sabato 18 maggio 2013

Camino recto y seguro para llegar al cielo

S. Antonio Maria Claret y Clarà


obligaciones morales del cristiano

"Camino recto y seguro para llegar al cielo" es un libro de devociones y recomendaciones morales prácticas de S. Antonio María Claret publicado originalmente en catalán en el año 1845 por la imprenta de Estevan Trías en Palma de Mallorca, y un año más tarde en castellano. Desde esa fecha se han publicado 185 ediciones castellanas. 

Bajo el formato de devocionario recoge una serie de meditaciones, reflexiones y rezos a realizar por el cristiano católico durante el día para lograr la gracia con Dios. Así mismo detalla una serie de obligaciones morales del cristiano que reflejan perfectamente la moral católica

Obligaciones de varios estados


Obligaciones de los cabezas de familia

1. Mantener la familia según su propio estado 
2. No disipar la hacienda en juegos ni en vanidades 
3. Satisfacer debidamente el salario a los criados, jornaleros, etc 
4. Vigilar sobre las costumbres de sus hijos y dependientes 
5. Procurar que frecuenten la palabra de Dios y los santos sacramentos 
6. Corregir con prudencia 
7. Castigarlos sin pasión de ira, etc 
8. Tratarlos con benevolencia 
9. Tenerlos ocupados 
10. Asistirlos en sus enfermedades 
11. Edificar con el buen ejemplo 
12. Encomendarlos a Dios, y proporcionarles buenos maestros, amos, etc 
13. Procurar la debida separación entre hijos e hijas, y personas de diferente sexo 
14. No admitir persona alguna que pueda con sus conversaciones, o de cualquier otra manera, ser motivo de escándalo a la familia 

Obligaciones de los hijos y dependientes

1. Mirar y considerar a los padres y amos como a representantes de Dios 
2. Amarlos de corazón 
3. Respetarlos debidamente, y hablar bien de ellos, tanto en su presencia como estando ausentes 
4. Obedecerlos con prontitud 
5. Servirlos con fidelidad 
6. Socorrerlos en sus necesidades 
7. Sufrir sus defectos, callando siempre 
8. Rogar a Dios por ellos 
9. Tener cuidado de las cosas de casa 

Obligaciones de los maridos

1. Amar a la mujer como Jesucristo a la Iglesia 
2. No despreciarla, porque es compañera inseparable 
3. Dirigirla como a inferior [= subdita]
4. Tener cuidado de ella, como guarda que se es de su persona 
5. Mantenerla con decencia 
6. Sufrirla con toda paciencia 
7. Asistirla con caridad 
8. Corregirla con benevolencia 
9. No maltratarla con palabras ni obras 
10. No hacer ni decir cosa alguna delante de los hijos, aunque pequeños, que pueda serles motivo de escándalo 

Obligaciones de las esposas

1. Apreciar al marido 
2. Respetarle como a su cabeza 
3. Obedecerle como a superior [=siendo cabeza de fam.]
4. Asistirle con toda diligencia 
5. Ayudarle con reverencia 
6. Contestarle con mansedumbre 
7. Callar cuando este enojado, y mientras dure el enfado 
8. Soportar con paciencia sus defectos 
9. Repeler toda familiaridad 
10. Cooperar con el marido en la educación de los hijos 
11. No desperdiciar las cosas de casa, ni sus bienes 
12. Respetar a los suegros como a padres 
13. Ser humilde con las cuñadas 
14. Mantener buena armonía con todos los de casa 

Obligaciones de los jóvenes

1. Asistir a la doctrina
2. Respetar a los ancianos 
3. Evitar las diversiones peligrosas 
4. Huir de la ociosidad y compañías sospechosas 
5. No retirarse tarde de noche 
6. Mortificar su propio cuerpo 
7. Huir de los enamoramientos, canciones profanas, etc. 
8. No tomar ninguna cosa ocultamente, aunque sea de su propia casa 
9. Rogar a Dios y tomar consejo de hombres prudentes, para acertar el estado que se debe tomar 

