martedì 23 ottobre 2012

Libros y hojas sueltas y de las conversaciones familiares; el dar Rosarios y enseñarles el modo de rezarle, el dar medallas y decirles cómo las han de llevar y cómo las han de besar mañana y noche. También dar escapularios y decirles qué significan y cómo los han de llevar.








Libros y hojas sueltas
y de las conversaciones familiares.
De las medallas, Rosarios y escapularios
Séptimo medio

323. Gracias sean dadas a Dios, todos lo libritos han producido felices resultados; pero de quienes he hallado más almas convertidas ha sido El Camino recto y El Catecismo explicado. De la lectura de estos dos libros encuentro muchísimas conversiones, y aun en esta corte no pasa día que no se me presenten almas determinadas a mudar de vida por haber leído ese libro. Todos lo buscan y no reposan hasta haberse hecho con él; todos sin distinción de clase lo desean tener, y este deseo general me ha obligado a hacer una impresión de lujo para la gente de categoría superior, y se lo han procurado la Reina, el Rey, la Infanta, Damas de Palacio, Gentiles hombres y toda la nobleza. Se puede decir que en la clase (alta) no hay casa alguna o palacio en que no se halle uno o más ejemplares de El Camino recto de lujo, y en las demás clases de los otros más sencillos.


324. Como yo he escrito tantos y (tan) diversos libros, yo no lo sé. Vos lo sabéis, Dios mío; digo mal, sí lo sé. No soy yo quien ha escrito, sois Vos, sí, Vos sois, Dios mío, que os habéis servido de este miserable instrumento para esto, pues no tenía saber, ni talento, ni tiempo para esto; pero Vos, sin yo entenderlo, me lo proporcionabais todo. ¡Bendito seáis, Dios mío!



325. El fin que me proponía era la mayor gloria de Dios, la conversión de los (pecadores) y la salvación de las almas. Por esto escribí en forma de Avisos para todos los estados de la sociedad; pero los dos que más me llevaron tras sí el corazón fueron los Niños y Niñas. Por esto di a luz cuatro catecismos, como ya he dicho, y además he escrito para ellos libritos y hojas sueltas.



326. La otra clase que más me llamaba la atención era la clerical. ¡Oh si todos los que siguen la carrera eclesiástica fueran hombres de verdadera vocación, de virtud y de aplicación al estudio! ¡Oh qué buenos sacerdotes serían todos! ¡Qué [de] almas se convertirían! Por esto he dado a luz aquella obrita en dos tomos que se llama El Colegial o el Seminarista instruido, obra que ha gustado a cuantos la han leído. Todo sea a su mayor honor y gloria.



327. Y como somos criados para conocer, amar, servir y alabar (a Dios), he pensado que para llenar un clérigo todos sus deberes necesitaba saber de canto eclesiástico, y al efecto he escrito y dado a luz un cuaderno [en] que con la mayor brevedad y facilidad se enseña el modo de cantar y alabar a Dios.



328. En todos lo libros que se han publicado, no se ha buscado el interés, sino la mayor gloria de Dios y el bien de las almas. Nunca he cobrado un maravedí como propiedad de lo que (he) mandado imprimir, al contrario, he dado gratuitamente millares de millares de ejemplares, y aun en el día estoy dando, y, Dios mediante, daré hasta la muerte, si puedo, pues que he considerado que era ésta la mejor limosna que en el día puede hacerse.



329. A fin de poder dar y vender a la mayor baratura posible, pensé poner una Imprenta Religiosa bajo la protección de María Santísima de Monserrat, como patrona que es de Cataluña, y del glorioso San Miguel. Comuniqué este pensamiento al S[eñor] Caixal y el S[eñor] Palau, entonces Canónigos de Tarragona y en el día obispos, el uno de la Seo de Urgel y el otro de Barcelona, que en el día aún cuidan de ella bajo la dirección inmediata de un Administrador.



