domenica 14 agosto 2016

SCALA BIANCA

Sulla scala bianca

La via della devozione mariana è quella "scala bianca" vista da fra' Leone nella celebre visione.

Apparve al santo frate un campo sconfinato e in esso tanti confratelli che dovevano raggiungere il Cielo.

C'erano due scale, una rossa e una bianca. Sulla rossa accanto a Gesù c'era il Serafico San Francesco che invitava a salire. E i frati intraprendevano fiduciosi la salita, ma poi cascavano, chi dal primo, chi dal secondo, chi dal terzo scalino. Ed anche quei pochi che sembrava avessero raggiunto faticosamente la cima, eccoli anch'essi cadere giù. 

Allora il serafico Padre incoraggiava i suoi figli: "Fiducia, fiducia, correte alla scala bianca" (Confidite, fratres, ne desperetis, currite ad scalam albam et ascendite, quia ibi suscipiemini et per eam intrabitis coelum"). Lì, bellissima, la Vergine Immacolata invitava i sui protetti e questi, oh! meraviglia, salivano tutti agevolmente fino alla cima.

Soprattutto, però, la vera devozione alla Madonna è la strada più perfetta, ossia la più nobile e la più bella per Gesù.
Quale creatura, infatti, è mai stata, come la Madonna, così direttamente unita a Gesù, così tutta di Gesù, con Gesù, per Gesù? Nessuna creatura, né celeste, né terrestre.

Essere Maria per Gesù significa, quindi, donarsi a Gesù nella forma più cara, più soave e più delicata. Comportarsi umilmente verso Gesù, trattarlo con amore, circondarlo di trepido affetto e di tanta tenerezza come faceva la Madonna: quale sogno per noi poveretti! 
Lasciatemi agire sul vostro cuore
Eppure la perfetta devozione alla Madonna ci porta alla trasformazione in Maria, ci fa diventare "sua immagine e somiglianza" (Gn 1,26), per la gioia di Gesù.

Forse adesso possiamo capire meglio perché
San Giovanni Berchmans diceva: "Non mi darò pace finché non avrò la vera devozione alla Madonna".
 Possiamo capire meglio perché tutti i santi hanno coltivato con passione la devozione alla Madonna, chiedendola insistentemente soprattutto con la preghiera, come raccomandava sempre a voce e con la stampa

San Massimiliano Maria Kolbe: "In ogni difficoltà ricorrete subito all'Immacolata: donate a Lei la difficoltà e dite: Io non so che fare, aiutami Tu"

"Non ho mai letto di alcun santo

– dice San Bonaventura – che non avesse una speciale devozione alla Vergine gloriosa".

È vero. E anzi, incanta nei Santi quell'ansia celeste di battere ogni primato nell'amore alla Madonna, come l'ebbe San Giovanni Eudes,

che non poteva rassegnarsi all'idea che qualcuno riuscisse ad amare la Madonna più di lui, o come l'ebbe S. Teresa di Gesù quando scrisse questo ardente proposito: "Voglio essere, dopo Gesù, la persona che più ha amato la Madonna".

Veramente "Chi glorifica sua madre è come chi accumula tesori" (Sir 3,4)


AMDG et BVM

Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias

Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias
Aparición a la Madre Patrocinio, aprobada por la Iglesia


La imagen está en la iglesia de las concepcionistas franciscanas de Guadalajara (España)

Publicamos con permiso del autor,Padre Andrés García Torres 


  " Me entregó la soberana Reina esta portentísima Imagen, este encanto de los Cielos y la Tierra, y empezó en el cielo una celestial música, entonando la Salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y, después, todos los cortesanos del cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido..."
Madre Patrocinio - Sor Rafaela en Visión del Cielo