Obligaciones de las doncellas

1. Observar suma modestia en cualquier acción 
2. Ser muy mirada en las palabras 
3. No desear ver ni ser vista 
4. No vestir con vanidad 
5. Huir el conversar a solas con los hombres 
6. Abominar los galanteos, bailes, teatros, etc. 
7. Amar los ejercicios de piedad 
8. No estar ociosa ni un solo instante 
9. Hacer alguna discreta mortificación 

Obligaciones de las viudas

1. Ser ejemplar de virtud a las doncellas y casada 
2. Amiga del retiro 
3. Enemiga de la ociosidad 
4. Amante de la mortificación 
5. Dada a la oración 
6. Celosa de su buen nombre 

Obligaciones de los hacendados

1. Dar gracias a Dios por sus bienes 
2. No poner en ellos la confianza 
3. No aumentarlos con usuras 
4. No conservarlos con injusticia 
5. No servirse de ellos para fomentar pasión alguna 
6. Ser caritativo con los pobres y con la Iglesia 
7. Pensar muy a menudo que los ricos están muy en peligro de condenarse por el mal uso que hacen de las riquezas 

Obligaciones de los pobres

1. Resignarse a la voluntad de Dios en su pobreza 
2. No apropiarse cosas ajenas, aunque sea bajo el pretexto de la pobreza 
3. Industriarse a fin de proporcionarse un honesto bienestar 
4. Procurar hacerse rico de bienes eternos 
5. Acordarse de que también Jesucristo y María santísima fueron pobres

Obligaciones de los mercaderes

1. Contenerse con una ganancia moderada 
2. Dar a todos lo justo en peso y medida 
3. No falsificar las mercaderías 
4. No apoderarse de todo un género, ocasionando la miseria al pueblo 
5. Abstenerse de toda especie de fraude o engaño 
6. Ser caritativo con los pobres 

Obligaciones de los artistas y jornaleros

1. Ofrecer a Dios con frecuencia todas las privaciones y fatigas 
2. Trabajar con toda diligencia y exactitud 
3. No trabajar en día festivo; no renegar ni blasfemar 
4. No retener las cosas ajenas 
5. No ocasionar gastos ni hacer daño a sus propios amos 
6. No perder el tiempo 
7. No faltar a la palabra dada 
8. En el trabajo no murmurar ni tener conversaciones libres, etc. 



Domine Iesu,
Mortificem me et vivam in Te.

venerdì 17 maggio 2013

Il Corpo




  • Il Corpo del Signore s'è fatto corpo nel seno di Maria, ed è mia Madre che con un sorriso ve lo porge come se vi offrisse il suo amatissimo Pargolo deposto nella cuna del suo purissimo e materno cuore.



    E’ gioia di Maria, nel Cielo, darvi la sua Creatura e darvi il suo Signore. Con il Figlio vi dà il suo cuore senza macchia, quel cuore che ha amato e sofferto in misura infinita. 23.6.43


    GESU' MARIA AMORE
    VENITE INSIEME NEL MIO CUORE!

(028) La parabola del buon Re pastore che arriva al suo regno con solo un agnello



La parabola del buon Re pastore che arriva al suo regno con solo un agnello (352.7)


"Un pastore molto buono, venuto a conoscenza che in un luogo del creato erano molte pecore abbandonate da pastori poco buoni, le quali pericolavano su vie perverse e in pascoli nocivi e andavano sempre più verso burroni privi di luce, venne in quel posto, e sacrificando tutto il suo avere acquistò quelle pecore e quegli agnelli.
Voleva portarli nel suo regno, perchè quel pastore era anche re come lo sono stati tanti re in Israele. Nel suo regno quelle pecore e quegli agnelli avrebbero tanti pascoli sani, fresche e pure acque, vie sicure e ripari inabbattibili contro i ladroni e i lupi feroci. Perciò quel pastore radunò le sue pecore e i suoi agnelli e disse loro:

<Sono venuto a salvarvi, a portarvi dove non soffrirete più, dove non conoscerete più insidie e dolore. Amatemi, seguitemi, perché Io vi amo tanto e per avervi mi sono sacrificato in tutti i modi. Ma se mi amerete il mio sacrificio non mi peserà. Venitemi dietro e andiamo>.

