sabato 26 maggio 2012

***** SOBRE MARÍA VALTORTA : El Nihil Obstat e Imprimatur



Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu amadísima Esposa


Nihil Obstat e Imprimatur al Poema de El Hombre Dios .
Aprobación formal otorgada por el Obispo Roman Danylak en la Ciudad de Roma, el 13 de febrero de 2002


Monseñor Danylak dijo en su escrito de otorgamiento de Nihil Obstat e Imprimátur al Poema de El Hombre Dios (aprobación de la obra y de la publicación, respectivamente):
“Digo que no hay nada objetable en el Poema de El Hombre-Dios y en todos los demás escritos de Valtorta en lo que respecta a la fe y la moral”.


    Bishop Roman Danylak

Titular Bishop of Nyssa
Parrocchia degli Ss. Sergio e Bacco
Piazza della Madonna dei Monti, 3
00184 Roma Italia


El Nihil Obstat e Imprimatur, con los que la Iglesia Católica respalda los libros religiosos, era y es una prueba de la
ortodoxia de la doctrina que se le otorga a un libro. Esta autorización no necesariamente transmite las opiniones y
convicciones personales, tanto del delegado sacerdote/teólogo censor, quien da su Nihil Obstat, o del obispo, que concede
el permiso para imprimir el libro. Es una garantía de que no hay nada contra la fe Cristiana Católica y la doctrina moral.
Esta práctica ha servido bien a las necesidades de los fieles. Sin embargo, ha habido abusos en la historia pasada. Hemos
oído historias de eclesiásticos católicos (obispos, sacerdotes y teólogos) quienes prohibieron libros, incluso acusaron de
herejía a hombres y mujeres, quienes fueron quemados en la hoguera. Tenemos los ejemplos de santa Juana de Arco y
Savonarola, los cuales fueron quemados en la hoguera por cargos de herejía. Igualmente hay historias de la Inquisición
española. Otros dos santos, teólogos y místicos: santo Tomás de Aquino y el santo padre Pío de Pietrelcina, fueron
acosados por sus superiores eclesiásticos, con acusaciones de herejía (el primero) y de histeria (el segundo). Al final, la
Iglesia los reconoció como santos. Hay hechos similares en nuestros días. Celosos cazadores de brujas, con la intención de
defender la pureza de la doctrina, denuncian los escritos no tan sólo de los sospechosos teólogos modernistas sino
también hasta de gente devota, cuyos escritos o afirmaciones sobre mensajes celestiales, no se ajustan a su particular
esquema mental. Acusaciones de alucinación y cualquier otra cosa. Varios nombres acuden a mi mente. Luisa Piccarreta,
Concepción Cabrera de Armida (Conchita), María Valtorta, Julia Kim y otras. En otras épocas hemos tenido también a la
venerable María de Ágreda y la bienaventurada Catalina Emerich.

Algunos teólogos y obispos tienen problemas con los
fenómenos sobrenaturales.

Quiero señalar varias cuestiones relacionadas con la vida y los escritos de una de ellas: María Valtorta. Ella nació en
Caserta, Italia en 1897 y falleció en Viareggio en 1961. Estuvo encamada desde abril del año 1934, después de un ataque
irracional hecho por un muchacho callejero que golpeó su columna con una barra de fierro. El Señor aceptó su ofrecimiento
de llevar su cruz unida a Su pasión. Ella se convirtió en un alma victima. Jesús recompensó su sufrimiento generoso, con
gracias innumerables. La hizo su escribiente. Él le dictó y reveló la historia de su vida, muerte y resurrección, así como la
de su Madre y de la Iglesia naciente, en una serie de revelaciones privadas que empezaron en 1943 y continuaron hasta
1954. Así como lo hizo con otras almas santas, tenía el propósito de concederle los estigmas visibles de Su Pasión. Sin
embargo, Él respetó la humilde declinación de María Valtorta, quien le pidió que las señales de su pasión permanecieran
invisibles para el mundo exterior. En los últimos años de su vida ella quedó totalmente ensimismada interiormente. Con
todo, su producción literaria en los 12 años entre 1943 y 1954, llenó muchos volúmenes.
María, fiel a Cristo y a su Iglesia, estuvo en total obediencia a las leyes y reglas de la Iglesia Católica. Nada debía ser
impreso sin aprobación eclesiástica. A pesar de esta insistencia, su director espiritual fray Migliorini y el primer editor de
sus escritos, Michael Pisani, empezaron a divulgar fragmentos de los escritos. Posteriormente, tres padres Siervos de María,
presentaron al Papa Pío XII copias mecanografiadas del primer volumen de El Poema del Hombre-Dios. El Papa les dijo:
Publíquenlo sin añadir ni quitar nada .
Más tarde M. Pisani, publicó los primeros volúmenes de Valtorta sobre la Vida de Cristo: El Poema del Hombre-Dios sin
la aprobación del obispo local. Celosos eclesiásticos informaron a sus superiores de este hecho. Así, El Poema del
Hombre-Dios fue incluido en el índice de libros prohibidos, no por contener errores doctrinales, sino porque fue impreso
sin solicitar el requerido Nihil obstat e Imprimatur.