Origen de esta advocación
   La madre Patrocinio, conocida hasta entonces por sor Rafaela, tuvo una visión del cielo el 13 de Agosto de 1831.Se encuentra reunida en el coro de la iglesia con sus Hermanas Concepcionistas Franciscanas de Caballero de Gracia, de Madrid, entre las cinco y seis, a la hora de la oración de la tarde.
   Esta religiosa, sumida en éxtasis profundo, contempla a la Virgen María, que viene acompañada del Arcángel San Miguel y sostiene en sus manos una pequeña imagen, que representa a la Señora con el Niño Jesús sentado en el brazo derecho.
   Una prolongada conversación tiene lugar entre la Virgen y la religiosa. La misma madre Patrocinio lo cuenta en losApuntes que le mandaron escribir los superiores y su confesor. Copiamos textualmente:
   “Clamaba mucho en esta ocasión por la necesidades que tanto afligen a la Santa Iglesia y el Dulce Amor se me manifestó severo, airado y como dando muestras de que quería castigarnos.
   Esposo mío, ¿para cuándo son vuestras misericordias?
  <<Pide, esposa mía ,que cuanto pidas seré liberal para concedértelo.>> 
   Pedía sin límites; entonces, mi dulce Amor me manifestó el lastimoso estado en el que se hallaba la santa Iglesia. Moría de dolor y mis angustias crecían sobre manera.
  <<Paloma mía, mi amor no puede verte afligida; aquí tienes a mi Madre, que será tu guía, consuelo y amparo>>
     Ese mismo día por la noche, durante el rezo coral de los maitines con la Comunidad,  la madre Patrocinio volvió a enajenarse. Cuanto sigue pertenece a este segundo “arrobamiento”:
     “Manifestóse de nuevo la Beatísima Virgen con esta preciosísima, portentísima  e  invectísima  Imagen en sus soberanas manos.
     <<Hija mía, ¿por qué se contrista tú corazón, si todas las misericordias y tesoros de mi Hijo voy  a poner en tus manos, por medio de esta mi soberana Imagen, para que las distribuyas en mi nombre a los mortales ,segura de que las que hicieses por mi amor a tus hermanos, esas mismas confirmamos mi Hijo y yo, que soy tu madre en el Cielo?>>
     Señora y Reina mía, ¿no veis la España, los males que nos afligen?
     << Hija mía, los veo; pero no puede mi amor ser más benéfico para con los hombres. Ellos se olvidan de mí y retiran las misericordias; y por esto, a esta Imagen le darás el título misterioso del Olvido, para darles a entender que me han olvidado; pero yo, que soy  vuestra y tierna amorosa Madre, quiero poner a vista de todos los mortales en esta imagen mía que jamás mis misericordias se apartan de ellos.>>
     Miraba yo con gran ternura a tan divino simulacro cuando vi que mi invectísima Reina  cogió un pañuelo de manos del Príncipe San Miguel y , aplicándole a la soberana llaga  del costado de nuestro amante Jesús, lo empapó la divina Señora en sangre de aquel divino y deífico Corazón, y después aquel pañuelo, así empapado ,lo puso sobre esta encantadora Imagen, y después vi que la soberana Reina rociaba a este pueblo con la sangre preciosísima”.
     << Hija mía, ¿me amas?>> 
     Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra.
     << Hija mía, ¿me amas?>> 
     Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra
     << Hija mía, ¿me amas?>> 
     Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra
     << Pues a tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada Imagen mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la consoladora del mundo y todo afligido encontrará en mí ,por mediación de esta Imagen ,el consuelo. Al alma que rendida a sus pies  me pidiera alguna cosa, jamás  se la negará mi Amor .Será el consuelo del mundo y la alegría de la Iglesia Católica y , por su medio ,mi Hijo y yo recibiremos culto. Tú, hija mía, alcanzarás victoria del poder de Satanás, y tu Comunidad, perfección en servirme.>>
   “Entregóme la soberana reina esta portentísima  Imagen, este encanto de los cielos y la Tierra, y empezó en el cielo una celestial música, entonando la salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y, después ,todos los cortesanos del Cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido (Vida admirable, páginas 52-53) 
   “Terminada la santa oración-escribe ahora la madre María Isabel ,secretaria de la madre Patrocinio y demás actos de comunidad que a ella siguieron, salió mi venerada madre Patrocinio, con su  prelada, al pequeño jardín del convento ,y le dijo  que tenía que darle una noticia de muchísimo consuelo ,y le dijo que ya podía  estar tranquila y sin cuidado alguno, pues no volvería jamás el demonio a golpearla ni asustarla, porque la Reina de los Ángeles le había sujetado, que para eso le enseñara una Imagen que tenían”.
   La abadesa, madre Pilar refiere a su vez:”Sólo yo, que lo padecí, puedo decir cuál fue mi gozo, descanso y alegría al oír tan deseada nueva, que no puedo explicar el júbilo que sintió  mi corazón.”
