TRIBUTO COTIDIANO
A LA INMACULADA VIRGEN MARIA
Ave
Maria!
Tributo Cotidiano
al Corazón Inmaculato
de la Santísima Virgen María
¡AVE MARIA PURISIMA!
PRESENTACION
Ofreciendo a todos los
devotos de la Santísima Virgen esta bella y eficaz devoción mariana
"Ofrenda Cotidiana..", queremos recordar cuanto - en relación a esta
devoción - escribió el insigne Mariólogo servita P. Gabriel Rosquini
(+8-9-1977) en su obra, "La Virgen según la fe y la teologia":
"Estas son oraciones
llenas de suave unción, extraordinariamente conformes a las necesidades del
Espíritu y las exigencias de una filial piedad hacia nuestra Santísima Madre
Celestial.
"Cuentan como un día
San Vicente Palotti fue invitado a exorcizar un obseso. Movido de divino
instinto, el santo puso sobre la cabeza del obseso el librito "Ofrenda
Cotidiana" que tenía en sus manos y juntos preguntó al demónio:
"<¿Se pudo condenar algún Cristiano que haya sido fiel en rezar esta
Ofrenda Cotidiana"?. El demónio no respondió. No queria contestar, mas el
Santo lo obligó a responder. En él nombre de Dios! y el diablo con voz terrible
le dijo: "¡Nunca! Más bien - llevando al colmo nuestra rabia y
desesperación - también nos está prohibido tentar en la hora de la muerte todos
aquellos que durante su vida fueron fieles a esta devoción".
Seamos, pues,
archidevotísimos de la SS.ma Virgen María, como lo fueron todos los Santos. San
Juan Bosco cuando soñó a Santo Domingo Savio envuelto de gloria celestial le
preguntò:
"¿Qué te hizo más feliz
al momento de la muerte?"
"Lo que más me consolò
fue la presencia de la Madre de Dios. El haber sido devoto de la Virgen
María" fue la sencilla respuesta de aquel discípulo predilecto.
¡Sean por siempre alabados
Jesus y María!
Ofrenda Cotidiana de Oración
a la Inmaculada Virgen María,
Madre de la Divina Gracia,
Rosa Mistica y Puerta del Cielo.
ORACION
Señor Jesucristo, por tu
infinita misericordia, Te rogamos hacernos dignos de alabar con todos los
Santos del Cielo, a la Santísima Virgen María, tu Madre. Concédenos en cada día
ofrecer a su Corazón Inmaculado, nuestra alabanza y nuestras oraciones para
poder vivir y morir santamente en tu amor. Amén.
"Díos Te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el
Fruto de tu vientre, Jesús".
"Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte. Amén".
V. Ilumina mis ojos para no
morir en pecado.
R. Y mi enemigo no pueda
jactarse de haberme vencido.
V. ¡Oh Dios! ayúdame.
R. ¡Señor, sálvame!
V. Gloria al Padre y al Hijo *y al
Espíritu Santo. R. Como
era en principio ahora y siempre *por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre virgen,
Puerta del cielo santa.
Tomando de Gabriel
EI "Ave", Virgen
alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana,
Que quien a Jesús llega
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias.
Amén.
*
Ven Espiritu Santo Ven
por la poderosa intercesiòn
del Corazòn Inmaculato de Marìa
tu Esposa amadisima! (3 v.)
por la poderosa intercesiòn
del Corazòn Inmaculato de Marìa
tu Esposa amadisima! (3 v.)
Corazón Inmaculado de María,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.
¡Dulce Corazón de María!
Sé la salvación del alma mía.
DOMINGO
Oración cotidiana, pág 3 y
4.
Ant. 1. Conforta Virgen María al
alma de quien Te invoca: tu misericordia y tu gracia por todas partes son
ensalzadas.
SALMO 1
Dichoso quien honra tu
nombre, Virgen María, *Tu gracia consolará su espíritu.
Será como un jardín a
orillas del arroyo, *Tu producirás en él frutos de santidad.
Bendita eres tú entre las
mujeres *por la fe y la humildad de tu Corazón.
Tú eres la más bella de
todas las criaturas * y mas santa de los Angeles y Arcàngeles.
Tu misericordia y tu gracia
son ensalzadas en todo lugar, *Dios ha bendecido tus obras.
Gloria...
Ant. Conforta, Virgen
María, el alma de quien Te invoca, tu misericordia y tu gracia son por doquier
ensalzadas.
Ant. 2. Defiéndenos, Madre de
Dios, con tu protección y ampara y conforta nuestra alma.
SALMO 2
¿Por qué se amotinan nuestros
enemigos * y hacen proyectos vanos contra nosotros?
Nos proteja, Madre de Dios,
tu diestra * y cual terrible ejército los destruya.
Acudid a Ella, todas
los que estáis afligidos en tribulaciones, *Ella consolará vuestra alma.
Acercaos a Ella en las
tentaciones * y la serenidad de su rostro os consolará.
BendecidLa con todo el
corazón * porque la tierra está llena de su misericordia.
Gloria...
Ant. Defiéndenos, Madre de
Dios, con tu protección y ampara y conforta nuestra alma.
Ant. 3. Llévame, Madre, al
puerto de salvación, y en el día de la muerte consuela mi alma.
SALMO 3
¿Por qué, Madre, tan numerosos
son mis opresores? * Derríbalos con tu potencia.
Rompe las cadenas de nuestra
impiedad, * alivia las cargas de mis culpas.
Ten misericordia, Madre, y
sana mis enfermedades, * consuela el dolor y la angustia de mi corazón.
