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lunedì 17 giugno 2013

Maria!


Preghi Maria per il vostro presente di uomini, insidiato da tanti pericoli. “E nell’ora della morte”: preghi per voi nell’attimo decisivo della vita. “E nell’ora della morte”: ossia quando il vostro spirito colpito dal Male può perire.
  • Maria è la vincitrice di Satana. La morte vera quella dello spirito, non verrà in coloro che sanno pregare la Madre per l’ora della vita, per l’ora della terra, per l’ora della tentazione e per l’ora della morte. 8.11.43

  • Avete una Madre in Cielo, una Madre che vede su voi il Sangue del suo Figlio e che per quel Sangue vi ama come suoi stessi figli. Una Madre che è potente presso Dio per la sua triplice condizione di Figlia, Sposa e Madre di Dio. 8.11.43

  • Dal cuore della nostra Santa Trinità è venuta l'anima di Maria. Come scintilla scagliata dalla Volontà d'amore nostra, Ella s'è generata dai nostri tre amori e dai nostri tre desideri di possederla quale figlia, qual madre, qual sposa e a crearla abbiamo messo ogni nostra perfezione, perchè Ella era destinata a essere, la pietra dell'edificio del tempio vero, l'arca del patto nuovo, l'inizio della redenzione che come tutte le cose di Dio, porta del Dio Trino, il segno simbolico del Tre. 25.11.43

  • Alba serena del giorno della Redenzione, Ella viene a voi nel suo casto fulgore di Stella mattutina e di Alba paradisiaca. La sua cuna che si prepara a riceverla precorre di poco la mia, e il suo sorriso v'insegna il Gloria da cantare all'Eterno che nella sua Carità perfettissima ha compiuto per voi i due amorosi prodigi del Concepimento immacolato di Maria e della mia Incarnazione. 25.11.43

  • A Nazareth, la spregiata dai Giudei, di Me s'incinse la Benedetta. A Betlemme, la decaduta, secondo la supposizione superba dei Giudei, doveva Maria posare il suo bacio di Vergine sul Figlio di Dio e suo, apparso con fulgore di stella nella grotta da secoli ordinata a riceverlo. 26.11.43

  • Maria aveva in Sè il Fuoco Santissimo ed era fuoco. E le leggi della vita erano quasi annullate da questo vivere d'ardore. E sempre più si annullavano in quanto più l'incendio si avvicinava per mutarsi in carne testè nata, onde nel momento beato del mio apparire al mondo Ella sprofondò nell'estasi, nel fulgore del Centro di Fuoco da cui emerse portando sulle braccia il Fiore dell'Amore. 27.11.43
  • Maria amava nel suo Figlio Dio, a lei venuto con la Volontà, con il suo Amore, con la Sua Ubbidienza, a farsi Carne della sua Carne. 27.11.43

  • Maria era la Tutta Santa e portava il Santo dei santi. Possedeva perciò la perfezione della santità umana già talmente indiata, da essere quasi uguale a quella del suo Dio. Possedeva la Perfezione divina che si era vestita di carni chiedendole di nutrirla del suo sangue vergine, di formarla, di esserle rifugio per i nove mesi della sua formazione d’uomo. 28.11.43
  • Maria converte ora i cuori più duri e salva i peccatori più ostinati. Il ciclo del suo potere è iniziato dal giorno in cui – Stella che risale i Cieli – Ella assurse  a riposarsi nuovamente sul mio Cuore e a fare più bello per Me il Paradiso, a farlo completo, perché ora vi è Lei, la Mamma che ho amato infinitamente e alla quale devo tutto, come uomo, in compenso di tutto quanto da Lei ho avuto.
    La santificazione delle genti attraverso Maria si iniziò dal momento in cui lo Spirito la fece Madre e il Figlio di Dio prese carne nel suo beatissimo seno. 28.11.43