   Llevaba razón la superiora. Los malos tratos recibidos por su Patrocinio en estos años del enemigo del mal fueron extraordinarios y constantes: golpes ,amenazas, ruidos estrepitosos que aterraban a toda la Comunidad.
   En cierta ocasión la condujo sobre los tejados con grave peligro de resbalar, tanto ella como otras dos religiosas que, al verla en situación semejante, sin pensárselo demasiado, con sus largos hábitos salieron a los tejados a recogerla y la introdujeron de nuevo en la clausura. Por otra parte, la persecución diabólica fue pública, declarada, intolerable y gravísima, proporcionándole heridas, contusiones, magullamientos, y toda clase de cardenales en brazos, piernas y espalda.
    El médico de la Comunidad, que tuvo que auxiliarla en repetidas ocasiones, decía a la madre abadesa:”Dejemos a Dios que obre en ella como mejor le plazca; esto se sale de mi competencia.”Las curaciones solían ser en ella instantáneas, aunque ya se la había dado por desahuciada en dos ocasiones y recibidos los últimos auxilios espirituales, padeciendo vómitos de sangre y fiebres altísimas.
   La prueba fehaciente de la liberación definitiva de los asaltos y persecución  del demonio la tuvieron todas las religiosas al comprobar que desde esta fecha y hora nunca más volvió a molestarla.
   La madre abadesa e hija buscaron por el convento una “imagen que tenían”. Cierta vitrina guardaba la perla escondida. Al verla, y no fue fácil  el hallazgo, la hija exclamó llena de gozo: “ésta, ésta es”.
   Pero la superiora nunca había visto esa imagen en aquella Casa.
    Por este motivo hizo venir a las restantes monjas, para cerciorarse y hacer mas averiguaciones: nadie la conocía. Ante esta situación embarazosa, la abadesa mandó por obediencia, a sor Patrocinio, que dijera “qué significaba aquello”. Con gran humildad y no menor embarazo confesó la joven religiosa lo ocurrido en las visiones de la Virgen y sus palabras, y que de todo ello nuestros lectores están al corriente por lo trascrito anteriormente.
    Para mayor esclarecimiento de los hechos y tranquilidad suya, la Abadesa requirió la presencia del Padre Guardián del convento franciscano de San Francisco el Grande, de Madrid, quien estudió el caso con seriedad e hizo exhaustivos interrogatorios entre las religiosas, pero mientras se halla en este quehacer desapareció la Imagen de la vista de todos, incluido el Padre.
   Confuso el religioso y Padre Guardián, se retiró para reflexionar y redactar cartas a los restantes conventos de su provincia en demanda de “rogativas en asunto de mucha gravedad”. Era el 13 de agosto de 1831.
   El día 15, fiesta de la Asunción de Nuestra señora, hacia media mañana, decidió retornar por el convento de las concepcionistas para indagar  “lo de la imagen” .Nada nuevo. Pasa a la clausura y se establece en el  despacho que usa la superiora, para continuar su gestión. Y “la imagen, de improviso, se coloca al lado de sor Patrocinio”,con gran sorpresa de los tres reunidos, que son el padre, la madre abadesa y sor Patrocinio. Ante esta novedad se convoca a la Comunidad, y todas las religiosas se convierten en testigos de la “nueva aparición” de esta singular imagen y “oran con alegría con acción de gracias”.
   Hacemos constar que cuanto va entre comillas, en las páginas anteriores o en las que se sigan después, que son citas textuales, tomadas de “Vida admirable”, que escribió la madre María Isabel  de Jesús, publicada al año 1925 y que se distingue por su total fidelidad histórica.
   De todo lo sucedido se redactó un informe detallado y se remitió  a la Santa Sede para su conocimiento. Consta que el santo padre tuvo especial interés por este asunto y gran devoción a la Virgen del Olvido. La respuesta desde Roma consistió en redactar una Bula, en la que se permite el culto público a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias, con la concesión de muchas gracias espirituales e indulgencias y otros privilegios singulares.
  Extensión, propagación y “favores obtenidos”
   El culto a la sagrada imagen surge con fuerza  y el primer novenario en su honor se celebra en Madrid, donde pronto se comprobó su especial patrocinio. Un operario sube a la cornisa del templo a encender las velas que arderán en este primer novenario y, perdiendo el equilibrio, cae estrepitosamente al pavimento. La madre Patrocinio ve por los aires al infortunado (la religiosa se hallaba en el coro) e invoca en su favor a la Señora del Olvido: “resultó sólo algo contuso”.
   Los presentes, que eran  muchos, pensaron que aquello había sido un verdadero “prodigio” . Y, según ellos, que era el segundo “favor” de la Señora. El primero había tenido lugar con el nieto del mayordomo de las mismas monjas, que estaba “baldado de las dos piernas y lo poco que andaba era con dos muletas. Ofreció dicho señor a la Santísima Virgen colocar las dos muletas en su altar si le curaba e instantáneamente curó; él, lleno de gozo, cumplió su promesa”. Las muletas se veían junto al altar y los enfermos acudían presurosos. Se multiplicaban las “gracias”.