330. Lo que ha hecho y está haciendo la Librería Religiosa, no hay más que visitar el establecimiento o imprenta y además leer el Catálogo de lo que ha impreso; y aun ni así se pueden bien conocer, porque aquellas obras que están allí consignadas llevan algunas de ellas

muchas reimpresiones. Hay alguna que llega a la impresión 38, y las tiradas son de muchos miles cada una.


331. Por medio de la Librería Religiosa los eclesiásticos y seglares se ha provisto y se están proveyendo de libros buenos, los mejores que se saben, y al más ínfimo precio, por manera que en ninguna imprenta de España se dan los libros con la baratura que los da (la) Librería Religiosa , ni tan correctos, ni en tan buenos tipos ni en papel, atendida la baratura. ¡Oh cuántas gracias debería dar a Dios por haberme inspirado tan grandioso y provechoso pensamiento!



332. Ahora que trato de libros, también diré el refuerzo que le ha venido a la Librería Religiosa con la Academia de San Miguel, aprobada por el Sumo Pontífice Pío IX y por el Gobierno de S. M. con Real Cédula, siendo SS. MM. Los primeros de los Coros. Tiene una Junta directiva en Madrid, que se reúne todos los Domingos; se ocupa de cumplir lo dispuesto por el Reglamento. Tiene muchísimos coros en Madrid y en las poblaciones principales de España y es incalculable el bien que se hace.



333. Siempre los libros buenos y hojas sueltas producen su buen efecto, pero lo producen muy copioso cuando se dan en las misiones. Entonces ayudan a la predicación y confirman lo que han oído de viva voz y hacen que el fruto sea más perseverante. Yo por esto en las misiones y predicaciones doy grande abundancia.

334. Otro de los medios que hace mucho bien es el de tener conversaciones familiares. ¡Oh qué bien tan grande producen! Entre los primeros Padres de la Compañía había un hermano lego que iba a la compra todos los días, y era tan feliz en las conversaciones con las gentes que había de tratar, que había convertido más almas que ningún misionero. Esto lo había leído yo cuando aún era estudiante, y me gustó tanto, que siempre que podía lo ponía por obra, según las circunstancias que se presentaban.


335. Si se hablaba de la muerte o se oían tocar las campanas, me ofrecía oportunidad de hablar de la fragilidad e inconstancia de nuestro ser, cómo hemos de morir y la cuenta que hemos de rendir a Dios. Si había alguna tempestad de rayos y truenos, (me hacía pensar) en el juicio y hablar de aquel día grande. Si se estaba al lado del fuego, hablaba del fuego del infierno. Una vez hablaba con un Cura párroco al lado del fuego en su cocina, y de la conversación que tuve con él como por pasatiempo se movió tanto, que al día siguiente hizo conmigo una confesión general de cosas que nunca se había atrevido a confesar, y con aquella conversación se conmovió y se arrepintió muy de veras.



336. Cuando iba de viaje, con las gentes que se juntaban conmigo hablaba según la oportunidad que se presentaba. Si veía flores, les llamaba la atención y les decía que así como las plantas producían flores tan hermosas y olorosas, nosotros habíamos de producir virtudes; verbigracia, la rosa nos enseña la caridad, la azucena la pureza, la violeta la humildad, y así las demás. Hemos de ser, como dice el Apóstol, bonus odor sumus Christi Dei in omni loco. Al ver algún árbol con fruta, les hablaba cómo nosotros hemos de dar fruto de buenas obras, o si no, seríamos como aquellas dos higueras de que nos habla el Evangelio. Al pasar cerca de un río le hablaba cómo el agua nos enseña a pensar que andamos a la eternidad. Al oír el canto de los pájaros, una música, etc., les hablaba del cántico eterno y nuevo del cielo; y así de lo demás. Con estas conversaciones familiares había observado que se hacía muchísimo bien, porque les pasaba lo que a aquellos dos que iban a Emaús; y además se evitan conversaciones inútiles y quizá murmuraciones.



337. También es medio muy poderoso de que me valía para hacer el bien el dar Rosarios y enseñarles el modo de rezarle, el dar medallas y decirles cómo las han de llevar y cómo las han de besar mañana y noche. También dar escapularios y decirles qué significan y cómo los han de llevar.



