mercoledì 17 ottobre 2012

*** Domingo 29 Tiempo ordinario, B, 21 . X . 2012: MARÍA DE ZEBEDEO Y SUS HIJOS



(577 idioma italiano) TERCERA PREDICCIÓN DE LA PASIÓN.
 MARÍA DE ZEBEDEO Y SUS HIJOS






Cuando Jesús sale de Doco que duerme apenas si el cielo tiene algo de luz y el camino es un poco difícil. Nadie oye las pisadas porque caminan con cautela y las casas están cerradas. Nadie habla sino hasta que salen fuera de la ciudad, a la campiña que se despierta otra vez, lavada con el rocío matinal.
Iscariote dice: "Camino inútil y descanso perdido. Hubiera sido mejor no haber venido hasta acá."
"No nos trataron mal los pocos que encontramos. Pasaron la noche sin dormir por escucharnos ypara ir a traer a los enfermos de los alrededores. Estuvo muy bien haber venido. Porque los que, por enfermedad o por otra razón, no tenían ya esperanzas de ver al Señor en Jerusalén, lo vieron aquí y han recibido consolación en su cuerpo y en su alma. Los otros ya partieron para la ciudad... Estamos acostumbrados, si se puede, a ir unos días antes a la fiesta" dice Santiago de Alfeo con dulzura, porque es así su carácter, todo lo contrario de Judas de Keriot que aun en los momentos buenos es violento e imperioso.
"Precisamente porque también vamos a Jerusalén era inútil haber venido aquí. Nos habrían oído yvisto allá..."
"Pero no las mujeres y los enfermos" le replica Bartolomé, interrumpiéndolo.
Judas finge de no haber oído y añade: "Espero al menos que vayamos a Jerusalén, porque ahora lo dudo después de lo que dijo Jesús a aquel pastor..."
"¿Y a dónde quieres que vayamos sino a allá?" pregunta Pedro.
"¡Bueno! No lo sé. Lo que hacemos es tan irreal desde hace algunos meses, tan contrario a loprevisible, al buen sentido, aun a la justicia, que..."
"¡Oye, aunque te vi beber leche en Doco, estas hablando como un ebrio! ¿Dónde encuentras las cosas contrarias a la justicia?" pregunta Santiago de Zebedeo con ojos amenazadores. Le grita: "¡Basta de reprochar al Justo! ¿Lo has comprendido? No tienes ningún derecho de reprocharle nada. Nadie lo tiene porque es perfecto, y nosotros... ninguno de nosotros lo es, y tú menos que nadie."
"¡Cierto! Si estás enfermo cúrate, pero deja de fastidiarnos con tus quejas. Si eres lunático, allí está el Maestro. Dile que te cure y ten paz" exclama Tomás que ha perdido la paciencia.
De hecho Jesús viene detrás con Judas de Alfeo y Juan ayudando a las mujeres a caminar por elsendero que no es bueno, y todavía está oscuro por encontrarse en medio de un bosque de olivos. Jesús viene hablando animadamente con las mujeres sin poner atención a lo que delante de Él se dice. Aunque las palabras no se entienden bien, pero sí el tono deja a entender que se ha trabado alguna disputa. Los dos apóstoles, Tadeo y Juan se miran... pero no hablan. Miran a Jesús y a María. Esta viene tan envuelta en su manto que apenas si se ve su rostro y Jesús parece no haber oído. Terminado lo que venían diciendo -hablaban de Benjamín, y de su futuro, de Sara la viuda de Afec, que ha ido a establecerse en Cafarnaum y es una madre amorosa no sólo con el niño de Giscala, sino con los pequeñuelos de la mujer de Cafarnaum, que, casada otra vez, no amaba más a sus primeros hijos y que murió "en tal forma que no cabe duda que la mano de Dios se dejó sentir en su muerte" dice Salomé- Jesús se adelanta con Judas Tadeo y se une a los discípulos, diciendo antes a Juan: "Quédate con ellas, si quieres. Voy a responder a Judas, que está irritado y a poner paz."

JESÚS VA A PONER PAZ ENTRE LOS APÓSTOLES Y HABLA CON JUDAS

Juan, después de haber dado unos cuantos pasos más y al notar que el sendero no está oscuro, de prisa va donde Jesús que está diciendo: "Tranquilízate, pues, Judas. No haremos nada de irreal, como nunca lo hemos hecho. Tampoco ahora estamos haciendo algo imprevisible. Todos saben que cualquier verdadero israelita, que no está enfermo o impedido por causas muy graves, sube al Templo. Y nosotros iremos."
"No todos. Marziam, según he sabido, no vendrá. ¿Está acaso enfermo? ¿Por qué no viene? ¿Quieres sustituirlo por el samaritano?" El tono de Judas es insoportable.
Pedro dice entre dientes: "¡Oh Prudencia, amárrame la lengua!" y aprieta sus labios para noagregar más. Sus ojos, un poco bovinos, despiden una mirada conmovedora, por el esfuerzo que hace por refrenar su ira y su aflicción.

JESÚS LES EXPLICA LA RAZÓN DE LOS DIFERENTES CONSEJOS 
QUE HA DADO A UNOS Y A OTROS Y LES RECUERDA EL PRIMER
 ENCUENTRO CON CADA UNO DE ELLOS Y LA TERRIBLE PRUEBA 
QUE SE AVECINA Y POR QUÉ TIENE QUE ESTAR PRESENTES

La presencia de Jesús hace que nadie hable, pero Él si lo hace con una calma verdaderamentedivina: "Venid adelante un poco, para que no oigan las mujeres. Desde hace días quería deciros algo.Os lo prometí en la campiña de Tersa. Quería que todos estuvieseis presentes. Vosotros. No las mujeres. Dejémoslas tranquilas... Dentro de lo que os diré está la razón por la cual Marziam no estará con nosotros, ni tu madre, Judas de Keriot, ni tus hijas, Felipe, ni las discípulas de Galilea con la jovencita. Hay cosas que no todos pueden soportar. Yo como Maestro sé qué cosa es buena para mis discípulos y cuánto pueden o no pueden soportar. Tampoco vosotros sois fuertes para soportar la prueba, y sería una gracia que os vieseis libres de ella. Pero vosotros debéis continuarme, y debéis saber cuán débiles sois para que seáis misericordiosos con los débiles. Por esto no podéis ser excluidos de esta terrible prueba que os dará la medida de lo que sois, de lo que habéis hecho durante estos tres años en que habéis estado conmigo. Soisdoce. Vinisteis a Mí casi al mismo tiempo. No habían pasado muchos días que nos habíamos encontrado Santiago, Juan y Andrés, en que fuiste recibido, Judas de Keriot, como también tú, Santiago, hermano mío, y tú, Mateo para que pueda justificarse tanta diferencia de formación vuestra. Todos vosotros, incluido tú, docto Bartolomé, no teníais ninguna formación en mi doctrina. Aun más, vuestra formación mejor que la de muchos del viejo Israel era un obstáculo para aceptarla mía. El camino que se os mostró era suficiente para llevaros todos a un mismo punto. Sin embargo, uno ha llegado a él, otros están cerca, otros no tanto, otros muy atrás, otros... debo añadirlo, en lugar de adelantar han retrocedido. ¡No os miréis! no busquéis quién sea el primero o el último entre vosotros. El que tal vez se crea el primero y así lo creen los demás, tiene todavía que probarse a sí mismo. El que se cree el último está para brillar con su formación como una estrella del cielo. Por esto una vez más os digo: no juzguéis. Los hechos hablarán muy claro. Por ahora no podéis comprender, pero pronto, muy pronto os acordaréis de mis palabras y las comprenderéis."
"¿Cuándo? Nos has prometido que nos dirías, que nos darías una explicación de por qué lapurificación pascual será distinta este año, y no lo has hecho" se lamenta Andrés.
"De esto es de lo que quiero hablaros, porque lo que antes os dije, con esto, constituyen una solacosa, pues tienen una sola raíz. Ved, subimos a Jerusalén para la Pascua, y allí se cumplirán todas las cosas que dijeron los profetas, como se predijo en la orden dada a los hebreos al salir de Egipto, como se ordenó a Moisés en el desierto, el Cordero de Dios está para ser inmolado y su sangre bañará los pilares de los corazones, el ángel de Dios pasará sin hacer daño a los que tuvieren consigo y amasen la Sangre del Cordero inmolado, que pronto será levantado como la serpiente de metal en el palo transversal, para que sea señal para los que la serpiente infernal hirió, para que sea salvación de los que lo miraren con amor. El Hijo del hombre, vuestro Maestro Jesús, pronto será entregado en las manos de los príncipes de los sacerdotes, de los escribas y de los ancianos que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que sea escarnecido. Será abofeteado, herido, escupido, arrastrado por las calles como un harapo inmundo y los gentiles, después de haberlo flagelado y coronado de espinas, lo condenarán a morir en una cruz, en la que mueren los malhechores. El pueblo hebreo, reunido en Jerusalén, pedirá su muerte en lugar de la de un ladrón, y el Hijo del hombre así será matado. Pero así como está escrito en las profecías, después de tres días resucitará. Esta es la prueba que os espera, y que demostrará vuestra formación. En verdad os digo a todos vosotros, que os creéis perfectos que despreciáis a los que no son de Israel, y aun a muchos de nuestro pueblo, en verdad os digo que vosotros, el grupo selecto de mi grey, seréis presa del miedo y os desbandaréis huyendo como si los lobos, que por todas partes os atacarán, os fuesen a desgarrar. Pero os lo digo de antemano: no temáis. No os quitarán in un solo cabello. Bastaré para saciar a los lobos feroces..."
Conforme Jesús va hablando, los apóstoles parecen estar bajo una lluvia de piedras y se van cadavez más encorvando. Al terminar dice: "Esto que os acabo de decir está ya muy cerca. No es como las otras veces, que todavía faltaba tiempo. Ha llegado la horaVoy para ser entregado a mis enemigos e inmolado para la salvación de todos. Esta flor todavía conservará algunos de sus pétalos cuando habré ya muerto" algunos se llevan las manos a la cara, otros lloran como si hubiesen sido heridos. Iscariote está lívido, literalmente lívido...
El primero que se sobrepone es Tomás que promete: "Esto no te sucederá, porque te defenderemos o moriremos juntos contigo, y así habremos demostrado que habíamos alcanzado tu perfección, que éramos perfectos en el amor a Ti."
Jesús lo mira sin responder.