    Dio mio, 
    aiutami ad amarTi,
    per l'Immacolato Cuor di Maria 

giovedì 3 gennaio 2013

#LOS TRES SABIOS ADORAN AL SALVADOR Y EXPLICAN PORQUE VINIERON A ADORAR AL NIÑO



ADORACIÓN DE LOS TRES REYES







DESCRIPCIÓN DE LA CIUDAD DE BELÉN

Veo a Belén ciudad pequeña, ciudad blanca, recogida como una pollada bajo la luz de las estrellas.Dos caminos principales la cruzan en forma de cruz. La una viene del otro poblado y es el camino principal que continúa, la otra que viene de otro poblado, ahí se detiene. Varias callejuelas dividen este poblado, en que no se puede ver ningún plano con que se haya edificado, como nosotros pensamos, sino que ha seguido las conformaciones del terreno, lo mismo que las casas han seguido los caprichos del suelo y de su constructor. Volteadas unas a la derecha, otras a la izquierda, otras fabricadas en el ángulo respecto del camino que pasa cerca de ella, hacen que él tome la forma de una cinta que se tuerce, y no la de línea recta. Acá y allá se ve alguna plazoleta, que bien puede servir para mercado, bien para dar cabida a una fuente, o también porque se le construyó sin ningún plan, y se ha quedado allí como un trozo de tierra oblicuo, sobre el que no es posible construir algo.
Me parece que en el punto donde estoy es una de esas plazoletas irregulares. Debió haber sido cuadrada o al menos rectangular, pero se ha convertido en un trapecio, tan raro, que parece un triángulo agudo, achatado en el vértice. En el lado más largo, la base del triángulo, hay una construcción larga y baja. La más grande del poblado. Por fuera hay una valla lisa por la que se ven dos portones, que están ahora cerrados. Por dentro, en el cuadro, hay muchas ventanas que dan al primer piso, mientras abajo hay pórticos que rodean el patio en que hay paja y excrementos esparcidos; también hay estanques donde beben agua los caballos y otros animales. Sobre las rústicas columnas hay argollas donde se atan los animales, y a un lado hay un largo tinglado para meter rebaños o cabalgaduras. Caigo en la cuenta de quees el albergue de Belén.
En los otros dos lados iguales hay casas y casuchas, algunas que tienen enfrente algún huerto, otras que no lo tienen. Entre ellas hay unas que con su fachada dan a la plaza y otras con su parte posterior. En la otra parte más estrecha, dando de frente al lugar de las caravanas, hay una sola casita, con una escalera externa que llega hasta la mitad de la fachada de las habitaciones. Todas las casas están cerradas, porque es de noche. No se ve a nadie por la calle.

UNA ESTRELLA LLENA DE LUZ ILUMINA A BELÉN

Veo que en el cielo aumenta la luz de las estrellas, tan hermosas en el suelo oriental, tan resplandecientes y grandes que parecen estar muy cerca, y que sea fácil llegar a ellas, tocarlas. Levanto la mirada para saber cuál es la razón de que aumente la luz. Una estrella, de insólito tamaño que parece ser una pequeña luna, avanza en el cielo de Belén. Las otras parecen eclipsarse y hacerse a un lado, como las damas cuando pasa la reina, pues su esplendor las domina, las anula. De la esfera, que parece un enorme zafiro pálido, al que por dentro encendiera un sol, sale un rayo al que además de su color netamente zafiro, se unen otros, cual el rubio de los topacios, el verde de las esmeraldas, el de ópalos, el rojizo de los rubíes, y los dulces centelleos de las amatistas. Todas las piedras preciosas de la tierra están en ese rayo que rasga el cielo con una velocidad y movimiento ondulante como si fuese algo vivo. El color que predomina es el que mana del centro de la estrella: el hermosísimo color de pálido zafiro, que pinta de azul plateado las casas, los caminos, el suelo de Belén, cuna del Salvador.
No es ya la pobre ciudad, que por lo menos para nosotros no pasa de ser un rancho. Es una ciudad fantástica de hadas en que todo es plata. Y el agua de las fuentes, de los estanques es un líquido diamantino.
La estrella con un resplandor mucho más intenso se detiene sobre la pequeña casa que está en el lado más estrecho de la plazuela. Nadie la ve porque todos duermen, pero la estrella hace vibrar más sus rayos y su cola vibra, ondea más fuerte trazando como semicírculos en el cielo, que se enciende de todo con esta red de astros que arrastra consigo, con esta red llena de piedras preciosas que brillan tiñendo con los más vagos colores las otras estrellas, como para decirles una palabra de alegría.
La casucha está sumergida en este fuego líquido de joyas. El techo de la pequeña terraza, la escalerilla de piedra oscura, la puertecilla, todo es como si fuese un bloque de plata pura, espolvoreado con diamantes y perlas. Ningún palacio real de la tierra jamás ha tenido ni tendrá una escalera semejante a este, por donde pasan los ángeles, por donde pasa la Madre de Dios. Sus piececitos de Virgen Inmaculada pueden posarse sobre ese cándido resplandor, sus piececitos destinados a posarse sobre las gradas del trono de Dios.
Pero la Virgen no sabe lo que pasa. Vela junto a la cuna de su Hijo y ora. En su alma tiene resplandores que superan en mucho los resplandores de la estrella que adorna las cosas.

