GESU’ - 2018

PREGHIERA ALL'INIZIO DEL MESE 

Gesù mio, accetta gli ossequi di questo Mese, in compenso di tante iniquità degli uomini; e mentre il nemico del bene cerca di allontanare il ricordo del tuo amore dal­la mente dei tuoi figli, la devozione al Di­vin Sangue avvicini le anime al tuo Cuore. (S. Gaspare)

1 luglio – SOLENNITA’ DEL PREZ.MO SANGUE

LE SETTE EFFUSIONI

Venite, adoriamo Cristo, Figlio di Dio, che ci ha redenti con il suo Sangue. Per redimerci Gesù ha versato ben sette volte il suo Sangue! Il motivo di sì copiose e dolorose effusioni non va ricercato nella necessità di salvare il mondo, perché a sal­varlo ne sarebbe bastata una sola goccia, ma soltanto nel suo amore per noi. 

Agli albori della storia umana avviene un grave fatto di sangue: il fratricidio di Caino; Gesù, agli albori della sua vita ter­rena, vuole iniziare la redenzione con la prima effusione di Sangue, quello della Circoncisione, versato sulle stesse braccia della Madre, come primo altare del Nuo­vo Testamento. Sale allora a Dio la prima degna offerta dalla terra e, da allora in poi, Egli guarderà l'umanità non più con lo sguardo della giustizia, ma della mise­ricordia. 

Passano anni da questa prima effusione - anni di umile nascondimento, di priva­zioni e lavoro, di preghiera, di umiliazio­ni e persecuzioni - e Gesù dà inizio nell'orto degli ulivi alla sua Passione re­dentrice, versando sudore di sangue. Non sono le pene fisiche che gli fan sudare Sangue, ma la visione dei peccati della in­tera umanità, che egli innocente si è ad­dossato, e la nera ingratitudine di coloro che avrebbero calpestato il suo Sangue e rifiutato il suo amore. 

Gesù versa di nuovo Sangue nella fla­gellazione per purificare particolarmente i peccati della carne, perché «per una piaga così putrida, non poteva esservi una me­dicina più salutare» (S. Cipriano). 

Ancora Sangue nella coronazione di spine. È il Cristo, re d'amore, che al posto di quella d'oro ha scelto la corona di spi­ne, dolorosa e sanguinosa, affinché l'or­goglio umano si pieghi davanti alla Mae­stà di Dio. 

Altro Sangue lungo la via dolorosa, sot­to il pesante legno della croce, fra gli insulti, le bestemmie e le percosse, lo stra­zio d'una Madre e il pianto delle pie don­ne. «Chi vuol venire dietro di me - egli di­ce - rinneghi se stesso, prenda la sua croce e mi segua». Non c'è dunque altra via per raggiungere il monte della salute, che quella bagnata dal Sangue di Cristo. 

Gesù è sul calvario e versa nuovamente Sangue dalle mani e dai piedi confitti alla croce. Dall'alto di quel monte - il vero teatro dell'amore divino - quelle mani sanguinanti si protendono per un largo abbraccio di pietà e di misericordia: «Ve­nite a me tutti!». La croce è il trono e la cattedra del prezioso Sangue, l'emblema che porterà salute e nuova civiltà ai secoli, il segno del trionfo di Cristo sulla morte. 

Non poteva mancare il Sangue più ge­neroso, quello del Cuore, proprio le ulti­me gocce rimaste nel Corpo del Salvatore, e ce lo dona attraverso la ferita, che il col­po di lancia apre nel suo fianco. Gesù svela così i segreti del proprio Cuore all'umanità, affinché vi legga il suo immenso amore. 

Ecco come Gesù ha voluto spremere da ogni vena tutto il Sangue e darlo genero­samente agli uomini. Ma cosa hanno fatto gli uomini dal giorno della morte di Cristo ad oggi per ricambiare tanto amore? Gli uomini han continuato ad essere increduli, a bestem­miare, ad odiarsi ed uccidersi, ad essere disonesti. Gli uomini hanno calpestato il Sangue di Cristo! Almeno noi, per riparare a tante ingra­titudini e ricambiare così grande amore, offriamolo a Dio e invochiamolo non solo per noi, ma anche per tutti i fratelli pec­catori.

ESEMPIO: Nel 1848 Pio IX, a causa dell'occupa­zione di Roma, fu costretto a rifugiarsi a Gaeta. Quivi si recò il servo di Dio D. Giovanni Merlini e predisse al S. Padre che, se avesse fatto voto di estendere la festa del Prez.mo Sangue a tutta la Chiesa, presto sarebbe tornato a Roma. Il Pontefice, dopo aver riflettuto e pregato, il 30 giugno 1849 gli fece rispondere che lo avrebbe fatto non per voto, ma spon­taneamente, se la predizione si fosse av­verata. Fedele alla promessa, il 10 agosto dello stesso anno, firmava il decreto per l'estensione della festa del Prez.mo San­gue a tutta la Chiesa nella prima domeni­ca di luglio. S. Pio X. nel 1914, la fissò al primo di luglio e Pio XI nel 1934, a ricordo del XIX Centenario della Redenzione, la ele­vò a rito doppio di prima classe. Nel 1970  Paolo VI, in seguito alla riforma del calendario, l'ha unita alla Solennità del Corpus Domini, col nuovo titolo di So­lennità del Corpo e del Sangue di Cristo. Il Signore si servì della profezia di un santo missionario per l'estensione di questa festa a tutta la Chiesa e volle così dimostrare quanto gli fosse caro il culto al suo Prezioso Sangue.

