giovedì 4 agosto 2022

Carmina super Salve Regina.




Carmina super canticum 

Salve Regina.

Canción sobre el cántico Salve Regina.


por san Buenaventura († 1274)


Salve Regina, Mater Misericordiæ, vita, dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te clamamus exules filii Evæ: Ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrymarum valle. Eia ergo Advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte. Et Iesum benedictum fructum ventris tui nobis post hoc exilium ostende. O clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria.

Salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos, tus ojos misericordiosos. Y a Jesús, fruto bendito de tu vientre, muéstranos luego de este destierro. ¡Oh, clemente! ¡Oh, piadosa! ¡Oh, dulce Virgen María!



Salve.

Salve, Virgo Virginum, Stella Matutina,
sordidorum criminum vera medicina,
consolatrix hominum qui sunt in ruina,
O vere precaminum vero draconica.

Salve.

Salve, Virgen de las Vírgenes, Estrella de la Mañana,
verdadera medicina contra las despreciables transgresiones,
consoladora de los hombres que están en ruinas,
¡Oh, verdadera destructora de los pecados evidentes!


Regina.

Regina Regnantium, Virgo Puellaris,
peperisti Filium, Mater Singularis;
Sacratum Palatium Dei convocaris;
divinum auxilium nobis largiaris.

Reina.

Reina de los que reinan, Virgen Juvenil;
tú engendraste al Hijo, Madre Singular;
Sagrado Palacio que a Dios convocas,
concédenos tu ayuda divina.


Mater misericordiae.

Fons Misericordiæ dici meruisti,
atque Mater Gratiæ, quia concepisti
summum Regem Gloriæ, quem post peperisti;
largitorem veniæ mundo contulisti.

Madre de misericordia.

Tú mereces que se te llame Fuente de la Misericordia,
y también  Madre de la Gracia, pues has concebido
al sumo Rey de la Gloria, a quien luego engendraste;
nos has dado a quien concede el perdón al mundo.


Vita.

Vita, via, veritas est de Terra nata,
et tua virginitas restat illibata;
nam tua humilitas fuit operata,
quod in te Divinitas esset incarnata.

Vida.

La vida, el camino y la verdad ha nacido de la Tierra,
y tu virginidad permaneció siendo intacta;
pues tu humildad pudo hacer
que en ti se encarnara la Divinidad.


Dulcedo.

Dulcedo dulcedinis fructus benedictus
ventris tui virginis, Agnus Dei dictus;
cuius unda sanguinis homo derelictus
lotus labe criminis est, et dæmon victus.

Dulzura.

Dulzura de las dulzuras es el fruto bendito
de tu vientre virginal, el llamado Cordero de Dios;
él, con el fluir de su sangre, del hombre abandonado
ha lavado las graves faltas; y ha vencido al demonio.


Et spes nostra.

Et spes nostra solida es, Virgo Maria;
virga Iesse florida, ut in Isaia.
Rore cœli madida, dicit prophetia,
pulchra ut nix candida, Mater Dei pia.

Y esperanza nuestra.

Y la esperanza nuestra es firme: es  la Virgen María;
la vara florecida de Jesé, según Isaías;
el húmedo rocío del cielo, según la profecía;
hermosa como la nieve límpida es la piadosa Madre de Dios.


Salve.

Salve, Lux Fidelium, fulgens ut aurora,
quæ es supra lilium pulchra et decora;
omne quod est noxium tolle sine mora,
et Dei auxilium pro nobis implora.

Salve.

Salve, Luz de los Fieles, resplandeciente como la aurora;
tú, que eres más bella y atractiva que los lirios,
retira sin demora todo lo que es nocivo
e implora a Dios para que nos ayude.


Ad te.

Ad te clamamus miseri multum desolati.
Nobis aures aperi pectoris sacrati,
ut a fauce inferi per te liberati,
consequamur liberi viam tui Nati.

A ti.

A ti clamamos los miserables y muy desolados.
Abre a nosotros los oídos de tu sagrado interior,
a fin de que, liberados por ti de las fauces del infierno,
sigamos con libertad el camino de tu Hijo.


