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sabato 19 marzo 2016

SAN JOSÉ

Festividad de SAN JOSÉ

Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte. Cabeza de la Sagrada Familia en quien Dios confió sus mas valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre virginal de Jesús. No hay en el cielo santo mas grande después de su esposa María SS.ma. 


S. Joseph Sponsi B.M.V. Confessoris ~ I. classisCommemoratio: Sabbato infra Hebdomadam Passionis

Sancta Missa


Festividad de SAN JOSÉ

Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte. San José es cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió sus mas valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre virginal de Jesús. No hay en el cielo santo mas grande después de su esposa, María. 
El Papa Pío IX nombró a San José, en 1847, Patrono de la Iglesia universal. Si la fiesta, 19 de marzo, cae en Semana Santa, se anticipa al primer sábado anterior a ella. Esta festividad, que ya existía en numerosos lugares, se fijó en esta fecha durante el siglo XV y luego se extendió a toda la Iglesia como fiesta de precepto en 1621.

La paternidad de San José alcanza no sólo a Jesús sino a la misma Iglesia, que continúa en la tierra la misión salvadora de Cristo. El Papa Juan XXIII incorporó su nombre al Canon Romano, para que todos los cristianos -en el momento en que Cristo se hace presente en el altar- veneremos su memoria.
Documentos SCTJM:

1.     Historia
2.    Oraciones
3.    Novena
6.   Esposo de María -Madre A. Galindo 
7.    Custodio de los Dos Corazones-Hna.María José Socías,sctjm
13.María Santísima -SCTJM
Documentos Magisterio:

1.     Redemptoris Custos. Exhortación Apostólica de JPII
2.    Quamquam Pluries -Encíclica de León XIII
3.    Le Vocis -Exhortación Apostólica de Juan XXIII
4.   San José y la Sagrada Familia -Meditación



A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1, 45; 6, 42; Lucas 4, 22) el carpintero (Mateo 12, 55).

No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. 

San Mateo (1, 16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3,23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13, 55 y Marcos 6, 3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.
Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes.  San José tendría quizás de 18 a 20-30 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero... ejemplo para todos nosotros.
La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles. pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.

Amor virginal: El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su esposo José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: <<José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu esposa porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo>>. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su esposa." (Mat. 1, 19-20, 24). 
Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2, 1-7).

En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un providenciale establo. Allí nació el Hijo Eterno y Santisimo de la Virgen Maria. San José atendía a los dos como  el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2, 33).

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.» (Mateo 2, 13). San José obedeció y tomò responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada. 

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del Niño.» El se levantó, tomó consigo al Niño y a su Madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2, 22.

Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto. Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y S. Beda el Venerable dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas. Su perfecta historia bien la podremos conocer en la gloria celestial que con su misma ayuda podremos alcanzar. 

AMDG et BVM et S. IOSEPH

domenica 10 gennaio 2016

A SAN JOSE. Devoción de los siete domingos de San José

Devoción de los siete domingos 

de San José



A SAN JOSÉ
Sé devoto del santo Patriarca y recuerda el grande poder que tiene en el cielo. De él dice Santa Teresa: "No recuerdo haberle pedido cosa alguna que no me la haya concedido".
Se le invoca especialmente como protector de la pureza, maestro de la vida espiritual y abogado de la buena muerte.
Invoquémosle siempre, ya que es Patrón de la Iglesia Universal.