DIJISTE QUE SERÁS ENTREGADO... 
¿PERO QUIÉN PUEDE ENTREGARTE A TUS ENEMIGOS? 
ESO NO ESTÁ ESCRITO EN LAS PROFECÍAS

Después de unos momentos el pensativo Bartolomé dice: "Dijiste que serás entregado... ¿Pero quién puede entregarte a tus enemigos? Eso no está escrito en las profecías. No. No está dicho. Sería cosa horrible que un amigo tuyo, discípulo o seguidor, aunque fuese el último de todos, te entregase en manos de los que te odian. ¡No! Quien te ha oído con amor, aunque haya sido una sola vez, no puede cometer semejante crimen. No son bestias feroces, ni Satanás. Son hombres... ¡No, Señor mío! Ni siquiera los que te odian lo podrán... Tienen miedo del pueblo y ¡el pueblo estará todo a tu alrededor!"
Jesús mira también a Natanael, más no le contesta.
Pedro  Zelote están hablando animadamente entre sí. Santiago de Zebedeo regaña a su hermanoporque lo ve tranquilo, que le responde: "Es que ya hace tres meses que lo sé" y dos lágrimas caen por su rostro.
Los hijos de Alfeo hablan con Mateo que sacude la cabeza desconsolado.
Andrés se vuelve a Iscariote: "Tú que tienes tantos amigos en el Templo..."
"Juan mismo conoce Anás" rebate Judas y añade. "¿Qué quieres que se haga? ¿Que puede valer la palabra del hombre, si así está sellado?"
"¿Lo crees en verdad?" le preguntan simultáneamente Tomás y Andrés.
"No. Yo no creo nada. Son alarmas inútiles. Ha dicho bien Bartolomé. Todo el pueblo estará conJesús. Se ve ya por los que nos encuentran. Será un triunfo. Veréis que será así" responde Judas de Keriot.
"Entonces, ¿por qué Él?..." pregunta Andrés señalando a Jesús que se ha quedado a esperar a lasmujeres.
"¿Que por qué lo dice? Porque está sugestionado... porque nos quiere probar. Pero no sucederánada. Yo iré por mi parte..."
"¡Oh, sí! Ve a sentir" suplica Andrés.
Dejan de hablar porque Jesús los sigue en medio de su Madre y María de Alfeo.

MARÍA DE ALFEO RECUERDA A LA VIRGEN SU NACIMIENTO, 
SU ESTANCIA EN NAZARET, SU BODA CON JOSÉ...

TAMBIÉN REFIERE LA VIDA DE JOSÉ Y TODAS SUS IMPRESIONES
 POSTERIORES COMO TAMBIÉN LAS DE ZACARÍAS E ISABEL

La Virgen sonríe un instante al mostrarle su cuñada unas semillas, que no sé de donde tomó, y ledice que las sembrará en Nazaret después de la pascua, cerca de la gruta que tanto ama: "Te recuerdo siempre de cuando eras niña con estas flores en tus manitas. Las llamabas flores de cuando naciste,porque cuando viste la luz del mundo, tu huerto estaba lleno de ellas. Aquella tarde, cuando toda Nazaret se volcó para ver a la hija de Joaquín, estas florecillas eran todo un diamante al contacto del agua que las bañaba y por los últimos rayos del sol poniente. Como te llamabas "Estrellas", todos decían al ver las brillantes estrellitas: "Las flores se ha adornado para festejar a la flor de Joaquín, y las estrellas han dejado el cielo para venir a ver a la Estrella", y todos sonreían de felicidad por el presagio y por la alegría de tu padre. José, hermano de mi esposo, dijo: "Estrellas y gotitas, eso es verdaderamente María"· ¿Quién iba a decirlo entonces que ibas a convertirte en su estrella? Cuando regresó de Jerusalén como tu esposo elegido, toda Nazaret quería festejarlo, por la gloria recibida del cielo al casarse contigo, hija de Joaquín y Ana. Todos querían hacerle fiesta, mas él firme y suavemente no la aceptó asombrando a todos porque,¿quién es ese hombre que el cielo destina a unas nupcias honestas, que no festeje su dicha con todo su ser?El decía: "Una elección grande necesita una preparación mayor". Hombre continente en sus palabras,hombre parco en el comer, siempre lo había sido, y pasó todo aquel tiempo trabajando y orando, porquepienso que cada golpe de su martillo, cada rasgo de ese escoplo se convertían en oración, si se puedeorar con el trabajo. Su cara era como la de un extático. Iba yo a arreglar la casa, a blanquear las sábanas y otras cosas que dejó tu  madre. Con el tiempo se habían puesto amarillas. Yo hablaba a José y lo miraba mientras trabajaba en el huerto y dentro... pero parecía como absorto. Sonreía, pero no a mí o a otros,sino a algo que llevaba dentro, y que no era lo que el hombre próximo a casarse piensa... con esa sonrisa maliciosa y carnal. Parecía como absorto. Parecía como si sonriera a los ángeles de Dios y que con ellos hablase y se aconsejase... ¡Oh, estoy segura que ellos lo instruyeron cómo debería tratarte! Nazaret se llevó también otra chasco, porque José, con enojo de mi Alfeo, dijo que no celebraría pronto las bodas, y nunca se comprendió por qué después, como de improviso, decidió celebrarlas antes del tiempo fijado. Y como se sorprendió a Nazaret de su gozo absorto cuando se supo que ibas a ser madre... También mi Santiago es un poco así y siempre más. Ahora que lo mira bien -no sé por qué, pero desde que salimos de Efraín me parece todo cambiado- me parece que veo a... José. Míralo ahora, María, o cuando se voltea a mirarnos. ¿No tiene acaso el aspecto absorto como lo tenía tu esposo José? Se sonríe en tal forma que no sé si es una sonrisa triste o lejana. Mira, su mirada está lejos, como sucedía a José. ¿Te acuerdas como lo molestaba Alfeo? Le decía: "Hermano ¿todavía estás viendo las pirámides?" El sacudía la cabeza sin responder, paciente y siempre acariciando sus pensamientos. Nunca fue un parlanchín. ¡Y cuandoregresasteis de Hebrón! No fue más solo a la fuente como antes y como todos lo hacen. O contigo o a su trabajo. Fuera del sábado cuando iba a la sinagoga o cuando iba a otras partes por razón de sus trabajos,nadie puede afirmar haber visto a José de callejero. Luego os fuisteis... ¡Cuán afligidos estuvimos cuando no recibimos ninguna noticia vuestra después de la matanza! Alfeo fue hasta Belén... Le dijeron:"Partieron". Pero, ¿cómo se podía creer si os odiaban a muerte en la ciudad donde todavía se veían las manchas de sangre inocente y de las ruinas salía humo, y se os acusaba de que aquella sangre había sido derramada por causa vuestra? Fue a Hebrón, luego al Templo, porque era el turno de Zacarías. Isabeltrató de consolarlo con sus lágrimas, y Zacarías con palabras de consuelo. Ambos estaban angustiadospor Juan, temiendo nuevas represalias, y lo habían escondido. De vosotros no sabían nada. Zacarías dijo a Alfeo: "Si murieron, su sangre cae sobre mí, porque yo fui quien los persuadí a que se quedasen en Belén".¡Mi María! ¡Mi Jesús tan hermoso en la pascua que siguió a su natividad! ¡Y no saber nada! ¡Durante tanto tiempo! ¿Por qué nunca nos enviasteis una noticia?..."