338. Igualmente es muy poderoso para excitar la piedad tener facultades para bendecir imágenes, medallas, rosarios y escapularios. Así ellos se los procuran y los traen en el días seña[la]dos para la bendición que hacía desde el púlpito. Esto los entusiasma, los enfervoriza y les da un piadoso recuerdo de la misión y de lo que se ha dicho y practicado en ella.



339. También he escrito un librito en que trato del origen del Escapulario azul celeste, las gracia e indulgencias que se ganan, y muchísimas personas lo han recibido en esta corte de Madrid, y singularmente la Reina, el Rey, el Príncipe y las dos Infantas, todas las azafatas y camaristas.



Cor Mariæ Immaculatum, 
intercede pro nobis!

“Confidenze di Gesù ad un Sacerdote”



GESU' A MONS. OTTAVIO MICHELINI

Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta




C A P Í T U L O    X X I 
De los libros y hojas sueltas 

Sexto medio

310. Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el 
bien es la imprenta, así como es el arma más poderosa para el mal cuando se abusa de ella. 
Por medio de la imprenta se dan a luz tantos libros buenos y hojas sueltas, que es para alabar 
a Dios. No todos quieren o no pueden oír la palabra divina, pero todos pueden leer u oír leer un 
buen libro. No todos pueden ir a la Iglesia par oír la divina palabra, pero el libro irá a su casa. El 
predicador no siempre podrá estar predicando, pero el libro siempre está diciendo lo mismo, 
nunca se cansa, siempre está dispuesto a repetir lo mismo; que en él lean poco o mucho, que 
lean y lo dejen una y mil veces, no se ofende por esto; siempre lo encuentran lo mismo, 
siempre se acomoda a la voluntad del lector. 

311. Siempre la lectura de libros buenos se ha considerado una cosa de grande utilidad; 
pero en el día se considera de suma necesidad. Digo que en el día es una necesidad, porque 
hay un delirio de leer, y si la gente no tiene libros buenos, leerá malos. Son los libros la comida del alma, y a la manera que si al cuerpo hambriento le dan comida sana y provechosa le nutrirá 
y si la comida es ponzoñosa le perjudicará, así es la lectura, la que, si es de libros buenos y 
oportunos a la persona y a las circunstancias propias, le nutrirá y aprovechará mucho; pero si 
es de libros malos, periódicos impíos y folletos heréticos y demás escritos perniciosos, 
corromperán las creencias y pervertirán las  costumbres. Empezando por extraviar el 
entendimiento, luego a corromper el corazón, y del corazón corrompido salen todos los males, 
como dice Jesucristo; hasta llegan a negar la primera verdad, que es Dios y origen de todo lo 
verdadero: Dixit insipiens in corde suo: non est Deus.

312. En el día, pues, hay una doble necesidad de hacer circular libros buenos; pero 
estos libros han de ser pequeños, porque la gente anda aprisa y la llaman por todas partes y de 
mil maneras, y como la concupiscentia oculorum et aurium ha crecido hasta lo súmmum, todo 
lo quiere ver y oír, y además ha de viajar; así es que , si es un libro voluminoso, no será leído; 
únicamente servirá para cargar los estantes de las librerías y bibliotecas. De aquí es que, 
convencido de esta importantísima verdad, he dado a luz, ayudado de la gracia de Dios, tantos 
libritos y hojas sueltas. 

313. El primer librito que di a luz fue el que contiene unos consejos o avisos espirituales 
que había escrito para las Monjas de Vich, a quienes acababa de dar ejercicios espirituales, y 
para que recordaran mejor lo que les había predicado pensé dejarles por escrito dichos 
documentos. Antes de entregárselo para que lo copiara cada una de ellas, lo enseñe a mi 
querido amigo el Dr. D. Jaime Passarell, Canónigo penitenciario de aquella catedral, y él me 
dijo que los hiciera imprimir, y así evitaría a las monjas este trabajo de copiarlo y utilizaría a 
ellas y a otras más. Y yo, condescendiendo a un Señor que tanto respetaba y amaba por su 
saber y virtud, condescendí y se imprimió. Así tuvo principio el primer libro que di a luz. 