Los Siete Domingos de San José
Se pueden hacer en cualquier tiempo del año.
Si no pueden rezarse las oraciones prescritas, basta rezar siete Padrenuestros, Avemarías y Gloria.
Puédese ganar indulgencia partial estando en gracia de Dios.
Primero.
GLORIOSO San José, Esposo purísimo de María Santísima! A la manera que fue grande la angustia y el dolor de vuestro corazón en la duda de abandonar a vuestra Purísima Esposa, así fue Inexplicable la alegría cuando os fue revelado por el Angel el Misterio soberano de la Redención.
Por este dolor y gozo os rogamos nos consoléis en las angustias de nuestra última hora y nos concedáis una santa muerte, después de haber vívido una vida semejante a la vuestra en medio de Jesús y de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Segundo
¡Felicísimo Patriarca San José elegido para cumplir los oficios de Padre cerca del Verbo Humanado! Grande fue vuestro dolor al ver nacido a Jesús en tan extremada pobreza, el cual súbitamente se trocó en júbilo celestial al oír las angélicas armonías y contemplar el resplandor de tan luminosa noche.
Por este dolor y gozo os suplicamos nos alcancéis la gracia de que, después de haber seguido vuestro camino aquí en la tierra, podamos oír las armonías angelicales y gozar de la vista de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría, y Gloría
Tercero.
¡Glorioso San José, ejecutor obedientísimo de la Ley de Dios! La Sangre preciosísima que en la Circuncisión derramó el divino Redentor os traspasó el corazón; pero el Nombre de Jesús, que le fue impuesto, lo llenó de consuelo.
Por este dolor y gozo os rogamos que nos obtengáis la gracia de que, quitado de nuestro corazón todo vicio en la vida, tengamos la dicha de morir con el Santísimo Nombre de Jesús en los labios y en el corazón.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Cuarto.
¡Fidelísimo San José que tan gran parte tuvisteis en los misterios de nuestra Redención! grande dolor sentisteis al saber por la profecía de Simeón que Jesús y María estaban destinados a padecer; mas este dolor se convirtió en gozo al saber que los padecimientos de Jesús y María habían de ser seguidos de la salvación de innumerables almas.
Por este dolor y gozo os rogamos que seamos del número de aquellos que, por los méritos de Jesús y de María, han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloría.
Quinto.
¡Vígilantísimo San José, Custodio y familiar íntimo del Hijo de Dios encarnado! Cuan grande fue vuestro sufrimiento para alimentar y servir al Hijo del Altísimo, sobre todo en la huida a Egipto, otro tanto fue grande vuestro contento y alegría, de tener siempre en vuestra compañía al mismo Dios y ver cómo caían en tierra los ídolos de los egipcios.
Por este dolor y gozo os rogamos que nos alcancéis la gracia de que, teniendo lejos de nosotros al tirano infernal, mediante la huida de las ocasiones, caiga de nuestro corazón todo ídolo de terrenas aficiones y, ocupados totalmente en el servicio de Jesús y de María, vivamos solamente por ellos y tengamos una muerte feliz.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Sexto.
¡Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que visteis con admiración sujeto a vuestras órdenes al Rey del Cielo! sí fue turbada vuestra satisfacción al regresar de Egipto por el miedo de Arquelao, al ser asegurado por el Angel, vivisteis tranquilo con Jesús y María en Nazaret.
Por este dolor y gozo alcanzadnos la gracia de vernos libres de temores nocivos, gozando de la paz de conciencia, vivamos seguros con Jesús y María y muramos en su compañía.
Padrenuestro, Avemaría y Gloría.
Séptimo.
¡Oh glorioso San José, ejemplar de toda santidad! Grande fue vuestro dolor al perder sin culpa al Niño Jesús, debiendo buscarle con gran pena por espacio de tres días; pero mayor fue vuestro gozo cuando al cabo de ellos lo hallasteis en el templo en medio de los Doctores.
Por este dolor y gozo os suplicamos nos alcancéis la gracia de no perder jamás a Jesús por el pecado mortal; mas si, desgraciadamente, lo perdiésemos, que lo busquemos con gran dolor para vivir siempre en su amistad hasta que con Vos logremos gozar de El en la gloria y cantar allí eternamente sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloría.
ANTÍFONA
El mismo Jesús, al comenzar los treinta años de su edad, era tenido por hijo de José.
V. Rogad por nosotros, San José.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios, que en vuestra inefable providencia os dignasteis elegir al bienaventurado San José para Esposo de vuestra Santísima Madre!, os pedimos nos concedáis que, pues le honramos como protector nuestro en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos, donde vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN
Del Papa León XIII A San José para implorar su auxilio en todas las necesidades.
"A Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.
Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén."

ORACION POR DIVERSAS NECESIDADES
"SANTO Patriarca, dignísimo esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de Nuestro Redentor Jesús, que por vuestras heroicas virtudes, dolores y gozos merecisteis tan singulares títulos; y por ellos, especialísimos privilegios para interceder por vuestros devotos; suplico, Santo mío, os alcancéis la fragante pureza a los jóvenes y doncellas, castidad a los casados, continencia a los viudos, santidad y celo a los sacerdotes, paciencia a los confesores, obediencia a los religiosos, fortaleza a los perseguidos, discreción y consejo a los superiores, auxilios poderosos a los pecadores e infieles para que se conviertan, perseverancia a los penitentes, y que todos logremos ser devotos de vuestra amada Esposa, María Santísima, para que por su intercesión y la vuestra podamos vencer a nuestros enemigos, por los méritos de Jesús, y conseguir las gracias y favores que os hemos pedido para santificar nuestras almas hasta conseguir dichosa muerte, y gozar de Dios eternamente en el Cielo.
Amén."

AMDG et BVM

sabato 21 dicembre 2013

Domingo 22 dic. 2013, IV Dom de Adviento - A : San Mateo 1,18-24.