   Contamos aquí otro más porque lo merece el personaje que lo encabeza. Se trata de el monarca don Francisco de Asís María de Borbón, rey consorte de la soberana Isabel II, que “tenía un enemigo, también poderoso, que le perseguía a muerte; entró, espada en mano, y se arrojó sobre él; viéndose sin amparo humano (ni medios para defenderse), acudió a la santísima Virgen del Olvido, tomando en la mano una medalla que llevaba siempre consigo de la celestial Señora; el asesino quedó en el acto parado, trémulo y sin acción y huyó avergonzado”.
   En el año 1849  dispuso el rey “celebrar una solemne función en acción de gracias a la santísima Virgen del Olvido.  Regaló un hermoso altar portátil, con rico dosel de terciopelo grana” y otros obsequios regios.
Emplazamiento actual de la Imagen y “ultima promesa” 
   Los años que median entre 1831 y 1891 la dulce Imagen se hizo viajera con la madre patrocinio (sufrió ésta destierros que duraron más de veinte años) o pernoctó con ella  en el retiro del convento .Como final, desde 1891 hasta la fecha en que se publica este librito, abril de 1891, dispuso de un hermoso camarín , orlado de nubes y ángeles que le sirven de cobijo amoroso, con despliegues de fervores afectuosos que le vienen ofreciendo los hijos de la Alcarria. 
   En la iglesia de las concepcionistas franciscanas de Guadalajara (España), presidiendo el retablo del altar mayor, se conserva intacta la Imagen pequeñita y bella, la misma que había sido amor, encanto, fidelidad y de un corazón ardoroso, de un espíritu vibrante,  la madre Patrocinio, ofrecida en holocausto permanente, la compañera entrañable de correrías infatigables, mientras los requiebros silenciosos y los coloquios íntimos hinchaban su alma y aliviaban las penas hondas. Conocemos el último importante requiebro porque lo quiso ella desvelar: “Ya, gracias a Dios, he conseguido lo que tanto he deseado y pedido”. Una religiosa le pregunta: “Podemos saber, madre , ¿qué ha sido?”. “Sí, hija: que ninguna de mis hijas se condene”. “Al oír tan inefable anuncio, llenas de agradecimiento , las religiosas se abrazaron a tan sin igual madre y prorrumpieron  en copioso llanto de gratitud, de alegría y de consuelo”. 
   Pronunciaba la madre Patrocinio esta “promesa” “con gran cariño y muy enternecida. Cierto día poco antes de su feliz tránsito”, que tuvo lugar en los dichos conventos y cuidad de Guadalajara (España) a la amanecida del 27 de enero de 189, legando a la Comunidad Concepcionista Franciscana esta perla y reliquia. 
   Las religiosas cuidan de la imagen del Olvido, Triunfo y Misericordias con el mimo y exquisitez que se merece. Trabajan por el mantenimiento de su culto litúrgico y la propagación constante de su devoción con los padres franciscanos, que son los custodios, juntamente con las religiosas, de la iglesia llamada del Carmen, dedicada a la santísima Trinidad. Hasta el presente lo han logrado felizmente: esta publicación quiere ser una muestra de las muchas que han dedicado a su Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias.
  Novena a María Santísima... Se pretende la máxima fidelidad a la inspiración de la madre Patrocinio, manteniendo sus olorosas esencias, que las tiene en abundancia. Solo que aquí se ha abreviado la Primera Novena, la original, e introducido alguna variante de cierta importancia.
Promesas de la Virgen a la madre Patrocinio.
 1ª. -     En tus manos, voy a poner ésta Sagrada IMAGEN y con ella, TODAS LAS MISERICORDIAS de mi Santísimo Hijo.
 2ª. -     Ha vinculado al Señor en ésta portentosa IMAGEN al ALIVIO, CONSUELO y REMEDIO de todos, y la alegría de la Iglesia Católica.
 3ª. -     Al alma, que rendida a sus pies ( de la IMAGEN) me pidiera alguna GRACIA, jamás se le negará mi AMOR.
 4ª. -     Cualquier población que expusiese y venerase a la Virgen DEL OLVIDO, TRIUNFO y MISERICORDIAS, se verá libre (decía la Sierva de Dios) de las calamidades con que en otros puntos serían poblados, porque sería Ella como un pararrayos de la Divina Justicia, ARCA DE NOE y Refugio para librar sus devotos.
                                                    A LA VIRGEN MARÍA
Señora nuestra del Olvido, Triunfo y Misericordias que prometiste ser “EL ALIVIO CONSUELO Y REMEDIO DE TODOS y que jamás tu AMOR les negaría cuanto te pidieran rendidos a tus pies”.
Te suplico presentes a Jesús Crucificado las gracias que solicito por medio de la M. Patrocinio (pídase la gracia).  No me olvides, Señora mía, y consígueme esto que te he confiado. Por Jesucristo Nuestro Señor- AMEN.
(Tres Avemarías)
 