¿POR QUÉ NUNCA NOS ENVIASTEIS UNA NOTICIA? 
NOS CONVENÍA PASAR COMO UNA PAREJA CUALQUIERA DE ESPOSOS"
 RESPONDE CALMADAMENTE LA VIRGEN 

"Porque no podíamos hacerlo. Donde estábamos había muchas Marías y muchos Josés, y nosconvenía pasar como una pareja cualquiera de esposos" responde calmadamente la Virgen y suspira: "Esos días, aunque tristes, todavía estaban envueltos en felicidad. ¡El mal estaba muy lejos! Si mucho era lo que nos faltaba en nuestra casa, nuestro corazón se saciaba con la alegría de tenerte, Hijo mío."
"Todavía tienes a tu Hijo, María. Es verdad que falta José, pero Jesús está aquí y  te ama a ti"observa María de Alfeo.
María levanta su cabeza para mirar a Jesús. Se ve en su mirada la angustia, aun cuando en su bocase dibuja una leve sonrisa. No replica.
Los apóstoles se han detenido a esperarlos. Se reúnen todos. También Santiago y Juan que venían atrás con su madre. Mientras descansan de la caminata y algunos comen un poco de pan, la madre de los dos hermanos se acerca a Jesús, se postra ante Él, que no parece estar sentado, por la prisa que tiene de volver a emprender el viaje.

MARÍA SALOMÉ PIDE A JESÚS QUE CUANDO HAYA ENTRADO 
EN SU  REINO COLOQUE A SUS HIJOS UNO A SU DERECHA 
Y EL OTRO A LA IZQUIERDA 

YO OS DIGO QUE NO SABÉIS LOS QUE PEDÍS. 
¿PODÉIS ACASO BEBER DEL CÁLIZ QUE VOY A BEBER?

Jesús al ver que ella quiere decirle algo le pregunta: "¿Qué quieres, Salomé?"
"Un favor, antes de que te vayas, como dices."
"¿Cuál es?"
"La de ordenar que estos dos hijos míos, que por Ti han dejado todo, se sienten, uno a la derecha y el otro a tu izquierda cuando hayas entrado en tu Reino y te hayas sentado en tu trono."
Jesús mira a Salomé y luego a los dos apóstoles y dice: "Vosotros habéis sugerido estas cosas avuestra madre, interpretando muy mal mis promesas de ayer. No conseguiréis en un reino terrenal el céntuplo mefítico de las tinieblas que avanza, el aire corrompido de Jerusalén que se aproxima, os corrompe os ciega... Yo os digo que no sabéis los que pedís. ¿Podéis acaso beber del cáliz que voy a beber?"
"Lo podemos, Señor."
"¿Cómo podéis afirmarlo, si todavía ignoráis su amargura? No sólo será la amargura de la que ayer os hablé, mi amargura de Hombre fustigado de dolor. Sufriré torturas que aun cuando os las describiese, no seríais capaces de comprenderlas... Sin embargoaun cuando os parecéis a dos niños que no saben lo que piden, porque sois dos corazones buenos y que me amáis, ciertamente que beberéis de mi cáliz, pero que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda no me toca a Mí concederlo. Ello ha sido concedido sino a quienes haya destinado mi Padre."
Mientras Jesús está hablando, los demás apóstoles no dejan de mostrar su disgusto por la petición de los hijos de Zebedeo y de su madre. Pedro dice a Juan: "¡Y eso tú! ¡No puedo reconocerte!"
Iscariote con su sonrisa de demonio: "¡Verdaderamente que los primeros son los últimos! Tiempo de sorpresas y de noticias..." ¡Qué feo es al reírse!
"¿Acaso hemos seguido al Maestro por honores?" los interpela Felipe.
Tomás en vez que a los dos hermanos, se vuelve a Salomé: "¿Por qué mortificar a tus hijos?Deberías haber reflexionado antes de haberlo hecho."
"Es verdad. Nuestra madre no lo hubiera hecho" dice Tadeo.
Bartolomé no habla, pero en su cara está pintado el descontento.
Simón Zelote para calmar los ánimos dice. "Todos podemos equivocarnos..."
Mateo, Andrés, Santiago de Alfeo no hablan, pero se ve que sufren por que se ha manchado la bella perfección de Juan.

JESÚS HACE SEÑAL DE QUE SE CALLEN. 
DICE: "¿Y QUÉ? 
¿DE UN ERROR COMETIDO TIENEN QUE NACER OTROS?

Jesús hace señal de que se callen. Dice: "¿Y qué? ¿De un error cometido tienen que nacer otros?Vosotros que airados los reprocháis ¿no estáis viendo que también vosotros cometéis pecado? Dejad en paz a estos hermanos vuestros. Mi regaño fue suficiente. Estáis viendo su humillación. Su arrepentimiento es humilde y sincero. Debéis amaros, sosteneros mutuamente. Porque os digo en verdad que ninguno de vosotros es todavía perfecto. No debéis imitar al mundo y a los hombres que lo siguen. Sabéis que en el mundo los reyes de las naciones son los que mandan y que los principales ejercen en ellas el poder en nombre de los reyes. Pero entre todos vosotros no debe ser así. No debe de haber en vosotros la manía de querer mandar sobre los otros, ni sobre los compañeros. Más bien, quien de entre vosotros quiera ser el mayor, hágase vuestro siervo, y quien quiera ser el primero, hágase vuestro criado.Así como lo ha hecho vuestro Maestro. ¿Vine acaso a dominar a otros, a ser servido? ¿Verdad que no?Todo al contrario a servir. Y así como el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida para que muchos sean redimidos, así debéis comportaros, si queréis ser como Yo, y para que estéis dónde estoy Yo. Ahora, idos en paz mutua. También yo estoy en paz con vosotros."

JESÚS HACE UNA ACLARACIÓN A LAS TRADUCCIONES 
DEL EVANGELIO SOBRE ESTE PUNTO

Me dice Jesús:
"Señala mucho el punto..." vosotros ciertamente beberéis de mi cáliz". En las traducciones se lee:"mi cáliz". He dicho: " de mí", no "mi"Ningún hombre habría podido beber mi cáliz. Solamente Yo, Redentor, he debido beber todo mi cáliz. A mis discípulos, a mis imitadores y amantes, ciertamente he concedido beber de aquel cáliz donde Yo bebí, por aquella gota, aquel sorbo, o aquellos sorbos, que la predilección de Dios concede a ellos de beber. Pero ninguno jamás beberá todo el cáliz como yo lo bebí.Por tanto es justo decir "de mi cáliz" y no "mi cáliz."."
X. 260-267


LAUDETUR  JESUS  CHRISTUS!
LAUDETUR  CUM  MARIA!
SEMPER  LAUDENTUR!

Domenica 29ma, Tempo ordinario, B, 21 ott. 2012: L’insensata richiesta dei figli di Zebedeo. Mt 20, 17-28; Mc 10, 32-45; Lc 18, 31-34

Giuliano di Jacopone Bandino Panciatichi XV.jpg

577.  Terzo annuncio della Passione.   Maria d’Alfeo rievoca la figura di Giuseppe.
L’insensata richiesta dei figli di Zebedeo. Mt 20, 17-28; Mc 10, 32-45; Lc 18, 31-34  
     