E il pastore avanti, dietro le pecore presero il cammino verso il regno della gioia.
Il pastore ogni momento si volgeva per vedere se lo seguivano, per esortare le stanche, per rincuorare le sfiduciate, per soccorrere le malate, per carezzare gli agnelli. Come le amava! Dava loro il suo pane e il suo sale e per primo assaggiava l'acqua delle fonti e la benediceva per sentire se era sana e per renderla santa.

Ma le pecore - lo credi Beniamino? - le pecore dopo qualche tempo si stancarono. Prima una, poi due, poi dieci, poi cento rimasero indietro a brucare l'erba fino ad empirsi senza poter più muoversi, e si sdraiarono stanche e sazie nella polvere e nel fango.
Altre si spenzolavano sui precipizi nonostante il pastore dicesse: <Non lo fate>; talune, perchè egli si metteva dove era maggior pericolo per impedire a loro di andarvi, lo urtarono con il capo protervo e tentarono di precipitarlo più di una volta. Così molte finirono nei burroni e morirono miseramente. Altre si azzuffarono fra loro, e, incorna e intesta, si uccisero fra loro.

Solo un agnellino non si distrasse mai. Esso correva, belando, e diceva col suo belato al pastore: <Ti amo>; correva dietro al pastore buono e quando giunsero alle porte del suo regno non erano che loro due: il pastore e l'agnellino fedele. Allora il pastore non disse:<entra>, ma disse: <vieni>, e lo prese sul petto, fra le braccia, e lo portò dentro chiamando tutti i suoi sudditi e dicendo loro: <Ecco. Costui mi ama. Voglio che sia meco in eterno. E voi amatelo perchè esso è il prediletto del mio cuore>".

 Domine Iesu,
Quaecumque eveniant

Accipiam a Te per Mariam.

giovedì 16 maggio 2013

Peliculas "Apariciones en Fatima"


Dos películas sobre el milagro de Cova de Iría
El 13 de mayo de 1917 se apareció la Virgen a los tres niños de Fatima por primera vez. Fue un domingo, igual que lo es hoy. Aquel día, el Cielo se abrió a los hombres para que la Madre del Verbo nos entregue palabras de consuelo y de advertencia también. Fatima fue un evento demasiado importante como para ignorarlo, ya que alli se abrió un capitulo más del libro de San Juan Evangelista (el Apocalipsis o Libro de las Revelaciones) en el que anuncia a la Mujer Vestida de Sol.
 
Hoy presentamos a ustedes varios materiales para que recordemos lo ocurrido en Fatima. Haga click sobre cada titulo para ver el material respectivo:
 
 
 
 
 
   
La Virgen bajó del Cielo en Cova de Iría
www.reinadelcielo.org
Una hermosa nueva pelicula de Fatima, realizada enteramente según el testimonio de Lucia Dos Santos, la ultima sobreviviente de los tres niños videntes del Milagro. Lucía falleció recientemente, habiendo vivido una vida de entrega y oración, como testimonio de la vigencia de la presencia de María en Fatima.
Disfruten de esta hermosa producción de Daniel Costelle, que nuestro corazón rebalse de alegría.
PARA VER LA PELICULA HAGA CLICK EN LA FLECHA AL CENTRO DE LA IMAGEN DEBAJO 
 
 


