En la fecundación artificial no hay alma
Me gustaría entender por qué la fecundación artificial no permite la encarnación de un alma en el cuerpo engendrado. ¿Es porque Dios así lo quiere? ¿Hay algún otro motivo?
Respuesta:
Dios, al formar la naturaleza humana, puso en ella, inscrita en su ser, un orden natural, una ley de la naturaleza, que no nace del pensamiento humano ni puede ser cambiado ni por la mente humana ni por la voluntad humana. Y, por lo tanto, qué clase de hombre pertenece a la naturaleza humana no lo decide ni la ciencia humana ni la técnica humana. El hombre es un ser compuesto de alma, espíritu y cuerpo. Para pertenecer a la naturaleza humana tienen que entrar en juego estas tres cosas. El ser humano no tiene capacidad de crearse a sí mismo, sino que está obligado a seguir las leyes de Dios si quiere ser hombre, engendrar un hombre y obrar como hombre. La humanidad que Dios quiere nace de la obra sexual del hombre y de la mujer, no surge del arbitrio de los hombres.
Esto que es esencial, la base de todo, muchas personas no lo comprenden, porque están fascinadas por lo artificial, por el mal llamado avance científico y técnico, propio de nuestros días.
La obra sexual del varón exige un alma:
Un hombre nace de la obra de un varón dentro de una mujer. Un hombre no nace de la sola unión del esperma y del óvulo.
El origen del ser humano está en la obra sexual del varón, no en la obra biológica del esperma. Así, un varón es el que llama a un alma a encarnarse. No es la mujer la que exige la encarnación de un alma.
Y depende si el hombre entró en la mujer -conforme o no a la Voluntad de Dios- así bajará -al cuerpo que se concibe en el seno de la mujer- un alma u otra. Así el primer hombre, fuera de la Voluntad de Dios, engendra a Caín al entrar en Eva, es decir llama a un alma -que ya sirve a Satanás- a encarnarse. Cuando, en la Voluntad de Dios, entra en su Mujer, engendra a Abel, es decir, llama a un alma -que ya sirve a Dios- a encarnarse. La obra sexual del varón exige la encarnación del alma. Sin la obra activa del varón nunca se encarnará un alma.
La obra sexual de la mujer exige el espíritu:
Y la obra sexual de la mujer es dar al hijo que ha concebido -en la actuación del varón dentro de ella- el Espíritu de Dios, para que ese hijo sea Hijo de Dios, es decir pertenezca a la Familia Divina.
Por tanto, Eva dio al hijo, que concibió del primer hombre, el espíritu del demonio (Eva carecía del Espíritu de Dios, pues era un animal prehumano). Y la Primera Mujer dio al hijo, que concebió del primer hombre, el Espíritu de Dios.
Por el pecado original, la mujer da el espíritu del demonio. Y, por eso, todo hombre que nace está poseido, en su cuerpo, -en mayor o menor grado- del demonio.
La obra de los gametos masculino y femenino exige el cuerpo:
La unión del esperma y del óvulo sólo exige una carne, un cuerpo físico, con un ADN propio, pero no exige ni el alma ni el espíritu. Y, por eso, en toda fecundación artificial se engendra un ser que no pertenece a la naturaleza humana, es decir ese ser no tiene alma ni Espíritu Divino, porque no han obrado activamente -en la concepción- ni el varón ni la mujer. No hubo obra sexual. Sólo han obrado el esperma y el óvulo, que se los ha manipulado para alcanzar una unión no natural, antinatural y artificial. En esa fecundación artificial siempre encarnará un espíritu del Mal en un cuerpo físico de hombre.
2 Replies to “En la fecundación artificial no hay alma”
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AMDG et DVM
El espíritu que toma ese cuerpo, cuyo principio de vida es animal, le pone la inteligencia para aparecer como hombre que tiene inteligencia.