No caiga en las manos de mis
enemigos, * ten piedad y alíviame en el día de la muerte.
Llévame al puerto de
salvación * y eleva mi espíritu hacia su Creador.
Gloria…
Ant. Llévame, Madre,
al puerto de salvación y en el día de la muerte consuela mi alma.
Ant. 4. Asístenos, Madre, en la
hora de la muerte y auxilia nuestra alma cuando deje el cuerpo.
SALMO 19
Escúchanos, Madre, en el día
de la angústia * atiende piadosa nuestra oración.
No nos abandones en la hora
de la muerte, * mas auxilianos cuando nuestra alma deje el cuerpo.
Envíale el Santo Angel *
para defenderla de los enemigos.
Muéstrale sereno el Juez de
los siglos * y por tu gracia reciba el perdón.
Sienta en toda pena tu
auxilio * y resérvale un puesto entre los elegidos de Dios.
Gloria...
Ant. Atiéndenos, Madre, en
la hora de la muerte y auxilia nuestra alma cuando abandone el cuerpo.
Ant. 5. Guíame, Madre, a la
patria celestial y en el día de la muerte acógeme benigna.
SALMO 24
A Ti, Madre, he elevado
mi corazón * por tu oración sácame feliz del juicio de Dios.
Que no triunfen de mi mis
enemigos * porque en Ti confiando encuentro fortaleza.
No caiga entre ensidias
mortales * y las fuerzas del mal no obscurezcan el recto camino.
Tu poder me libre de toda
desgracia * y tu benignidad guarde mi alma.
DígnaTe guiarme a la
patria celestial * y unirme a los ejércitos de los ángeles.
Gloria...
Ant. Guíame, Madre, a la
patria celestial y en el día de la muerte acógeme benigna.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce Madre.
V. Ilumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen Santísima, inmensa fue
la compasión de tu Corazón en conocer la captura y condena a la cruz de tu
amadísimo Hijo!
Por este tu dolor muévenos a
un perfecto arrepentimiento de nuestros pecados, para que en la hora de nuestra
muerte el alma no tema el encuentro del infernal enemigo y la vista del divino
Juez. Mas muéstranos alegre su rostro para disfrutar inefable gozo.
Por Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor. Amén.
Cántico y Oración
final: pág. 30/34
LUNES
Oración cotidiana, pág 3 y
4.
Ant. 1. En tus manos, Madre,
encomiendo mi espíritu, toda mi vida y mi último día.
SALMO 30
En ti, Madre, puse mi
esperanza, que jamás quede yo defraudado, * recíbeme en tu gracia.
Atiéndeme y escúchame, * y
en la angustia alégrame.
Tú eres mi roca de refugio,
* tú mi fortaleza y defensa.
A ti clamé en la tristeza de
mi corazón * y tú desde el cielo me curaste.
En tus manos, Madre,
encomiendo mi espíritu, toda mi vida y mi último día.
Gloria...
Ant. En tus manos,
Madre, encomiendo mi espíritu, toda mi vida y mi último día.
Ant. 2. Piedad de mi desde
el cielo, Madre, y en la hora de la muerte me asista tu gracia.
SALMO 38
He decidido, Madre, controlar
mi vida * cuando me concediste la gracia de Jesucristo.
Tu dulzura ha enternecido mi
corazón, * y en mi alma se encendió la llama de tu amor.
Escucha, Madre, mi oración
filial, * y sean derrotados los que me persiguen a muerte.
Ten piedad de mi desde tu
gran trono, * no me abandones confundido en este valle de miseria.
Sostén mi pie para que no
caiga, * y al momento de la muerte me asista tu gracia.
Gloria...
Ant. Piedad de mi
desde el cielo, Madre, y en la hora de la muerte me asista tu gracia.
Ant. 3. Tu intercesión
fortalezca mi alma y me ponga a salvo en el día de mi muerte.
SALMO 42
Hazme justicia, Madre, y
defiende mi causa contra gente desleal, * líbrame de la serpiente inmunda y
maligna.
Tú, nuestra Madre,
dispérsala; * Tú, Virgen Inmaculada, aplástale la cabeza.
Tus oraciones me hagan
fuerte contra sus seducciones, * y tus méritos destruyan su imperio.
Precipita en el abismo al
perseguidor de mi alma, * arrójale vivo al estanque de fuego y azufre.
Yo en la tierra celebraré
tu nombre * y cantaré ahora y por siempre tu gloria.
Gloria...
Ant. Tu intercesión
fortalezca mi alma y me ponga a salvo en el día de la muerte.
Ant. 4. En mi
humillación, Madre, atiendo tu misericordia porque angustias mortales me
oprimen.
SALMO 44
Escucha, Madre, mi
oración, * levántate y no rechaces mi suplica.
Muy profundarnente me he
entristecido * al pensar en el juicio de Dios.
Me envolvieron sombras de
muerte, * el temor del infierno me aplastó.
Hundido en la soledad espero
tu consuelo, * y en la humiliación tu misericordia.
Glorifica ahora tu potencia,
* y sean derrotados todos mis enemigos.
Gloria...
Ant. En mi humiliación,
Madre, atiendo tu misericordia porque angustias mortales me oprimen.
Ant. 5. Dame, Madre, paz y
salvación en el último día, e inspírame una santa confianza en Ti, en vida y en
muerte.
SALMO 63
Mis oraciones, Madre, suban a
Ti, * guarda mi vida del terror del enemigo.
Dale a tus hijos, Madre, paz
y salvación, *en el día del tremendo juicio.