El Poema del Hombre-Dios , como es su título en la actual traducción al inglés, o El Evangelio como me ha sido
revelado , como es conocido en las siguientes ediciones en italiano, está en su cuarta edición. Ha sido traducido a muchos
otros idiomas. 
El Cardenal Ratzinger, en cartas privadas ha reconocido que la obra está libre de errores en doctrina y moral.

 La Conferencia de Obispos Italianos, ha reconocido lo mismo en la correspondencia con el actual editor, Dr. Emilio Pisani.

El Papa Pablo VI, eliminó la Institución del Índice de Libros Prohibidos en 1965/6.  La aprobación previa de escritos
conteniendo nuevas revelaciones ya no es necesaria. Los autores y editores deben someter su juicio relativo a las
pretendidas revelaciones, al último juicio de la Iglesia, sin hacer afirmaciones sobre su veracidad. Esta regla es retroactiva y
abarca las anteriores revelaciones si no hay nada contrario a la fe y a la moral. A pesar de esto, eslabonando una comedia
de errores, algunos de estos mismos eclesiásticos, ahora ignoran la regla de la ley del Canon, y continúan condenando los
escritos de María Valtorta.

El tema central es este: ¿Hay algo contra la fe o la moral en sus escritos? De mala gana, todos sus críticos han reconocido
que no hay nada contra la fe y la moral. El viejo Índice deLibros Prohibidos ha sido eliminado. 

A pesar de esto,
ostentándose como católicos, algunos teólogos, sacerdotes, sitios de la web, periódicos y hasta programas de radio, insisten
en desenterrar el viejo esqueleto de la original condena de la Congregación para la Doctrina de la fe de 1958. No solamente
es una mala erudición: francamente es inmoral y pecaminoso continuar levantando dedos acusadores contra este regalo del
cielo a la fiel servidora de Dios y alma víctima: María Valtorta.

La anterior introducción ha resultado un poco larga para mi intención original: Presentar una carta de aprobación, un Nihil Obstat, Imprimatur y además un testimonio a este sitio de internet de un monje católico, sobre los escritos de María
Valtorta. No tan sólo estoy diciendo que no hay nada objetable en El Poema del Hombre-Dios y todos los demás escritos
de Valtorta, en lo que se refiere a la fe y la moral.

También recomiendo el trabajo de selección que este monje ha hecho,
recopilando los escritos de varios teólogos como fray Karl Rahner sobre el significado de las revelaciones privadas, y de
otros muchos que han dado testimonios sobre los escritos de María Valtorta, así como los comentarios teológicos y escritos
de su último director espiritual, fray Corrado Berti; y de otros numerosos testimonios y estudios de varios aspectos de los
escritos de María Valtorta. 

También hay expertos bíblicos, geógrafos de Tierra Santa, teólogos, prelados y científicos,
abogados consistoriales, quienes conocieron y visitaron a María Valtorta en el tiempo de su vida. Además presenta el
testimonio del venerable fray Gabriel Allegra, OFM, exégeta bíblico y misionero; y la selección erudita del actual editor de
las obras, Dr. Emilio Pisani, que ha recopilado todos los argumentos, en pro y contra, sobre los escritos de María Valtorta.
Vale la pena visitar este sitio de internet varias veces, tanto para los que ya han adquirido los escritos de María Valtorta, así
como los que todavía no hayan leído la vida de Cristo y de su Bienaventurada Madre, y, especialmente, aquellos que
quieren seguirle lanzando piedras. [!!!!!!]

