lunedì 22 ottobre 2012

San Antonio María Claret (1807-1870): "San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios" (Papa Pio XII)






San Antonio María Claret

Fiesta: 24 de octubreObispo de Santiago de Cuba, fundador
Patrón de tejedoresVisite
Sallent ciudad natal y Vic donde fundó

"Haz, Señor, que ardamos en caridad
y encendamos un fuego de amor por donde pasemos;
qué deseemos eficazmente
y procuremos por todos los medios
contagiar a todos de tu amor.
Qué nada ni nadie nos arredre, Señor.
Qué nos gocemos en las privaciones.
Qué abordemos los trabajos,
qué abracemos los sacrificios.
Qué nos complazcamos en las calumnias
y alegremos en los tormentos.
Señor, qué no pensemos sino como seguir e imitar a Jesucristo
en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén."


 En Breve
-Nació en la villa de Sallent, provincia de Barcelona, el día 23 de diciembre de 1807.
-Fue obrero textil en su juventud.
-Ordenado sacerdote, fundó en Vic la Orden de los Claretianos.
-Recorió Cataluña durante varios años predicando.
-Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
-Fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, cargo en el que se entregó de lleno al bien de las almas.

-Como arzobispo de Santiago de Cuba se destacó por su celo evangelizador por lo que recorrió toda su diócesis y sufrió un atentado contra su vida.
-Habiendo regresado a España, sus trabajos por el bien de la Iglesia le proporcionaron aún muchos sufrimientos.
-Confesor de la Reina Isabel II de España
-Unico santo canonizado entre los padres conciliares del Concilio Vaticano I.
-Escritor evangélico, especialmente de folletos de fácil alcance para todos (jóvenes, trabajadores, casados)
-Demostró un amor excepcional por la Eucaristía la cual conservaba en su corazón como tabernáculo
-Gran devoto de la Santísima Virgen.
-Patrón de las cajas de ahorro, ya que fundó una en Cuba en beneficio de los pobres.
-Sus experiencias místicas lo llevaron a levitar (alzarse del suelo)
- Murió en Fontfroide (Francia) el año 1870.

Cuando le preguntaron como era capaz de hacer tanto respondió:
"Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis mas cosas que yo"



"VIDA DE SAN ANTONIO Maria CLARET"
Infancia:
Antonio Claret y Clará nació en Sallent (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad. La escasa salud de su madre hizo que se le pusiera al cuidado de una nodriza en Santa María de Olot. Una noche en que Antonio se quedó en la casa paterna se hundió la casa de la nodriza muriendo todos en el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una señal de la providencia.
La cuna de Claret fue sacudida constantemente por el traqueteo de los telares de madera que su padre tenía en los bajos de la casa. Ya desde sus primeros años Antonio dio muestras de una inteligencia y de buen corazón. A los cinco años, pensaba en la eternidad: por la noche, sentado en la cama, quedaba impresionado por aquel "siempre, siempre, siempre". El mismo recordaría estas palabras, más tarde, siendo Arzobispo:

"Esta idea de la eternidad quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo tierno que empezó en mí o ya sea por las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es que es lo que más tengo presente. Esta misma idea es la que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores" (Aut. nº 9)
La guerra popular contra Napoleón embargaba vivamente el ambiente de la época. Sus soldados pasaban frecuentemente por la villa entre los años 1808 y 1814. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución.
Mientras, Antonio jugaba, estudiaba, crecía... Dos amores destacaban ya en el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con atención a la misa; dejaba momentáneamente el juego para visitar a Jesús en la iglesia siempre que no ocasionara molestias a sus compañeros; iba con frecuencia, acompañado de su hermana Rosa, a la ermita de Fusimaña y rezaba diariamente el rosario.
Una debilidad de Antonio eran los libros. Se los devoraba. Pocas cosas contribuyeron tanto a la santidad de Antonio como sus lecturas, las primeras lecturas de su infancia. Porque sus lecturas eran escogidas. Pero ya entonces Antonio tenía una ilusión: llegar a ser sacerdote y apóstol. Sin embargo, su vocación debería recorrer todavía otro itinerario.


Entre los Telares:
Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes. Allí se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja. Trabajaba de día, y de noche estudiaba. Aunque seguía siendo un buen cristiano, su corazón estaba centrado en su trabajo. Gracias a su tesón e ingenio llegó pronto a superar en calidad y belleza las muestras que llegaban del extranjero. Un grupo de empresarios, admirados de su competencia, le propusieron un plan halagüeño: fundar una compañía textil corriendo a cuenta de ellos la financiación y el montaje de la fábrica. Pero Antonio, inexplicablemente, se negó. Dios andaba por medio.

Unos cuantos hechos le hicieron más sensible el oído a la voz de Dios.


a) Un amigo a quien estimaba mucho tenía el grave vicio del juego. Llegó a robarle sus ahorros para jugarlos y cuando los perdió, desesperado robó una joyas valiosas, las cuales también perdió en el juego. La policía siguiendo el rastro de las joyas dio con él y lo encarceló; todos comenzaron a calumniar a Antonio, diciendo que era cómplice de su amigo. Esta experiencia empezó a crear en su corazón un disgusto por el mundo, las amistades y las riquezas.

b) El segundo hecho que le ocurrió fue estando un día con unos amigos en la playa, metió los pies para refrescarse en el agua, y de pronto una ola gigantesca lo arrastró hacia mar adentro, y Antonio que no sabía nadar se estaba ahogando. De sus labios solo salió un grito "Virgen Santa, salvadme" , y sin saber cómo, Antonio estaba en la orilla, sano y salvo y para colmo sus vestidos secos totalmente.

c) El tercer hecho fue el que le ocurrió al ir a visitar a un amigo a su casa. Cuando llegó, el amigo no se encontraba y quien estaba en casa era la esposa. Ella, dándose cuenta de la gallardía de Antonio, quedó cegada con un amor indigno y le dijo: "Antonio, ¡qué diferente eres de mi esposo, siempre agrio y despectivo! Quisiera que fuéramos buenos amigos".

Claret huye de la tentación. "Señora, vuestro esposo tarda y tengo mucho que hacer..." Ella intentó detenerle, pero en vano. Antonio se deshace de ella para no volver más.

Por fin, las palabras del Evangelio: "¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?", le impresionaron profundamente.
Los telares se pararon en seco, y Antonio se fue a consultar a los oratorianos de San Felipe Neri. Por fin tomó la decisión de hacerse cartujo y así se lo comunicó a su padre. Su decisión de ser sacerdote llegó a oídos del obispo de Vic D. Pablo de Jesús Corcuera que quiso conocerle. Antonio salía de Barcelona a principios de septiembre de 1829 camino de Sallent y Vic. Tenía 21 años y estaba decidido a ser sacerdote.


En el Seminario
En el seminario de Vic, forja de apóstoles, Claret se formó como seminarista externo viviendo como fámulo de Don Fortià Bres, mayordomo del palacio episcopal. Pronto iba a destacar por su piedad y por su aplicación. Eligió como su confesor y director al oratoriano P. Pere Bac. Después de un año llegó el momento de llevar a cabo su decisión de entrar en la cartuja de Montealegre, y hacia allí salió, pero una tormenta de verano que lo sorprendió en el camino dio al traste con sus planes. Tal vez Dios no le quería de cartujo. Dio media vuelta y retornó a Vic.
Este hecho nos muestra la apertura tan grande de San Antonio a las inspiraciones del Espíritu Santo y a las obras y señales de Dios.

Al siguiente año, Antonio pasó la prueba de fuego de la castidad en una tentación que le sobrevino un día en que yacía enfermo en la cama. Vio que la Virgen se le aparecía y, mostrándole una corona, le decía: "Antonio, esta corona será tuya si vences". De repente, todas las imágenes obsesivas desaparecieron. Siempre la Virgen Santísima sale a la defensa y auxilio de sus hijos.
Bajo la acertada guía del obispo Corcuera el ambiente del Seminario era óptimo. En él trabó amistad con Jaime Balmes, que se ordenaría de Diácono en la misma ceremonia en que Claret se ordenó de Subdiácono. Fue en esta época cuando Claret entró en un profundo contacto con la Biblia, que le impulsaría a un insaciable espíritu apostólico y misionero.


Sacerdote:
A los 27 años, el 13 de junio de 1835, el obispo de Solsona, Fray Juan José de Tejada, ex-general de los Mercedarios, le confería, por fin, el sagrado orden del Presbiterado, junto con otros compañeros seminaristas. Su primera misa la celebró en la parroquia de Sallent el día 21 de junio, con gran satisfacción y alegría de su familia. Su primer destino fue precisamente Sallent, su ciudad natal.

A la muerte de Fernando VII la situación política española se había agravado. Los constitucionales, imitadores de la Revolución francesa, se habían adueñado del poder. En las Cortes de 1835 se aprobaba la supresión de todos los Institutos religiosos. Se incautaron y subastaron los bienes de la Iglesia y se azuzó al pueblo para la quema de conventos y matanza de frailes. Contra este desorden pronto se levantaron las provincias de Navarra, Cataluña y el País Vasco, estallando la guerra civil entre carlistas e isabelinos.

