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domenica 8 settembre 2013

NACIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA


NACIMIENTO
DE LA VIRGEN MARÍA



  NACE MARÍA  



 ANNA SALE AL HUERTO

"Veo a Anna que sale al huerto. Se apoya en el brazo de una mujer que debe ser parienta suya, pues mucho se le parece. Está muy gorda y parece como si le faltase el aire, algo así como me sucede a mí.
     "Aunque el huerto está lleno de sombra, sin embargo el aire quema, ahoga. Un aire que se podría cortar como si fuese una pasta muelle y caliente, tan denso se siente, bajo un cielo azul que el polvo suspendido en el espacio, lo hace un poco negruzco. Hace tiempo que no debe haber llovido, porque donde la tierra no se ha regado, está completamente reducida a un polvo finísimo y tiene el color blanquecino, de ese color que tiene el color rosa un poco sucio, mientras es de color rojo oscuro donde se la ha regado, o junto a las plantas, junto a la hortaliza, alrededor de los rosales, jazmines y de otras flores y florecillas, que hay delante de un emparrado y a lo largo de él que corta por la mitad el jardín hasta donde empieza el campo labrantío, que no tiene ya más espiga alguna. También la hierba del prado, que sirve como de límite a la propiedad, está seca y destruida. Tan sólo junto al borde, donde hay un montón de espino alvar selvático, lleno de frutos rojizos y pequeños, la hierba es verde, tupida, y más allá, en busca de pasto y de sombra están las ovejas con su pastorcillo.
     "Joaquín está junto a la hilera de árboles y de los olivos. Con él hay dos hombres que le ayudan. Aun cuando es anciano, es ligero y trabaja con ganas. Están abriendo pequeñas zanjas en los bordes de un campo, para llevar el agua a las plantas muertas. El agua hace rumor entre la hierba y la tierra quemada, y se extiende en anillos que por un momento parecen de un color de cristal amarillento y luego no son más que anillos oscuros de tierra húmeda, alrededor de sarmientos y de olivos cargadísimos.
     "Lentamente Anna, bajo la sombra del emparrado donde abejas de oro regolosas rezumban alrededor de las doradas uvas, va a donde está Joaquín que apenas la ve se apresura a ir a su encuentro.
    "¿Hasta aquí has venido?"
    "La casa está que arde como horno."
    "Y te hace mal."
    "El único sufrimiento de estas horas antes de que dé a luz. El sufrimiento de todos: de hombres y de bestias. No te expongas mucho al sol, Joaquín."

HAY  SEQUÍA EN EL CAMPO

    "El agua que tanto hemos deseado, y que desde hace tres días había de haber llegado, todavía no llega, y los campos se queman. Tenemos suerte de que el manantial esté cercano y el agua es preciosa. Abrí unos caños, que poco sirven a las plantas cuyas hojas están mustias y cubiertas de polvo. Pero es algo, y esa poca de agua les ayudará. ¡Si lloviese!... " Joaquín como cualquier otro agricultor que espera con ansias el agua, escudriña el cielo, mientras Anna, cansada, con un abanico se hace aire, un abanico que parece ser una hoja seca de palma entrelazada con hilos de muchos colores que la mantienen derecha..
    "La pariente dice: "Allá, al otro lado del Gran Hermón, se levantan nubes rápidas. Viento del norte. Refrescará y tal vez hasta darán agua."
    "Hace tres días que se levantan y luego desaparecen al levantarse la luna. Sucederá otra vez." Joaquín no tiene esperanzas.

SE RETIRAN A CASA. AMENAZA TEMPORAL

   "Regresemos a casa. Tampoco aquí hay aire fresco, y creo que es mejor regresar..." dice Anna, cuyo rostro está más teñido que nunca de un color olivo.
    "¿Sufres?"
    "No. Siento esa gran paz que experimenté en el templo cuando se me concedió lo que pedía, y  que experimenté una vez más cuando supe que iba a ser madre. Es como un éxtasis. Un suave adormecimiento del cuerpo, mientras mi alma se alegra, y se llena de una paz desconocida a los mortales. Te quiero, Joaquín.Cuando entré en tu casa y me dije: "Soy esposa de un hombre justo", tuve paz, y de igual modo todas las veces que tu amor estaba pronto a socorrer en todas sus necesidades a tu Anna. Pero esta paz es diversa. Mira: me imagino que es una paz como la que debió apoderarse, cual aceite que se extiende y suaviza, del espíritu de Jacob, nuestro padre, después de su sueño que tuvo de los ángeles: o mucho mejor, semejante a la paz alegre de los Tobías después de que Rafael se le mostró. Si me ahondo en ella, al gustarla siempre es mayor. Es como si subiese por los aires azules del cielo... y no sé por qué, pero desde que tengo en mí esta pacífica alegría, tengo un cántico en mi corazón: el del viejo Tobías. Me parece como si hubiera sido escrito para esta hora... para esta alegría... para la tierra de Israel que la recibe... para Jerusalén pecadora y que ahora recibe el perdón... pero... pero no os riáis de los delirios de una madre... cuando   digo: "Da gracias al Señor por tus bienes y alaba al Dios de los siglos porque reedifica en ti su Tabernáculo ", pienso que el que reedificará en Jerusalén el Tabernáculo del Dios verdadero será lo que está por nacer... y pienso que no de la Ciudad santa, sino de lo que va a nacer de mí, se profetizó en el cántico que dice: "Resplandecerás con una luz brillante, todos los pueblos de la tierra se postrarán ante ti, las naciones vendrán trayéndote dones,  adorarán en ti al Señor y tendrán como santa tu tierra, porque dentro de ti invocarán el Gran Nombre. Serás feliz en tus hijos, porque todos serán benditos y se reunirán junto al Señor. ¡Bienaventurados los que te amen y gocen de tu paz!..." y la primera en gozar de ella soy yo, su madre dichosa..."
    "Anna cambia de color. Se pone colorada como una granada y palidece como un limón al decir estas palabras. Lágrimas suaves le corren por las mejillas. Cae en la cuenta y sonríe llevada de su alegría. Se dirige a su casa en medio de su esposo y de su parienta, que conmovidos escuchan y no dicen nada.