MARÍA SE EXPLICA CON JOSÉ






Veo el huertecillo de Nazaret. María está tejiendo bajo la sombra de un manzano cargadísimo de fruta que empieza a teñirse de rojo, y parecen mejillas de niño por su aspecto rosado y redondo.
María en cambio no tiene este color. El que tenía en Hebrón ha desaparecido. Su rostro tiene el color de marfil, y en el que tan sólo los labios forman una curva de un pálido coral. Bajo los párpados se ven dos sombras oscuras y el borde de los ojos está hinchado como quien ha llorado. No se los veo porque tiene la cabeza inclinada, dedicada a su trabajo y sobre todo clavada en un pensamiento que debe afligirla, porque oigo que suspira como quien tiene una pena en el corazón. Está vestida de blanco, de un lino blanco, porque hace mucho calor, no obstante que la frescura de las flores me diga que no hace poco que acaba de amanecer. Tiene la cabeza descubierta, y el sol que juguetea con las ramas del manzano que mece un levísimo viento, y que pasa con sus rayos de luz hasta el suelo negruzco de las parterres, le forma círculos de luz en su cabeza rubia, y sus cabellos parecen cobrar el color de oro antiguo.
De la casa no sale ningún ruido, como tampoco de los lugares cercanos. Tan sólo se siente el murmullo del hilo de agua que cae en un estanque en el fondo del huerto.

ENTRA JOSÉ EN LA CASA
LE PIDE PERDÓN A MARÍA. DESCONFIÉ DE TI. AHORA LO SÉ

María se estremece al oír un golpe dado en la entrada de la casa. Deja la rueca y el huso y se levanta para ir a abrir. Aun cuando su vestido es amplio y lo lleva suelto, no logra esconder completamente lo redondo de su seno.
Se encuentra ante José. Hasta sus labios palidecen. Su rostro parece una hostia de tan pálido que está. María mira con ojos interrogadoramente tristes. José mira con ojos que parecen suplicantes. No dicen nada. Se miran solo. Luego María: "¿A esta hora, José? ¿Tienes necesidad de algo? ¿Quieres decirme algo? Ven."
José entra y cierra la puerta. No ha dicho ni una palabra todavía.
"Habla, José. ¿En qué puedo servir?"
"En que me perdones." José se inclina como si quisiera arrodillarse, pero María, siempre reservada en tocarlo, lo toma de la espalda y se lo impide.
Los colores van y vienen al rostro de María, instantes en que está roja, instantes en que toda de nieve. "¿Mi perdón? No tengo nada que perdonarte, José. No tengo sino que darte gracias por todo lo que hiciste aquí cuando estuve ausente, y por el amor que me das."
José la mira. Dos gruesos lagrimones se asoman en lo interior de sus profundos ojos, llegan al borde, como si fuesen un vaso, y luego ruedan sobre sus mejillas y barba."Perdón, María. Desconfié de ti. Ahora lo sé. No soy digno detener un tesoro tan grande. Falté a la caridad. Te acusé en mi corazón. Te acusé injustamente porque no te pregunté la verdad. Falté a la ley de Dios, porque no te amé como me habría yo amado a mí mismo..."
"¡Oh, no! ¡En nada has faltado!"
"Sí, María. Si hubiera sido acusado de un crimen semejante, me habría defendido. Tú... No quería que te defendieses, porque estaba para tomar mis decisiones sin preguntarte cosa alguna. Falté al haber sospechado de ti. Aun una sola sospecha es ofensa, María. Quien sospecha, no conoce. No te conocí como debía haberlo sido. Pero por el dolor que he sufrido... tres días de suplicio, perdóname, María."
"No tengo nada que perdonarte. Más bien: soy yo quien te pido me perdones por el dolor que te causé."

¡OH, SÍ, QUE FUE UN DOLOR! ¡QUÉ DOLOR!