Pero Claret no era político. Era un apóstol. Y se entregó en cuerpo y alma a los quehaceres sacerdotales a pesar de las enormes dificultades que le suponía el ambiente hostil de su ciudad natal. Su caridad no tenía límites. Por eso, los horizontes de una parroquia no satisfacían el ansia apostólica de Claret. Consultó y decidió ir a Roma a inscribirse en "Propaganda Fide", con objeto de ir a predicar el Evangelio a tierras de infieles... Corría el mes de septiembre de 1839. Tenía 31 años.

En Roma busca su identidad misionera:
Con un hatillo y sin dinero, a pie, un joven cura atravesó los Pirineos camino de la ciudad eterna. Llegado a Marsella tomó un vapor a Roma. Ya en la ciudad eterna, Claret hizo los ejercicios espirituales con un padre de la Compañía de Jesús. Y se sintió llamado a ingresar como novicio jesuita; había ido a Roma para ofrecerse como misionero del mundo, pero Dios parecía no quererle ni misionero "ad gentes" ni tampoco jesuita. Una enfermedad -un fuerte dolor en la pierna derecha- le hizo comprender que su misión estaba en España. Después de tres meses abandonó el noviciado por consejo del P. Roothaan.
Regresado a España, fue destinado provisionalmente a Viladrau, pueblecito entonces de leñadores, en la provincia de Gerona. En calidad de Regente (el párroco era un anciano impedido) emprendió su ministerio con gran celo. Tuvo que hacer también de médico, porque no lo había ni en el pueblo ni en sus contornos, utilizando yerbas y ungüentos medicinales para aliviar las penas de los que venían a verle.


Misionero Apostólico en Cataluña:
Como Claret no había nacido para permanecer en una sola parroquia, su espíritu le empujó hacia horizontes más vastos. En julio de 1841, cuando contaba con 33 años recibió de Roma el título de Misionero Apostólico. Por fin era alguien destinado al servicio de la Palabra, al estilo de los apóstoles. Esta clase de misioneros había desaparecido desde San Juan de Avila. A partir de entonces su trabajo fue misionar. Vic iba a ser su residencia. Claret, siempre a pie, con un mapa de hule, su hatillo y su breviario, caminaba por la nieve o en medio de las tormentas, hundido entre barrancos y lodazales. Se juntaba con arrieros y comerciantes y les hablaba del Reino de Dios. Y los convertía. Sus huellas quedaron grabadas en todos los caminos. Las catedrales de Solsona, Gerona, Tarragona, Lérida, Barcelona y las iglesias de otras ciudades se abarrotaban de gente cuando hablaba el P. Claret.

Caminando hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero nunca se cansan".

"Padre, confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón. "Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas 7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se confesó.
En otra ocasión sacó de apuros a un pobre hombre, contrabandista, convirtiendo en alubias un fardo de tabaco ante unos carabineros que les echaron el alto. La mayor sorpresa se la llevó el buen hombre cuando, al llegar a su casa, observó que el fardo de alubias se había convertido de nuevo en tabaco. Son algunas de las "florecillas claretianas" de aquella época.
Otros hechos prodigiosos se cuentan, pero sobre todo se destacaba su virtud de penetrar las conciencias. Tenía enemigos que le calumniaban y que procuraban impedir su labor misionera teniendo que salir en su defensa el arzobispo de Tarragona. Pero su temple era de acero. Todo lo resistía y salía airoso de todas las emboscadas que le tendían.
Además de la predicación, el P. Claret se dedicaba a dar Ejercicios Espirituales al clero y a las religiosas, especialmente en verano. En 1844 , por ejemplo, los daba a las Carmelitas de la Caridad de Vic, asistiendo a ellos Santa Joaquina Vedruna.
Durante este tiempo también publicó numerosos folletos y libros. De entre ellos cabe destacar el "Camino Recto", publicado en 1843 por primera vez y que sería el libro de piedad más leído del siglo XIX. Tenía 35 años. En 1847 fundaba junto con su amigo José Caixal, futuro obispo de Seu D'Urgel y Antonio Palau la "Librería Religiosa". Ese mismo año fundaba la Archicofradía del Corazón de María y escribía los estatutos de La Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María y Amantes de la Humanidad, compuesta por sacerdotes y seglares, hombres y mujeres.


Apóstol de las Islas Canarias: ( marzo 1848 - mayo 1849)
El 6 de marzo de 1848 salía de Cádiz para las islas Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablados, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cesó en su intenso trabajo. En Lanzarote da misiones en Teguise y Arrecife.
Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones, prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su "padrito" y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.

"Estos canarios me tienen robado el corazón... será para mí muy sensible el día en que los tendré que dejar para ir a misionar a otros lugares, según mi ministerio" (Carta al obispo de Vic, 27 de sept.).
S. Antonio M. Claret es Copatrono de la Diócesis de Canarias junto con la Virgen del Pino.


Fundador y director espiritual
Poco después, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda del seminario de Vic fundaba San Antonio María Claret la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Tenía 41 años. Eran los Cofundadores los PP. Esteban Sala, José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet.

"Hoy comienza una gran obra" -dijo el P. Claret.
¿Cómo serán los Hijos del Inmaculado Corazón de María?

"Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios
y la salvación de las almas"

El Padre Claret sabía que era impulsado por Dios; y

Dios le reveló tres cosas:

1) Que la Congregación se extendería por todo el mundo.
2) Que duraría hasta el fin de los tiempos.
3) Que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.

En la espléndida floración de nuevos institutos religiosos que se operó en el siglo XIX, fue el confesor real el más decidido colaborador que se encontraron casi todos los fundadores y fundadoras de su tiempo. Con la Madre París ya había fundado en Cuba el año 1855 el Instituto de Religiosas de María Inmaculada, llamadas misioneras claretianas, para la educación de las niñas.
Bajo su dirección espiritual se incluyen Santa Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora de las Adoratrices, y Santa Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.
Intervino directa o indirectamente en otras fundaciones. Se relacionó con Joaquím Masmitjà, fundador de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, con D. Marcos y Dña. Gertrudis Castanyer fundadores de las Religiosas Filipenses, con María del Sagrado Corazón fundadora de las Siervas de Jesús, con Ana Mogas fundadora de las Franciscanas de la Divina Pastora. Le encontramos con Fracesc Coll fundador de las Dominicas de la Anunciata. También tuvo parte en la fundación de las Esclavas del Corazón de María, de la M. Esperanza González. Y habría que añadir su influjo en la Compañía de Santa Teresa, Religiosas de Cristo Rey, etc.
Todas estas instituciones nacieron o germinaron gracias al P.Claret.


Arzobispo de Santiago de Cuba: (1851-1857)
Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo después de todos los intentos de renuncia el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años. Antes de embarcarse para Cuba y después de ir a Madrid a recibir el palio y la gran cruz de Isabel la Católica efectuó tres visitas: a la Virgen del Pilar, en Zaragoza, a la Virgen de Montserrat y a la Virgen de Fusimaña, en Sallent, su Patria chica. Y aún le dio tiempo, antes de partir, para fundar las "Religiosas en sus Casas o las Hijas del Inmaculado Corazón de María, actual Filiación Cordimariana." En el puerto de Barcelona un inmenso gentío despidió al Arzobispo Claret con una apoteósica manifestación.
En el viaje hacia La Habana aprovechó para dar una misión a bordo para todos los pasajeros, oficialidad y tripulación. Y al fin... Cuba. Seis años gastaría Claret en la diócesis de Santiago de Cuba, trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la injusticia social reinaban por doquier.
Fue un Arzobispo evangelizador por excelencia. Renovó todos los aspectos de la vida de la iglesia: sacerdotes, seminario, educación de niños, abolición de la esclavitud... En cinco años realizó cuatro veces la visita pastoral de la diócesis. El pueblo de Baracoa, por ejemplo, tenía 62 años que no veía obispo alguno.

Se enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos... Un día reprendió a un rico propietario que maltrataba a los pobres negros que trabajaban en su hacienda. Viendo que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno blanco y otro negro. Les prendió fuego y pulverizó las cenizas en la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios".

El P. Claret tenía una capacidad inventiva que denotaba un ingenio poco común. En Holguín se organizaron fiestas populares. El número fuerte del programa era el lanzamiento de un globo tripulado por un hombre. El artefacto aerostático era de los primeros que se ensayaban en aquellos tiempos. No tuvo éxito; comenzó a elevarse, pero el piloto perdió el control y cayó en un pequeño barranco. El Arzobispo estudió el problema y un día sorprendió a todos: "Hoy he dado con el sistema de la dirección de los globos". Y les mostró un diseño, que todavía hoy se conserva.
Era un hombre práctico. Fundó en todas las parroquias instituciones religiosas y sociales para niños y para mayores; creó escuelas técnicas y agrícolas, estableció y propagó por toda Cuba las Cajas de Ahorros, fundó asilos, visitó cuatro veces todas las ciudades, pueblos y rancherías de su inmensa diócesis. Siempre a pie o a caballo.
Pero ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos. La tormenta de atentados llegó al cúlmen en Holguín, donde fue herido gravemente por un sicario a sueldo de sus enemigos, al que había sacado poco antes de la cárcel, cuando salía de la iglesia. El P. Claret, casi agonizando, pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo, sus enemigos siguieron sin perderle de vista.
Estas son las palabras del propio Santo:
"Yo bajé del púlpito fervorosísimo, cuando he aquí que al concluir la función, había mucha gente y todos me saludaban. Se acercó un hombre, como si me quisiera besar el anillo; pero al instante alargó el brazo, armado con una navaja de afeitar, y descargó el golpe con todas su fuerza. Pero yo llevaba la cabeza inclinada y con el pañuelo que tenía en la mano derecha me tapaba la boca, en lugar de cortarme el cuello, como intentaba, me rajó la cara, o mejilla izquierda, desde la frente a la oreja hasta la punta de la barba, y de escape me cogió el brazo derecho.
Hecha la primera cura, me llevaron a la casa. No puedo yo explicar el placer, el gozo y alegría que sentía mi alma al ver que había logrado lo que tanto deseaba, que era derramar la sangre por el amor de Jesús y de María y poder sellar con la sangre de mis venas las verdades Evangélicas.
En la curación de las heridas ocurrieron tres cosas prodigiosas: la primera fue la curación momentánea de una fístula que los facultativos habían dicho que duraría. Con el corte de la herida se rompieron completamente las glándulas salivales. Tenían que operarme al día siguiente. Yo me encomendé a la Santísima Virgen María, me ofrecí y resigné a la voluntad de Dios, y al instante quedé curado.
El segundo prodigio fue que la cicatriz del brazo quedó como una imagen de la Virgen Dolorosa, de medio cuerpo, y además de relieve tenía colores blanco y morado. Se fue desvaneciendo con los años.
El tercer prodigio fue el pensamiento de la Academia de San Miguel, pensamiento que tuve en los primeros días de hallarme en cama y que fue aprobada por el Papa Pío IX."
Los católicos de Cuba lo recuerdan con profundo cariño y veneración.