¡Bendita eres tu entre las
mujeres * y bendito el fruto de tu vientre!
Ilumina, Madre, mis ojos, *
y alumbra mi ceguedad.
Concédeme benigna la santa
confianza en Ti, * mientras viva y en la hora de mi muerte.
Gloria...
Ant. Dame, Madre, paz y
salvación en el último día e inspirame una santa confianza en Ti, en vida y
muerte.
V. María, Madre de Gracia, Madre de
Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos, Dulce
Madre.
V. Ilumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de
habernos vencido.
V. Sàlvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sàlvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca défraudados
habiéndoTe invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y Ilegue a Ti nuestro clamor.
ORACION:
Por las làgrimas que Iloraste
viendo tu dulcisimo Hijo, maltratado y desecho, concédenos Virgen dulcísima,
dolor por nuestros pecados y lágrimas de saludable contricción.
Líbranos de las tentaciones
del enemigo, para no llegar vencidos a la divina presencia del Juez, más bien,
arrepentidos de nuestras faltas, obtengamos perdón y gracia.
Por Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor. Amén.
Cántico pág. 25-26.
Oración final pág.
26-27.
MARTES
Oración Cotidiana, pág. 3 y
4.
Ant. 1. Protégeme siempre,
Madre, con tu gracia y tu presencia endulze mi muerte.
SALMO 66
Dios tenga piedad de mi y me
bendiga * por intercesión de su Madre.
Ten piedad, Madre y ruega
por mi, * cambia en santa alegria mi tristeza.
Resplandece, Estrella del
mar, * Virgen fulgidísima, inúndame de luz.
Extingue las pasiones de mi
corazón * y seréname con tu gracia.
Me proteja siempre tu
socorro, * y tu radiante presencia suavize mi muerte.
Gloria...
Ant. Protégeme
siempre, Madre, con tu gracia, y tu presencia endulze mi muerte.
Ant 2. Ayúdame, Madre, en el
juicio, y ante Dios defiende mi causa.
SALMO 72
¡Que bueno es el Señor * para quien honra su Madre
Amadísima!
Es Ella la consolación de
nuestra vida, * y nuestro segurísimo amparo en las desgracias.
EI adversario arrolló en las
tinieblas mi mente, * haz brotar, Madre, la luz en mi corazón.
Aparta de mi la ira de Dios,
* aplaca al Señor con tus méritos y oraciones.
Socórreme en el juicio en su
presencia, * sé mi Abogada y defiende mi causa.
Gloria...
Ant. Ayúdame, Madre, en el
juicio y ante Dios defiende Mi causa.
Ant 3. Cambia en confianza
mi temblor, Madre, y sálvame de los peligros mortales.
SALMO 76
Alzé mi voz a María, mi
Madre, * y me escuchó con su bondad.
Quitó de mi corazón la
tristeza y la aflicción,* y me colmò de dulzura divina.
Mudó mi temblor en santa
confianza, * con su dulce presencia me lléno dé gozo.
Con sus proezas me guió
lejos de graves peligros, * y me escapé al poder del
maligno enemigo.
Doy gracias al Señor y a Ti,
Madre mia, * por todos los dones de tu misericordia.
Gloria…
Ant. Cambia en confianza mi
temblor, Madre, y sálvame de los peligros mortales.
Ant. 4. Levántate alma mia y vaya
al encuentro de la Reina del cielo.
SALMO 79
Pastor de Israel, escúchame,
* hazme digno de honrar a tu Madre.
Despiértate, pobre alma mía,
* y gritando de alegría vaya al encuentro de la Reina del cielo.
Corta toda esclavitud, * y
recíbeLa entonándoLe cánticos de gloria.
De sus entrañas fluye el
latido de la vida, * y de su Corazón lnmaculado irradia toda salvación.
Con la celestial fragancia
de sus dones, * las almas vuelven a la vida.
Gloria...
Ant. Levántate alma mia y
vaya al encuentro de la Reina del Cielo.
Ant. 5. Nunca me abandones, Madre,
en la vida y en la muerte, mas intercede por mí junto a tu Hijo Jesús.
SALMO 83
¡Qué delicia es tu morada, poderosa Reina! * en tu
compañía la vida transcurre serena.
HonradLa, pecadores; *
Ella les obtendrá gracia y salvación.
EI ardor de su oración es
más grato que todo perfume, * y por su materna mediación Dios concede favores y
gloria.
Intercede por mí junto a
Jesús, tu Hijo, * y no me abandones en la vida y en la muerte.
Tú eres la fuente de todo
bien, * y tu gracia llena la tierra.
Gloria...
Ant. Nunca me
abandones, Madre, en la vida y en la muerte, mas intercede por mí junto a tu
Hijo Jesús.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce
Madre.
V. llumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen Santisima, por las
angustias de tu corazón en conocer la condena a la cruz de tu Hijo amadísimo,
socórrenos en los dolores de nuestra agonia. Ayúdanos, Madre, cuando nuestra
alma sufrirá las trampas del demonio y temblará pensando al juicio divino;
líbranos de la sentencia de la eterna maldición para no ser condenados a las
penas del infierno. Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor, Amén.
Cántico y Oración
final: pág. 30/34.
MIERCOLES
Oración Cotidiana, pág. 3 y
4.
Ant 1. Concédenos, Madre,
vivir siempre en la gracia del Espíritu Santo y lleva nuestras almas a la
salvación eterna.
SALMO 86
Seguridad de vida para el
alma del justo, * es perseverar en tu amor todos los días.
Tu gracia alienta al pobre
en las adversidades, * la invocación de tu dulce nombre lo colma de confianza.
