María es divina.
Son pocos los católicos que comprenden esta verdad. Son muchos los que la ven como una herejía.
Los católicos dicen: Jesucristo es divino, pero María no es divina, sino que es 100% humana, pues nació de padres humanos.
Muchos católicos creen en el dogma de la Inmaculada Concepción, pero no lo comprenden.
María ha sido concebida sin pecado original. Esto no puede venir de un varón y de una mujer que tengan el pecado original. San Joaquín y Santa Ana son santos, pero no son inmaculados. Tuvieron el pecado original. Por lo tanto, siempre van a engendrar un hijo en el pecado original y que viene con el pecado original. No pueden engendrar un hijo inmaculado. Pues, nadie da lo que no tiene.
El problema de casi todos los católicos es que siguen las diferentes escuelas teológicas, las cuales no aclaran en qué consiste el pecado original y dónde está ubicado en el hombre.
El pecado original está en el cuerpo, es decir se nace con un cuerpo que no es el original, sino una hibridación. La persona, aunque se bautice, se quita el pecado original de su alma, pero le queda la secuela, la concupiscencia en su cuerpo. Y eso para toda su vida, hasta la muerte. Con ese cuerpo, el alma, aunque esté en gracia, aunque sea santa, no puede engendrar con su cuerpo un hijo ni en gracia ni santo.
Si no se entiende este punto, no se entiende nada de lo que es el pecado original, y no se puede hablar sobre la divinidad de María.
María, al ser Inmaculada en su Concepción, està exigiendo un padre y una madre también inmaculados, es decir, no sólo con un alma inmaculada, sino también con un cuerpo inmaculado, es decir, sin el pecado original. Un cuerpo espiritual, glorioso y divino.
Este cuerpo es imposible que se diera ni en San Joaquín ni en Santa Ana, porque entonces ya María no sería la única Inmaculada, como enseña el dogma, sino que habría otros hombres inmaculados. Y esto también va en contra del dogma del pecado original, por el cual todos los hombres nacen con ese pecado, es decir, ningún hombre es inmaculado.
Luego, para resolver esta cuestión hay que poner la concepción de la Virgen María sólo en Dios. Es decir, Dios puso el gameto masculino y el gameto femenino en el vientre de Santa Ana, siendo ésta sólo un vientre adecuado a la Concepción Divina, pero ella no pone su óvulo humano en esa concepción. E igualmente, tampoco San Joaquín pone su esperma humano. Pues, los dos, óvulo y esperma pertenecen a unos cuerpos mortales, en donde reside la concupiscencia, efecto del pecado original. Semen y esperma humanos exigen un cuerpo mortal, que es el propio del pecado original. Pero no exigen un cuerpo espiritual, sin pecado original.
San Joaquín y Santa Ana tienen la relación sexual, pero de ella no se sigue un hijo humano, un hijo que venga de la actividad de los dos. Sin embargo, de esa relación se sigue una hija divina, no por la actividad de los dos ni por su voluntad, sino por Dios, por Voluntad de Dios.
Este punto es el crucial y el que muchos católicos no entienden, se ofuscan, por estar siguiendo sus obtusas teologías.
Dios creó al primer hombre de la misma manera que creó a la Virgen María. Pero con la diferencia que para formar a Adam usó de un vientre animal-prehumano; y para formar a la Virgen, usó de un vientre humano. Es más perfecta la formación de la Virgen que la creación de Adam. Y, por eso, en la Virgen está toda la gracia en su Concepción, cosa que no estaba en la concepción de Adam.
Los católicos no comprenden este punto de cómo Dios puede usar un vientre para formar a Adam o a la Virgen, porque sus teólogos favoritos les dicen otra cosa. Ellos todavía no pueden explicar ni cómo fue creado Adam, ni cómo la mujer, ni qué cosa fue el pecado original.
Ademàs en ellos està la soberbia, porque también niegan que Dios pueda hacer milagros: pueda formar a la Virgen de esta manera, por encima de las fuerzas de la naturaleza, sin usar la relación sexual de Ana y Joaquín. Ellos tratan por todos los medios de tener los pies en el suelo, de no andar con locuras, sino de ver a la Virgen como humana, nacida de una relación sexual humana, en la que los dos ponen su parte, y Dios hace el resto, un milagro en esa concepción, que viene de un semen humano y de un óvulo humano. Esto es lo que les cuentan sus teólogos favoritos. Y no ven la fàbula que les están contando.
Si sólo Dios interviene en la concepción de la Virgen, no los hombres, entonces esa Concepción es Divina. No es humana. Dios lo pone todo: el gameto masculino y el gameto femenino. La mujer, Ana, sólo pone su vientre.
Muchos católicos no aceptan este punto. Creen que Dios ha dado al hombre y a la mujer la vida y, por lo tanto, Dios ya no interviene màs cuando se trata de concebir un ser humano. Ellos se cierran como soberbios: todo hombre nace de un varón y de una mujer. Sólo Adam y la primera mujer fueron formados de una manera milagrosa por Dios. Estos católicos ponen el poder de Dios al principio de la Creación. Después, todo es la obra de los hombres. Dios se desentiende de su obra y la delega en el hombre. Esta mentalidad está tan extendida entre los católicos que, por eso, ya no creen ni en el poder de Dios, ni en el gobierno de Dios ni en su providencia. Sólo creen en lo que pueden o no pueden hacer los hombres. Después, colocan a Dios de una manera decorativa en la obra de los hombres.
Siendo la Concepción de María divina, entonces lo que se sigue es una hija divina. Es decir, la Virgen María es concebida con un alma en toda la gracia, con el Espíritu Divino, y con un cuerpo espiritual, glorioso y divino.
Este punto tampoco lo entienden los católicos porque sus teólogos favoritos no saben explicarles lo que es un cuerpo espiritual, ni lo que es un cuerpo glorioso, ni menos divino. Ellos van a defender con todas sus fuerzas que María tenía un cuerpo humano, material, de carne, con huesos, como también lo tuvo Su Hijo.
Están tan ofuscados en presentar a la Virgen 100% humana que se olvidan del dogma de la Redención, por el cual el Hijo se presenta a los hombres con un cuerpo capaz de sufrir y de morir, pero sin perder su divinidad en el cuerpo. Esa divinidad la vieron sus tres Apóstoles favoritos en el Tabor. También la Madre se presenta con un cuerpo apto para sufrir, pues está asociada a la obra de su Hijo, es Corredentora. No muestra su cuerpo glorioso y divino a nadie, porque imita en todo a Su Hijo.
Los católicos no creen que la Virgen sea Corredentora. Sólo ponen en Ella una función maternal en la que participa de alguna manera en la Redención. Pero no saben explicar que si María fue preservada del pecado original por su Hijo, es decir fue redimida, ¿cómo puede ser Corredentora?¿cómo puede redimir una persona que antes ha sido redimida?
El problema es siempre el mismo: no comprender el poder de Dios en la concepción de la Virgen. En ese poder està la explicación a la Corredención.
María es Divina también por su Maternidad Divina. Pero esto es harina de otro costal.