Confesor de la Reina Isabel II y Misionero en la Corte y en España: (1857-1868).
Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.
Llegado a Madrid, supo el P. Claret que su cargo era definitivamente el de confesor de la Reina. Contrariado aceptó, pero poniendo tres condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica.
Tenía 49 años cuando regresó de Cuba. Pero Claret no había nacido para cortesano. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y convicción. Desde la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y en sus ejercicios al clero.
Restauró El Escorial y organizó en él un centro de estudio.
"Pero en la corte me sentía como un pájaro enjaulado... como perro atado... Tengo unos deseos tan grandes de salir de Madrid para ir a predicar por todo el mundo que no lo puedo explicar... Sólo Dios sabe lo que sufro... Cada día tengo que hacer actos de resignación conformándome a la voluntad de Dios..."
"No tengo reposo, ni mi alma halla consuelo sino corriendo y predicando"

Los viajes con la Reina. Mientras la acompañaba en sus giras por España aprovechaba también para desarrollar un intenso apostolado. A primeros de junio de 1858 la real caravana rodaba por las llanuras de la Mancha, Alicante, Albacete, Valencia... y en julio por Castilla, León, Asturias y Galicia.
El recorrido por el sur fue de un entusiasmo extraordinario, llegando a predicar en un solo día 14 sermones. El Reino de Dios era anunciado y el pueblo respondía con generosidad. "En estos viajes, la Reina reúne a la gente y yo les predico".
"Oh Virgen Y Madre de Dios... soy hijo y misionero vuestro formado en la fragua de vuestra misericordia y amor...


Presidente del Monasterio de El Escorial:
La Reina le nombró Presidente del Real Monasterio de El Escorial para su restauración, dado su lastimoso estado a raíz de la ley de exclaustración de 1835. Desempeñó este cargo desde el año 1859 hasta el año 1868. Corto tiempo, pero suficiente para dar muestras de su talento organizador. Se repararon las torres y alas del edificio, así como la gran basílica. Se restauraron el coro y los altares, se instalaron dos órganos, se adquirió material científico para los gabinetes de Física y laboratorios de Química, se restauró la destartalada biblioteca y se construyó otra nueva; se repoblaron los jardines, se plantaron gran cantidad de árboles frutales y de jardín. Con todo, el Arzobispo ponía anualmente en manos de la Reina un buen superávit. Parecía un milagro.
Con la restauración material emprendió la espiritual. Creó una verdadera Universidad eclesiástica, con los estudios de humanidades y lenguas clásicas, lenguas modernas, ciencias naturales, arqueología, escolanía y banda de música. Estudios de Filosofía y Teología, con Patrística, Liturgia Moral y ciencias Bíblicas, lenguas caldaica, hebrea, arábiga, etc. Hizo de este monasterio uno de los mejores centros de España. Y gracias a su afán recuperó su esplendor la octava maravilla del mundo.


Apóstol de la prensa:
"Antonio, escribe", -le dijeron Cristo y la Virgen-.

Como una enorme y sensible pantalla de radar, Claret escrutaba continuamente los signos de los tiempos: "Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta, -decía-, así como es el arma más poderosa para el mal cuando se abusa de ella".

Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27 editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras verdaderamente importantes.
Jamás cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario, invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De lo que obtenía por sus cargos y de los donativos.
"No todos pueden escuchar sermones... pero todos pueden leer..."
"El predicador se cansa... el libro siempre está a punto... Son los libros la comida del alma..."
Entre el centenar de obras de todos tamaños que escribió, destacan:
"Avisos" a toda clase de personas.
"El camino recto"
"El catecismo explicado"
"El colegial instruido"


"Los libros son la mejor limosna".
En el año 1848 había fundado la Librería Religiosa junto al Dr.Caixal, futuro obispo de Seo de Urgel, precedida por la "Hermandad espiritual de los libros buenos", que durante los años que estuvo bajo su dirección hasta su ida a Cuba imprimió gran cantidad de libros, opúsculos y hojas volantes, con un promedio anual de más de medio millón de impresos. En el primer decenio de la fundación recibió la felicitación personal del Papa Pío IX.
Aún sacerdote fundó la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, cuya finalidad era la de mantener permanentemente la difusión de los libros y constituyó uno de los primeros ensayos de apostolado seglar activo por estar integrada por sacerdotes y seglares de ambos sexos.

Una de sus obras más geniales fue la fundación de la Academia de San Miguel (1858). En ella pretendía agrupar las fuerzas vivas de las artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas; artistas, literatos y propagandistas de toda España para la causa del Señor. Gracias a su prestigio consiguió reunir en ella las figuras más representativas del campo católico español. En nueve años se difundieron gratuitamente numerosos libros, se prestaron otros muchos y se repartió un número incalculable de hojas sueltas.
Y fundó las bibliotecas populares en Cuba y en España. Más de un centenar llegaron a funcionar en España en los últimos años de su vida.
Bien merece el P.Claret el título de apóstol de la prensa.


Un hombre Santo:
La suntuosidad cortesana no impidió al P. Claret vivir como el religioso más observante. Cada día dedicaba mucho tiempo a la oración. Su austeridad era proverbial y su sobriedad para las comidas y bebidas, admirable.

Este era su horario. Dormía apenas seis horas levantándose a las tres de la mañana. Antes que se levantaran los demás tenía dos horas de oración y lectura de la Biblia, luego otra hora con ellos, celebraba su Eucaristía y oía otra en acción de gracias, desde el desayuno hasta las diez confesaba y luego escribía. Lo que peor soportaba era la hora de audiencia hacia las doce. Por la tarde predicaba, visitaba hospitales, cárceles, colegios y conventos.
Su pobreza era ejemplar. Un día se llevó un susto al llevarse la mano al bolsillo. Le pareció haber encontrado una moneda, pero enseguida se repuso, no era una moneda, sino una medalla. En una ocasión no teniendo otra cosa para poder auxiliar a un pobre empeñó su cruz arzobispal.

San Antonio era un verdadero místico. Varias veces se le vio en estado de profundo ensimismamiento ante el Señor. Un día de Navidad, en la iglesia de las adoratrices de Madrid, dijo haber recibido al Niño Jesús en sus brazos.

En Intimidad con el Señor:
La clave de toda la espiritualidad de San Antonio es el amor al Santísimo Sacramento, que devoró su corazón durante toda su vida. Este amor es el que le hace transformarse en Cristo, en Cristo paciente y sacrificado.
Desde niño acudía con frecuencia a la Santa Misa, reconociendo a Cristo realmente presente en la Eucaristía, fuente de toda su vida.

Dice San Antonio: "Sentía cómo el Señor me llamaba y me concedía el poder identificarme con El. Le pedía que hiciese siempre su voluntad.

La vivencia de la presencia de Jesús en la Eucaristía, en la celebración de la Misa o en la adoración de Jesús Sacramentado era tan profunda que no la sabía explicar. Sentía y siento su presencia tan viva y cercana que me resulta violento separarme del Señor para continuar mis tareas ordinarias".

Un privilegio incomparable del que fue objeto fue la conservación de las especies sacramentales de una comunión a otra durante nueve años. Así lo escribió en su Autobiografía:

"El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el santísimo sacramento en mi pecho. Desde entonces debía estar con mucho más devoción y recogimiento interior. También tenía que orar y hacer frente a todos los males de España, como así me lo manifestaba el Señor en otras oraciones."
Esta presencia, casi sensible, de Jesús en el P. Claret debió ser tan grande, que llegó a exclamar: "En ningún lugar me encuentro tan recogido como en medio de las muchedumbres".









