mercoledì 12 dicembre 2012

¡Transfórmalos!



ORACIÓN DE SACERDOTE ETERNO
Mi Señor Todopoderoso y humilde, Hijo de la Virgen Concebida sin mancha. El más bello, el más rico, el más poderoso. El más perfecto y cumplido de todos los amantes. Mi salvador y mi dueño. 
Te suplico santifiques al Santo Padre, a todos los sacerdotes y seminaristas del mundo. 
Apártalos de las tentaciones, y líbralos del maligno, del mundo, de la carne, y cuando los lobos de los sentidos los asalten, ¡Sálvalos por medio de María! 
Mi Señor de misericordia infinita danos muchas familias santas cuyos frutos sean muchos sacerdotes santos. 
Virgen María, Reina de los sacerdotes, junto con tu Divino Esposo, el Espíritu Santo ¡Transfórmalos a todos en tu Hijo Jesús!

Amén



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Maria Valtorta // Le parabole di Gesù





Le parabole di Gesù
I riferimenti posti alla fine del titolo delle parabole tratti da "L'Evangelo come mi è stato rivelato" si riferiscono ai numeri progressivi dei vari capitoli ed alla numerazione interna ad ogni singolo capitolo (ediz. 2005).
Le parabole raccolte in queste pagine sono in ordine cronologico come risulta anche dalla numerazione che ne individua la posizione nell'opera di Maria Valtorta
Alcune parabole sono quelle riportate nei Vangeli canonici, ma molte altre sono il frutto di dettati o di visioni di cui Maria Valtorta ha avuto dono con l'ordine di riportarle fedelmente.
Cliccare sul titolo per richiamare il testo
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Nota: Le parabole con asterisco )* hanno la spiegazione


  • VENI DOMINE ET NOLI TARDARE

* Vocaciones. (“A mis Sacerdotes” de Concepción Cabrera de Armida)



CAPITULO XXVIII: Vocaciones.

MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO PARA SUS PREDILECTOS.


(“A mis Sacerdotes” de Concepción Cabrera de Armida)



VOCACIONES


El ideal de un sacerdote es ser Jesús, puro, dulce, humilde, paciente, delicado, crucificado y muy amante del Padre Celestial, del Espíritu Santo y de María.

Más para realizar este ideal se necesita que las vocaciones sean divinas, que vengan directamente de Dios; y en este punto hay que tener luz de lo alto para discernir, en los Seminarios y en los Noviciados, a la luz de la oración, a los que sean dignos de subir a los altares.

Hay cierta ligereza, a veces, en esto; hay buena fe en los Superiores, pero existen vocaciones que lo parecen y no lo son, porque se las han infundido de muy atrás, y en realidad no son vocaciones divinas. Además, una vocación al sacerdocio, aunque sea divina, hay que cultivarla y cuidarla, porque Satanás rodea de mil modos las vocaciones y las enturbia. Cuántas veces las que no lo son las atiza para un futuro fracaso que alcanza el a entender o vislumbrar; y a las vocaciones santas, al contrario, las impide de mil modos, con muchas mañas, tentaciones y ocasiones para convencer de que no existen.

Mucho tiempo, mucho conocimiento y mucha oración y discreción de espíritus necesita quien decide dar las órdenes sagradas a seminaristas y estudiantes. Todavía hasta la última hora hay que ver, formar y reformar, advertir y cerciorarse de la índole del sujeto, de sus inclinaciones y sólido fervor, de sus estudios y de sus flaquezas, de sus caías y recaídas, etc.

Que los obispos miren y remiren las almas antes de que se comprometan con Dios, a quien tienen que responder. ¡Cuánto depende de los Obispos el futuro de los sacerdotes! Que en este punto se peque de menos que de mas, porque las tristes y aun horribles consecuencias son triples: para Mí, para las almas y aun para el sacerdote mismo, aparte de la responsabilidad que contraen los Obispos con las vocaciones falsas.

Hay vocaciones divinas, vocaciones a medias y vocaciones falsas; hay que saber discernir con la luz del Espíritu Santo cuáles son las divinas y no engañarse con las que no lo son.