L’alba appena schiarisce il cielo e rende ancora difficile il cammino quando Gesù lascia Doco ancora 
dormente. Lo scalpiccio dei passi non è certo udito da alcuno, perché è cauto e perché la gente dorme ancora 
nelle case chiuse. Nessuno parla sinché sono fuori della città, nella campagna che si ridesta lentamente nella 
parca luce tutta fresca dopo il lavacro delle rugiade. 
Allora l’Iscariota dice: «Strada inutile, riposo negato. Era meglio non venire sin qui». 
«Non ci hanno trattato male quei pochi che abbiamo trovato! Hanno perso la notte per ascoltarci e per andare 
a prendere i malati delle campagne. È stato proprio bene, anzi, di essere venuti. Perché coloro che, per 
malattia o altra causa, non potevano sperare di vedere il Signore a Gerusalemme, lo hanno visto qui e sono 
stati consolati con la salute o con altre grazie. Gli altri, si sa, sono andati già alla città... È uso di noi tutti 
andarvi, sol che si possa, qualche giorno prima della festa», dice Giacomo di Alfeo dolcemente, perché egli è 
sempre mite, tutto all’opposto di Giuda di Keriot, che anche nelle ore buone è sempre violento e imperioso. 
«Appunto perché si va anche noi a Gerusalemme, era inutile venire qui. Ci avrebbero sentiti e visti là...». 
«Ma non le donne e i malati», ribatte interrompendolo Bartolomeo, in aiuto di Giacomo d’Alfeo. 
Giuda finge di non sentire e dice, come continuando il discorso: «Almeno credo che noi si vada a 
Gerusalemme, benché ora non ne sono più sicuro dopo il discorso fatto a quel pastore...». 
«E dove vuoi che si vada se non là?», chiede Pietro. 
«Mah! Non so. È tutto così irreale ciò che facciamo da qualche mese, tutto così contrario al prevedibile, al 
buon senso, alla giustizia anche, che...». 
«Ohè! Ma io ti ho visto bere del latte a Doco, eppure tu parli da ebbro! Dove le vedi le cose contrarie alla giustizia?», chiede Giacomo di Zebedeo con occhi che promettono poco bene. E rincara: «Basta di 
rimproveri al Giusto! Hai capito che basta? Non hai il diritto, tu, di rimproverarlo. Nessuno ha questo diritto, perché Egli è perfetto, e noi... Nessuno di noi lo è, e tu meno di tutti». 
«Ma sì! Se sei malato curati, ma non affliggerci con le tue querele. Se sei lunatico, là è il Maestro. Fatti 
guarire e smettila!», dice Tommaso che perde la pazienza. 

Infatti Gesù è dietro, insieme a Giuda d’Alfeo e Giovanni, e aiutano le donne che, meno use al camminare in 
penombra, fanno fatica a procedere per il sentiero non buono e anche più oscuro dei campi, perché tagliato in 
un folto uliveto. E Gesù parla fitto con le donne, estraniandosi da ciò che succede più avanti e che pure è 
sentito da chi è con Lui, perché, se le parole giungono male, il tono di esse denota che non sono parole piane, 
ma che già hanno sapore di disputa. 
I due apostoli, il Taddeo e Giovanni, si guardano... ma non parlano. Guardano Gesù e Maria. Ma Maria è 
tanto velata dal suo manto che quasi non se ne vede il volto, e Gesù sembra non aver sentito. Però, finito il 
suo discorso - parlavano di Beniamino e del suo futuro, e parlano della vedova Sara di Afec, che si è stabilita 
a Cafarnao ed è madre amorosa non soltanto dell’infante di Giscala ma anche dei piccoli figli della donna di 
Cafarnao (Meroba, vedi Vol 7 Cap 449) che, passata a seconde nozze, non amava più i figli del primo letto e 
che è morta poi «così male che veramente si è vista la mano di Dio nella sua morte», dice Salome - Gesù va 
avanti insieme con Giuda Taddeo e si unisce agli apostoli dicendo nell’andarsene: «Resta pure, Giovanni, se 
vuoi farlo. Io vado a rispondere all’inquieto e a metter pace». 
Ma Giovanni, fatti ancor pochi passi con le donne, visto che ormai il sentiero si fa più aperto e luminoso, 
raggiunge di corsa Gesù proprio mentre dice: «Rassicurati, dunque, Giuda. Nulla faremo, come nulla abbiamo mai fatto, di irreale. Anche ora non facciamo cosa contro il prevedibile. Questo è il tempo in cui è 
prevedibile che ogni vero israelita, non impedito da malattie o cause gravissime, salga al Tempio. E noi al Tempio saliamo».

«Non tutti però. Marziam ho sentito che non ci sarà. È forse malato? Per qual motivo non viene? Ti pare di poterlo sostituire col samaritano?». Il tono di Giuda è insopportabile... 

Pietro mormora: «O prudenza, incatena la lingua a me che sono uomo!», e stringe fortemente le labbra per non dire di più. I suoi occhi, un poco bovini, hanno uno sguardo che commuove, tanto sono visibili in essi lo 
sforzo che fa l’uomo per frenare il suo sdegno e l’afflizione di sentire Giuda parlare a quel modo. 
La presenza di Gesù tiene ferma ogni lingua. È solo Lui che parla, dicendo con una calma veramente divina: 
«Venite avanti un poco. Che le donne non sentano. Ho da dirvi una cosa da qualche giorno. Ve l’ho promessa nelle campagne di Tersa. 

(Vedi capitolo 575. Si tratta dell’annuncio [il terzo dopo quelli dei 
capitoli 346 e 355 del Vol 5] della Passione, ormai imminente).

 Ma volevo ci foste tutti a sentirla. Tutti voi. 
Non le donne. Lasciamole nella loro umile pace... In quello che vi dirò sarà anche la ragione per la quale 
Marziam non sarà con noi, e non tua madre, Giuda di Keriot, e non le tue figlie, Filippo, e non le discepole di 
Betlemme di Galilea con la fanciulla. Vi sono cose che non tutti possono sopportare. Io, Maestro, so cosa è 
bene per i miei discepoli e quanto essi possono o non possono sopportare. Neppur voi siete forti per 
sopportare la prova. E grazia sarebbe per voi esserne esclusi. Ma voi dovrete continuarmi e dovete sapere 
quanto siete deboli per essere in seguito misericordiosi con i deboli. Perciò voi non potete essere esclusi da 
questa tremenda prova, che vi darà la misura di ciò che siete, di ciò che siete restati dopo tre anni che siete 
con Me e di ciò che siete  divenuti  dopo tre anni che siete con Me. Siete dodici. Siete venuti a Me quasi 
contemporaneamente. Non sono i pochi giorni che vanno dal mio incontro con Giacomo, Giovanni e Andrea, 
al giorno nel quale anche tu sei stato accolto fra noi, Giuda di Keriot, né a quello che tu, Giacomo fratello 
mio, e tu, Matteo, siete venuti con Me, quelli che possano giustificare tanta differenza di formazione fra voi. 
Eravate  tutti, anche tu, dotto Bartolmai, anche voi, fratelli miei, molto informi, assolutamente informi 
rispetto a quanto è formazione nella mia dottrina. Anzi, la vostra formazione, migliore a quella di altri fra voi 
nella dottrina del vecchio Israele, vi era di ostacolo al formarvi in Me. Eppure, nessuno di voi ha percorso 
tanta strada quale sarebbe stata sufficiente a portarvi tutti ad un unico punto. Uno lo ha raggiunto, altri vi 
sono vicini, altri più lontani, altri molto indietro, altri... sì, devo dire anche questo, in luogo di venire avanti 
sono arretrati. Non vi guardate! Non cercate fra voi chi è il primo e chi è l’ultimo. Colui che, forse, si crede il 
primo ed è creduto primo, ha ancora da saggiare se stesso. Colui che si crede ultimo sta per risplendere nella 
sua formazione come una stella del cielo. Perciò, una volta di più, vi dico: non giudicate. I fatti giudicheranno con la loro evidenza. Per ora non potete capire. Ma presto, molto presto ricorderete queste mie 
parole e le capirete». 
«Quando? Ci hai promesso di dirci, di spiegarci anche perché la purificazione pasquale sarà diversa 
quest’anno, e non ce lo dici mai», si lamenta Andrea. 
«È di questo che vi ho voluto parlare. Perché tanto quelle parole che questa sono un’unica cosa, avendo radice in un’unica cosa. Noi, ecco, stiamo ascendendo a Gerusalemme per la Pasqua. E là si compiranno tutte le cose dette dai profeti riguardo al Figlio dell’uomo. 

(E cioè, riguardo al Messia, sono citate e ripetute ai capitoli: 7 - 10 - 27 - 41 - 66 - 73 - 74 - 77 - 78 del Vol 1, 108 - 111 - 144 – 155 del Vol 2, 176 - 177 - 194 - 207 – 225 del Vol 3, 260 - 266 - 291 – 293 del Vol 4, 324 - 340 - 342 - 348 - 354 del Vol 5, 378 - 382 - 390 - 399 - 405 – 414 del Vol 6, 436 - 463 - 464 - 471 - 478 - 482 - 483 - 486 - 487 del Vol 7, 506 - 507 - 518 - 520 - 525 - 536 - 549 – 554 del Vol 8, 556 - 560 - 561 - 566 - 579 - 580 - 588 - 589 - 591 - 592 - 593 – 595 - 596 - 597 - 598 – 600 del presente volume,  601 - 604 – 609 del Vol 10. Sono in un certo modo riepilogate al Vol 10 Cap 625 e si ritrovano ancora ai Capp 639, 645 e 647). 