DEVOCION a la Virgen María, Madre y Maestra:

Desde niño, la devoción y el amor a la Santísima Virgen marcaron la vida de San Antonio. La Virgen Santísima era para él la estrella que le guiaba en su vida. Siempre la visitaba en el altar de su parroquia y se imaginaba que sus oraciones subían al cielo por unos "hilos misteriosos". Le gustaba visitar a la Santísima Virgen en su santuario de Fusimaña.
De niño, todos los días rezaba una parte del Santo Rosario y cuando mayor lo rezaba completo, los quince misterios todos los días. Era gran devoto del Santo Rosario a tal punto que la Virgen le dijo un día: "Tú serás el Domingo de estos tiempos. Promueve el Santo Rosario"

Pasaba largo tiempo frente a una imagen de la Virgen haciendo sus oraciones y rezos, y hablándole con cordialidad y confianza, porque estaba convencido de que la Santísima Virgen lo escuchaba...
En obsequio a la Virgen María se abstenía no sólo de pecados mortales, sino hasta de veniales, de faltas e imperfecciones, y aún se abstenía de cosas lícitas, solo para mortificarse y abstenerse de alguna cosa en obsequio a María Santísima.
El amaba a María, pero María le amaba más a él, pues siempre le concedía lo que pedía y aún cosas que nunca pidió, le concedió. La Virgen Santísima lo libró de enfermedades, de peligros y aun de la muerte muchas veces, por mar o por tierra; le libró de tentaciones y de ocasiones de pecar.
Decía el Santo: "Ya veis cuanto importa ser devoto de María Santísima. Ella os librará de males y desgracias de cuerpo y alma. Ella os alcanzará los bienes terrenales y eternos. ...Rezadle el Santo Rosario todos los días con devoción y fervor y veréis como María Santísima será vuestra Madre, vuestra abogada, vuestra medianera, vuestra maestra, vuestro todo después de Jesús".
En otro lado dice: "Ni en mi vida personal, ni en mis andanzas misioneras podía olvidarme de la figura maternal de María. Ella es todo corazón y toda amor. Siempre la he visto como Madre del Hijo amado y esto la hace Madre mía, Madre de la Iglesia, Madre de todos. Mi relación con María siempre ha sido muy íntima y a la vez cercana y familiar, de gran confianza. Yo me siento formado y modelado en la fragua de su amor de Madre, de su Corazón lleno de ternura y amor. Por eso me siento un instrumento de su maternidad divina. Ella está siempre presente en mi vida y en mi predicación misionera. Para mí, María, su Corazón Inmaculado, ha sido siempre y es mi fuerza, mi guía, mi consuelo, mi modelo, mi Maestra, mi todo después de Jesús".

"Oh Virgen Madre de Dios... soy hijo y misionero vuestro, formado en la fragua de vuestra misericordia y amor...


Un hombre perseguido:
No es de extrañar que un hombre de la influencia del P. Claret, que arrastraba a las multitudes, atrajera también las iras de los enemigos de la Iglesia. Pero las amenazas y los atentados se iban frustrando uno a uno, porque la Providencia velaba sobre él que se alegraba en las persecuciones. Fueron numerosos los atentados personales que sufrió en vida. La mayor parte frustrados por la conversión de los asesinos.
Pero fue peor la campaña difamatoria que se organizó a gran escala por toda España para desacreditarlo ante las gentes sencillas. Se le acusó de influir en la política, de pertenecer a la famosa "camarilla" de la Reina con Sor Patrocinio, Marfori y otros, de ser poco inteligente, de ser obsceno en sus escritos refiriéndose a "La Llave de Oro", de ser ambicioso y aún de ladrón. Pero Claret supo callar, contento de sufrir algo por Cristo.


Ante el reconocimiento del Reino de Italia:
El 15 de julio de 1865, el gobierno en pleno se reunía en La Granja para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.
El P. Claret ya había advertido a la Reina que la aprobación de este atropello era, a su parecer, un grave delito, y la amenazó con retirarse si lo firmaba. La Reina, engañada, firmó. Claret no quiso ser cómplice permaneciendo en la corte. Oró ante el Cristo del Perdón, en la iglesia de La Granja, y escuchó estas palabras: "Antonio, retírate".

Transido de dolor al verse obligado a abandonar a la Reina en aquella situación, se dirigió a Roma. Allí el Papa Pío IX le consoló y le ordenó que volviera otra vez a la corte. La familia real se alegró inmensamente de su retorno. Pero una nueva tempestad de calumnias y de ataques se desencadenó contra él. Se puede decir de Claret que fue uno de los hombres públicos más perseguidos del siglo XIX.


Desterrado:
El 18 de septiembre de 1868, la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España.
El día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El P. Claret tenía 60 años.
Los desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir en esta revolución. En La Selva del Camp caía asesinado el P.Crusats.
El 30 de marzo de 1869 Claret se separaba definitivamente de la Reina y se iba a Roma.


Padre del Concilio Vaticano I:


El día 8 de diciembre de 1869 comenzaron a llegar a Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.
Uno de los temas más debatidos fue la infalibilidad pontificia en cuestiones de fe y costumbres. La voz de Claret resonó en la basílica vaticana:

"Llevo en mi cuerpo las señales de la pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a las heridas de Holguín-; ojalá pudiera yo, confesando la infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".
Es el único Padre asistente a aquel Concilio que ha llegado a los altares.


El ocaso de sus días:
El 23 de julio de 1870, en compañía del P. Xifré, Superior General de la Congregación, llegaba el Arzobispo Claret a Prades, en el Pirineo francés. La Comunidad de misioneros en el destierro, en su mayoría jóvenes estudiantes, recibió con gran gozo al fundador, ya enfermo. El sabía que su muerte era inminente. Pero ni siquiera en el ambiente plácido de aquel retiro le dejaron en paz sus enemigos. El día 5 de agosto se recibió un aviso. Querían apresar al señor Arzobispo. Incluso en el destierro y enfermo, el P. Claret tuvo que huir. Se refugió en el cercano monasterio cisterciense de Fontfroide. En aquel cenobio, cerca de Narbona, fue acogido con gran alegría por sus moradores.

"Me parece que ya he cumplido mi misión, en París y en Roma he predicado la ley de Dios... En París como capital del mundo, en Roma capital del catolicismo, lo he hecho de palabra y por escrito, he observado la santa pobreza...
Su salud estaba completamente minada. El P. Clotet no se separó de su lado y anotó las incidencias de la enfermedad. El día 4 de octubre tuvo un ataque de apoplejía.
El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la profesión religiosa como Hijo del Corazón de María, a manos del P. Xifré.
Llegó el día 24 de octubre por la mañana. Todos los religiosos se habían arrodillado alrededor de su lecho de muerte. Junto a él, los Padres Clotet y Puig. Entre oraciones Claret entregó su espíritu en manos del Creador. Eran las 8:45 de la mañana y tenía 62 años.
Su cuerpo fue depositado en el cementerio monacal con una inscripción de Gregorio VII que rezaba: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".


Glorificado:
Los restos del P. Claret fueron trasladados más tarde a Vic, en 1897, donde se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria.
Y el 7 de mayo de 1950 el Venerable Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas fueron sus palabras aquel memorable día:
"San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".
-SCTJM

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Esta página es obra de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.Copyright © 1999 SCTJM


AVE AVE AVE MARIA PURISSIMA! 

Domenica XXX Tempo Ordinario- 28 . X. 2012: San Marco 10, 46-52


... Si congeda mentre la folla, lasciato il vecchio, si interessa del nuovo miracolo sulla fanciullina paralizzata ed ebete, forse per una meningite, e che ora saltella felice, dicendo le uniche parole che sa, quelle che forse sapeva quando si era ammalata e che ritrova intatte nella mente risorta: «Padre, mamma, Elisa. Il bel sole! I fiori!...». 


Gesù fa per andare, ma dal bivio ormai superato, da presso gli asinelli lasciati in asso dai miracolati, altri due gridi, lamentosi, dalla caratteristica cadenza ebrea: «Gesù, Signore! Figlio di Davide, abbi pietà di me!». E di nuovo, più forte, per superare i gridi della folla che dice: «Tacete. Lasciate andare il Maestro. Lunga è la via e si alza il sole sempre più forte. Che Egli possa essere sui colli prima del calore», gridano di nuovo: «Gesù, Signore, Figlio di Davide, abbi di me pietà!». 
Gesù si ferma di nuovo dicendo: «Andate a prendere quelli che gridano e conducetemeli qui».
Alcuni volonterosi vanno. Raggiungono i due ciechi e dicono: «Venite. Egli ha pietà di voi. Alzatevi, ché vi vuole esaudire. Ha mandato noi a chiamarvi in suo nome», e cercano di guidare i due ciechi fra la folla. 
Ma se uno si fa condurre, l’altro, più giovane e forse più credente, precorre il desiderio dei volonterosi e si fa avanti da solo, col suo bastoncello puntato in avanti, il caratteristico sorriso e atteggiamento dei ciechi sul volto alzato a cercare la luce... e sembra che il suo angelo lo guidi, tanto va svelto e sicuro. Se non avesse gli occhi bianchi, non parrebbe cieco. 
Giunge per primo davanti a Gesù, che lo ferma dicendo: «Che vuoi che ti faccia?». 
«Che io veda, Maestro. Fa’, o Signore, che i miei occhi e quelli del mio compagno si aprano»
È sopraggiunto l’altro cieco e lo fanno inginocchiare presso il compagno. Gesù posa le mani sulle loro facce alzate e dice: «Sia fatto come chiedete. Andate! La vostra fede vi ha salvati!». 
Leva le mani e due gridi escono dalle labbra dei ciechi: «Io vedo, Uriel!», «Io vedo, Bartimeo!», e poi insieme: «Benedetto Colui che viene nel nome del Signore! Benedetto Colui che lo ha mandato! Gloria a Dio! Osanna al Figlio di Davide», e due volti al suolo a baciare i piedi di Gesù, e poi si alzano, i due già ciechi, e quello detto Uriel dice: «Vado a mostrarmi ai parenti e poi torno a seguirti, o Signore». Ma Bartimeo dice invece: «Io non ti lascio. Manderò ad avvisarli. Sarà sempre gioia. Ma separarmi da Te, no. Mi hai dato la vista. Io ti consacro la vita. Abbi pietà del desiderio del tuo infimo servo»
«Vieni e seguimi. La buona volontà uguaglia ogni condizione, e solo è grande chi meglio sa servire il Signore». 
E Gesù riprende il cammino fra gli osanna della folla, e Bartimeo si mette fra essa e va, osannando con gli altri, dicendo: «Ero venuto per un pane e ho trovato il Signore. Ero povero, ora sono ministro del Re santo. Gloria al Signore e al suo Messia»... 