UNA CARAVANA AVANZA POR EL CAMINO PRINCIPAL

Por el camino principal avanza una caravana. Caballos enjaezados y otros a quienes se les trae de la rienda, dromedarios y camellos sobre los que alguien viene cabalgando, o bien tirados de las riendas. El sonido de las pezuñas es como un rumor de aguas que se mete y restriega las piedras del arroyo. Llegados a la plaza, se detienen. La caravana, bajo los rayos de la estrella, es algo fantástico. Los arreos, los vestidos de los jinetes, sus rostros, el equipaje, todo resplandece al brillo de la estrella, metales, cuero, seda, joyas, pelambre. Los ojos brillan, de las bocas la sonrisa brota porque hay otro resplandor que ha prendido en sus corazones: el de una alegría sobrenatural.

TRES HOMBRES PODEROSOS, SE POSTRAN, 
BESAN EL POLVO Y 
VENERAN LA CASA DONDE ESTÁ LA CASA DEL SALVADOR

Mientras los siervos se dirigen al lugar donde se hospedan las caravanas, tres bajan de sus respectivos animales, que un siervo lleva a otra parte, y van a la casa a pieSe postran, con la frente en el suelo.Besan el polvoSon tres hombres poderosos. Lo indican sus riquísimos vestidos. Uno de piel muyoscura que bajó de un camello, se envuelve en una capa de blanca seda, que se sostiene en la frente y en la cintura con un cinturón precioso, y de este pende un puñal o espada que en su empuñadura tiene piedras preciosas. Los otros dos han bajado de soberbios caballos. El uno está vestido con una tela de rayas blanquísimas en que predomina el color amarillo. El capucho y el cordón parecen una sola pieza de filigrana de oro. El otro trae una camisola de seda de largas y anchas mangas unida al calzón, cuyas extremidades están ligadas en los pies. Está envuelto en finísimo manto, que parece un jardín por lo vivo de los colores de las flores que lo adornan. En la cabeza trae un turbante que sostiene una cadenilla engastada en diamantes.
Después de haber venerado la casa donde está el Salvador, se levantan y se van al lugar de las caravanas, donde están los siervos que pidieron albergue.

***

Es después del mediodía. El sol brilla en el cielo. Un siervo de los tres atraviesa la plaza, por la escalerilla de la pequeña casa entra, sale, regresa al albergue.