Clamamus.

Clamamus devotius ad te suspirantes,
et affectuosius te pie precantes.
Dele quod interius male cogitantes
gessimus, exterius opere peccantes.

Clamamos.

Clamamos a ti suspirando con devoción,
y con afecto te dirigimos piadosas oraciones.
Elimina nuestros malos pensamientos internos,
que son continuos, y también nuestras pecaminosas obras externas.


Exules.

Exules exilio omnes sumus dati,
pro parentum vitio gloria privati,
paradisi gaudio, et exorbitati,
tuo beneficio sumus reparati.

Los desterrados.

Los desterrados hemos sido todos exiliados;
por el vicio de nuestros padres se nos privó de la gloria,
del gozo del paraíso; y por tus grandioso
beneficio hemos sido restaurados.


Filii.

Filii suspiria prodere coguntur,
mundi pro miseria per quam involvuntur.
Ad damnata vitia sæpe dilabuntur,
sed misericordia tua fulciuntur.

Hijos.

El suspiro de los niños se ve forzado a manifestarse
debido a la miseria del mundo que los rodea.
A los condenados vicios con frecuencia son empujados,
pero tu misericordia los ayuda.


Evæ.

Evæ lapsus intulit damnum desperatum;
et a nobis abstulit gaudium Beatum.
Et post Evam contulit Virgini incarnatum;
quomodo mortem sustulit, diluit peccatum.

De Eva.

La caída de Eva nos produjo un daño desesperante,
pero la alegría de la Bienaventurada nos restableció.
Luego de ayudar a Eva, [el Verbo] se encarnó en la Virgen;
y al ser elevado durante su muerte, diluyó el pecado.


Ad te.

Ad te clamant iugiter tui famulantes,
et in te fideliter omnes suspirantes,
Iuvamen humiliter tuum implorantes,
quos misericorditer audias, clamantes.

A ti.

A ti claman continuamente tus siervos,
y a ti suspiran llenos de confianza.
Tu ayuda humildemente imploran;
escucha con misericordia a quienes claman a ti.


Suspiramus.

Suspiramus fletibus nostris pro peccatis;
et multis gemitibus per nos perpetratis.
Sed in te confidimus, Mater Pietatis;
vere pœnitentibus veniam da gratis.

Suspiramos.

Suspiramos y lloramos a causa de nuestros pecados;
y gemimos bastante debido a nuestras transgresiones.
Pero en ti confiamos, Madre de Piedad;
concede tu gratuito perdón a los verdaderamente arrepentidos.


Gementes.

Gementes recolimus mala retroacta,
quæ inique gessimus mente non coacta.
Sed in confidimus, Maria Intacta,
ut a te, quæ petimus, sint in nobis facta.

Gimiendo.

Gimiendo recordamos nuestras faltas previas,
las que de manera inicua realizamos sin vernos obligados.
Pero confiamos en ti, María Inmaculada;
lo que te pedimos pueda cumplirse en nosotros.


Et flentes.

Et flentes doloribus mente verecunda,
lumen nostris cordibus infunde, Facunda:
vitiorum sordibus benigne tu munda;
iunge nos cœlestibus, Maria Iucunda.

Y llorando.

Y lloramos doloridos y con pensamientos humildes;
infunde la luz en nuestros corazones, Mujer Elocuente;
limpia con tu benignidad nuestros sucios vicios
y únenos al cielo, Encantadora María.


In hac valle.

In hac valle misera, multum tenebrosa,
hominum sunt genera multum fœdosa;
nam eorum opera sunt contagiosa,
propter facta scelera et opprobriosa.

En este valle.

En este valle de miseria, bajo mucha oscuridad
los hombres generan diversas acciones abominables;
y son sus obras muy contagiosas,
pues son criminales y abusivas.



Lacrymarum.

Lacrymarum cumuli non prosunt, velaque;
cum senes, et parvuli, et plebs unaquæque
timeant, quod æmuli quærunt circumquæque,
et fratres huius seculi trahunt usquequæque.