"¡Oh, sí, que fue un dolor! ¡Qué dolor! Mira: hoy mismo me dijeron que en las sienes he encanecido, y que tengo arrugas en la cara. Estos días han sido para mí más de 10 años de vida. ¿Por qué, María has sido tan humilde en callar, en no decir a tu esposo tu gloria, y permitir que sospechase de ti?"
José no está arrodillado, pero está tan inclinado que es como si lo estuviese y María le pone su manita sobre la cabeza y sonríe. Parece como si lo absolviera. Dice: "Si no lo hubiera sido de una manera perfecta, no habría merecido el haber concebido al Esperado, que viene a cancelar la culpa de soberbia que destruyó al hombre. Obedecí pues... Dios me pidió esta obediencia... Mucho me costó... por ti, por el dolor que sufrirías... Pero no tenía más que obedecer. Soy la Esclava de Dios y los esclavos no discuten las órdenes que se les dan. Las ejecutan, José aun cuando hagan llorar sangre." María llora quedo mientras dice esto, tan quedo que José, inclinado como está, no lo advierte hasta que una lágrima cae al suelo.
Levanta entonces su cabeza -es la primera vez que le veo hacer esto:- toma las manitas de María entre sus manos morenas y robustas y besa la punta de sus rosados y sutiles dedos, que parecen botoncitos de durazno que se asoman por el cerco de las manos de José.
"Ahora hay que tomar todas las providencia porque..." José no agrega más, pero mira el cuerpo de María, y esta se pone coloradísima, se sienta de un golpe, para no quedar expuesta a las miradas de quien la está observando.. "Hay que hacerlo cuanto antes. Vendré aquí... Cumpliremos con la ceremonia del matrimonio... La semana que entra... ¿Está bien?"
"Todo lo que haces, José está bien. Eres el jefe de la casa, yo tu sierva."

¿CÓMO PODRÉ RECIBIR EN MI CASA A DIOS?

¿EN MIS BRAZOS? ...¡JAMÁS PODRÉ TOCARLO!

LO PODRÁS COMO YO, POR LA GRACIA DE DIOS

"No. Yo soy tu siervo. Soy el siervo bienaventurado de mi Señor que crece en tu seno. Bendita tú entre todas las mujeres de Israel. Esta noche avisaré a mis familiares. Y luego... cuando esté aquí, trabajaremos para su recibimiento... ¡Oh! ¿cómo podré recibir en mi casa a Dios? ¿En mis brazos a Dios? Me moriré de alegría... ¡Jamás me atreveré a tocarlo!"
"Lo podrás como yo también por la gracia de Dios."
"Pero tú eres tú. Yo soy un pobre hombre, ¡el último de los hijos de Dios!..."
"Jesús viene por nosotros los pobres, para hacernos ricos en Dios. Viene a nosotros dos porque somos los más pobres y reconocemos serlo. Alégrate, José. La estirpe de David tiene al Rey esperado y nuestra casa se hace más fastuosa que el palacio de Salomón, porque aquí estará el cielo y nosotros compartiremos con Dios el secreto de la paz que más tarde los hombres conocerán. Crecerá entre nosotros y nuestros brazos servirán de cuna al Redentor que crecerá, y nuestras fatigas le darán un pedazo de pan... ¡Oh, José! Oiremos la voz de Dios llamarnos: "padre y Madre!" ¡Oh!..." María llora de alegría un llanto dichoso.
José arrodillado ahora a sus pies, llora con la cabeza escondida en el amplio vestido de María, que con sus pliegues toca los pobres ladrillos de la habitación.
I. 139-142
A. M. D. G.

martedì 19 marzo 2013

FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ.





«José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. 
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
"La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros».
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa".
(Mt 1, 20-24)

Solemnidad- 19 de Marzo - Esposo de la Virgen María

lunedì 18 marzo 2013

SAN JOSÉ ES COMO UN SELLO QUE DEFIENDE, COMO UN ARCÁNGEL A LA PUERTA DEL PARAÍSO




JOSÉ ES COMO UN SELLO QUE DEFIENDE, 
COMO UN 
ARCÁNGEL A LA PUERTA DEL PARAÍSO

Dice Jesús: 
"¿Qué dice el libro de la Sabiduría, al cantar sus alabanzas? "En la sabiduría está el espíritu de inteligencia, que es santo, único, múltiple, sutil". Y continúa enumerando sus dotes. Termina con estas palabras: "...que todo lo puede, todo lo prevé, que abraza a todos los espíritus, inteligente, puro, sutil. La sabiduría penetra con su pureza, es vapor de la virtud de Dios... por esto en ella no hay nada de impuro... imagen de la bondad de Dios. Aun cuando es sola, todo lo puede, inmutable como es, renueva todas las cosas, se comunica a las almas santas, hace a los hombres amigos de Dios y a los Profetas".
Tú misma has visto cómo José, no por ciencia humana, sino por una sobrenatural, supo leer en el libro sellado de la Virgen Inviolable, y cómo percibió las verdades proféticas con su "ver" cual un misterio sobrehumano, donde los demás no veían sino una gran virtud. Impregnado de esta sabiduría, que es vapor de la virtud de Dios y una clase de emanación del Omnipotente, se dirige con espíritu seguro al mar de este misterio de gracia que es María, se interna con Ella en espirituales coloquios, en los que más que los labios que se hablan, lo hacen dos corazones que conversan en el sagrado silencio de las almas, cuyas voces Dios únicamente oye, y las perciben a los que Dios ama, porque le son siervos fieles y están llenos de Él.