“Vieni, Spirito Santo, vieni
per mezzo della potente intercessione
del Cuore Immacolato di Maria ,
tua amatissima Sposa”

mercoledì 15 maggio 2013

Credo nello Spirito Santo


Credo nello Spirito Santo
    Abbiamo veduto che il Verbo di Dio è suo Figlio, come il verbo [mentale] dell'uomo è il concetto della sua intelligenza (70); ora accade talvolta che si tratti di concetti non vitali, di progetti inattuati per mancanza di volontà operativa. Il credente conosce le verità di fede, ma spesso non agisce in modo coerente. La sua, allora, è una fede morta.
    Il Verbo di Dio invece è [eternamente] vivo (cf. Eb 4, 12): è segno che in lui pulsa la volontà, l'amore.
   Come il Verbo è Figlio di Dio, così il suo Amore è lo Spirito Santo. Ne segue che un uomo ha in sé questo Spirito se ama Dio. «L'amore di Dio è stato diffuso in abbondanza nei nostri cuori dallo Spirito Santo che ci è stato donato» (Rm 5, 5).
   Non mancarono tal uni che, errando su tale materia, sostenevano che lo Spirito Santo era una semplice creatura, e, in quanto tale, minore, rispetto al Padre e al Figlio, loro servo e strumento. Per respingere simili errori, i teologi della ortodossia aggiunsero nel Simbolo cinque precisazioni intorno allo Spirito Santo.
   I. Esistono altri esseri spirituali, gli angeli, la cui funzione è propriamente quella di esecutori del volere di Dio: «spiriti al servizio di Dio», come si legge nella lettera agli Ebrei (Eb I, 14) mentre, al contrario, lo Spirito Santo è Signore, «è Dio» (Gv 4, 24) o, più esplicito, «lo Spirito Santo è Signore» (2 Cor 3, 17). Dunque, non subisce coazioni, è libero, e dove ci sia lo Spirito, ivi troviamo la vera libertà (2 Cor 3, 17). Egli, infatti, attraendoci all'amore di Dio, ci libera dagli attaccamenti mondani. Lo Spirito Santo è «Signore».
   2. La [vera] vita dell'anima deriva dalla sua unione con Dio, come è l'anima a render vitale un corpo cui sia unita. Dio si unisce all'uomo mediante il suo Amore, che è lo Spirito; e lo vivifica: «è lo Spirito che dà la vita [soprannaturale] (Gv 6, 63). Egli, dunque, «ci dà la Vita».
   3. Lo Spirito Santo è della medesima sostanza [divina] che il Padre e il Figlio. Difatti, come il Figlio è Verbo del Padre, lo Spirito è l'Amore intercorrente tra il Padre e il Figlio, procedente da entrambi e quindi partecipante dell'unica divinità. Egli «procede dal Padre e dal Figlio». Non è, evidentemente, quella creatura che qualcuno disse.
    4. Riguardo al culto [che gli dobbiamo], sta su un piano di uguaglianza col Padre e il Figlio.
    Il battesimo stesso che applica all'uomo i frutti della passione redentrice del Figlio e procede dalla benevolenza del Padre, si compie - accomunandolo nel medesimo rito ­ mediante l'effusione dello Spirito (cf. Mt 28, 19). «Con il Padre e il Figlio, [lo Spirito] è adorato e glorificato».
    5. A conferma dell'eguaglianza delle tre Persone sta la divina ispirazione concessa ai profeti. E evidente che se lo Spirito non fosse Dio medesimo, nessuno potrebbe sostenere quanto, ad esempio, afferma san Pietro: «Uomini retti, mossi dallo Spirito Santo, hanno parlato da parte di Dio» (71). E Isaia poté ripeterlo di sé medesimo: «Il Signore Dio e il suo Spirito mi hanno mandato [a profetare]» (Is 61, 1).
   Risultano così infirmate due tesi ereticali: l'errore cioè dei manichei, secondo i quali l'Antico Testamento non aveva Dio per autore; il che è falso, avendo parlato lo Spirito Santo per bocca dei profeti.