LOS TRES SABIOS ADORAN AL SALVADOR

Salen los tres personajes seguidos cada uno de su propio siervo. Atraviesan la plaza. Los pocos peatones se voltean a mirar a esos pomposos hombres que lenta y solemnemente caminan. Desde que salió el siervo y vienen los tres personajes ha pasado ya un buen cuarto de hora, tiempo suficiente para que los que viven en la casita se hayan preparado a recibir a los huéspedes.
Vienen ahora más ricamente vestidos que en la noche. La seda resplandece, las piedras preciosas brillan, un gran penacho de joyas, esparcidas sobre el turbante del que lo trae, centellea.
Un siervo trae un cofre todo embutido con sus remaches en oro bruñido. Otro una copa que es una preciosidad. Su cubierta es mucho mejor, labrada toda en oro. El tercer una especie de ánfora larga, también de oro, con una especie de tapa en forma de pirámide, y sobre su punta hay un brillante. Deben pesar, porque los siervos los traen fatigosamente, sobre todo el que trae el cofre.
Suben por la escalera. Entran. Entran en una habitación que va de la calle hasta la parte posterior de la casa. Se va al huertecillo por una ventana abierta al sol. Hay puertas en las paredes, y por ellas se asoman los propietarios: un hombre, una mujer, y tres o cuatro niños.
María está sentada con el Niño en sus rodillas. José a su lado, de pie. Se levanta, se inclina cuando ve que entran los tres Magos. Ella trae un vestido blanco que la cubre desde el cuello hasta los pies. Trenzas rubias adornan su cabecita. Su rostro está intensamente rojo debido a la emoción. En sus ojos hay una dulzura inmensa. De su boca sale el saludo: "Dios sea con vosotros". Los tres se detienen por un instante como sorprendidos, luego se adelantan, y se postran a sus pies. Le dicen que se siente.
Aunque Ella les invita a que se sienten, no aceptan. Permanecen de rodillas, apoyados sobre sus calcañales. Detrás, a la entrada, están arrodillados los siervos. Delante de sí han colocado los regalos y se quedan en espera.
Los tres Sabios contemplan al Niño, que creo que tiene ahora unos nueve meses o un año. Está muy despabilado. Es robusto. Está sentado sobre las rodillas de su Madre y sonríe y trata de decir algo con su vocecita. Al igual que la mamá, está vestido completamente de blanco. En sus piececitos trae sandalias. Su vestido es muy sencillo: una tuniquita de la que salen los piececitos intranquilos, unas manitas gorditas que quisieran tocar todo; sobre todo su rostro en que resplandecen dos ojos de color azul oscuro. Su boquita se abre y deja ver sus primeros dientecitos. Los rizos parecen rociados con polvo de oro por lo brillantes y húmedos que se ven.

LOS TRES MAGOS EXPLICAN PORQUE VINIERON A 
ADORAR AL NIÑO

El más viejo de los tres habla en nombre de todos. Dice a María que vieron en una noche  del pasado diciembre, que se prendía una nueva estrella en el cielo, de un resplandor inusitado. Los mapas del firmamento que tenían, no registraban esa estrella, ni de ella hablaban. Su nombre era desconocido.Nacida por voluntad de Dios, había crecido para anunciar a los hombres una verdad fausta, un secreto de Dios. Pero los hombres no le habían hecho caso, porque tenían el alma sumida en el fango. No habían levantado su mirada a Dios, y no supieron leer las palabras que Él trazó - siempre sea alabado- con astros de fuego en la bóveda de los cielos.
Ellos la vieron y pusieron empeño en comprender su voz. Quitándose el poco sueño que concedían a sus cansados cuerpos, olvidando la comida, se habían sumergido en el estudio del zodíaco. Las conjunciones de los astros, el tiempo, la estación, el cálculo de las horas pasadas y de las combinaciones astronómicas les habían revelado el nombre y secreto de la estrella. Su nombre: "Mesías." Su secreto: "Es el Mesías venido al mundo." Y vinieron a adorarlo. Ninguno de los tres se conocía. Caminaron por montes y desiertos, atravesaron valles y ríos, hasta que llegaron a Palestina porque la estrella se movía en esta dirección. Cada uno, de puntos diversos de la tierra, se había dirigido a igual lugar. Se habían encontrado de la parte del Mar Muerto. La voluntad de Dios los había reunido allí, y juntos habían continuado el camino, entendiéndose, pese a que cada uno hablaba su lengua, y comprendiendo y pudiendo hablar la lengua del país, por un milagro del Eterno.
Juntos fueron a Jerusalén, porque el Mesías debe ser el Rey de Jerusalén, el Rey de los judíos. Pero la estrella se había ocultado en el cielo de dicha ciudad, y ellos habían experimentado que su corazón se despedazaba de dolor y se habían examinado para saber si habían en algo ofendido a Dios. Pero su conciencia no les reprochó nada. Se dirigieron a Herodes para preguntarle en qué palacio había nacido el Rey de los judíos al cual habían venido a adorar. El rey, convocados los príncipes de los sacerdotes y los escribas, les preguntó que dónde nacería el Mesías y que ellos respondieron: "En Belén de Judá."