Regreso a la página principal
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Agradecemos la gentileza del autor de esta información, ElPadre Andrés García Torres por habernos permitido publicarla. Las  Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
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Sant’Antonio parla della preghiera


Benedetto XVI  
VOLETE INNAMORARVI DI PIU' DI SANT'ANTONIO? COMINCIAMO COL GUSTARE QUANTO CI INSEGNA PAPA BENEDETTO XVI IN QUESTA STUPENDA UDIENZA

S. ANTONIO DI PADOVA
sac. e Dott. della Chiesa (1195-1231)
Papa Benedetto XVI 
Udienza Generale S. Antonio di Padova
10 febbraio 2010

Oggi vorrei parlare di un santo appartenente alla prima generazione dei Frati Minori: Antonio di Padova o, come viene anche chiamato, da Lisbona, riferendosi alla sua città natale. Si tratta di uno dei santi più popolari in tutta la Chiesa Cattolica, venerato non solo a Padova, dove è stata innalzata una splendida Basilica che raccoglie le sue spoglie mortali, ma in tutto il mondo. Sono care ai fedeli le immagini e le statue che lo rappresentano con il giglio, simbolo della sua purezza, o con il Bambino Gesù tra le braccia, a ricordo di una miracolosa apparizione menzionata da alcune fonti letterarie.
Antonio ha contribuito in modo significativo allo sviluppo della spiritualità francescana, con le sue spiccate doti di intelligenza, di equilibrio, di zelo apostolico e, principalmente, di fervore mistico.

Nacque a Lisbona da una nobile famiglia, intorno al 1195, e fu battezzato con il nome di Fernando. Entrò fra i Canonici che seguivano la regola monastica di sant’Agostino, dapprima nel monastero di San Vincenzo a Lisbona e, successivamente, in quello della Santa Croce a Coimbra, rinomato centro culturale del Portogallo. Si dedicò con interesse e sollecitudine allo studio della Bibbia e dei Padri della Chiesa, acquisendo quella scienza teologica che mise a frutto nell’attività di insegnamento e di predicazione. 
A Coimbra avvenne l’episodio che impresse una svolta decisiva nella sua vita: qui, nel 1220 furono esposte le reliquie dei primi cinque missionari francescani, che si erano recati in Marocco, dove avevano incontrato il martirio. La loro vicenda fece nascere nel giovane Fernando il desiderio di imitarli e di avanzare nel cammino della perfezione cristiana: egli chiese allora di lasciare i Canonici agostiniani e di diventare Frate Minore. La sua domanda fu accolta e, preso il nome di Antonio, anch’egli partì per il Marocco, ma la Provvidenza divina dispose altrimenti. In seguito a una malattia, fu costretto a rientrare in Italia e, nel 1221, partecipò al famoso “Capitolo delle stuoie” ad Assisi, dove incontrò anche san Francesco. 

Successivamente, visse per qualche tempo nel totale nascondimento in un convento presso Forlì, nel nord dell’Italia, dove il Signore lo chiamò a un’altra missione. Invitato, per circostanze del tutto casuali, a predicare in occasione di un’ordinazione sacerdotale, mostrò di essere dotato di tale scienza ed eloquenza, che i Superiori lo destinarono alla predicazione. Iniziò così in Italia e in Francia, un’attività apostolica tanto intensa ed efficace da indurre non poche persone che si erano staccate dalla Chiesa a ritornare sui propri passi. 
Antonio fu anche tra i primi maestri di teologia dei Frati Minori, se non proprio il primo. Iniziò il suo insegnamento a Bologna, con la benedizione di san Francesco, il quale, riconoscendo le virtù di Antonio, gli inviò una breve lettera, che si apriva con queste parole: “Mi piace che insegni teologia ai frati”. Antonio pose le basi della teologia francescana che, coltivata da altre insigni figure di pensatori, avrebbe conosciuto il suo apice con san Bonaventura da Bagnoregio e il beato Duns Scoto.