314. Viendo el buen resultado que daba el primer libro, determiné escribir el segundo, 
que fue el de Avisos a las Doncellas. Después escribí el de los Padres de familia, el de los 
Niños, el de los Jóvenes y los demás, como se puede ver en el Catálogo. 

315. Como iba misionando tocaba las necesidades, y según lo que veía y oía escribía el 
librito o la hoja suelta. Si en la población observaba que había la costumbre de cantar cánticos 
deshonestos, daba luego a luz una hoja suelta de un cántico espiritual o moral. Por esto, las 
primeras hojas que di a luz casi todas eran de cánticos. 

316. También desde un principio di a luz una hoja que contenía unas recetas para curar 
la blasfemia, que en aquellos días en que comencé a predicar era cosa horrorosa la multitud y 
gravedad de blasfemias que se oían por todas partes, parecía que todos los demonios del 
infierno se habían diseminado por la tierra a fin de hacer blasfemar a los hombres. 
317. Igualmente, la impureza había traspasado sus diques, y por esto me atreví a 
escribir estas dos recetas, y como para todos los males es remedio muy poderoso la devoción 
a María Sma., escribí al principio de dicha hoja aquella oración que empieza:  ¡Oh Virgen y 
Madre de Dios! , etc., que se halla en casi todos los libros y hojas. Estas dos palabras, Virgen y 
Madre, las puse porque me acordaba al escribirlas que, cuando era estudiante, en un verano 
leí la vida de San Felipe Neri escrita por el P. Conciencia, en dos tomos en 4¼, que decía que 
el Santo gustaba mucho de que se juntasen siempre estas dos palabras, Virgen y Madre de 
Dios, y que con ellas se honra mucho y se obliga a María Santísima. Las demás palabras son 
una consagración que se hace a la Señora. 

318. Tocando por mí mismo los felices resultados que esta hoja estaba produciendo, 
me resolví [a] escribir otras según las necesidades que observaba en la sociedad, y daba 
dichas hojas con toda profusión no sólo a los grandes, sino también a Niños y niñas que se me 
acercaban para besarme la mano y me pedían una estampa, como acostumbran, y yo procuraba llevar siempre bien provistos los bolsillos. Sólo quiero consignar aquí un caso para 
mayor gloria (de Dios) de los muchos que pudiera referir, y es el siguiente: 

319. Una tarde pasaba por la calle de una de las ciudades más grandes de España. Se 
me acercó un Niño a besarme la mano, y me pidió una estampa y se la di. Al día siguiente fui 
muy temprano a celebrar la Misa en la Iglesia que acostumbraba y ponerme luego en el 
confesonario, porque siempre tenía mucha gente que me esperaba. Al concluir la Misa me 
hinqué en el presbiterio para dar gracias. Al cabo de un rato se me acercó un hombre alto, 
gordo, con largos bigotes y poblada barba, con la capa que tenía tan ajustada en las manos, 
que no se le veía más que la nariz y la frente; los ojos tenía cerrados y lo demás de la cara 
tenía cubierto del pelo de las patillas, bigotes y barba, y además con el cuello de la capa, que 
también era peludo y alto; y con una voz trémula y ronca me dice que si le haré el favor de oírle 
(en) confesión. Le contesté que sí, que entrase en la sacristía, que luego iba en acabando de 
dar gracias. Si bien en el confesonario ya había otros hombres y mujeres que esperaban para 
lo mismo, pero creí que a éste le debía oír separadamente de los demás, porque su aspecto 
me reveló que así convenía, y en efecto fue así. Entré en la sacristía, en que no había nadie 
sino aquel Señor, y aun le conduje a un lugar más retirado. 