Fechado en Roma, Italia, el 13 de febrero de 2002
Obispo Roman Danylak,
http://www.heartofjesus.ca
+Roman Danylak, obispo.

Responsable de la traducción al español: Teodoro García Maldonado. e mail: ted@mx.inter.net

DEO GRATIAS et B. V. M. IMMACULATÆ!

*
Maria Mater gratiæ,
Dulcis Parens clementiæ,
Tu nos ab hoste protege,
Et mortis hora suscipe.

Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu amadísima Esposa

PENTECOSTES 2012 "...Vamos a predicar al Señor, para que sean manifiestas sus obras y palabras entre los pueblos" ordena Pedro con un impulso sobrenatural. "¡Vamos! ¡Vamos! El Espíritu de Dios arde en mí" dice Santiago de Alfeo. "Nos empuja a obrar. ¡Todos! ¡Vayamos a evangelizar a las gentes"."



DESCIENDE EL ESPÍRITU SANTO


Están tan solo los doce y la Virgen María
en la sala donde se celebró la Cena.

En el Cenáculo no se oye ningún ruido, ninguna voz. Tampoco se ve ninguno de los discípulos, por lo menos así lo creo y puedo hasta afirmar que en las otras habitaciones no hay nadie. Están tan solo los doce y la Virgen María en la sala donde se celebró la Cena.
Parece hasta más amplia, porque el ajuar ha sido colocado de manera diversa. El centro está libre como lo están dos paredes. Contra la tercera está recargado el tablón que se empleó para la cena, y entre la pared, lo mismo que entre los lados más angostos de la mesa, se han colocado los lechos-asientos, usados en la Cena y el banquito que usó Jesús para lavar los pies. Pero los lechos-asientos que estaban verticalmente a la mesa no están más, sino paralelamente, de modo que los apóstoles pueden sentarse sin ocuparlos todos, aun dejando un asiento, el único vertical a la mesa, que ocupa la Virgen bendita, que está en el centro de la mesa, lugar que Jesús ocupó en la Cena.
Sobre la mesa no hay nada, como tampoco sobre los armarios. En las paredes no se ve ningún adorno. Tan sólo está la gran lámpara en que arde sólo la mecha central, las demás están apagadas.
Las ventanas están cerradas con la barra. Un rayo de luz se filtra y baja cual larga y sutil aguja sobre el pavimento donde juguetea.


La Virgen, sentada en su lecho-asiento, tiene
a Pedro a la derecha, y a su izquierda a Juan

La Virgen, sentada en su lecho-asiento, tiene a Pedro a la derecha, y a su izquierda a Juan. Matías, el nuevo apóstol, está entre Santiago de Alfeo y Tadeo. Delante de la Virgen hay una especie de cofre largo y bajo de madera oscura, que está cerrado.
María trae un vestido de color azul oscuro. Cubre su cabeza un velo blanco y sobre él la extremidad de su manto. Todos los demás están con la cabeza descubierta.
María lee lentamente en voz alta. Pero como la luz que le llega es tan poca, creo que más que leer, recita de memoria lo que está escrito en el rollo. Los demás la siguen en silencio, meditando. De cuando en cuando, según el caso, responden.
María tiene su rostro transformado por una sonrisa extática. Quien sabe qué cosa esté viendo, que da tal brillo a sus ojos que parecen dos claras estrellas, y que le tiñe de arrebol sus mejillas de marfil, como si sobre él se reflejase una llama de color rosa. En verdad que es la Rosa mística.
Los apóstoles extienden sus cuello para ver su rostro, mientras Ella dulcemente sonríe, lee, parece su voz el cántico de un ángel. Pedro se conmueve tanto que dos lágrimas se asoman por sus ojos, y por una arruga que tiene al lado de la nariz, van a perderse en la maraña de su barba. Juan parece reflejar la sonrisa virginal, y se enciende su cara de amor, mientras sigue con la mirada lo que la Virgen lee en el rollo, y cuando le presenta otro, la mira y sonríe.
La lectura ha terminado. No se oye la voz de María, como tampoco el ruido de los pergaminos que se desenvuelven o vuelven a enrollarse. María se recoge en oración secreta. Une sus manos junto al pecho y apoya la cabeza contra el cofre. Los apóstoles la imitan...