UN RELÁMPAGO SURCA EL CIELO

    "Se apresuran porque las nubes, empujadas por un fuerte viento, atraviesan el firmamento, aumentan, y la llanura se oscurece y estremece ante un temporal que se acerca. Cuando llegan a la puerta de la casa, un relámpago surca el cielo, y el rumor del primer trueno parece el retumbar de algo que viniese a unirse a las primeras gotas caídas sobre el seco follaje.
    "Todos entran. Anna se retira a su habitación. Joaquín, al que se le han juntado los trabajadores, habla en la puerta de esta agua que tanto tiempo habían esperado y que es bendición para la tierra muerta de sed. Pero su alegría se torna en temor, porque se echa encima una violentísima tempestad con rayos y nubes preñadas de granizo. "Si las nubes se rompen, la uva, y las aceitunas serán pasto de ellas. Y ¡ay de nosotros!"
   "Pero Joaquín tiene otro temor y es que a su esposa le ha llegado la hora de dar a luz. Su parienta le da fuerzas diciendo que Anna no sufre en realidad. Pero él no sabe qué hacer, y cada vez que la parienta u otras mujeres, entre las que está la mamá de Alfeo, salen de la habitación de Anna para entrar nuevamente con agua caliente y lavamanos y trapos secados a la llama que alegre brilla en medio de una amplia cocina, les pregunta, y no se calma con lo que le dicen. Que Anna no dé ningún grito, también le preocupa. Dice: "Soy varón y nunca  he visto dar a luz, pero me acuerdo que oí decir que cuando no se oyen gritos agudos, es fatal..."

AGUACERO TORRENCIAL, VIENTO, RAYOS

    "El atardecer ha llegado mucho antes por la tempestad violenta que se cierne. Aguacero torrencial, viento, rayos. Todo se echa encima, menos el granizo que fue a caer en otras partes.
    "Uno de los trabajadores hace notar esta violenta tempestad: "Parece como si Satanás haya salido con sus demonios del infierno. ¡Mira qué negras nubes! Mira cómo huele a azufre, y cómo se oyen como silbidos, gritos de lamento, gritos que maldicen. Si es él, de hecho que esta noche está muerto de rabia."
    "El otro compañero se ríe y dice: "Se le habrá escapado una gran presa o bien Miguel le ha echado encima nuevos rayos de Dios, se le han quebrado los cuernos y la cola se le ha cortado, y arde en el fuego."

¡JOAQUÍN, ESTÁ POR NACER! 
¡TODO VA BIEN!

    "Una mujer que pasa corriendo grita:"¡Joaquín!¡Está por nacer!¡Todo va bien!" y desaparece con una jarra entre las manos.

UN RAYO ARROJA CONTRA LA PARED
A TRES HOMBRES

UN ARCO IRIS PARECE POSARSE
SOBRE LA EXTREMIDAD DEL HORIZONTE


    "El temporal cesa de pronto, después de un rayo tan fuerte que arroja contra la pared a los tres hombres y delante de la casa, en el huerto, se queda como recuerdo un hueco negro que despide humo. Entre tanto que un gritito, que parece el lamento de una tortolita que por primera vez no pía sino arrulla, se oye de aquellaparte de la puerta de Annaun hermoso arco iris alarga su faja semicircular en le curvo cielo; se levanta, por lo menos así parece, de la cresta del Hermón, que una lengüeta de sol besa, y que parece estar teñida de un alabastro blanquísimo con tinte de color rosa delicadísimo, se levanta hasta el más hermoso cielo de septiembre, y atravesando espacios limpios de toda suciedad, sobrepasa las colinas de Galilea, y la llanura que se ve entre dos higueras que están al sur, luego otro monte, y parece como si posase su extremidad en la punta del horizonte, donde una cordillera de montes impide el poderse ver más.
    "¡Cosa nunca vista!" 
     "¡Mirad, mirad!"
    "Parece como si uniese en un solo cinto toda la tierra  de Israel. Pero ved también. Hay allá una estrella,aun cuando el sol todavía no se ha puesto. ¡Qué estrella! Brilla cual si fuese un enorme diamante...

LA LUNA ESTÁ LLENA FALTANDO TRES DÍAS


    "Y la luna, allá, está llena, aun cuando le faltan tres días para serlo. ¡Ved cómo brilla!"
    "Las mujeres se acercan contentísimas con un pedazo de carne color rosa envuelto en blancos lienzos.