320. Yo me senté, él se hincó y empieza a (llorar) tan sin consuelo, que no sabía qué 
más decirle para acallarle. Le hice varias preguntas por saber la causa, y finalmente, entre 
lágrimas, suspiros y sollozos, me contestó: Padre, V. ayer tarde pasó por mi calle, y, al pasar 
frente a la puerta de la casa en que yo estoy, salió un Niño a besarle la mano, le pidió una 
estampa y V. se la dio. El Niño vino muy contento, y, después de haberla tenido un rato, la dejó 
encima de la mesa y se fue a la calle con otros niños a jugar. Yo quedé solo en casa, y, picado 
de la curiosidad y para pasar el tiempo, cogí la estampa y la leí; pero ¡ay Padre mío!, yo no 
puedo explicar lo que sentí en aquel momento; cada palabra era para mí un dardo que se 
clavaba en mi corazón; resolví confesarme y pensé: Ya que Dios se ha valido de él para 
hacerte entrar en un verdadero conocimiento, con él irás a confesarte. Toda la noche la he 
pasado llorando y examinando mi conciencia, y ahora me tiene aquí para confesarme. Padre, 
soy un grande pecador; tengo cincuenta años y desde niño que no me he confesado y he sido 
comandante de gente muy mala. Padre, ¿habrá perdón para mí? - Sí, señor, sí; ánimo, 
confianza en la bondad y misericordia de Dios. El buen (Dios) le ha llamado para salvarle, y V. 
ha hecho muy bien en no endurecer su corazón y en poner luego por obra la resolución de 
hacer una buena confesión. - Se confesó, le absolví y quedó muy contento y tan alegre, que no 
acertaba a expresarse. 

321. Pues bien, aunque las hojas sueltas y estampas no hubiesen producido otra 
conversión que ésta, ya me tendría por bien empleado y satisfecho el trabajo y cuanto se ha 
gastado en impresiones; pero no ha sido este solo caso [el] de los que se han convertido por la 
lectura de las estampas que he dado a luz. 

322. En Villafranca del Panadés se convirtieron cuatro reos que estaban en capilla tres 
días había y no se habían querido confesar, y con la lectura de la estampa que di a cada (uno) 
entraron en reflexión y se confesaron, recibieron el Santo Viático y tuvieron una edificante 
muerte. Son muchos y muchísimos los que se han convertido por la lectura de una estampa. 
¡Oh Dios mío! ¡Qué bueno sois! De todo sacáis partido para derramar vuestras misericordias 
sobre los pobres pecadores. Bendito seáis para siempre. Amén. 


Catecismo para niños
<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>

******************** La pasión de Cristo (Pelicula completa subtítulos en español



NADIE le va a quitar la calificaciòn de ser 
la màs bella pelicula del siglo si no del milenio!

Catecismo para niños
<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>

lunedì 22 ottobre 2012

SAN GIOVANNI da Capestrano (1386-1456) era convinto assolutamente che la vittoria è nelle mani di Dio che può darla anche a pochi di fronte a molti.



San Giovanni da Capestrano

Correva l'anno 1456. I Turchi minacciavano Belgrado. L'esercito cristiano - benché formato in maggioranza da elementi raccogliticci - riuscì a sconfiggerli il 22 luglio. Gran parte del merito della vittoria va attribuito ad un frate francescano che, accorrendo dove maggiore era il pericolo, incitava i combattenti cosi: «Sia avanzando che retrocedendo, sia colpendo che colpiti, invocate il Nome di Gesù: in Lui solo è salvezza». Per undici giorni ed altrettante notti fu sempre sul campo, sostenendo fatiche e privazioni. E i gravi disagi della guerra lo condussero alla morte il 23 ottobre successivo. Quel frate era Giovanni da Capestrano: aveva settant'anni.

Giovanni era nato a Capestrano, cittadina non lontana da L'Aquila, il 24 giugno 1386. Il padre era un nobile venuto dal Nord, pare dalla Germania, per cui il ragazzo veniva chiamato Giantudesco. A Perugia si laureò brillantemente in giurisprudenza e fu subito chiamato a lavorare nel Supremo Tribunale del Regno di Napoli. Poi divenne giudice e governatore di Perugia. Nel 1416, Andrea Fortebraccio, detto Braccio da Montone, capitano di ventura, nativo di Perugia, nel tentativo di crearsi una signoria in Umbria, occupò la sua città, facendo prigioniero Giantudesco.