De lágrimas.

La abundancia de lágrimas no es de provecho, tampoco el fingimiento;
los ancianos, los niños y las personas tienen igualmente
miedo, pues los adversarios acechan por todas partes
y continuamente arrastran hacia lo mundano a sus hermanos.


Eia ergo.

Eia ergo digne ad te nostras mentes
atque lapsus erige; conforta trementes,
et errantes corrige te pie quærentes
miseros nos dirige in te confidentes.

Ea, pues.

Ea, pues, dignamente dirigimos a ti nuestros pensamientos;
levanta a los caídos y fortalece a los que tiemblan;
a los errantes que te buscan con piedad, corrígelos;
y a nosotros: miserables, dirígenos, pues en ti confiamos.


Advocata.

Advocata libera coram Salvatore,
postulare propera, consuetoque more;
et pro gente misera, benigno favore,
natum tuum mitigam, materno amore.

Abogada.

Abogada libre ante el Salvador,
exige con prisa, según tu familiar costumbre;
y para concederle a las miserables naciones tu benigno favor,
apacigua al nacido de ti con tu maternal amor.


Nostra.

Nostra spes fidelium semper fuit talis,
est et erit, omnium Mater Virginalis;
ut nobis præsidium civitas regalis,
sit atque remedium, pulsis procul malis.

Nuestra.

Nuestra esperanza, siempre has sido así para los fieles,
lo eres y lo serás, Madre plenamente virginal;
eres nuestro refugio en la ciudad real,
y también nuestro remedio, pues arrojas lejos al mal.


Illos tuos misericordes oculos ad nos converte.

Illos pios oculos et misericordes
converte ad famulos in bono discordes,
et ad malum sedulos fortius concordes,
nostræ carnis stimulos deleas, et sordes.

Vuelve a nosotros esos, tus ojos misericordiosos.

Esos, tus ojos piadosos y misericordiosos,
dirígelos a tus siervos, que no logran acordar en lo bueno,
mientras que para lo malo acuerdan celosa y fuertemente;
elimina los estímulos de nuestra carne y también su bajeza.


Et Iesum benedictum fructum.

Et Iesum unigenitum fructum benedictum
monstra nobis inclytum, pium et non fictum;
per quem genus perditum, a Deo, in ævum victum,
datum in interitum, revixit invictum.

Y a Jesús, fruto bendito.

Y a Jesús, tu bendito fruto unigénito,
muéstranos en su gloria, que es piadosa y no ficticia;
a él, Dios le concedió el perdido género humano a edad adulta,
en su muerte, reviviéndolo después como invencible.


Ventris tui.

Ventris tui viscera Iesum portaverunt,
et beata uvera ipsum lactaverunt;
cui Iudæi vulnera dira intulerunt,
et ipsum post verbera cruci tradiderunt.

De tu vientre.

El interior de tu vientre albergó a Jesús,
y tus bienaventurados pechos lo amamantaron;
a él, los judíos le produjeron graves heridas
y luego de azotarlo lo entregaron a la cruz.


Nobis post exilium ostende.

Nobis post hoc exilium benignum ostende
Iesum tuum Filium; et nobis impende
verum patrocinium, et maternum extende;
et cum ad iudicium erimus, defende.

Muéstranos luego de este destierro.

Muéstranos después de este destierro, ¡Oh, generosa!,
a tu Hijo: Jesús; y concédenos
tu verdadera protección y extiéndenos tu maternidad;
y cuando estemos frente al juicio [divino], defiéndenos.


O clemens

O clemens clementia summæ bonitatis,
Adonai Filia, Flos Virginitatis,
damnatorum venia, Mater Pietatis,
Virginum Lætitia, Stola Caritatis.

¡Oh, clemente!

¡Oh, clemente!, suma bondad de la clemencia,
Hija de Adonai, Flor de la Virginidad;
perdona a los condenados, Madre de Piedad,
Gozo de las Vírgenes, Estola de Caridad.