EI paraíso está lleno de tus
misericordias, * y el enemigo infernal está destruido por tu poder.
Tesoros de paz encontrará
quien espera en Ti, * quien no sabe invocarTe no llegará al Reino de Dios.
Haznos vivir, Madre, en la
gracia del Espíritu Santo, * y lleva nuestras almas a la salvación eterna.
Gloria...
Ant. Concédenos, Madre,
vivir siempre en la gracia del Espíritu Santo, y lleva nuestras almas a la
salvación eterna.
Ant 2. Al final de la vida brille
sobre mí tu rostro amable y tu belleza me inunde de gozo celestial.
SALMO 88
Cantaré eternamente, Madre, *
tu misericordia.
EI balsamo de tu piedad sane
los contritos de corazón * y tu misericordia endulce nuestros
dolores.
Tu amable rostro brille
sobre mi al final de la vida * y tu belleza me inunde de gozo
celestial.
Excita mi espíritu para amar
tu bondad, * y mi entendimiento para exaltar tu grandeza.
Sálvame de los peligros de
la tentación, * y libra mi alma de todo pecado.
Gloria...
Ant. Al final de la vida brille
sobre mi tu rostro amable y tu belleza me inunde de gozo celestial.
Ant 3. Confiando en Ti, Madre,
cosecharé frutos de gracia, y me abrirás la puerta del Cielo.
SALMO 90
Tú que confías en el auxílio
de la Madre de Dios, * vivirás seguro bajo su protección.
EI asalto de los enemigos no
te puede alcanzar, * ni la plaga llegará a tu tienda.
La Virgen te salva de las
asechanzas del enemigo, * y te ampara bajo su manto.
En los peligros invocad a
María, * y vuestra casa será preservada del mal.
Confiando en Ella cosecharás
frutos de gracia * y llegarás ciertamente al Cielo.
Gloria...
Ant. Confiando en Ti,
Madre, cosecharé frutos de gracia y me abrirás las puertas del Cielo.
Ant 4. Acoge, Madre, nuestra
alma: y haznos gozar de eterna paz.
SALMO 94
Venid, aclamemos a nuestra
Madre, * alabemos a María, Reina de gracia.
Vayamos ante Ella con himnos
de alegria, * ofrecémosle con júbilo cantos de alabanza.
Venid, inclinados rindámosle
homenaje, * confesémosle en llanto nuestros pecados.
Concédenos, Madre, completo
perdon, * ayúdanos en el juicio de Dios, Creador nuestro.
En el dia final de la vida socórrenos,
Mater Salutis, * introduciendo nuestra alma en el eterno gozo.
Gloria...
Ant. Acoge, Madre, nuestra
alma: y haznos gozar de eterna paz.
Ant. 5. Socórrenos, Madre, en la
hora de nuestra muerte y llegaremos al Paraíso.
SALMO 99
Aclamad a nuestra Madre,
hijos de los
hombres, *
consagraos todos a Ella en regocijo y exultaciόn.
Recurrid a Ella con amor: *
y con empeño seguid sus ejemplos.
BuscadLa con afecto y Ella
se les
rnanifestará,
* sed limpios de corazón y gozarán de. su benevolencia.
Tus protegidos, Madre,
tendrán paz y ayuda * mas sin tu ayuda no habrá esperanza de salvación.
Recuérdate de nosotros,
Madre, y seremos libres del mal, * asístenos en nuestra muerte y Ilegaremos al
Paraíso.
Gloria...
Ant. Socórrenos, Madre, y
Ilegarernos al Paraíso.
V. María, Madre de Gracia, Madre de
Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce
Madre.
V. llumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen dulcisima, un inmenso
dolor Te hirió el alma cuando viste a tu Hijo clavado en la Cruz, Ilagado y
lacerado por miles de insultos y crueldades.
En consideración de este
indecible sufrimiento llena nuestro corazón de compasión y verdadera
contrición; enciéndelo de divino amor, porque nuestra alma sea purificada de
los pecados y embellecida de virtudes. De esta misera vida
eleva nuestras aspiraciones y nuestro deseo al Cielo, adonde podamos un día
llegar, por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor.
Amén.
Cántico y Oración
final: pág. 30/34.
JUEVES
Oración Cotidiana pág.
3 y 4.
Ant. 1. Consuela, Madre, a mi
alma, en los extremos instantes y defiende mi causa delante del Juez de los
siglos.
SALMO 100
Voy a cantar, Madre, a tu
misericordia y a tu santidad, * Voy a exaltar tu nombre y tu gloria
Te ensalzaré en el júbilo
del corazón. * Tú serás mi consuelo.
He procurado el honor tuyo y
el amor, * defiende mi causa delante del Juez de los siglos.
Seguiré tus caminos de
gracia y bondad, * lejos de mi el corazón torcido y desconfiado.
Consuélame en los últimos
instantes, * y admíteme en la contemplación del Salvador.
Gloria...
Ant. Consuela, Madre, a mi alma, en los extremos
instantes y defíende mi causa delante del Juez de los siglos.
Ant 2. Derrama, Madre, eterna
alegría sobre quien espera en Ti, y no lo abandones en la agonia.
SALMO 103
Bendice, alma mía, a la
Bienaventurada Virgen, * su nombre y su gloria viven para siempre.
Tú resplandeces de radiante
hermosura, dulce María, * y te ciñe, Madre, un espléndido vestido.
Tú nos das el remedio al
pecado * y nos guías a la paz y al amor hermoso.
Llena a tus hijos de santas
virtudes * y ten lejos la indignación de Dios.