Diventato Superiore provinciale dei Frati Minori dell’Italia settentrionale, continuò il ministero della predicazione, alternandolo con le mansioni di governo. Concluso l’incarico di Provinciale, si ritirò vicino a Padova, dove già altre volte si era recato. Dopo appena un anno, morì alle porte della Città, il 13 giugno 1231. Padova, che lo aveva accolto con affetto e venerazione in vita, gli tributò per sempre onore e devozione. Lo stesso Papa Gregorio IX, che dopo averlo ascoltato predicare lo aveva definito “Arca del Testamento”, lo canonizzò solo un anno dopo la morte nel 1232, anche in seguito ai miracoli avvenuti per la sua intercessione.

Nell’ultimo periodo di vita, Antonio mise per iscritto due cicli di “Sermoni”, intitolati rispettivamente “Sermoni domenicali” e “Sermoni sui Santi”, destinati ai predicatori e agli insegnanti degli studi teologici dell’Ordine francescano. 

In questi Sermoni egli commenta i testi della Scrittura presentati dalla Liturgia, utilizzando l’interpretazione patristico-medievale dei quattro sensi, quello letterale o storico, quello allegorico o cristologico, quello tropologico o morale, e quello anagogico, che orienta verso la vita eterna. Oggi si riscopre che questi sensi sono dimensioni dell’unico senso della Sacra Scrittura e che è giusto interpretare la Sacra Scrittura cercando le quattro dimensioni della sua parola. 
Questi Sermoni di sant’Antonio sono testi teologico-omiletici, che riecheggiano la predicazione viva, in cui Antonio propone un vero e proprio itinerario di vita cristiana. È tanta la ricchezza di insegnamenti spirituali contenuta nei “Sermoni”, che il Venerabile Papa Pio XII, nel 1946, proclamò Antonio Dottore della Chiesa, attribuendogli il titolo di “Dottore evangelico”, perché da tali scritti emerge la freschezza e la bellezza del Vangelo; ancora oggi li possiamo leggere con grande profitto spirituale.
In questi Sermoni sant’Antonio parla della preghiera come di un rapporto di amore, che spinge l’uomo a colloquiare dolcemente con il Signore, creando una gioia ineffabile, che soavemente avvolge l’anima in orazione. Antonio ci ricorda che la preghiera ha bisogno di un’atmosfera di silenzio che non coincide con il distacco dal rumore esterno, ma è esperienza interiore, che mira a rimuovere le distrazioni provocate dalle preoccupazioni dell’anima, creando il silenzio nell’anima stessa. 
Secondo l’insegnamento di questo insigne Dottore francescano, la preghiera è articolata in quattro atteggiamenti, indispensabili, che, nel latino di Antonio, sono definiti così: obsecratio, oratio, postulatio, gratiarum actio. 
Potremmo tradurli nel modo seguente: 
*aprire fiduciosamente il proprio cuore a Dio; questo è il primo passo del pregare, non semplicemente cogliere una parola, ma aprire il cuore alla presenza di Dio; 
*poi colloquiare affettuosamente con Lui, vedendolo presente con me; 
*e poi – cosa molto naturale - presentargli i nostri bisogni; 
*infine lodarlo e ringraziarlo.
In questo insegnamento di sant’Antonio sulla preghiera cogliamo uno dei tratti specifici della teologia francescana, di cui egli è stato l’iniziatore, cioè il ruolo assegnato all’amore divino, che entra nella sfera degli affetti, della volontà, del cuore, e che è anche la sorgente da cui sgorga una conoscenza spirituale, che sorpassa ogni conoscenza. Infatti, amando, conosciamo.
Scrive ancora Antonio: “La carità è l’anima della fede, la rende viva; senza l’amore, la fede muore” (Sermones Dominicales et Festivi II, Messaggero, Padova 1979, p. 37).
Soltanto un’anima che prega può compiere progressi nella vita spirituale: è questo l’oggetto privilegiato della predicazione di sant’Antonio. Egli conosce bene i difetti della natura umana, la nostra tendenza a cadere nel peccato, per cui esorta continuamente a combattere l’inclinazione all’avidità, all’orgoglio, all’impurità, e a praticare invece le virtù della povertà e della generosità, dell’umiltà e dell’obbedienza, della castità e della purezza. 
Agli inizi del XIII secolo, nel contesto della rinascita delle città e del fiorire del commercio, cresceva il numero di persone insensibili alle necessità dei poveri. 
Per tale motivo, Antonio più volte invita i fedeli a pensare alla vera ricchezza, quella del cuore, che rendendo buoni e misericordiosi, fa accumulare tesori per il Cielo. “O ricchi - così egli esorta - fatevi amici… i poveri, accoglieteli nelle vostre case: saranno poi essi, i poveri, ad accogliervi negli eterni tabernacoli, dove c’è la bellezza della pace, la fiducia della sicurezza, e l’opulenta quiete dell’eterna sazietà” (Ibid., p. 29).
Non è forse questo, cari amici, un insegnamento molto importante anche oggi, quando la crisi finanziaria e i gravi squilibri economici impoveriscono non poche persone, e creano condizioni di miseria? Nella mia Enciclica Caritas in veritate ricordo: “L’economia ha bisogno dell’etica per il suo corretto funzionamento, non di un’etica qualsiasi, bensì di un’etica amica della persona” (n. 45).
Antonio, alla scuola di Francesco, mette sempre Cristo al centro della vita e del pensiero, dell’azione e della predicazione. È questo un altro tratto tipico della teologia francescana: il cristocentrismo
Volentieri essa contempla, e invita a contemplare, i misteri dell’umanità del Signore, l’uomo Gesù, in modo particolare, il mistero della Natività, Dio che si è fatto Bambino, si è dato nelle nostre mani: un mistero che suscita sentimenti di amore e di gratitudine verso la bontà divina.
Da una parte la Natività, un punto centrale dell’amore di Cristo per l’umanità, ma anche la visione del Crocifisso ispira ad Antonio pensieri di riconoscenza verso Dio e di stima per la dignità della persona umana, così che tutti, credenti e non credenti, possano trovare nel Crocifisso e nella sua immagine un significato che arricchisce la vita. 
Scrive sant’Antonio: “Cristo, che è la tua vita, sta appeso davanti a te, perché tu guardi nella croce come in uno specchio. Lì potrai conoscere quanto mortali furono le tue ferite, che nessuna medicina avrebbe potuto sanare, se non quella del sangue del Figlio di Dio. Se guarderai bene, potrai renderti conto di quanto grandi siano la tua dignità umana e il tuo valore... In nessun altro luogo l’uomo può meglio rendersi conto di quanto egli valga, che guardandosi nello specchio della croce” (Sermones Dominicales et Festivi III, pp. 213-214).