    "¡Es María, la Mamá!  Una María pequeñita que puede dormir entre los brazos de un niño; una María que no es más que un brazo, una cabecita de marfil teñido de un tenue color rosa, con unos labios de carmín que no lloran más, pero que instintivamente se mueven como para mamar, tan pequeños que no puedo comprender cómo lograrán coger la teta, una nariz pequeña entre dos mejillitas redondas; y cuando le pican para hacerle abrir sus ojitos, dos pedazos de cielo, dos puntitos inocentes y azules que ven y no miran, protegidos por dos cejas hermosas de color rubio-rosado de cierta miel que parece blanca.
   "Sus orejas son dos conchitas rosadas y transparentes, perfectas. Sus manitas... ¿qué cosa es eso que se mueve por el aire y luego va a la boca? Están cerradas y parecen dos botones que se hayan abierto paso entre el verdor de sépalos; abiertas, son dos joyeles de marfil con tinte de rosa, de alabastro de color tenuemente rosado,con cinco pálidas granadas que son las uñas. ¿Cómo harán esas manitas para enjugar tantas lágrimas?
    "¿Y los piececitos? ¿Dónde están? Están escondidos entre los lienzos de lino. La parienta se sienta y los descubre... ¡Oh piececitos! No más de cuatro centímetros de largo. Su planta es una conchita de coral. En el dorso una conchilla de nieve de color azul; sus deditos, son de una obra maestra de escultura liliputiense; también ellos tienen sus granaditas de color pálido. ¡Cómo podrá haber sandalias tan pequeñas, cuando esos piececitos de muñeca den los primeros pasos! ¿Cómo se las arreglarán esos piececitos para caminar por ásperos senderos, aguantar un inmenso dolor bajo una cruz?
    "Pero ahora todo esto no se sabe, y se ríen y se sonríen al verla extender sus manitas, y patalear; de sus piernecitas entornadas, de sus muslitos tan gorditos, de su barriguita: una copa al revés, de su pequeño tórax perfecto, y bajo el blanco lienzo se ve el movimiento que hace al respirar y se oye, si como su padre feliz ahora hace, que apoya su boca sobre su cuerpecito, palpitar un corazoncito que es el más hermoso que haya nacido en los siglos: el único corazón inmaculado de hombre alguno.
    "¿Y la espaldita? Ahora la ponen de espaldas y se ve lo encorvado de los riñones, luego las espaldas gorditas y la nuca de color rosa tan fuerte que ahora la cabecita se levanta sobre el arco de las diminutas vértebras y parece la cabecita de un pajarillo que escudriña a su alrededor un mundo nuevo que ve, y da un gritito de protesta porque se le trata así. Ella, la Pura y la Casta, a los ojos de tantos, Ella a la que ningún hombre jamás verá desnuda, la Virgen, la Santa e Inmaculada. Cubrid, cubrid este botón de lirio que jamás se abrirá sobre la tierra, y que producirá una flor más bella que ella misma, permaneciendo siempre un botón. Sólo en los cielos el Lirio del Señor Trino abrirá todos sus pétalos. Porque allá arriba no hay polvo de culpa que pueda involuntariamente profanar ese candor. Porque allá arriba ante la mirada de todo el Empíreo, dará acogida al Dios Trino que ahora, oculto estará en un corazón sin mancha, pero dentro de pocos años será para Ella: Padre, Hijo, Esposo.
    "Vedla nuevamente entre los lienzos y en los brazos de su padre terreno, a quien se parece. No ahorita. Ahora es un bosquejo humano. Digo que se le parece cuando llega a crecer. No se parece nada a su madre. De su padre tiene el color de la piel, de los ojos y también de los cabellos, que si ahora están blancos, en su juventud ciertamente fueron rubios como lo muestran las cejas; de su padre tiene la fisonomía, mucho más perfecta cuanto es de una mujer, de esa Mujer; de su padre la sonrisa y la mirada, el modo de moverse y la estatura. Pensando en Jesús, como lo veo, comprendo que Anna dio su estatura a su Nieto y el color de la piel de tinte de marfil. María no tiene ese aire de grandiosidad de Anna: una palma alta y flexible, sino el donaire de su padre.

LAS MUJERES HABLAN DE LA TEMPESTAD,
DEL PRODIGIO DE LA LUNA,
DEL INMENSO ARCO-IRIS,
DE LA ESTRELLA.


     "También las mujeres hablan de la tempestad y del prodigio de la luna, de la estrella, del inmenso arco-iris, mientras con Joaquín entran donde está la madre feliz, y le devuelven a la criaturita.
    "Anna sonríe a un pensamiento suyo: "Es la Estrella" dice"Su señal está en el cielo. ¡María, arco de paz! ¡María, estrella mía! ¡María, brillante luna! ¡María, perla nuestra!"
    "¿La llamas María?"
    "Sí, María, estrella, perla, luz y paz..."
    "Pero también quiere significar amargura... ¿No tienes miedo de pronosticarle desventuras?"
    "Dios está con Ella. Es suya antes que existiese. Él la conducirá por sus caminos y toda amargura se cambiará en miel del paraíso. Ahora eres de tu mamá... por un poco de tiempo, antes de que seas toda de Dios ..."
   "La visión termina con el primer sueño de Anna madre y de María la recién nacida."
I. 19-25.
A. M. D. G.et B.V.M.

La rivincita di Dio! La Verginità della Vergine!...


La rivincita di Dio!

Fischia, o Satana, il tuo livore mentre Ella nasce. Questa Pargola ti ha vinto! Prima che tu fossi il Ribelle, il Tortuoso, il Corruttore, eri già il Vinto, e Lei è la tua Vincitrice. Mille eserciti schierati nulla possono contro la tua potenza, cadono le armi degli uomini contro le tue scaglie, o Perenne, e non vi è vento che valga a disperdere il lezzo del tuo fiato. 

Eppure questo calcagno d'infante, che è tanto roseo da parere l'interno di una camelia rosata, che è tanto liscio e morbido che la seta è aspra al paragone, che è tanto piccino che potrebbe entrare nel calice di un tulipano e farsi di quel raso vegetale una scarpina, ecco che ti preme senza paura, ecco che ti confina nel tuo antro. 

Eppure ecco che il suo vagito ti fa volgere in fuga, tu che non hai paura degli eserciti, e il suo alito purifica il mondo dal tuo fetore. Sei vinto. Il suo nome, il suo sguardo, la sua purezza sono lancia, folgore e pietrone che ti trafiggono, che ti abbattono, che ti imprigionano nella tua tana d'Inferno, o Maledetto, che hai tolto a Dio la gioia d'esser Padre di tutti gli uomini creati!

Inutilmente ormai li hai corrotti, questi che erano stati creati innocenti, portandoli a conoscere e a concepire attraverso a sinuosità di lussuria, privando Dio, nella creatura sua diletta, di essere l'elargitore dei figli secondo regole che, se fossero state rispettate, avrebbero mantenuto sulla terra un equilibrio fra i sessi e le razze, atto ad evitare guerre fra popoli e sventure fra famiglie.