 580. Delazioni dell’Iscariota e profezie su Israele. Miracoli sulla via da Gerico a Betania.
Mt 20, 29-34; Mc 10, 46-52; Lc 18, 35-43

Catecismo para niños
<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>

Domingo XXII p.Pentecostés, Rito Romano-Tridentino: 28.X.2012; S. Mateo, 22, 15-21: ¿ES LÍCITO PAGAR EL TRIBUTO AL CÉSAR, SÍ O NO? ¿QUÉ PIENSAS TÚ?









¿ES LÍCITO PAGAR EL TRIBUTO AL CÉSAR, SÍ O NO? 
¿QUÉ PIENSAS TÚ? 

 "¿DE QUIÉN ES ESTA IMAGEN Y QUÉ DICE ESTA INSCRIPCIÓN?"

 "DEVOLVED ENTONCES A CÉSAR LO QUE ES DE CÉSAR 
Y DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS."

Antes de que la gente acuda y la rodee, se acercan a Jesús los saforines, los doctores de Israel yalgunos herodianos. Con hipócritas inclinaciones le dicen: "Maestro, sabemos que eres sabio y veraz, que enseñas el camino de Dios sin tener en cuenta cosas o personas, que sólo tienes ante tus ojos la verdad y la justicia. Que te preocupas poco de lo que piensen los otros de Ti, que solo tienes puestas tus miras en llevar a los hombres al Bien. dinos, pues: ¿es lícito pagar el tributo al César, sí o no? ¿Qué piensas Tú?"
Jesús los taladra con una de esas miradas penetrantes y de suprema intuición. Responde: "¿Por qué queréis hacerme caer, hipócritas? ¡Aun entre vosotros hay alguien que sabe que no se me engaña con honores insinceros! Mostradme la moneda que empleáis para pagar el tributo."
Le muestran una moneda.
La observa en el anverso y reverso. Y, teniéndola en la palma de la mano izquierda, pone sobre ella el dedo índice de la derecha diciendo: "¿De quién es esta imagen y qué dice esta inscripción?"
"Es la imagen de César. La inscripción lleva su nombre, de Cayo Tiberio César, quien esactualmente el emperador de Roma."
"Devolved entonces a César lo que es de César y dad a Dios lo que es de Dios." Les vuelve lasespaldas después de haberles devuelto la moneda.
Escucha ya a éste, ya a aquel peregrino, que le preguntan, a los que consuela, absuelve y cura.
Pasan las horas.
Sale del Templo tal vez para ir a tomar los alimentos que los criados de Lázaro le han traído.
Vuelve a entrar. La tarde ya ha empezado. No muestra señal de cansancio. La gracia y la sabiduríamanan de sus manos que coloca sobre los enfermos, de sus labios en cada palabra que dedica a los que se le acercan. Parece como si quisiera consolar a todos, curar a todos, antes de que no lo pueda hacer más.
Pronto va a ponerse el sol. Los apóstoles, cansados, están sentados en el suelo bajo el pórtico,sorprendidos al ver el trajinar de la gente que hay en los patios del templo ahora que se acerca la pascua, cuando se aproximan al Incansable varios ricos, como puede notarse en sus vestiduras.
Mateo, que parece estar semidormido, se levanta advirtiendo a los demás: "Algunos saduceos seaproximan al Maestro. No lo dejamos solo, para que no lo insulten, ni le vayan a hacer mal alguno."
Se levantan todos. Lo rodean al punto. Me parece intuir que ha habido represalias entre el ir y volver al Templo a la hora de sexta.

<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>

Nel pieno del Sinodo dei vescovi sulla nuova evangelizzazione, ieri il Pontefice ha proclamato sette nuovi santi.




lunedì 22 ottobre 2012

La santità secondo Benedetto XVI


Riceviamo e con grande piacere e gratitudine pubblichiamo:

La santità secondo Benedetto

GIACOMO GALEAZZI

CITTÀ DEL VATICANO

Da ieri la Chiesa ha la prima santa pellerossa. Qual è il carisma dell’indiana d’America, Kateri Tekakwitha?

Nel rito di canonizzazione in piazza San Pietro, ieri Benedetto XVI ha auspicato che l’esempio di Kateri (1656-1680) aiuti ogni cristiano a vivere la fede a partire dalla propria «identità», e favorisca il rinnovamento della fede delle «prime nazioni» in tutta l’America del Nord. Di padre irochese e di madre cristiana algonchina, nacque nel 1656 nella località oggi statunitense chiamata Auriesville e morì in Canada a soli 24 anni. «Kateri - ha osservato Joseph Ratzinger - ci impressiona per l’azione della grazia nella sua vita in assenza di sostegni esterni, e per il coraggio nella vocazione tanto particolare nella sua cultura. In lei fede e cultura si arricchiscono a vicenda». Quindi «il suo esempio ci aiuti a vivere là dove siamo, senza rinnegare ciò che siamo, amando Gesù: santa Kateri, patrona del Canada e prima santa amerinda, ti affidiamo il rinnovamento della fede nelle prime nazioni e in tutta l’America del Nord. Dio benedica le prime nazioni».

Perché questo modello di santità è simbolo della nuova missione?

Nel pieno del Sinodo dei vescovi sulla nuova evangelizzazione, ieri il Pontefice ha proclamato sette nuovi santi. Padre Giacomo Berthieu era un gesuita missionario in Madagascar, ucciso per la sua fede nel 1896. Identica sorte, ma due secoli prima, nel 1672, per Pietro Calungsod, catechista laico, originario delle Filippine e morto martire a 18 anni nell’arcipelago delle Marianne per difendere il prete con cui lavorava. Ieri sono saliti agli altari anche il sacerdote bresciano Giovanni Piamarta, vissuto a cavallo tra ’800 e ’900 e fondatore dell’ordine della Sacra Famiglia di Nazareth, e la religiosa spagnola Maria Carmen Salles y Barangueras: nata a Burgos nel 1892, morì nel 1911. Lavorò soprattutto accanto alle prostitute e alle detenute, dando vita alle suore concezioniste missionarie dell’insegnamento. Tra i nuovi santi proclamati ieri dal Pontefice ci sono anche Barbara Cope, suora del Terz’Ordine di San Francesco di Syracuse, meglio conosciuta come «Madre Marianna di Molokai», il nome del lebbrosario delle Hawaii dove lavorò e morì nel 1918, e Anna Schaffer, laica bavarese morta nel 1925.

A cosa servono i santi?

Senza i santi, spiega il portavoce vaticano padre Federico Lombardi, «la Chiesa non vive, tantomeno diffonde efficacemente il Vangelo in mezzo a un mondo che ha difficoltà ad accettarlo, ma ne ha bisogno per ritrovare gratuità di amore che non sa dove attingere, dunque la nuova evangelizzazione ripartirà dai santi del nostro tempo». I nuovi santi rispecchiano la diversità della Chiesa: sono sacerdoti, religiosi, religiose, laici, laiche, vissuti in Europa, Asia, Africa, America, Oceania.

Cosa indossava ieri di «strano» il Papa?

Nella messa presieduta per la canonizzazione, Benedetto XVI ha indossato per la prima volta dalla sua elevazione alla Cattedra di Pietro il prestigioso «fanone papale», paramento liturgico in disuso dopo la riforma liturgica e che da allora fu impiegato soltanto in un’occasione da Giovanni Paolo II nel 1984. Riportato alla luce dal maestro delle cerimonie liturgiche, Guido Marini, è un ornamento omerale: si tratta di una doppia mozzetta circolare di sottilissima seta tessuta a strisce parallele di colore rosso, bianco, giallo-oro ed amaranto. Viene indossato in modo che la parte inferiore sia sotto la stola e la superiore sopra la pianeta o la casula. Per praticità, le due mozzette, una volta unite nel girocollo, vennero staccate e indossate separatamente ed unite tramite un’abbottonatura. Il simbolismo del fanone rappresenta lo scudo della fede che protegge la Chiesa cattolica, rappresentata dal Papa. Le fasce verticali di colore oro e argento rappresentano invece, l’unità e l’indissolubilità della Chiesa latina e orientale. Una scelta che, secondo l’Associazione «Tu es Petrus», testimonia «attaccamento e fedeltà alla gloriosa tradizione liturgica della Chiesa».

Chi ha elevato il primo zingaro agli altari?