Los sacerdotes tienen que ir al cielo, no solos, sino con un séquito de almas salvadas por su conducto; ¡y cuántos van al infierno arrastrando también almas condenadas por su culpa!

Muy delicado es el papel del sacerdote y su misión en la Iglesia y en el campo de las almas; y por eso, cuando la vocación no es divina, se lamentan tantos descalabros, porque son a medias o falsas con que Satanás engaña.

En los Seminarios hay muchas cosas de fondo que estudiar y que corregir para un futuro santo. Desde ahí debe comenzar el futuro sacerdote a serlo, practicando las virtudes que deben después llegar a su desarrollo. Generalmente en los seminarios se puede adivinar el futuro del sacerdote, y en el criterio de los que dirigen está el velar y orar, porque estos dos elementos son necesarios e indispensables en los Obispos y encargados a cuyo cuidado están esos planteles de las esperanzas de la Iglesia.

Velar siempre y asiduamente y muy de cerca sobre esas almas, pulsar su valor y sus méritos, y a la vez orar, orar mucho, y pedir luz meridiana para ver claro, tanto el fondo de esos corazones como la divina Voluntad en ellos. Este es el punto capital de los Seminarios y Noviciados: la vigilancia y la oración.

Esto implica sacrificio, exige mucha constancia; pero todo será poco en mi obsequio en este delicado punto en el que hay mucho que reformar, si se estudia a fondo la cuestión tan delicada cuanto indispensable para mi gloria. De ahí se derivan muchos de los males que he mencionado; es el punto de la partida de grandes dificultades o de grandes bienes para la Iglesia y para las almas.

Allí se forman los héroes y los santos, allí se abastecen los corazones de piedad, de celo, de grandes virtudes. Allí tengo yo mis ojos y también mi corazón; y eso mismo deben tener allí, en los Seminarios, los Obispos: sus ojos y su corazón.

Que se examine este punto capital, porque hay mucho que desear en planteles de esa clase; y de ahí se lamentan después males irremediables y de capital trascendencia.

Yo no niego la luz a quien me la pide con humildad. Yo soy pródigo en mis gracias. Yo soy el que doy las vocaciones divinas y no las humanas y engañosas de tan fatales consecuencias. Yo soy el que premio las virtudes y los suspiros y los clamores de los Obispos amados con las divinas vocaciones para el sacerdocio, con ministros dignos, con santos que honren a la Iglesia en la tierra y sean su corona ante el Padre celestial.

Que mis obispos sean santos, que vivan del Espíritu Santo y tendrán hijos santos.

Pidan, lo repetiré mil veces, ofrezcan su alma y su vida y cuanto tienen, porque prospere la Iglesia con vocaciones divinas, con sacerdotes santos, para que el mundo espiritual se enriquezca, para que el mundo material se salve.

Quiero sacerdotes santos para que más tarde estos mismos sean Obispos santos y mi Iglesia florezca más, hermoseada por la pléyade futura que espera ansioso mi Corazón”.

Corda Jesu et Mariae sacratissima
nos benedicant et custodiant

"Dignare me laudare te: Virgo Sacrata"


LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARIA


Cada 8 de diciembre, la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana.

El 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX proclamó este dogma:

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

María es la "llena de gracia", del griego "kecharitomene" que significa una particular abundancia de gracia, es un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios. María como la Mujer esperada en el Protoevangelio (Gn. 3, 15) se mantiene en enemistad con la serpiente porque es llena de gracia.

Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín. Además la devoción a la Concepción Inmaculada de María fue llevada a toda la Iglesia de Occidente por el Papa Sixto IV, en 1483.

El camino para la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María fue trazado por el franciscano Duns Scotto. Se dice que al encontrarse frente a una estatua de la Virgen María hizo esta petición: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

Y luego el franciscano hizo estos cuestionamientos:

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original?
Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace?
Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó:

Luego

1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.

2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha

3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, puesto que Él iba a nacer de su seno es que Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ahí se demuestra cómo Jesús es Salvador en la guarda de Dios con María y la omnipotencia del Padre se revela como la causa de este don. Así, María nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano era libre pero nunca ofendió a Dios y así no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.