Recompensa en alegrla eterna a tus devotos * y no los abandones solos en la
agonía.
Gloria...
Ant. Derrama, Madre, eterna
alegría sobre quien espera en Ti, y no lo abandones en la agonía.
Ant . 3. Quien invoca tu
nombre, María, no le tendrá miedo a la muerte, pues está destinado a
gozar con los Angeles de la paz.
SALMO 110
Te alabaré, Madre, con todo
mi corazón, * y Te glorificaré con toda mi alma.
Los prodigios de tu gracia y
de tu misericordia * resplandecerán de eterno esplendor delante del trono de
Dios.
Por Ti hemos recibido de
Dios la Redención, * y la Humanidad tiene firme esperanza de salvación.
Sabios son los que Te honran
* y tendrán parte con los Angeles de la paz.
Tu nombre es glorioso y
poderoso, * quien lo lleva en el corazón no le tendrá miedo a la muerte.
Gloria...
Ant. Quien invoca tu nombre, María, no le tendrá
miedo a la muerte, pues está destinado a gozar con los Angeles de la paz.
Ant. 4. Cuando mi alma deje
este mundo, sal a su encuentro, Madre, y recíbela.
SALMO 113
Cuando mi alma deje este
mundo, * ven a recibirla, ¡Oh Madre!
Tú celestial rostro sea su
consuelo, * y a la vista de Satanás no tiemble.
Sé Tú su
divina escalera al Reino de los cielos * y la recta vía al Paraíso.
Alcánzale del Padre perdòn y
paz * y un premio glorioso con los bienaventurados.
Defiende tus devotos delante
del Juez, * piensa maternalmente en su causa.
Gloria...
Ant. Cuando mi alma deje
este mundo, sal a su encuentro, Madre, y recíbela.
Ant. 5. Me cercaron lazos mortales
y la visita de María me salvó.
SALMO 114
Yo amo a la Madre del Señor
Dios Mío, * su misericordia me iluminò.
Me cercaron lazos mortales *
pero la visita de María me salvò.
Yo me hundía en el peligro *
y su gracia me reanimó.
La invocación de su Nombre y
su Amor inflamen mi corazón: * y el enemigo nunca me sorprenderà.
OfréceLe tus oraciones, alma
mía, * y tendrás consuelo en los supremos instantes.
Gloria...
Ant. Me cercaron lazos
mortales y la visita de María me salvó.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce
Madre.
V. llumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen Santísima por el
inmenso dolor que sufriste al pie de la Cruz cuando tu Hijo en el dolor
encomendaba su espíritu en las manos del Padre y te confiaba como Madre al
discípulo Juan, asístenos en nuestra muerte, cuando faltarán fuerzas para
invocarTe y serán desvalidos nuestros sentidos.
Recuerda entonces, Madre
Santísima, las oraciones que ahora Te dirigimos y fortalece nuestro espíritu en
aquellas últimas necesidades. Recomienda nuestra alma a tu amadísimo Hijo
para que nos libre de toda angústia y castigo y nos introduzca en la alegría
del Paraíso. Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.
Cántico y Oración
final: pág. 30/34.
VIERNES
Oración Cotidiana pág.
3 y 4.
Ant. 1. En el día de la muerte, Madre, cólmanos de
alegría: como tu espíritu se alegró en Dios, tu Salvador.
SALMO 119
En mi angustia grité a María,
* y Ella me respondió.
Líbrame, Madre, de todo mal
* en todos los días de mi vida.
Aplasta la cabeza del
maligno enemigo, * líbranos de la serpiente con la fuerza de tu pie invencible.
Infunde en mi corazón el
regocijo, * que Te hizo exultar en el Señor.
Sé nuestra Mediadora junto a
Dios e intercede por mi, * para que sean cancelados mis pecados.
Gloria...
Ant. En el día de la
muerte, Madre, cólmanos de
alegría: como tu espíritu se alegró en Dios, tu Salvador.
alegría: como tu espíritu se alegró en Dios, tu Salvador.
Ant. 2. Alcánzanos, Madre,
misericordia y perdón, para que tengamos una santa muerte en el Señor.
SALMO 121
Qué alegría tengo, Reina del
Cielo, * cuando pienso entrar contigo en la casa de Dios.
¡Oh Paraíso, patria
celestial! * podemos alcanzarte siguiendo a María.
Procúranos, Virgen Santa,
paz y perdón: * y plena vittoria sobre nuestros enemigos.
Socorre y consuela
nuestro corazón, * por la dulzura de tu amor.
Difunde, ¡María! sobre
nosotros tu misericordia, * para que podamos santamente morir en el Señor.
Gloria...
Ant. Alcánzanos, Madre,
misericordia y perdón, para, que tengamos una santa muerte en el Señor.
Ant. 3. Consuélanos, Madre, en
el camino de la vida y socórrenos en el día de la tribulación.
SALMO 124
EI que confía en la Madre de
Dios, * no temerá delante del enemigo.
Alegraos todos
vosotros porque La amais, * Ella los ayudará en la tribulación.
RecuérdaTe, Madre, de tu
misericordia * y consuélanos en el camino de la vida.
Míranos con ternura, Madre,
* y desbarata a nuestros enemigos.
Benditas sean tus obras, *
benditos tus santos prodigios.
Gloria...
Ant. Consuélanos, Madre, en
el camino de la vida y socórrenos en el día de la tribulación.
Ant. 4. ¡Oh Madre! Haz que Ilegue
a Dios con una santa muerte y muéstrame benévolo al Fruto de tu seno.