O pia

O pia piisima Regina Cœlorum,
omnium digna ditissima Dei sæculorum,
Virgo Prudentissima, Gemma Confessorum,
atque iucundissima laus apostolorum.

¡Oh, piadosa!

¡Oh, piadosa!, excelsamente piadosa Reina de los Cielos,
absolutamente digna de la riqueza de Dios a lo largo de los siglos;
Virgen Prudentísima, Gema de los Confesores
y la más encantadora alabanza de los apóstoles.


O dulcis

O dulcis dulcissima super favo melle
Columba Castissima, carens omni felle,
Mater Benignissima, iuxta nostrum velle;
cuncta fœtidissima a nobis repelle.

¡Oh, dulce!

¡Oh, dulce!, excelsamente más dulce que la miel de panal,
Paloma excelsamente casta, desprovista de toda amargura;
Madre excelsamente bondadosa, acompaña nuestro deseo,
elimina de nosotros toda corrupción.


Virgo Maria.

Maria Eximia, Natum deprecare;
ut quicumque omnia hæc vult recitare,
in tui memoria, et te collaudare,
dignetur in gloria sua collocare.

Virgen María.

María Admirable, ruega a tu Hijo
para que a quienquiera y donde sea que proclame
tu memoria, y te alabe,
se digne a situarlo en su gloria.

...




AVE MARIA!

SAN DOMENICO

 

San Domenico da Guzman e la consegna del rosario

San Domenico da Guzman e la consegna del rosario

San Domenico da Guzman, il santo innamorato di Cristo, visse la propria vita dividendosi tra predicazione e preghiera. Fiero oppositore dell’eresia, ricevette dalla Vergine Maria il Rosario come arma di preghiera e predicazione.



Tenero come una mamma, forte come un diamante. Così Jean-Baptiste Henri Lacordaire, restauratore dell’ordine domenicano in Francia dopo la Rivoluzione, uno dei massimi esponenti del cattolicesimo liberale ottocentesco, definì San Domenico da Guzman, il padre fondatore dei frati domenicani.

E davvero questo santo doveva essere un uomo singolare, dotato di grande fascino, geniale e ardente di un amore e uno vigore spirituale degni di un apostolo. Fu sempre proteso con il più tenero amore verso i suoi confratelli, quei Domenicani che lui volle fondare, per riunire intorno a sé altri che come lui amassero Cristo e desiderassero sopra ogni cosa vivere nella Sua contemplazione.
Allo stesso tempo, però, fu un fiero paladino della Parola tra gli eretici, che cercò sempre di convertire con dibattiti e persuasione, in un tempo in cui ricorrere alla violenza e alla tortura era costume comune.

Ma ciò che muoveva San Domenico da Guzman era l’amore, la passione. Sempre Padre Lacordaire dirà dei primi domenicani che erano anime appassionate, che “Amavano Dio, lo amavano veramente. Amavano il prossimo più di se stessi.” Armati di questo amore, di questo entusiasmo, i frati bianchi, dal colore della veste, di San Domenico, sciamarono per tutta l’Europa, per predicare la Verità.

Un altro tratto fondamentale dei domenicani, e del loro fondatore prima di tutto, fu la devozione straordinaria alla Madonna. Maria Vergine in persona apparve a San Domenico indicandogli il Santo Rosario come l’arma più efficace contro le eresie dei Catari e degli Albigesi. Ancora nessuna violenza, nessuna prevaricazione, ma la preghiera più cara alla Madre del Salvatore, come strumento di fede e conversione.

Conosciamo meglio questo santo straordinario e il suo legame unico e speciale con Santo Rosario.

La storia del santo

San Domenico de Guzman nacque nel 1170 a Caleruega, tra le montagne della Vecchia Castiglia, in Spagna. Non si sa molto della sua giovinezza, se non che fu istruito alle arti liberali e alla teologia. Dimostrò fin da giovanissimo una grande pietà, tanto che turbato dalla miseria a cui guerre e carestie avevano condannato molte persone, vendette tutti i propri beni, perfino libri e pergamene, per aiutare i poveri. Si dice fosse un giovane molto bello, con mani lunghe ed eleganti e una voce musicale e forte, e che ispirasse simpatia e serenità. Era questo il primo tratto che conquistava chi veniva in contatto con lui.