Quindici anni fa fu Karol Wojtyla a beatificare il martire Ceferino Giménez Malla detto «El Pelé», nato a Benavent de Lérida nel 1861 e fucilato nel cimitero di Barbastro nell’estate del 1936. Nei primi mesi della guerra civile che insanguinò la Spagna fu arrestato per aver difeso un sacerdote; al momento dell’esecuzione stringeva tra le mani la corona del rosario. Si tratta del primo zingaro beato nella storia della Chiesa, proclamato il 4 maggio 1997 da Giovanni Paolo II a Roma. Attraverso esempi come questo, la santità diventa antidoto alla «cristianofobia». Oggi, secondo i dati Acs, la religione cristiana è la più perseguitata nel mondo: il 75% delle persecuzioni sono infatti rivolte ai fedeli cristiani. La situazione più preoccupante si registra in Nigeria, dove sono proliferati i gruppi islamici. Tanto che dal 1999 alla fine del 2011 sono stati ben 14 mila i nigeriani uccisi a causa di violenze a sfondo religioso. I nuovi santi sono anche protettori anti-persecuzioni e modelli per la nuova evangelizzazione rilanciata mezzo secolo dopo il Concilio. Il mondo intero è terra di missione e la «fabbrica dei santi» globalizza la fede.

© Copyright La Stampa, 22 ottobre 2012 


<<Cor Mariæ Immaculatum, intercede pro nobis>>



SANT'ALFONSO M: de' Liguori: "Il fine principale ch'ebbe Gesù nella sua Passione fu di palesarci il suo amore e così tirarsi i nostri cuori colla memoria de' mali per noi sofferti: Haec prima causa Dominicae Passionis, quia sciri voluit, quantum amaret hominem Deus, qui plus amari voluit quam timeri".




CAPITOLO II. - Gesù volle assai patire per noi, affine di farc'intendere il grande amor che ci porta.

 

 1. Due cose, scrisse Cicerone, fan conoscere un amante, il beneficare l'amato e 'l patire per l'amato; e questo è il segno più grande d'un vero amore:Duo sunt quae amantem produnt, amato benefacere, et pro amato cruciatus ferre, et hoc est maius.1 Iddio ben già avea dimostrato il suo amore all'uomo con tanti benefici a lui dispensati; ma il beneficare solamente l'uomo, dice S. Pier Grisologo, egli stimò esser troppo poco al suo amore, se non avesse trovato il modo di dimostrargli quanto l'amava anche col patire e morire per esso, come

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fece pigliando carne umana: Sed parum esse credidit, si affectum suum non etiam adversa sustinendo monstraret.2- E qual modo più atto potea Dio trovare per palesarci l'amore immenso che ha per noi che col farsi uomo e patire per noi? Non aliter Dei amor erga nos declarari poterat, scrive a tal proposito S. Gregorio Nazianzeno.3 
- Amato mio Gesù, troppo voi avete stentato per dichiararmi il vostro affetto e per innamorarmi della vostra bontà. Troppo dunque sarebbe il torto che vi farei, se vi amassi poco o amassi altra cosa che voi.


2. Ah, che in farsi da noi vedere un Dio impiagato, crocifisso e moribondo, ben egli ci diede, dice Cornelio a Lapide (In 1. Cor.), il segno più grande dell'amor che ci porta: Summum Deus in cruce ostendit amorem.4 E prima di lui disse S. Bernardo che Gesù nella sua Passione ci diè a conoscere che 'l suo affetto verso di noi non potea esser maggiore di quel che era: In Passionis rubore maxima et incomparabilis ostenditur caritas (De Pass. c. 41).5 Scrive l'Apostolo che quando Gesù Cristo volle morire per la nostra salute, apparve allora dove giungea l'amore di un Dio verso noi misere creature: Apparuit benignitas et humanitas Salvatoris nostri Dei (Ad Tit. III, 4). 
- Ah mio innamorato Signore, intendo già che tutte le vostre piaghe mi parlano dell'amore che mi portate! E chi mai, a tanti contrassegni della vostra carità, potrà resistere a non amarvi? Avea ragione di dir S. Teresa, o amabilissimo Gesù, che chi non v'ama dà segno che non vi conosce.6

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3. Ben potea Gesù Cristo ottenerci la salute senza patire e col menare in terra una vita dolce e deliziosa; ma no, dice S. Paolo: Proposito sibi gaudio, sustinuit crucem (Hebr. XII, 2). Ricusò egli le ricchezze, le delizie, gli onori terreni, e si elesse una vita povera ed una morte piena di dolori e di obbrobri. E perché? Non bastava forse ch'egli avesse supplicato l'Eterno Padre a perdonare l'uomo con una semplice preghiera, la quale essendo d'infinito valore era sufficiente a salvare il mondo ed infiniti mondi? E perché mai volle poi eleggersi tante pene con una morte così crudele che ben dice un autore (Contens. theol. t. 2. l. 10, dis. 4) che per puro dolore l'anima di Gesù si separò dal corpo: Inter agones purus dolor animam e corpore disiunxit?7 
A che tanta spesa per redimere l'uomo? Risponde S. Gio. Grisostomo: Bastava sì una preghiera di Gesù per redimerci, ma non bastava per dimostrarci l'amore che questo Dio ci porta: Quod sufficiebat Redemptioni non sufficiebat amori (Ser. 128).8 E lo conferma S. Tommaso dicendo:Christus ex caritate patiendo magis Deo exhibuit, quam exigeret recompensatio offensae humani generis (3. p. q. 48. a. 2).9 Perché Gesù ci amava assai, voleva assai esser amato da noi; e perciò fece quanto poté anche col patire per conciliarsi il nostro amore e per farc'intendere ch'esso non avea quasi più che fare per farsi amare da noi. Multum fatigationis assumpsit, dice S. Bernardo, quo multae dilectionis hominem teneret:10 Egli prese molto a patire per molto obbligare l'uomo ad amarlo.

4. E qual prova maggiore d'affetto, disse lo stesso nostro Salvatore, può dimostrare un amante verso la persona amata che dar la vita per suo amore?Maiorem hac dilectionem nemo

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habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis (Io. XV, 13). Ma voi, o amantissimo Gesù, dice S. Bernardo, avete fatto più di questo, mentre avete voluto dar la vita per noi non amici, ma vostri nemici e ribelli: Tu maiorem habuisti, Domine, caritatem, ponens animam pro inimicis.11 E questo è ciò che avvertì l'Apostolo, quando scrisse: Commendat caritatem suam in nobis, quia cum adhuc peccatores essemus, secundum tempus Christus pro nobis mortuus est (Rom. V, 8, 9). Dunque, Gesù mio, voi per me vostro nemico avete voluto morire, ed io potrò resistere a tanto amore? Eccomi, giacché voi con tanta premura desiderate ch'io vi ami, io v'amo sopra ogni cosa, discaccio da me ogni altro amore e solo voi voglio amare.


5. Dice S. Gio. Grisostomo che 'l fine principale ch'ebbe Gesù nella sua Passione fu di palesarci il suo amore e così tirarsi i nostri cuori colla memoria de' mali per noi sofferti: Haec prima causa Dominicae Passionis, quia sciri voluit, quantum amaret hominem Deus, qui plus amari voluit quam timeri.12 Aggiunge S. Tommaso che noi per mezzo della Passione di Gesù conosciamo la grandezza dell'amore che Dio porta all'uomo: Per hoc enim homo cognoscit, quantum Deus hominem diligat.13 E prima lo disse S. Gio.: In hoc cognovimus caritatem Dei, quoniam ille animam suam pro nobis posuit.14 Ah, Gesù mio, o Agnello immacolato sagrificato sulla croce per me, tantus labor non sit cassus,15 non sia perduto quanto avete patito per me; deh conseguite in me il fine di tante vostre pene! Ligatemi tutto colle dolci catene del vostro amore, acciocch'io non vi lasci e non mi divida più da voi. Iesu dulcissime, ne permittas me separari a te: ne permittas me separari a te.


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6. Riferisce S. Luca che parlando Mosè ed Elia sul monte Taborre della Passione di Gesù Cristo, la chiamavano un eccesso: Dicebant excessum eius quem completurus erat in Ierusalem (Luc. IX, 31). Sì, dice S. Bonaventura, con ragione la Passione di Gesù fu chiamata un eccesso, poiché fu un eccesso di dolore ed un eccesso d'amore: Excessus doloris, excessus amoris.16 Ed un divoto autore soggiunge: Quid ultra pati potuit, et non pertulit? Ad summum pervenit amoris excessus (Contens).17 E come no? La divina legge non altro impone agli uomini, se non che amino il prossimo come loro stessi; ma Gesù ha amato gli uomini più che se stesso: Magis hos, quam seipsum amavit, dice S. Cirillo.18 - Dunque, amato mio Redentore, vi dirò con S. Agostino, voi siete giunto ad amarmi più di voi stesso, mentre per salvare me avete voluto perdere la vostra vita divina, vita infinitamente più preziosa delle vite di tutti gli uomini e di tutti gli angeli insieme: Dilexisti me plus quam te, quoniam mori voluisti pro me.19

7. O Dio infinito, esclama Guerrico abbate, voi per amor dell'uomo, s'è lecito dirlo, siete divenuto prodigo di voi stesso: Oh Deum, si fas est dici, prodigum sui prae desiderio hominis! E come no? soggiunge, giacché non solo avete voluto donare i vostri beni, ma anche voi stesso per ricuperare l'uomo perduto? An non prodigum sui, qui non solum