La sabiduría del Justo que sube con la unión y cercanía de la Llena de gracia, lo prepara para que penetre en los secretos más profundos de Dios y pueda defenderlos y protegerlos de las asechanzas humanas y del demonio. Y entre tanto lo renueva. De justo lo hace un santo, de santo el custodio de la Esposa y del Hijo de Dios.

Sin levantar el sello de Dios, él, el casto, que lleva su castidad hasta el heroísmo angélico, puede leer las palabras de fuego escritas con el dedo de Dios, y lee lo que su prudencia no dice, pero que es más grande que lo que leyó Moisés en las tablas de piedra. Y para que ningún ojo profano marchite el misterio, él lo defiende cual sello, cual arcángel de fuego a la puerta del paraíso, donde el Eterno tiene sus delicias "caminando en la brisa de la tarde" y hablando con la que es su amor, que es un bosque de lirios en flor, aura perfumada, brisa de fresco amanecer, estrella rutilante, delicia de Dios. Allí está la nueva Eva, delante de él, que no es hueso de sus huesos, ni carne de su carne, sino compañera de su vida, Arca viva de Dios que recibe él en tutela, y que tendrá que devolver a Dios pura como la recibió.

"Esposa de Dios" estaba escrito en aquel libro místico de páginas purísimas... Y cuando la sospecha, en la hora de la prueba, lo atormentó, él, como hombre siervo de Dios, sufrió, como ningún otro, por el sospechoso sacrilegio. Pero esto fue una prueba posterior. Ahora en este tiempo de gracia, él ve y se pone al servicio de Dios. Después llegará la tempestad de la prueba, como para todos los santos, para que sean probados, para que sean coadjutores de Dios.

¿Qué se lee en el Levítico? "Di a tu hermano Aarón que no entre a cualquier hora al santuario que está detrás del Velo ante el Propiciatorio que cubre el arca, para que no muera, porque Yo me apareceré en una nubecilla sobre el oráculo, si antes no ha hecho las siguientes cosas: ofrecer un ternero por el pecado y un macho cabrío en holocausto, que lleve la túnica de lino y con bragas cubrirá su desnudez"

Y en verdad que José entra, cuando Dios quiere, y cuando permite, en su santuario, más allá del velo que oculta el Arca en la que está el Espíritu de Dios y se ofrece y ofrecerá al Cordero, holocausto por el pecado del mundo y expiación. Y esto lo hace, vestido de lino, y domeñando sus instintos varoniles, que una vez, allá en el principio de los tiempos, triunfaron, conculcando los derechos de Dios sobre el hombre, a los que ahora al Hijo, la Madre y el padre putativo pisotearán para devolver a los hombres la gracia y devolver a Dios su derecho sobre el hombre. Esto lo hace con su castidad perpetua.

¿Que José no estuvo en el Gólgota? ¿Os parece que no esté entre los corredentores? En verdad os digo que él fue el primero y que grande es a los ojos de Dios. Grande por su sacrificio, por su paciencia, por su constancia y por su fe. ¿Qué fe mayor que con la que creyó sin haber visto los milagros del Mesías?

Sea alabado mi padre putativo, el ejemplo de lo que os falta: pureza, fidelidad y amor perfecto. Al magnífico lector del Libro sellado, al que enseñó la Sabiduría para que pudiese comprender los misterios de la Gracia y que fue elegido para tutelar la Salvación del mundo contra las asechanzas de toda clase de enemigos."
I. 72-79
A. M. D. G. et B.V.M.

domenica 6 gennaio 2013

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA FE DE LOS TRES REYES MAGOS





CONSIDERACIONES ACERCA DE LA FE 
DE LOS TRES REYES






Dice Jesús:
"¿Y ahora? ¿Qué puedo deciros, oh almas, que sentís que la fe muere? Aquellos Sabios del Oriente no tenían nada que les hubiese asegurado la verdad. Ninguna cosa sobrenatural. Tan solo sus cálculos astronómicos y sus reflexiones que una vida íntegra las hacían perfectas.