Dopo gli studi, venne ordinato sacerdote ed entrò tra i canonici regolari della cattedrale di Osma.

Ben presto seppe farsi notare dai superiori, e nel 1203 il vescovo di Osma Diego di Acebes lo volle con sé per una missione diplomatica della massima importanza e delicatezza in Danimarca. Così, tra i cristiani nordici e gli eretici catari del nord della Francia, il giovane scoprì la propria vocazione di missionario. Insieme al vescovo e amico Diego andò fino a Roma, per chiedere al Papa la licenza di potersi dedicare all’evangelizzazione dei pagani dell’Europa Nord Orientale.
Il Pontefice intuì le potenzialità di quel solerte ed entusiasta apostolo della Parola di Cristo, e decise di impiegare le sue doti di predicatore nella Linguadoca, minacciata dall’eresia catara.

San Domenico dimostrò un approccio nuovo all’eresia. Cercò di comprendere le ragioni degli eretici, il loro pensiero, e abbracciò per certi versi il loro stile di vita rigoroso e austero, che tanto alimentava la loro popolarità presso le classi più povere, soprattutto paragonato ai fasti e agli eccessi di alcuni alti prelati cattolici.

Il suo apostolato si distinse anche per il suo metodo di predicazione, basato su dibattiti pubblici e colloqui personali, discorsi appassionati, opere di persuasione, a cui affiancava sempre anche preghiera e penitenza.  Divenuto predicatore ufficiale della diocesi di Tolosa, iniziò ad accarezzare la possibilità di raccogliere intorno a sé un gruppo di giovani altrettanto entusiasti e appassionati, per portare avanti la Predicazione in modo stabile e organizzato.

Per prime San Domenico raccolse le donne che avevano abbandonato il catarismo, formando una comunità di domenicane dedite alla vita contemplativa, ma anche alla “santa Predicazione”, in quanto le loro preghiere sarebbero di lì a poco servite per sostenere e dare forza ai loro fratelli predicatori.

Anche gli uomini si unirono a lui, nonostante lo stile di vita austero e rigoroso rendesse difficile seguire i suoi ideali, e fu così che l’Ordine dei predicatori ebbe origine. L’Ordine, approvato di Papa Innocenzo III nel 1216 prenderà il nome di “Ordine dei Frati Predicatori”. Alla base dell’Ordine vengono posti: predicazione, studio, povertà, vita comune, spedizioni missionarie.

I Frati Predicatori cominciarono ben presto a viaggiare attraverso l’Europa, predicando, ma partecipando anche alla vita culturale e teologica, soprattutto nelle grandi città universitarie, come Parigi e Bologna,

San Domenico de Guzman morirà a Bologna il 6 agosto 1221, circondato dall’amore dei suoi fratelli. Verrà canonizzato nel 1234.

La consegna del Rosario da parte della Vergine Maria

Abbiamo già accennato alla devozione mariana di San Domenico da Guzman e all’apparizione della Vergine di cui sarebbe stato protagonista. A quel tempo il Santo viveva a Tolosa, e si affannava per trovare un modo per combattere l’eresia degli albigesi senza dover ricorrere alla violenza. Alano della Rupe, un altro domenicano divenuto famoso per la sua particolare devozione al Rosario, ci racconta che durante la predicazione il Santo venne rapito dai pirati che lo trassero sulla loro nave.

La stessa nave venne travolta da una tempesta, e fu allora che la Vergine si manifestò a Domenico, indicandogli il Santo Rosario come unica salvezza dal naufragio e dalla morte di tutti loro. Il Santo comunicò ai pirati quel monito, essi accettarono, e subito la furia del mare si placò. I pirati furono i primi membri Confraternita del Rosario, la dimora di Maria Vergine sulla terra.