SALMO 128
Mucho me han atacado los
enemigos, * líbrame, Madre, y protégeme.
No les des poder sobre mí, *
custodia Tu mi corazón y mis sentidos.
Concédenos el
Perdón de los pecados * y la gracia del Espíritu Santo.
Haz sea meritoria nuestra
penitencia, * para que lleguemos a Dios con una santa muerte.
Y entonces muéstranos sereno
y bondadoso * al Fruto glorioso de tu seno.
Gloria....
Ant. ¡Oh Madre! Haz
que Ilegue a Dios con una santa muerte y muéstrame benévolo al Fruto de tu
seno.
Ant. 5. Guíame, Madre, a la
Salvación eterna y no me olvides en el día de mi muerte.
SALMO 129
Desde lo más profundo del
corazón clamo a Ti: * Madre oye mi súplica.
Benignamente escucha *
las alabanzas de tu gloria.
Líbrame de los adversarios
* y derrota sus insidias.
Protégeme de todo mal: * no
me olvides en el día de mi muerte.
DígnaTe guiarme a la
Salvación eterna * y mi nombre sea escrito en el Libro de los Santos.
Gloria...
Ant. Guíame, Madre, a la
Salvación eterna y no me olvides en el día de mi muerte.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce
Madre.
V. llumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen Inmaculada, un mar de
lágrimas lloraron tus ojos mientras aprietabas al Corazón a tu Hijo exánime
bajado de la Cruz y Lo contemplabas en sus cándidos miembros destrozados y lacerados.
Concédenos llorar nuestros
pecados y repararlos con sincera penitencia, y cuando nuestro cuerpo será
victima de la muerte, haz que nuestra alma resplandezca del candor de la
inocencia y pueda así gozar el Amor de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor. Amén.
Cántico y Oración
final: pág. 30/34.
SABADO
Oración Cotidiana:
pág. 3 y 4.
Ant. 1. Consuélanos, Madre, en el
día de nuestra muerte y preséntanos al Sehor.
SALMO 130
¡Oh, Madre, mi corazón no es orgulloso * ni mis ojos
altaneros.
El Todopoderoso Te ha
bendecido, * y por Ti aplastó a nuestros enemigos.
¡Bendito sea Dios! que Te
preservó del pecado original * y Te hizo nacer Inmaculada.
¡Bendito sea Quien
concebiste en tus entrañas! * Fuiste Madre por su poder.
Llénanos con el consuelo de
tu gracia * y preséntanos al
Señor.
Gloria...
Ant. Consuélanos, Madre, en
el día de muerte y preséntanos al Señor.
Ant. 2. Recurramos a
María en el día de nuestra muerte y Ella nos abrirà el Paraíso.
SALMO 134
¡Aleluya! Alabad el nombre del Señor, * bendecid a
María su Madre.
Redoblad vuestras súplicas a
María, * Ella les inspirará buenos propósitos.
Vayamos a Ella con corazón
contrito * y resistiremos al estímulo del pecado.
Quien piensa en Ella con
ánimo sereno * encontrará paz y dulzura.
Ofrezcamos a Ella nuestras
acciones, * Ella nos abrirá el Paraíso.
Gloria...
Ant. 3. Cuando voy a
invocarTe, Madre, escúchame, acrecienta el coraje de mi alma.
SALMO 137
¡Oh Madre! Te doy gracias con todo mi corazón, * pues me
alcanzaste la misericordia de Jesús.
Escucha, Madre, mis
invocaciones, * y yunto con los Angeles vendré a loarTe.
Cuando Te invoco,
Madre, accede a mis peticiones: * acrecienta mi coraje.
Que Te den gracias
todos los pueblos, * pues en Ti y por Ti se nos dió la Salvación.
Libra a tus hijos de toda
turbación: * que vivan en paz bajo tu maternal protección.
Gloria....
Ant. Cuando voy a invocarTe,
Madre, escúchame, acrecienta el coraje de mi alma.
Ant. 4. El enemigo me asecha:
ayúdame, Madre, a no caer.
SALMO 141
Yo Ilamo a María a voz en
grito * y humildemente Le suplico.
Derramo mi corazón ante
Ella, * y quiero manifestarLe mis angústias.
EI enemigo atenta contra mí,
* busca inducirme en error.
Ayúdame, Madre, para no caer
ante él; * procúrame una lIena victoria.
Líbrame de su opresión *
para que glorifique por los siglos el poder de Dios.
Gloria...
Ant. EI enemigo
me asecha: ayúdame, Madre, a no caer.
Ant. 5. Cuándo mi alma deje
el cuerpo, a Ti la encomiendo, Madre, para que la presentes a Dios.
SALMO 145
Alaba, alma mía, a tu Madre:
* quiero honrarLa cada vez más durante toda mi vida.
No ceses nunca de amarLa. *
Piensa en Ella en todo momento.
Cuando mi alma deje el
cuerpo, * a Ti la encomiendo, Madre, para que la presentes a Dios.
Así no la
molestará el recuerdo de sus pecados, * ni se inquietará al acercarse del
maligno.
Llévala, Madre, al lugar de
la salvación, * donde espere con confianza al Redentor..
Gloria....
Ant. Cuando mi alma deje el
cuerpo, a Ti la encomiendo, Madre, para que la presentes a Dios.
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos, dulce
Madre.
V. llumina nuestros ojos para no morir en pecado.
R. Ni pueda nuestro adversario jactarse de habernos
vencido.