TUVIERON FE EN TODO

Y sin embargo tuvieron fe. Fe en todo: fe en la ciencia, fe en su conciencia, fe en la bondad divina. Por medio de la ciencia creyeron en la señal de la nueva estrella que no podía ser sino "la esperada" durante siglos por la humanidad: el Mesías. Por medio de su conciencia tuvieron fe en la voz de la misma,que, recibiendo "voces" celestiales, les decía: "Esa estrella es la señal de la llegada del Mesías". Por medio de la bondad divina tuvieron fe en que Dios no los engañaría, y como su intención era recta, los ayudaría en todos los modos para llegar a su objetivo.
Y lo lograron. Solo ellos, en medio de tantos otros que estudiaban las señales, comprendieron esa señal, porque solo ellos tenían en su alma el ansia de conocer las palabras de Dios con un fin recto, cuyo pensamiento principal era el de dar inmediatamente alabanza y honra a Dios.
No buscaron su utilidad propia; antes bien las fatigas y los gastos no los arredraron, igualmente que ni pidieron ninguna recompensa humana. Pidieron solamente que Dios se acordase de ellos y que los salvase para siempre. Como no pensaron en ninguna recompensa humana, de igual modo decidieron emprender su viaje sin ninguna preocupación humana. Vosotros os hubierais puesto a hacer miles de cavilaciones: "¿Cómo podré hacer un viaje en naciones y pueblos de lenguas diversas? ¿Me creerán, o bien, me tomarán como espía? ¿Qué ayuda me darán cuando tenga que pasar desiertos, ríos, montes? ¿Y el calor? ¿Y el viento de las altiplanicies? ¿y las fiebres palúdicas? ¿Y las avenidas? ¿Y las comidas diferentes? ¿Y el diverso modo de hablar? Y... y... y..." Así pensáis vosotros. Ellos no. Dijeron con una audacia sincera y santa: "Tú, ¡oh Dios! lees nuestros corazones y ves qué fin nos proponemos. Nos ponemos en tus manos. Concédenos la alegría sobrehumana de adorar a la Segunda Persona, hecha Carne, para la salvación del mundo".

CUANDO SE BUSCA A DIOS, LAS COSTUMBRES NATURALES 
DEBEN CEDER SU LUGAR A LAS IMPACIENCIAS Y A LAS 
NECESIDADES SOBREHUMANAS.

Basta. Se pusieron en camino desde las Indias lejanasDesde las cordilleras mongólicas por las que pasean tan sólo las águilas y los cóndores y Dios habla con el ruido de los vientos y torrentes y escribe palabras de misterio en las páginas inmensas de los nevados. Desde las tierras en que nace el Nilo y corre, cual cinta verde-azul, al encuentro del Mediterráneo. Ni picos, ni selvas, ni arenales, océanos secos y mucho más peligrosos que los de agua, los detienen en su camino. Y la estrella brilla en sus noches, y no los deja dormir. Cuando se busca a Dios, las costumbres naturales deben ceder su lugar a las impaciencias y a las necesidades sobrehumanas.
La estrella los llama desde el norte, desde el oriente, desde el sur, y por un milagro de Dios los guía hacia un punto, los reúne después de tantas distancias en ese punto, y por otro milagro, les anticipa la sabiduría de Pentecostés, el don de entenderse y de hacerse entender como acaece en el paraíso, donde se habla una sola lengua: la de Dios.

HUBO UN MOMENTO EN QUE EL SUSTO SE APODERÓ DE 
ELLOS Y 
FUE CUANDO LA ESTRELLA DESAPARECIÓ

Hubo un momento en que el susto se apoderó de ellos y fue cuando la estrella desapareció. Y humildes porque eran realmente grandes, no pensaron que fuese por la mala voluntad de otros, por los de Jerusalén que no merecían ver la estrella de Dios, sino que pensaron haber ellos mismos desagradado en algo a Dios, y se examinaron con temblor y contrición prontos a pedir ser perdonados.
Su conciencia los serena. Almas acostumbradas a la meditación, tienen una conciencia delicadísima, siempre atenta, dotada de una introspección aguda, que hace de su interior un espejo en que se reflejan las más pequeñas manchas de los acontecimientos diarios. La hicieron su maestra, esa voz que advierte y grita, no digo ya, al menor error, sino a la posibilidad de error, a lo que es humano, a la complacencia de lo que es el ser humano. Por esto, cuando se ponen frente a esta maestra, a este espejo límpido y claro, saben que no mentirá. Ahora los tranquiliza nuevamente y emprenden el camino.
"¡Oh qué dulce cosa es sentir que en nosotros no hay nada que desagrade a Dios! Saber que Él mira con agrado el corazón del hijo fiel y que lo bendice. De esto viene aumento de fe y de confianza, como de esperanza, fortaleza, paciencia. Ahora la tempestad ruge, pero pasará porque Dios me ama y sabe que lo amo, y no dejará de ayudarme otra vez". Así hablan los que tienen la paz que nace de una conciencia recta, que es reina de sus acciones.
Dije que eran "humildes porque eran realmente grandes". Pero ¿qué sucede en vuestras vidas? Que uno, no porque es grande, sino porque abusa de su poder, por su orgullo y por vuestra necia idolatría, jamás es humilde. Hay algunos desventurados que, solo por ser mayordomos de un poderoso, jefes de una ofician, o empleados en algún departamento, en una palabra, siervos de quienes los han hecho, se dan aires de semidioses. Y que si causan lástima...
Los tres Sabios eran realmente grandes. Ante todo por una virtud sobrenatural, después, por su ciencia, y finalmente por sus riquezas. Pero se tienen por nada: por polvo de la tierra, encomparación al Dios Altísimo que crea los mundos con su sonrisa y los esparce como granos para que los ojos de los ángeles se alegren con esos collares hechos de estrellas.