La morale di questa storia è chiara. Per volontà della Madonna, il Rosario non era più solo uno strumento di salvezza personale, ma un’arma di preghiera comunitaria.

“Se essi accoglieranno questo ultimo Rifugio di Misericordia del mio Rosario, non saranno ingoiati dalle acque e dall’inferno!” Così la Madonna avrebbe detto a San Domenico, sempre secondo Alano, ed è chiaro che questo monito non riguarda solo i pirati, e non si riferisce unicamente all’episodio del naufragio. Per il giovane Santo impegnato a combattere l’eresia Catara apparve evidente fin da subito che la via del Rosario gli era stata mostrata dalla Vergine per combattere i nemici della Chiesa e gli eretici con l’arma più forte ed efficacie possibile.

Fu in seguito all’esperienza mistica di San Domenico che il Rosario acquistò la forma che ancora oggi conosciamo e pratichiamo, col ruolo di Maria Vergine centrale e il movimento circolare che esprime il percorso spirituale del fedele, il suo muoversi progressivamente verso Dio. Con San Domenico e il suo Ordine di frati predicatori il Rosario diviene uno strumento di meditazione e preghiera personale e comunitaria, ma anche un mezzo per la predicazione.

Le origini dell’ordine domenicano

L’Ordine dei Frati Predicatori nacque dagli uomini raccolti intorno a San Domenico da Guzman durante il suo apostolato in Linguadoca.

Nel 1216 il papato siglò l’approvazione ufficiale e definitiva alla fondazione dell’Ordine. Dopo un inizio difficile, dovuto all’ostilità del clero locale e alla diffidenza verso il neonato Ordine, i domenicani iniziarono ad essere ben accolti e apprezzati ovunque. Sebbene essi vivessero di elemosina, molti ricevevano cospicue donazioni da sostenitori e simpatizzanti.

Nel 1218 una bolla papale decretò che tutti i prelati fornissero assistenza ai predicatori domenicani.

Nel 1220 e nel 1221 a Bologna si tennero i primi due Capitoli Generali nel corso dei quali venne redatta la Magna Charta dell’ordine.
Secondo quest’ultima i frati domenicani dovevano basare il proprio percorso di vita e fede su: predicazionestudio – che doveva esercitasi di giorno e di notte -, povertàvita in comuneviaggi e spedizioni missionarie.

Ancora oggi i Domenicani vivono quotidianamente la propria ricerca della verità e dell’intimità con Gesù. Il Rosario rimane uno dei maggiori strumenti di fede e ricerca meditativa, così come l’amore per la Vergine Maria.

Il Movimento Domenicano del Rosario, o Confraternita del Santo Rosario, seguita da secoli a accogliere chiunque voglia conoscere meglio e imparare a praticare questa forma di devozione. Il Movimento organizza occasioni di preghiera comune e incontro, pellegrinaggi in santuari e convegni finalizzati alla riflessione sui misteri del Santo Rosario.


Lettura 

Domenico, nato a Caleruega nella Spagna, dalla nobile famiglia dei Guzmàn e dedicatosi allo studio della letteratura, fu dapprima canonico della chiesa di Osma e in seguito fondò l'ordine dei frati Predicatori. Il suo ingegno e la sua virtù si segnalarono soprattutto nel combattere gli eretici, che cercavano di pervertire i Tolosani. Venuto a Roma, chiese al pontefice Innocenzo III l'approvazione e la conferma del suo ordine, approvazione che ottenne dal suo successore Onorio III. Mentre dappertutto per opera sua numerosissime persone regolavano la loro vita secondo la religione e la pietà, a Bologna, nell'anno 1221, dopo aver lasciato ai suoi alunni, come certo patrimonio, la carità, l'umiltà e la povertà, dicendo le parole: «Accorrete, o santi di Dio, venite, o angeli», si addormentò nel Signore il 6 agosto. Gregorio IX lo inserì nel catalogo dei santi.
V. E tu, o Signore, abbi pietà di noi.
R. Grazie a Dio.