Ubbidendo, avrebbero pur conosciuto l'amore. Anzi, solo ubbidendo avrebbero conosciuto l'amore e l'avrebbero avuto. Un possesso pieno e tranquillo di questa emanazione di Dio, che dal soprannaturale scende all'inferiore, perché anche la carne ne giubili santamente, essa che è congiunta allo spirito e creata dallo Stesso che le creò lo spirito.

Ora il vostro amore, o uomini, i vostri amori, che sono? O libidine vestita da amore. O paura insanabile di perdere l'amore del coniuge per libidine sua e di altri. Non siete mai più sicuri del possesso del cuore dello sposo o della sposa, da quando libidine è nel mondo. E tremate e piangete e divenite folli di gelosia, assassini talora per vendicare un tradimento, disperati talaltra, abulici in certi casi, dementi in altri.

Ecco che hai fatto, Satana, ai figli di Dio. Questi, che hai corrotti, avrebbero conosciuto la gioia di aver figli senza avere il dolore, la gioia d'esser nati senza paura del morire. 

Ma ora sei vinto in una Donna e per la Donna. D'ora innanzi chi l'amerà tornerà ad esser di Dio, superando le tue tentazioni per poter guardare la sua immacolata purezza. D'ora innanzi, non potendo concepire senza dolore, le madri avranno Lei per conforto. D'ora innanzi l'avranno le spose a guida e i morenti a madre, per cui dolce sarà il morire su quel seno che è scudo contro te, Maledetto, e contro il giudizio di Dio.

Maria, piccola voce, hai visto la nascita del Figlio della Vergine e la nascita al Cielo della Vergine. Hai visto perciò che ai senza colpa è sconosciuta la pena del dare alla vita e la pena del darsi alla morte. 
Ma se alla superinnocente Madre di Dio fu riserbata la perfezione dei celesti doni, a tutti, che nei Primi fossero rimasti innocenti e figli di Dio, sarebbe venuto il generare senza doglie, come era giusto per aver saputo congiungersi e concepire senza lussuria, e il morire senza affanno.

La sublime rivincita di Dio sulla vendetta di Satana è stata il portare la perfezione della creatura diletta ad una superperfezione, che annullasse almeno in una ogni ricordo di umanità, suscettibile al veleno di Satana, per cui non da casto abbraccio d'uomo ma da divino amplesso, che fa trascolorare lo spirito nell'estasi del Fuoco, sarebbe venuto il Figlio.

La Verginità della Vergine!...

Vieni. Medita questa verginità profonda, che dà nel contemplarla vertigini d'abisso! Cosa è la povera verginità forzata della donna che nessun uomo ha sposato? Meno che nulla. Cosa la verginità di quella che volle esser vergine per esser di Dio, ma sa esserlo solo nel corpo e non nello spirito, nel quale lascia entrare tanti estranei pensieri, e carezza e accetta carezze di umani pensieri? Comincia ad essere una larva di verginità. Ma ben poco ancora. Cosa è la verginità di una claustrata che vive solo di Dio? Molto. Ma sempre non è perfetta verginità rispetto a quella della Madre mia.

Un coniugio vi è sempre stato, anche nel più santo. Quello di origine fra lo spirito e la Colpa. Quello che solo il Battesimo scioglie. Scioglie, ma, come di donna separata da morte dello sposo, non rende verginità totale quale era quella dei Primi avanti il Peccato. Una cicatrice resta e duole, facendo ricordare di sé, ed è sempre pronta a rifiorire in piaga, come certi morbi che periodicamente i loro virus acutizzano. 
Nella Vergine non vi è questo segno di disciolto coniugio con la Colpa. La sua anima appare bella e intatta come quando il Padre la pensò adunando in Lei tutte le grazie.

È la Vergine. È l'Unica. È la Perfetta. È la Completa. Pensata tale. Generata tale. Rimasta tale. Incoronata tale. Eternamente tale. È la Vergine. È l'abisso della intangibilità, della purezza, della grazia, che si perde nell'Abisso da cui è scaturito: in Dio, Intangibilità, Purezza, Grazia perfettissime.

Ecco la rivincita del Dio trino ed uno. Contro alle creature profanate Egli alza questa Stella di perfezione.

Contro la curiosità malsana, questa Schiva, paga solo di amare Dio. Contro la scienza del male, questa sublime Ignorante. 

In Lei non è solo ignoranza dell'amore avvilito; non è solo ignoranza dell'amore che Dio aveva dato agli uomini sposi. Ma più ancora. In Lei è l'ignoranza dei fomiti, eredità del Peccato. 

In Lei vi è solo la sapienza gelida e incandescente dell'Amore divino. Fuoco che corazza di ghiaccio la carne, perché sia specchio trasparente all'altare dove un Dio si sposa con una Vergine, e non si avvilisce, perché la sua Perfezione abbraccia Quella che, come si conviene a sposa, è di solo un punto inferiore allo Sposo, a Lui soggetta perché Donna, ma senza macchia come Egli è».
Beneditela con tutto il cuore
perché la terra è piena della sua misericordia

venerdì 6 settembre 2013

Natività di Maria SS.ma.