PROPOSITO: Praticherò questo mese, in unione col Prezioso Sangue, pregando specialmente per la conversione dei pec­catori.
GIACULATORIA: Sangue di Gesù, prezzo del nostro riscatto, sii benedetto in eterno!
GESU' IN TE CONFIDO

Inno
Vi salutiamo, piaghe di Cristo, 
pegni d'immenso amore, 
da cui rivi perenni 
sgorgano di sangue vermiglio.

Nello splendor le stelle vincete, 
nell'odore le rose e i balsami, 
nel valore le pietre dell'India, 
nella dolcezza i favi di miele.

Per voi il più dolce asilo 
si schiude alle anime nostre; 
dove non mai penetra 
furor di minaccianti nemici.

Quanti flagelli Gesù 
riceve nudo nel pretorio! 
quante dalla sua pelle lacera 
goccie di sangue stillano!

La bella fronte, oh dolore! 
punge una corona di spine, 
chiodi spuntati 
mani e piedi gli forano.

Ma dopo ch'egli amante e perché volle, 
ebbe reso lo spirito, 
una lancia gli ferisce il costato, 
e n'esce doppio rivolo.

Perché piena sia la redenzione, 
è pressato sotto il torchio; 
e di sé Gesù dimentico, 
non si riserba goccia di sangue.

Venite, quanti la funesta 
macchia di colpa deturpa; 
chi in questo bagno di salute 
lavasi, n'uscirà mondo.

A lui che siede alla destra 
del sommo Padre devesi grazia, 
a lui che ci ha redenti col sangue 
e ci conferma collo Spirito Santo.
Amen.


V. Giustificati nel sangue di Cristo.
R. Saremo salvati dall'ira per lui.

Preghiamo
Dio onnipotente ed eterno, che hai costituito il tuo Figlio unigenito Redentore del mondo, e hai voluto essere placato col sangue suo: concedici di celebrare con rito solenne il prezzo della nostra salvezza, e d'essere per sua virtù difesi in terra dai mali della vita presente, in tal guisa che abbiamo a goderne il frutto eternamente nel cielo.
Per il medesimo nostro Signore Gesù Cristo, tuo Figlio, che è Dio, e vive e regna con te, in unità con lo Spirito Santo, per tutti i secoli dei secoli.
R. Amen.


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http://www.preghiereagesuemaria.it/libri/mese%20al%20preziosissimo%20sangue_2005.htm

oppure: 
http://gerardoms.blogspot.com/2015/06/le-preghiere-di-santa-brigida-da.html
https://digilander.libero.it/carromano/brigida.html



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Sermone di san Giovanni Crisostomo
Omelia ai Neofiti

Volete conoscere la virtù del sangue di Cristo? Risaliamo a ciò che l'ha figurato, e ricordiamo il suo primo simbolo, e narriamo il passo dell'antica Scrittura. Nell'Egitto, Dio minacciava gli Egiziani d'una decima piaga, di far perire a mezzanotte i loro primogeniti, perché trattenevano il suo popolo primogenito. Ma, affinché l'amato popolo Giudaico non perisse insieme con quelli, abitando tutti uno stesso paese, egli trovò un mezzo di riconoscimento. Esempio meraviglioso fatto apposta per farti conoscere la virtù del sangue di Cristo. Gli effetti . della collera divina erano attesi e il messaggero di morte andava di casa in casa. Che fa allora Mosè? Uccidete, dice, un agnello d'un anno, e col suo sangue tingete le porte. Che dici, Mosè? Il sangue di un agnello può dunque preservare l'uomo ragionevole? Certo, egli risponde; non perché è sangue, ma perché esso è figura del sangue del Signore.

Poiché come le statue dei re, pur inerti e mute, proteggono d'ordinario gli uomini dotati d'anima e di ragione i quali si rifugiano presso di esse, non perché sono di bronzo ma perché sono l'immagine del principe; così quel sangue, privo di ragione, liberò gli uomini aventi un'anima, non perché era sangue, ma perché annunziava la venuta di questo sangue. E allora l'Angelo devastatore vedendo gli stipiti e le porte tinte, passò oltre e non osò entrare. Se dunque ora il nemico invece delle porte tinte d'un sangue figurativo, vedrà le labbra dei fedeli, porte dei templi di Cristo, arrossate del suo vero sangue, molto più esso se ne allontanerà. Perché se l'Angelo si ritirò davanti alla figura, quanto più sarà atterrito il nemico nel vedere la stessa realtà? Vuoi conoscere ancora un'altra virtù di questo sangue? Sì. Guarda donde prima s'è sparso e da qual fonte è uscito. Esso è uscito prima dalla croce medesima; il costato del Signore ne fu la sorgente. Difatti morto Gesù, è detto, e ancora sospeso alla croce, si avvicina un soldato, ne percuote il lato colla lancia e ne esce acqua e sangue; l'una simbolo del battesimo, l'altro del sacramento. E perciò non disse: Uscì sangue e acqua; ma uscì prima l'acqua e poi il sangue, perché prima siamo lavati nel battesimo, e poi consacrati dai santi misteri.