LE OFRECEN SUS POBRE DONES: 
EL ORO COMO CONVIENE A UN REY;
 EL INCIENSO, COMO ES PROPIO DE DIOS; 
Y LA MIRRA, PARA TI MADRE, 
PORQUE TU HIJO ES HOMBRE ADEMÁS DE 
DIOS, Y BEBERÁ DE LA VIDA HUMANA SU AMARGURA, 
Y LA LEY INEVITABLE DE LA MUERTE.

Ellos vinieron hacia Belén. La estrella volvió a aparecerse a sus ojos, al salir de la Ciudad santa, y la noche anterior había aumentado su resplandor. El cielo era todo un incendio. Luego se detuvo la estrella, y juntando las luces de todas las demás estrellas en sus rayos, se detuvo sobre esta casa. Ellos comprendieron que estaba allí el Recién nacido. Y ahora lo adoraban, ofreciéndole sus pobres dones y más que otra cosa su corazón, que jamás dejará de seguir bendiciendo a Dios por la gracia que les concedió y por amar a su Hijo, cuya Humanidad veían. Después regresarían a decírselo a Herodes porque él también deseaba venir a adorarlo.
"Aquí tienes el oro, como conviene a un rey; el incienso como es propio de Dios, y para ti, Madre, la mirra, porque tu Hijo es Hombre además de Dios, y beberá de la vida humana su amargura, y la ley inevitable de la muerte. Nuestro amor no quisiera decir estas palabras, sino pensar que fuese eterno en su carne, como eterno es su Espíritu, pero, ¡oh mujer!, si nuestras cartas, o mejor dicho, nuestras almas, no se equivocan, Él, tu Hijo, es el Salvador, el Mesías de Dios, y por esto deberá salvar la tierra, tomar en Sí sus males, uno de los cuales es el castigo de la muerte. Esta mirra es para esa hora, para que los cuerpos que son santos no conozcan la putrefacción y conserven su integridad hasta que resuciten. Que Él se acuerde de estos dones nuestros, y salve a sus siervos dándoles su reino. Por tanto, para ser nosotros santificados, Vos, la Madre de este Pequeñuelo nos lo conceda a nuestro amor, para que besemos sus pies y con ellos descienda sobre nosotros la bendición celestial."
María, que no siente ya temor ante las palabras del Sabio que ha hablado, y que oculta la tristeza de las fúnebres invocaciones bajo una sonrisa, les presenta su Niño. Lo pone en los brazos del más viejo, que lo besa y lo acaricia, y luego lo pasa a los otros dos.
Jesús sonríe y juguetea con las cadenillas y las cintas. Con curiosidad mira, mira el cofre abierto que resplandece con color amarillento, sonríe al ver que el sol forma una especie de arco iris, al dar sobre la tapa donde está la mirra.
Después los tres entregan a María el Niño y se levantan. También María se pone de pie. Se hacen mutua inclinación después que el más joven dio órdenes a su siervo y salió. Los tres hablan todavía un poco. No se deciden a separarse de aquella casa. Lágrimas de emoción hay en sus ojos. Se dirigen en fin a la salida. Los acompañan María y José.
El Niño quiso bajar y dar su manita al más anciano de los tres, y camina así, asido de la mano de María y del Sabio, que se inclinan para llevarlo de la mano. Jesús todavía tiene ese paso bamboleante de los pequeñuelos, y ríe golpeando sus piececitos sobre las líneas que el sol forma sobre el piso.

MARÍA TOMA LA MANITA DE JESÚS Y LO GUÍA HACIENDO 
QUE HAGA UN GESTO DE BENDICIÓN 
SOBRE LA CABEZA DE CADA MAGO.