La Inmaculada Virgen María nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que el Señor Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. Y consagrarnos a ella nos lleva a que nuestra plegaria sea el medio por el cual se nos revele Jesucristo plenamente y nos lleve al camino por el cual seremos colmados por el Espíritu Santo.

AVE MARIA PURISIMA!

martedì 11 dicembre 2012

Madonna di Guadalupe

12    DICEMBRE
        B. V.  MARIA  DI  GUADALUPE



ANTIFONA DI INIZIO (Ap 12, 1)
Un segno grandioso apparve nel cielo: una donna ammantata di sole,
con la luna sotto i suoi piedi e sul capo una corona di dodici stelle.

COLLETTA          Guarda, Signore, il tuo popolo, riunito nella festa della Beata Vergine Maria di Guadalupe; fà che per sua intercessione partecipi alla pienezza della Tua grazia. Per il Nostro Signore Gesù Cristo, Tuo Figlio, che è Dio…

Deus, Pater misericordiarum, qui sub sanctissimae Matris Filii tui singulari patrocinio plebem tuam constituisti, tribue cunctis, qui beatam Virginem Guadalupensem invocant, ut, alacriori fide,populorum progressionem in viis iustitiae quaereant et pacis. Per Dominum ...

PRIMA LETTURA   Dalla Lettera di San Paolo Apostolo ai Galati (Gal 4, 4-7).
Fratelli, quando venne la pienezza del tempo, Dio mandò il Suo Figlio, nato da donna, nato sotto la Legge, per riscattare quelli che erano sotto la Legge, perché ricevessimo l’adozione a figli. E che voi siete figli lo prova il fatto che Dio mandò nei nostri cuori lo Spirito del Suo Figlio, il quale grida: “Abbà! Padre!” Quindi non sei più schiavo, ma figlio e se figlio, sei anche erede per grazia di Dio.Parola di Dio.
SALMO RESPONSORIALE
Rit. Risplenda su di noi, Signore, la luce del Tuo volto.

Dio abbia pietà di noi e ci benedica
Su di noi faccia splendere il Suo volto;
perché si conosca sulla terra la Tua via,
fra tutte le genti la tua salvezza.

Ti lodino i popoli, Dio,
Ti lodino i popoli tutti.
Esultino le genti e si rallegrino
Perché giiudichi i popoli con giustizia,
governi le nazioni sulla terra. 

Ti lodino i popoli, Dio,
Ti lodino i popoli tutti.
Ci benedica Dio, il nostro Dio,
Ci benedica Dio
e lo temano tutti i confini della terra. 


CANTO AL VANGELO
Alleluia, Alleluia.

Ave, Santa Maria,

Letizia del genere umano;
il tuo Parto verginale
ci ha portato gioia e salvezza. Alleluia.

VANGELO
+ Dal Vangelo secondo Luca (Lc 1. 39-48)
In quei giorni Maria si alzò e andò in fretta verso la regione montuosa, in una città di Giuda. Entrata nella casa di Zaccarìa , salutò Elisabetta.
Appena Elisabetta ebbe udito il saluto di Maria, il bambino sussultò nel suo grembo.
Elisabetta fu colmata di Spirito Santo ed esclamò a gran voce: “Benedetta tu fra le donne e benedetto il frutto del tuo grembo! A che cosa devo che la madre del mio Signore venga a me? Ecco, appena il tuo saluto è giunto ai miei orecchi, il bambino ha sussultato di gioia nel mio grembo. E beata colei che ha creduto nell’adempimento di ciò che il Signore le ha detto”.
Allora Maria disse: “L’anima mia magnifica il Signore e il mio spirito esulta in Dio mio salvatore”.Parola del Signore.                              

ORAZIONE SULLE OFFERTE
Ti offriamo con gioia o Padre, il pane ed il vino per il sacrificio di lode nel ricordo della Madre del Tuo Figlio; in cambio della nostra umile offerta, donaci un’esperienza sempre più viva del mistero della Redenzione. Per Cristo nostro Signore.