In verità, così come videro i profeti, come già è detto nell’ordine dato agli ebrei di Egitto (che è in Levitico 12, 1-14 e che riguarda la Pasqua), come fu ordinato a Mosè nel deserto, l’Agnello di Dio sta per essere immolato e il suo Sangue sta per bagnare gli stipiti dei cuori, e l’angelo di Dio passerà senza percuotere coloro che avranno su di loro, e con amore, il 
Sangue dell’Agnello immolato, che sta per essere innalzato come il serpente di prezioso metallo sulla barra trasversa, ad essere segno ai feriti dal serpente infernale, per essere salute a coloro che lo guarderanno con 
amore. Il Figlio dell’uomo, il vostro Maestro Gesù, sta per essere dato nelle mani dei principi dei sacerdoti, degli scribi e degli anziani, che lo condanneranno a morte e lo consegneranno ai gentili perché venga schernito. E sarà schiaffeggiato, percosso, sputacchiato, trascinato per le vie come un cencio immondo, e  poi  i  gentili,  dopo averlo flagellato e coronato di spine, lo condanneranno alla morte di croce propria dei malfattori, volendo il popolo ebreo, radunato in Gerusalemme, la sua morte al posto di quella di un ladrone, ed Egli sarà così ucciso. Ma, così come è detto nei segni delle profezie, dopo tre giorni risorgerà. Questa la prova che vi attende. Quella che mostrerà la vostra formazione. In verità vi dico, a voi tutti che vi credete tanto perfetti da sprezzare quelli che non sono d’Israele, e anche da sprezzare molti dello stesso popolo nostro, in verità vi dico che voi, mia parte eletta del gregge, preso il Pastore, sarete percossi da paura e vi 
sbanderete fuggendo, quasi che i lupi, che mi azzanneranno da ogni parte, fossero contro di voi rivolti. Ma, ve lo dico: non temete. Non vi sarà torto un capello. Basterò Io a saziare i lupi feroci...».

Gli apostoli, man mano che Gesù parla, sembrano creature sotto un grandinare di pietre. Si curvano persino, sempre più mano a mano che Gesù parla. E quando Egli termina: «E quanto vi dico è ormai imminente. Non è come le altre volte, che del tempo era davanti all’ora. Adesso l’ora è venuta. Io vado per essere dato ai miei nemici e immolato per la salute di tutti. E questo bocciolo di fiore non avrà ancora perduto i suoi petali, dopo esser fiorito, che Io sarò già morto», chi si ripara il volto con le mani e chi geme come se venisse ferito.

L’Iscariota è livido, letteralmente livido... 
Il primo a riprendersi è Tommaso, che proclama: «Questo non ti accadrà, perché noi ti difenderemo o moriremo insieme a Te, e così dimostreremo che ti avevamo raggiunto nella tua perfezione e che eravamo 
perfetti nell’amore di Te». 

Gesù lo guarda senza parlare. 
Bartolomeo, dopo un lungo silenzio meditabondo, dice: «Hai detto che sarai dato... Ma chi, chi può darti in mano ai tuoi nemici? Ciò non è detto nelle profezie. No. Non è detto. Sarebbe troppo orribile se un tuo 
amico, un tuo discepolo, un tuo seguace, anche l’ultimo di tutti, ti desse a quelli che ti odiano. No! Chi ti ha udito con amore, anche una volta sola, non può commettere questo delitto. Sono uomini, non belve, non 
satana... No, mio Signore. E neppure quelli che ti odiano potranno... Hanno paura del popolo, e il popolo sarà tutto intorno a Te!».

Gesù guarda anche Natanaele e non parla. 
Pietro e lo Zelote parlano fitto fitto fra loro. Giacomo di Zebedeo malmena, a parole, il fratello perché lo 
vede calmo, e Giovanni risponde: «È perche da tre mesi io so questo» (confidatogli dal Maestro al Vol 8 Cap 540), e due lacrime gli scendono sul volto. I figli di Alfeo parlano con Matteo, che scrolla il capo 
sconfortato.
Andrea si volge all’Iscariota: «Tu che hai tanti amici nel Tempio...». 
«Giovanni conosce lo stesso Anna», ribatte Giuda e termina: «Ma che ci vuoi fare? Che vuoi che possa parola d’uomo se così è segnato?». 
«Tu credi proprio?», domandano insieme Tommaso e Andrea. 
«No. Io non credo niente. Sono allarmi inutili. Dice bene Bartolomeo. Tutto il popolo sarà intorno a Gesù. Già lo si vede da questi che si incontrano. E sarà un trionfo. Vedrete che sarà così», dice Giuda di Keriot. 
«Ma allora perché Egli...», dice Andrea accennando a Gesù che si è fermato per attendere le donne. 
«Perché lo dice? Perché è impressionato... e perché ci vuole provare. Ma non accadrà nulla. Del resto io andrò...». 
«Oh! sì. Va’ a sentire!», supplica Andrea. 
Tacciono perché Gesù li segue di nuovo, stando fra la Madre e Maria d’Alfeo. 
Maria ha un pallido sorriso perché la cognata le mostra dei semi, presi non so dove, e le dice che vuol seminarli a Nazaret dopo la Pasqua, proprio presso la grotticella a Maria tanto cara: «Quando eri bambina io 
ti ricordo sempre con questi fiori nelle manine. Li chiamavi i fiori della tua venuta. Infatti, quando nascesti, il tuo orto ne era pieno, e quella sera, quando tutta Nazaret corse a vedere la figlia di Gioacchino, i ciuffi di 
queste stelline erano tutti un diamante per l’acqua che era scesa dal cielo e per l’ultimo raggio di sole che da ponente li colpiva, e posto che ti chiamavi “Stella”, tutti dicevano, guardando quelle tante piccole stelle 
brillanti: “I fiori si sono ornati a far festa al fior di Gioacchino e le stelle hanno lasciato il cielo per venir dalla Stella”, e sorridevano tutti, felici del presagio e della gioia di padre. E Giuseppe, il fratello del mio 
sposo, disse: “Stelle e stille. È veramente Maria!”. 

(Il nome della Madre di Gesù è molto comune tra le donne ebree del suo tempo, ha numerose interpretazioni, ma nessuna di derivazione certa. I significati di stella [Vedi Vol 1 Cap 4] e di stilla [Vedi Vol 3 Cap 198], evocanti rispettivamente la luce e il dolore [come al Vol 1 Capp 5 e 22, e al Vol 4 Cap 262], sono riconducibili ad una interpretazione di san Girolamo, cui si aggiunge, al Vol 3 Cap 168 e al Vol 4 Cap 244, un riferimento al mare. Per la radice del nome potrebbe essere illuminante la dotta osservazione dell’Iscariota al Vol 3 Cap 199. Tuttavia Gesù dice, al Vol 5 Cap 346, che “solo coloro che uniranno perfetta fede a perfetto amore giungeranno a sapere il vero significato del nome ‘Maria’, della Madre del Figlio di Dio”). Chi glielo avrebbe detto allora che la sua stella avresti dovuto divenire? Quando tornò da Gerusalemme eletto a tuo sposo! Tutta Nazaret gli voleva far festa, perché era 
grande il suo onore venuto dal Cielo e venuto dagli sponsali con te, figlia di Gioacchino e Anna, e tutti lo 
volevano a festino. Ma egli con il suo dolce ma fermo volere respinse ogni festa, stupendo tutti, perché quale 
è quell’uomo, destinato a onorevoli nozze e con tal decreto dell’Altissimo, che non festeggi la sua felicità 
d’anima e di carne e sangue? Ma egli diceva: “A grande elezione grande preparazione”. E con continenza 
anche di parole e di cibo, ché ogni altra continenza era sempre stata in lui, passò quel tempo lavorando e 
pregando, perché credo che ogni colpo di martello, ogni segno di scalpello divenisse orazione, se orare si può 
col lavoro. Il suo viso era come estatico. Io andavo a riordinare la casa, imbiancare lenzuoli e ogni altro 
lasciati da tua madre e divenuti gialli nel tempo, e lo guardavo mentre lavorava nell’orto e nella casa a rifarli
belli come mai fossero rimasti in abbandono, e gli parlavo anche... ma era come assorto. Sorrideva. Ma non a 
me o ad altri, ad un suo pensiero che non era, no,  il  pensiero  di  ogni  uomo prossimo a nozze. Quello è 
sorriso di letizia maliziosa e carnale... Lui... pareva sorridesse agli invisibili angeli di Dio, e con essi parlasse 
e si consigliasse... Oh! che io ne sono certa che essi lo istruissero sul come trattare te! Perché dopo, altro 
stupore di tutta Nazaret, e quasi sdegno del mio Alfeo, procrastinò le nozze a quanto più poté, e non si capì 
mai come d’improvviso si decidesse prima del tempo fissato. E anche quando ti si seppe madre, come stupì 
Nazaret della sua gioia assorta!... Ma anche il mio Giacomo è un poco così. E sempre più lo diventa. Ora che 
lo osservo bene -  non so perché, ma da quando venimmo ad Efraim mi pare tutto nuovo - lo vedo così... 
proprio come Giuseppe. Guardalo anche ora, Maria, or che si volge di nuovo a guardarci. Non ha l’aspetto 
assorto, tanto abituale in Giuseppe, tuo sposo? Sorride di quel sorriso che non so dire se mesto o lontano. 
Guarda e ha lo sguardo lungo, oltre noi, che aveva Giuseppe tante volte. Ti ricordi come lo stuzzicava Alfeo? 
Diceva: “Fratello, vedi ancor le piramidi?”. Ed egli scoteva il capo senza parlare, paziente e segreto sui suoi 
pensieri. Poco ciarliero sempre. Ma da quando tornasti da Ebron! Neppur più veniva solo alla fontana, come 
prima faceva e come tutti fanno. O con te o al suo lavoro. E men che il sabato alla sinagoga o quando si 
recava per affari altrove, nessuno può dire di aver visto Giuseppe a zonzo in quei mesi. Poi partiste... Che 
affanno non saper più nulla di voi dopo la strage! Alfeo si spinse sino a Betlemme... “Partiti”, dissero. Ma 
come credere se vi odiavano a morte nella città dove ancora rosseggiava il sangue innocente e fumavano le 
rovine e vi si faceva accusa che per voi quel sangue era scorso? Andò a Ebron e poi al Tempio, perché 
Zaccaria aveva il suo turno. Elisabetta non gli dette che lacrime, Zaccaria parole di conforto. L’una e l’altro, 
in affanno per Giovanni, temendo nuove ferocie, l’avevano nascosto e trepidavano per lui. Di voi nulla 
sapevano, e Zaccaria disse ad Alfeo: “Se sono morti, il loro sangue è su me, perché io li persuasi a rimanere 
a Betlemme”. La mia Maria! Il mio Gesù visto così bello alla Pasqua che seguì la sua nascita! E non saperne 
nulla. Per tanto! Ma perché mai una notizia?». 
«Perché bene era tacere. Là dove eravamo, molte erano le Marie e i Giuseppe, e bene era passar per una 
coppia qualunque di sposi», risponde quieta Maria e sospira: «Ed erano, nella loro tristezza, giorni ancor 
felici. Il male era così lontano ancora! Se tanto mancava alle nostre persone umane, lo spirito si saziava della 
gioia di averti, Figlio mio!». 
«Anche ora ce l’hai, Maria, il Figlio tuo. Manca Giuseppe, è vero! Ma Gesù è qui e col suo completo amore 
di adulto», osserva Maria d’Alfeo. 
Maria alza il capo a guardare il suo Gesù. E lo strazio è nel suo sguardo anche se la bocca sorride lievemente. Ma non aggiunge parola.