8 SETTEMBRE
NATIVITÀ DELLA BEATA VERGINE MARIA

Giorno di gioia.
Esultante di gioia, oggi la Chiesa ci fa dire con ragione: "La tua nascita, o Vergine Madre di Dio, fu per il mondo intero messaggio di consolazione e di gioia, perché da te è sorto il sole di giustizia, Cristo nostro Dio, che ci ha liberati dalla maledizione per darci la benedizione e, vincitore della morte, ci ha assicurato la vita eterna" (Antifona dei secondi Vespri).
La nascita di un bambino porta gioia nella casa ai genitori, che pure ne ignorano l'avvenire e, se la Chiesa il 24 giugno ci dice che quel giorno è un giorno di gioia, perché la nascita del Battista ci fa sperare la nascita di Colui del quale egli viene a preparare la strada, la nascita di Colei che sarà la Madre del Redentore non porterà gioia a tutti coloro che attendono la salvezza e la vita?
Sappiamo dal Vangelo che la nascita del Battista fu motivo di gioia per i suoi genitori, per il villaggio di Ain Karim e per le borgate vicine. Nulla invece sappiamo della nascita di Maria; ma, se tale nascita passò inosservata per molti, se Gerusalemme restò davanti ad essa esteriormente indifferente, sappiamo tuttavia che il giorno di tale nascita resterà un giorno di incomparabile gioia non solo per una città o per un popolo, ma per tutto il mondo e per tutti i secoli.

Gioia del cielo.
È gioia in cielo per la Santissima Trinità; gioia del Padre, che si rallegra per la nascita della sua prediletta, che egli farà partecipe della sua paternità; gioia del Figlio, che contempla la soprannaturale bellezza di Colei che diventerà sua Madre, alla quale egli chiederà in prestito la carne per riscattare il mondo; gioia dello Spirito Santo di cui Maria è il santuario immacolato e la cooperatrice nell'opera della concezione e dell'incarnazione del Verbo.
È gioia per gli Angeli: Essi vedono che questa fanciulla è la meraviglia delle meraviglie dell'Onnipotente; in Lei Dio ha spiegato la sua sapienza, la sua potenza, il suo amore più che in tutte le altre creature; egli ha fatto di Maria lo specchio purissimo in cui si riflettono tutte le sue perfezioni; essi comprendono che Maria, da sola, dà al suo creatore più onore e più gloria che tutte le loro gerarchie insieme e già la salutano come regina, gloria dei cieli, ornamento del mondo celeste e del mondo terrestre (Giovanni il Geometra, Annunciazione, 37, PG 106, c. 845).

Gioia nel limbo.
San Giovanni Damasceno pensa che anche le anime trattenute nel limbo abbiano conosciuto questa nascita felicissima e che Adamo ed Eva, con una gioia mai più provata dopo la loro caduta nel paradiso terrestre, abbiano gridato: "Sii benedetta, o figlia, che il Signore ci promise il giorno della nostra caduta: da noi hai ricevuto un corpo mortale e ci restituisci la veste dell'immortalità. Tu ci richiami alla nostra prima dimora; noi abbiamo chiusa la porta del paradiso e tu restituisci libero il sentiero che porta all'albero della vita" (Dormitio Virginis: PG 96, c. 733).
Altri scrittori antichi ci presentano i patriarchi e i profeti, che da lontano avevano annunziata e benedetta la venuta di Maria, intenti a salutare il compimento dei loro oracoli divini (Giacomo il Monaco, Natività di Maria: PG 127, c. 573).

Gioia sulla terra.
Fu anche gioia sulla terra. Senza temerità, possiamo con i santi pensare che Dio diede alle anime "che attendevano allora la redenzione d'Israele" (Lc 2,38) una allegrezza straordinaria, una gioia grave e religiosa, che si insinuò nei loro cuori, e intimamente le convinse, senza spiegare come, che l'ora della salvezza del mondo era ormai prossima.
Ma gioia particolare in questo senso ebbero i felici genitori, i santi Gioacchino e Anna. Essi contemplarono rapiti la radiosa, piccola bambina, loro donata nella vecchiaia, contro tutte le speranze. Forse essi si chiesero se non era uno degli anelli della linea benedetta dalla quale doveva uscire il Re, che avrebbe ristabilito il trono di Davide e salvato Israele e il loro ringraziamento salì fervido al Signore, che essi sentivano presente nella loro umile casa.
"O coppia felice, esclama san Giovanni Damasceno, tutta la creazione ha un debito verso di voi, perché per mezzo vostro ha offerto a Dio il più prezioso dei doni, la Madre ammirabile, che, sola, di lui era degna. Benedetto il tuo seno, o Anna, perché ha portato colei che nel suo seno porterà il Verbo eterno, colui che nulla può contenere e che porterà agli uomini la rigenerazione. O terra da principio infeconda e sterile, dalla quale è sorta una terra dotata di fecondità meravigliosa, che sta per produrre la spiga, che nutrirà tutti gli uomini! Beate le vostre mammelle, perché hanno allattato colei, che allatterà il Verbo di Dio, nutrice di Colui che nutre il mondo... " (Sulla Natività, PG 96, c. 664-668).

Maria causa della nostra gioia.
La nascita di Maria è dunque causa di gioia e la gioia è sentimento che oggi tutto assorbe e tutto penetra. La Chiesa desidera che noi entriamo in questa gioia che straripa e trionfa. Ci invita a questa gioia in tutto l'Ufficio e ci fa cantare, fino dall'invitatorio di Mattutino: "È la nascita di Maria, facciamole festa, adoriamo Cristo, suo figlio, nostro Signore". E poco dopo ci fa aggiungere: "Celebriamo con tenera divozione la nascita della beata Vergine Maria, perché interceda presso Gesù Cristo. Con allegrezza e tenera divozione, celebriamo la nascita dì Maria" (Responsorio del Mattutino).
La Chiesa ci invita alla gioia perché Maria è la Madre della divina grazia e, nel pensiero divino, già la Madre del Verbo incarnato. Le parole grazia e gioia hanno in greco una stessa radice, vanno sempre a fianco e si richiamano a vicenda: Maria, essendo piena di grazia, è anche piena di gioia per sé e per noi. La Liturgia ci mostra in questa graziosa bambina appena nata la Madre di Gesù, tanto Maria è inseparabile dal Figlio, che è nata solo per lui, per essere sua Madre e per divenire madre nostra, dandoci la vera vita, la vita della grazia. Tutte le preghiere della Messa acclamano la maternità della Vergine Maria quasi per dire che la Chiesa non può separare la sua nascita da quella dell'Emmanuele.