   Poi l'errore di Priscilla e di Montàno (72), i quali davano per certo che i profeti non trasmisero il pensiero dello Spirito Santo, bensì i propri vaneggiamenti.
    Dallo Spirito ci deriva una quantità di frutti spirituali.
    Egli purifica l'anima dai peccati, spettando l'opera di restaurazione all'autore medesimo. Ora, l'anima umana è creata mediante lo Spirito Santo, dato che il Padre crea ogni cosa per un atto del suo Amore. «Tu ami tutte le cose esistenti, e nulla disprezzi di quanto hai creato» (Sap II, 24). E Dionigi scrive che l'Amore non permise che la divinità restasse infeconda.
    Perciò è quanto mai opportuno che il cuore umano, devastato dalle conseguenze della colpa, venga rimesso a nuovo dallo Spirito. Anche in senso spirituale vale la considerazione del salmista : «Ridai [alle creature] il tuo alito e le ricrei, e rinnovi la faccia della terra» (Sal 104, 30). Ed è perfettamente convenevole che in tale operazione purificatrice operi lo Spirito, dal momento che i peccati trovano remissione in forza dell'amore. «I suoi numerosi peccati sono stati perdonati - dice Gesù della peccatrice - poiché ha molto amato» (Lc 7, 47). E Pietro: «Abbiate un'ardente carità gli uni verso gli altri, perché la carità copre un gran numero di peccati» (73).
    Lo Spirito Santo illumina la nostra mente; tutto ciò che conosciamo [circa i misteri soprannaturali] proviene dalla rivelazione dello Spirito. «Lo Spirito Santo che il Padre vi manderà nel mio nome, egli vi insegnerà ogni cosa e vi farà comprendere tutto ciò che vi ho detto» (Gv 14, 26; cf. 1 Gv 2, 27).
    Ci aiuta a osservare i divini precetti, esercitando su di noi una sorta di [soave] pressione. Nessuno infatti riuscirebbe a osservare i comandamenti se non amasse Dio. «Se qualcuno mi ama, metterà in pratica le mie parole» (Gv 14, 23). E lo Spirito-Amore ci induce a riamare. Egli realizza la promessa antica: «Vi darò un cuore nuovo, in voi porrò un nuovo spirito; toglierò il cuore di pietra dal vostro corpo e lo sostituirò con uno di carne. Porrò in voi lo Spirito mio, facendo si che viviate secondo i miei statuti, mettendo in pratica le mie leggi» (74).
    Ci rafforza nella speranza di poter conseguire la vita eterna, poiché egli ne costituisce quasi il pegno. Dice l'Apostolo: «Avete ricevuto il suggello dello Spirito Santo, che era stato promesso, il quale è caparra della nostra eredità» (Ef I, 13-14). La vita eterna infatti viene promessa all'uomo che [mediante la fede in Cristo] diviene figlio adottivo di Dio, simile cioè al Cristo per opera dello spirito che abita in Gesù, ed è lo Spirito Santo. «Voi non avete ricevuto uno spirito da schiavi per ricadere nella paura, ma uno spirito da figli adottivi per mezzo del quale possiamo gridare: Abbà, Padre!' Lo Spirito stesso attesta al nostro spirito che siamo figli di Dio» (Rm 8, 15-16).
    «La prova che voi siete figli, sta nel fatto che Dio mandò lo Spirito del Figlio suo nei vostri cuori, il quale grida: Abbà!', che vuol dire Padre!» (Gal 4, 6).
    Infine lo Spirito Santo ci consiglia nelle situazioni difficili, mostrandoci quale sia [nel caso concreto] la volontà di Dio. All'invito che leggiamo nell'Apocalisse: «Chi ha orecchi, ascolti ciò che lo Spirito dice» (Ap 2, 7), fa eco l'esemplare disponibilità del profeta Isaia: «Lo ascolterò, come [il discepolo ascolta] il maestro» (Is 50, 4).

<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>