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sua, sed seipsum impendit, ut hominem recuperaret?20 O prodigio, o eccesso d'amore degno solo d'una bontà infinita! E chi mai, dice S. Tommaso da Villanova, potrà, Signore, neppure da lungi intendere l'immensità del vostro amore nell'avere tanto amato noi miseri vermi che per noi abbiate voluto morire e morire in croce? Quis amoris tui cognoscere vel suspicari posset a longe caritatis ardorem; quod sic amares, ut teipsum cruci et morti exponeres pro vermiculis? Ah che questo amore, conclude il medesimo santo, eccede ogni misura, ogni intelligenza: Excedit haec caritas omnem modum, omnem sensum.21



8. È cosa dolce il vedersi alcuno amato da qualche gran personaggio, tanto più se quegli può sollevarlo ad una gran fortuna. Or quanto più dolce e caro dev'essere a noi il vederci amati da Dio che può sollevarci ad una fortuna eterna? Nell'antica legge potea l'uomo dubitare se Dio l'amasse con tenero amore; ma dopo averlo veduto su d'un patibolo versar sangue e morire, come noi possiamo più dubitare se egli ci ama con tutta la tenerezza ed affetto? Anima mia, deh mira il tuo Gesù che pende da quella croce tutto impiagato; ecco come per quelle ferite egli ben ti dimostra l'amore del suo Cuore innamorato. Patent arcana cordis per foramina corporis, parla S. Bernardo.22 - Caro mio Gesù, m'affligge sì il vedervi morire con tanti affanni su questo legno d'obbrobrio, ma troppo mi consola e m'innamora di voi il conoscere per mezzo di queste piaghe l'amore che mi portate. Serafini del cielo, che ve ne pare della carità del mio Dio, qui dilexit me, et tradidit semetipsum pro me? (Galat. II, 20).

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9. Dice S. Paolo che i Gentili sentendo predicare Gesù crocifisso per amore degli uomini, la stimavano una pazzia da non potersi credere: Nos autem praedicamus Christum crucifixum, Iudaeis quidem scandalum, Gentibus autem stultitiam (I Cor. I, 23). E com'è possibile, diceano essi, credere che un Dio onnipotente, il quale non ha bisogno d'alcuno per essere felicissimo qual è, abbia voluto per salvare gli uomini farsi uomo e morire in croce? Questo sarebbe lo stesso, diceano, che credere un Dio divenuto pazzo per amore degli uomini: Gentibus autem stultitiam.23 E con ciò ricusavano di crederlo. - Ma questa grand'opera della Redenzione che le genti stimavano e chiamavano pazzia, noi sappiamo per fede che Gesù l'ha intrapresa e terminata. Agnovimus sapientem amoris nimietate infatuatum:24 abbiamo veduto, dice S. Lorenzo Giustiniani, la sapienza eterna, l'Unigenito di Dio, divenuto, per dir così, impazzito per l'amore eccessivo che porta agli uomini. Sì, perché non sembra che una pazzia d'amore, soggiunge Ugon cardinale, aver voluto un Dio morire per l'uomo: Stultitia videtur, quod mortuus fuerit Deus pro salute hominum.25

10. Il B. Giacopone, uomo che nel secolo era stato letterato poi rendutosi francescano, parea diventato matto per l'amore che portava a Gesù Cristo. Un giorno gli apparve Gesù e gli disse: “Giacopone, perché fai queste pazzie?”- “Perché le fo? rispose, perché voi me le avete insegnate. Se io son pazzo, disse, voi siete stato più pazzo di me in aver voluto morire per me: Stultus sum, quia stultior me fuisti.”26 Così parimente

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S. Maria Maddalena de' Pazzi sollevata in estasi esclamava (In vita, c. 11): Oh Dio d'amore! oh Dio d'amore! È troppo, Gesù mio, l'amore che porti alle creature.27 Ed un giorno, stando pure fuor di sé rapita, prese un'immagine del Crocifisso e si pose a correre pel monasterio, gridando: O amore! o amore! non resterò giammai, mio Dio, di chiamarti amore. Indi rivolta alle religiose disse: “Non sapete voi, care sorelle, che il mio Gesù altro non è che amore? anzi pazzo d'amore? Pazzo d'amore dico che sei, o Gesù mio, e sempre lo dirò”.28 E dicea che chiamando Gesù amore, avrebbe voluto essere udita da tutto il mondo, acciò da tutti fosse stato conosciuto

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ed amato l'amor di Gesù.29 Ed alcuna volta si poneva a sonar la campana, affinché venissero tutte le genti della terra, come desiderava, se fosse stato possibile,30 ad amare il suo Gesù.31

11. Sì, mio dolce Redentore, permettetemi dirlo, ben avea ragione questa vostra sposa di chiamarvi pazzo d'amore. E non pare una pazzia che voi abbiate voluto morire per me? morire per un verme ingrato quale son io, di cui già vedevate l'offese ed i tradimenti ch'io dovea farvi? Ma se voi, mio Dio, siete quasi impazzito per amor mio, come io non impazzisco per amore d'un Dio? Dopo ch'io vi ho veduto morto per me, come posso pensare ad altri che a voi? come posso amare altra cosa che voi? Sì, mio Signore, mio sommo bene, amabile sopra ogni bene, io v'amo più di me stesso. Vi prometto di non amare da oggi avanti altri che voi e di pensare sempre all'amore che voi m'avete dimostrato morendo tra tante pene per me.
12. O flagelli, o spine, o chiodi, o croce, o piaghe, o affanni, o morte del mio Gesù, voi troppo mi stringete ed obbligate ad amare chi tanto m'ha amato. O Verbo Incarnato, o Dio amante, l'anima mia s'è innamorata di voi. Vorrei amarvi tanto, che non trovassi altro gusto che in dar gusto a voi, dolcissimo mio Signore. Giacché voi tanto bramate l'amor mio, io mi protesto che non voglio vivere se non per voi. Voglio fare quanto volete da me. Deh, Gesù mio, aiutatemi, fate ch'io vi compiaccia intieramente e sempre nel tempo e nell'eternità.

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Maria, madre mia, pregate Gesù per me, acciò mi doni il suo amore, poiché altro non desidero in questa e nell'altra vita che di amare Gesù. Amen.


1 Questa sentenza, non l' abbiamo ritrovata né presso Cicerone, né presso alcuno degli antichi.2 “Sed adhuc parum esse credidit, si affectum suum erga non praestando prospera tantum, et non etiam adversa sustinendo monstraret.” S. PETRUS CHRYSOLOGUS, Sermo 69. ML 52-397.