Un sonido fortísimo resuena de improviso en el
silencio matinal Cada vez más armonioso
y fuerte se acerca

Un sonido fortísimo, armónico, como si procediera al mismo tiempo del viento y de un arpa, algo como sonido humano y bello, resuena de improviso en el silencio matinal. Cada vez más armonioso y fuerte se acerca. Llena con sus vibraciones la tierra, las propaga, llena con ellas la casa, las paredes, los utensilios. La llama de la lámpara suena al contacto del sonido sobrenatural que las mueve.
Los apóstoles, sin caer en la cuenta de lo que sucede, levantan la cabeza, y como ese fragor bellísimo, en el que están todas las notas más bellas que Dios haya dado al cielo y a la tierra, se acerca cada vez más, algunos se levantan como para escapar, otros se encogen en sus asientos, cubriéndose la cabeza con las manos y el manto, o se golpean el pecho en señal de pedir perdón, otros se estrechan a la Virgen, sin perder la reverencia que hacia ella siempre tienen. Juan es el único que no se espanta pues ve la paz luminosa de alegría que se dibuja en el rostro de la Virgen, que sonriente levanta su cabeza a algo conocido, y luego cae de rodillas abriendo los brazos. Las dos extremidades azules de su manto llegan a Pedro y a Juan, que la han imitado en arrodillarse. Lo que he descrito en segundos, ha sucedido en un instante.


Y ahora la Luz, el Fuego, el Espíritu Santo
entra con último fragor melodioso,
en forma de globo brillantísimo,
y se queda como suspenso por un instante
sobre la cabeza de la Virgen
el Globo santísimo se divide en trece llamas
de color rosa, brillantísimas, de una luz
indescriptible y luego desciende a lamer
la frente de cada apóstol.

Y ahora la Luz, el Fuego, el Espíritu Santo entra con último fragor melodioso, en forma de globo brillantísimo, ardentísimo en la sala cerrada, sin que puerta o ventana se hayan abierto, y se queda como suspenso por un instante sobre la cabeza de la Virgen, a unos tres palmos de su cabeza, descubierta, porque al ver al Fuego Paráclito, levantó los brazos como para invocarlo, y echó su cabeza hacia atrás con un grito de alegría, con una sonrisa de un amor indescriptible. Después de aquel instante en que el Fuego del Espíritu Santo se cernió sobre la Virgen, el Globo santísimo se divide en trece llamas de color rosa, brillantísimas, de una luz indescriptible y luego desciende a lamer la frente de cada apóstol.


Pero la llama que baja sobre María no es una
lengüeta de fuego que le bese la frente, sino una
corona que la ciñe, que le rodea su cuerpo virginal

Pero la llama que baja sobre María no es una lengüeta de fuego que le bese la frente, sino una corona que la ciñe, que le rodea su cuerpo virginal, que la corona a Ella, la Reina, la Hija, la Madre de Dios, la Virgen incorruptible, la toda Bella, la eterna Mujer a quien Dios amó, la agraciada Doncella, que ninguna cosa puede ajar. Ella que cuando llegó la pasión, pareció que su cuerpo envejecía, después de haber resucitado su Hijo, ha vestido nuevamente de esa eterna primavera que la hace siempre cada vez más joven, más bella en sus miradas, en su andar... que empieza como a gozar de anticipo de la belleza que su cuerpo glorioso tendrá después de su Asunción bendita.
Las llamas del Espíritu Santo rodean la cabeza de la Virgen. ¿Qué le habrá dicho? ¡Misterio! El rostro bendito está transfigurado con una alegría sobrenatural, y ríe con la sonrisa de los serafines mientras lágrimas, hinchadas de felicidad, cual diamantes bajan por sus mejillas.
El Fuego permanece por algunos instantes... Luego desaparece... Sólo queda de Él una fragancia que ninguna flor terrena posee... El perfume del Paraíso...
Los apóstoles vuelven en sí...
María permanece en su éxtasis. Junta sus brazos sobre su pecho, cierra los ojos, baja la cabeza... continúa su coloquio con Dios... insensible a todo...
Nadie se atreve a turbarla.