Gli apostoli si sono fermati ad attenderli e si riuniscono tutti, anche Giacomo e Giovanni che erano indietro a 
tutti con la madre loro. E mentre riposano dal cammino fatto e alcuni mangiano un poco di pane, la madre di 
Giacomo e Giovanni si avvicina a Gesù e si prostra davanti a Lui che non si è neppur seduto, frettoloso di 
riprendere il cammino. 
Gesù la interroga, perché è palese in lei il desiderio di chiedere qualcosa: «Che vuoi, donna? Parla». 
«Concedimi una grazia, prima che Tu te ne vada così come dici». 
«E quale?». 
«Quella di ordinare che questi miei due figlioli, che per Te tutto hanno lasciato, seggano uno alla tua destra e l’altro alla tua sinistra quando Tu sarai seduto, nella tua gloria, nel tuo Regno». 
Gesù guarda la donna e poi guarda i due apostoli e dice: «Voi avete suggerito questo pensiero a vostra 
madre, interpretando molto male le mie promesse di ieri. (Pur avendo trovato la condiscendenza della madre, 
che tuttavia non riduce la responsabilità dei due figli [come si legge al Vol 2 Cap 106] per la richiesta 
insensata).  Il centuplo per ciò che avete lasciato non lo avrete in un regno della Terra. Anche voi dunque 
divenite avidi e stolti? Ma non voi. È già il crepuscolo mefitico delle tenebre che avanza e l’aria inquinata di 
Gerusalemme che si avvicina e vi corrompe e accieca... Io vi dico che voi non sapete ciò che chiedete! Potete 
voi forse bere il calice che berrò Io?». 
«Noi lo possiamo, Signore». 
«Come potete dirlo se ancor non avete compreso di quale amaritudine sarà il mio calice? Non sarà solamente 
l’amarezza che vi descrissi ieri, la mia di Uomo di tutti i dolori. Vi saranno torture che, anche se Io ve le 
descrivessi, voi non sareste in condizioni di capire... Eppure, sì, poiché - per quanto ancor come due bambini 
che non conoscono il valore di ciò che chiedono - poiché voi siete due spiriti giusti e amanti di Me, voi certo 
berrete al mio calice. Però sedere alla mia destra o alla mia sinistra non sta a Me di concedervelo. Essa è cosa 
concessa a quelli ai quali è stato preparato dal Padre mio». 
Gli altri apostoli, mentre ancora Gesù parla, sono acerbi nel criticare la richiesta dei figli di Zebedeo e della 
loro madre. 
Pietro dice a Giovanni: «Tu poi! Non ti riconosco più per quel che eri!». 
E l’Iscariota, con il suo sorriso da demonio: «Veramente i primi sono gli ultimi! Tempo di sorprese e di 
cognizioni...», e ride verde. 
«Abbiamo forse seguito per gli onori il Maestro nostro?», rimprovera Filippo. 
Tommaso, invece che ai due, si volge a Salome dicendo: «Perché far mortificare i tuoi figli? Se non loro, tu 
dovevi riflettere e impedire questo». 
«È vero. Nostra madre non lo avrebbe fatto», dice il Taddeo. 
Bartolomeo non parla, ma il suo volto è tutto una disapprovazione. 
Simone Zelote dice, a calmare lo sdegno: «Tutti possiamo errare...». 
Matteo, Andrea e Giacomo di Alfeo non parlano, anzi visibilmente soffrono dell’incidente che incrina la bella perfezione di Giovanni. 

Gesù fa un gesto per imporre silenzio e dice: «E che? Da un errore ne verranno molti? Voi, che rimproverate indignati, non vi accorgete di peccare voi pure? Lasciate stare questi vostri fratelli. Il mio rimprovero è sufficiente. Il loro avvilimento è palese, il loro pentimento umile e sincero. Dovete amarvi fra voi, sorreggervi a vicenda. Perché, in verità, nessuno di voi è perfetto ancora. Voi non dovete imitare il mondo e gli uomini di esso. Nel mondo, voi lo sapete, i principi delle nazioni le signoreggiano e i loro grandi esercitano su di esse il potere in nome dei principi. Ma tra voi così non deve essere. Non deve essere in voi 

smania di signoreggiare sugli uomini, né sui compagni. Anzi, chi tra voi vorrà diventare maggiore si faccia vostro ministro e chi vuol essere primo si faccia servo di tutti. Così come ha fatto il Maestro vostro. Son forse venuto per opprimere e signoreggiare? Per essere servito? No, in verità, no. Io sono venuto per servire. 
E così, come il Figlio dell’uomo non è venuto ad essere servito, ma per servire e per dare la vita sua in redenzione di molti, così voi dovrete saper fare, se vorrete essere come Io sono e dove Io sono. Ora andate. E siate in pace fra voi come Io lo sono con voi». 

    

Mi dice Gesù: 

«Segna molto il punto: «“...voi certo berrete al* mio calice”. Nelle traduzioni si legge: “il mio calice”. Ho detto “al mio”, non “il mio”. Nessun uomo avrebbe potuto bere il mio calice. Io solo, Redentore, l’ho dovuto bere tutto il mio calice. Ai miei discepoli, ai miei imitatori e amanti, certo è concesso bere a quel calice dove Io bevvi, per quella stilla, quel sorso, o quei sorsi, che la predilezione di Dio concede loro di bere. Ma mai nessuno lo berrà tutto il calice come Io lo bevvi. Dunque è giusto dire “al mio calice” e non “il mio calice”».


*(L’espressione “bere il calice” sembra tradotta correttamente dal testo greco degli evangelisti Matteo e Marco; ma potrebbe essere interpretata anche come “bere al calice” se detta in aramaico, la lingua parlata da 
Gesù, nella quale non vi sarebbe distinzione di forma tra “bere il calice” e “bere al calice”).

Gesù Bambino perdonami,

Gesù Bambino benedicimi.

martedì 16 ottobre 2012

LOS TRE MISTERIOS DE FATIMA...