Meditando queste parole possiamo capire meglio l'importanza dell'immagine del Crocifisso per la nostra cultura, per il nostro umanesimo nato dalla fede cristiana. Proprio guardando il Crocifisso vediamo, come dice sant'Antonio, quanto grande è la dignità umana e il valore dell'uomo. In nessun altro punto si può capire quanto valga l'uomo, proprio perché Dio ci rende così importanti, ci vede così importanti, da essere, per Lui, degni della sua sofferenza; così tutta la dignità umana appare nello specchio del Crocifisso e lo sguardo verso di Lui è sempre fonte del riconoscimento della dignità umana.
Cari amici, possa Antonio di Padova, tanto venerato dai fedeli, intercedere per la Chiesa intera, e soprattutto per coloro che si dedicano alla predicazione; preghiamo il Signore affinché ci aiuti ad imparare un poco di questa arte da sant’Antonio. 

I predicatori, traendo ispirazione dal suo esempio, abbiano cura di unire solida e sana dottrina, pietà sincera e fervorosa, incisività nella comunicazione. 
In quest’anno sacerdotale, preghiamo perché i sacerdoti e i diaconi svolgano con sollecitudine questo ministero di annuncio e di attualizzazione della Parola di Dio ai fedeli, soprattutto attraverso le omelie liturgiche. Siano esse una presentazione efficace dell’eterna bellezza di Cristo, proprio come Antonio raccomandava: “Se predichi Gesù, egli scioglie i cuori duri; se lo invochi, addolcisci le amare tentazioni; se lo pensi, ti illumina il cuore; se lo leggi, egli ti sazia la mente” (Sermones Dominicales et Festivi III, p. 59).

AMDG et BVM

Sull'OMELIA: Alcuni appunti purtroppo dimenticati



La primissima regola che un sacerdote deve rispettare prima di salire sull' altare è quella della preghiera. 


"Una omelia -  dice don Umberto Neri - se non è accompagnata dalla preghiera diventa superficiale e incomprensibile". 



Altri canoni fondamentali sono: 

lo studio dei passi biblici, 
la messa al bando di frasi fatte o formule precostituite, 
l' uso delle parole semplici e 
di uno schema precedentemente preparato. 