Juan, señalándola, dice: "Es el altar.
Sobre su gloria se ha posado la Gloria del Señor."


Juan, señalándola, dice: "Es el altar. Sobre su gloria se ha posado la Gloria del Señor."
"No turbemos su alegría. Vamos a predicar al Señor, para que sean manifiestas sus obras y palabras entre los pueblos" ordena Pedro con un impulso sobrenatural.
"¡Vamos! ¡Vamos! El Espíritu de Dios arde en mí" dice Santiago de Alfeo.
"Nos empuja a obrar. ¡Todos! ¡Vayamos a evangelizar a las gentes"."
Salen como si un viento o una fuerza los empujase.
XI. 819-822

A. M. D. G.

La vita di San Filippo Neri




I veri servi di Dio hanno la vita in pazienza 
e la morte in desiderio.
Vita di San Filippo Neri
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La vita di San Filippo Neri

Filippo Neri nasce a Firenze il 21 luglio 1515. La famiglia Neri, pur avendo conosciuto una certa importanza, al momento della nascita di Filippo, viveva in modesto stato economico; per il suo carattere altruista, allegro, vivace e gentile, Filippo si meritò l’appellativo di "Pippo il buono".
Dal padre ricevette la prima istruzione, ed ereditò la passione per i libri e per la lettura; la formazione religiosa di Filippo avvenne nel convento dei Domenicani di San Marco dove era molto sentita la dottrina di Girolamo Savonarola.
Intorno ai diciotto anni, su consiglio del padre, si recò da un cugino, avviato commerciante senza figli, a San Germano, l'attuale Cassino, ma la marcatura non rappresentava la sua vocazione, tanto che durò pochissimo tempo, e neppure le prospettive di un'agiata situazione economica, o l’affetto della nuova famiglia, riuscirono a trattenerlo.
Ben presto si trasferì a Roma, dove giunse come pellegrino nel 1534; fu ospitato nella casa di Galeotto Caccia, uomo d’affari fiorentino per il quale Filippo assunse l’incarico di precettore dei figli.
Gli studi teologici e filosofici lo attraggono enormemente, ma è attratto ancora di più dalla vita contemplativa che gli impedisce talvolta di concentrarsi sugli argomenti delle lezioni.
La sua intensissima vita contemplativa era unita ad un’altra, altrettanto intensa attività, da laico, di apostolato nelle piazze e per le vie della nuova Roma dei giovani di strada, degli artigiani e commercianti, degli uomini d'affari, dei Banchi, di carità presso gli Ospedali degli incurabili, di partecipazione alla vita di alcune confraternite come ad esempio quella della SS. Trinità dedicata all’assistenza dei Pellegrini, di cui fu il principale artefice insieme al suo confessore e padre spirituale Persiano Rosa.
Fu ordinato sacerdote il 23 maggio del 1551, a trentasei anni, dopo aver ricevuto, in pochi mesi, gli ordini minori e maggiori, continuando da sacerdote l'intensa vita apostolica già vissuta da laico.
Andò ad abitare con altri sacerdoti secolari nella Casa di San Girolamo entrando così a far parte di un centro di spiritualità per grandi ceti popolari e poi, grazie anche allo sviluppo della riforma tridentina, per uomini di Curia, prelati, nonché appartenenti all'alta finanza e al patriziato.
Qui Filippo, iniziò, nella sua piccola camera quegli incontri di meditazione, di dialogo spirituale, di preghiera, che, tra il 1553 e il 1555, cominciarono a prendere una fisionomia di riunioni; per il crescente numero di persone che partecipavano ai suoi incontri, Filippo ottenne, dalla Confraternita della Carità, di poter utilizzare un locale sopra una navata della chiesa. Furono questi incontri che diedero luogo alla costituzione dell'Oratorio.
Nel 1564 i discepoli di Filippo accettarono di andare ad abitare a San Giovanni dei Fiorentini di cui Filippo aveva dovuto accettare la responsabilità. La piccola comunità costituitasi intorno a Filippo, sorta come comunità senza vincoli di voti, divenne sempre più vasta e le riunioni dell’Oratorio ebbero un successo sempre maggiore.
A questo successo, corrispose una notevole diffidenza, tanto che ci furono inchieste da parte del vicariato romano e dell'Inquisizione che no riuscivano a comprendere questo metodo di ragionamenti spirituali, che prevedeva la partecipazione dei laici, e che cercava nuovi spazi per il raggiungimento della perfezione clericale e laicale, oltre i canali consueti. Queste inchieste si conclusero nel nulla e anzi l'influsso di Filippo e del suo gruppo divenne sempre più forte anche nell'ambiente curiale.
Il 15 luglio 1575 fu affidata a Filippo ed ai suoi preti, da Papa Gregorio XIII, la piccola e fatiscente chiesa di S. Maria in Vallicella e, con la Bolla "Copiosus in misericordia" il Papa riconobbe la nuova comunità. La vecchia chiesetta venne abbattuta, e in due anni fu edificata la nuova che ancora oggi possiamo ammirare.
Filippo, nonostante avesse continuato a vivere nell'amata cameretta di San Girolamo fino al 1583, rimase capo carismatico della sua comunità, diventando riferimento e consigliere di prelati, cardinali e anche dei pontefici.
Nel 1593, in seguito ad una dolorosa e lunga malattia (aveva già 78 anni), diede le dimissioni dalla funzione di preposto della congregazione. Morì, all'età di ottant'anni, il 26 maggio 1595, amato dai suoi e da tutti coloro che lo avevano conosciuto durante il suo apostolato a Roma.
Durante i suoi quarantaquattro di vita sacerdotale ricevette il titolo, fino ad allora riservato a Pietro e Paolo di "Apostolo di Roma"