Los ... tres misterios de Fàtima






Primer Misterio
El primer secreto era una visión del Infierno:
Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que pareció estar bajo la tierra. Hundido en este fuego estaban demonios y almas en la forma humana, como ascuas transparentes de ardor, todo bronce ennegrecidos o bruñidos, flotando cerca de la conflagración, ahora levantados en el aire por las llamas que saltaron de dentro de sí mismos junto con grandes nubes de humo, ahora recurriendo a cada lado parecidas a chispas en un fuego inmenso, sin el peso o el equilibrio, y entre chillidos y gemido de dolor y desesperación, que nos horrorizó y nos hizo temblar de temor. Los demonios podrían ser distinguidos por sus aterradoras y repulsivas formas semejantes a animales espantosos y desconocidos, todos negros y transparentes. Esta visión duró por un instante. Cómo pudimos jamás estar suficientemente agradecidos a nuestra Madre celestial amable, que ya nos había preparado prometiendo, en la primera Aparición, para tomárnos al cielo. De otro modo, yo pienso que habríamos muerto del temor y el terror....

(Detalle de infierno: Mosaico que representa el Juicio Final porCoppo di Marcovaldo, MuseoBaptisterio de San Juan.1 El poetaDante Alighieri fue bautizado en este lugar.)




Segundo Misterio
El segundo incluyó las instrucciones de María de cómo salvar las almas del Infierno y reconvertir el mundo a la cristiandad:
Ustedes han visto el infierno donde las almas de los pobres pecadores van. Para salvarlos, Dios desea establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si lo que digo a usted es hecho, muchas almas se salvarán y habrá la paz. La guerra terminará: pero si las personas no dejan de ofender a Dios, una peor estallará durante el Papado dePío XI. Cuándo ustedes vean una noche iluminada por una luz desconocida*, sepan que esto es el gran signo dado a ustedes por Dios que él está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre, y las persecuciones de la Iglesia y del santo Padre. Para prevenir esto, yo vendré a pedir la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado, y a la Comunión de reparación en los Primeros sábados. Si se hacen caso de mis pedidos, Rusia se convertirá, y habrá la paz; si no, ella esparcirá sus errores a través del mundo, causando las guerras y las persecuciones de la Iglesia. El bueno será martirizado; el santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Al fin, el Corazón Inmaculado triunfará. El santo Padre consagrará Rusia a mí, y ella será convertida, y un período de paz será otorgado al mundo.





Tercer Misterio
Debido a la larga demora para revelar el tercer misterio, existen numerosas y variadas teorías que han circulado en la Iglesiay fuera de ella. Algunas proclaman que habla de la guerra nuclear, la deposición del papa, el asesinato de un papa, o del reemplazo de un legítimo papa por un impostor. Finalmente, durante una visita a Portugal para la beatificación de los videntes Francisco y Jacinta (Lucía estaba todavía viva), el papa Juan Pablo II anunció por medio de su Secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, que había decidido hacer público el texto del Tercer Misterio. Unos pocos meses más tarde, el texto fue dado a conocer por el Vaticano, junto con una discusión del significado del texto.
        Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! 
Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: « algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ». 


También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad en medio de ruinas y un poco tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; 



llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones.



 Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.


***
TERZA PARTE:
La persecuzione della Chiesa

Dopo le due parti che già ho esposto, abbiamo visto al lato sinistro di Nostra Signora un poco più in alto un Angelo con una spada di fuoco nella mano sinistra; scintillando emetteva fiamme che sembrava dovessero incendiare il mondo; ma si spegnevano al contatto dello splendore che Nostra Signora emanava dalla sua mano destra verso di lui: l'Angelo indicando la terra con la mano destra, con voce forte disse: Penitenza, Penitenza, Penitenza! E vedemmo in una luce immensa che è Dio: "qualcosa di simile a come si vedono le persone in uno specchio quando vi passano davanti" un Vescovo vestito di Bianco "abbiamo avuto il presentimento che fosse il Santo Padre". Vari altri Vescovi, Sacerdoti, religiosi e religiose salire una montagna ripida, in cima alla quale c'era una grande Croce di tronchi grezzi come se fosse di sughero con la corteccia; il Santo Padre, prima di arrivarvi, attraversò una grande città mezza in rovina e mezzo tremulo con passo vacillante, afflitto di dolore e di pena, pregava per le anime dei cadaveri che incontrava nel suo cammino; giunto alla cima del monte, prostrato in ginocchio ai piedi della grande Croce venne ucciso da un gruppo di soldati che gli spararono vari colpi di arma da fuoco e frecce, e allo stesso modo morirono gli uni dopo gli altri i Vescovi Sacerdoti, religiosi e religiose e varie persone secolari, uomini e donne di varie classi e posizioni. Sotto i due bracci della Croce c'erano due Angeli ognuno con un innaffiatoio di cristallo nella mano, nei quali raccoglievano il sangue dei Martiri e con esso irrigavano le anime che si avvicinavano a Dio.


***

La visione di Suor Lucia


La visione di Suor Lucia relativa alla terza parte del Segreto è stata raffigurata in un quadro sulla base delle indicazioni date dalla stessa veggente. Il dipinto è stato mostrato in TV nel corso della trasmissione televisiva "Sulla via di Damasco".



Fatima - La visione di Suor Lucia


Fatima - La visione di Suor Lucia



L'aurora boreale

Lucia ritenne che la straordinaria "aurora boreale" avvenuta nella notte del 25 gennaio 1938 (la "notte illuminata da una luce sconosciuta" descritta dalla Vergine) era il segno di Dio per l'inizio della guerra. In realtà tale fenomeno, descritto come "aurora boreale", si manifestò come una strana colorazione del cielo, che divenne – secondo le testimonianze – di color rosso fuoco, come un enorme bagliore di fuoco che si alzava verso il cielo. Questo fenomeno fu visibile anche in Italia nella notte tra il 25 e il 26 gennaio del 1938 (dalle ore 20,45 all’1,15 con brevi intervalli), evento rarissimo alle latitudini dell'Europa meridionale. In Italia fu soprattutto visibile in Piemonte e si vide addirittura sino a Napoli e tutta la stampa dell'epoca ne parlò. 

Come sappiamo la seconda guerra mondiale scoppiò l'1/9/1939 a seguito dell’invasione della Polonia da parte della Germania, anche se nel suo discorso al Reichstag del 30/1/1939 Hitler dichiarò di aver deciso l’invasione dell’Austria (l'Anschluss) proprio nel gennaio 1938.




Commento al Segreto di Fatima

LA SECONDA PARTE DEL SEGRETO SI È AVVERATO – Il primo fatto da tenere in considerazione è quello che tutte le profezie date nel 1917 si sono avverate, gettando una grande luce su questo secolo, e che ora, a posteriori, possiamo tranquillamente affermare che nessuno all'epoca avrebbe mai potuto immaginare gli avvenimenti i profetizzati. Da questo punto di vista la dimensione profetica di Fatima è un fatto che colpisce anche chi non è credente.


 Nel 1917 nessuno avrebbe potuto immaginare il ruolo che la Russia avrebbe assunto in questo secolo: in quel periodo si era appena verificata la rivoluzione russa, caratterizzata da movimenti di piazza, ma nessuno avrebbe immaginato che questo fatto avrebbe condotto la Russia all'ateismo di Stato e che la Russia avrebbe poi diffuso in tutto il mondo questi suoi errori, ossia la visione atea e materialistica della vita. 

È stata inoltre profetizzata la terribile persecuzione alla Chiesa inferta dai sistemi atei, in particolare il comunismo, ma anche l'ateismo massonico-borghese (come ad esempio è accaduto in Messico) o il nazismo che, nonostante avesse una carica anticristiana pari a quella comunista, venne però prontamente sconfitto ed ebbe scarsi riverberi al di fuori della Germania. Allo stesso modo, appena terminata la Prima Guerra Mondiale, nessuno era allora in grado di pensare che sarebbe succeduta una seconda guerra ben più grave della precedente. 


Il Segreto di Fatima termina con una nota di grande ottimismo, ossia che l'amore e la bontà fino al martirio di molti uomini in questo secolo hanno ottenuto la salvezza di innumerevoli anime. Quindi, a ben guardare, nel testo del Segreto possiamo notare il prevalere della Divina Misericordia sulla giustizia divina, misericordia ottenuta attraverso l'intervento di Maria venuta a salvare l'umanità.



LA TERZA PARTE DEL SEGRETO – È la rappresentazione in immagini apocalittiche di ciò che viene giù preannunciato nella seconda parte, ossia la grande persecuzione alla Chiesa e le sofferenze del Santo Padre. In questa parte non si aggiungono molti dettagli rispetto alla seconda parte, ma viene illustrato ciò che è stato detto precedentemente. Esaminiamo più nel dettaglio il testo.