V. Sálvanos de la violencia del enemigo.
R. Preserva de su poder nuestra alma.
V. Sálvanos, por tu misericordia.
R. Madre, no quedaremos nunca defraudados habiéndoTe
invocado.
V. Ruega por nosotros pecadores.
R. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
V. Escucha, Madre, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
ORACION:
Virgen gloriosísima, llorando
desolada acompañaste al sepulcro tu Hijo unigénito, consuelo de tu alma.
Por ese dolor, Te rogamos
que vuelvas tus ojos misericoridiosos a nosotros, míseros hijos de Eva, que de
este valle de lágrimas a Ti levantamos nuestros gemidos. Muéstranos después de
este exilio a Jesús, Fruto bendito de tu vientre.
Y concédenos la Gracia de
morir confortados por los sacramentos de la Santa Iglesia para encontrar
misericordioso al Juez divino. Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Serñor.
Amén.
CANTICO A LA B. V. MARIA
(Se reza todos los días después de los salmos)
María, Madre de Dios,
alegres te cantamos * y te exaltamos como Madre y Virgen.
Toda la creación Te aclama *
Hija del eterno Padre.
Los Angeles y los
Arcángeles, los Tronos y los Principados, * Te sirven fielmente.
Las Potestades, las Virtudes
y las Dominaciones * devotamente Te obedecen.
Los Querubines, los
Serafines y todos los coros de los Angeles, * Te rodean exultantes.
Todas las criaturas
angélicas, * Te proclaman sin fin:
Santa, Santa, Santa, *
María: Madre de Dios, Madre y Virgen.
Llenos están el Cielo y la
Tierra * de la gloria de tu Hijo.
EI coro glorioso de los
Apóstoles * Te exalta Madre del Creador.
La multitud de los
bienaventurados Mártires * Te glorifica Madre de Cristo.
EI ejército celestial de los
Confesores * Te proclama Templo de la Santísima Trinidad.
EI amable coro de las
Vírgenes * Te señala modelo de virginal humildad.
Toda la corte celestial * Te
aclama su Reina.
Por todo el mundo la
Iglesia Santa, Te honra * Madre de la Majestad Divina.
Madre verdadera del Rey del
Cielo, * santa, dulce y pia.
Tú eres Señora de los
Angeles, * Puerta del Paraíso.
Tú, escalera del Reino
Celestial: * y de la Gloria.
Tú, Reposo Divino: * Tú Arca
de piedad y de gracia.
Tú, Manantial de
misericordia: * Tú, Esposa y Madre del eterno Rey.
Tú, Templo y Sacrário
del Espíritu Santo: * de toda la Beatísima Trinidad noble morada.
Tú, Mediadora de
Dios y de los hombres: * Tú, guía amabilísima y resplandeciente de cada
mortal.
Tú, Auxílio de los
Cristianos en batalla y Abogada de los pobres, * seguro refugio de
los pecadores.
Tú, Bienechora y
defensora divina: * separadora y terror de demonios y suberbios.
Tú, Señora del mundo, Reina
del Cielo: *.. única nuestra esperanza.
Tú, salud de todos los que
Te invocan, puerto de los náufragos * alivio de los míseros, refugio de los
moribundos.
Tú, Madre de todos los
Bienaventurados y gozo pleno celestial, * eres alegría de todo elegido.
Tú, perfeccionando a
los justos y reconciliando a los errantes, * eres la promesa de los Patriarcas.
Tú, verdad de los Profetas, vaticínio y Doctora de los Apóstoles:
* Maestra de los Evangelistas.
Tú, fortaleza de los
Mártires y modelo de los Confesores: * honra y alegría de las Vírgenes.
Tú, para salvar al hombre
desterrado, * acogiste en el seno al Hijo de Dios.
Por Ti, vencido al antiguo
enemigo, se abrieron de nuevo a tus hijos los Reinos Celestales.
Junto con el Hijo *
reinas a la diestra del Padre.
¡Oh Virgen María! Ruega por
nosotros al mismo tu Hijo * que un día vendrá como nuestro Juez universal.
Te rogamos pues, socorre a tus
hijos, * redimidos con la preciosa Sangre de tu Hijo.
Y recíbenos, Santa Virgen
María * allá en la gloria con tus Santos.
Salva a tu pueblo, Divina
Señora: * para que seamos partícipes de la heredad del Hijo tuyo.
Sé nuestra Divina Pastora en
esta vida: * guárdanos por la eternidad.
Cada día de nuestra vida *
te bendecimos, Madre y Señora dulcisima.
Deseamos
vivamente por siempre jamás * alabar tu Nombre con labios y
corazón.
Dígnate, ¡oh dulce María!, *
conservarnos sin pecado hoy y siempre.
Ten piedad de
nosotros, Madre, * ten piedad.
Sea grande tu misericordia
con nosotros: * porque en Ti, Virgen María, confiamos.
En Ti, dulce María, está
toda nuestra esperanza: * defiéndenos por la eternidad.
A Ti conviene toda alabanza
y todo poder: * por los siglos eternos a Ti siempre honor y gloria. Amén.
ORACIONES FINALES
PARA CADA DIA
DOMINGO: “¡Oh misericordiosísima Virgen María! Que jamás
abandonas quien a Ti recurre y Te invoca, yo de carrera
me dirijo a Ti, Virgen de las Virgenes y Madre mía, y con la mayor confianza,
gimiente y suplicante, Te ruego: ¡Oh Madre de la Palabra! No desprecies
mis palabras; mas bien όyeme propícia y escúchame. Amén.”