PREFAZIO
È veramente cosa buona e giusta,
nostro dovere e fonte di salvezza,
renderti grazie, o Padre,
per le meraviglie che hai operato nei tuoi Santi,
ma è soprattutto dolce e doveroso,
in questa festa della beata Vergine Maria di Guadalupe
magnificare il tuo amore per noi
con il suo stesso cantico di lode.
Grandi cose hai fato, Signore,
per tutta l’estensione della terra
e hai prolungato nei secoli
l’opera della tua misericordia
quando, volgendoti all’umile tua serva,
per mezzo di lei ci hi donato il Salvatore del mondo,
il tuo Figlio, Gesù Cristo, nostro Signore.
E noi, con tutti gli angeli del cielo,
innalziamo a te il nostro canto
e proclamiamo insieme la tua gloria:  Santo,  Santo, Santo, …

ANTIFONA ALLA COMUNIONE (Lc 1, 48)
Tutte le generazioni mi chiameranno beata,
perché Dio a guardato l’umiltà della Sua serva.

DOPO LA COMUNIONE     O Signore, che ci hai fortificati con la parola ed il pane della vita, fa’ che sotto la guida ed il patrocinio di Maria santissima di Guadalupe, quanti si gloriano del nome cristiano, confermino con tutta la loro vita le rinunce e le scelte del Battesimo. Per Cristo nostro Signore.