Un soldato aprì il costato, e fece un'apertura nella parete del tempio santo; ed io v'ho trovato un tesoro prezioso, e mi rallegro di scoprirvi delle grandi ricchezze. Così è avvenuto pure di quest'agnello: i Giudei uccisero l'agnello, ed io vi ho riconosciuto il frutto del sacramento. Dal costato uscì sangue ed acqua. Non voglio, uditore, farti passare sì rapidamente sui secreti di tanto mistero; mi resta ancora a dire una cosa mistica e profonda. Dissi quest'acqua e questo sangue esser simbolo del battesimo e dei sacri misteri. Infatti per essi fu fondata la Chiesa mediante la rigenerazione del bagno e la rinnovazione dello Spirito Santo. Per il battesimo, dico, e i sacri misteri, che sembrano usciti dal costato. Dal suo costato dunque Cristo ha edificato la Chiesa, come dal costato di Adamo fu tratta Eva, sua sposa. Ònd'è che san Paolo attesta dicendo: «Noi siamo membra del suo corpo e delle sue ossa» (Eph. 5,30), alludendo a questo costato. Invero, come Dio fece uscire la donna-dal costato d'Adamo, così Cristo ci ha dato dal suo costato l'acqua e il sangue, destinati alla Chiesa come elementi riparatori.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.


Omelia di sant'Agostino Vescovo
Trattato 120 su Giovanni
L'Evangelista ha usato una parola studiata, perché non ha detto: Gli percosse il costato, o ferì, o altro di simile, ma: Aprì; per mostrarci che la porta della vita ci si apre in certo qual modo là donde sono sgorgati i sacramenti della Chiesa, senza i quali non si ha accesso alla vita, ch'è la sola vera vita. Quel sangue che fu versato, fu versato per la remissione dei peccati. Quell'acqua ci tempera la bevanda della; salvezza; ed essa è insieme bagno, purificatore e bevanda. Questo significava l'ordine dato a Noè di aprire una porta nel fianco dell'arca per farvi entrare gli animali che non dovevano perire nel diluvio e che rappresentavano la Chiesa. Perciò la prima donna fu tratta dal costato dell'uomo addormentato e fu chiamata la vita e la madre dei viventi. Perché simboleggiava un gran bene, prima che commettesse il gran male della prevaricazione. Questo secondo Adamo, chinato il capo, si addormentò sulla croce, affinché ne fosse formata la sua sposa che uscì dal costato di lui addormentato. O morte, per cui i morti rianno la vita! Che più puro di questo sangue? Che più salutare di questa ferita?


Gli uomini erano schiavi del diavolo, e servivano ai demoni; ma sono stati riscattati dalla schiavitù. Essi infatti poterono bensì vendersi, ma non poterono riscattarsi. Venne il Redentore, e sborsò il prezzo; sparse il suo sangue, e ricomprò il mondo. Chiedete che cosa ha comprato? Guardate quel che ha dato e vedrete quel che ha comprato. Il sangue di Cristo n'è il prezzo. Che vale esso mai? che cosa, se non tutto il mondo? che cosa, se non tutte le genti? Sono molto ingrati al suo prezzo, o sono molto superbi coloro che dicono ch'esso vale sì poco d'aver comprato soltanto gli Africani, o ch'essi sono tanto grandi che fu sborsato soltanto per essi. Non si millantino dunque, non s'insuperbiscano. Quello che ha dato, lo ha dato per tutti.


Egli ebbe il sangue, onde riscattarci; e perciò prese il sangue, perché servisse ad essere versato per la nostra redenzione. Il sangue del tuo Signore, se lo vuoi, è stato dato per te: ma se non vuoi, non è stato dato per te. Ma forse dirai: Ebbe il mio Dio il sangue onde redimermi, ma ormai lo diede tutto, quando soffrì: che gliene rimane ancora da darlo anche per me? E questa è la gran cosa, che lo diede una volta, e lo diede per tutti. Il sangue di Cristo per chi vuole è salvezza, per chi non vuole è condanna. Perché dunque tu, che non vuoi morire, dubiti d'essere liberato piuttosto dalla seconda morte? Dalla quale sarai liberato, se vuoi prendere la tua croce, e seguire il Signore; perché egli prese la sua, e andò in cerca dello schiavo.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.
AMDG et DVM