L’ORATORIO

L'oratorio, nato dalle riunioni pomeridiane nella stanzetta di Filippo presso S. Girolamo, nel 1552, si allargò trasferendosi dapprima in un granaio-deposito sopra la stessa chiesa di S. Girolamo, poi in un locale attiguo alla chiesa di S. Giovanni in riva al Tevere e infine alla Vallicella, attirando persone di ogni estrazione sociale.
Deve il suo successo alla capacità di Filippo di adattare gli incontri ai vari livelli di cultura dei partecipanti: durante le due ore e più della durata delle riunioni, tutti erano liberi di entrare e uscire a seconda delle possibilità e degli interessi; di solito gli incontri iniziavano con la lettura di libri devoti e delle vite di santi, poi avevano luogo i sermoni (quattro nel periodo di massimo splendore), poi musiche e canti con la partecipazione di amici musici alcuni dei quali pubblicarono le loro laudi composte proprio per l'oratorio.
Un breve intervento di padre Filippo e le preghiere finali concludevano l'incontro. Ben presto, alla sera, cominciò a riunirsi un gruppo più ristretto per altre preghiere e meditazioni e da questo oratorio «piccolo» nacque la comunità di S. Giovanni dei Fiorentini, che, pur dando vita ad alcune regole elementari per la vita quotidiana ancora non costituì un ordine religioso vero e proprio.
Filippo, dal canto suo, non volle mai costituire formalmente un nuovo ordine religioso, sia per la sua inclinazione naturale alla libertà, sia per la precisa scelta di non creare un corpo separato dal popolo cristiano.
Nonostante il riconoscimento della sua congregazione da parte di Gregorio XIII con la bolla del 1575, che prevedeva la stesura di regole, Filippo rinviò di anno in anno il problema, fino al1582-1583 quando iniziò ad elaborare una prima bozza, poi nel 1588 fu steso un secondo testo e nel1595-1596 un terzo con un numero minimo di regole di vita comune per la convivenza, basate sul consenso e sul mantenimento di una larga sfera di libertà personale.
Fu questa fermezza di Filippo che portò, negli anni '70 ad un primo attrito con Carlo Borromeo che voleva inserire i “filippini” nelle strutture diocesane di Milano, tanto che, al netto rifiuto di Filippo che nel 1576 ritirò i quattro sacerdoti che aveva inviato a Milano, Carlo decise di istituire gli oblati di S. Ambrogio, e, negli anni 80 a contrasti anche all'interno della stessa comunità filippina tra i padri romani, legati all'ideale di libertà completa e i padri dell'oratorio di Napoli che sostenevano la necessità di un'organizzazione quasi di tipo monacale.
Al momento della morte di Filippo fu ribadito il principio del rifiuto dei voti, accolto anche nelle Costituzioni della congregazione approvate da Papa Paolo V il 24 febbraio 1612 con il breve “Christifidelium” raggiungendo un difficile equilibrio tra le necessità di tipo istituzionale e l'ideale filippino della libertà fondamento delle comunità oratoriane sino ai nostri giorni.