Die 12 DECEMBRIS
BEATÆ MARIÆ VIRGINIS DE GUADALUPE


Anno 1531 Virgo Maria se manifestavit Ioanni Didaco Cuauhtlatoatzin, ex Indorum nativorum stirpe, in colle Tepeyac apud Mexicopolim in territorio nunc Mexici, et in pænula eius mirabiliter imago permansit, quam illic christifideles adhuc iugiter venerantur. Per hunc virum, fide purissima præditum, Dei Genitrix et Ecclesiæ Mater ad amorem Christi omnes vocat populos.
Lectio altera
Ex trádita relátione, quæ «Nican Mopohua» nuncupátur (sæc. XVI, ex archivo Archidiœcesis Mexicopolitanæ)
Numquid hic non adsum ego Mater tua?
Anno 1531, post dies áliquot mensis decémbris, cum esset quidam indus pauper et affábilis, cui nomen Ioánnes Dídacus, ut fertur, ex Cuauhtitlan, cuius cura, quoad spirituálem administratiónem, ad religiósos in Tlatilolco residéntes pertinébat, die sábbato, valde mane, Tlatilolco rem divínam ille adíbat. Ut autem ad collem Tepeyac dictum advénit, iam illucescébat. Cantum ergo supra collem audívit. Ut vero cantus cessávit, nec iam fuit ámplius áditus, vocátum se audívit e superióre parte collis: «Dilécte, Ioánnes Dídace», dictum est ei. Statim illuc ausus est ascéndere, unde se vocári cognóvit.
Ut autem supra collem advénit, dóminam vidit stantem, quæ illum, ut ipse adíret, vocávit. Cum ante illam pervénit, valde mirátus est quantum esset décora: vestis eius sicut sol effulgébat. Illico voluntátem suam illi Virgo declarávit. Ait illi: «Scito, dilectíssime fili, Sanctam Maríam me esse, perféctam semper Vírginem, Matrem veríssimi Dei, vitæ Auctóris, qui ómnia creávit et sústinet, Dómini cæli et terræ. Magnópere volo, ardénter desídero, ut isto in loco templum meum ædificétur, ubi eum osténdam, eum maniféstans laudábo, meum amórem ac pietátem, auxílium et defensiónem impértiam, quóniam revéra ego clemens Mater vestra sum, et tua et ómnium qui hac in terra in unum consistétis et aliórum quorumcúmque qui díligunt me, qui me quærunt, qui devóte et confidénter me invocáverint. Ibi lácrimas ac mœstítiam eórum exáudiam, in angústiis benefáciam et in omni tribulatióne remédium áfferam. Ut autem meum desidérium adimpleátur, Mexicópolim adi in palátium epíscopi. Te a me missum dices illi, ut ipsum scire fácias quómodo mihi domum hic volo ædificári, templum hic in valle mihi érigi».
Ut pervénit intra civitátem, statim domum adívit epíscopi, cui nomen Ioánnes de Zumárraga, Ordinis Sancti Francísci. Ut autem antístes Ioánnem Dídacum audívit, quasi non omníno credens, illis respóndit: «Fili, íterum vénies et adhuc áudiam te. Ego autem mihi cogitábo quid fácere opórteat de tua voluntáte et desidério».
Altera die, vidit ergo Regínam de colle descendéntem unde ipsum aspiciébat. Quæ venit óbviam illi prope collem, eum detínuit dixítque: «Audi, dilécte fili: Nullátenus tímeas neque corde dóleas, nec áliquid fácias tui avúnculi infirmitátem aut quámlibet angústiam. Numquid hic non adsum ego Mater tua? Numquid non sub umbra et protectióne mea tu es constitútus? Numquid ego non sum fons tua vitæ et felicitátis? Numquid tu non in meo grémio, in bráchiis meis subsístis? Numquid áliud quodcúmque tibi necésse est? Nihil dóleas, nec turbéris. Ascénde, inquit, dilécte fili, supra collem atque in eo loco, ubi me vidísti et tibi locúta sum, flores ibi divérsas vidébis. Accipe et cóllige illas atque inde descéndens affer illas coram me».
Descéndit ergo Ioánnes atque Cæli Regínæ détulit, quas collégerat flores. Illa autem, ut eos vidit, suis venerabílibus mánibus illos accépit rursúmque in Ioánnis pallíolo collocávit dixítque illi: «Fili dilectíssime, hi flores signum, quod déferes ad epíscopum, sunt. Eh, tu meus núntius es, cuius fidelitáti hæc commítto. Te rigoróse præcípio: cáveas ne pallíolum tuum, nisi coram epíscopo, éxplices et, quæ defers, illi osténdas. Narrábis quoque quómodo, ut collem ascénderes et inde flores accípere, tibi præcépi et quidquid vidísti et admirátus es, ut credat et agat de templo erigéndo quod volo».
Ut ergo hæc præcépit Cæli Regína, iter arrípuit Mexicópolim versus. Lætus ibat, quia ómnia próspere fient. Ingréssus autem Ioánnes, coram epíscopo se prostrávit atque illi narrávit quæcúmque víderat et ad quid ad ipsum missus erat. Dixit illi: «Dómine, mihi quæ præcepísti adimplévi. Dictúrus adívi Dóminam meam, Cæli Regínam, Sanctam Maríam Dei Genitrícem, te signum pétere ad mihi credéndum atque ut templum ibi éxstruas ubi ipsa Virgo desíderat. Dixi ergo illi me signum áliquod eius voluntátis ad te afférre promisísse. Audívit ergo quæ tu expéteres: benígne tulit te signum pétere ad impléndam voluntátem eius atque hódie, valde mane, me rursus ad te veníre præcépit».
Occúrrit ergo univérsa cívitas: venerábilem imáginem vidébant, mirabántur, ut opus divínum eam mirábant, deprecabántur. Et die ella dixit avúnculus Ioánnis Dídaci necnon quæ sit Vírginis advocátioet quod eius imágo nuncupétur Sanctæ Maríæ semper Vírginis de Guadalúpe.


Responsorium   Cf. Ap 12, 1

Signum magnum appáruit in cælo: múlier amícta sole, et luna sub pédibus eius;
Et in cápite eius coróna stellárum duódecim.
Gaudent ángeli, exsúltent archángeli in Vírgine María.
Et in cápite eius coróna stellárum duódecim.

Oratio
Deus, Pater misericordiárum, qui sub sanctíssimæ Matris Fílii tui singulári patrocínio plebem tuam constituísti, tríbue cunctis, qui beátam Vírginem Guadalupénsem ínvocant, ut, alacrióri fide, populórum progressiónem in viis iustítiæ quæreant et pacis. Per Dóminum.