Il luogo di nascita di Maria.
Dove nacque la Santissima Vergine? Un'antica e costante tradizione indica come luogo di nascita Gerusalemme, là ove è la chiesa di S. Anna, presso la piscina Probatica. Là "nell'ovile paterno, dice san Giovanni Damasceno, è nata colei, da cui ha voluto nascere l'Agnello di Dio". Là più tardi furono sepolti i santi Gioacchino e Anna e le loro tombe furono scoperte dai Padri Bianchi il 18 marzo 1889, presso la grotta della Natività. Là fu costruita nel secolo IX una chiesa e le monache benedettine vi si stabilirono dopo l'arrivo in Palestina dei Crociati e vi restarono fino al secolo XV. Poi una scuola mussulmana sostituì il monastero e, solo in seguito alla guerra di Crimea, il sultano Abd-ul-Medjid donò la chiesa e la piscina probatica alla Francia, che era entrata vittoriosa a Sebastopoli il giorno 8 settembre 1855.

Origine della festa.
La festa della Natività sorse in Oriente. La Vita di Papa Sergio (687-701) la elenca fra le quattro feste della Santa Vergine esistenti a quel tempo e sappiamo inoltre che l'imperatore Maurizio (582-602) ne aveva prescritta la celebrazione con le altre tre dell'Annunziazione, della Purificazione e dell'Assunta. San Bonifacio introdusse la festa in Germania. Una graziosa leggenda attribuisce al vescovo di Angers, Maurilio, l'istituzione della festa e forse veramente egli introdusse nella sua diocesi una festa, per realizzare il desiderio della Vergine, che gli era apparsa nelle praterie del Marillais verso l'anno 430, e di qui il nome di Nostra Signora Angevina o festa dell'Angevina, che ancora le dà, nella regione occidentale, il popolo cristiano.
Chartres da parte sua rivendica al vescovo Fulberto (1028) una parte preponderante nella diffusione della festa in tutta la Francia. Il re Roberto il Pio (o il suo seguito) diede le note ai tre bei ResponsoriSolem iustitiaeStirps IesseAd nutum Domini, nei quali Fulberto celebra il sorgere della stella misteriosa, che doveva generare il sole, il virgulto sorto dal ceppo di Jesse che doveva portare il fiore divino sul quale riposerà lo Spirito Santo, la onnipotenza che dalla Giudea produce Maria, come una rosa dalle spine.
Nel 1245, durante la terza sessione del primo Concilio di Lione, Innocenzo IV stabilì per tutta la Chiesa l'Ottava della Natività della Beata Vergine Maria (oggi soppressa) compiendo il voto emesso da lui e dai Cardinali durante la vacanza di diciannove mesi, causata dagli intrighi dell'imperatore Federico II alla morte di Celestino IV e terminata con l'elezione di Sinibaldo Fieschi col nome di Innocenzo.
Nel 1377, il grande Gregorio XI, il Papa, che aveva spezzate le catene di Avignone, completò gli onori resi alla Vergine nascente con l'aggiunta della vigilia alla solennità, ma o perché non espresse al riguardo che un desiderio o per altre cause, le intenzioni del Pontefice non ebbero seguito che per qualche tempo negli anni torbidi, che seguirono la sua morte.

La pace.
Quale frutto di questa festa, imploriamo con la Chiesa (Colletta del giorno) la pace, che nei nostri tempi sventurati pare allontanarsi sempre di più. La Madonna nacque nel secondo dei tre periodi di pace universale segnalati sotto Augusto, il terzo dei quali segnò l'avvento del Principe stesso della pace.
Mentre si chiudeva il tempio di Giano, l'olio misterioso sgorgava dal suolo a Roma nel luogo dove doveva sorgere il primo santuario della Madre di Dio, si moltiplicavano i presagi per il mondo in attesa e il poeta cantava: "Finalmente giunge l'ultima era preannunziata dalla Sibilla, si apre la serie dei secoli nuovi, ecco la Vergine" (Virgilio, Egloga IV).
In Giudea, lo scettro era stato tolto a Giuda (Gen 49,10) ma anche colui, che se ne era impadronito, proseguì la splendida restaurazione, che doveva permettere al secondo Tempio di ricevere fra le sue mura l'Arca santa del nuovo Testamento.
È il mese sabbatico, primo mese dell'anno civile e settimo del ciclo sacro Tisri, in cui comincia il riposo stabilito ad ogni settennio, cioè l'anno santo giubilare (Lv 25,9), il mese più ricco di gioia con la Neomenia solenne, annunziata da suoni di tromba e da canti (ivi 23; Nm 29; Sal 80), la festa dei Tabernacoli e il ricordo della dedicazione del primo Tempio sotto Salomone.
In cielo il sole è uscito dal segno del Leone ed entra in quello della Vergine. Sulla terra due oscuri discendenti di Davide, Gioacchino e Anna, ringraziano Dio, che ha benedetto la loro unione, per molto tempo infeconda.

MESSA
La Chiesa intona alla Madre di Dio il bel canto del Sedulio. Come l'Altissimo, essa vede Maria già Madre, così come realmente lo è nella predestinazione avanti i secoli. E Maria risponde al saluto col canto dalla Sposa, il salmo epitalamico, che mai si adattò così bene ad un'anima come a quella di Maria, fin da questo primo giorno.