Il predicatore, inoltre, 

deve evitare improvvisazioni, 
leggere con voce calma e attenta punteggiatura, 
deve usare parole umili e discorsive prive di espressioni altisonanti


Ma soprattutto, il prete non deve mai dimenticarsi che "Gesù parlava a tutti con la semplicità delle parabole". 

sabato 13 agosto 2016

Dieci ragioni...


Dieci ragioni comparative di superiorità della Messa tradizionale sulla nuova

Vogliamo edificare i nostri lettori, laici e ancor più i sacerdoti, con la traduzione di un breve articolo di Padre Mark, priore benedettino a Tulsa, USA (dove il trad-friendly vescovo Slattery ha installato questo nuovo monastero, con il carisma specifico dell'Adorazione Eucaristica per la santificazione dei sacerdoti). Il religioso spiega di avere iniziato, cinque anni fa, a celebrare la Messa rivolto "spalle al popolo" (come i novatori amano dire; anzi amavano: ora non ci ridono più e preferiscono cambiare argomento). Messa novus ordo, dapprima; dopo il motu proprio, Messa di sempre. Leggete quindi le ragioni per cui ritiene nettamente superiore la celebrazione tradizionale; lo leggano in particolare i preti che ancora non si sono cimentati con questa forma di celebrazione: gustate et videte quam suavis est Dominus.
Enrico

Il 17 Dicembre 2010 segnerà il quinto anniversario del mio celebrare davanti all'altare ad orientem per il Santo Sacrificio della messa. Ho iniziato a offrire la S. Messa esclusivamentead orientem presso il monastero della Croce gloriosa, dove ho servito per un certo numero di anni come cappellano. Ho preparato il cambiamento nell'avvento 2005 con un'appropriata catechesi mistagogica e pastorale.
Poi è venuto Summorum Pontificum

Dopo il 14 settembre 2007, il Summorum Pontificum ha reso molto più facile celebrare il rito tradizionale della Santa Messa e, dopo aver iniziato la mia missione a Tulsa, ho celebrato in forma straordinaria ogni giorno, non avendo alcun desiderio e non vedendo alcuna necessità, nel contesto della vita monastica contemplativa, di celebrare in forma ordinaria.
Nessun ritorno

Ciò detto, dopo cinque anni di celebrazione ad orientem, posso dire che mai ho voglia di ritornare in posizione versus populum. Quando viaggio, io sono, tuttavia, talvolta obbligato a celebrare versus populum, in particolare in Irlanda, in Francia e in Italia; ciò mi lascia una sensazione di inadeguatezza estrema. Soffro di quello che potrei solo descrivere come una mancanza di sacro pudore, o di modestia di fronte ai Santi Misteri. Quando sono obbligato a celebrare versus populum, mi sento visceralmente, per così dire, che c'è qualcosa di molto sbagliato - teologicamente, spiritualmente e antropologicamente - nell’offerta del Santo Sacrificio girato verso l’assemblea.
Dieci vantaggi

Quali sono i vantaggi di stare all'altare rivolto ad orientem, come li ho sperimentati negli ultimi due anni [ossia, utilizzando la forma straordinaria: gli ultimi due anni sono successivi al motu proprio]? Me ne vengono subito alla mente dieci:
  1. Il Santo Sacrificio della Messa è percepito con una direzione e una messa a fuoco teocentriche
  2. Ai fedeli è risparmiato il faticoso clericocentrismo che ha tanto sopraffatto la celebrazione della Santa Messa negli ultimi quarant 'anni.
  3. E’ diventato di nuovo evidente che il canone della messa (Prex Eucharistica) è indirizzato al Padre, dal sacerdote, in nome di tutti.
  4. Il carattere sacrificale della Messa è meravigliosamente espresso e affermato.
  5. Quasi impercettibilmente si scopre la giustezza di pregare in silenzio in alcuni momenti, di recitare alcune parti della messa dolcemente e di cantillare gli altri.
  6. Offre al sacerdote celebrante il vantaggio di una santa modestia.
  7. Mi trovo sempre più identificato con Cristo, eterno sommo sacerdote e Hostia perpetua, nella liturgia del Santuario celeste, oltre il velo, davanti al volto del Padre.
  8. Durante il canone della messa ricevo la grazia di un profondo raccoglimento.
  9. Le persone sono diventate più riverenti nel loro comportamento.
  10. L'intera celebrazione della Santa messa ha guadagnato in riverenza, attenzione e devozione.