SE SIENTEN NADA RESPECTO AL DIOS ALTÍSIMO QUE CREÓ 
EL PLANETA. EL ESCULTOR INFINITO DE OBRAS SIN FIN

Se sienten nada respecto al Dios Altísimo que creó el planeta en que viven, y ha puesto en él toda clase de variedades. El Escultor infinito de obras sin fin, acá con un dedo puso una corona de colinas de suaves pendientes, allá picos y escarpaduras, cual si vértebras tuviese la tierra, y como si fuese un cuerpo gigantesco en que las venas son los ríos, la pelvis los lagos, el corazón los océanos, el vestido las forestas, los velos las nubes, los adornos los glaciales, gemas las turquesas y las esmeraldas, los ópalos y los berilos de todas las aguas que cantan, con las selvas y los vientos, cual un inmenso coro, las alabanzas a su Señor. 
Pero sienten que valen nada por su saber con respecto al Dios Altísimo de quien les llega su sabiduría, y que les ha dado ojos más potentes que los de sus pupilas: ojos del alma que sabe leer en las cosas las palabras que la mano humana no escribió, sino el pensamiento de Dios.
Se sienten nada pese a sus riquezas, que son un átomo en comparación de la riqueza del Dueño del universo, que esparce metales y joyas en los astros y planetas y riquezas sobrenaturales, riquezas inexhaustas, en el corazón de quien lo ama.

LLEGADOS ANTE UNA POBRE CASA NO MUEVEN LA CABEZA 
COMO DICIENDO: "IMPOSIBLE"