Questi, durante la prigionia, ebbe una visione: San Francesco lo esortava a divenire frate del suo Ordine. Pagando un forte riscatto, Giovanni tornò libero e si recò subito al convento di Monteripido, vicino a Perugia. Qui poté indossare il saio dei Frati Minori il 4 ottobre 1416. 

Ignoriamo dove compì gli studi di teologia. Tuttavia fu uno studente molto serio perché, fin dall'inizio della sua predicazione, dimostrò di possedere una vasta conoscenza della Bibbia, dei Padri della Chiesa e delle opere di S. Tommaso d'Aquino.

Il Papa Martino V lo nominò Inquisitore dei Fraticelli, ma Fra Giovanni sostenne dure battaglie anche contro altri eretici, particolarmente contro gli Ussiti, cioè i seguaci di Jan Hus. Il Papa mandò Giantudesco, come suo legato, in Austria, in Baviera, in Polonia. Anche i ministri generali dell'Ordine, nonché re e principi, affidavano al frate tanti incarichi che non gli consentirono di avere una residenza stabile.

Le sue prediche richiamavano autentiche folle; i suoi scritti formano ben diciannove grossi volumi. Fondò molti monasteri del suo stesso Ordine e diffuse i Monti di Pietà per sottrarre i poveri dagli artigli degli usurai. Fu amico di S. Bernardino da Siena, che difese e fece assolvere dall'accusa di eresia, perché onorava Cristo con il famoso monogramma JHS (= Jesus Hominum Salvator: Gesù Salvatore degli uomini).

Nel 1452, Federico III, re dì Germania, era a Roma per essere incoronato imperatore del Sacro Romano Impero. Chiese allora al Pontefice Niccolò V di mandare Fra Giovanni nei suoi Stati. Il frate vi andò con alcuni confratelli, impiegati come interpreti e scrivani. Vi rimase un anno, viaggiando e predicando, ma anche riformando conventi e compiendo miracoli. E, nei pochi momenti liberi, pregava insieme ai confratelli.

Compì molte guarigioni, come – pare - nessun altro Santo ne abbia mai realizzato. Si conservano atti notarili attestanti miracoli. Un antico codice, custodito a Parigi, presenta addirittura duemila casi di guarigione, tutti confermati da testimoni. Dopo la canonizzazione di Bernardino da Siena (1450), Fra Giovanni poneva sul malato una reliquia del suo amico e confratello, attribuendo a lui la guarigione dell'infermo.

Salvatore dell'Europa certamente può essere definito s. Giovanni da Capestrano frate francescano realizzatore della liberazione di Belgrado dall'assalto dei turchi. Sono veramente emozionanti le pagine che p. Hofer nel suo libro "S. Giovanni di Capestrano" ( l' Aquila 1955), dedica a questa impresa e alla sua preparazione . I Turchi erano giunti con circa un mese di anticipo a Belgrado rispetto alle attese dei serbi ed erano un imponente esercito con potenti cannoni e catapulte con navi ben equipaggiate, animali, tra cui cani al seguito (con cui sbranare i cristiani!) e anche donne e bambini (non si sa perché, forse volevano colonizzare la zona).

Tutta la Chiesa, secondo le indicazioni del Papa Callisto III pregava per la liberazione dell'Europa dalle orde islamiche. Il santo di fronte a tale potenza umana poteva rispondere con la potenza divina che durante una s. Messa gli si era rivelata con particolare chiarezza assicurandogli la vittoria nel Nome di Dio. Le forze militari di cui poteva contare erano misere: poche migliaia di uomini male equipaggiati e poco addestrati, erano contadini che seguivano lui come loro capo per la vittoria contro gli infedeli e alcuni militari. Con queste egli, forte veramente della potenza del Nome di Gesù, che faceva invocare ai suoi soldati spesso, riuscì prima a rompere l'assedio navale alla città e quindi a respingere l'assalto turco alla stessa , trionfando poi definitivamente su di loro.