EPISTOLA (Pr 8,32-35). - Il Signore mi possedette all'inizio delle sue opere, fin da principio, avanti la creazione. "Ab aeterno" fui stabilita, al principio, avanti che fosse fatta la terra: non erano ancora gli abissi ed io ero già concepita. Non ancora le sorgenti delle acque rigurgitavano, non ancora le montagne s'eran fermate sulla grave mole. Prima delle colline io ero partorita. Egli non aveva fatto ancora né la terra, né i fiumi, né i cardini del mondo. Quando preparava i cieli io ero presente, quando con legge inviolabile chiuse sotto la volta l'abisso, quando rese stabile in alto la volta celeste e vi sospese le fonti delle acque, quando fissava al mare i suoi confini e dava legge alle acque di non passare il loro termine, quando gettava i fondamenti della terra, io ero con lui a ordinare tutte le cose. Sempre nella gioia, scherzavo dinanzi a lui continuamente; scherzavo nell'universo: è mia delizia stare coi figli degli uomini. Or dunque, figli, ascoltatemi: Beati quelli che battono le mie vie. Ascoltate i miei avvisi per diventare saggi, non li ricusate. Beato l'uomo che mi ascolta e veglia ogni giorno alla mia porta, e aspetta all'ingresso della mia casa. Chi troverà me avrà trovato la vita, e riceverà dal Signore la salute.

La predestinazione di Maria.
Presso la culla dei principi si suole pronosticare un avvenire grandioso, facendo loro un'aureola della gloria degli avi. La Chiesa oggi fa questo e meglio di questo. Col Vangelo ci ricorderà la nascita temporale del Messia e di colei, che oggi nasce perché egli possa nascere, ma prima ci mette in evidenza, e per il Figlio e per la Madre, la genesi in Dio con un passo dei Proverbi, e dice: Io era prima che i monti, prima che la terra, io era presente quando egli preparava i cieli. La nostra debole umanità, essendo soggetta al tempo, percepisce le cose nelle evoluzioni successive, ma Dio le considera fuori del tempo in cui le ha poste per la manifestazione della sua gloria. Per Dio il principio di ogni opera è la ragione che la determina. L'Altissimo, che egli domina nella sua eternità, nell'ordine di mutua dipendenza, agendo al di fuori di sé, agì soltanto per rivelare se stesso mediante il Verbofatto carne, divenuto figlio di una Madre creata, pur essendo figlio del Creatore. L'Uomo-Dio come fine, Maria come mezzo: tale è l'oggetto dell'eterna risoluzione di Dio, la ragione d'essere del mondo, la concezione fondamentale nella quale tutto il resto sarà solo accessorio e dipendente.
O Signora che ti degni chiamarci figli, siamo felici che in te la bontà eguagli la grandezza! Felice l'umanità, che vegliava, da tanti secoli, nella tua attesa e finalmente ti incontra, perché con te è la salvezza e la vita.
VANGELO (Mt 1,1-16). - Libro della generazione di Gesù Cristo, figlio di David, figlio di Abramo, Abramo generò Isacco, Isacco generò Giacobbe, Giacobbe generò Giuda e i fratelli di lui. Giuda ebbe Fares e Zara da Tamar; Fares generò Esron, Esron generò Aram. Aram generò Aminadab, Aminadab generò Naasson; Naasson generò Salmon. Salmon ebbe Booz da Raab; Booz ebbe Obed da Rut, Obed generò Iesse e Iesse generò David, il re. E il re David ebbe Salomone da quella che era stata di Uria. Salomone generò Roboamo, Roboamo generò Abia, Abia generò Asa. Asa generò Giosafat, Giosafat generò Ioram, Ioram generò Ozia, Ozia generò Joatam, Joatam generò Acaz, Acaz generò Ezechia. Ezechia generò Manasse, Manasse generò Amon, Amon generò Giosia, Giosia generò Geconia e i di lui fratelli al tempo dell'esilio di Babilonia. E dopo l'esilio di Babilonia Geconia generò Salatiel, Salatiel generò Zorobabel. Zorobabel generò Abiud, Abiud generò Eliacim, Eliacim generò Azor. Azor generò Sadoc, Sadoc generò Achim, Achim generò Eliud, Eliud generò Eleazar, Eleazar generò Matan, Matan generò Giacobbe. Giacobbe generò Giuseppe, lo sposo di Maria, dalla quale nacque Gesù chiamato il Cristo.

Il Mistero di Maria.
Maria, dalla quale è nato Gesù: qui è tutto il mistero della Madonna, il titolo costitutivo, come abbiamo veduto, del suo essere di natura e di grazia; come Gesù dovendo nascere da Maria figlia della donna (Gal 4,4) e figlia di Dio (Rm 7,3-4), era dal principio ragione nascosta della creazione il cui mistero si sarebbe rivelato solo alla pienezza dei tempi (Ef 3,9). Opera unica questa della quale il profeta, nella sua estasi diceva: Farai conoscere, o Dio, nella pienezza degli anni l'opera tua; verrà il Santo dalla montagna oscura; i poli del mondo si curvano sotto il passo della sua eternità (Ab 3,3-6). La montagna donde deve venire il Santo, l'Eterno, il Dominatore del mondo, quando sarà il tempo, è la Beata Vergine, che l'Altissimo coprirà della sua ombra (Lc 1,35) e l'altezza della quale, già alla nascita, sorpassò tutte le altezze del cielo e della terra.
I tempi sono dunque compiuti. Dal momento in cui l'eterna Trinità uscì dal suo riposo per creare cielo e terra (Gen 1,1) tutte le generazioni del cielo e della terra, come dice la scrittura (ivi 2,4) erano in travaglio dal giorno che dona al Figlio di Dio la Madre attesa. Parallelamente alla linea, che scende da Abramo e da Davide al Messia, tutte le genealogie umane preparavano a Maria la generazione dei figli adottivi che Gesù, figlio di Maria, si sceglierà per fratelli.