Llegados al dintel -no debe olvidarse que la habitación es muy larga- los tres arrodillándose nuevamente,besan los pies de Jesús. María se inclina al Pequeñuelo, lo toma de la manita y lo guía, haciéndole que haga un gesto de bendición sobre la cabeza de cada Mago. Es una señal algo así como de cruz, que los deditos de Jesús, guiados por la mano de María, trazan en el aire.
Luego los tres bajan la escalera. La caravana está esperándolos. Los enjaezados caballos resplandecen con los rayos del atardecer. La gente está apiñada en la plazoleta. Se acercó a ver este insólito espectáculo.
Jesús ríe, batiendo sus manecitas. Su Madre lo ha levantado en alto y apoyado sobre el pretil que sirve de límite al suelo, y lo ase con un brazo contra su pecho para que no se caiga. José ha bajado con los tres Magos, y les detiene las cabalgaduras, mientras sobre ellas suben.
Los siervos y señores están sobre sus animales. Se da la orden de partir. Los tres se inclinan profundamente sobre su cabalgadura en señal de postrer saludo. José se inclina. También María, y vuelve a guiar la manita de Jesús en un gesto de adiós y bendición.
I. 184-191
A. M. D. G. et B.V.MARIAE

sabato 31 dicembre 2011

BETHLEHEM - GOLGOTA - SURREXIT!

BETHLEHEM

GOLGOTA

SURREXIT!




Betlemme-Golgota-Risurrezione: 
3 tappe rivissute dalla Vergine SS.ma e da tutti i Santi, 
nella luce della santa Messa e del Tabernacolo.

Disse Gesù

<<Chi vuol venire dietro a Me: 
rinneghi se stesso, 
prenda la sua croce, 
e mi segua>>.

COR MUNDUM CREA IN ME, DEUS!

O Mater mea et spes mea, Maria, 
Tu quoque exaudi me et ora Iesum pro me.


AVE MARIA!
AMDG et BVM

sabato 4 giugno 2011

E' SABATO: GIORNO DI MARIA SS.MA




 ...E perciò preghiamo per i Sacerdoti della Santa Chiesa.
Essi hanno ricevuto un potere che li rende simili alla nostra Mamma Celeste.

    Nella celebrazione della santa Messa, anch'essi generano Gesù.
Cristo si fa realmente presente nell'Ostia consacrata per mezzo della loro parola; presente con il suo corpo, con il suo sangue, con la sua anima, con la sua divinità.

 Senza Sacerdoti non c'è presenza eucaristica.
Certo la venuta di Gesù avviene sempre nel mistero. La candida apparenza del pane nasconde la sua Divinità. Ma come a Betlemme così ora il Figlio di Dio E' realmente presente.

C'è però chi dubita, e fa dubitare.

E così si propaga l'indifferenza verso il Sacramento Eucaristico, si spegne l'adorazione e la preghiera, aumentano i sacrilegi di chi vi si accosta in stato di peccato mortale.

E molti celebrano e non ci credono più, fino a negare la presenza reale di Gesù, o a limitarla al solo momento della santa Messa, oppure riducendola a presenza solo spirituale e simbolica.
Ma la dottrina insegnata dal Magistero e dal Papa non è cambiata.

Ecco perché occorre pregare molto per i Sacri Ministri. Nella Chiesa quasi si sta spegnendo il profumo della adorazione e del santo Sacrificio. E quell'abominio della desolazione, che è già entrato nel Tempio santo di Dio, giunge quasi al culmine.

Se Gesù, come a Betlemme, in verità, rinasce di nuovo sulla pietra dell'altare, dove è generato dai suoi Sacerdoti, occorre adorarLo  con Maria, ricolmarLo di amore con Lei, con la Vergine consolarLo e ringraziarLo, con Lei riparare per le offese, il gelo e la grande indifferenza e irriverenza di cui è circondato.

Con i santi Pastori e i santi Re Magi difendiamo Gesù con la nostra vita, pronti a donare per Lui il nostro sangue.

E COSI' Gesù tornerà a illuminare questo mondo che vuole salvo col suo amore misericordioso.

"Cuore Immacolato di Maria, Madre e Regina dei tuoi Sacerdoti e delle Famiglie a Te consacrate, prega per noi".

AMDG et BVM.