Inutile dire che il comandante ungherese delle truppe e il Legato pontificio sconsigliarono risolutamente al santo tutte le operazioni da lui compiute in nome di una logica evidentemente umana o almeno non così divina come quella del santo. Questi era convinto assolutamente che la vittoria è nelle mani di Dio che può darla anche a pochi di fronte a molti. Si tenga conto che questo comandante ungherese era uno che a Varna aveva fronteggiato l'esercito turco formato da 100.000(centomila) uomini con un esercito di 16.000(sedicimila!!!!) uomini ben addestrati; nel caso nostro è evidente che le milizie di cui poteva contare il santo e un tale comandante erano evidentemete impreparate e inferiori nettamente nel numero.

Durante la battaglia navale per lo sfondamento dell'assedio alla città, il santo stava su un altura visibile ai combattenti e dopo aver fatto spiegare il vessillo crociato e agitando la croce, ora rivolto al Cielo, ora rivolto ai suoi gridava il Nome Gesù, e lanciava contro i nemici del nome cristiano le rituali preghiere di scongiuro.(pag. 667)

Si noti che era incomparabile il dislivello esistente tra la flotta turca potente e ben preparata e quella crociata formata da barche e da una sola nave veramente attrezzata per la guerra ma tuttavia i crociati vinsero anche perché poterono contare su una sortita effettuata dagli stessi abitanti di Belgrado che erano buoni marinai, esperti evidentemente nel combattimento sull'acqua. I turchi seppure più forti furono attaccati di fronte dai militari di s. Giovanni e alle spalle dalle navi degli abitanti di Belgrado.
Entrato in Belgrado trionfalmente s. Giovanni era il "cuore" della truppa: tutti andavano a lui per essere benedetti e per avere ordini ma sopratutto tutti lo seguivano nelle istruzioni morali che egli dava sicché quell'accampamento crociato era una specie di immensa congregazione religiosa, di esso facevano parte anche religiosi laici, eremiti, monaci; non potevano farne parti i sacerdoti, che invece si dedicavano alla penitenza, al culto e all'amministrazione dei sacramenti.

Il santo non chiamava il Sultano il "Gran Turco" ma il"Gran Cane " e voleva che così lo si chiamasse nell'accampamento. Disse una volta a gran voce ai turchi, da lontano: "Annunziate al vostro Gran Cane che se non desiste dai suoi scellerati propositi, fra breve la mano del Signore sarà su di lui".

Tanto era
il movimento del santo per essere ovunque presente e servire i suoi fratelli che il cavallo che gli fu donato per muoversi morì stremato in pochi giorni e a quanto pare nei diciassette giorni decisivi per le sorti della città s. Giovanni dormì solo per sette ore. (pag.669) 

Mai il santo, in questo periodo, si spogliò dell'abito e mai cambiò la biancheria né tantomeno si pensa che dovette lavarsi: una crosta di sudicio e di polvere copriva il suo corpo. Perdette infine anche ogni gusto e si dovette raschiare il suo palato per staccarne le croste che si erano formate perché la carne non imputridisse. Il cibo per tutti, in quei giorni era pane e vino, nient'altro. I Turchi prima dell'assalto finale cannoneggiavano con grossi cannoni (nella cui bocca vi poteva entrare una intera persona) la città sicché le fortificazioni avevano dei grossi cedimenti. I capi crociati in tale situazioni erano pressocché concordi nel lasciare via mare la città allontanando da essa le persone (sia civili che militari) con barche e navigli. S. Giovanni invece fu inflessibile nel rimanere nella città e attendere l'assalto e l'ebbe vinta. L'assalto iniziò il 21 luglio, alla sera e proseguì fino al 22, giorno della memoria di s. Maria Maddalena . Durante tale assalto più volte sembrò che i turchi dovessero vincere e lo stesso comandante crociato Hunyadi si pose su una barca per controllare di là la situazione ed essere pronto a mettersi in salvo in caso di pericolo. 

Un fatto interessante capitò, un ungherese si avventò contro un turco che era balzato oltre le mura, erano tutti due vicini allo strapiombo delle mura di cinta , l'ungherese vide s. Giovanni e gli chiese se si sarebbe salvato rimanendo avvinghiato al turco e gettandolo con sé nello strapiombo il santo annuì e l'uomo si precipitò con il nemico evidentemente morendo con lui. 