Y llegados ante una pobre casa, en la más pobre de las ciudades de Judá, no mueven la cabeza como diciendo: "Imposible", sino inclinan su cuerpo, se arrodillan, pero sobre todo inclinan el corazón y adoran. Allí detrás de esas pobres paredes, está Dios, el Dios a quien siempre han invocado, a quien jamás pensaron verlo ni por sueños. Lo invocaron por toda la humanidad, por "su" bien eterno. ¡Oh! solo deseaban poder verlo, conocerlo, poseerlo en la vida que no tiene ni auroras, ni crepúsculos.
Él está allá, detrás de aquellas paredes. ¿Quién sabe si el corazón del Niño, que siempre es el corazón de Un Dios, no sienta palpitar estos tres corazones inclinados sobre el polvo de el camino con "Santo, Santo, Santo. Bendito el Señor Dios nuestro. Gloria a Él en los cielos y paz a sus siervos. Gloria, gloria, gloria y bendición?" Ellos lo piden con un corazón tembloroso. Durante toda la noche y al siguiente día preparan su corazón por medio de la plegaria para entrar en comunicación con el Niño-Dios. No se acercan a este altar que es un regazo virginal que lleva la Hostia divina, como vosotros soléis acercaros con el alma llena de preocupaciones humanas.
Se olvidan del sueño, de la comida. Y si se ponen los vestidos más hermosos, no es por orgullo humano, sino para honrar al Rey de reyes. En los palacios de los soberanos, los dignatarios entran con sus mejores vestiduras ¿y no debían presentarse ante este Rey con sus vestiduras de fiesta? ¿Y qué fiesta más grande para ellos que esta?
¡Oh cuántas veces en sus lejanas tierras tuvieron que haberse arreglado por causa de los hombres,para ofrecerles alguna fiesta, para honrarlos. Justo era pues poner a los pies del Rey supremo la púrpura y los joyeles, las sedas y las plumas preciosas. Poner ante los pies, ante los delicados piececitos, las fibras de la tierra, sus piedras preciosas, sus plumas, sus metales -obras que son de Él- para que también todo adorara a su Creador. Y serían felices si el Pequeñito les ordenase extenderse por el suelo y formar una incomparable alfombra para que caminase sobre todo, Él que ha dejado las estrellas, por su causa.
Humildes y generosos. Obedientes a las "voces" de lo alto. Ordenan que se presenten sus dones al Recién nacido. Y los llevan. No dicen: "El es rico y no tiene necesidad. Es Dios y no conocerá la muerte". Obedecen. Fueron ellos los primeros en haber socorrido la pobreza del Salvador. ¡Cuán necesario será el oro cuando tenga que huir! ¡Cuán significativa esa mirra cuando tenga que morir! ¡Cuán santo ese incienso que olerá la hediondez de la lujuria humana que hala alrededor de su pureza infinita!.
Humildes, generosos, obedientes y respetuosos el uno para con el otro. Las virtudes siempre producen otras virtudes. Las virtudes que miran a Dios, son las que miran al prójimo. Resto, que es después caridad. Al de mayor edad se le deja que hable por todos, que sea el primero en recibir el beso del Salvador, de tomarlo por su manita. Los otros lo podrán volver a ver, pero él, no. Está viejo y su día en que regrese a Dios está cercano. Verá al Mesías después de su terrible muerte y lo seguirá, en el ejército de los salvados, cuando regrese al cielo, pero no lo verá sobre esta tierra; y así pues, cómo por viático, le concede que toque su manita y que la estreche.
Los otros no tiene ninguna envidia, antes bien su respeto hacia el viejo sabio aumenta. Más que ellos ha sido hecho digno, y por largo tiempo. El Niño-Dios lo sabe. Todavía no habla, Él, la Palabra del Padre,  pero sus acciones son palabra; y sea bendita su inocente palabra que señala a este como a su predilecto.
Hijos, hay otras dos enseñanzas que nacen de esta visión.
La actitud de José que sabe estar en "su" lugar. Presente cual custodio y tutor de la Pureza y Santidad; pero que no usurpa sus derechos. María con Jesús recibe los homenajes y oye las palabras. José se regocija con ello y  no se inquieta por ser una figura secundaria. José es un Justo: es el Justo. Y es siempre justo, aun en esta hora. Los humos no se le suben a la cabeza. Permanece humilde y justo.
Ve con gusto los regalos, porque piensa que con ellos podrá hacer que la vida de su Esposa y del dulce Niño sea más llevadera. José no los desea por ambición. Es un trabajador y seguirá trabajando. ¡Pero que sus dos amores tengan desahogo y consuelo! Ni él, ni los Magos saben que esos dones servirán cuando llegue la hora de huir y cuando vivan en  el destierro, en esas circunstancias en que las riquezas se esfuman, cual nubes empujadas por los vientos, y para cuando regresen a la patria, después de que todo perdieron, clientes y muebles, y tan sólo quedaron las paredes de la casa, que Dios protegió porque allí la Virgen recibió el Anuncio.
José es humilde, él, el custodio de Dios, de la Madre de Dios, hasta tomar las riendas cuando subían sobre sus cabalgaduras estos vasallos de Dios. Es un pobre carpintero, porque la fuerza de los poderosos le ha quitado su herencia cual merece por ser descendiente de David. Pero siempre es de estirpe real y sus acciones lo son. También de él está dicho: "Era humilde porque era realmente grande".

NO PUEDO RECHAZAR A MI MADRE, ES MENESTER 
IR A ELLA PARA QUE SEA VUESTRA ABOGADA.

La última enseñanza, que es muy consoladora.
Es María la que toma la mano de Jesús, que no sabe todavía bendecir, y hace que lo haga.
María es siempre la que toma la mano de Jesús y la que la guía. Aun ahora. Ahora que Jesús sabe bendecir. Algunas veces su mano llagada cae cansada y como sin esperanza porque sabe que es inútil bendecir. Vosotros echáis a perder mi bendición. Irritada se baja, porque me maldecís. Y entonces María es la que quita la ira de esta mano con besarla. ¡Oh, el beso de mi Madre! ¿Quién puede resistir a ese beso? Y luego toma con sus delgados y finos dedos, pero tan amorosamente imperiosos, mi pulso y me obliga a bendecir. No puedo rechazar a mi Madre, es menester ir a Ella para que sea vuestra Abogada.
Es mi Reina antes de que sea la vuestra; y su amor por vosotros tiene benevolencias, que ni siquiera el mío conoce. Y Ella, aun sin palabras, pero con las perlas de su llanto y con el recuerdo de mi Cruz, cuya configuración me hace trazar en el aire, habla por vuestra causa y me dice: "Eres el Salvador. Salva".
Este es, hijos, el "Evangelio de la fe" en la aparición de la escena de los Magos. Meditadlo e imitadlo para vuestro bien."
I. 191-196
A. M. D. G. et B. V. MARIAE!