3 “Non aliter Dei erga nos amor testatus esse poterat, quam ex eo quod caro in memoria fuerit, (cioé che non si dicesse: Verbum homo vel anima factum est) et quia nostri causa ipse etiam usque ad deteriorem partem sese demisit. Carnem enim anima viliorem esse nemo sanae mentis indiciabitur. Itaque hic locus, Verbum caro factum est, eamdem vim et significationem mihi habere videtur cum eo, quod peccatum quoque ipsum et maledictum factus esse dicitur; non quod Dominus in haec immutatus sit: qui enim id fieri posset? sed quia per id quod haec suscepit, iniquitates nostras sustulit, et morbos portavit.” S. GREGORIUS NAZIANZENUS, Epistola 101, ad Cledonium presbyterum, contra Apollinarium. MG 37-190.
4 CORNELIUS A LAPIDE, S. I., Commentaria in I Epist. ad Corinthios, cap. 1, v. 25.
5 Vitis mystica seu tractatus de Passione Domini, cap. 41, n. 132. Inter Opera S. Bernardi, ML 184-715. - “In Passione ac Passionis rubore ardor maximae et incomparabilis ostenditur caritatis.” Vitis mystica seu tractatus de Passione Domini, cap. 23. Opera S. BONAVENTURAE, VIII, ad Claras Aquas, 1898, pag. 186. - Vedi Appendice, 2, 9°.
6 “Oh, Senor y verdadero Dios mio! Quien no os conoce, no os ama. Oh qué gran verdad es ésta!” S. TERESA, Exclamaciones del alma a Dios. XIV.Obras, IV, 287.
7 “Inter has languoris luctas, inter obruentes agones, purus dolor animam a corpore disiunxit.” Vincentius CONTENSON, Theologia mentis et cordis, lib. 10, dissertatio 4, cap. 1, speculatio 1, (tertius excessus, in fine).
8 S. PETRUS DAMIANUS, sermo 47, De exaltatione S. Crucis, ML 144-172. - S. Io. CHRYSOSTOMUS, in Epist. ad Ephes., hom. 3, n. 3. MG 62-27. - VediAppendice 4. 
9 “Ille proprie satisfacit pro offensa qui exhibet offenso id quod aeque vel magis diligit quam oderit offensam. Christus autem, ex caritate et obedientia patiendo, maius aliquid Deo exhibuit quam exigeret recompensatio totius offensae humani generis.” S. THOMAS, Sum. Theol., III, qu. 48, art. 2, c.
10 “Multum fatigationis assumpsit, quo multae dilectionis hominem debitorem teneret.” S. BERNARDUS, In Cantica, sermo 11, n. 7. ML 183-827.
11 “Maiorem, inquit, caritatem nemo habet, quam ut animam suam ponat quis pro amicis suis (Ioan. XV, 13). Tu maiorem habuisti, Domine, ponens eam etiam pro inimicis.” S. BERNARDUS, Sermo de Passione Domini, in feria IV Hebdomadis Sanctae, n. 4. ML 183-264.
12 “Haec prima causa est Dominicae Passionis: quia sciri voluit quantum amaret hominem Deus, qui plus amari voluit quam timeri.” Inter Opera S. Io. Chrysostomi, III, Venetiis, 1574, De Passione Domini sermo sextus, fol. 297, col. 4. - Però questi Sermoni sulla Passione non vengono neppur ricordati nell' edizione Benedettina. Ma, nelle sue opere genuine, svolge più volte questo pensiero il Grisostomo. - Vedi Appendice, 5.
13 S. THOMAS, Sum. Theol., III, qu. 46, art. 3, c.
14 Questo testo di S. Giovanni (III, 16) manca nelle ediz. del 1751 (Pellecchia, Paci) e in quella Romana (De' Rossi, 1755).
15 Sequentia Dies irae.16 “Excessus recte nominat Passionem, quia in ea fuit excessus humilitatis... Fuit etiam excessus paupertatis... Fuit excessus doloris.... Fuit etiam excessus amoris.” S. BONAVENTURA, Commentarius in Evangelium S. Lucae, cap. XI, n. 54 (in vers. 31). Opera, VII, ad Claras Aquas, 1895, pag. 234.
17 Vincentius CONTENSON, Theologia mentis et cordis, lib. 10, dissertatio 4, cap. 1, speculatio 1, Reflexio ( in fine).
18 “Vides dilectionis erga nos novitatem? Lex enim praecepit diligere fratrem sicut seipsum: Dominus autem noster Iesus Christus dilexit nos plus quam seipsum: nec enim in forma et aequalitate Dei ac Patris exsistens, ad nostram humilitatem descendisset, neque tam acerbam corporis mortem pro nobis pertulisset, non colaphos iudaicos, non sannas et contumelias, uno verbo cetera omnia, ut ne singula quae passus est numrando in infinitum sermonem proferamus, pertulisset; sed neque dives cum esset pauper fieri voluisset, nisi nos magis dilexisset quam seipsum. Inauditus itaque ac novus est huius dilectionis modus.” S. CYRILLUS ALEXADRINUS, In Ioannis Evangelium liber 9, in Io. XIII, 34. MG 74-162, 163.
19 Soliloquia animae ad Deum, cap. 13. Inter Opera S. Augustini, ML 40-874. - Operetta, non già di S. Agostino, ma di un compilatore più recente, forseAlchero, monaco di Chiaravalle.20 “Dedit (Pater) Filium in pretium redemptionis; dedit Spiritum in privilegium adoptationis; se denique totum servat haereditatem adoptatis. O Deum, si fas est dici, prodigum sui, prae desiderio hominis! An non prodigum, qui non solum sua, sed et seipsum impendit, ut hominem recuperaret, non tam sibi quam homini ipsi?” GUERRICUS Abbas, In festo Pentecostes, sermo 1, n. 1. ML 185-157.
21 “Quis enim, non dicam hominum, sed angelorum, qui a saeculo vident te, amoris tui immensum pondus et ardentissimam vim tam plene cognosceret? Quis eorum vel suspicari posset a longe tantae caritatis ardorem: quod sic amares, ita diligeres, ut teipsum cruci et morti exponeres pro vermiculo? S. THOMAS A VILLANOVA, In festo Natalis Domini concio 3, n. 7. Conciones, Mediolani, 1760: II, 52. - “Excedit, exsuperat supra modum haec caritas tua, Domine, quam in nostra redemptione monstrasti, omnem scientiam, et omnem sensum, non solum humanum, sed etiam angelicum.” Ibid.
22 “Patet arcanum cordis per foramina corporis.” S. BERNARDUS, In Cantica, sermo 61, n. 4. ML 183-1072.23 La ripetizione del testo latino di S. Paolo “Gentibus autem stultitiam” è stata aggiunta nelle edizioni posteriori al 1755.
24 “Adeamus cum fiducia, non ad thronum gloriae, sed ad diversorium humanitatis eius (specum nempe Bethleemiticum).... Ibi namque agnoscemus exinanitam maiestatem. Verbum abbreviatum, solem carnis nube obtectum, et sapientiam amoris nimietate infatuatam.” S. LAURENTIUS IUSTINIANUS,Sermo in festo Nativitatis Domini, Opera,  Venetiis, 1721, pag. 328, col. 1.
25 “Cum uno verbo posset omnes homines salvare, stultitia videtur, procedentibus secundum naturales rationes, quod mortuus fuerit (Deus) propter salutem hominum.” HUGO DE SANCTO CHARO, Cardinalis primus O. P., In Epist. I ad Cor., cap. 1, v. 23. Opera, VII, fol. 75, col. 3, post medium. Venetiis, 1703.
26 Questo amoroso diverbio tra sé e Cristo riferisce lo stesso B. JACOPONE DA TODI nella sua Lauda XC, Amor de caritate: Le Laude, Ristampa integrale della prima edizione (1490), Firenze, 1923.
(Parla Cristo):
Tutte le cose qual aggio ordenate
si so fatte con numero e misura,
e molto più ancora caritate

si è ordenata nella sua natura.
Donqua co per calura, - alma, tu sé empazita?
For d' orden tu se' uscita, - non t' è freno el fervore.

(Risponde Jacopone):
Cristo, che lo core si m' hai furato,
dici che ad amor ordini la mente,
come da poi ch' en te si so mutato
de me remasta, fusse convenente?

A te si può imputare - non a me quel che faccio;
però, se non te piaccio, - tu a te non piaci, amore.

Questo ben sacci che, s' io so empazito,
tu, somma sapienza, si el m' hai fatto.

Ad tal fornace perché me menavi,
se volevi ch' io fossi en temperanza?
Quando sì smesurato me te davi, tollevi da me tutta mesuranza.

Onde, se c' è fallanza, - amor, tua è, non mia,
però che questa via - tu la facesti, amore.

Tu, sapienzia, non te contenesti
che l' amor tuo spesso non versasse,
d' amor non de carne tua nascesti,
umanato amor che ne salvasse;
per abbracciarne en croce tu salesti,
e credo che per ciò tu non parlasse.

27 “Tenendo talora ne' suoi ratti fissato il suo purissimo intelletto nella contemplazione dell' infinito amore che ha mosso Dio a far tanto per la vilissima creatura dell' uomo, non poteva tenersi che altamente non dicesse: “O Amore, o Amore, o Dio, che ami le creature con amor puro! O Dio d' amore! o Dio d' amore! O Signor mio, non più amore, non più amore: è troppo, o Gesù mio, l' amore che porti alle creature.” PUCCINI, Vita, Firenze, 1611, parte 1, cap. 11.
28 “Una volta, essendo pure in ratto, tolto un crocifisso in mano, si diede per lo convento a correre, e sfogando col Verbo divino amorosi avvisi e intensi affetti, esclamava: “O Amore, o Amore, o Amore! ” Questo faceva con dolci sorrisi, e con volto sì colmo di gioia, che in rimirarla cagionava grandissima consolazione. Ora affissava gli occhi al cielo, ora al Crocifisso, ora se lo stringeva al petto, e lo baciava con eccessivo fervore, ed in quel mentre non cessava di replicare: “O Amore, o Amore! non resterò giammai, o mio Dio, di chiamarti Amore, giubilo del mio cuore, speranza e conforto dell' anima mia.” - “Poi rivolta alle sorelle che la seguitavano, soggiungeva: “Non sapete voi, care sorelle, che il mio Gesù altro non è che Amore, anzi pazzo d' amore? Pazzo d' amore dico che sei, o Gesù mio, e sempre lo dirò. Tu sei tutto amabile e giocondo: tu recreativo e confortativo; tu nutritivo e unitivo. Sei pena e refrigerio, fatica e riposo, morte e vita insieme: finalmente, che non è in te?” PUCCINI, Vita, Firenze, 1611, parte 1, cap. 11.
29 “Altra volta esclamava: “O Amore, o Amore!” ed al cielo rivolta diceva: “Dammi tanta voce, o Signor mio, che chiamando te Amore sia sentita dall' Oriente sino all' Occidente, e da tutte le parti del mondo, sino nell' inferno; acciò tu sia conosciuto e riverito come vero Amore.” PUCCINI, Vita, Firenze, 1611, parte 1, cap. 11.
30 Questo inciso che restringe il senso tanto ampio della frase, si trova aggiunto nelle edizioni posteriori al 1754.
31 “Nel mezzo di quello (incendio d' amore), bene spesso correva con grandissima velocità, ora per lo convento, ora per tutto l' orto, dicendo che andava cercando anime che conoscessero ed amassero l' Amore. Per questo incontrandosi talvolta in qualche Sorella, la prendeva per la mano, e stringendola molto forte, le diceva: “O anima, amate voi l' Amore? come fate a vivere? non sentite consumarvi e morir per amore?” Quando poi per buono spazio di tempo avea camminato, prendeva le funi delle campane, e sonandole, ad alta voce esclamava: “Venite, anime, ad amare, venite ad amar l' Amore, dal quale siete tanto amate”. PUCCINI, Vita, Firenze, 1611, parte 1, cap. 12



AVE AVE AVE MARIA!