Lo stratagemma decisivo con cui si arrestò l'assalto
turco fu quello per il quale i crociati gettarono sugli assalitori, dalle mura della fortezza più interna della citta parecchie fascine di legna preparate con pece, polvere di zolfo e altre materie infiammabili; i turchi rimasero colpiti fortemente da quelle fiamme così forti e oltre a morire in parecchi, si ritirarono. 

Dopo ciò i crociati fecero un pò per inseguirli ed ebbero ragione ulteriormente di loro sicché li ricacciarono lontano scongiurando definitivamente, per quell'anno almeno, il pericolo di nuove incursioni. Mentre inseguivano i turchi il santo volle accompagnare i suoi soldati affermando " Ho aspettato quaranta anni questo ghiotto boccone ; chi non ha coraggio torni indietro!" i due frati che lo accompagnavano non ebbero coraggio di seguirlo nella zona del pericolo verso cui si addentrava, solo lui procedette avanti con i suoi soldati.

E appunto , il santo, salito su un mucchio di terra tra le artiglierie, agitando con la destra la croce, stando tra i combattenti, tra il sibilare dei proiettili , con a fianco il suo portabandiera ora rivolgeva parole di incoraggiamento ai suoi soldati, ora pregava Dio invocandone l'aiuto; ottenendo così da Dio quanto sperava . Così si realizzò la famosa e santa liberazione di Belgrado dai turchi. Alla fine di questa giornata del 22 luglio 1456 il santo rendeva grazie a Dio con le parole del salmo: "Questo è il giorno che ha fatto per noi il Signore", e insieme scriveva al Papa per mettere in mostra la grandezza del miracolo compiuto da Dio con una tale liberazione della città. Purtroppo a causa del grande numero di cadaveri che coprivano la città e le campagne dintorno, di lì a poco scoppiò una pestilenza nella quale morì tanto il comandante Hunyadi quanto il santo, che appunto è sepolto in Austria a Villach

Ora, riflettiamo, tale vittoria militare è segno della vittoria spirituale che Cristo ha su satana e sui suoi strumenti....questa vittoria si deve attuare a livellio visibile nella loro conversione a Cristo, perciò invito a pregare tutti perché si compia pienamente questa vittoria della loro conversione e che essa si compia sotto qualche santo che il Signore vuole certamente inviarci .
Sono un "pazzo, visionario"? No, e lo vedrete....probabilmente dal Cielo...se pregate...e vi salvate. D'altra parte inutile confondersi con mille idee: Dio onnipotente vuole rendere cristiane e sante tutte le genti;... ripeto Dio Onnipotente, cioè Colui cui è possibile operare ciò che vuole; dunque fiducia e preghiera, e sopratutto vita eucaristica: s. Messa , Liturgia e adorazione. Se s. Giovanni ha potuto realizzare cose così grandi lo ha fatto attraverso la sua partecipazione a Cristo nella Eucaristia, nella quale noi riceviamo tutto Cristo nella sua Onnipotenza... dunque se ci crediamo davvero anche noi possiamo realizzare delle meraviglie con Cristo Dio e forse meraviglie più grandi di s. Giovanni.


Perciò impegnamoci a ottenere la
conversione dei musulmani e l'invio da parte di Dio di santi che realizzino conversioni di massa di questi che oggi appaiono come veri nemici di Cristo . Preghiamo e preghiamo bene e anche se non vediamo i frutti perché non sappiamo vederli andiamo avanti e vedremo..... il futuro dell'Europa e del mondo sta anche nelle nostre "bocche" ma soptratutto nei nostri cuori . Preghiamo. Preghiamo. Preghiamo. Lo Spirito Santo ci faccia capire che queste non sono "solo belle parole"

S. Giovanni da Capestrano prega per noi

CUORE IMMACOLATO DI MARIA
FIDUCIA SALVEZZA SPERANZA GIOIA MIA!