1. L'ANGELO – L'immagine dell'Angelo è una immagine apocalittica: nella Apocalisse gli angeli vengono per attuare sul mondo la giustizia di Dio. Se pertanto Dio avesse dovuto tener conto di ciò che fanno gli uomini nel mondo sarebbe già venuta l'ora della giustizia divina che la Madonna interviene per placare. 



Questa funzione della Madonna è tipica della madre che intercede presso Dio, funzione evidenziata già nell'Antico Testamento dalla Regina Ester che il giorno 13 ottiene dal Re Assuero, intercedendo presso di lui, la salvezza del suo popolo. A Fatima la Madonna appare esattamente il giorno 13 maggio intervenendo proprio per placare la giustizia divina, come sta ad indicare l'immagine dello splendore della Signora che spegne con la sua mano destra le fiamme della divina giustizia che provenendo dall'angelo sembrava volessero incendiare il mondo. 



Il medesimo concetto è già presente nella rivelazione dalla Madonna a La Salette, nella quale la Madonna rivela di non essere più in grado di sorreggere il braccio tanto pesante della giustizia di suo Figlio. Visto che la Madonna interviene ed ottiene che la giustizia divina venga sospesa, l'Angelo, indicando la terra con la mano destra, con voce forte invoca ciò che questo mondo deve fare: penitenza, penitenza, penitenza! Il corso della storia è dunque sia nelle mani di Dio sia dell'uomo che può deciderne il suo corso, percorrere la via della pace se decide per Dio o percorrere la via della rovina e dell'autodistruzione se decide contro Dio.



2. IL SACRIFICIO DEI MARTIRI DELLA CHIESA – La parte successiva del segreto ha per protagonista la Chiesa Cattolica ("vescovi, sacerdoti, religiosi") con a capo il Santo Padre (il "vescovo vestito di bianco"). Visto che la penitenza invocata dall'angelo non è stata fatta e l'umanità non si è convertita, la Chiesa ha subìto nel corso del secolo (dal 1917 ad oggi) una immensa salita al calvario, nel quale il vescovo vestito di bianco (che può essere inteso come l'intero papato di questo secolo) conduce la Chiesa in mezzo al genere umano distrutto dalla guerra ("una grande città mezza in rovina") e dall'ateismo diffuso nel mondo dalla Russia. 



È attraverso il sacrificio della Chiesa perseguitata e dei martiri che si ottiene la salvezza per il mondo e per le anime. In particolare la figura del vescovo vestito di bianco che cade sotto i colpi di arma da fuoco e frecce è Giovanni Paolo II secondo l'interpretazione data sia da Suor Lucia che dallo stesso Pontefice

ma secondo altri questa potrebbe essere anche una immagine sintetica che rappresenterebbe il martirio di molti pastori della Chiesa che hanno sofferto nei gulag e nei lager. 


Le frecce, richiamate in questo contesto, hanno una connotazione chiaramente biblica, ossia sono le "frecce acute" lanciate da chi getta ingiurie alla chiesa, da chi ha delegittimato e diffamato i papi di questo secolo, delegittimazioni a cui seguono le pallottole come tentativo di annientare il papato.



LE PROFEZIE SONO CONDIZIONATE – Il fatto secondo il quale nel Segreto il Papa viene dato per morto mentre nella realtà ciò non accade è un fatto che di per sé non pone alcuna difficiltà all'interpretazione del testo, dal momento che tutte le profezie sono condizionate: tutte le profezie vengono cioé date perché possano essere cambiate mediante la preghiera. In questo caso il Papa sarebbe morto se non ci fosse stata la preghiera della Chiesa e se non ci fosse stata l'intercessione della Madonna.


La conclusione finale della rivelazione divina ha sempre una dimensione positiva così come la salita al calvario termina sempre con la risurrezione: per crucem ad lucem. Quest'ultima parte del Segreto illumina dunque la prima parte in cui vi è la visione paurosa dell'inferno.
A.G.


La profezia di Fatima si è definitivamente chiusa?

La statua della Madonna di Fatima
La statua della
Madonna di Fatima
TUTTO IL SEGRETO È STATO RIVELATO? – Nel 2001 l'Osservatore Romano pubblica un articolo: «A chi affaccia il dubbio che sia stato nascosto qualcosa del Terzo Segreto si risponde: tutto è stato pubblicato, non c'è più nulla di segreto». Eppure in occasione dell'attentato dell'11 settembre 2001 a New York e a Londra il 7 luglio 2005 molti studiosi non hanno esitato a parlare di una nuova Guerra Mondiale. In seguito a questi angosciosi avvenimenti sembrerebbe dunque aprirsi un nuovo scenario internazionale in cui l'umanità prova ancora paura e incertezza per il proprio futuro. Come è possibile conciliare questa situazione con la promessa fatta dalla Madonna di un periodo di pace dopo la Consacrazione della Russia?
LA CONSACRAZIONE DELLA RUSSIA – Per molto tempo la pratica della Consacrazione della Russia viene considerata dal Vaticano una richiesta imbarazzante perché implicherebbe ingerenze in uno stato straniero che dai tempi della rivoluzione ha vietato qualsiasi forma di culto religioso. 


Il 31 ottobre 1942, durante la Seconda Guerra Mondiale, Pio XII in un radiomessaggio consacra alla Madonna i popoli che "professano per Voi singolare devozione, e presso i quali non c’era casa ove non si tenesse in onore la vostra veneranda icona". Si tratta forse di un modo indiretto di seguire le indicazioni che venivano da Fatima? 



Per Suor Lucia questa consacrazione non è però valida perché risulta mancante di una condizione che lei stessa riteneva indispensabile: il Papa consacrasse la Russia in unione con tutti i vescovi.



LA CONSACRAZIONE DEL 1984 È L'UNICA VALIDA – 



Passano vent'anni e durante il Concilio Vaticano II numerosi partecipanti chiedono a Paolo VI di esaudire la richiesta di Suor Lucia. Papa Montini però non vuole creare motivi di scontro con l'Est europeo e non dà corso alla richiesta. Giovanni Paolo II, il Papa venuto dall'Est, esordisce invece con toni assai decisi: «Non esiste più la Chiesa del silenzio perché parla con la mia voce». Si tratta di un vero e proprio scossone per i paesi comunisti. 

Il 13 maggio 1982 a Fatima, ad un anno esatto dall'attentato, Papa Wojtyla consacra il mondo intero alla Madonna, ma Suor Lucia ancora una volta non è soddisfatta perché è mancata la partecipazione dei vescovi non avvertiti in tempo. 
Forse anche il grande Giovanni Paolo II si è dovuto piegare alle esigenze della prudente diplomazia vaticana? Il 25 marzo 1984 a Roma, davanti alla statua della Madonna fatta arrivare da Fatima, il rito viene ripetuto in comunione con tutti i vescovi.


“AVE MARIA VIRGO POTENS!”


Purità nei pensieri, purità di parole, purità nelle opere

AVE MARIA PURISSIMA!
Senza peccato originale concepita!


16.X: Festa di MARIA SANTISSIMA DELLA PURITA'

"Ti saluto, o Maria Immacolata, Figlia dell'eterno Padre, e ti prego di darmi la purità nei pensieri" 

"Ti saluto, o Maria Immacolata, Madre dell'eterno Figlio, e ti prego di darmi la purità di parole


"Ti saluto, o Maria Immacolata, Sposa dello Spirito Santo, e ti prego di darmi la purità nelle opere


<<Le DUE TRINITA'>>







Sia gloria 
al Padre e al Figlio e allo Spirito Santo, 
per l'Immacolato Cuore di Maria!


ORAZIONE DI S. BONAVENTURA






ORAZIONE DI S. BONAVENTURA.17

"O Gesù che per me non avete perdonato a voi stesso, imprimete in me la vostra Passione, acciocché io dove mi volti, miri le vostre piaghe e non trovi altro riposo che in voi e nel meditare le vostre pene. Amen".




17 
“Domine Iesu Christe, cor meum tuis vulneribus saucia, et tuo sanguine inebria animam meam, ut quocumque me vertam semper te videam crucifixum... ut sic in te totus tendens, nihil praeter te valeam invenire, nihil nisi tua vulnera valeam intueri. Haec mihi consolatio, tecum, mi Domine, vulnerari, haec intima sit mihi afflictio sub te aliquid meditari. Non quiescat cor meum, bone Iesu, donec inveniat te centrum suum... Amen.” 

Stimulus amoris, pars 1, post caput 2. Inter Opera S. Bonaventurae, VII, p. 196. Lugduni (post editiones Vaticanam et Germanicam), 1668. - Vedi Appendice, 2, 5°.

Catecismo para niños
<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>