IL CULTO

Il culto per San Filippo che si diffuse immediatamente dopo la sua morte, con l'ampliarsi della devozione e l'attribuzione al santo di innumerevoli miracoli, sembra la diretta continuazione della venerazione di cui godeva quando era ancora in vita unita alla fama delle virtù e delle capacità taumaturgiche che avevano circondato la sua persona.
Il processo canonico, iniziato subito dopo la sua morte, si concluse nel 1615 con la beatificazione; mentre la canonizzazione avvenne nel 1622.
L’immagine tradizionale di Filippo Neri è quella dell'uomo sereno, gioioso, nel quale autorità e libertà di spirito, pietà e partecipazione alle gioie e ai dolori quotidiani della vita, sono fusi in modo armonico e nel quale l'amore di Dio, del prossimo, degli animali, della natura erano uniti in un'innocenza mantenuta nella sua freschezza sino alla vecchiaia.
Eppure, la sua semplicità e il suo stesso carattere burlone, servivano a coprire le tensioni che, spesso, caratterizzavano un impegno totale al servizio di Dio e del prossimo, che si esternava con le penitenze e il continuo impegno nelle opere di carità da parte sua e dei suoi discepoli.
Per cercare di chiarire meglio, e, nello stesso tempo inserire nel contesto storico, il pensiero di Filippo, si può dire che il suo messaggio fosse quello di una santità antieroica, di una perfezione della vita spirituale che può essere raggiunta da chiunque in ogni stato di vita, dall'artigiano al curiale, dal padre di famiglia al prelato, senza separarsi dal mondo ma attraverso l'esercizio delle virtù elementari della carità, della semplicità, della pazienza, attraverso l'accettazione gioiosa delle sofferenze e della morte stessa, vista come compimento e perfezione della natura umana.
Di qui il famoso e continuo richiamo all’allegria, alla cura della salute, dell'equilibro psichico, vivendo queste pratiche in modo del tutto originale e antitetico per i suoi tempi, ma con in fondo la convinzione precisa che la riforma della Chiesa e di Roma, non potevano nascere dal costituirsi di un clero secolare regolare che nasceva come ceto separato, ma da un rinnovamento complessivo del popolo cristiano nelle sue strutture storiche concrete, nella sua modernità: di qui l'interesse di Filippo per i meccanismi della vita economica, della vita cortigiana e di quella produttiva.



vedi anche: http://www.oratoriosanfilippo.org/sermone-baronio.pdf 


NOS CUM PROLE PIA
BENEDICAT VIRGO MARIA

La banalità di questo tempo...


Applausi ai funerali: la banalità di un tempo che ignora il Dies irae




Sulle probabili origini di un discutibile uso
di Paolo Zolli.


*
“Vieni, Spirito Santo, vieni
per mezzo della potente intercessione
del Cuore Immacolato di Maria ,
tua amatissima Sposa”

UNA RIFORMA PRECONCILIARE: L'abolizione della Veglia di Pentecoste



Una riforma preconciliare
L'abolizione della Veglia di Pentecoste
Mons. Gromier: "Si fa mentire il messale nel Canone"
di Francesco G. Tolloi


"La Vigilia di Pentecoste non ha più nulla del suo carattere battesimale, divenuta un giorno come un altro facendo mentire il messale nel Canone. Tale vigilia era un vicino imbarazzante, un rivale temibile (della veglia del Sabato Santo, ndr). La posterità istruita sarà probabilmente più severa di quanto non lo sia l'opinione attuale a riguardo dei pastorali".