Preghiera a Maria Bambina.
Finalmente, o Maria, il mondo ti possiede! La tua nascita gli rivela il segreto del suo destino, il segreto d'amore che lo chiamò dal nulla, perché diventasse l'abitazione di Dio al di sotto dei cieli.
Ma qual è dunque il mistero di questa debole umanità, che, inferiore agli Angeli per natura, è tuttavia chiamata a dare loro un Re e una Regina? Il Re l'adorano neonato fra le vostre braccia, la Regina la riveriscono oggi nella culla insieme con gli angeli. Astri del mattino, questi nobili spiriti davano inizio alle manifestazioni dell'Onnipotenza e lodavano l'Altissimo (Gb 38,7), ma il loro sguardo non scoprì mai meraviglia pari a quella che li fa ora esultare: Dio, riflesso in modo più puro sotto i veli del corpo fragile di una bambina di un giorno che nella forza e nello splendore dei nove cori; Dio, conquistato egli stesso da tanta debolezza, unita per grazia sua a tanto amore che egli ne fa il suo capolavoro, manifestando in essa suo Figlio.

Regina degli Angeli, tu sei anche nostra Regina, ricevici per manifestare fede e omaggio. In questo giorno in cui il primo slancio della tua anima santissima fu per il Signore, il primo sorriso degli occhi per i genitori che ti misero al mondo; si degni la beata Anna ammetterci a baciare in ginocchio le tue mani benedette, già pronte alle divine larghezze delle quali sono predestinate dispensatrici. E intanto cresci, dolcissima bambina, si irrobustiscano i tuoi piedi, per schiacciare il capo al serpente, prendano forza le tue braccia, per portare il tesoro del mondo; l'angelo e l'uomo, tutta la natura; Dio Padre, Figlio, Spirito Santo, sono in attesa del momento solenne in cui Gabriele potrà spiccare il volo dal cielo per salutarti piena di grazia e portarti il messaggio d'amore.

da: dom Prosper Guéranger, L'anno liturgico. - II. Tempo Pasquale e dopo la Pentecoste, trad. it. L. Roberti, P. Graziani e P. Suffia, Alba, 1959, p. 1056-1063

Amplectamur Mariae vestigia, peccatores:
et beatis pedibus eius provolvamur. 

mercoledì 3 luglio 2013

L'ora della pubblica testimonianza.


Fulda (Germania), 8 settembre 1985. 
Natività della Beata Maria Vergine.

L'ora della pubblica testimonianza.

«Figli prediletti, accogliete oggi il mio invito ad entrare nel mio Cuore Immacolato e a lasciarvi condurre da Me.

Tutti coloro che accolgono questo mio invito e si consacrano al mio Cuore fanno parte della mia schiera vittoriosa.

In questo giorno, nella festa della mia nascita, vi voglio attorno alla mia culla come una corona profumata di amore e di preghiera.

Oggi vi chiamo tutti ad una pubblica e coraggiosa testimonianza.

Guardate alla vostra Mamma Celeste che nasce "come il sorgere dell'aurora, bella come la luna".

Cosa oggi oscura la vita degli uomini?

È la tenebra della ribellione a Dio, della sua ostinata e così vasta negazione.

Voi dovete diffondere ovunque il potente grido: Dio c'èChi è come Dio?

Solo nel ritorno a Dio è aperta per l'umanità la sola possibilità di salvezza.

Allora voi dovete diffondere con coraggio il mio materno invito alla conversione ed al ritorno al Signore, sulla strada della preghiera e della penitenza, della carità e del digiuno.

Questo ancora per poco è il tempo favorevole concesso alla umanità per la sua conversione.

Guardate alla vostra Mamma Celeste che nasce "splendente come il sole".

Cosa oggi offusca la bellezza e lo splendore della Chiesa?

È il fumo degli errori che Satana ha fatto entrare in essa. Essi vengono sempre più diffusi e portano moltissime anime alla perdita della fede.

Causa di una cosi vasta diffusione degli errori e di questa grande apostasia sono i Pastori infedeli. Essi fanno silenzio quando devono parlare con coraggio per condannare l'errore e per difendere la Verità. Non intervengono quando devono smascherare i lupi rapaci che si sono
introdotti nel gregge di Cristo nascosti sotto le vesti di agnelli. Son cani muti che lasciano sbranare il loro gregge.

Voi invece dovete parlare con forza e con coraggio per condannare l'errore e per diffondere solo la Verità.

È giunta l'ora della vostra pubblica e coraggiosa testimonianza.

Offusca lo splendore della Chiesa anche la profonda divisione entrata al suo interno e che ogni giorno diventa più grande.

Allora voi dovete testimoniare questa unità con un forte impegno di unione col Papa e con i Vescovi uniti a Lui. Non seguite quei Vescovi che si oppongono al Papa. Fatevi coraggiosi difensori del Papa e denunciate apertamente coloro che si oppongono al suo Magistero ed
insegnano in maniera contraria ad esso.

Guardate alla vostra Mamma Celeste che nasce "terribile come un esercito schierato a battaglia".

Cosa rende vana la vostra forza e vi ferma impauriti di fronte al grande attacco del mio Avversario?

È la tolleranza del peccato che vi allontana dalla vita di mio figlio Gesù. È la grande trascuratezza della preghiera, che non vi comunica la sua stessa forza.

Allora siate oggi coraggiosi testimoni nel combattere contro il peccato. Per mezzo di voi ritorni a splendere nella Chiesa il grande dono che Gesù vi ha fatto col sacramento della riconciliazione.

Tornate a confessarvi spesso e pregare di più. Pregate con Me; pregate con il santo Rosario.

Quanto il mio Papa (beato Giovanni Paolo II) ha detto in questo luogo corrisponde a verità.

Siete vicini al più grande castigo; allora vi dico: affidatevi a Me e ricordate che l'arma da usare in questi terribili momenti è quella del Santo Rosario. Allora voi formate la mia schiera che in questi tempi Io conduco alla sua più grande vittoria».

AVE MARIA PURISSIMA!