“Memorare,
ó piissima Virgo Maria, non esse auditum à sæculo, quemquam ad tua
currentem præsidia, tua implorantem suffragia, esse derelictum. Ego tali
animatus confidentia, ad te, Virgo Virginum Mater, curro, ad te venio, coram te
gemens, præcator assisto: noli, Mater Verbi, verba mea despicere; sed audi
propitia, et exaudi. Amen.”
LUNES: “La llama ardiente y suave de tu caridad, ¡Oh Señor! nos aparte de
las cosas terrenales, de forma tal que yo pueda morir de amor por Ti, que Te
dignaste morir por mi amor. Amén.”
“Absolvat,
quæso, Domine, mentem meam ab omnibus quæ sub Cœlo sunt, ignita
et melliflua vis amoris tui: ut amore amoris tui moriar, quia amore amoris mei
dignatus es mori. Per temetipsum Dei Filium, qui cum Patre, etc.”
(San Francisco de Asis)
MARTES: “¡Oh Santa Virgen María! No ha nacido entre las
mujeres ninguna bella como Tú, Hija y Sierva del Rey Altísimo y Padre
Celestial; Madre Santísima de Nuestro Señor Jesucristo, y Esposa del Espíritu
Santo: Ruega por nosotros juntamente con San Miguel Arcángel y todos los Santos
y Angeles del Cielo ante tu Santísimo amado Hijo nuestro Señor y Maestro.
Amén.”
“Sancta
Maria Virgo, non est tibi similis nata in mundo in mulieribus, Filia, et
Ancilla altissimi Regis, Patris Cœlestis, Mater Sanctissima Domini nostri
Jesu-Christi, Sponsa Spiritus Sancti: ora pro nobis cum Sancto Michaële
Archangelo, omnibus Virtutibus Cœlorum, et omnibus Sanctis, tuum sanctissimum
Filium dilectissimum Dominum nostrum, et Magistrum. Amen.”
(S. Francisco de Asis).
MIERCOLES: “Dios
Todopoderoso y Eterno, que te dignaste nacer de la Castísima Virgen María,
concédenos servirte de cándido corazón y complacerte con ánimo humilde. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.”
“Omnipotens sempiterne Deus, qui pro nobis de castissima
Virgine Maria nasci dignatus es; fac nos tibi casto corpore servire,
et humili mente placere. Qui vivis, et regnas, etc.”
(San Bonaventura da B.)
JUEVES: “Piadosísima
Virgen María, Reina del mundo y Señora de los Angeles, Te suplicamos también
por las benditas almas del Purgatorio para que les concedas gran refrigerio, a
los pobres pecadores perdón, y a los justos perseverancia en el bien: y a
nosotros, pues somos tan frágiles, defiéndenos en todo instante de los
peligros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”
“Oramus
etiam te, piissima Virgo Maria, mundi Regina, et Angelorum Domina, ut eis, quos
in Purgatorio ignis examinat, impetres refrigerium, peccatoribus indulgentiam,
et justis perseverantiam in bono: nos quoque fragiles ad omnibus instantibus
defende periculis. Per Dominum nostrum, etc.”
(San Bonaventura da B.)
VIERNES: “¡Oh mi Señora y Madre mia, María Santísima¡ Por tu
bendita fe y singular protecciόn y por la glόria de tu misericordia, hoy,
cada dia y en la hora de mi partida, Te encomiendo mi alma y mi cuerpo;
toda mi esperanza y mi consuelo, mis angústias y miserias y el final de
mi vida entrego en tus manos y Corazón Inmaculado: haz, querida Madre,
que por tu santísima Mediaciόn e infinitos méritos todo en mi ser
y mis obras sea dispuesto según tu voluntad y la de tu
Hijo. Amén.”
“O Domina
mea Sancta Maria, me in tuam benedictam fidem, ac singularem custodiam, et in
signum misericordiæ tuæ hodie, et quotidie, et in hora exitus mei animam meam,
et corpus meum tibi commendo, omnem spem meam, et consolationem meam, omnes
angustias, et miserias meas,
vitam, et finem vitæ meæ
tibi committo: ut per tuam sanctissimam intercessionem, et per tua merita,
omnia mea dirigantur, et disponantur opera secundum tuam tuique Filii
voluntatem.”
SABADO: “¡Oh María, Madre de Dios y Virgen llena de Gracia:
Consoladora inefable de todos los hijos que te invocan! Por la inmensa alegria
que experimentaste en la gloriosa Resurrección del Señor Jesús,
dígnaTe ahora consolar mi alma, además de asistirme ante tu Hijo,
en el último día, cuando resucitaré en alma y cuerpo para dar
cuentas de mis actos. Por tu intercesión ¡Oh piadosa Madre y Virgen! concédeme
evitar la sentencia de condenación y llegar a los gozos eternos con todos los
Elegidos de Dios. Amén.”
“O Maria, Dei Genitrix,
et Virgo gratiosa, omnium desolatorum ad te clamantium consolatrix vera! per
illud magnum gaudium, quo consolata es, quando cognovisti Dominum Jesum die
tertia a mortuis impassibilem resurrexisse, sis consolatrix animæ meæ, et apud
eumdem tuum, et Dei natum Unigenitum, in die novissimo, quando cum anima, et
corpore ero resurrecturus, et de singulis meis factis rationem redditurus, me
digneris juvari, ut perpetuæ damnationis sententiam per te, pia Mater, et Virgo
valeam evadere, et cum electis Dei omnibus ad æterna gaudia feliciter
pervenire. Amen.
"Cor Mariæ Immaculatum
intercede pro nobis!"
DEO GRATIAS
et IMMACULATI
CORDI MARIÆ!