Con queste parole monsignor Léon Gromier, durante una conferenza tenutasi a Parigi nel 1960, stigmatizzava l'abolizione della liturgia vigiliare di Pentecoste (tradizionalmente strutturata al modo del Sabato Santo) a conseguenza dell'instaurazione del nuovo Ordo della Settimana Santa promulgato nel 1955. Il prelato francese, consultore della Sacra Congregazione dei Riti, mette a nudo una contraddizione che viene ad aprirsi con l'abolizione della veglia: all'Hanc igitur il sacerdote "mente" riferendosi a coloro i quali regenerare dignatus es ex aqua et Spiritu Sancto. Dette parole alludono, con nitore e tutta evidenza, a una liturgia di carattere battesimale che mette in stretta relazione la vigilia di Pentecoste con quella di Pasqua: la stessa rubrica relativa all'Hanc igitur viene a far luce in tal senso. Il testo proprio si adopererà dalla messa della Veglia pasquale al Sabato in Albis, nonché dalla Vigilia di Pentecoste al Sabato seguente (delle Quattro Tempora). La rubrica del messale nell'edizione sesta dopo la tipica del 1920, approvata l'8 settembre 1952, ce lo viene a chiarire più precisamente, individuandone la collocazione specifica nelle messe che si celebrano dell'Ottava o in cui si faccia commemorazione dell'Ottava in questione. Nell'edizione tipica del 1962, l'Hanc igitur proprio è ancora mantenuto per Pentecoste, la sua Vigilia e la sua Ottava, anche se la veglia battesimale, e quindi il battesimo, di cui parla la formula, non c'è più.
La riflessione di monsignor Gromier apre interessanti spunti e indirizzi di ricerca che dovrebbero aiutare, e anzi spronare, coloro i quali "si sentono legati alle antiche forme del rito romano" a superare gli schemi che individuano uno status quo del rito romano all'apertura del Concilio Vaticano II, e ne contrappongono un altro, posteriore e successivo, quasi opposti. In realtà una seria ricerca dovrebbe essere intrapresa proprio in quella che qui definiremo "riforma prima della riforma" che si delinea soprattutto negli anni cinquanta del declinato secolo. Da un'analisi attenta di queste riforme potremo senz'altro mutuare dati imprescindibili che ci permetteranno di far chiarezza e di orientarci a un'importante riflessione indirizzata a rispondere a una domanda di non poca complessità: fino a che punto delle riforme serbiamo un rito romano tradizionale vero e proprio? Solo con queste analisi, condotte senza pregiudizio di sorta, potremo riappropriarci con piena coscienza del rito che amiamo e di cui perseguiamo il libero uso.


IL MESSALE DEL 1920 (ED. VI 1952)
In Paschate et in Pentecoste tantum, tenens manus expansas super oblata, dicit :
Hanc ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et cunctæ famíliæ tuæ, quam tibi offérimus pro his quoque, quos regeneráre dignátus es ex aqua, et Spíritu Sancto, tríbuens eis remissiónem ómnium peccatórum, quaésumus, Dómine, ut placátus accípias : diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum júbeas grege numerári. Jungit manus. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

Sic dicitur a Sabbato sancto usque ad Sabbatum in Albis inclusive in omnibus Missis, quæ de Octava celebrentur, aut cum ejus Commemoratione habeantur; et a Vigilia Pentecostes usque ad Sabbatum Quatuor Temporum inclusive in omnibus Missis, quæ de Vigilia vel de Octava celebrentur, aut cum alterutrius Commemoratione habeantur.
da Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restitutum Summorum Pontificum cura recognitum, editio sexta post typicam, Typis Polyglottis Vaticanis, 1954, p. 315.
IL MESSALE DEL 1962
A MISSA VIGILIÆ PASCHALIS usque ad sabbatum in albis et a VIGILIA PENTECOSTES usque ad sequens sabbatum.

Hanc
ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et cunctæ famíliæ tuæ, quam tibi offérimus pro his quoque, quos regeneráre dignátus es ex aqua et Spíritu Sancto, tríbuens eis remissiónem ómnium peccatórum, quaésumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum iúbeas grege numerári. Iungit manus. Per Christum Dóminum nostrum. Amen
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da Missale Romanum ex Decreto SS. Concilii Tridentini restitutum Summorum Pontificum cura recognitum, editio typica (rist. C. Johnson-A. Ward edd., Missale Romanum anno 1962 promulgatum, Roma, CLV-Edizioni Liturgiche, 1994), p. 305 (n. 1099).
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 DEUS MEUS ET OMNIA